domingo, 26 de enero de 2020

El fascista Bolsonaro también permite alto uso de pesticidas en agricultura brasileña


El fascista Bolsonaro también permite alto uso de pesticidas en agricultura brasileña
Por Adán Salgado Andrade

El fascista mafioso en el poder brasileño, Jair Bolsonaro, es un individuo acomplejado, que no acepta críticas de nadie, a pesar de estar tomando erróneas acciones que afectan, no sólo a su país, sino al planeta.
Una de ellas, fue la de permitir que ganaderos estén quemando, con toda la criminal intención, zonas de la selva brasileña, con tal de que, donde antes había altos y frondosos árboles, ahora haya pasto para que vacas, toros, chivos… se alimenten y se incremente la producción de carne, leche y otros productos pecuarios (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/los-criminales-provocados-incendios-de.html).
No le importaron las críticas que le llovieron de personalidades políticas, culturales y artísticas de todo el mundo. Simplemente, dijo que en la política interna de Brasil “nadie podía meterse”, pues era para beneficio de los brasileños. Claro, para beneficio de los ganaderos brasileños, en perjuicio del medio ambiente mundial, pues la selva amazónica, es el pulmón del planeta que ¡entrega el 20% del oxígeno que a diario respiramos!
No conforme Bolsonaro con ese criminal nivel de destrucción ambiental, ahora también está permitiendo el masivo uso de pesticidas para mantener “saludable” la agricultura brasileña.
Un artículo de la publicación digital OZY, firmado por Beatriz Miranda, da cuenta de ello (ver: https://www.ozy.com/news-and-politics/pesticides-are-booming-in-brazil/261883/).
Comienza el artículo señalando que en el 2019, el Instituto Nacional Brasileño de Cancerología esperaba ver un incremento de 600 mil nuevos casos de cáncer, que es la segunda causa de muerte en ese país. “Eso es un incremento del 75% en los diagnósticos de esa enfermedad desde el año 2000”.
Y muchos de esos cánceres están ligados con el empleo de pesticidas en Brasil. “Pero eso no es todo, pues defectos de nacimiento se reportan más en áreas agrícolas, que son en donde más se usan esos pesticidas. Y mientras otras naciones han tratado de restringir y reducir el empleo de pesticidas, mostrando con eso su preocupación, no sólo por la salud humana, sino por especies tan útiles e imprescindibles, como las polinizadoras abejas, Brasil se aleja de esa tendencia”, dice Miranda.
Se ha demostrado muy precisamente como herbicidas como el Round Up – conocido en castellano como Glifosato –, producido por la nefasta Monsanto, son muy dañinos a la salud y medio ambiente (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Roundup_(herbicide)#Acute_toxicity). 
Por eso se ha prohibido sus uso en países en donde prevalece una consciencia ecológica.
Señala Miranda que de los pesticidas “52 entraron al mercado brasileño en los primeros cien días del gobierno de Jair Bolsonaro. Los pesticidas están formados por 96 sustancias, 25 de las cuales son consideradas extremadamente tóxicas para los humanos. Veintiocho de esas sustancias están prohibidas en la Unión Europea y 30 son ilegales en India”.
Los fabricantes de esos pesticidas, tratan de vender su tóxica mercancía en donde se pueda. Y es en países pobres, con laxas leyes – como en México –, altos niveles de corrupción y contubernio entre mafias locales, en donde hacen su gran negocio, como la citada Monsanto.
Brasil, dice Miranda, es de los más altos consumidores de pesticidas desde el 2013 (antes de Bolsonaro, lo que indicaría que previamente a este fascista había gran apoyo a la compra de pesticidas, pero ahora se ha incrementado). Cita a Alan Tygel, coordinador de la Campaña Permanente en Contra de los Pesticidas y Por la Vida, quien afirma que “En términos de las ventas, Brasil es quien lleva la delantera en este sector. Y en términos de cantidad, Brasil es probablemente también el campeón, aunque no existen estadísticas confiables de los Estados Unidos, su mayor rival en la carrera por los pesticidas”.
