lunes, 29 de enero de 2024

La legislación espacial no se respeta

 

La legislación espacial no se respeta

Por Adán Salgado Andrade

 

El primer satélite espacial, el Sputnik I, fue lanzado por la ya extinta URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) el 4 de octubre de 1957, como parte del Programa Soviético Espacial. Era una esfera de metal pulido, con cuatro antenas, que cualquier radioaficionado de entonces, podía captar sus señales. Funcionó y transmitió información durante tres semanas, hasta que sus tres baterías de plata-zinc se agotaron (no existía, por entonces, la tecnología de baterías recargables con el sol). Como se quedó sin impulso, muy pronto regresó a la atmósfera, el 4 de enero de 1958, y cayó.

Como fue tan exitoso ese lanzamiento, nunca antes realizado, provocó el temor de los Estados Unidos, EU, que muy pronto entraron en esa carrera espacial, con tal de ganarle a la URSS. Pero eso todavía llevó algún tiempo, pues el 7 de agosto de 1961 el cosmonauta Yuri Gagarin (1934-1968) realizó el primer exitoso vuelo espacial tripulado, en la nave Vostok I, en el cual orbitó una vez a la Tierra, vuelo que tomó 108 minutos (irónicamente, Gagarin moriría por un accidente de aviación en un MIG-15, algo en lo que habría tenido menores probabilidades de morir).

Ese exitoso vuelo tripulado también le movió a EU el ego y se dispuso no sólo a igualar, sino a rebasar a la URSS en la carrera espacial (cabe destacar que la URSS estaba bastante adelantada en su programa espacial y por eso logró ese par de primeros éxitos, muestra de que en varias cosas estaba muy por delante de su enemigo EU).

La cinta Talentos Ocultos (Hidden Figures), del 2016, dirigida por el estadounidense Theodore Melfi, basada en hechos verídicos, relata la historia de cómo tres mujeres afroestadounidenses, fueron vitales para lanzar la primera nave de la NASA tripulada que orbitaría a la Tierra (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Hidden_Figures).

El espacio, ante tales éxitos, comenzó entonces a legislarse, estableciendo que era patrimonio de toda la humanidad (así como las aguas oceánicas de altamar), y que ninguna nación podía apropiárselo. Como se señala en el sitio digital de la Oficina para los Asuntos Espaciales de la ONU, “la legislación espacial puede ser descrita como el cuerpo de la ley que gobierna las actividades relacionadas con el espacio. La Ley Espacial (también llamada Tratado Sobre el Espacio Exterior), tal como la ley general internacional, comprende una variedad de acuerdos internacionales, tratados, convenciones y las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, así como las reglas y regulaciones de organismos internacionales” (ver: https://www.unoosa.org/oosa/en/ourwork/spacelaw/index.html).  

Y es algo que debe de refrendarse, sobre todo porque ya abundan los satélites, además de la Estación Espacial Internacional.

La cifra más actualizada en cuanto a los satélites activos es de 8,377, la mayoría de los cuales, un 84 por ciento, circulan en la llamada Órbita Terrestre Baja (LEO, por sus siglas en inglés). En la Órbita ecuatorial geosincrónica (GEO, por sus siglas en inglés), circulan el 12 por ciento de los satélites. Y en la Órbita Media Terrestre (MEO, por sus siglas en inglés), que queda arriba de la LEO, pero debajo de la Órbita Alta Terrestre (HEO), circulan solamente el 3 por ciento de tales satélites.

El nivel LEO es el que más se busca, pues  las radio señales llegan más rápido que en el nivel GEO, hay mejores comunicaciones y pueden interactuar con el llamado Internet de las Cosas. Y se usan para muchas cuestiones, como comunicaciones, observación terrestre, desarrollo tecnológico, navegación y ciencia espacial. Y casi todas esas funciones, excepto la de la navegación, pueden realizarse con satélites pequeños (ver: https://nanoavionics.com/blog/how-many-satellites-are-in-space/).

