domingo, 30 de abril de 2023

Al capitalismo salvaje sólo le interesa detener el calentamiento global, si es negocio

 

Al capitalismo salvaje sólo le interesa detener el calentamiento global, si es negocio

Por Adán Salgado Andrade

 

Vivimos controlados por un sistema en donde lo único importante es tener ganancias, sea fabricando alimentos o armas, cosas muy opuestas, pero que dan cuenta de la “versatilidad” que el capitalismo salvaje tiene.

Desde hace algunos años, el tema de las energías “verdes”, como la eólica o la solar, o los autos eléctricos, se han puesto de moda, no tanto por ayudar realmente al planeta, sino para crear nuevos impulsos consumistas, disfrazados de “conciencia verde”, que sigan estimulando sobreproducción y venta masiva.

Por ejemplo, se nos ha hecho creer que los autos eléctricos serán la panacea para “limpiar” el ambiente, pero, en realidad, no se ha dicho que aunque no generan gases directamente, su contaminación será de otro tipo, fomentando el destructivo extractivismo, para minar materiales como el litio, el grafito, el cobalto o los metales de tierras raras, que provocarán otro tipo de devastación (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/09/los-autos-electricos-no-son-la-panacea.html).

Por eso, varios estudios indican que no se trata de cambiar el parque vehicular mundial por autos eléctricos y, mucho menos, que sean grandes y potentes, pues sería lo mismo en cuanto a consumo energético (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/02/se-requieren-menos-autos-incluso.html).

Es como en la actualidad, que hay autos que usan demasiada gasolina, como los SUV’s, es decir, tienen alto consumo energético. Sucede lo mismo con los SUV’s eléctricos, que gastan la energía equivalente a la de un auto compacto de gasolina. De qué serviría que se sustituyeran, pongamos por caso, 800 millones de autos compactos de gasolina por 800 millones de SUV’s, eléctricos, si la energía consumida equivalente, sería la misma. De nada. No sólo eso, sino que contaminarían de otra forma, no emitiendo humo, pero fomentando el extractivismo, por toda la depredadora y contaminante actividad minera requerida para extraer litio, grafito, cobalto, metales de tierras raras que, además, están escasos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/03/la-explotacion-de-litio-otro-desastre.html).

Y eso, sin contar todo el material nuevo requerido, como hierro, cobre, aluminio, plástico… para fabricarlos, además de toda la energía necesaria para tal fabricación y la consecuente combustión, que depredarán y contaminarán todavía más a este extremadamente afectado planeta.

Aúnese toda la cantidad extra de electricidad que deberá generarse para cargar a tantos cientos de millones de vehículos eléctricos y se pierden totalmente las “ventajas” ambientales que pudieran brindar esos autos.

Aun así, esas consideraciones no están siendo tomadas en cuenta por las automotrices, como General Motors, GM, por ejemplo, que va a descontinuar en el 2023, la producción de dos autos eléctricos que actualmente fabrica, pequeños y económicos, el Chevy Bolt y el Chevy Bolt EUV, y que lo ha hecho desde hace más de diez años. Como no le dejan tanto dinero, va a sustituirlos por dos potentes SUV’s, el GMC Sierra y el Chevrolet Silverado, “que satisfarán los gustos por lo grande y potente, de los estadounidenses que gustan de esas características, de conducir poderosos SUV’s”, como dice Lauren Leffer, en su artículo del portal Gizmodo, titulado “La muerte del Chevy Bolt es una mala noticia para la Tierra” (ver: https://gizmodo.com/chevy-bolt-evs-gm-electric-vehicles-pick-up-truck-1850377236).

Y lo hace esa empresa simplemente por la ganancias, pues esos vehículos le darán más dinero, no como los Bolt’s, que al inicio, “hasta le estaban haciendo perder $9,000 dólares cada uno”. Y como siguen siendo los vehículos más baratos que pueden adquirirse, $26,500 dólares – menos los $7,500 dólares de subsidio gubernamental –, “la gente los compra mucho, pero eso, se acabará”, dice Leffer.

