domingo, 26 de febrero de 2023

En playa de población costera de EEUU, detuvieron erosión con rudimentario método

 

En playa de población costera de EEUU, detuvieron erosión con rudimentario método

Por Adán Salgado Andrade

 

La elevación del nivel del mar, ya es inevitable. El calentamiento global, está derritiendo aceleradamente polos y glaciares, cuya agua, va a los océanos, incrementando dicho nivel.

El enorme glaciar Doomsday, en la Antártida, se está derritiendo más pronto de lo que se pensaba. Cuando se haga agua, elevaría el nivel del mar unos tres metros. Además, su colapso, llevaría a toda la Antártica, el masivo cuerpo de hielo que todavía tiene el planeta en el polo sur, a una destructiva elevación de unos siete metros del mar (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/01/cuando-el-glaciar-doomsday-se-derrita.html).

Varias ciudades costeras, como Nueva York, Londres, Yakarta y otras, así como tantas comunidades que se encuentran cerca de la orilla del mar, desaparecerían irremediablemente (ver: https://www.msn.com/es-mx/noticias/mundo/pa%C3%ADses-que-van-a-desaparecer-seg%C3%BAn-la-onu/ar-AA17Vbn2). 

De hecho, ya hay comunidades enteras en Indonesia, por ejemplo, que han debido ser abandonadas por sus habitantes, pues ya el mar las ha inundado permanentemente. Han perdido sus hogares y patrimonios por ese creciente problema (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/10/la-elevacion-del-mar-ya-inundo.html).

También, varias islas, sobre todo, pequeñas, han ido perdiendo su costa, que se va desmoronando por un mar cada vez más alto y agitado. Es el caso de las islas canadienses Magdalenas, en donde se está pensando emplear sendas conglomeraciones rocosas para ver si se puede detener ese destructivo proceso (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/07/como-se-estan-erosionando-unas-islas.html).

Países como Japón o Estados Unidos, han ido construyendo muros y diques en ciudades costeras, para detener a un más fuerte oleaje y un más alto mar. Pero mientras ese problema resuelve en algo las inundaciones de los sitios en donde se construyen – ciudades grandes, generalmente –, el agua que detienen, se dispersa y se va hacia otras partes, inundando comunidades que no tienen los recursos para construir esas moles de concreto armado (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/08/los-muros-costeros-para-detener-el-agua.html).

Una de tales comunidades, se halla en Estados Unidos, en la parte costera de Washington. North Cove es su nombre y tiene una playa que se está – o estaba – deshaciendo, hasta que uno de sus pobladores halló una solución, rudimentaria, pero que está funcionando. Es lo que expone Sarah Trent en su artículo “No más erosión: una barrera experimental en una playa, podría ser la clave para restituir costas que han ido desapareciendo”, publicado por el portal digital Hakai Magazine (ver: https://hakaimagazine.com/features/washaway-no-more-an-experimental-beach-barrier-could-be-key-to-rebuilding-eroding-coastlines/).

Dice Trent que en ese pueblo, existe una playa apodada Washaway Beach (playa que se deshace), ya que por la citada erosión marina, el oleaje, las tormentas, los huracanes, represas y presas cercanas, se ha ido acabando con el límite original.

Cita a David Cottrell, un cultivador local de cramberries, que además tiene a su cargo el drenaje local.

“Yo nací aquí, y esta playa era linda, jugábamos y nadábamos. Pero el mar, se la ha ido comiendo”, explica. Dice Trent que North Cove ha perdido más de diez kilómetros cuadrados de tierra, un faro, una enlatadora de pescado y 160 estructuras, como casas, almacenes y así.

Y la única carretera que comunica al poblado, está amenazada.

“No teníamos nada que perder”, dice Cottrell, así que un día compró $400 dólares de piedras “y las arrojé en una orilla, para ver qué sucedía. Me inspiraron las playas que están pedregosas”.

Eso fue en el 2016. “y el experimento, desde entonces, ha crecido y formado promontorios rocosos que se  mueven junto con las olas y juntan arena, lo que ha reconstruido la playa”.

