martes, 26 de julio de 2011

De nueva cuenta la fiebre del oro o de cómo EU está quebrando

De nueva cuenta la fiebre del oro o de cómo EU está quebrando

Por Adán Salgado Andrade

Desde noviembre del 2010 y hasta finales de junio el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, el señor Bern Bernanke, lanzó una iniciativa financiera llamada “quantitative easing”, (respiro cuantitativo), en su segunda fase, QE2, con la finalidad de que el gobierno comprara alrededor de $600,000 millones de dólares de los bonos del tesoro (treasury bonds) emitidos precisamente por el mismísimo gobierno, los cuales representan millones de dólares regados por todo el mundo, es decir deuda. Así, en promedio, se adquirieron $75,000 millones mensuales de dichos papeles bursátiles, todo para evitar un muy probable colapso de tales bonos, así como para evitar o aminorar otro nuevo, fuerte descalabro de la economía estadounidense, peor, incluso, del que ha estado sufriendo desde el 2008, como veremos.

El déficit fiscal federal estadounidense suma ya $1.6 billones de dólares ($1,600,000 millones de dólares, más o menos 1.6 veces el PIB que tuvo México en el 2010) y una manera de, digamos, “financiar” ese déficit (o más bien ocultarlo y tratar de prevenir el desastre que viene, como analizo más adelante), ha sido a través de la venta de tales bonos del tesoro, desde hace muchos años (algo que normalmente hacen todos los gobiernos, pero que el de EU, aprovechando su declinante dominio económico, en los años recientes, ha sobrevendido dichos bonos y ya ha sobrepasado su capacidad de pago, ya no digamos para recomprarlos, sino ni siquiera para pagar los intereses que devengan dichos bonos). Obviamente que en esos viejos tiempos, con la entonces digamos que aceptable economía estadounidense (por lo menos, no tan deficitaria y débil, al borde del colapso, como lo es en la actualidad), era muy atractivo adquirir bonos del tesoro, pues se trataba de una muy sólida manera de asegurar una futura, cómoda y aceptable inversión, sobre todo en ese país, tan dado a la “fiebre inversionista”, en donde los ávidos inversionistas están siempre a la caza de las mejores “oportunidades” de invertir su dinero y sacar rápidas y muy buenas ganancias (ver en este mismo blog mi artículo: Oportunista capitalismo salvaje o de cómo enriquecerse con guerras, desastres y enfermedades).

Sin embargo, las constantes crisis y recesiones económicas habidas desde entonces, especialmente la iniciada en el 2008 (que aún no concluye, y, al contrario, está empeorando), provocada por la burbuja inmobiliaria, han tenido el efecto de disminuir gradualmente el interés que han rendido tales bonos, que llegó a ser de un 7%, y que actualmente se ubica en un magro 3%, teniéndolos 10 años como mínimo (las tasas de interés bajan durante las crisis como una manera de alentar tanto el consumo, así como la inversión. Por ejemplo, otro país que no ha remontado la crisis económica que sufre desde mediados de los 90’s es Japón, provocada también por una burbuja inmobiliaria, el cual ahora, con el temblor, tiene muchos más graves problemas económicos. Desde hace muchos años, mantiene su tasa de interés cercana al 1%, pero ni así ha salido de la hecatombe financiera y económica).

Parecería absurdo que el propio gobierno se compre sus bonos del tesoro, pero eso es para, en primer lugar, no haber tenido que pagar los intereses prometidos, especialmente durante la “peor” fase de la crisis (como señalo antes, que, al contrario, empeorará aún más). En segundo lugar, es una manera artificial de elevar el atractivo que dichos bonos tengan entre los posibles compradores, que consideren que invertir su dinero en documentos fiscales tan aparentemente seguros, sigue siendo una “gran oportunidad”.

Sin embargo, como cada vez son menos atractivos o de plano ya no, por esa razón Bernanke se puso a comprarlos, a ver si la gente se anima. Sobre todo porque el 3% ofrecido a diez años de tenerlos, es, según los analistas, de reírse. Comparado tal rendimiento con la inflación promedio al consumidor, de 3.6%, o la de los fabricantes, de 7.2% (ésta, se pasa a los consumidores), no es negocio (además, con tantas especulativas inversiones privadas, que pueden ofrecer intereses muchas veces superiores y en menor plazo, y que a pesar de la crisis siguen existiendo, ¡pues menos!).

Pero esos bonos tan masivamente comprados, ahora, de nueva cuenta, requieren venderse, con tal de que el gobierno pueda financiar su déficit fiscal (esto, en pocas palabras, significa que el gobierno de EU está gastando más de lo que puede pagar). El problema que tiene Bernanke es que sus tradicionales compradores, que eran China y Japón, fuertes tenedores en el pasado de los bonos del tesoro, ahora ya no están dispuestos a seguir cargando con el déficit fiscal del gobierno de EU, sobre todo, en vista de que no tiene caso meter más dinero bueno al malo, como se dice, pues es claro que EU no tiene ya capacidad de pago, está quebrado (EU está actuando, permítaseme la analogía, como un banco sin fondos o una empresa en bancarrota, que pueden seguir emitiendo y vendiendo sus acciones, prometiendo altos intereses, sólo para pagar sus deudas con el dinero obtenido, pero si en determinado momento los tenedores de dichas acciones solicitan su dinero, más los intereses prometidos, entonces el engaño se cae, junto con la empresa generadora del fraude). De hecho, China se ha desecho de más del 8% de los bonos del tesoro estadounidenses que tenía, como medida de precaución por lo que pueda venir. Japón no lo ha hecho, pero ahora con sus incrementados problemas económicos, sobre todo por el terremoto (que le va a costar unos $300,000 millones de dólares en gastos de reconstrucción y unos diez años), mucho menos podrá comprar más de esos bonos (que ya casi son chatarra, según señalan algunos analistas).

Así que al prácticamente no haber compradores, el déficit de EU no podrá aliviarse y se avizora lo que se ha dado en llamar en la jerga de Wall Street un “colapso del mercado de los bonos” (bond market crash), que algunos ubican tan cercano como este próximo diciembre. Eso, señalan en Wall Street, será el comienzo de la cuenta regresiva para que los problemas económicos generados por la actual crisis empeoren aún más y generen más graves complicaciones, entre otras una inflación sin precedentes en la historia de EU (algo así como el “error de diciembre” mexicano de 1994). He platicado con algunos amigos de ese país y me confirman que, en efecto, cosas como los combustibles o los alimentos están cada vez más caros. Sobre todo, al emplear al maíz como base para hacer etanol, en lugar de que sirva para alimentarse en este cada vez más hambriento mundo, también ha contribuido mayormente a tal encarecimiento, me han señalado.

De acuerdo, por ejemplo, con el analista Porter Stansberry, director de la firma de investigación financiera Stansberry & Associates, ubicada en Baltimore, “Estados Unidos está en las primeras fases de una crisis que sacudirá sus fundamentos esenciales”. Y alude a recientes protestas sociales que han tenido lugar en estados como Wisconsin, Indiana, Ohio y Kansas. Incluso menciona todos los movimientos antigubernamentales que ha habido en países supuestamente desarrollados, como Inglaterra, Francia, España, Italia, Alemania, Grecia (que este país, también, está totalmente quebrado y es una causa adicional que recrudecerá la actual crisis). Según Stansberry, el colapso económico estadounidense comenzó a generarse desde el 2008, cuando el gobierno decidió “resolver” la crisis de enorme deuda y déficit fiscal, simplemente imprimiendo billones de dólares, sin un apoyo económico real. Para que se comprenda mejor esta parte, supongamos que lo que un gobierno vale, sus activos, digamos, son cien millones de dólares. En teoría, sólo puede haber circulante, o sea, papel moneda, en un monto similar, es decir, esos cien millones de dólares, con tal de que exista un equilibrio financiero. Esto es lo mismo a que si se tratase de un trabajador que sólo gastara lo que realmente tuviera de dinero. Pero si en cierto momento, ese gobierno gasta cada vez más y más, su momentánea ventaja es que puede imprimir dinero, a diferencia del trabajador, que no puede hacerlo. Y si el gobierno cada vez aumenta la impresión de dinero, llegará el momento en que éste sea tanto, que el valor nominal de cada billete no corresponda con su valor real. Siguiendo con el ejemplo dado, si el gobierno imprime 200 millones de dólares, cada billete de a cien dólares, en realidad valdrá cincuenta. Si el gobierno imprime 400 millones, cada billete de a cien, valdrá ahora 25… y así por el estilo. Como cada vez el dinero valdrá menos, todo lo que se deba de comprar costará más caro (la gente seguirá ganando lo mismo) y eso comenzará a incrementar los índices inflacionarios más y más… hasta llegar a procesos de incrementos de precios tan fuertes, como los que caracterizaron a muchas economías latinoamericanas en los 80’s, incluida la mexicana, en que se daban índices inflacionarios de hasta 2000, 3000% (o sea, un producto que valía 100 unidades monetarias al principio del año, terminaba costando 2000 o 3000 unidades monetarias hacia el final).

