miércoles, 28 de febrero de 2024

La Bioroca se emplea ya para regenerar corales y puede detener erosión de costas

 

La Bioroca se emplea ya para regenerar corales y puede detener erosión de costas

Por Adán Salgado Andrade

 

El arquitecto futurista, inventor y científico marino alemán Wolf Hilbertz (1938-2007), fue muy visionario, proponente de técnicas que podían ayudar a mejorar el medio ambiente. En 1976, inventó el método de crecimiento por acumulación (Accretion Technology), que originalmente fue concebido para construir ciudades en el fondo marino, que luego emergerían. Pero el propio Hilbertz, se centró más  en usar su invención para rehabilitar arrecifes de coral y detener la erosión (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Wolf_Hilbertz).

El proceso de crear la Bioroca, es relativamente sencillo. Basta colocar estructuras metálicas en el fondo marino, de la forma en que se desee, pasar una corriente de bajo voltaje, de unos cuatro voltios, y esperar a que los minerales se vayan acumulando en esas estructuras con el paso del tiempo. El material resultante es bastante resistente, comparable con el concreto. Y mientras se pase corriente, los minerales seguirán acumulándose. Por eso es que se sugiere que esos proyectos sean alimentados con aerogeneradores o celdas solares, para que cuenten con corriente constante (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Biorock).  

Ya se ha empleado la Bioroca para rehabilitar arrecifes de coral, como en Indonesia, que inició uno en el 2006. Una foto de ese trabajo, muestra cómo se construyó, haciendo una estructura, más o menos esférica, la que seguramente en la actualidad estará cubierta de los necesarios corales (ver: http://www.wolfhilbertz.com/workshop.html).

Los corales son muy importantes debido a que albergan fauna marina y forman parte de las cadenas tróficas. “En ellos habitan más especies por unidad de área, que cualquier otro ambiente marino, incluyendo 4,000 especies de peces, 800 especies de corales duros y otras más. Los científicos estiman que pueden existir millones de especies aún no descubiertas viviendo dentro y alrededor de los arrecifes” (ver: https://oceanservice.noaa.gov/education/tutorial_corals/coral07_importance.html).

Como señalé, qué bueno que existan personas que dedican su vida a proyectos que ayuden al medio ambiente, a la sociedad. Les comento a mis estudiantes de ingeniería que vean la diferencia entre un ingeniero consciente y uno inconsciente. El consciente, buscará, por ejemplo, formas para reforestar un bosque, limpiar un río o un lago. El inconsciente sólo buscará tener un trabajo con buen sueldo, no importa si se ocupa en diseñar y fabricar armas, pues son ingenieros los que se dedican a esa aberración. Y para que las armas se vendan, debe de haber guerras, como el genocidio que se está cometiendo en Gaza o la invasión rusa a Ucrania.

Compárese el trabajo de Hilbertz con el del físico estadounidense Robert Oppenheimer (1904-1967), el artífice del más terrible esperpento de destrucción masiva, la bomba nuclear, que en su momento, fueron dos mil millones de dólares de los de los 1940’s, los que se emplearon para desarrollar el Proyecto Manhattan, que sirvió para concebir el engendro nuclear (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/12/dia-de-la-trinidad-el-nacimiento-de-la.html).

Regresando a la bioroca, el diseñador industrial Tom Dixon (nacido en Túnez, pero nacionalizado en Inglaterra), junto con la tecnóloga inglesa Suhair Khan, fundadora del sitio operado mediante Inteligencia Artificial, Open-Ended Design (https://www.suhairkhan.com/), están colaborando para realizar más proyectos que ayuden a regenerar corales, pues, señala Khan, “son vitales y están siendo amenazados por el cambio climático, los barcos, el desarrollo económico y la construcción y aunque sólo cubren el 1 por ciento del lecho marino, albergan al 25 por ciento de la vida marina”.

Dixon comenta que ahora se está tratando de detener la erosión costera mediante masivas estructuras de concreto, “pero esto daña la vida marina y los ecosistemas, así que si empleáramos coral, podríamos hablar de una sustitución regeneradora”.

Por ello es que la colaboración de Dixon y Khan busca incrementar el número de proyectos para regenerar los arrecifes de coral empleando la Bioroca. “Yo estoy experimentando para diseñar muebles, pero he visto el potencial que posee para regenerar arrecifes, lo que combatiría la erosión”, dice Nixon.