En efecto, Estados Unidos es uno de los países que también emplea demasiados pesticidas, pues por sus prácticas de pocos monocultivos, como el maíz, la papa, el trigo, la manzana o el arroz, se tiende a hacer más vulnerables a dichos cultivos a plagas, a las que se combate con tales pesticidas. Y de todos modos, esas plagas, con el tiempo, se están inmunizando a los pesticidas. Vaya inconveniente para las agroquímicas.
Pero no sólo matan a plagas los pesticidas, sino a especies útiles, como a las abejas, las que han disminuido muchísimo en su población mundial. En Estados Unidos, por ser cada vez más escasas y valiosas, hasta ya hay ladrones de cajones de abejas, que los roban y los revenden muy bien (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/07/el-lucrativo-robo-de-abejas.html).
Y como tantos pesticidas matan, como dije, a otras especies de plantas y animales, se está acabando aceleradamente con la biodiversidad, ya de por sí afectada por el cambio climático (ver:  http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/03/la-perdida-de-biodiversidad-la-perdida.html).
La reacción de Bolsonaro ha sido cínica, pues ante la idea de que los pesticidas son veneno, dice que “sería imposible alimentar al mundo sin el empleo de pesticidas”. El anterior Partido del Trabajo apoyaba los agronegocios, pero “también prestaba atención a la ecología. Ahora todo ha cambiado”. Como dice Tygel, “todas las políticas hechas para promover la agroecología y la agricultura familiar, se están destruyendo”.
Mientras tanto, fuera de Brasil se trata de disminuir los pesticidas, cuyo uso en el 2012 era, en promedio, de 2.67 kg. Pero para el 2017, disminuyó algo, 2.58 kg. De todos modos, es mucha cantidad de pesticidas usados “normalmente”, pues, para los 7,760,209,000 personas que somos, significa que se usan 20,021,339,000 kg al año, 20.02 millones de toneladas de venenos, que eso son los pesticidas. Por eso el articulo comienza mostrando las cifras del incremento de cáncer. A nivel mundial eta enfermedad crónica-degenerativa está incrementándose aceleradamente. La Organización Mundial de la Salud señala que “en el año 2018 hubo 18.1 millones de nuevos casos de cáncer y 9.6 millones de muertes. Un hombre de cada cinco y una mujer de cada seis, desarrollan cáncer en su vida y uno de cada ocho hombres y una de cada once mujeres, mueren. A nivel mundial, las personas que sobreviven cinco años, llamada la prevalencia de cinco años, se estima que suman 43.8 millones (ver: https://www.who.int/cancer/PRGlobocanFinal.pdf).
No respeta edad, ni sexo, ni condición social. Seguramente han escuchado casos de parientes o amigos que padecen cáncer o han muerto por esa causa.
Y es por tanto contaminante que dejan transportes, industrias, agricultura, incendios… y agréguese a eso, los pesticidas.
Continúa el artículo señalando que, mientras pesticidas como los clorpirifos, también severamente dañinos a la salud, ya están prohibidos en la Unión Europea, pues dañan los cerebros de niños, en Brasil, nada de eso importa y siguen usándose mucho.
Y como Bolsonaro y sus secuaces quieren mostrar las “bondades” de los pesticidas, están prohibiendo que se use el término “agrotóxico” en escuelas y universidades y sea sustituido por el de “defensa fitosanitaria”. Vaya forma de referirse a esos venenos. Es como si les llamaran a las pistolas en Estados Unidos “elementos de defensa social”, en lugar de instrumentos de muerte.
Muy similar a lo que ha hecho Trump en Estados Unidos, al prohibir el empleo de conceptos como “calentamiento global” o “cambio climático”, vedados incluso para los empleados que trabajan en la Agencia de Protección Ambiental (EPA), muchos de los cuales han sido despedidos por emprender acciones contra la contaminación de industrias o agricultura.