Eso demuestra que el interés de GM, como el del resto de las empresas capitalistas de todo tipo, “preocupadas” en invertir en las “energías verdes”, es la simple ganancia, no que realmente estén preocupadas en crear un ambiente menos depredado y contaminado.

Como señalo arriba, si esos SUV’s eléctricos tienen consumos energéticos equivalentes a autos de gasolina compactos, ¿cuál es, entonces, la ventaja? Obviamente, ninguna. Es, simplemente, la ventaja para GM, que espera ganar más con esos vehículos tan “tragones” de electricidad.

Es una prueba de cómo al capitalismo salvaje no le interesa en lo más mínimo la salud planetaria.

Otra más es que muchas empresas que no hacía mucho, habían “abrazado” la causa “verde”, dejaron de hacerlo, pues están perdiendo dinero.

Desde los inicios de los 2010’s, muchas empresas se volvieron “verdes”, no porque realmente se preocuparan por ayudar a disminuir contaminación y depredación ambiental, sino por moda, una moda que dejaba ganancias. Hubo pioneras, como la empresa Solyndra, que comenzó a fabricar en el 2008 paneles solares, de una aleación de  cobre, indium, galio y selenio, pues en ese entonces, el sílice subió mucho de precio, de $50 dólares por kilogramo a $300. Pero como volvió a bajar, en el 2010, a menos de $30 dólares por kilogramo, dicha empresa quebró, pues, repito, sus intenciones no fueron samaritanas, sino lucrar con los paneles solares (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/05/el-gas-natural-de-esquisto-el-regreso.html).

Muchas empresas, bancos y otras instituciones financieras, también han pretendido volverse “verdes”, ya no invertir en energías fósiles – sucias, como también se les llama, aunque, finalmente, todas lo son. Pero cuando comienzan a perder dinero, renuncian a sus samaritanas intenciones y buscan lo que deje dinero.

Naveena Sadasivam, en su artículo del portal Gizmodo, titulado “Grandes de Wall Street se están retractando de sus compromisos climáticos”, expone cómo instituciones financieras, como Vanguard, administradora de fondos de pensión e inversiones, han renunciado a apoyar a proyectos verdes porque no dejan dinero (ver: https://gizmodo.com/wall-street-s-biggest-names-are-backing-off-their-clima-1849874177).

Dice Sadasivam que en el 2022, surgió una iniciativa dentro de la conferencia mundial COP26, para discutir medidas para disminuir contaminación y depredación, y se formo la Alianza Financiera de Glasgow para el Logro de Cero Emisiones (GFANZ por sus siglas en inglés), en la cual, varios bancos e instituciones financieras se comprometieron a invertir solamente en proyectos de energía “verdes”.

“En esa conferencia, 450 firmas dijeron que poseían en conjunto $130 billones de dólares (millones de millones), cuatro veces el PIB de Estados Unidos, listas para impulsar un planeta libre de emisiones contaminantes”.

Instituciones como el gigante financiero Blackrock o la mencionada Vanguard, primero dijeron que, por el bien de sus accionistas, “seguirían invirtiendo en proyectos de energías fósiles, además de los de energías limpias, pues eran los que seguían dejando utilidades”.

Pero, a finales de abril del 2023, Vanguard, “renunció totalmente a GFANZ, pues primero está el beneficio de sus accionistas y ahorradores, que empresas ecoambientales que no dejen ganancias”. Además, como el poder judicial está dominado por republicanos, éstos han amenazado a instituciones como Vanguard o Blackrock, que están apoyando a empresas no contaminantes, “a que se centren en sus tareas de generar ganancias, no de ser ecológicos”.