Los dos emprendedores, mediante el empleo de la llamada Inteligencia Artificial, quieren ver cómo funcionaría la Bioroca bajo distintas circunstancias, como temperatura del agua, disponibilidad de electricidad y otros factores. Quieren aplicar la técnica en el norte de Australia, en donde están muy afectados los arrecifes coralíferos, “poniéndose en contacto con las comunidades afectadas para que colaboren en los esfuerzos del intento regenerativo” (ver: https://www.wired.com/story/coral-restoration-tom-dixon-furniture-subhair-khan-open-ended-design/).

Y es que las barreras de coral, evitan la erosión de las costas, pues actúan como barreras naturales. Su destrucción es lo que ha acelerado tal erosión.

Así que bienvenido ese proyecto que beneficiaría al medio ambiente marino y, claro, a la humanidad.

El mar es una importante fuente de oxígeno, de alimentos, además de que absorbe el 90 por ciento del calor excedente que generamos a diario (de no existir mares, el planeta ya no sería habitable).

Y esperemos que cada vez surjan más y más proyectos tecnológicos que ayuden a recuperar las condiciones ambientales que nos permiten seguir viviendo en este planeta.

El lema debe de ser: “Sí a la tecnología creativa, no a la destructiva”.

 

Contacto: studillac@hotmail.com  

  

 

 

 

martes, 27 de febrero de 2024

De conciertos, veladoras y tiroteos

 

De conciertos, veladoras y tiroteos

Por Adán Salgado Andrade

 

La Nueva Escuela Mexicana, NEM, enfatiza mucho que la educación artística, como la enseñanza musical, es primordial para sensibilizar a las y los estudiantes, alimentar su espíritu y que sean seres pensantes en su adultez, que sean solidarios, cultos, conscientes, preocupados, compartidos…

Justamente mi hermano, Ricardo Salgado Andrade, guitarrista concertista de profesión, egresado de la Facultad de Música de la UNAM (además de apasionado rockero por muchos años, con un proyecto en la actualidad de rock en náhuatl, con su grupo Tenochca Rock), se dedica a esa noble tarea de enseñar música en secundaria.

En el turno vespertino, en la secundaria 64, a pesar de la precariedad de las instalaciones, se ha aplicado a impartirla lo mejor posible (“Como si fuera escuela particular”, se jacta), habiendo gastado de su propio sueldo para habilitar un “salón de música” que estaba en pésimas condiciones , pues ni el piano con el que cuenta, servía. También ha adquirido guitarras, flautas, melódicas y hasta instaló un monitor para mostrar videos que coadyuven a la enseñanza.

Y tanta ha sido su dedicación, que hasta formó un coro de niñas y niños, que han alcanzado niveles de excelencia, pues les recomienda que “sientan la música, emociónense al cantar” y lo hacen en español y en náhuatl.

Para impulsarlos todavía más, los animó a participar en un concurso de escuelas de la zona. Participaron 14 planteles y el grupo de 22 chicas y chicos formado por mi hermano, quedó en primer lugar, lo que fue muy alentador para todas ellas y ellos y para Ricardo, pues fue producto de su esfuerzo conjunto, no sólo por la enseñanza, sino para que ellas y ellos se sintieran seguras y seguros. “Les dije, ustedes canten como lo sientan, saquen su talento natural que tienen”. La canción con la que ganaron fue la Canción Mixteca, aquélla que comienza con “Qué lejos estoy del suelo donde he nacido…”, en su versión en español (que seguramente han escuchado), pero también en el idioma náhuatl, como mencioné, retomando la traducción que hiciera nuestra madre, la maestra María Andrade Barragán, Macuilxochitl (1928-1998), que ella cantaba tan magníficamente y, también, para difundir esas conocidas canciones populares en nuestro idioma ancestral, el más hablado en nuestro país entre distintos mexicanos originarios.

Luego de ese emotivo triunfo, pasó el coro de niños y niñas a la final, en donde competirían con escuelas de otras zonas de la ciudad. Y el concierto sería nada menos que en la sala José Revueltas del Conservatorio Nacional, una de las más antiguas instituciones para la enseñanza musical. En esa sala han tocado figuras de la talla del maestro Silvestre Revueltas (1899-1940), gran compositor, hermano del escritor José Revueltas (1914-1976), muy importante figura en la literatura mexicana (“Los Muros de agua”, entre sus obras más emblemáticas).