Y es precisamente en el nivel LEO, que se ubica entre 500 y 1,000 kilómetros de altura, que se está dando una fuerte saturación, además de que pareciera que se estuviera convirtiendo en el dominio de unas cuantas empresas y países.

Por ejemplo, Starlink, la empresa del nefasto Elon Musk, tiene 4,519 satélites, de los cuales 4,487 están activos. O sea, el señor tiene el 53 por ciento de todos los satélites existentes y la mayoría en el nivel LEO, así que pareciera que está tratando de apropiarse del espacio, a pesar de que “es de toda la humanidad”. No sólo eso, sino que planea lanzar otros 30,000 satélites. “Para poner eso en perspectiva, hasta ahora se han lanzado 14,500 satélites aproximadamente desde el famoso Sputnik” (ver: https://www.space.com/spacex-starlink-satellites.html).

Así que los problemas que ya existen, se agravarán, como los desechos espaciales, que ya es complicado. Se calcula que hay alrededor de 23,000 objetos mayores a 4 centímetros y unos cien millones de desperdicios mayores a un milímetro. “Esas piezas pequeñas pueden no ser un problema, pero se están moviendo todos esos desperdicios a una velocidad de 24,140 kilómetros por hora, diez veces más rápido que una bala. A esa velocidad, una partícula de pintura puede perforar un traje espacial o destruir una pieza electrónica muy sensible”, se comenta en un artículo del sitio digital Space.com (ver: https://www.pbs.org/newshour/science/analysis-why-trash-in-space-is-a-major-problem-with-no-clear-fix).

De hecho, el telescopio James Webb, casi al inicio de su misión, fue ligeramente dañado por 19 rocas pequeñas llamadas micrometeoritos, aunque por fortuna no fue de severidad y ha seguido funcionando con normalidad (ver: https://indianexpress.com/article/technology/science/nasas-james-webb-space-telescope-hit-by-multiple-micrometeoroids-8040407/).

Así que si Musk lanzara los otros treinta mil satélites que tiene pensado, aumentarían las posibilidades de impactos graves que dañarían a satélites en uso. La cinta Gravedad (EU, 2013), dirigida por Alfonso Cuarón, muestra lo que sucedería si la Estación Espacial fuera golpeada por desperdicios espaciales, sería una pérdida total (ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Gravity_(pel%C3%ADcula)).

Con eso, no se cumple la democrática frase de que el espacio es para toda la humanidad. Y aunque unos 75 países han lanzado y operan algunos satélites, son minoría, comparados con los de EU, la mayoría de los cuales son controlados por Starlink.

“De acuerdo a un creciente número de defensores, académicos y funcionarios de varios países, la estrecha dominación del espacio por unos cuantos, se parece a algo muy familiar: una dominación colonial. De acuerdo con algunos estudiosos, puede equivaler a una violación del Tratado sobre el Espacio Exterior”, señala Khari Johnson en su artículo “Dos naciones, un horrible accidente y la urgente necesidad de entender las leyes espaciales”, en el cual también habla sobre los peligros de permitir el expansionismo irrefrenable del nefasto Elon Musk, “quien hasta podría un día convertirse en colonizador” (ver: https://www.wired.com/story/two-nations-horrible-accident-urgent-need-laws-of-space-lachs-moot/).

“Sólo considere que con tantos miles de satélites en la LEO, moviéndose junto con desperdicios que se trasladan a una velocidad de 28,000 kilómetros por hora, de producirse una colisión, hasta podría extenderse en cadena, al irse impactando los restos de satélites destruidos hacia otros, lo que se conoce como el síndrome Kessler, un evento teórico que postula que tal reacción de destrucción en cadena, podría formar una elipse de desperdicios alrededor del planeta, muy parecida a los anillos de roca y hielo que rodean a Saturnio. Si eso llegara a suceder, la actividad espacial orbital sería casi imposible de realizar, una tragedia para la humanidad en una escala planetaria”, dice Johnson (la Luna también ya se está llenando también de basura, de las pasadas misiones tripuladas y no tripuladas, cabe agregar).