Como muchos de esos pesticidas son producidos por empresas químicas multinacionales, el contubernio entre ellas y la mafia en el poder, con Bolsonaro a la cabeza, es perfecto. “Otro contingente en favor de los pesticidas son las transnacionales con intereses en Brasil, como Bayer-Monsanto, Dow, DuPont y Syngenta. Esas compañías, junto con impulsores del uso de los pesticidas, han justificado, desde hace tiempo, que los químicos son esenciales para producir suficientes alimentos para la humanidad”. Como se responsabiliza a la agricultura de los intensos, constantes incendios de las selva amazónica, se busca que las tierras incorporadas por ese agresivo, no sustentable método, rindan lo más posible. Y también, para lograrlo, muy apuntadas, estarán esas agroquímicas. Seguramente, ofrecerán sus contaminantes fertilizantes para incrementar el rendimiento, sin informar, claro, de los efectos colaterales a suelos, mares y salud humana que ocasionan aquéllos.
Cita el artículo a Antonio Andrioli, profesor de agroecología en la Universidad Federal de la Frontera Sureste, quien dice que esa perniciosa influencia de las agroquímicas ha logrado que “los granjeros se hayan vuelto más dependientes de ellas, gracias a la consolidación de semillas transgénicas, las que están directamente ligadas a los pesticidas”.
En efecto, Monsanto obliga a la compra de su mortal pesticida, Glifosato, a los que adquieren su carcinógeno maíz Terminator o los otros cultivos genéticamente alterados que produce (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/04/monsanto-arremete-de-nuevo-con-caras.html).
Además, la siembra de transgénicos está ocasionando otros problemas ambientales, pues como se talan bosques completos para sembrarlos, se modifican las condiciones hidrológicas o, incluso, geológicas, como ha sucedido en Argentina, en donde la masiva siembra de soya transgénica, que sustituyó a árboles de largas raíces, que eran los que absorbían buena parte de las aguas subterráneas, está acabando con la capacidad de almacenamiento de agua de los subsuelos, lo que está formando nuevos y grandes ríos, que arrasan, no sólo con las zonas agrícolas, sino con ciudades cercanas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/04/los-nuevos-rios-argentinos-productos-de.html).
Tygel señala que también los pesticidas sirven para obligar a comunidades pobres a dejar sus tierras, pues sus fuentes de agua son contaminadas con aquéllos. “Son como armas químicas”, declara. Eso es verdad, pues si una empresa agroindustrial o alguna megaminera quisieran apoderarse de tierras campesinas, simplemente con crear condiciones adversas para habitarlas, lo lograrían. La organización de Tygel hizo un estudio de agroquímicos y halló que una de cada cuatro municipalidades de Brasil ha sido contaminada con 27 pesticidas, 16 de los cuales son considerados extremadamente tóxicos por la Agencia Brasileña de Regulación de la Salud (ANVISA). Ese estudio también muestra que los límites de residuos de pesticidas existentes en el agua, superan en ¡5000 veces los permitidos en la Unión Europea!
De esos pesticidas, 10 son dañinos, incluso en pequeñas cantidades, halló Monica Ferreira, inmunóloga de la Universidad de Sao Paulo.
Pero como allí también hay cacería de brujas con funcionarios honestos, a Monica la despidieron de su puesto como directora del laboratorio de inmunología de la universidad. El trabajo lo hizo por encargo del Ministerio de Salud de Brasil, el que concluyó que su investigación “no era fiable”. Además, también la acusaron de que hacía investigaciones “independientes”. “Eso no es verdad, pues me lo encargó el ministerio de salud”, dice Ferreira.
Es, como dije, el efecto Trump, que prohíbe a cualquier trabajador público brasileño hablar de problemas ambientales o de sus efectos. Todo debe de ser mostrado como un paraíso.
De todos modos, Ferreira no se desmoraliza y dice que está planeando estudiar el agua, que, señala, está llena de pesticidas.
Dice que, no sólo ANVISA, sino que el Ministerio de Salud y el Ministerio de Agricultura, han presentado datos que confirman la presencia de pesticidas en el agua y comida, incluyendo pesticidas no autorizados. Esos tóxicos presentan riesgos de salud a la gente. Pero, a pesar de eso, hay políticos esbirros de las empresas y la mafia en el poder que cuestionan tales resultados, arguyendo que los métodos con los que se obtuvieron “son dudosos”. Defienden los intereses de las agroquímicas y de sus secuaces mafiosos en el poder.
