El alarmante incremento de crímenes con
cuchillos en Inglaterra
Por Adán Salgado Andrade
Hace años, Inglaterra
se jactaba de la gran seguridad que había en sus ciudades, sobre todo, en la
emblemática Londres, en donde sus policías hasta iban desarmados, pues los
índices de criminalidad eran bajos.
Sin embargo, desde que
los sucesivos gobernantes han ido empobreciendo al país con medidas de
“austeridad” y otras recetas “neoliberales”, o sea, del capitalismo salvaje, la
miseria, la precariedad y los problemas que conlleva el que un “gobierno” – es
decir, la mafia en el poder – recorte el gasto social por “medidas de
austeridad”, han aumentado (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/09/riqueza-y-pobreza-en-inglaterra.html).
Eso conduce a una
degradación del tejido social, que se incrementa al aumentar los índices de
pobreza. Si la gente no tiene, por la pobreza, cubiertas sus necesidades
básicas y ni siquiera un lugar seguro para vivir, el resentimiento social se
convertirá en violencia creciente.
Aúnese a eso, que hasta
en la seguridad policiaca se han recortado fondos y la criminalidad,
desatendida, ha llegado a niveles alarmantes, sobre todo los asesinatos con
armas blancas, cuchillos, principalmente. El veraz diario inglés The Guardian publicó recientemente un
artículo en donde varios legisladores culpan a Theresa May por los recortes
policiales, como los causantes de que los asesinatos con armas blancas estén
creciendo alarmantemente, a lo que May dijo que “no hay correlación directa
entre ciertos crímenes y el número de policías (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2019/mar/04/knife-boosted-by-toxic-mix-of-cuts-to-police-and-youth-services).
Es importante resaltar
que la degradación del tejido social se está dando en todo el mundo, por la
pérdida de valores que eso atrae, pues el capitalismo salvaje sólo busca crear
autómatas-consumidores que lo reproduzcan, sin protesta alguna y que, sin que
les cueste mucho trabajo, puedan cometer un delito, como un robo o un
asesinato, que se unan a bandas criminales para robar asesinar, secuestrar y
que obtengan, a cambio, fácilmente, el dinero que gastarán, no sólo en sus
necesidades inmediatas, sino en las superfluas, adquiriendo ropa fina, autos
lujosos, costosas casas… justo lo que el sistema impone para ser “alguien en la
vida”. Por eso insisto en el hecho de ya que se den problemas como el mencionado
en Inglaterra, antes un “seguro país”, es indicativo de daño que el capitalismo
salvaje está ocasionando en todo el mundo con su mezquino, egoísta,
individualista modo de reproducirse, que no sólo destruye a la sociedad, sino
depreda el planeta y lo contamina (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/03/la-perdida-de-biodiversidad-la-perdida.html).
Por eso indignó a los
legisladores ingleses la respuesta de May, de que la disminución policiaca no
tiene que ver con asesinatos. Y es que, cuando ya se ven las consecuencias de
la degradación social por la pobreza y los mencionados problemas, mientras se
solucione o no, se requieren medidas preventivas, que disminuyan la
criminalidad y si hay menos vigilancia policiaca, los delitos aumentan. El
Partido Laborista calificó la creciente ola de muertes por cuchilladas como “una
tragedia nacional”. Mark Burns-Williamson, jefe de la Asociación de
Comisionados de Policía y Crimen, afirmó que “los recortes al número de
policías y los recortes a los servicios asistenciales para jóvenes, han creado
una tóxica mezcla”. Claro, pues si han disminuido también los lugares en donde
se pueda reorientar a los jóvenes, que son los más propensos a unirse a
criminales, el problema empeora,
Un nuevo informe
policial indica que han subido en 53%, entre el 2016 y el 2018, el número de
robos, asesinatos, violaciones o asaltos sexuales, cometidos por jóvenes
menores a veinte años, empleando cuchillos. El número de niños menores a 16
años tratados por heridas ocasionadas con armas blancas, se ha duplicado en los
últimos cinco años, señala el NHS (el servicio nacional de salud de
Inglaterra).
Terrible que sean
justamente jóvenes y adolescentes, quienes están en una edad tan creativa, en
la que pueden estudiar y aprender muchas cosas para un promisorio futuro los
más inclinados a la violencia, tanto a ejercerla, como a ser víctimas de ella
(y es algo que se da en todo el mundo, por desgracia).