Eso, además de los agravantes económicos, declara Stansberry, generará muy fuertes tensiones a lo largo y ancho de EU, tal y como si se tratara de un país latinoamericano, por ejemplo, Argentina o Chile de los setentas.

Véase cómo el capitalismo salvaje en que vivimos es tan destructivo que hasta a sus propias cunas y santuarios, como hasta hoy lo ha sido EU, su defensor acérrimo, al final está sufriendo los mismos males que ya antes el resto del mundo, sobre todo los países atrasados, hemos experimentado.

Otro analista, el señor Martin Weiss, fundador y presidente de la firma Weiss Research, declara que “¡Un Apocalipsis estadounidense se aproxima. Desmedido gasto gubernamental, deudas enormes, descontrolada impresión de dinero, inimaginable cobardía política, están por perpetrar un enorme impacto en los ciudadanos estadounidenses. Ahora que esas enormes deudas están comenzando a implosionarse, y que el dólar está devaluándose en todo el mundo, el estilo de vida estadounidense cambiará radicalmente. Millones de estadounidenses están por perder su ingreso, sus ahorros, su poder adquisitivo y sus casas” (ya de por sí muchos perdieron sus casas con el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, el origen de la actual crisis o hasta sus fondos de pensiones, por los desfalcos financieros).

Y en efecto, muchos ciudadanos de ese país comienzan ya a sentir los efectos devastadores que la crisis provocó, agravados por la manera tan elitista en que Obama trató de “resolverla”, rescatando sólo a los bancos: han perdido cientos de miles sus trabajos, sus casas, sus fondos de pensión, sus ahorros… el tan presumido “american way of life” es cosa del pasado, algo que en la actualidad no es ni remotamente vigente para las grandes mayorías.

Y hay que recalcar que los analistas que mencioné arriba no son sociólogos marxistas, ni mucho menos, son analistas financieros y expertos en inversiones, que se han atrevido a hacer declaraciones tan aparentemente “radicales”, dada la gravedad del problema que se viene.

Aun así, hasta de crisis como la actual, hay pequeños grupos que le sacan jugo a todo y sólo ven la oportunidad de hacer más dinero y enriquecerse.

Como es un hecho que el dólar como divisa de pago y de ahorro está dejando de serlo, esos especuladores, sectores pertenecientes a las elites de Wall Street, ahora aplican sus esperanzas de enriquecimiento en los metales preciosos, en particular el oro. Y ha habido en los meses recientes intentos artificiales de subir el precio de ese metal, que de todos modos, por la fiebre especulativa a la que me refiero, subirá estratosféricamente su cotización, que actualmente ronda los $1600 dólares por onza, aunque esto también se debe a que la extracción del oro tiende a disminuir, las minas se están agotando. El señor William Patalon explica cómo los especuladores más poderosos, apoyados por Wall Street, logran incrementar el precio o cotización de lo que sea, creando demandas artificiales, y llegado el momento, cuando el precio es muy alto, venden las acciones masivamente, lo que provoca una baja, en la que los únicos perdedores son los pequeños inversionistas, los secundarios, que pierden mucho dinero en esas manipuladas y fallidas operaciones.

Y esta fiebre por proteger las fortunas comprando oro, en todas sus formas, es algo que nos está llevando a los tiempos antiguos, cuando el atesoramiento se hacía almacenando oro o plata. Además, en estos momentos de hecatombe económica, es algo que se está haciendo a nivel mundial, tanto para atesorar, así como para aliviar deudas. Por ejemplo, se pronostica que la Reserva Federal tendrá eventualmente que vender algo de las enormes reservas de oro que tiene, como ya han hecho varios países, incluyendo Rusia o Suecia.

El problema, como dije antes, es que la presente crisis no se está resolviendo, sino, al contrario, tiende a profundizarse, con eventos como el enorme déficit y endeudamiento fiscal estadounidense. Hablando de su deuda, tanto pública, como privada, asciende a $14,850,000 millones de dólares, o sea, casi el 95% de su PIB, lo que muestra que EU está endeudado hasta los dientes, como se dice, y eso lo ha logrado, hasta ahora, por el reconocimiento de divisa fuerte que tenía el dólar. De eso se ha valido el gobierno de aquel país para seguir imprimiendo dólares sin un verdadero respaldo, apoyando sobre los hombros del resto del mundo su colapso financiero y económico, vendiendo, además, los mencionados bonos del tesoro, que también han contribuido a solventar su parasitismo. Otro factor en contra de EU es que se ha ido desindustrializando. Por ejemplo, en 1953, poco más del 28% de las actividades se concentraban en el sector manufacturero, y actualmente sólo un 11.7% tienen que ver con dicho sector. Las corporaciones han preferido irse a lugares con materias primas y mano de obra más barata, como China. Por tanto al vender mucho menos de lo que exporta, no existe, en realidad, una base sólida para dicho intercambio comercial.

Pero es en medio de la crisis que se está viendo la debilidad estructural de la antes “sólida economía estadounidense”, y en todo el mundo o se están deshaciendo de sus bonos del tesoro basura o ya no se está aceptando al dólar como medio de pago.

Y eso está en el centro de un recrudecimiento de la crisis, que será mucho peor que lo sucedido en 2008, que aún tenía EU margen de maniobra, antes de que se descubrieran sus debilidades estructurales, que finalmente son las del capitalismo salvaje, sistema que se autodestruye y carcome las bases económicas de un país y de toda la sociedad, sin importar que, como EU, sean sus defensores acérrimos.

Consideremos lo que sucede en estos momentos en la así llamada comunidad económica europea, afectada también severamente por la crisis, como es el caso de Grecia, país igualmente quebrado, con una enorme deuda encima de $350,000 millones de euros, que representa 120% de su PIB, y que con las pocas actividades económicas que dicho país desarrolla, no se ve ni para cuando pueda liquidar tan enorme endeudamiento. Incluso, se dice que ya está por “contagiar” a países como España y Portugal, que también tienen baja productividad industrial, en relación con países como Italia, Alemania o Francia. Por eso la necesidad de parte de la eurozona de “rescatarla”, pero no por el bien de sus ciudadanos, no, sino porque ese “rescate” sólo servirá para pagar su deuda (de pasada comento que una baja producción industrial ha sido la causante de que países como Grecia estén quebrados, pues al haber realizado la unificación europea, se abrieron tanto las fronteras entre los ciudadanos de los países miembros, así como las de las exportaciones e importaciones. En dicho esquema, evidentemente que a los países mejor desarrollados industrialmente, como Alemania, les fue mejor con esa política de “fronteras abiertas” al comercio, ya que han logrado exportar mucho más, que cuando existían restricciones. Pero los países menos industrializados, justo como Grecia, pues todo compran y poco producen para vender, y de ahí el enorme endeudamiento. Es como si a un empleado se le hubiera estado pagando su salario por muchos años sin que trabajara, y de repente se le exigiera que repusiera todo lo que no trabajó durante tanto tiempo, ya sin salario, pues todo se le adelantó. Así de engañosos son esos tratados de “libre comercio”, que sólo benefician a los países más fuertes industrialmente hablando, como el que a nuestro país le ha estado afectando el tratado sostenido con EU, TLC, que éste país es el que realmente ha salido ganando y nosotros nos hemos ido desindustrializando y empobreciendo).

Y la única “esperanza” que EU tiene en estos momentos de evitar la brutal recaída está en el famoso debate sobre su “techo de endeudamiento”, es decir, que se le permita endeudarse al gobierno de Obama con dos billones de dólares más ($2,000,000,000,000) para que se tenga un presupuesto para el año entrante “adecuado”. Ese dinero representa casi 14% de su deuda actual, que, como ya dije, es de casi $14.9 billones de dólares, 95% del PIB del presente año. Así, de darse ese endeudamiento extra, EU estaría entrando al reino en donde las deuda de un país, supera su capacidad económica de un año, como en el caso de Grecia.