Y está en proceso de ser aprobada una enmienda legal que sería todavía más permisiva con los pesticidas, para abrirles a todos por igual las puertas en Brasil. Le dicen el “Paquete Venenoso” sus opositores.
Así que Bolsonaro “está muy firme en abrirle el camino seguro a los pesticidas”, que son muy lucrativos para todos los involucrados, sobre todo, las agroquímicas.
Sí, es un gran negocio, pues, dice Tygel, “si solo 10% del dinero invertido en pesticidas, durante los últimos 60 años, hubiera sido invertido en agroecología, Brasil sería totalmente agroecológico ahora”.
Sí, por desgracia, resulta más lucrativo depredar el medio ambiente, que contribuir a su salud.






Las contaminantes petroleras y Coca-Cola aumentarán producción de plásticos


Las contaminantes petroleras y Coca-Cola aumentarán producción de plásticos
Por Adán Salgado Andrade

En los años 1970’s, las grandes petroleras, sobre todo, las estadounidenses y las inglesas, supieron muy bien que si seguía al alza la producción de hidrocarburos – principalmente las gasolinas derivadas de combustibles fósiles como el petróleo –, el mundo se convertiría en el infierno que ya es en varios países, con la temperatura en constante ascenso por el ya irreversible calentamiento global (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/10/el-irreversible-y-catastrofico.html).
Pero imperó en tales mezquinas compañías su interés por la ganancia, en lugar de la preocupación por el medio ambiente. De haberse tomado acciones preventivas, desde entonces, otra sería nuestra condición ambiental, al menos, no tan grave (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/las-mafiosas-empresas-petroleras.html).
Ahora, nuevamente, más preocupadas porque sus ventas y ganancias disminuyeran, en caso de haber una generalizada consciencia mundial, que dejara de usar masivamente combustibles fósiles, están apostando a producir y vender todavía ¡más plástico!
Sí, a pesar de que el plástico ya es un gravísimo problema ambiental, que está formando enormes basureros en tierra y mar, no les importa, así como en los 1970’s, tampoco les preocupó (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/03/la-muy-grave-contaminacion-por-plasticos.html).
Un reciente artículo de Wired, firmado por Beth Gardiner, expone ese problema, en el que explica que empresas como ExxonMobil, Shell y Saudi Aramco, incrementarán sustancialmente su producción de plástico. “Los petroquímicos, categoría que incluye plástico, constituyen el 14% del empleo mundial de petróleo, y se espera que llegue a la mitad entre hoy y el 2050, indica la Agencia Internacional de Energía. El Foro Económico Mundial predice que la producción de plásticos se duplicará de aquí a veinte años”, señala Gardiner (ver: https://www.wired.com/story/a-surge-of-new-plastic-is-about-to-hit-the-planet/).
Como un producto remanente de la extracción de petróleo es el etano, necesario para fabricar plástico, es el que mayormente se está aprovechando para realizar la transición de vender menos combustibles y más plásticos. Incluso, la contaminante técnica del fracking, que explota los depósitos de esquisto, le está entrando también a producir más y más plástico, pues como el precio del petróleo ha bajado mucho, no es costeable, pues el fracking produce petróleo de forma más cara, además de más contaminante y depredadora de recursos como el agua (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/05/el-gas-natural-de-esquisto-el-regreso.html).
Eso se está dando sobre todo en Estados Unidos, en donde las mencionadas petroleras están construyendo más plantas para producir etano. “Shell está construyendo una planta de 6 mil millones de dólares (mdd) – una instalación que convierte el etano en etileno, que es un compuesto para elaborar toda clase de plásticos – en Monaca, Pensilvania, 25 millas al noroeste de Pittsburgh. Se espera que produzca más de 1.6 millones de toneladas anualmente, luego de que sea inaugurada en los primeros años de los 2020’s”. Eso, porque tales contaminantes petroleras afirman que hay un “renacimiento en la manufactura de plásticos en Estados Unidos”, no sólo en empaques y artículos de un solo uso – los que más basura generan –, tales como cubiertos, botellas y bolsas, pero también en usos más durables, tales como materiales para construcción y partes para autos y aviones. Son pocas las cosas en donde no se usa plástico. Y desde el año 2000, en ese país se ha ¡duplicado la producción de ese, casi indestructible, material!
