sábado, 26 de diciembre de 2020

La falta de lluvias redujo cosechas en un poblado hidalguense

La falta de lluvias redujo cosechas en un poblado hidalguense

por Adán Salgado Andrade

 

Nopala, Hidalgo. Doña Guadalupe, nos muestra los elotes, muy pequeños, que obtuvo de la cosecha de maíz de este año. Por la falta de lluvias, hubo poca agua para que su sembradío de maíz creciera adecuadamente. Las milpas, apenas si se desarrollaron a la mitad. De frijol, sólo obtuvieron menos de diez kilos, que guardan en un bote, no muy grande. Estamos dentro del cuarto de ladrillo blanco, láminas, y piso de cemento, en donde guarda la familia, los elotes y el frijol que cosechan cada año.

Fuera de allí, todo está muy seco, polvoso, muy diferente de cuando hace un año, en diciembre del 2019, antes de la pandemia, lo vi. Verde pasto lo cubría todo y el cerro que queda hacia atrás del terreno de doña Guadalupe, lucía, también, muy verde. Ahora, sólo los nopales y algunos huizaches, son la vegetación que impera en esta semiárida región hidalguense.

“Casi ni llovió, el jagüey está bien seco, ni pa’ los animales tenemos agua”, dice, lamentándose. En efecto, el jagüey, una represa pequeñas que la gente construye, simplemente, cavando un gran agujero, está totalmente seco y polvoso. “La poquita agua que tenía, l’usamos para regar”, agrega.

Por fortuna, tienen algo de agua en la cisterna, construida hace años, que se llena con el servicio municipal de agua potable. “¡Huy, pero tenía como cinco semanas que no nos llegaba l’agua… apenas nos llegó y con ésa, les estamos dando de beber a los animales!”.

Como en varias partes del país, esta es una escena muy frecuente, tierras casi yermas, por la falta de lluvia, pues más del 70% de las que aún son cultivables del país, son de temporal, es decir, regadas por las lluvias. El calentamiento global está provocando extremos cambios climáticos, como largas sequías, y es lo que está afectando a Nopala y varios municipios aledaños – y a gran parte del país y del mundo(ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/01/la-muy-larga-y-severa-sequia-australiana.html).

“Tiene como dos años que no llueve”, dice, doña Guadalupe. La presa de Nopala, construida hace más de cien años, este año, se secó. La gente de la redonda, aprovechó lo que quedó de humedad, para sembrar maíz. “Se les dieron como tres cosechas de maíz”, dice la mujer,  de unos 42 años, de muy quemada piel, curtida por el sol y una evidente falta de cuidado, nada de cremas o lociones.

Su esposo, Pedro, tiene magueyes y los “raspa”, o sea, les extrae el aguamiel, todos los días. Obtiene un muy buen pulque, que es el que estamos tomando a esa hora, las doce, de un día muy cercano al fin del pandémico 2020, que vende a sólo diez pesos el litro. “L’otra vez tuvo que tirar como cincuenta litros, porque no hubo quien lo comprara y se echó a perder”, dice, pero, al poco rato, varias personas llegaron que querían y “pos ya no hubo… es que p’adivinarle cuándo van a querer”.

Sí, así es eso de la venta, sobre todo, ahora, en estos tiempos en que la pandemia, ha trastocado, no sólo la salud mundial, sino la economía global. El PIB (Producto Interno Bruto) mundial se reducirá, al menos, en un 4.9 por ciento en este dramático año de pandemia y de desastres ambientales (ver: https://www.imf.org/en/Publications/WEO/Issues/2020/06/24/WEOUpdateJune2020).

Es contrastante que, mientras se dieron fuertes y recurrentes inundaciones en el sureste del país, como en Tabasco, la mayor parte del país haya recibido pocas lluvias. Lo lógico sería que tanta agua excedente, de presas colmadas, se pudiera aprovechar, no tirar, quizá con acueductos que la condujeran hasta sitios más secos. Pienso que serían obras costosas, evidentemente, pero asequibles, sobre todo, durante las emergencias hídricas.

En fin, eso es algo que no creo que pase por la mente de doña Guadalupe en ese momento. Pero sí, los efectos de la recesión, que hasta en esos apartados lugares ha pegado.