Y si se le concede ese “techo de endeudamiento”, eso no quiere decir que los problemas económicos de EU ­– o del mundo entero – ya estén resueltos, no, sino que ese dinero sólo servirá para solventar deudas, no para impulsar un crecimiento económico real. Esto equivale a que un trabajador sumamente endeudado pidiera prestado no para seguir viviendo y haciendo mejoras para su familia o su hogar, sino simplemente para pagar sus deudas. Y si no se le concede el endeudamiento, según los analistas, lo peor del recrudecimiento de la crisis estallaría inmediatamente. Es decir, si los ambiciosos y voraces barones del dinero le conceden más créditos a EU, la recaída de la crisis se retardará por unos meses más, pero de todos modos aquélla no podrá evitarse, la que, como he venido señalando, será mucho peor de lo que se ha vivido en los pasados tres años. Y la quiebra de EU y su fin como factor mundial de estabilidad económica, habrá llegado a su trágico fin. (y el reino del capitalismo salvaje, en su fase de enfermedad crónica terminal, también se estará acercando, si no a su fin, sí a que se le vaya haciendo de lado y pronto se encuentre una nueva vía económica, más justa y más equitativa).

De paso, a México, pues ya saben cómo le afectan las caídas y recaídas de EU: ¡de forma inmediata y varias veces multiplicada! (a pesar de lo que Ernesto Cordero, nuestro igualmente inepto, actual secretario de hacienda, diga, que nuestra economía es “muy sólida”. Y tan no lo es, que de nuevo está aumentando la tasa de desempleo, así como el cierre de industrias y comercios, por la desaceleración económica que EU está otra vez mostrando).

Mientras tanto, a pesar de esos inicios de la nueva recaída de la hecatombe económica en que aún nos hallamos, una suerte de modernos gambusinos continúan haciendo buenos negocios, con todo lo que se pueda, y ahora es comprando mucho oro, con tal de seguirse manteniendo como los superricos del mundo, a pesar de que sigan destruyendo con sus infames, voraces acciones, las bases económicas de todos los países y sus respectivos sectores sociales y de que el 70% de la humanidad no tenga asegurado ni siquiera su alimento de este día.

Contacto: studillac@hotmail.com

jueves, 21 de julio de 2011

Otros "presuntos culpables"

Otros “presuntos culpables”

Por Adán Salgado Andrade

Desde este México tan injusto. Por estos días se ratificó al juez Héctor Palomares Medina, quien se hiciera infamemente famoso por su circunstancial “actuación” en el polémico documental “Presunto culpable”. En éste, Palomares condenó, de forma arbitraria, la suerte del joven Marco Antonio Zúñiga, acusado injustamente de asesinato, a pesar de una serie de “irregularidades” legales y corruptelas, basado sólo en un dudoso “testimonio” que, al final, no pudo sostenerse. De no haber sido por la acción de los abogados Layda Negrete y Roberto Hernández, quienes hasta de grabaciones se valieron (y de paso obtuvieron permisos para grabar las distintas audiencias a las que el juicio dio lugar), Zúñiga seguiría encarcelado. Todo ello fue en el año de 2005 y es lo que, resumidamente, se narra en el citado documental. Sin embargo, a pesar de la distancia de los hechos y de su exhibición, la realidad es que en este país de impunidad, de cotidiana injusticia, de autoritarismo legaloide, de selectiva represión y gradual militarización… lo que menos impera es que realmente se haga justicia en todos los casos que se analizan en los juzgados y ministerios públicos y que la mayoría de las veces, quienes vayan a dar a la cárcel sean personas que, como Zúñiga, sean inocentes y su única falta sea la pobreza en que se encuentran y que no tengan dinero para pagar los sobornos y los cohechos que muy fácilmente los librarían del asqueroso sistema legal y carcelario que nos caracteriza.

En similar situación, acusada también falsamente, como a Zúñiga, está el caso que igualmente por estos días le sucedió a la pasante de la UNAM Mariel Solís, inculpada de haber participado en el asesinato del catedrático de la misma institución Salvador Rodríguez Rodríguez. Mariel fue arrestada sólo porque se “parecía” a la mujer cómplice del verdadero asesino, el apodado “El sapo”. La apresaron el 8 de julio, pero por fortuna, tanto su familia, así como una inusual movilización de la sociedad civil (se emplearon redes sociales para ejercer presión ante las ineptas, corruptas autoridades judiciales), lograron demostrar su inocencia y el 14 de julio, seis días después, fue liberada y su personal pesadilla en el reclusorio femenil de Santa Marta Acatitla concluyó (dijo Mariel: “No digo que soy una santa, pero nunca cometería un crimen”).

Voy a referir algunos casos de personas que igualmente fueron condenadas a distintas penas carcelarias, a pesar de evidencias en su favor y simplemente basándose las “autoridades” que los llevaron a prisión en pruebas “circunstanciales” que nada demuestran. Quizá ustedes, amables lectores, recuerden otros casos, además de los que les expondré, en donde, sencillamente, la legalidad no vale… y si hay dinero para pagar “mordidas” a jueces o abogados “defensores”, entonces habrá libertad… y si no, una vida pudriéndose en un reclusorio o en una cárcel es lo que le espera al desafortunado “presunto culpable” que caiga en “manos de la justicia”.

Primer “presunto culpable”: Se trata de un hombre de unos treinta años, que llamaré Pedro, y era albañil. Él y su esposa habían intentado por muchos años tener hijos, hasta que lo lograron. Tuvieron una hija, que aunque nació con labio leporino, trajo la alegría que durante tanto tiempo habían estado anhelando. Con sus limitados recursos, buscaron atención médica para corregir su malformación física. Tan felices estaban que cuando llega el primer año de vida de la pequeña, a pesar de las limitaciones presupuestarias, deciden celebrarle su cumpleaños.

Acuden Pedro y su mujer a comprar al popular mercado de la Merced cosas para la fiesta, con tal de conseguir todo un poco más barato, sobre todo porque pensaba la señora cocinar arroz y el tradicional mole con pollo. En cierto momento, se paran frente a un puesto en donde venden “recuerdos”, mismos que deciden comprar para regalarles a los invitados, con tal de dejar constancia de tan importante evento.

A cierta distancia de donde están comprando, un ratero le arrebata de la mano el monedero a una mujer. Echa a correr, pero como la agraviada comienza a perseguirlo y a gritarle “¡Agárrenlo, es un ratero, me robó mi monedero!”, el delincuente (éste, sí, real), emprende desaforada huída, dirigiéndose a donde Pedro y su esposa están comprando “recuerdos”. En un acto vil, inescrupuloso, el ratero, con tal de no incriminarse, arroja el monedero en la bolsa de mandado de Pedro, sin que éste lo perciba Cándidamente Pedro espera a que su mujer termine de comprar. Cuando unos momentos más tarde la mujer robada, muy agitada por la carrera, pasa frente a donde está Pedro, se da cuenta de que el monedero está dentro de la bolsa de aquél y grita “¡Ese es mi monedero, señor, usted me lo robó, regrésemelo!”… De nada valieron tanto el testimonio de la esposa de Pedro, así como el de la mujer que vendía los recuerdos de que la pareja tenía varios minutos allí, comprando “recuerdos”, no. Simplemente, culparon a Pedro, quien de inmediato fue detenido por policías “preventivos” y llevado al ministerio público a que rindiera declaración. Obviamente que Pedro no tenía dinero para pagar tanto “mordidas”, así como para contratar los servicios de un abogado “defensor”, no digamos ético, sino por lo menos “hábil” para haberlo deslindado lo antes posible de responsabilidades (los “abogados” de oficio que son asignados para “defender” a los inculpados son meros membretes, que, igual, si no hay dinero de por medio, nada hacen). Por tanto, por ser pobre, tuvo que pasarse un año “preventivamente” preso, hasta que pudo “demostrar” su inocencia, esto es, hasta que pudieron familiares y amigos reunir algo de recursos monetarios para cohechar a algún “juez” o representante “legal”.

Segunda presunta culpable: En este caso, aunque lo que referiré no llegó hasta el ámbito legal, muestra cómo una buena parte de los empleadores en este país, tratan a sus trabajadores despóticamente y con una prepotencia comparable a la de las mismas “autoridades”, como si así se invistieran de superioridad e importancia.

