lunes, 20 de febrero de 2023

La oculta depredación y contaminación que están ocasionando los autos eléctricos

 

La oculta depredación y contaminación que están ocasionando los autos eléctricos

Por Adán Salgado Andrade

 

En artículos anteriores, me he referido a que los autos eléctricos, son sólo un impulso consumista, que no resolverá los graves problemas ambientales que ya tenemos y que nos están llevando a superar el límite de 1.5º C, que científicos insisten en que debe de ser el tope del calentamiento. Éste, sigue incrementándose, a pesar de las alarmas, pues pesan más los intereses económicos de las corporaciones, que la salud medioambiental, animal, vegetal y social del planeta (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/08/la-crisis-climatica-es-irreversible-y.html).

Una muestra de esos mezquinos intereses, es lo que sucede en países como Myanmar, en donde una dictadura militar aterroriza y mata a sus habitantes, con tal de robarles las tierras, a los que tienen el infortunio de vivir en zonas, en donde abundan los metales de tierras raras, muy necesarios para las baterías de los mencionados autos eléctricos. Ni China, ni ningún otro país, han hecho caso de la crisis ambiental, ni de derechos humanos que está sucediendo en esa militarizada nación (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/los-golpistas-de-myanmar-matan-gente-y.html).

China también sigue contaminando su medio ambiente, pues ha acelerado la producción tanto de los materiales requeridos para fabricar baterías eléctricas, así como de autos. Es como si se quisiera mantener prendida una fogata para proporcionar calor, cortando todos los árboles que la rodearan. A la larga, se terminarían, así como la fogata. Valga esa analogía para dar idea del absurdo que se está cometiendo con la panacea de los autos eléctricos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/09/los-autos-electricos-no-son-la-panacea.html).

Otro caso de la oculta depredación que está ocasionando el “fervor” por los autos eléctricos, es lo que sucede en Indonesia, en un parque industrial, en donde el principal producto es el níquel, imprescindible material para las mencionadas baterías. El artículo del portal Wired, titulado “Trabajadores están muriendo en la contaminada ciudad que alberga la industria de los autos eléctricos”, firmado por Peter Yeung, expone ese problema, quien inicia diciendo que “en Indonesia, enfermedades y polución plagan un floreciente complejo de fábricas que suplen al mundo con cruciales materiales para baterías” (ver: https://www.wired.com/story/workers-are-dying-in-the-ev-industrys-tainted-city/).

Una foto de miles de trabajadores, saliendo de sus fábricas y respectivos turnos, en motonetas, abre el artículo. La gran necesidad de contar con una ocupación, aunque sea mal pagada y peligrosa para su salud, los hace soportar pésimas condiciones, sin prestaciones, sin equipos de seguridad adecuados y exponiendo sus vidas a diario. Varios, han sufrido accidentes mortales, como el sucedido a una operadora de una grúa y a su asistente, que murieron calcinados en diciembre del 2022, por un estallido de un horno de fundición.

Otros trabajadores, han caído de grúas, sufrido electrocución o padecen enfermedades ocasionadas por la constante inhalación de tóxicos vapores, producto de tantas actividades de fundición y procesamiento del níquel y fabricación de baterías.

Eso se da en la zona industrial nombrada como Indonesia Morowali Industrial Park, mejor conocida como IMIP.

Una habitante del sitio, Sarida, que llegó con su esposo en el 2019, proveniente de la región de Borneo, a 800 kilómetros al oeste, con la esperanza de cambiar y mejorar sus vidas, dijo a Yeung que “llegamos porque a mi esposo, le ofrecieron un empleo para procesar aguas negras, en una empresa de níquel. Pero es una ciudad muy contaminada. Mire qué tos tengo, no se me quita. Nos vamos a ir en cuanto podamos, antes de que nos saquen muertos”.

La mujer no le dio su apellido, por temor a represalias, pero su testimonio es dramático. “Sólo se le veían sus ojos, cubierta con su hijab, su burka y una mascarilla. Compró un medicamento para la tos, abordó su motoneta y partió”, dice Yeung.

El IMIP ha redoblado sus esfuerzos para producir níquel, pues la guerra entre Rusia y Ucrania ha reducido la producción de níquel de esos países, así que “Indonesia, ha incrementado a más del doble el procesamiento de níquel, a 1.6 millones de toneladas entre el 2020 y el 2021”.

Empresas como LG, PT Aneka Tamban y la Indonesia Battery Corporation, se han asociado para aumentar considerablemente la producción de níquel y de baterías.

Obviamente no podía faltar en ese anacrónico conglomerado industrial Tesla, que ha prometido invertir $5,000 millones de dólares para establecer sus propias instalaciones y fabricar millones de baterías para sus autos, que planea vender unos 20 millones cada año.

Esos millones de autos, serán producto de procesos industriales que conllevan combustión. Esa combustión, no se dará sin sus consecuencias, su huella de carbón, su depredación, su contaminación. No se harán mágicamente, no. Es lo que tampoco se toma en cuenta en la citada panacea eléctrica.

El IMIP está distribuido en un área de 3,000 hectáreas, costó $15,000 millones de dólares, y consta de fundidoras, plantas carboeléctricas – muy contaminantes –, procesadores de manganeso, además de que tiene sus propios aeropuertos y puertos. Ese anacrónico complejo industrial, contaminante y depredador, es mostrado al mundo como un emblema de “modernidad e industrialización” de Indonesia.