Así como la pandemia. Doña Guadalupe y su esposo, tuvieron que comprar un módem portátil, de Telmex, la acaparadora de ese servicio en estos lugares, y otra computadora, adicional a la que el mayor de sus hijos, Salvador, ya tenía, para que el hijo menor, Leonardo, pudiera tomar sus clases en línea de la secundaria. Aquí es donde no me explico cómo algo tan centralizado, como el Google classroom, pueda funcionar, con referencias “pedagógicas” tan urbanas, en medio de toda esta ruralidad, con un par de caballos encerrados, junto con tres vacas, en un rudimentario establo, hecho de paredes de piedra cortada, techo de polines y de lámina y una desvencijada puerta de madera.

El precio de ese módem, fue de dos mil pesos, más una renta mensual de cien. “Sí, lo tuve que comprar para que pudieran tomar sus clases”, dice doña Guadalupe, resignada. Su marido y ella, debieron desembolsar ocho mil pesos más, para comprar una nueva computadora. “Ésa, se la di a Salvador, porque la qu’él tenía, ya no servía bien. Y la d’él, se la di a Leonardo”. Es de suponerse que Salvador, que está estudiando psicología en una universidad de Actopan, otra localidad de Hidalgo, tenga la mejor de las dos laptops, pues es nivel licenciatura, superior al de secundaria, de Leonardo. Quizá el empleo de las “videoclases”, demande una mejor máquina, aunque dudo que el mencionado módem, tenga la capacidad de transmitir imágenes, con una señal de internet que, apenas si llega, como puedo comprobar en mi celular, que la muestra muy débil, solamente una “raya”.

Pero, al menos, en la cuestión sanitaria, en esos sitios en que la densidad poblacional es escasa, el virus no se ha diseminado tanto. Estamos allí, por primera vez, sin tapabocas, en tantos meses, incluso, habiéndonos olvidado de la pandemia, allí, tomando ese buen pulque, que nos servimos de un jarro de barro, de un litro de capacidad, en vasos de vidrio, proporcionados por doña Guadalupe. Algunas moscas, han caído dentro del envase. “Es que s’embriagan y se cain”, dice la mujer, mientras las saca con una vara que halló por allí. No nos inmuta su acción, en medio de la citada ruralidad. En la ciudad, eso, sería sinónimo de insalubridad. No aquí, en donde es hasta natural.

Platica que hace medio año, compró una vaca en catorce mil pesos. “Ha salido bien güena, da diez litros diarios”. Venden el litro a cinco pesos, a una persona que diario pasa a recogerla. Y afirma que esa vaca da leche todo el año, aunque va disminuyendo. “Le va bajando, luego, le da ocho, seis… y hasta que nada más le da dos litros, pero todo el año”. Las otras dos vacas que tiene, todavía no han comenzado a dar leche. “Pos si no dan, las vendo”, dice, pues no conviene tenerlas y alimentarlas, para ellos, que tan precarios ingresos tienen y que necesitan vender la leche que den.

Se entiende, pues deben de gastar en pastura, ocasionales medicamentos, pipas de agua – por esta sequía – e inesperados gastos. “Es que ‘horita, luego no se comen el zacate. Mi esposo, l’otra vez, les echó aguamiel y bien que se lo comieron”. Con ese aguamiel, pudieron haber hecho más pulque, pero como cada vez se consume menos, además de por el frío – es cuando más rinden los magueyes y menos se consume –, “ni modo, se lo damos a los animales”. Es un extra, inesperado gasto.

El año pasado, vi que tenía en un corral, tres guajolotes. Le pregunto por ellos. “¡Huy, se los comió el coyote!”, exclama. Dice que hay muchos coyotes por allí y que, junto con perros “callejeros” – o quizá tendríamos que decir terracereros, pues los alrededores son caminos de terracería –, los devoraron, al igual que a varias gallinas.

Por desgracia, todos esos animales silvestres, cada vez tienen menos presas, como conejos, qué cazar, pues los hábitats en los que viven, se han ido invadiendo aceleradamente. En este sitio, con los sembradíos, que cada vez se extienden más hacia el cerro, muchas menos presas tendrán los coyotes y otros depredadores. “Luego l’oyía que estaba chillando por allí y que le digo a Pedro que ‘chara un tiro, pa’ que lo espantara… y ya no se oye”, dice doña Guadalupe. Es entendible que se preocupe de los coyotes, pues una porción de su sustento, esas gallinas y guajolotes, ya es parte de la dieta de aquéllos. “Voy a echar piso, y a poner bien la malla, pa’ que ya no se metan”, asegura.