Se trata de una pareja de jóvenes a los que llamaré Ana y David, de unos veinte años, estudiantes, que trabajaban en una tienda de la franquicia de comida rápida estadounidense KFC (la de los pollos muy grasosos y de bajo contenido nutricional). Ambos se relacionaron sentimentalmente al estar trabajando en el lugar.

Un mal día a Ana, por el exceso de trabajo que había, no le fue permitido por el gerente salir a comer. La chica moría de hambre y, claro, despachar piezas de pollo, puré de papa y ensaladas, a pesar de lo mala que sea esa engordante comida, en aquel momento más le estimulaba el apetito. Se le hizo fácil, digamos, arrancar un pedazo de carne a una de las piezas de pollo… ¡en mal instante, pues el gerente alcanzó a verla!

Y lo que siguió fue que el prepotente tipo la acusó de robo y de inmediato llamó a un policía para que se la llevara, advirtiendo al resto de los empleados, David incluido, que debían de testificar en contra de Ana, por haberse atrevido a “robarse” un pedazo de pollo. Ante tan “horrendo” crimen, según el abusivo gerente, había que actuar. Sin embargo, ninguno de los empleados atestiguó en contra de Ana cuando los policías “preventivos” que acudieron al llamado de “auxilio” del gerente se pusieron a interrogarlos. El saldo de su “osadía” fue que ese mismo día todos fueron despedidos, que al fin en este país de millones de desempleados, sobre todo jóvenes, como ellos, es muy fácil hacerse de nuevos trabajadores, especialmente tratándose de labores tan repetitivas, pues en un par de horas se les “entrena” para las actividades que allí desempeñarán, principalmente en ese tipo de franquicias, en donde ya todo es tan mecánico, que no se requiere ni de experiencia ni, mucho menos, de escolaridad (secundaria las más de las veces basta). Por fortuna, Ana se salvó de la acción “penal”, gracias a la generosidad y altruismo de sus compañeros, pues quizá de haberla encerrado, se hubiera tenido que pasar varios meses o años tras la rejas, hasta que su “terrible” crimen hubiera sido “castigado”.

Tercer “presunto culpable”: En este caso el inculpado se debió a la falta total de escrúpulos y valores de los que adolece cada vez más esta sociedad tan materialista, individualista e inmoral.

Un joven de 23 años, al que llamaré Octavio tenía por supuesta “muy amiga” a la que llamaré Sonia. Sonia, a su vez, era novia de un mequetrefe que, además de machista, la maltrataba y hasta la golpeaba frecuentemente, por lo que la chica le tenía terror. Un mal día en que Sonia había ido a una fiesta con su novio y que también Octavio tuvo la mala suerte de asistir, el novio se puso bastante borracho y sus instintos machistas y abusadores se le incrementaron con el alcohol. En alguna habitación de la casa en la que Sonia y su novio estuvieron solos, debido, como dije, a la embriaguez del energúmeno, la chica fue golpeada como nunca antes, además de violada de manera bárbara y penetrada analmente, provocándole dolorosos desgarres. Sin embargo, cuando Sonia llegó a su casa y su familia, al día siguiente, vio la forma en que había sido golpeada, además de que les dijo que también había sido violada, debido al terror que le tenía al novio, se le hizo muy fácil e irresponsable, culpar de todo a su “amigo” Octavio, quien también se había emborrachado, para su desgracia, así que no pudo negar las dolosas imputaciones de Sonia, pues no recordaba una buena parte de lo que había hecho estando borracho durante la fiesta. Y a pesar de que no eran terminantes las falsas “evidencias” empleadas para acusarlo, a la cárcel fue a dar y purga actualmente 17 años de prisión (la historia fue revelada tiempo después por Sonia, pero como ya es “cosa juzgada”, nada se puede hacer, según nuestras estúpidas “leyes”).

Cuarta “presunta culpable”: En este caso, de nueva cuenta, se trata del abuso de empleadores prepotentes, que con tal de despedir justificadamente a sus empleados, cuando necesita reducir personal, lo hace de manera sucia e ilegal.

Se trata de Wal-mart, esa franquicia de tiendas de autoservicio en donde se pagan salarios miserables a empleados a los que se les explota demasiado (incluso a los llamados “cerillos”, que son los menores de edad que embolsan lo que la gente compra, esa empresa no les paga, ni les da ningún tipo de prestaciones, so pretexto de que está prohibido por la ley emplear a menores, pero que es una especie de “servicio social” que presta. Las propinas que les da la gente es todo lo que ganan).

A quien llamaré Leticia, laboraba como cajera en una de las tiendas de la franquicia. Cuando la empresa se puso a reducir personal por las bajas ventas, a personas con ella, que ya tenían algunos años trabajando allí, se propuso actuar suciamente para no liquidarla conforme a la ley si era despedida injustificadamente, así que le trató de armar un “delito” mostrándole un video en que ella aparecía “extrayendo” dinero de la caja, lo cual es absurdo, a decir de Leticia, pues los cortes de caja son sumamente estrictos y siempre que falta dinero, ellas lo deben de pagar. Eso, lo de extraer dinero, pues es fácil filmarlo cuando cualquier cajera saca billetes para dar el cambio. Como el argumento era tan obviamente estúpido, Leticia decidió acudir a un servicio de abogados defensores y en estos momentos, la empresa se encuentra demandada por falsas acusaciones, despido injustificado y otras anomalías. Aquí, por fortuna, Leticia no permitió que se aplastaran sus derechos laborales y, sobre todo, humanos, además de que cuenta con la ayuda de abogados digamos que eficientes en el plano laboral y quizá éticos, si no actúan sólo por el dinero de por medio a que la demanda puede dar lugar.

Quinto “presunto culpable”: En este caso, además de las anomalías legales, se verá como vivimos una crisis de valores humanos, en donde entre la misma “familia” se dan bajezas, como la que narraré.

Un hombre al que llamaré Ernesto, de 65 años, tenía dos hermanas, con las cuales había que arreglar algunas cuestiones sobre propiedades heredadas. Sin embargo, había cierta reticencia entre una de las hermanas a aceptar lo que a cada quien correspondía. Un mal día Ernesto fue a ver a una de ellas a su casa y entró, como siempre hacía, sin tocar la puerta. La codiciosa “hermana”, viendo la oportunidad esperada, decidió actuar. Como llevaba muy buena relación de amor con un policía, le pidió que la ayudara a acusar falsamente a su hermano. Así fue y en cuanto Ernesto estuvo dentro de la casa de la mujer, casi de inmediato irrumpieron policías y la hermana simplemente lo acusó de robo y de que le quería quitar su dinero y todo lo que tenía de valor. Ernesto, sorprendido, fue apresado por los “diligentes policías”, quienes tomando como “pruebas” las falsas acusaciones de la hermana, sin más, lo condujeron a los separos en donde sin mediar juicio ni nada, de inmediato lo encarcelaron. El pobre Ernesto se la pasó seis meses en la cárcel, hasta que pudo comprobar su inocencia, pero le quedaron secuelas tanto físicas – se enfermó de una infección bucal y perdió todos los dientes –, como mentales, pues quedó sumamente deprimido por su injusta estancia en ese lugar, sobre todo a su edad, y que la causa hubiera sido la falsa acusación de su “hermana”. Pero así es de absurda nuestra “justicia”, combinada con la falta de valores.

Sexto “presunto culpable”: Este es otro caso, muy frecuente, por desgracia, de estar en el lugar y a la hora equivocadas. Un hombre al que llamaré Simón, se hallaba esperando en la calle, frente a una tienda de ropa, a que su esposa terminara de hacer allí dentro algunas compras. Para su desgracia, un ratero que se había robado una llanta iba en loca carrera, perseguido por los dueños de dicha llanta, cuando de repente choca con Simón, quien cae, golpeándose la cabeza y quedando inconsciente. El ladrón se deshace de la llanta, la que queda junto a Simón, quien, cuando despierta, ya está rodeado de policías que lo detienen y lo llevan al ministerio público para encerrarlo, pues las supuestas “evidencias”, “demostraban” que él se había robado la llanta, a pesar de varios testimonios, incluido el de su esposa, que afirmaban categóricos que Simón no se había robado nada. Sigue en la cárcel por falta de… ¡dinero para salir!