O sea, no importa seguir saturando al planeta de plásticos, que la mayoría se tira, por ser de un solo uso, como botellas de agua o refrescos. Lo imprescindible son sus ganancias y si para ello tienen que inventar nuevos usos del plástico, lo harán.
Y si tienen que seguir acondicionando a la gente de todo el planeta para seguir empleando plástico para todo, lo harán también.
Por desgracia, la mentalidad social es la que, muchas veces, contribuye a esa depredadora permanencia, pues no reacciona ante los necesarios cambios. Al platicar hace poco con una amiga, sobre la buena medida de acabar con las bolsas plásticas en la ciudad de México, preguntó, alarmada, “¿¡Pero, entonces, en dónde vamos a tirar nuestra basura!?”. Y le respondí que como antes se hacía, que se llenaba el bote de basura y así se llevaba al camión o al barrendero y lo vaciaban en sus contenedores. Es el tipo de mentalidad que debe de cambiarse en muchas cosas, no sólo con las bolsas de plástico.
Pero quizá sean más persuasivas las petroleras, las que desde el 2010 han invertido más de 200 mil mdd en 300 proyectos procesadores de plástico y de otros químicos. Han expandido plantas existentes, creado nuevas, así como la infraestructura de tuberías necesarias para tanta expansión, “señala el Consejo Americano de Química, una cámara de la industria. Varios de esos proyectos ya funcionan, están en construcción o aguardan aprobación pública”.
Y es crucial que no se otorguen los permisos a las que los aguardan, pues, como señala Judith Enck, fundadora de Beyond Plastics (Más allá de los plásticos), ex funcionaria de una oficina regional de la EPA (Agencia de protección ambiental), “si tan sólo una cuarta parte de estas productoras de etano son hechas, nos aprisionarán en un futuro de plásticos, del cual será difícil recobrarnos”.
Por cierto, que muchos funcionarios de la EPA han sido despedidos bajo la administración del desquiciado Trump, por su encomiable lucha contra la contaminación en Estados Unidos. Mafiosos “funcionarios” los consideran un “peligro”, pues hablan de “calentamiento global” o “cambio climático” (ver: https://www.theguardian.com/environment/2019/sep/17/whistleblowers-scientists-climate-crisis-trump-administration).
Así que por esa permisividad trumpista, que ha dado tantas facilidades a todo tipo de empresas para contaminar a sus anchas, seguro no tendrán problema las petroleras para que les aprueben la construcción de más fábricas de plástico, así como se ha permitido que sigan operando muchas carboníferas. Por eso fue que, sin miramientos, ese nefasto, loco de Trump retiró a Estados Unidos de los acuerdos ambientales de París. ¡Y eso que es el país del planeta que más contamina!
El problema no sólo está en que la mayor parte del plástico se tira, sino que su producción requiere combustión, la que genera alrededor de ¡900 millones de toneladas de C02 anualmente! De seguir los “grandes planes” de las petroleras, en tan sólo diez años, por tanto irracional crecimiento, se llegará a 1300 millones de toneladas de CO2 cada año. Y así, con esa irracionalidad industrial, quieren detener el calentamiento global, que no pase de 1.5°C para el 2030. Imposible, seguiremos quemando más y más carbón y petróleo e incrementaremos 2, 3, 4 o más grados centígrados la temperatura global, con las impredecibles consecuencias climáticas que eso traiga. El mundo será un infierno en casi todas partes.
Una planta, como la de Shell, emite CO2 equivalente a la de ¡480,000 autos funcionando diario todo un año!
El otro problema es que menos del diez por ciento del plástico producido cada año es reciclado mundialmente. Así que las empresas han salido con que lo usan como “combustible” para producir electricidad, que presentan como “energía renovable y limpia”. Nada más falso, pues la incineración de plástico produce peligrosas toxinas, tales como dioxinas y metales pesados.