Por eso es que expone que hasta un concurso internacional se ha organizado, en el que se plantean ficticios escenarios de problemas en el espacio, en donde grupos de abogados de distintos países, basándose en la legislación espacial, deben de decidir cuál es la mejor estrategia para resolverlos.

El concurso se llama Manfred Lachs Space Law Moot Court Competition (MLSMCC, Competencia de Corte Simulada sobre Ley Espacial Manfred Lachs), bautizado así, en honor del jurista polaco Manfred Lachs (1914-1993), “quien sirvió como juez de la Corte Internacional de Justicia y que ejerció gran influencia en el desarrollo de la ley internacional luego de la Segunde Guerra Mundial” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Manfred_Lachs).

Es un concurso anual organizado por el Centro Europeo para la Legislación Espacial (ECSL, por sus siglas en inglés), junto con el Instituto Internacional sobre Legislación Espacial (IISL, por sus siglas en inglés), que en su página digital dice que “los ganadores regionales de Europa, Asia-Pacífico, África, Norteamérica y Latinoamérica, compiten en las Finales Mundiales, las que se llevan a cabo en conjunción con el Congreso Internacional Astronáutico” (ver: https://www.esa.int/About_Us/ECSL_-_European_Centre_for_Space_Law/Manfred_Lachs_Space_Law_Moot_Court_Competition).

Justamente Johnson siguió de cerca la participación de tres estudiantes de derecho de Zimbabue, que hace tres años compitieron en ese concurso. El tema fue la ficticia reyerta legal entre dos países (también ficticios), Candidia v. Xenovia. El reto legal era así: Candidia, desde su independencia en el 2010, se había dedicado a proporcionar su bandera a satélites de otros países (como hacen, por ejemplo, Panamá o Liberia con los cargueros), cobrando una comisión. Como le comenzó a ir bien, decidió adquirir un satélite para sí misma. Lo compró a una empresa de Xenovia. Pasó el tiempo y como los pagos por ese satélite, se retrasaron, la empresa de Xenovia advirtió que si no le pagaban, tomaría de nuevo posición del satélite en cuestión. No tuvo dinero Candidia y la empresa de Xenovia, en un acto de prepotencia, usó un satélite de ataque, armado con un brazo robótico. Dio alcance al satélite de Candidia y al tratar de sujetarlo, provocó un accidente, que lo llevó a precipitarse a tierra. No sólo eso, sino que sus restos, golpearon un avión militar de Candidia, que explotó, matando a todos sus tripulantes. Ese era el planteamiento.

El grupo de chicas, Namatai Katsande, Panashe Mujegu y Eunah Ndou, representaron a Zimbabue, llamándose el grupo Midlands de ese país (el barrio en donde vivían).

Fueron ascendiendo, eliminando a otros grupos africanos y a uno de Chile, “tomando posiciones fuera en favor de Candidia o de Xenovia”.

Pero cuando se enfrentaron a un grupo de Holanda, representando ellas a Candidia (sobre todo, porque quisieron estar de parte del país más agraviado), perdieron, pues había una cláusula en la legislación espacial que, en efecto, señalaba que una empresa podía requisar un equipo no pagado, tal y como se hace en cualquier país, que si algo no se paga, le es arrebatado al deudor. “La verdad, queríamos ganar. Yo sabía de ese artículo, porque por eso habíamos ganado en otros concursos, pero me parecía injusto y por eso, nos pusimos del lado de Candidia”, dice Katsande, triste.

Lo cual demuestra cuan injustas son las leyes, hasta las espaciales. Y por eso, insiste Johnson, se debe de estudiar muy bien la legislación espacial, para evitar que vivales como Musk, se apoderen de todo (quiere, en sus elucubraciones mentales, colonizar Marte en el 2050, pero muchos analistas dicen que a como está la tecnología, cuando mucho, podría ir a Marte y ya, nada más. Pero está el riesgo de que, en la lejana posibilidad de que pudiera hacerlo, dijera que Marte es de él. Por eso la NASA, quiere llegar lo antes posible a la Luna, con una nave tripulada, pues teme que si China se le adelanta, vaya salir con que la Luna ya es suya. Ver: https://nypost.com/2023/01/02/nasa-chief-warns-china-could-claim-territory-on-the-moon-if-it-wins-new-space-race/).