En el séptimo caso, se ve cómo la aplicación de la tal “justicia” es totalmente arbitraria, pues el delincuente, una mujer, pudo salir libre gracias a corruptelas y sobornos pagados a cuanto “representante de la ley” hiciera falta.

Un joven a quien llamaré Rubén, tenía 17 años cuando decidió irse a vivir con su novia, a pesar de la oposición de la familia de él. Esto porque la familia de la chica se dedicaba a la distribución de drogas y otros ilícitos. La familia de Rubén temía que el muchacho se fuera por el mal camino. Lo que sucedió fue peor, pues pasaron dos años, durante los cuales, Rubén se llevaba muy bien, tanto con su novia, como con su familia. Sin embargo, en algún momento tuvo problemas con una tía, la familia supone que porque no quiso Rubén hacer algo malo. Por desgracia el problema pasó a mayores y en algún momento la mujer asesinó a Rubén con una pistola. La familia de Rubén buscó afanosamente que se hiciera justicia, apelando a todas las instancias “legales” y gastando el poco dinero que tenían en abogados, sin embargo, las conexiones de la familia de la asesina, además de que contaba con bastantes recursos monetarios, lograron que luego de una breve estancia en un reclusorio femenil, la mujer saliera libre. La familia de Rubén fue amenazada de que ya no siguieran buscando “justicia”, pues luego les “tocaría” a ellos, así que decidieron dejarlo por la paz y prefirieron pensar que todo lo malo que se haga en esta vida, se pagará. Pero mientras ese espiritual consuelo se llegara a hacer realidad, la asesina y su familia gozaron de perfecta inmunidad, gracias a las corruptas, inmorales “autoridades judiciales”.

Octavo “presunto culpable”: Este caso es un tanto surrealista, sobre todo porque a quien le sucedió, es un joven que se dedicaba a hacer activismo en la UNAM, además de que daba clases de filosofía.

En una ocasión que viajaba en el metro, se quedó dormido y fue despertado por los gritos de una mujer que estaba a medio metro de él, llorando y gritando que la había manoseado. Alguien jaló la palanca de emergencia, lo apresaron los policías “preventivos” y lo obligaron a quitarse los zapatos y a caminar más de dos horas sin ellos. También de una manera muy arbitraria e ilegal, se le enjuició y fue sentenciado a un año de cárcel, sin que realmente existieran pruebas o evidencias que demostraran el hostigamiento sexual hacia la mujer que lo acusó. Incluso cuando de alguna forma demostró su inocencia, de todos modos el delito del que se le acusó, había prescrito.

Noveno “presunto culpable”: En este caso, al joven que le sucedió lo que narraré, tuvieron la fortuna sus familiares de contratar a un abogado eficiente y, sobre todo, que tenían dinero suficiente para pagar lo que hubo que pagar.

A quien llamaré Marcos, caminaba un día muy tranquilo sobre una amplia avenida. De repente, vio acercarse a una patrulla, la que se detuvo enfrente de él. Bajaron los prepotentes uniformados, acompañados de un hombre que, sin más, culpó a Marcos de robo, de que hacía como “cinco minutos”, lo habría asaltado. El lugar señalado estaba muy lejano, como para haberlo recorrido en cinco minutos, una calle que lo menos estaba a cuatro kilómetros, y eso, como hizo hincapié Marcos, por lo menos era media hora para haberlo caminado, no en cinco minutos. Y a pesar de su insistencia de que él no conocía a ese hombre que lo culpaba y que él regresaba de su trabajo, los policías lo detuvieron y lo llevaron al ministerio público. Impotente, desesperado, Marcos se veía, en efecto, tras las rejas. Por fortuna, al llegar al ministerio público, le permitieron hablar a su familia, la llamada legal, y, como dije, se pudo arreglar, eso sí, forzoso pago de $18,000 pesos, entre cohecho y dádivas. Y en este caso, gracias a las corruptelas, Marcos pudo librarse de la cárcel, ¿pero cuántos no han podido y están pudriéndose en una sobresaturada celda?

Y así, podría seguir narrando otros casos que me han platicado familiares o los directamente acusados, pero con esos basta para demostrar que a pesar de que hasta el cansancio es conocida la corrupta, arbitraria manera en que actúa el sistema “judicial” de acusar falsamente a inocentes y condenarlos a pudrirse en saturadas cárceles y reclusorios, a pesar de la mencionada cinta “Presunto culpable”, la ilegalidad, el cohecho, la prepotencia, la brutalidad policiaca… esa cloaca institucional seguirá, como una parte integral de un sistema que se vale de ella para así atemorizar a la gente, reprimirla, hacerle ver que si por un supuesto robo, no sé, unas galletas en un centro comercial o una falsa acusación, se puede pasar años en la cárcel, entonces si se dedica a protestar contra el sistema, a defender sus derechos, a cuestionar justamente tal “legalidad”, pues le irá peor aún.

Esto seguramente no sucede sólo aquí. Ha habido casos, por ejemplo, en EU, de personas que han sido no sólo encarceladas, sino ejecutadas (sobre todo afro estadounidenses y latinos), y luego se ha demostrado que eran inocentes. Una cinta que se estrenó hace algunos meses, aunque es Hollywood, muestra que a veces se acusa falsamente a personas, sólo por haber estado en el lugar y a la hora equivocadas. Se trata de la cinta “Los últimos tres días”, protagonizada por Russell Crow, personaje cuya esposa es acusada falsamente de un asesinato, que en la cinta se revela que, en efecto, ella no lo cometió, aunque dentro de la trama queda la duda. Claro, muchos casos así quedarán, sin forma real de que se compruebe si el acusado es o no inocente, pero en muchos otros, las evidencias demostrarán lo contrario.

Incluso, refiriéndome al sistema penal estadounidense, también está plagado de corruptelas e inconsistencias. Y existen dramáticos casos, incluso públicos, de falsas acusaciones y de que, a pesar de las evidencias, no se ha llevado a los verdaderos responsables de ellos a la cárcel. Por ejemplo, a pesar de los años que han transcurrido desde el asesinato de John F. Kennedy, el crimen no se ha aclarado. Siempre se ha dicho que aquél fue muerto por Harry Lee Oswald, un supuesto mariner psicópata que le disparó desde una distancia que, a todas luces, hubiera hecho imposible que pudiera dar en el blanco y, mucho menos, destrozarle la cabeza a Kennedy, tanto por la lejanía, así como porque había demasiados obstáculos. Obviamente se trató de una conspiración, pero por la “seguridad” del podrido sistema, nunca se sabrá lo que realmente sucedió, aunque seguramente deben de existir por allí algunos archivos “top secret”, que develan ese “misterio penal”.

O cuando también EU invadió Afganistán, so pretexto de combatir al terrorismo, se encarceló en una improvisada prisión en Guantánamo a cientos de hombres, cuyo único “delito” era ser o parecer árabes. Muy pocos han podido probar su inocencia desde entonces, pero la gran mayoría siguen pudriéndose en ese inhumano sitio, y eso que el “progresista” de Obama prometió en su campaña cerrar esa ilegal cárcel, pero es la hora que no lo ha hecho (y ahorita, queriéndose reelegir, es lo que menos le importará).

En otra cinta que vi recién, “El secreto de Soraya” (The stonning of Soraya), basada en hechos verídicos, muestra los infames acontecimientos sucedidos hace algunos años en un pueblo de Irán, cuando un miserable hombre acusó falsamente a su esposa de infidelidad, porque quería deshacerse de ella, ya que la mujer no le quería dar el divorcio, pues el tipo la engañaba con otra. Pero en esas machistas sociedades, la palabra del hombre prevalece sobre la de la mujer, y a pesar de que era una vil calumnia, la gente del pueblo, “enardecida” por el “brutal crimen” cometido por Soraya, decidió en juicio sumario apedrearla como “justo castigo” (es brutal la forma en que se trata a las mujeres supuestamente “infieles” bajo la ley islámica, no siendo parejo el trato hacia los hombres infieles, a quienes sólo se “amonesta”).

Así pues, en todo el mundo hay injusticias, inocentes pudriéndose en cárceles o siendo ejecutados por las “justas” autoridades (como en EU, que sigue practicando la barbarie de asesinar a prisioneros, sean o no culpables).

No sólo se ve que la llamada “justicia” es ciega, sino también bastante corrupta.