Eso sucede aquí en industrias como las cementeras, que por ahorrarse los altos costos del combustóleo, que es el que deberían de emplear para la producción de cemento, usan desechos plásticos, que generan, al incinerarse, como dije, peligrosas toxinas para salud y medio ambiente (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2015/07/sociedad-y-depredacion-ambiental.html).
Por otro lado, cuando el plástico se degrada, también se generan emisiones de CO2. Así que aunque los plásticos se descompongan “pronto”, de todos modos contaminan.
Claro, la industria se defiende, diciendo que “el plástico trae muchos beneficios, incluso para el medio ambiente (subrayado mío). Hace autos más ligeros y, por lo mismo, más eficientes, aísla casas, reduce el desperdicio de la comida al extender su duración y mantiene en buenas condiciones sanitarias los materiales médicos (debe de referirse a todo el material médico desechable, como agujas, sondas, bolsas contenedoras, que es un tipo de basura muy peligroso, pues mucho sirve para almacenar desperdicios de enfermos, muchas veces de muy contagiosas enfermedades), entre otros usos, dice Keith Christian, director de la administración de mercados del plástico del (ya mencionado) Consejo Americano de Química”.
Sí, no se duda que el plástico sea útil, pero los perjuicios que está ocasionando en el medio ambiente, realmente están superando a su utilidad. Pero, claro, eso no lo dirán los plastiqueros, si así se les pudiera llamar a los productores de ese contaminante material.
También señala Christian que “no hay alternativas para el plástico. Y las que podrían sustituirlo, dejan una huella de carbón mayor a la de plástico”. Sin embargo, no dice que hay mucho más reciclaje con otros materiales, como el papel, que con el plástico. De hecho, el papel ya está sustituyendo a los empaques y envases de plástico y su reciclaje ha llegado hasta el 70% en Europa (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/01/el-papel-mas-ecologico-y-reciclable-que.html).
Culpan las petroleras de que la contaminación del mar por plásticos, se debe a las malas prácticas de cómo se desechan en países pobres, como India. Pero eso es falso, pues “Estados Unidos emplea decenas de plástico per cápita más que India, cinco veces más que Indonesia y tres veces más que China”.
De hecho, es una absurda posición, pues la mayoría de la basura plástica que producía Estados Unidos, se la vendía China, para que la reciclara. Como China dejó de importar sus desechos (lo que debe de haber molestado mucho a Estados Unidos), el reciclaje se ha reducido casi a nada y un doce por ciento de los plásticos desechados por los estadounidenses, son incinerados, con las consecuencias ambientales que eso genera.
Además, la producción de plástico, además de todo el gasto energético que requiere, también suelta contaminantes, como el 1,3-butadieno, benceno y tolueno, los que ocasionan cáncer y otras enfermedades. Muchas de esas plantas, sobre todo las localizadas en países pobres, están en áreas marginadas, con el consecuente daño generalizado para la salud.
Y peor es cuando suceden “accidentes”, como el ocurrido en Bophal, ciudad india, en donde tenía una subsidiaria la empresa estadounidense química Union Carbide. El 2 de diciembre de 1982, la falta de mantenimiento y la acumulación de un peligroso químico, el metil-isocinato, MIC, base para producir el pesticida Sevin (marca con que la empresa identificaba al carbaril), provocó un escape del letal gas, que dejó casi cuatro mil muertos en el primer día de la fuga y más de 500 mil afectados en los siguientes días, semanas y meses. Hasta la fecha, continúan personas sufriendo enfermedades crónicas debido a ese dramático incidente (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Bhopal_disaster).
También ocurren esos “accidentes” en Estados Unidos. “El día anterior al Día de Gracias del 2019, un fuego en la Planta Química Texas, en Port Neches, produjo dos explosiones, forzando a 50 mil personas a evacuar sus casas. Una semana después, las autoridades emitieron otro aviso de evacuación, después de que monitores de aire detectaron altos niveles del carcinógeno 1,3 butadieno.
Pero de eso no se informa a la gente. “Es la naturaleza de donde vivimos y el desafortunado efecto colateral de toda esta producción. Yo pienso que el público, en general, no entiende bien los fuertes impactos del plástico, concernientes, especialmente, a la salud humana”, declara la activista Yvette Arellano, de los Servicios Dedicados a la Justicia Ambiental de Texas.