El más reciente
asesinato con cuchillo es el de Yousef Makki, estudiante de 17 años, con muy
buen promedio. El sábado 3 de marzo, fue acuchillado en un pueblo cerca de Altrincham.
Dos adolescentes, también de 17 años, están en custodia, como sospechosos del
infame asesinato.
El anterior homicidio,
que también ha conmocionado a todo el país, fue de la chica Jodie Chesney, de
17 años, el viernes 2 de marzo. Fue asesinada por las espalda, en un parque,
mientras escuchaba música con amigos. El sospechoso del crimen, Manuel
Petrovic, de 20 años, aun no confiesa la causa por la cual asesinó, junto con
otro joven, a Chesney. Los familiares de la chica quieren que se vuelva ley una
propuesta para sentenciar a 10 años de cárcel a quien tenga un cuchillo. El
problema con estas leyes es que sería culpable cualquier persona, tan sólo por
portar un cuchillo, aunque fuera parte, por ejemplo, de su equipo de trabajo.
Pero, a como están las cosas en Inglaterra, pudiera ayudar en algo (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2019/mar/06/jodie-chesney-man-held-in-leicester-over-stabbing-of-girl-17).
En diez días, muy trágicos,
reportó Scotland Yard, en Londres hubo dos casos de heridas con cuchillo, en el
West End, asesinatos en Hendon y un
intento de homicidio en Enfield. El comisionado policiaco metropolitano Graham
McNulty, dice que los horarios de los policías se han alargado lo más posible
para contrarrestar los asesinatos con cuchillos, pero advirtió que “No puedo
hacer más oficiales de la nada y con los que contamos, están trabajando muy
duro, en circunstancias cada vez más difíciles”, con lo que se refirió
claramente a la falta de suficiente personal.
Y en los suburbios, la
criminalidad con cuchillos está peor, pues el más reciente informe indica que
desde el 2010, en sitios como Kent subió 152%, en Hertfordshire, 89%, en
Staffordshire, 88%, en Essex, 43%, en Thames Valley, 23%. Comparados esos
incrementos con el de Londres, 11%, son escandalosamente altos. Se achacan a
que el tráfico de drogas por parte de bandas criminales se ha ido desplazando a
los suburbios y los crímenes son resultado de conflictos entre tales bandas por
disputas territoriales (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2019/mar/10/steep-rise-in-knife-outside-london-police-figures-show).
Vaya, cualquier
parecido con lo que sucede en México, no es coincidencia, pues es obra, como ya
dije, de que globalmente se está destruyendo aceleradamente el tejido social y
los valores que una sociedad unida conlleva, y dan paso al materialismo, al
egoísmo, al individualismo y a hacer lo que sea, con tal de poseer mucho dinero
y los lujos que eso proporciona.
La violencia y la
criminalidad en todo el mundo, se están incrementando, porque el problema con
todos los mafiosos políticos del mundo, es que no tienen que vivir las
trágicas, diarias circunstancias que padecemos los ciudadanos comunes, pues
cuentan con su transporte personal, sus guardaespaldas y todos los privilegios
que la clase política disfruta desde su cómodo palco en el poder. Por eso, May
dice que no hay relación entre crímenes con cuchillos y la falta de policías.
Burns-Williamson agregó
“Si tuviéramos más oficiales y recursos que nos han recortado en los últimos
ocho años, estaríamos mejor. No lo achacaría tanto al número de policías, pero
las fuerzas policiacas en todo el país están haciendo grandes esfuerzos para
tratar de controlar esta clase de violento crimen”. El hecho de que ahora haya
menos vigilancia en vecindarios significa que “hay menos involucramiento de
policías con jóvenes, así que la austeridad sí ha jugado totalmente su papel en
esto. Necesitamos más para asegurar que se apoye a la policía, a los servicios
a jóvenes y a campañas para prevenir el delito”, agregó.
Sí, como señalo antes,
no sólo es que haya más policías, sino que los servicios asistenciales a
jóvenes aumenten y las campañas de prevención (algo que aquí, AMLO ha querido
hacer al asegurar una beca para jóvenes que ni estudian, ni trabajan, pues
sería una forma de reencauzar a los que estuvieran más vulnerables y propensos
a integrarse a actividades delictivas).