Otros ingresos, los obtienen con las paletas que diariamente vende su esposo en el centro del pueblo. El señor cumplió 79 años, pero “todavía está refuerte”, declara. Don Pedro, toma su bicicleta y recorre los tres kilómetros que los separan de allí. En una casa, le guardan su carrito de paletas. Ya tiene una persona que se las entrega a diario. “Se saca como ciento cincuenta o doscientos pesos diarios”, dice doña Guadalupe.

Así que con la leche que venden, las paletas, y alguna ayuda que les da el estado, sobreviven.

A unos quinientos metros de donde estamos, se distingue el inútil costoso lienzo charro, que la corrupta pasada administración de la mafia política “Partido Verde” construyó.

A un lado, en una explanada, hay ocho camiones de basura que, se ve, son casi nuevos. Y un tractocamión. Le pregunto a doña Guadalupe sobre esos vehículos. “Pos dicen que son de Cuauhtémoc Ochoa, que como perdió la elección, se los trajo”. ¡Vaya mafioso corrupto “político”! Cuauhtémoc Ochoa Fernández, ha tenido muchos cargos en Hidalgo y en la Federación, en los que el manejo de amplios recursos, seguramente le ha permitido el enriquecimiento pronto ilícito. Otro corrupto, Enrique Peña Nieto – ya investigado por su mafioso desempeño –, durante su mafiosa administración, lo nombró “subsecretario de fomento y normatividad ambiental, de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Cuauht%C3%A9moc_Ochoa_Fern%C3%A1ndez).

Y parte de su corrupto desempeño es, por lo que se ve, haber comprado camiones de basura, con el erario público, y, al no haber ganado en las recientes elecciones legislativas llevadas a cabo en Hidalgo, decidió “esconderlos” en ese apartado sitio, como diciendo “¡Ya que no gané, a ver con qué recogen su basura!”.

Muy corrupta mezquindad, pero ni siquiera con el dinero de ese corrupto individuo, sino, repito, con el dinero del pueblo. ¿Nadie hará algo para que esos vehículos sean devueltos al municipio al que pertenecen y sigan cumpliendo su función de recolectar basura? Parece que la impunidad sigue, a pesar de la Cuarta Transformación.

Acabamos nuestro pulque. Le doy a doña Guadalupe quinientos pesos, que se rehúsa a aceptar, pero le insisto, “es su aguinaldo”, le digo.

Y nos despedimos, volteando a ver, una vez más, a esos abandonados vehículos, producto del corrupto dispendio de tantas mafias políticas que han saqueado por tantas décadas a este sufrido país y a sus empobrecidos habitantes.

 

Contacto: studillac@hotmail.com

 

 

 

 

martes, 22 de diciembre de 2020

Los que quieren y los que no quieren que se explote el litio

 

Los que quieren y los que no quieren que se explote el litio

Por Adán Salgado Andrade

 

Cada vez se extiende más la panacea de que los autos eléctricos son la solución para los problemas de contaminación y depredación planetaria, que tiende a incrementarse más y más. Muchos de los problemas que se esperaban, por lo menos, para el 2050, ya se están dando y seguirán empeorando, si es que llega la humanidad al año 2100 (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/12/en-el-2020-los-eventos-climaticos.html).

Y, contrario a lo que se piensa, la explotación de los materiales necesarios para fabricar las baterías de los autos eléctricos, como el cobalto, el grafito y, sobre todo, el litio, empeorarán los problemas de depredación y contaminación mencionados (http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/01/mas-avances-tecnologicos-mas.html).

En realidad, los autos eléctricos, son otra forma del sistema capitalista salvaje de inducir a que se piense que son, verdaderamente, la solución a los problemas de contaminación. Pero sólo son una velada forma más, de impulsar un nuevo consumo compulsivo, hacerlo “vital”, pues, de lo contrario, advierten, el planeta se colapsará.