Por otro lado, se justifica el aumento de plantas productoras de plástico para reponer los empleos que el cierre de algunas carboníferas ha ido dejando. Muy pobre justificación, pues tampoco crean tantos. La prohibición de dar bolsas plásticas en la ciudad de México, es criticada por los industriales del ramo, diciendo que se perderían miles de empleos. Pero no se justifica que porque se mantengan esos miles de empleos, se siga contaminando al medio ambiente, en el que vivimos millones de personas, con tantos millones de bolsas producidas cada año.
Encima de todos los efectos ambientales, los estados en donde establezcan sus contaminantes plantas, todavía ¡les condonarán impuestos!. “Pensilvania concedió a la planta que construye Shell una condonación arancelaria de 1600 mdd, la mayor en la historia de ese estado”. Como se ve, gracias al contubernio entre empresas y mafias en el poder, ese tipo de proyectos son posibles.
Y también las petroleras están preocupadas porque, fuera de Estados Unidos, se están prohibiendo artículos plásticos de un solo uso, como en Europa, en donde ya se prohibirán las bolsas, los cubiertos, vasos, platos, popotes… que generan millones de toneladas de basura plástica al año.
“Así que el siguiente problema es que habrá innovaciones en la forma en que se use el plástico. Es lo que hemos visto en el pasado, más y más objetos empacados en más y más plástico. A menos que la producción disminuya, siempre habrá algo más que se tenga que envolver en plástico”, afirma Steven Feit, abogado del Centro para La Ley Internacional Ambiental.
En efecto, como señalo antes, siempre habrá “innovaciones impuestas” que obliguen al planeta a usar más y más plástico, hasta en el cuerpo, como estómagos, pulmones, hígados… de plástico.
Por eso está creciendo 4% anualmente la producción de plásticos.
Y no sólo imponiendo “innovaciones”, sino usando excusas tan estúpidas, como las usadas por Coca-Cola recientemente, con tal de justificar que seguirá fabricando plástico para vender su veneno, “pues es lo que los clientes quieren”, como se expone en un reciente artículo de la publicación digital Gizmodo, firmado por Dharma Noor (ver: https://earther.gizmodo.com/cokes-reason-for-not-ditching-single-use-plastic-is-bul-1841161887).
Durante el Foro Mundial Económico de Davos, el jefe de “sustentabilidad” de esa empresa, afirmó que continuará vendiendo su veneno en plásticos de un solo uso “porque la gente así lo quiere”.
Esa empresa produce “alrededor de 3.3 millones de toneladas de empaques plásticos (botellas) cada año, el equivalente a unos 600 mil elefantes africanos. En el 2019, Coca-Cola fue nombrada la empresa más contaminadora por segundo año, por la Coalición Liberémonos del Plástico (…) Eso incluye botellas de Coca. En su auditoría del 2019, Liberémonos del Plástico, halló que Coca-Cola fue responsable de 11,732 piezas de basura plástica encontrada en 37 países de cuatro continentes”, señala el artículo. Terrible.
Y dice que no sólo mantendrá la producción, sino que, como espera que sus azucarados venenos incrementen su consumo mundial, la aumentará.
Así que las botellas de Coca, halladas hasta en islas vírgenes, seguirán creciendo en cantidad.
Justifican que las reciclarán, pero como el reciclaje es difícil, no es seguro que lo hagan.
Y si actualmente se recicla sólo entre el 10 y 12%, seguramente disminuirá ese porcentaje, al inundar con más plástico al planeta. Esperemos ver más y más basura plástica de todo tipo.
Es claro la asociación tan íntima que tendrán las petroleras con empresas tan mezquinas como Coca-Cola.
Ya el mar está lleno de plásticos y microplásticos.
Muy probablemente, pronto tengamos que hacernos análisis de sangre con un nuevo valor, la cantidad de microplásticos que tengamos en nuestro organismo.
Y quizá el nuevo lema de Coca-Cola sea “todo el mundo unido por los microplásticos de Coca-Cola”.
Más negro y plástico futuro nos espera.