Por eso, para evitar una colonización del espacio, Ruanda expuso en el 2021 un plan para lanzar ¡330,000 satélites!, en conjunto con la empresa francesa satelital E-Space, “lo que muchos dudan que pueda hacer, pero el intelectual anticolonialista Danielle Wood, profesor del MIT, dice que está bien, pues ‘África, no quiere llegar al último en su participación espacial’”, señala Johnson.

En fin, como ven, eso de que el “espacio es para todos” es otra mentira. Y ya se ve qué países o empresas están luchando por apoderarse de él y seguir haciendo buenos negocios, como todos los que promueve el capitalismo salvaje.

No sólo quiere ese nefasto sistema seguir depredando y contaminando al planeta, sino ahora quiere hacerlo con el espacio.

 

Contacto: studillac@hotmail.com

domingo, 28 de enero de 2024

El deshielo de polos, de Groenlandia y glaciares está alentando las corrientes oceánicas

 

El deshielo de polos, de Groenlandia y glaciares está alentando las corrientes oceánicas

Por Adán Salgado Andrade

 

 

El mar no es estático, sino que tiene su dinámica propia, que es la que ayuda a establecer un equilibrio en cuanto a temperatura, nutrientes y otras cosas imprescindibles para la fauna marina y para el planeta. Por ejemplo, en la Antártica, el agua helada va al fondo y da origen a la corriente llamada Agua Profunda de la Antártica, APA, que es movida por los vientos, y se desplaza apenas a centímetros por segundo, pero  lleva nutrientes, oxígeno y calor, pues al elevar su temperatura, va ascendiendo y forma la Corriente del Golfo (Gulf Stream), que es vital para mantener calientes a algunos países y regiones, sobre todo en invierno, como a Inglaterra, por ejemplo. Pero por la crisis climática que ha ocasionado este sistema depredador y contaminante, cada vez habrá menos agua helada que baje al fondo marino y la APA irá disminuyendo hasta desaparecer (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/06/las-corrientes-oceanicas-se-estan.html).

Una de las consecuencias de la mencionada crisis climática es, como señalé, que cada año se incrementan las temperaturas, por tanto CO2 expelido a la atmósfera (alrededor de 45,000 millones de toneladas anuales). Tanto gas actúa como una capa que no deja salir el calor, tanto de los rayos solares, así como del que emite toda la actividad humana (vehículos, industrias, agricultura, guerras, ciudades…). Por ello es que el planeta se está calentando rápidamente y aunque se ha puesto como límite un incremento de temperatura de 1.5º C, es algo ya inevitable que suba más allá. Y eso empeorará los problemas climáticos y ambientales que ya tenemos (ver: https://apnews.com/article/climate-science-business-scotland-europe-7b282af7df95b55dff2630e158631a73).

El 2023, ya se clasificó como el año más caliente en la historia planetaria. Tuvieron que ver el fenómeno El Niño, junto con los efectos que la emergencia climática está ocasionando, como las mencionadas altas temperaturas. Y eso provoca largas sequías, ondas de calor (que dejan miles de muertos), inundaciones, tormentas, poderosos huracanes y megaincendios forestales (ver: https://apnews.com/article/record-hot-climate-change-warming-el-nino-db415afb5868b9ed8b9120852c09b14d).

Así que no sólo la APA se está afectando, sino que muchas otras corrientes marinas, por la citada crisis climática. Las temperaturas de todo el planeta se están incrementando, lo que está ocasionando un acelerado derretimiento de los glaciares, los polos y de Groenlandia, el llamado continente congelado.