Así que a comprar autos eléctricos, no hay otra “solución”. Con eso, nos podemos olvidar de más problemas, como la contaminación industrial, la agrícola, la de producción de carne, los dos mil millones de basura que producimos cada año, los quince mil millones de toneladas de CO2, emitidos también anualmente…

Adoptemos a los autos eléctricos, desaparezcamos los de combustión y, ¡listo!, acabamos con esos problemas.

Pero no es así. Y aunque los autos eléctricos no generarán gases directamente, lo harán indirectamente, por toda la electricidad que usarán sus baterías y el que éstas, no se estén reciclando, sino en un muy pequeño porcentaje. Son los problemas que no se están exponiendo, muy convenientemente, para que todas las empresas automotoras que, gradual o rápidamente, están fabricando autos eléctricos, no tengan obstáculos y dejen de hacer a los de combustión interna, los que pronto, engrosarán a todos los productos que han ido quedando como piezas de museo del muy cuestionable “progreso” humano (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/09/los-autos-electricos-no-son-la-panacea.html).

Y en esa carrera por proveerse de los necesarios materiales para hacer las baterías de tantos millones de transportes eléctricos (autos, camiones de carga, de pasajeros, aviones, barcos, motocicletas, bicicletas) que surcarán calles, autopistas, cielos y mares, el capitalismo salvaje no respeta fronteras o sitios de ningún tipo. Por ejemplo, ya corporaciones de Europa y Norteamérica, están acelerando sus planes para “minar” el fondo marino, en busca de níquel y cobalto, con máquinas que, sólo de verlas, dan idea del potencial daño que provocarán en el mar, cuando estén triturando el fondo marino, en busca de esos materiales, y de otros, dado que la rapacidad humana, se está acabando los que hay en la superficie. Son enormes máquinas que podrán sumergirse a cualquier profundidad, equipadas con temibles cuchillas giratorias que destrozarán el fondo rocoso, lo convertirán en polvo y, alguna parte, la bombearán a la superficie, para que sea procesada y que se separen tales minerales.

Y lo que dejarán, será un ambiente oceánico lleno de lo que se llama smog marino, que dañará lo sistemas branquiales y pulmonares de las especies marinas que estén dentro de la influencia de esas nubes de polvo, el que tardará meses en asentarse. ¡Y eso se hará en cientos de miles de kilómetros cuadrados del fondo del mar!

De acuerdo con un estudio de Greenpeace, se denuncia que quien está autorizando eso, es nada menos que una oficina de la ONU, la Autoridad Internacional del Fondo Marino, ISA, la que no ha reportado estudios sobre el impacto ambiental, que el uso de maquinaria masiva, hará al fondo marino, y está repartiendo “licencias”, con un costo de $500,000 dólares, por cada una de las 30 que ya le han solicitado, como si el fondo marino fuera de ISA, siendo que es un patrimonio mundial. No puede ser que se le agregue al mar un estresante más, si ya debe de soportar basura plástica, derrames petroleros, aguas negras, salmuera de desalinizadoras, barcos que se hunden, calentamiento global y otras agresiones (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/12/naufragios-de-barcos-cargueros-mas.html).

El mar, que nos proporciona más de la mitad de lo que comemos, agua desalinizada, nos regula el calentamiento, nos purifica al planeta… ahora, bajo un criterio meramente lucrador, que una obscura “oficina de la ONU” está imponiendo, ya se podrá, como si nada, explotar, como cualquier mina.

Sólo imaginen todo el daño que hacen las megaminas terrestres, que destruyen bosques, selvas, contaminan lagos, ríos, acuíferos, y que dejan daños totalmente irreversibles con sus enormes cráteres a cielo abierto, visibles desde del espacio (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2013/05/los-destructivos-irreversibles-efectos.html).

Eso se hará con el ya muy dañado y estresado océano. No hay consideración de ningún tipo, ni ética, ni ecológica, ni humana… ¡nada! Una de las empresas que ya está lista para demoler el fondo marino, la canadiense DeepGreen Metals Inc dijo que la “minería marina podría ofrecer minerales esenciales para prescindir de las energías fósiles, a una fracción de los costos ambientales y sociales relacionados con la producción metálica de vetas terrestres convencionales”. ¡Vaya pírrica, mentirosa justificación! (ver:    https://www.theguardian.com/environment/2020/dec/09/secretive-gold-rush-for-deep-sea-mining-dominated-by-handful-of-firms).