Una foto muestra las capas de piedras regadas en el terreno inclinado de las playas. Todas esas piedras, han juntado arena. Sobre la arena, crecen pastos de dunas y otras plantas, los que ayudan también a consolidar la arena recolectada. La imagen, no es de una playa paradisiaca, pero si ha ayudado a reponerla, pues no importa. No se podrá nadar en ella, pero se ha detenido en esa parte de la costa la erosión.

“Como resultado, varios ingenieros están revisando la técnica, que se parece más a las dunas y promontorios que las olas han formado durante siglos y que los nativos usan para cultivar almejas”.

De hecho, el daño en esa playa era tan grande, que ya ni siquiera estaba contemplada para un plan de rescate. Más bien, se estaba buscando reubicar a su gente.

Fue una solución simple, pues cuando las olas llegan, en lugar de que el agua golpee a la playa, se esparce, gracias a las rocas, las que han ido asentándose. “Luego, la arena se coló entre ellas y allí se quedó”, señala Trent.

Otra foto muestra a los pastos de dunas que crecen entra la arena y la afianzan todavía más. En las mencionadas Magdalenas, grupos locales de ecoactivistas, usan un método similar, empleando viejas trampas de langostas, que son como un entramado de varas, que asientan en la arena que todavía queda, para que la retengan, además de que también siembran esos pastos de dunas.

Nada de eso se tendría que hacer si se respetaran ecosistemas costeros, como manglares, los que evitan que tales costas se deshagan. Pero se destruyen con tal de construir lujosas zonas hoteleras, las que luego, irónicamente, son afectadas o inundadas por tormentas y huracanes.

Lo que hizo Cottrell, impulsó a que toda la comunidad, incluyendo a nativos de la vecina tribu Shoalwater Bay Tribe, expandiera el proyecto. “Solicitaron $600 mil dólares en apoyos y comenzaron a comprar piedras y a tirarlas en las orillas de la playa, como había hecho Cottrell. Y tales playas han ido de nuevo creciendo, hasta quince metros por año y lo siguen haciendo”.

Cottrell trabaja con Lauren Bauernschmidt, una bióloga del Departamento de Pesca y Vida Silvestre. Entre ambos, están buscando mayor financiamiento de las agencias involucradas, para seguir con el proyecto.

Pero hay una saliente en la playa, en forma de dedo, en donde el método no se ha aplicado, por la renuencia de su propietario. “Se sigue comiendo mi propiedad”, dice Ed Borden, el dueño de ese terreno rodeado por mar, excepto en la estrecha parte que lo une con el resto de la playa. Al centro, está la solitaria casa del hombre. De seguir la erosión, podría convertirse en una isla, pues quedaría incomunicada. Dice que sólo necesita maquinaria pesada para apilar grandes rocas.

Cottrell le insiste en que prueben con su método, “con eso, obtendrías una playa de nuevo. Y nada mejor que una playa para disipar toda esa energía del mar”.

Quizá se decida Borden a hacerlo. De lo contrario, tendría que abandonar el sitio, por inhabitable, como ya hacen cientos de personas cada año, pues sus terruños ya están inundados, sufren fuertes sequías, megaincendios forestales o terribles terremotos – como el de febrero del 2023 en Turquía –, que los llevan a abandonar todo su patrimonio, con tal de sobrevivir (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/01/los-refugiados-climaticos.html).

Como dice Trent, lo único que hizo Cottrell fue usar un método natural, que por siglos va sedimentando las playas con arena.

De hecho, es frecuente que los ríos se deban de desazolvar, o sea, dragar arena, pues los fondos se van enarenando por distintos obstáculos que hay, como piedras o troncos sumergidos, que van acumulando arena.

Fue lo que Cottrell hizo.

Y es lo que debemos de hacer, analizar cómo la Naturaleza trabaja, para corregir tantos problemas que  las excesivas contaminación y depredación ambiental han ocasionado.

La Naturaleza es sabia. Y así como nos ayuda, así nos va a destruir, si seguimos afectándola.

 

Contacto: studillac@hotmail.com