Lo que está ocurriendo en Groenlandia es pasmoso, pues se ha calculado que está perdiendo ¡30 millones de toneladas de hielo cada hora!, rebasando lo que previamente se pensaba (ver: https://www.theguardian.com/environment/2024/jan/17/greenland-losing-30m-tonnes-of-ice-an-hour-study-reveals).

Y esa agua fresca adicional que irá a los océanos, afectará a la corriente del Golfo de México llamada Circulación de vuelco meridional del Atlántico, conocida como AMOC (por sus siglas en inglés). Esa corriente es reguladora de temperaturas, y gracias a ella, lugares que están en la misma latitud de Alaska, en donde las temperaturas invernales son gélidas en invierno, no las sufren tan bajas. Es el caso de España o Inglaterra, por ejemplo. Estudios recientes indican que se ha debilitado la AMOC entre el 15 y el 20 por ciento y que podría desaparecer entre el 2025 y el 2095, “pero lo más probable es que lo haga hacia el 2050”. También su colapso provocaría sequías, subiría el nivel del mar, escasearían los alimentos al haber menos lluvias, se afectaría severamente la fauna marina y, de desaparecer totalmente, las aguas de los océanos, se estancarían, quedaría convertido en un pantano global  (ver: https://www.msn.com/es-mx/noticias/mundo/la-corriente-del-golfo-se-debilita-posibles-y-catastr%C3%B3ficas-consecuencias-para-el-planeta/ss-BB1hh4MA?ocid=nl_article_link#image=4).

Y son efectos que ya no pueden revertirse, pues aun cuando detuviéramos hoy todo tipo de contaminación, los gases que calientan el planeta, como el mencionado CO2, el metano, el monóxido de carbono, los metales pesados, las partículas suspendidas… durarán décadas suspendidos y seguirán calentando al planeta.

Lo peor es que países que prácticamente no contaminan, están sufriendo los efectos de la crisis climática. Como Bután, cuyos glaciares están seriamente afectados. Ese país de unos 727,200 habitantes y un área de 14,824 kilómetros cuadrados, tiene tantos bosques que hasta absorben toda su huellea de carbono, por eso es que no contamina. Está rodeado de montañas con glaciares, pero ya los está viendo desaparecer aceleradamente, como el glaciólogo Phuntsho Tshering ha comprobado en sus investigaciones, cada que asciende a las “montañas de los Himalaya, tan sagradas para los butaneses”. Cada vez es más delgado el hielo que los cubre. “Piedras que hace una década no se veían, ahora son perfectamente visibles. Este año (2023), la profundidad de la nieve está entre 10 y 18 centímetros. Definitivamente, está desapareciendo”, dice Tshering, en un documental que hizo de The Guardian sobre su importante labor (ver: https://www.theguardian.com/world/ng-interactive/2024/jan/10/bhutan-mountain-man-videos-from-a-glaciologist-to-a-future-generation).

La afectación adicional es que los glaciares proporcionan agua a muchas comunidades. Alrededor de tres cuartas partes de agua dulce está almacenada en esos cuerpos helados (ver: https://www.usgs.gov/faqs/how-much-earths-water-stored-glaciers).

Así que cuando desaparezcan, millones de personas ya no contarán con el vital líquido.

Como señalé, estudios actuales confirman que la crisis climática es más grave de o que se preveía. El hielo que cubre el Antártico, ha bajado tanto que “los científicos no tienen calificativos para referirse a lo que están viendo”. Como consecuencia, han muerto miles de pingüinos emperador, debido a las altas temperaturas registradas, pues sus gruesas pieles están hechas para soportar temperaturas gélidas, no templadas (ver: https://www.theguardian.com/world/2023/dec/31/red-alert-in-antarctica-the-year-rapid-dramatic-change-hit-climate-scientists-like-a-punch-in-the-guts).

Ese es, pues, otro devastador efecto que la crisis climática está ocasionando.

Pero al capitalismo salvaje, lo único que le importa, es seguir haciendo buenos negocios, aunque contamine la atmósfera y detenga las corrientes oceánicas.

 

Contacto: studillac@hotmail.com