El problema mayor es
que se “normalice” la violencia y el empleo de cuchillos, indican las
autoridades. Como señala Raymond Douglas, trabajador que atiende a jóvenes y es
fundador de la iniciativa Gangology (para
atender y estudiar a las pandillas), el problema se ha extendido ya a sitios en
donde, hace años, ni por asomo se darían crímenes tan violentos. La violencia
es un tema que se da en la cultura de los jóvenes, como la música que la
fomenta, explícitos videojuegos y lenguaje rudo. Y el hecho de que se hayan
reducido los recursos a escuelas para formar clubes, también es parte del
problema. Y no se trata de reaccionar sólo cuando se den crímenes de chicos de
clases medias o altas. “Sean de un suburbio pobre o de una zona residencial,
todos son nuestros niños y debemos tratarlos a todos por
igual”, enfatiza Douglas.
Tiene razón, pues en
muchos casos, los asesinados son chicos pobres, inmigrantes, discriminados, y
muchos nativos ingleses, muy probablemente, hasta lo celebren. De hecho, el que
Inglaterra haya iniciado su salida de la Unión Europea, el llamado Brexit, tuvo como principal
justificación que estaban entrando muchos inmigrantes a su territorio. Un
absurdo, pues ya, desde hace años, cientos de miles de migrantes se
establecieron en el país y el crecimiento de ellos no ha sido tanto por nuevas
oleadas de extranjeros, sino por los hijos de los que ya viven y hasta son
ciudadanos ingleses.
Dame Louise Casey, ex
directora de la unidad familiar durante el gobierno de Cameron, señala que “por
supuesto que al haber menos policías, se incrementa ese problema. Pero, además,
pobreza y limitaciones económicas tienen mucho que ver. Es algo que le sucede
mayoritariamente a gente pobre, pues si les cerramos los centros de atención
para niños, en donde se les cuide, se les oriente, se les ayude económicamente,
no tienen alternativas. En muchas áreas pobres hay muy pocos recursos para
prevenir el delito”.
Como dije antes, se
trata también de reconstruir el tejido social, no sólo con dinero, sino con
cultura, la enseñanza de las bellas artes, música, pintura, escultura… que
contribuyan a crear o reforzar la sensibilidad de la gente, sobre todo, niños y
adolescentes, edad crucial para hacerlo (ver: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1815-58982012000300003).
Y está tan extendido el
empleo de armas blancas entre jóvenes y adolescentes que ya hasta en las
escuelas se han incautado. Por ejemplo, en 18 meses, 2,579 fueron halladas en
estudiantes. Muchos de ellos eran niños menores de 10 años, de los cuales, tres
eran de cinco años. Increíble que ya a edad tan temprana usen cuchillos, en
lugar de juguetes. Se han dado incluso crímenes dentro de las escuelas, como el
de la profesora de español Ann Maguire, de 61 años, quien fue asesinada a
puñaladas en el 2014, con un cuchillo de 21 centímetros por su alumno Will
Cornick, de quince años en ese entonces, en el “colegio católico” Corpus
Christi – increíble que haya sido en una escuela católica. Cornick, actualmente
de 20 años, sirve una condena perpetua en prisión: No podía ser menor el
castigo. En el 2015, otro profesor, Vincent Uzomah, fue seriamente herido en la
academia Dixons Kings, por un alumno racista, de 15 años, que ya tenía
antecedentes penales, muy mediocre, que empleaba mariguana. El dato más
reciente de agresiones de alumnos a maestros, es que entre el 2014-15 se dieron
132,000 ocasiones en que alumnos de primaria y secundaria insultaron y
amenazaron a profesores. Muy peligroso, también, ser profesor en ese país de
supuesto “primer mundo” (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2017/may/12/hundreds-of-knives-seized-in-18-months-at-uk-schools-figures-reveal-show-police-england-wales-weapons).
También la escalada de
violencia la achacan a la facilidad con que las llamadas “redes sociales”
llevan a “resolver” diferencias entre personas, como de bandas rivales. Quizá
sea un factor, pues en Estados Unidos, la violencia se ha incrementado mucho en
ciudades como Chicago, en donde existen unas 850 bandas de jóvenes, que agrupan
a unos 70 mil, quienes usan las redes para retarse y enfrentarse en las calles
a balazos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/01/armas-y-violencia-on-line.html).