Y mientras eso está por suceder, la explotación del litio en tierra firme, crece. Es el caso de la potencial veta que existe en una zona montañosa de Portugal, que la Unión Europea está considerando seriamente, con tal de prescindir de fuentes más lejanas, como de Latinoamérica o de Asia.

Para muchos, es una gran oportunidad para “crecer” y tener más ingresos. Pero para para otros, el que se impongan esas explotaciones, provocará un permanente, irreversible daño ecológico, como expone el artículo de The Guardian titulado “El curso del ‘aceite blanco’: el sucio secreto de los vehículos eléctricos”, firmado por Oliver Balch (ver: https://www.theguardian.com/news/2020/dec/08/the-curse-of-white-oil-electric-vehicles-dirty-secret-lithium).

Comenta Balch todos los mencionados inconvenientes que ofrecerán los autos eléctricos, lo de la excesiva generación eléctrica que requerirán las recargas, además de que las baterías casi no se reciclan. Una de las razones, porque el litio reciclado, es “más caro que el recién producido, así que no ofrece gran aliciente su reciclaje, además de que las empresas que lo reciclaran, no se darían abasto para producir todo el necesario, debido a la creciente demanda”.

Y como esa creciente demanda, ofrece gran potencial, personas como João Cassote, ganadero, que ha visto reducir sus ingresos de engordar toros, por la pandemia, pues ha reducido sus ventas, pidió un préstamo para comprar un tractor, una removedora de tierra y un tanque portátil de agua, con tal de que una minera lo contratara para hacer sus exploraciones. Le fue tan bien a Cassote, que en menos de doce meses, ganó lo que usualmente gana en seis o más años.

Así que, si de él dependiera, adelante con la destrucción de montañas y bosques cercanos a su granja, con tal de que la Savannah Resources, con la que trabajó, y otras empresas, exploten durante diez años las 280,000 toneladas de litio que pueden contener aquéllos sitios.

Como dije, a la Unión Europea, le conviene tener tan cerca una buena fuente de litio, con tal de que los proyectos de que, a más tardar, en el año 2030, sólo se permita que se fabriquen autos eléctricos, se materialicen.

Sin embargo, personas como Mario Inacio, un bailarín de 50 años, aborrecen la ida de que un destructivo proyecto minero se establezca allí, sobre todo porque él tiene contemplado desarrollar un retiro de yoga, en el campo, alejado lo más posible de la “civilización”. Junto con su compañero, Milko Prinsze, ya habían ubicado una granja abandonada de 47 acres (19 hectáreas), en la que harían, justamente, cuanto habían imaginado.

Pero, de hacerse el proyecto de explotación del litio, ese plan, se vendrá abajo. “Los sueños de toda mi vida, se cancelarán, de hacerse ese destructivo proyecto”, afirma Mario Inacio.

Por lo pronto, debido a la pandemia, el consumo mundial de todo, incluidos autos eléctricos, se ha detenido, pero en cuanto haya recuperación, “seguramente la explotación del litio en ese lugar, se hará”.

De nuevo, las empresas y la mafia en el poder portuguesa, dicen que es “inevitable el daño al lugar, pero es mínimo con lo que se ganará, al impulsar la industria de autos eléctricos, lo que mejorará el medio ambiente mundial”.

Absurdo, pues no piensan en las personas a las que dañará ese contaminante, destructor, invasivo proyecto. Ni en el planeta, que ya no aguanta tantos masivos destructivos megaproyectos.

Por desgracia, para personas como Cassote, muy dispuestos a entrarle al lucrativo, muy depredador proyecto, para nada importa la destrucción ambiental.

“Para mí, es una forma decente de ganar buen dinero”, dice, indiferente a los letreros de la gente opuesta a la mina, que dicen “No a la mina, sí a la vida”.

Cuando Cassote, así como millones de personas en el mundo, indiferentes a tanto daño, desarrollen alguna enfermedad, debida a la alta depredación y contaminación ambiental, quizá aquél caiga en la cuenta que, después de todo, no fue tan buen negocio.

 

Contacto: studillac@hotmail.com