Contacto: studillac@hotmail.com

sábado, 2 de julio de 2011

Oportunista capitalismo salvaje o de cómo enriquecerse con guerras, desastres y enfermedades

Oportunista capitalismo salvaje o de cómo

enriquecerse con guerras, desastres y enfermedades

por Adán Salgado Andrade

Como ya he referido en otros trabajos, el capitalismo salvaje siempre está a la caza de la mejor oportunidad para hacer una buena ganancia, aunque para ello destruya sociedades, países, medio ambiente, mares, tierras, mate de hambre al 70% de la humanidad … todo con tal de que su cada vez más crónica y difícil perpetuación siga adelante, a pesar de las profundas crisis y graves problemas que a diario presenciamos. Por ejemplo, las revueltas sociales que se están desarrollando en países como España, Grecia, Inglaterra, Francia y hasta en los mismos EU, países que en otros tiempos alardeaban de ser supuestamente ricos, demuestran las fallas cada vez más profundas de este sistema que sólo beneficia a unos cuantos barones del dinero y a las corporaciones que han maniatado a todo el planeta a su propia conveniencia (en EU, por ejemplo, el centro del capitalismo mundial ya hay un buen porcentaje de personas que pasan hambre). Lo peor es que se siguen tomando como modelo de desarrollo capitalista a países que aparentan ser “milagros” económicos, pero que ya comienzan a sufrir las inevitables consecuencias de los desequilibrios económicos provocados por el capitalismo salvaje, como es el caso de China, país que ya empieza a experimentar fenómenos como inflación, desaceleración, destrucción anárquica de sus recursos naturales, hambrunas, descontentos sociales, entre otros problemas, además, claro, de que sigue teniendo millones de pobres viviendo en el campo y en las ciudades (ver en este mismo blog mi trabajo “El sobrevalorado crecimiento económico chino”).

Voy a exponer tres casos concretos en los que el principio de oportunidad capitalista está presente, sin importar las consecuencias que el desarrollo de ciertas actividades lucradoras puedan tener en la sociedad o, peor aún, sin importar si son o no éticas, todo sea con tal de ganar muy buen dinero, hacerse rico en poco tiempo y figurar en las listas anuales de los mayores millonarios del mundo publicadas por Fortune o Forbes, como veremos.

Voy a referirme primero a la “singular” historia de dos muchachos estadounidenses, muy jóvenes, que casi se hicieron ricos dedicándose al muy lucrativo negocio del tráfico de armas. Este par de muchachos, David Packouz y Efraim Diveroli, son los típicos chicos clase medieros problema, pues el primero abandonó la “high school”, en tanto que el segundo intentó estudiar una carrera universitaria, pero al poco tiempo se salió. Packouz fue enviado a Israel por sus padres, para supuestamente corregirse, pero se volvió un adicto a la marihuana y otras drogas. Diveroli, por el estilo, dejó la escuela pues se entusiasmó mucho cuando un tío lo invitó a vender armas en un negocio que éste poseía, luego de lo cual, el chico decidió establecer su propio negocio. Ambos muchachos se conocían desde la “high school”, pero habían dejado de verse. Sin embargo, tuvieron un muy feliz reencuentro en el año 2005, durante el cual Diveroli le platicó de su negocio de armas a Packouz, diciéndole que además necesitaba un socio y que éste, su viejo amigo, le parecía el candidato idóneo. “Necesito a alguien de mucha confianza”, le dijo Diveroli, y le confió que vendiendo armas había amasado ya una “pequeña fortuna” de ¡un millón ochocientos mil dólares!, algo que dejó muy gratamente sorprendido a Packouz, quien había pensado que unos cien mil o doscientos mil dólares quizá era lo que tuviera su gran amigo, pero no cerca de ¡dos millones de dólares”. Packouz aduce que las razones para entrarle al “lucrativo negocio” fueron que: “Yo iba a hacerme de buenos millones, pero nunca pensé dedicarme al tráfico de armas toda la vida, no, pero sí me fascinaba estar en un negocio que podía decidir la fe de las naciones”. O sea, que Packouz, de sólo 25 años en ese entonces, además de quererse hacer rico en muy poco tiempo (el objetivo de casi cualquier joven estadounidense promedio), se quería también sentir una especie de Dios, ¿qué les parece? En cuanto a Diveroli, 21 años en ese entonces, abiertamente declaraba que a él no le importaba si las guerras eran justas o no y si mucha gente, incluso inocente, moría. “Sí, yo sé que me van a decir que mi país mete las narices en donde no le importa, pero así es la cosa. Y si con eso yo hago muy buenos negocios y varios millones, ¡pues sean bienvenidas las guerras injustas!”. Y por ello apoyaba al partido republicano, pues, agregada Diveroli, “los republicanos son los que más guerras han hecho, menos que los idiotas de los demócratas, así que por eso soy republicano, para apoyar a que mi país le entre a cuanta guerra haya, sea o no injusta, con tal de que yo tenga muy pronto mis primeros diez mil millones de dólares y derrote a los grandes de las armas”. Así que con ese tipo de declaraciones, es evidente que ambos jóvenes lo que menos podían tener era escrúpulos (su perfil es el de los clásicos “self made” estadounidenses, que han hecho sus fortunas incluso delinquiendo). Rentaron un departamento, se compraron un par de laptops, dos celulares y línea a Internet y, muy gustosos y entusiastas, se pusieron a trabajar:

Diveroli aprovechó que tras las invasiones de EU, primero a Afganistán, en el 2001, y luego a Irak, en el 2003, ante los crecientes gastos militares que ambas implicaban (y siguen implicando), el inepto y beligerante Bush, junto a sus “halcones guerreros”, decidieron también aplicar al Pentágono, su agencia militar, el principio de la eufemística “libre competencia capitalista”, abriendo licitaciones para que empresas fabricantes de armas y/o comerciantes de éstas, participaran en ese muy lucrativo negocio, con tal de que, razonaban Bush y sus secuaces, los costos de sostener tan caras invasiones bajaran lo más posible. Lo de “bajar los costos”, en realidad fue un simple pretexto, pues el hecho fue que se aumentó aún más el gasto militar, que fue de $145,000 millones de dólares en el 2001, a $390,000 en el 2008, con tal de “estimular” al sector militar que, aducen siempre los gobiernos estadounidenses, es gran “generador de empleos” (esa premisa es falsa, pues se podría apoyar a otros sectores más productivos y, esos sí, realmente benéficos para la humanidad, como las actividades agropecuarias, por ejemplo, o la reforestación de bosques y áreas verdes).

Así que con eso de licitar la venta y distribución de armas, Bush en realidad sólo benefició a decenas de “pequeños armeros”, quienes también, si así lo deseaban, podían surtirle armamento al ejército y armadas estadounidenses, así como hacen grandes corporaciones como General Dynamics o Raytheon. Justamente eso fue lo que aprovecharon Diveroli y Packouz, quienes fundaron AEY Inc., y se aplicaron a tratar de conseguir los mejores contratos, a ver en dónde podían comprar las armas más baratas, cómo transportarlas al más bajo precio posible… y así, actuando como verdaderos “señores de la guerra”, poco a poco fueron ganando contratos y surtiendo de armas a los mercenarios iraquíes y afganos, aliados a los estadounidenses, quienes supuestamente “combatían” a los grupos insurgentes en Afganistán e Irak. Diveroli y Packouz se hacían de las armas usadas y municiones que países de la antigua Yugoslavia o de la desaparecida Unión Soviética habían acumulado por muchos años, y de las cuales poseían millones y estaban siempre dispuestos a venderlas muy baratas, “de oferta”, pues, con tal de sacarles algo de dinero a sus vejestorios. Y es que las condiciones que exigía el Pentágono eran mínimas, pues se requería que tanto armas, como municiones fueran útiles, no importaba el calibre o el lugar de fabricación, incluso si eran chinas, las cuales estaban “prohibidas”, no por su mala calidad, sino porque había un embargo de armas chinas desde los sucesos de Tianamen, pero si se hacía con discreción, hasta ésas se permitían (además, razonaba Diveroli, y eso se los decía a los funcionarios del pentágono que le otorgaban los contratos, con respecto a las malas armas chinas, que al fin que no eran para soldados estadounidenses, sino para simples árabes, así que “para qué les compramos bueno”, decía, cínico).