Luego de que en marzo
del 2018, fueron asesinados 13 londinenses en tan sólo dos semanas, la
funcionaria policial Cressida Dick, culpó a sitios como YouTube, Snapchat e
Instagram por la escalada de violencia. “Disputas triviales pueden escalar en
violencia en cuestión de minutos, cuando rivales se retan por internet.
Definitivamente tienen que ver las redes sociales en cuanto a que una persona
se enoje algo con otra y que se enfrenten muy rápidamente. Los insultos en
línea retroalimentan la violencia y es más difícil que la gente se calme”,
afirmó Dick (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2018/mar/31/met-commissioner-says-social-media-is-behind-soaring-rate-of-knife).
Como señalé antes, los
hospitales ahora atienden a muchas más personas que llegan allí por heridas de
cuchillos, las que son mucho peores, hechas con mucha saña. “Previamente
veíamos una o dos cuchilladas por víctima. Ahora, vemos múltiples heridas,
cinco o más en un solo paciente”, indica el doctor Ross Davenport, del hospital
Real de Londres, en Whitechapel, Londres. De acuerdo con cifras del NHS, en
once centros regionales de hospitales de traumatismos, fueron tratados entre el
2015-16, 1697 víctimas, pero entre el 2017-18, ascendieron a 2278 casos, 34.2%
más. De las víctimas adultas, subieron 37%, en tanto que de menores de 18 años,
24.4%, por eso se consideran ya una “emergencia nacional” los crímenes hechos
con cuchillos. Señala el doctor Taj Hassan, del Colegio Real de Medicina de
Emergencias que “El crecimiento del crimen con cuchillos en Inglaterra es una
situación que se debe tomar muy seriamente, tanto para la sociedad en que
vivimos, así como para los que debemos de ayudar a los heridos y sus
familiares, pues una vida, muchas veces la de gente muy joven, se pierde tan
trágicamente”. Para los doctores, la pronta atención es vital, localizando los
daños a órganos internos, parando las hemorragias, realizando transfusiones e
inmediatas y largas operaciones. Aunque varias veces, a pesar de todo el
esfuerzo, muchas víctimas mueren (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2018/oct/21/trauma-doctors-knife-crime-epidemic-nhs-hospitals).
Como mencioné antes,
contribuye a la violencia el mosaico étnico en que muchas ciudades y barrios
ingleses se han convertido, que llevan a diferencias irreconciliables entre las
distintas nacionalidades que las habitan. Eso sucede en distritos como Page
Hill, en donde deben de “convivir” dos grupos de nacionalidades distintas. Uno,
es de origen pakistaní y, el otro, eslovaco, junto con checo, polaco, húngaro y
rumano. No sólo se dan disputas raciales, sino que entre los migrantes ya
establecidos surgen quejas contra los nuevos que llegan, pues se hacinan en
sitios muy pobres, con fuertes problemas como alta criminalidad, insalubridad,
basura en las calles, violencia. Muchos de los viejos habitantes de esos sitios
incluso han querido irse ya, de tantos problemas que atrae demasiada gente,
sobre todo extranjeros de países árabes o de Europa oriental, que buscan una
mejor vida en Inglaterra, pero que se enfrentan con pobreza y violencia. Muchos
de los incidentes se dan entre adolescentes en las escuelas, porque unos se
burlan de las costumbres de los otros, como, por ejemplo, que las niñas
musulmanas usen velo y cosas por el estilo. Pero las burlas pronto se
convierten en riñas, varias veces fatales. Y, como señaló un ex funcionario,
David Blunkett, si no se hace algo pronto, para dirimir esas diferencias, “eso
se convertirá en una bomba de tiempo que muy pronto estallará” (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2018/nov/03/roma-tire-shouldering-blame-boiling-pot-communities).
Ese odio racial, sobre
todo de los “supremacistas blancos”, quienes se sienten superiores al resto de
las razas, es muy bien señalado en el documental que The Guardian produjo, titulado Black
Sheep, sobre el caso real de Cornelius Walker, un afrolondinense, cuya vida
cambió el 27 de noviembre del 2000, cuando un amigo de diez años, la misma edad
de Cornelius, fue asesinado. El padre de Cornelius decidió mudarse de Londres y
se estableció en un barrio blanco, asolado por estúpidos supremacistas, quienes
desde los primeros días comenzaron a hostigar y a golpear a Cornelius. El
chico, para sobrevivir, un día, se blanqueó la cara con talco y maquillaje, se
puso lentes de contacto azules y, muy
humildemente, se les acercó para ver si lo aceptaban. Los estúpidos
racistas rieron al principio, pero consideraron su esfuerzo y lo aceptaron. A
partir de allí, el noble Cornelius, antes tan tranquilo, se les unió a esos
pandilleros blancos en todos sus desmanes delictivos, incluso, cuando atacaron
a negros, como Cornelius. Muy triste y emotivo ese documental (ver: https://www.theguardian.com/news/ng-interactive/2018/oct/26/black-sheep-the-black-teenager-who-made-friends-with-racists-video).