Se talaron más de 8,700 hectáreas de selvas para construir tal contaminante complejo.

Actualmente, emplea a unos 66 mil trabajadores, los que ganan la mayoría unos 25 dólares diarios, “ni siquiera el mínimo oficial de Indonesia”. Muchos, perciben $15.75 al día, como uno de 18 años. “Muchas veces, es difícil respirar, y me preocupa, pero no puedo hacer nada”, dijo el joven. Trabajan 15 horas al día. Varios, no han tenido un día libre en tres meses y viven en míseras condiciones en alojamientos locales, insalubres.

Ya, Indonesia se caracteriza por mantener en malas condiciones a trabajadores que laboran en las depredadoras y contaminantes plantaciones de palma, a los que mantienen los dueños de éstas, semi esclavizados, con miserables salarios. Esos trabajadores, sólo soportan tanta humillación, por necesidad (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/09/las-plantaciones-de-palma-esclavizan-y.html).

Como dije, por la necesidad están allí, en el IMIP. Seguramente, no duran mucho tiempo, como la mencionada Sarida, pues su salud se deteriora por unos cuantos dólares diarios. Un centro comunitario de salud, reporta que el 52 por ciento de los pacientes que atendió en el 2022, acudieron por infecciones respiratorias agudas. “Los soldadores sufren de ojos rojos, seguramente debido a partículas suspendidas, lo que sugiere que su equipo de seguridad es insuficiente”.

“Los dueños, anteponen sus ganancias a nuestra salud”, le confió un trabajador a Yeung, pidiendo el anonimato, por miedo a represiones. Muy fundado su temor, pues siempre es así, cuando un trabajador se queja, en cualquier país, de pésimas y peligrosas condiciones de trabajo, lo reprimen o hasta lo asesinan.

Eso, en cuanto a las pésimas condiciones laborales. Dicho complejo, además, está contaminando el aire circundante con tantos miles de kilogramos diarios de exhalaciones de diversos, tóxicos gases y partículas suspendidas, que lo cubren todo. Imaginen si eso hace con casas, autos, árboles… cómo estarán los pulmones y organismos de la gente local. Y sus aguas residuales, las descarga a ríos, los que van al mar. Los pescadores se quejan de que ya no hay peces y cada vez deben de penetrar más el mar, para conseguir algo. “A veces, sólo logramos pescar para nuestro consumo”, dijo uno de ellos a Yeung.

Por otro lado, como todos los recursos, como agua o electricidad, son prioritarios para el IMIP, los habitantes locales, tienen frecuentes problemas con apagones o falta de agua. “Todo es para esas fábricas”, dijo un restaurantero local a Yeung, enojado porque luego se pasa dos días sin luz y se le echan a perder sus alimentos, a falta de refrigeración.

Y con tal de hacer más atractivo el IMIP a firmas extranjeras, “el gobierno ha flexibilizado las leyes laborales, para que no tengan problemas, así como endurecido el control sobre trabajadores inconformes”. Una huelga de empleados de la empresa GNI, que simplemente pedían mejores equipos de protección y mejores condiciones laborales, “fue reprimida por 500 policías, que usaron balas de goma y gases lacrimógenos. Un trabajador chino y uno indonesio, murieron y 71, fueron arrestados. Así se resuelven los conflictos con los inconformes, desde que el gobierno flexibilizó las leyes laborales”.

 Pero a pesar de eso y de los daños ambientales, la mafia indonesia en el poder, muy entusiasmada, está construyendo un segundo parque industrial, el Weda Bay Industrial Park, en las islas Maluku, cercanas al IMIP.

Un activista de la ONG WALHI’s Hakim, señala que “todo es para ganar más. No podremos salvar al planeta si lo estamos destruyendo”.

Así es. Toda esa destrucción y depredación se está haciendo para “salvar al planeta”, con el engaño de los autos eléctricos. Pero hay que agregar que se incrementará brutalmente el consumo de electricidad cada que se tengan que cargar los millones de baterías de los correspondientes autos.

Ya, algunas empresas, como Toyota, afirman que no es el camino correcto la generalización de autos eléctricos, que tendrán que convivir con otros, como los híbridos que fabrican (ver: https://www.xataka.com.mx/automovil/tiempo-demostrara-que-nuestra-posicion-correcta-toyota-mantiene-firme-su-rechazo-a-autos-electricos).

Pero otros estudios van más allá, al precisar que lo que se requiere es más transporte público, más bicicletas, más caminar y menos autos, aunque sean eléctricos, y menos potentes (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/02/se-requieren-menos-autos-incluso.html).

De nada sirve que se estén haciendo potentes versiones eléctricas de contaminantes SUV’s, si van a seguir contaminando, en el equivalente a sus contrapartes de combustión interna, igual o más.

Además, al ser más pesados por sus baterías muy grandes, serán más peligrosos para sus ocupantes en accidentes, como ha demostrado IIHS, la empresa que somete a choques a autos de todo tipo, para determinar su seguridad (ver: https://www.wired.com/story/supersize-evs-are-pushing-road-safety-to-the-limit/).

Así que allí está el engendro que recreó Elon Musk – los autos eléctricos ya se hacían desde finales del siglo 19, pero sucumbieron ante los de combustión interna –,  el supuesto “salvador de la humanidad”.

A ver cómo se justificará cuando el planeta siga peor de contaminado y depredado de lo que está.

¡Ah, pero, eso sí, rebosante de “limpios” autos eléctricos!

 

Contacto: studillac@hotmail.com