Y todos se entusiasmaron bastante, pues a pesar de la mencionada precariedad, la dedicación y el constante animarlos de Ricardo, los animó bastante, “se sintieron muy seguras y seguros”.

Y, muy decididas y decididos, las y los chicos, junto con Ricardo, se prometieron que darían todo de sí, con tal de ganar o de quedar en un muy aceptable lugar, pero que todos, jueces y presentes, notaran su entusiasmo y sus esfuerzos.

Ese concierto fue el lunes 26 de febrero del 2024.

Ricardo, hasta se encomendó a Macuilxochitl, con tal de que los cobijara a todas y a todos con sus espirituales energías  (siempre hemos creído que ella anda por allí, cuidándonos y protegiéndonos. Lo hemos comprobado, por distintas circunstancias que salen del alcance de la presente crónica).

Y le prendió su veladora. Para ella, pero también para Tezcatlipoca y para Ometeotl, fuerzas mexicas que nos brindan igualmente sus energías.

Con esa seguridad (o, al menos, para darse más confianza), fue que Ricardo partió al encuentro de sus “alumnitas y alumnitos”, como cariñosamente los llama, en la mañana de ese lunes. Fue una barbaridad, pues como el concierto comenzaría a las ocho horas, todos debían de estar en la sala a las ¡siete de la mañana!  Así que la cita fue a las cinco y media, en las inmediaciones de la secundaria, muy cerca del metro Eduardo Molina. De allí, un autobús que alquiló la directora de la escuela, los llevaría al Conservatorio.

“¡La llegada fue totalmente surrealista!”, narra Ricardo, al recordar la impresión que le ocasionaron los

Hechos que lo recibieron al ir llegando al sitio. Resultó que se vieron envueltos en una balacera.

Había pedido un Uber por la plataforma, pues llevaba un teclado, con el que acompañaría al coro, y otras cosas. “¡De repente, vi un auto y dos tipos que sacaron unas armas por las ventanas, yo creo que eran unas Uzi (especie de subametralladoras israelitas, que pueden disparar varias balas) y comenzaron a disparar!”, exclama, recreando la violenta escena.

Los agredidos estaban entre el Uber y los agresores, así que las balas también podrían haber impactado a Ricardo y al conductor, quien, al principio, no parecía que se hubiera percatado de la situación. Ricardo se agachó, pues era claro que las balas podrían haberles dado. “¡Muévete rápido!”, le recomendó a aquél, mientras seguía la balacera, respondida ya por los agredidos, quienes corrieron hacia unas motos.

La acción fue tan rápida, que Ricardo la recuerda entre flashazos, digamos: los agresores, los agredidos corriendo, ellos, acercándose al autobús…

Luego, Ricardo bajó rápidamente del auto, mientras que el conductor le abría la cajuela para que sacara sus cosas. Pero antes de eso, aquél se dirigió a los niños, a los que urgió a que se metieran en el autobús. “¡Métanse chicos, y agáchense!”, gritó.

La balacera estaba amainando y ya se veía a unos metros a uno de los agredidos que yacía en el piso, muerto.

Las patrullas, hasta eso, llegaron unos tres minutos después del violento altercado, dice Ricardo.

Y eso que, supuestamente, han disminuido los delitos de alto impacto. Esa escena habría sido típica de sitios en donde ha recrudecido la violencia, como en Guerrero, Michoacán o Tijuana.

Y es algo perturbador, pues como lo vio Ricardo, a los matones no les importa agredir a terceros, que alguna bala hiera o mate a personas que estén cerca del sitio, los llamados “daños colaterales”, con tal de llevar a cabo su mortífera labor.

Pero aunque, como dije, Ricardo sintió que las balas podrían haber impactado al auto, al conductor o a él, nada, por fortuna, sucedió.

Con ese nerviosismo, subió al autobús, junto con sus cosas, en donde ya esperaban las chicas y los chicos del coro, algo espantados por lo que acaban de presenciar, pero no se amilanaron y hacia el Conservatorio se dirigieron.

Llegaron puntuales.