Debe aclararse que no
es porque los habitantes de países pobres quieran irse, así nomás, a los países
ricos, pues éstos – Inglaterra, Francia, Italia, Portugal, Estados Unidos,
Holanda, Alemania, entre otros –, con el control colonial que mantuvieron
durante siglos sobre aquéllos – en Latinoamérica, África, Asia –, los
despojaron durante siglos de sus recursos y ni siquiera les proporcionaron los
medios para que se industrializaran adecuadamente, así que ese colonialismo,
más el neocolonialismo, ha empobrecido muchísimo a las regiones que antes
fueron colonias y ahora son países que ni siquiera tienen lo básico para
sobrevivir, envueltos en extrema violencia. Por ello es que buscan a sus
antiguos captores, para que les devuelvan lo que por siglos les arrebataron.
Dentro de toda esa
violencia, no podían faltar los feminicidios, en los cuales, el 76% de las
mujeres asesinadas, fueron cometidos por “un hombre conocido” por ellas. En el
2017 fueron asesinadas 139 mujeres, de acuerdo con el Centro de Feminicidios,
de las cuales, 105 conocían a su asesino. Y justamente un arma blanca fue
empleada en 66 de las asesinadas. Como se aprecia, el macho, criminal, misógino
es un ser despreciable que ronda todo el planeta (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2018/dec/18/femicide-in-uk-76-of-women-killed-by-men-in-2017-knew-their-killer).
El más reciente
feminicidio fue el de la cineasta francesa Laureline Garcia-Bertaux, de 34
años, quien fue sofocada por presión en el cuello. La asesinaron en su casa y
la enterraron muy superficialmente en el jardín. Algo terrible, pues esa
directora debió de haberse establecido en Inglaterra, en consideración a la
“seguridad” que, supuso, hallaría en un país de “primer mundo”, pero no fue
así. Y nada se sabe del asesino, quizá sea otro feminicidio más que quede
impune, como cientos de miles en el mundo (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2019/mar/09/french-film-maker-found-in-shallow-grave-was-strangled).
Y tomando en cuenta el
alarmante incremento de asesinatos o ataques con cuchillos, la cadena de
tiendas ASDA, voluntariamente decidió que al terminar abril, no venderá más
cuchillos en sus anaqueles. No muy efectiva medida, pues al anunciarla, seguro
muchos de los potenciales criminales se darán prisa en adquirir esos utensilios.
Y no hay casa que no se precie de serlo, que no use cuchillos. Pero es mejor
eso a nada, en vista de que la inepta de May dice que no hay correlación entre
asesinatos y la reducción de policías por la “austeridad” (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2019/mar/09/asda-to-stop-selling-single-kitchen-knives).
Como muchas madres
inmigrantes somalís, somalilandas o kenianas, ya no sienten que sus hijos estén
seguros en un país en donde va en ascenso la criminalidad de todo tipo, han
preferido mandar a sus hijos de regreso a sus lugares de origen, a pesar de
que, como en Somalia, se dan actos terroristas ocasionalmente. Pero sobre todo
los asesinatos con cuchillos, de los cuales ha habido diecisiete tan sólo en
Londres, en lo que va del año, no hacen sentirse muy seguras a las familias
inmigrantes que tienen hijos adolescentes. Y ya son cientos a los que han
enviado de regreso a sus países de origen (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2019/mar/09/british-somalis-send-sons-abroad-to-protect-against-knife-crime).
En fin, en una postura
cínica, quizá muchos ingleses, sobre todo los que están en contra de que entren
al país más migrantes pobres, los que votaron a favor del Brexit, celebren los
asesinatos con cuchillos, si con esa medida se van del país africanos,
asiáticos, árabes, latinos… claro, mientras no sean ellos los acuchillados.
No podía ser más
oportuna, pensarán, la reducción de policías.