Vean cómo los conservadores republicanos apoyan totalmente a las empresas, no importa que contaminen, pero que dejen ganancias. Justo como hizo Trump durante su nefasto mandato, que eliminó cuestiones como que los autos de combustión interna tuvieran un límite de emisiones. Para él, lo más importante era el crecimiento económico de Estados Unidos que, decía, “está por sobre cualquier otra cosa”. Además, como negacionista del cambio climático y de que, si existía, no se debía al ser humano, fue lo que menos le importó, proteger al medio ambiente. Desligó a Estados Unidos del Acuerdo de París para limitar las emisiones contaminantes y de otros acuerdos que buscan ese objetivo.

Y seguramente muchas otras empresas o instituciones financieras se apartarán o abrazarán parcialmente ser “verdes”.

Curiosamente, a finales también de abril del 2023, la Suprema Corte de Justicia de EU, aplicó varias demandas en contra de petroleras como Chevron, Shell, BP y otras. Tales demandas, trasladaron los juicios de cortes federales a estatales, lo que estaban tratando de evitar tales petroleras, pues de haberse juzgado como delitos federales, les habría salido más barato, al ser demandas únicas. En cambio, al ser juzgadas estado por estado, cada uno de éstos, fijará los daños y los pagos y multas que juzgue convenientes, de lo que las contaminantes y depredadoras actividades de aquéllas, hayan ocasionado (ver: https://gizmodo.com/the-supreme-court-just-unleashed-a-flood-of-lawsuits-ag-1850379762).

Pero eso, en mi opinión, no es otra cosa más que obtener un “dinerito” extra, pues pagados daños y multas, esas empresas podrán seguir operando, porque en ese país tan materialista y negociante, todo se arregla, hasta delitos ambientales, mediante el respectivo pago de daños y multa correspondiente.

Eso es justo como el esquema que se estableció en los 1990’s, de que se vendían bonos para “contaminar”. Las empresas que contaminaban menos de una “cuota de contaminación”, podían vender bonos a las que pasaban de sus cuotas. Ese esquema, por supuesto que no sirvió para limpiar el ambiente, pero sí dejó varios cientos de millones de dólares de ganancia para las empresas que menos contaminaban y no que no emitieran contaminación en absoluto. Hipocresía pura.

Es una “estrategia” que se sigue aplicando, con la falsa premisa de que con tal de ganar dinero, las empresas bajarán sus topes de contaminación, para vender los que les sobren. Pero no ha funcionado así y la contaminación y depredación, en general, han ido subiendo año con año.

Así que, como puede verse, el capitalismo salvaje es guiado únicamente por su afán de tener más y más ganancias y acumular y acumular, lo que se traducirá en los hombres más ricos del planeta, “dignos” representantes de tal mezquino sistema.

Lo demás, no importa, ni que el planeta se convierta rápidamente en un infierno.

 

Contacto: studillac@hotmail.com     

martes, 25 de abril de 2023

Ya también se especula con viviendas

 

Ya también se especula con viviendas

Por Adán Salgado Andrade

 

En el capitalismo salvaje, todo se vuelve una mercancía o se especula con lo que sea. Por ejemplo, ya se especula con el agua, así, como si fuera una acción de una empresa y no un elemento vital para la existencia. Eso la encarece, pues entre más cueste, más ganarán los especuladores (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Water_trading).

O con alimentos, como los pescados, que para establecer su precio, se toma en cuenta qué tanta cantidad haya. Si llegan varios embarques, baja el costo, pero si no, sube. No se manejan como necesarios alimentos, sino como acciones de una empresa. Y así se hace en muchos países, con toda clase de alimentos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/01/se-desperdicia-mucha-comida-porque-se.html).

Así que no es de sorprender que ahora se esté especulando con otro elemento de primera necesidad, la  vivienda, que a pesar de ser un derecho humano, muchas empresas la ven como una lucrativa opción para tener buenas ganancias, especulando con casas o departamentos.

Es lo que expone el artículo del portal Wired, titulado “Su siguiente casero podrían ser cien personas elegidas al azar”, firmado por Amanda Hoover, quien inicia diciendo que “Empresas nacientes están comprando propiedades y alentando a inversionistas que se inician en los bienes raíces a adquirir acciones. El modelo podría afectar a gente que renta” (ver: https://www.wired.com/story/arrived-fractional-investment-real-estate/).