Los distintos coros tomaron su turno en el escenario. El coro de Ricardo, me platicó, cantó bastante bien, “con mucho sentimiento, se escuchó muy bien, de verdad, muy sueltos las niñas y los niños cantaron, se sintió, la gente lo sintió”.

Y pudieron haber ganado, de no ser porque, como siempre, esos concursos están amañados o porque los jueces, del Conservatorio los tres, favorecieron a la escuela de “fifís”, el Colegio Moderno Windsor. “Sí, las chicas muy bien vestidas, elegantes, blanquitas, pero, sí, cantaron muy bien. Pero es que allí pagan un maestro especial (que es amigo, por cierto, de Ricardo), para que prepare específicamente a alumnas y alumnos para esos eventos”, señala Ricardo, quien reconoce (de sabios hacerlo), que cantaron muy bien y hasta acompañaron su participación con una coreografía.

Las y los chicos preparados por Ricardo, no podían competir en apariencia, “pues llevaban sus camisetitas de la secundaria 64, que mandó a hacer la directora, muy sencillamente vestidos”.

Imagino que eso fue lo que llevó a los jueces a darles el triunfo, deslumbrados por apariencia y, digamos, una buena preparación para el evento. Fue un claro caso de discriminación, pues (habrán considerado los “jueces”) ¿¡cómo darle el gane a una secundaria pública, con estudiantes humildemente vestidos, cantando en náhuatl!? (todavía a estas alturas, hay gente que considera a nuestras raíces como algo inferior, ¡se avergüenza!)

Sin embargo, por la actuación tan emotiva del coro de la secundaria vespertina 64, el preparado por Ricardo, le comentó uno de los organizadores, tendría un reconocimiento oficial, pues “cantaron muy bien”.

Le comenté que hicieron mal, pues persiste el prejuicio de que lo privado es lo mejor, un total absurdo, pues con limitados recursos, el coro preparado por Ricardo demostró que se pueden hacer cosas muy buenas. Comparo lo que logró con lo que se ve en la cinta estadounidense “Escritores de la Libertad” (Freedom Writers), del 2007, estelarizada por Hilary Swank, quien personifica a la maestra Erin Gruwell, quien publicara en 1999 un libro con las experiencias que tuvo con un grupo de estudiantes de High School, de una escuela marginada, con muchos problemas personales, provenientes de familias disfuncionales y con malas influencias, pero que salen adelante y se convierten todos en exitosos profesionistas, gracias a los esfuerzos de la profesora (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Freedom_Writers).

Así, en el caso de Ricardo, quien comenta que entre sus estudiantes, hay varias y varios con problemas, como el que no vivan con sus padres, pues se divorciaron o que el padre está en la cárcel o que van sin desayunar, pues su mamá no tuvo para comprar el gas y hasta que lo adquiera podrá cocinar o que han usado drogas… en fin, son varios los que tienen conflictos. Aun así, Ricardo, mediante la música, su tolerancia, su comprensión, ha logrado que salgan adelante, como lo de haber formado el magnífico coro y haber llegado a tan buen sitio. “Y les digo que van a ser muy exitosos, grandes profesionistas, que llegarán muy alto”, comenta y lo cree, pues sólo hace falta eso, un impulso, el “apoyo psicoemocional”, como lo llama. “Nadie es mala o malo, sólo traen una carga de problemáticas que se les deben de atender, es todo”. Es cierto, no es sólo de castigar o expulsar, como hacen con los “problemáticos”, sino comprender el porqué de tales conductas con ayuda psicológica, como afirma.

“Todos quedaron muy contentos y estaban convencidos de que habían ganado, y eso es lo importante. Les dije que, para mí, ellos fueron los ganadores y que lo vean como un triunfo, aunque oficialmente no les hubieran dado el gane. Y seguro es una gran experiencia que se llevarán toda su vida”, dice, emocionado, Ricardo.

La veladora, concluimos, no hizo el “milagro” de que ganaran oficialmente (quizá lo haga en otra ocasión), pero, sí, que durante la balacera, no hubiera pasado nada grave, como que Ricardo o el conductor de Uber hubieran resultado heridos o hasta fallecidos.

“Sí, ese fue el verdadero milagro”, acordamos.

 

Contacto: studillac@hotmail.com