Como Diveroli era todo un experto en regatear, además de que tenía muy buenas relaciones con otros traficantes y hasta contrabandistas de armas (del tipo del personaje que interpreta el actor Nicholas Cage en la cinta “El señor de la guerra”, basada en un armero contrabandista ruso, recientemente arrestado), siempre consiguió muy bajos precios, con lo que podía obtener a veces hasta tres veces lo invertido. Y fueron creciendo tanto sus ventas, como sus sueños de muy pronto juntar sus primeros diez mil millones de dólares y cotizar en las grandes firmas bursátiles de Wall Street… pero para su desgracia, sólo se quedaron en ochenta y cinco millones, pues su desmedida ambición, sobre todo de Diveroli, que ya no quería pagarle a su “amigo” la parte de sus ganancias, así como las prácticas ilegales en que incurrieron (por ejemplo, se comprobó que no pagaban impuestos, que sobornaban a funcionarios de otros países, con tal de que les dieran mejores precios por la bélica mercancía, que se asociaron con contrabandistas, incumplieron contratos… entre otras “irregularidades”), provocaron que un buen día de agosto del 2007, apenas escasos dos años después de su “sociedad”, agentes del FBI y del ISR irrumpieran al departamento que usaban como su “compañía” y les confiscaran todo. Y a la cárcel fueron a dar, a pesar de tener ese espíritu “self made” estadounidense, de si fuera preciso hasta asesinar, con tal de volverse inmensamente ricos (indirectamente lo hacían, al vender armas).

El segundo ejemplo que doy es con respecto a las tragedias que los desastres naturales traen aparejadas, como son inundaciones por huracanes, terremotos o tsunamis, por citar algunos. Y tomo como ejemplo el caso de Japón, nación que a principios de este año sufrió un terremoto tan intenso, cuyo epicentro, en el mar, provocó también un maremoto que generó potentes tsunamis, los cuales barrieron con aproximadamente diez por ciento del territorio japonés en sus litorales. En Youtube pueden verse varios videos en donde se muestra la forma en que intensas corrientes de agua marina devastan grandes zonas urbanas, arrastrando embarcaciones de todo tipo, fábricas, comercios, casas, puentes, postes y autos como si fueran de juguete.

(ver por ejemplo: http://www.youtube.com/watch?v=w3AdFjklR50).

Y las imágenes posteriores son desoladoras: una niña llorando en medio de las ruinas de lo que fuera su casa y todo un barrio residencial; zonas industriales y urbanas reducidas a desordenados escombros, como si hubieran sido bombardeados por muchas horas y así por el estilo (como las imágenes que pueden verse después de los infames bombazos de Hiroshima y Nagasaki).

(ver por ejemplo: http://www.youtube.com/watch?v=xH31PkoK9yY).

El problema adicional a los ya de por sí graves, de cientos de personas muertas (se calculan más de 23,000 entre muertos y/o desaparecidos), la devastación de varias ciudades portuarias, de autopistas, de puertos, puentes, destrucción de embarcaciones, de miles de casas, edificios e industrias… es que también se afectó el sector energético, pues plantas nucleares como la de Fukushima resaltaron severamente dañadas y dejó de operar, ya que, en pleno litoral, se diseñó sólo para resistir olas de 3 metros y no de más de diez metros, como fue el caso, lo que ha puesto en entredicho la supuesta rectitud y honestidad de algunos funcionarios japoneses, pues es claro que haber consentido algo tan irresponsable, de no cumplir con normas más estrictas de diseño, sobre todo en un país tan sísmico como Japón, es producto sólo de tolerada, discreta corrupción.

(ver video: http://www.youtube.com/watch?v=kjx-JlwYtyE&NR=1).

De todos modos, aún con las medidas de seguridad pertinentes, el caso japonés, casi totalmente dependiente de la energía nuclear, ha expuesto los potenciales peligros que la generación de electricidad con reactores nucleares trae implícitos, pues aunada a la desactivación de algunas de las plantas nucleares por los daños, aunque menores, que sufrieron, está el peligro mucho mayor, posterior al terremoto y al maremoto mismos, que es la radiación que ha seguido emanando en la destruida planta de Fukushima y que provocará daños a la salud en el corto y mediano plazos de la población circundante e incluso más alejada del sitio, además del agua contaminada con altos niveles de radiación, empleada para enfriar el reactor, que se ha estado arrojando al mar, lo que también repercutirá no sólo en el ecosistema marino de dicho país, sino en el resto del planeta.

Se calcula que los daños en infraestructura urbana, industrial, portuaria y doméstica ascienden a casi 300,000 millones de dólares, pero además la reconstrucción puede llevarse hasta diez años en algunos casos (suponiendo que antes no se produzca otro terremoto de igual o mayor magnitud). La industria automotriz resultó severamente afectada y sólo algunas plantas de las principales empresas – Toyota, Honda, Nissan, Mazda, Mitsubishi –, han comenzado a operar, así como las compañías de productos electrónicos, como Sony, Hitachi, Toshiba, entre otras. Y es que tanto por las plantas nucleares que han sido cerradas, así como por el cuestionamiento de los potenciales peligros que generar energía de esa forma acarrea, se ha reducido la producción de electricidad. De golpe, se calcula que dicha reducción fue de 30%. Las consecuencias son que el estilo japonés, también muy derrochador de energía, así, muy a la manera estadounidense, de ciudades muy iluminadas, como Tokio, así como Las Vegas, de momento quedó atrás, pues con trabajos si se tiene energía para las necesidades domésticas e industriales más urgentes, pero los apagones frecuentes varias veces por día son cotidianos, además de que 1.3 millones de hogares se quedaron sin electricidad (en esta época de caluroso verano, se está aconsejando a todos los empleados dejar sus elegantes ajuares para usar camisas o blusas ligeras y sandalias, pues el aire acondicionado de oficinas casi es inexistente).

Por tanto, la urgencia japonesa por reactivar su producción energética, a como dé lugar, ha sido tema de “jugosos negocios” por venir.

Por supuesto que está la reconstrucción misma de toda la infraestructura urbana e industrial devastada, que, como ya mencioné, podría ascender hasta a $300,000 millones de dólares, conservadoramente hablando. Pero para ello es necesario antes reactivar al sector eléctrico, y es cuando el “principio de oportunidad” del capitalismo salvaje está, como en todo momento, por trágico que sea, siempre presente. Varios oportunistas, expertos en especulación bursátil, en especial el señor Keith Fitz-Gerald, vaticinan que Japón tendrá que recurrir al energético alternativo que ya está teniendo cada vez más demanda y que, por lo mismo, tanto sus costos de producción, así como de transporte, están subiendo mucho por estos meses. Me refiero al gas natural licuado (LNG, liquefied natural gas), que a decir de Fitz-Gerald, es ya la nueva panacea energética. El gas natural es otro de los productos extras que se extraen de los pozos petroleros, es, digamos, el vapor del crudo, pero también se origina por otras fuentes, tales como depósitos de carbón de piedra, en los fondos oceánicos y hasta en el llamado permahielo (como se denomina a la capa de hielo más antigua y dura de los polos, la que, por desgracia, con el calentamiento global, ya se está también derritiendo), que lo ha mantenido atrapado por millones de años. Se compone principalmente de metano, gas que ya es empleado como energético en varias aplicaciones (por ejemplo en el combustible metanol) y se calcula que sus reservas pudieran incluso duplicar a las existentes de combustibles fósiles, tales como el petróleo, con las que se cuenta actualmente, así que representa un supernegocio, a decir de los oportunistas y especuladores. Fitz-Gerald predice que Japón sustituirá hasta el 86% de su generación de energía eléctrica con LNG y aconseja a los ávidos inversionistas, deseosos de obtener muy buenas, prontas y altas ganancias, que inviertan su dinero en todo cuanto se refiera al gas natural, o sea, instalaciones, refinación, procesamiento, transporte… y no sólo indica que eso va a suceder en Japón, sino que en vista de la merma que están sufriendo gran parte de las reservas petroleras, pues será el energético alternativo y su empleo aumentará en los años venideros. Evidentemente el costo del gas natural aumentará, debido a la creciente demanda (por ejemplo, Indonesia, que es el tercer exportador mundial de LNG, ya suscribió nuevos contratos con Japón para enviarle otros 21 cargamentos extras de ese necesitado energético en este mismo año), sobre todo, como dije antes, tanto por las necesidades energéticas de Japón durante esta emergencia, así como porque la energía nuclear, a la vista de muchos analistas y expertos mundiales, es vista cada vez menos como una solución a nuestra voracidad energética, y su producción será marginal (en casi todos los países con reactores nucleares, se están repensando los nuevos proyectos nucleares que estaban por construirse, incluso en aquéllos muy inclinados a tal energía, como EU, Alemania o Francia y están viendo como una seria alternativa el LNG). Y es por el costo tan alto que tendrá el gas natural, que se ve “viable” su explotación a mayor escala, y con ello, a los especuladores frotándose las manos por las altas ganancias que devengará el invertir en las actividades asociadas a su producción (aunque son estúpidamente miopes, pues ello redundará en un encarecimiento de toda la actividad económica y un nuevo factor de crisis de este crónicamente enfermo capitalismo salvaje). Así que, insisten Fitz-Gerald y otros “expertos bursátiles”, que los ávidos inversionistas le entren con su dinero a todo cuanto tenga que ver con el gas natural licuado.