Menciona Hoover cómo ya es tendencia de empresas como Arrived Homes, de adquirir casas, como una llamada Soapstone, “que es poseída por 102 inversionistas, los que colectivamente han adquirido $100,000 dólares en acciones. La casa se renta por $1,600 dólares mensuales, un poco menor que el promedio de renta en esa ciudad de Fayetteville, Arkansas, que es de $1,795 dólares. Los inversionistas pueden adquirir acciones desde $100 dólares y tener una pequeña parte de las ganancias generadas”.

Así que esa empresa y esos inversionistas ven a dicha vivienda y a otros cientos más, como un objeto de simple especulación, no como un bien que satisface una necesidad,

Cierto que siempre ha sido así, como en México: las constructoras hacen casas como negocio, no porque deseen satisfacer ese derecho humano a tener una vivienda digna. La mayoría, son indignas, sobre todo las llamadas de “interés social”, que son unos verdaderos palomares incómodos, hechos de materiales corrientes, para que duren poco, defectuosas, con técnicas constructivas que no van a la par del cambio climático, pues son muy calientes en meses calurosos y frías, en los invernales. Y su precio es tres o cuatro veces mayor que el que les cuesta a las constructoras fabricarlas. Y se encarece mucho más cuando se compran con un crédito, sea público (FOVISSSTE, INFONAVIT) o con préstamo bancario. Y ni se diga de casas que se hacen tan lejos de los centros de trabajo de quienes las adquieren, que son simples “hogares” de fin de semana, como los que hay en fraccionamientos que se hacen en estados, que rodean a la ciudad de México (Morelos, Puebla, Hidalgo, Edomex), en zonas rurales, sobre terrenos que no hace mucho eran de siembra o boscosos. Esas casas, ni siquiera cumplen la función de ser viviendas permanentes, sólo de fines de semana o periodos vacacionales (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2009/02/creditos-gubernamentales-para-vivienda.html).

Pero que ya se estén viendo como instrumentos de especulación, es el colmo. Justo lo que se hace, por ejemplo, con el oro, material muy necesario, no sólo en joyería, sino en electrónica o medicina, pero que se compra por mezquinos “inversionistas”, sólo para guardarlo, para que escasee, suba de valor y entonces, lo vendan, con grandes ganancias. Por eso la depredadora actividad megaminera arrasa en todo el planeta, en busca del preciado oro, que se encarece, como dije, porque se atesora (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2013/05/los-destructivos-irreversibles-efectos.html).

Así que ahora las rentas se establecerán, no en función del nivel salarial de los que las renten, sino en función de las ganancias.

Dice Hoover que “ya hay varias empresas nacientes (startups) que están saturando un, de por sí, abarrotado mercado inmobiliario, en donde inversionistas pueden meter su dinero en cientos de propiedades en las páginas de las compañías, en las que se describen, como si fueran Airbnb, las características de esas casas, en dónde se ubican, los costos, número de recámaras y baños y cuánto es el rendimiento de la inversión”.

Están empresas como Lofty AI, reAlpha, Landa, que siguen similares procedimientos, “de que la gente invierta tan poco, como cinco dólares o veinte, por departamentos en Brooklyn”.

Daniella Lang, promotora de la empresa Landa, citada por Hoover, dice que es una “gran oportunidad para que la gente alcance el Sueño Americano. Sólo aprietan un botón, invierten y ganan, sin convertirse en caseros”.

Claro y esa renta irá en función, como dije, no de la demanda de los que rentan, sino de que las empresas que las adquieran la suban a cada rato, de acuerdo a sus intereses y a los de sus inversionistas. Y quien no pague, será echado al momento y será rentada la vivienda al que sí pueda pagar.

Lo curioso es que muchos de los que invierten, son ellos mismos rentadores. Quizá lo hagan para tener dinero extra, para pagar rentas que estarán subiendo cada año o menos.

Esto se hace en una época en que las rentas han ido subiendo, debido a la “reactivación económica”, dice Hoover. Cita a Amee Chew, investigadora del Centro por la Democracia Popular, quien afirma que “esas inversiones en bienes raíces, afectan la estabilidad del costo de la vivienda, pues al buscar sólo beneficios económicos, los perjudicados son las personas de bajos recursos que rentan, cada vez más caro”.

Y aunque esas inversiones son todavía una proporción pequeña de todas las que hay, han ido creciendo, pues permiten que desde 5 o 10 dólares se invierta. “Arrived vende todas las acciones de una nueva propiedad que suba en un día”.

Y, claro, Airbnb o Vrbo, empresas que ponen casas de personas a disposición de gente que las quiera rentar para vacacionar, “también se asocian con esos especuladores inmobiliarios, para que ofrezcan las casas rentadas como inversiones temporales”.

Por tal razón, las casas han subido mucho de valor, pues muchas son adquiridas por los especuladores inmobiliarios para rentarlas. Como menciona Hoover, cada vez es más difícil para la gente comprar una casa. “La edad promedio es a los 36, pues los jóvenes tienen las deudas de sus estudios y de otras cosas, así que han incrementado los que sólo rentan y ya no piensan en adquirir una casa”.

Y muchos, como dije, invierten en las acciones inmobiliarias, “un promedio de $3,500 dólares o hasta $25,000. Pero la mayoría invierten $1,000 o menos”.

Y está siendo tan lucrativo el negocio que le entran bancos, como Goldman Sachas, empresas como Amazon o hasta Uber.

Pero llegará el momento en que los que rentan, obtengan ganancias de ellos mismos. Supongan que en una ciudad se renten 500 casas compradas por especuladores inmobiliarios y que los 500 que las rentan, hayan comprado acciones. Estarían “ganando” de ellos mismos. Y quizá ni siquiera compensara lo que pagaran de renta, la que iría subiendo por la especulación.

Como los especuladores están comprando propiedades en donde sea, lo hacen hasta en áreas en donde predominan afroestadounidenses, que son más baratas que las de blancos, “lo que lleva a una gentrificación, pues a esas casas, se les hacen mejoras, para subir mucho la renta. Y si antes eran accesibles a afroestadounidenses trabajadores, ya no lo serán”.

Dice Hoover que los especuladores inmobiliarios les están haciendo la competencia a estadounidenses de 70 años o más – los llamados babyboomers –, de la clase media, que son los que poseen el 70 por ciento de las propiedades en renta, “a los que irán desplazando”.

De todos modos, esas personas, tampoco son generosas, pues si los que renta les fallan en el pago dos o tres días, en automático, los echan. Esperan a que no estén, abren las casas y les sacan sus cosas, sin importarles lo que será de esas pobres familias a las que desalojaron tan indignamente.

Y, como dije, es lo que harán los especuladores inmobiliarios, echar a quien no pague la renta, pues primero estará la ganancia de los inversionistas, que el derecho humano a la vivienda.

Pero para gente que tiene poco dinero y que renta, el invertir en la especulación inmobiliaria, le permitirá tener cierta “seguridad”. Es el caso de Emanette Peniche, una mujer de 33 años, citada por Hoover, que trabaja en la empresa Meta, de Zuckerberg. Invirtió en la mencionada Arrived. “La verdad, ya desde hace mucho perdí las esperanzas de comprar una casa, prefiero rentar e invertir en acciones de casas rentadas. Me deja algo de dinero. Y, por lo menos en el corto plazo, así voy a estar”.

No está viendo Peniche que su acción llevará a subir más y más la renta, incluso de donde viva. Ella misma se estará afectando.

Pero todo sea por tener ganancias, lema del capitalismo salvaje.

 

Contacto: studillac@hotmail.com