Y también, dada la carestía en el valor que todos los energéticos, incluido el petróleo y el LNG, están experimentando, se hace “rentable” que se exploten otras fuentes energéticas, consideradas no hace mucho inviables, por lo costoso de su procesamiento, además de ser muy contaminantes, pero esto no importa, seguir dañando a la ecología del planeta (ver en este mismo blog mi artículo: ¿Más energía o más desperdicio?). Incluso las llamadas energías verdes ya se están dejando de lado, con el pretexto de que no servirán mucho para satisfacer las engullidoras e insaciables necesidades energéticas de corto y largo plazo (EU, por ejemplo, está por retirar, bajo esta lógica, el subsidio que da a las empresas que se dedican a la tecnología para aprovechar la luz solar, así que muchos de esos proyectos de investigación y fabricación se irán a la basura).

Una de esas “alternativas energéticas” es el esquisto (shale), piedra mineral aceitosa que contiene kerógeno, un compuesto orgánico aceitoso, el cual, mediante un costoso y complicado método llamado Petrosix, inventado en Brasil (que desde 1954 ha procesado el esquisto), se transforma en aceite líquido y otros compuestos, uno de los cuales es el llamado gas de petróleo licuado (LPG), que igualmente puede ser empleado como el LNG que menciono arriba. Pero también el esquisto tiene su cuota de perjuicios y uno de ellos es que es incluso más contaminante que el carbón mineral usado actualmente (como en China, razón por la cual, muchas de sus ciudades están entre las más contaminadas del mundo, porque casi toda la electricidad se produce con base en dicho carbón). Es decir, los problemas de contaminación ambiental, que ya de por si tenemos, generados por la producción presente de millones de toneladas de tóxicos gases de efecto invernadero, que están calentando al planeta, crecerán exponencialmente, al incrementarse también exponencialmente la producción de dichos gases, conforme las reservas de esquisto se vayan empleando. Por otro lado, resulta que el complicado proceso Petrosix emplea igual o mayor cantidad de energía que su eficiencia energética (este término se refiere a la cantidad de energía que se emplea para crear una fuente energética, así que si se gasta más energía en crear una nueva energía, pues no tiene entonces caso, como sucede con el esquisto. Es algo que también sucede con el hidrógeno empleado en las llamadas celdas de combustible, que se gasta más energía en obtenerlo que la que rinde dicho gas. Ver mi ya mencionado trabajo: ¿Más energía o más desperdicio?).

Otra “alternativa” energética que ya también tiene enjugándose la boca a los ávidos inversionistas por las potenciales “futuras ganancias” son las tierras aceitosas (yo las llamo tierras enchapopotadas), que son arenas saturadas en forma natural de un aceite orgánico llamado betún (bitumen), que también pueden ser explotadas, claro, a un muy alto costo e igualmente son muy contaminantes al emplearlas (me parece que aprovechar hasta ese tipo de reservas muy caras y contaminantes de energía fósil, es como si se nos cayera un frasco de mermelada y con tal de aprovechar hasta la última gota de aquélla, nos pusiéramos a lamer el piso, sin importar que nos cortáramos la lengua por los vidrios rotos, mezclados. Así es la avaricia dentro del capitalismo salvaje). Las mayores reservas naturales están en Alberta, Canadá, y ya varias empresas, petroleras incluidas, como ExxonMobil, les están echando el ojo.

En ambos casos, tanto en el esquisto, como en las tierras aceitosas, como dije, el oportunismo salvaje capitalista está viendo futuras, muy codiciadas ganancias. Personas como el supuesto gurú Tim Cejka “recomienda” a esos ávidos inversionistas a que metan su dinero en todo lo relacionado con el esquisto, pues dado que EU posee alrededor de entre el 60 y 70% de las reservas mundiales de dicho mineral, se jacta de que “¡si usted invierte en estos nuevos paraísos energéticos, podría estar duplicando su dinero en los próximos diez meses, se lo garantizo!”. Como se ve, no hay ninguna otra consideración para estos inescrupulosos hacedores de dinero, ni más contaminación, ni más destrucción natural, ni más enfermos en el mundo, ni más calor, ni más sequías… no, nada de eso importa, sólo importa que se aprovechen desgracias o escasez de lo que sea, con tal de llevarse varios buenos millones al bolsillo… y todo con el contubernio, sin objeciones, de gobiernos blandos, al puro servicio de los barones de las corporaciones y del dinero.

Y me referiré ahora al tercer punto en el que el principio de la oportunidad especuladora está antes que el propio beneficio que pudiera generarse de lo que voy a narrar. Se trata de una nueva droga contra el cáncer que se ha calificado como “la droga milagrosa” por los ávidos corredores de Wall Street. Bautizada como PCU (Programmed Cell Destruction, destrucción programada de células), ha sido desarrollada por una pequeña compañía farmacéutica ubicada a 56 kilómetros de la capital estadounidense, Washington, y no se ha revelado su nombre porque los corredores de bolsa la están recomendando sólo a “muy contados clientes”, para que sean los primeros en aprovechar el “boom” y se hagan de rendimientos que, se asegura, ¡pueden ser de hasta un 2000%! “¡Imaginen ustedes que puede multiplicarse su inversión hasta en 20 veces, gracias a esta droga milagrosa, tomen en cuenta que cada tratamiento contra el cáncer cuesta $10,000 dólares en promedio y hay 12 millones de personas con cáncer, sólo en los EU, así que hagan sus cuentas!”, se publicita en “información exclusiva” dirigida a los potenciales interesados en adquirir acciones de la empresa en cuestión. Y es que la supuesta “droga milagrosa”, se dice, ataca el cáncer de una forma distinta a cuanto medicamento anticancerígeno haya existido antes, pues logra que las células T, que son los anticuerpos encargados de atacar a los patógenos invasores, no sean “engañados” por los sistemas de evasión que poseen las células cancerígenas y se peguen a éstas, a las que les inyecten su sustancia destructora y lo sigan haciendo así, hasta acabar con todas. Y aunque actualmente se recomienda sólo para combatir la leucemia y ciertos linfomas, al parecer puede hacerlo con cualquier tipo de cáncer, e incluso combatir otros males, tales como artritis o lupus, de acuerdo con los reportes que la propia empresa ha emitido, cuyas acciones se cotizan actualmente en 7 dólares, pero podrían llegar a valer hasta $140 dólares, si su producto resulta ser tan bueno como se presume.

Como puede verse, no les importa a los hacedores de dinero el hecho de que la droga pudiera ser tan efectiva y novedosa al atacar el temido cáncer, como ningún otro tratamiento lo ha hecho antes (de ser realmente cierta su efectividad), ya que incluso, se alardea, es capaz de combatir cáncer en fases terminales. No, eso no interesa, sino sólo que es una “¡fabulosa oportunidad de multiplicar $5,000 dólares en $100,000 dólares!”. Y de acuerdo con esta especuladora, mezquina “lógica”, a mayor número de enfermos que adquieran la droga y se curen, mayores serán las ganancias.

Así que, pensemos por un momento, si de entre los propios ávidos inversionistas hubiera algunos con cáncer, ¿podrían ser al mismo tiempo pacientes e inversionistas?, que dijeran “¡me curo y gano mucho dinero al mismo tiempo!” Aunque en este muy deshumanizado, materialista sistema en que vivimos, hasta esa posibilidad puede darse.

Pero quizá lamentarían esos ávidos inversionistas cancerosos tener que descontar de sus “jugosas ganancias” el precio del tratamiento, ¿no creen?

Contacto: studillac@hotmail.com