martes, 19 de septiembre de 2017

Recordando una tragedia con otra tragedia



Recordando una tragedia con otra tragedia
Por Adán Salgado Andrade

El escepticismo y hasta cinismo con que se conduce el capitalismo salvaje es pasmoso. El planeta se ha ido convirtiendo en una gran trampa mortal, gracias a la tendencia a depredarlo y a destruirlo, con tal de materializar el muy confortable estilo de vida occidental.
Revisemos todos los peligros con los que cotidianamente convivimos, sobre todo en las áreas urbanas, y nos daremos cuenta de la vulnerabilidad de vivir prácticamente al límite. Así, tanques de gasolina, de gas, cables eléctricos, auto-tanques de sustancias tóxicas, millones de autos, contaminación, basura, sobreexplotación de acuíferos… ¡y ciudades atiborradas de construcciones cada vez más altas!, dan cuenta de que en cualquier momento masivas desgracias ocurrirán.
Esas desgracias obviamente se agudizan cuando enfrentamos fenómenos naturales, como huracanes, tsunamis, lluvias torrenciales y, sobre todo, sismos.
Aquí, en los momentos en que escribo estas líneas, el 19 de septiembre de 2017, se habrían cumplido 32 años del trágico acontecimiento telúrico, ocurrido en 1985, que dejó miles de muertos y cientos de construcciones dañadas o colapsadas. La lección que, supuestamente habría dejado ese, hasta entonces, peor sismo experimentado por esta muy poblada ciudad de México, era que debía de evitarse la saturación poblacional que estamos viviendo, alentada por la voraz corrupción inmobiliaria, en contubernio con las mafias delegacionales y distritales en el poder. Sin embargo, pareció olvidarse esa funesta, hasta ahora, lejana fecha.
Y lo que sucedió, desde entonces, contrario a la lógica anti-sísmica, fue, de nueva cuenta, saturar a esta ya, de por sí, congestionada ciudad. No sólo con la construcción de altísimas construcciones en donde antes existían estacionamientos, baldíos o casas unifamiliares, sino con obras viales que permitieran el aumento indiscriminado del empleo del automóvil. En esta ciudad y su área conurbada, ya circulan a diario casi 10 millones de vehículos, la mayoría de combustión interna (ver: http://www.roshfrans.com/sabes-cuantos-autos-circulan-en-nuestro-pais/).
Tantísimo vehículo contribuye, además de a decenas de horas perdidas diariamente por el intenso tráfico (la velocidad promedio es de 4.5 km/hora), a la cada vez más aguda contaminación, un agravante extra a la, de por sí, mala calidad de vida que tenemos los habitantes de esta megalópolis.
Habrá que agregar, también, la naturaleza hidrológica del valle de México, una cuenca, que, lo hemos visto recientemente, cobró daños, pero, sobre todo, algunas víctimas, debido a las intensas lluvias abatidas recientemente que inundaron varias zonas, incluso a nivel catastrófico, como sucedió cerca de Xochimilco. Eso mostró que entre más gente haya viviendo en esta aglomeración urbana, los daños se incrementarán (ver: http://www.jornada.unam.mx/2017/09/06/sociedad/034n1soc).
Todo, consecuencia, pues, de la saturación del DF y área conurbada.
Y es en cuanto a los sismos, que, el del martes 19 de septiembre del año en curso (2017), de 7.1 grados, con epicentro en Morelos, muy cerca de la ciudad, ha mostrado lo que sucede cuando hacemos caso omiso o pretendemos olvidar la naturaleza telúrica de esta aglomerada ciudad. Hay que aclarar que fue 1.1 grados menor al ocurrido el pasado 7 de septiembre (que fue de 8.2 grados, con epicentro en las costas de Oaxaca), pero por la cercanía del epicentro, su intensidad fue mayor y, en consecuencia, los daños provocados.
Me resultó muy dramático un video en donde una mujer filmó el momento en que una construcción, aparentemente reciente, se colapsa íntegramente, cuando aún sonaba la alarma sísmica (en el link se puede ver la escena del edificio que está por colapsar, seguramente con gente dentro, a partir del segundo 0:44 https://www.youtube.com/watch?v=xHl4Npa0t6U).
Hay que aclarar que, esta vez, la alarma sísmica sonó unos segundos después de iniciado el terremoto, como muchos pudimos constatar (en mi caso particular, me hallaba impartiendo clases en la FES Aragón, al momento del temblor y, en efecto, la alarma sísmica se activó tardíamente).
Gran parte de las críticas a las pasadas, y actual, mafiosas administraciones de esta afectada ciudad, se han centrado en que por la corrupción, ha campeado la pésima planeación y su anárquica expansión. Esto ha permitido el crecimiento vertical de la ciudad de México, a niveles peores que los anteriores al año de 1985. Y la consecuencia de ese corrupto desorden es que actualmente abundan las construcciones altas o muy altas, de cinco pisos o muchos más. Varias de ellas se construyeron en lugares en los que antes existía una casa unifamiliar.
Refiriéndome, de nuevo, al mencionado video, otra muy probable causa del repentino colapso del edificio debe de haber sido una defectuosa y corrupta edificación, pues si no se cumplieron a cabalidad las normas actuales, entonces eso lo volvió vulnerable a los fuertes vaivenes y sacudidas del terremoto.
Por otro lado, hay que sumar que por la naturaleza heterogénea de los suelos en la ciudad de México, que van desde los muy fangosos, hasta los constituidos por sólidos estratos basálticos, la intensidad de las sacudidas y oscilaciones varía. Por ello, en algunos sitios se sentirán con más fuerza los efectos de un sismo.
Por si fuera poco, súmese la sobreexplotación de los acuíferos, la que provoca enormes oquedades subterráneas, que llevan al rápido hundimiento de la ciudad. Esos espacios huecos también incrementan los movimientos diferenciales de un sismo en ciertos lugares. Hasta el momento de escribir estas líneas, Protección Civil reportaba al menos 20 edificios colapsados, varios de ellos en la colonia Roma, en donde, justo, la corrupta voracidad inmobiliaria ha levantado decenas de nuevos edificios. Habrá que ver cuántos de los colapsados son recientes.
Por otro lado, la tan inflada alerta sísmica, demostró hoy, justamente, que no funcionó, pues, de haberlo hecho, quizá habría permitido algunas evacuaciones en las construcciones que se derrumbaron, como en la escuela Rebsamen, en donde siguen atrapadas muchas personas.
Esa “alerta” funciona solamente en los simulacros, los que son tomados por muchos a la ligera. Eso lo comprobamos hoy. Irónicamente, a dos horas del “simulacro” oficial de las once horas, para recordarnos que podíamos sufrir otro temblor de igual o mayor magnitud que el de 1985, quienes estuvimos en lugares públicos, como centros de trabajo o escuelas, pudimos constatar la inutilidad de tal medida. En mi caso particular, las escaleras de desalojo se saturaron y los estudiantes bajaron a duras penas, con riesgo de caer debido a las fuertes sacudidas. Muchos, como yo, preferimos permanecer junto a muros. De haber sido el sismo más intenso y haberse comenzado a colapsar las escaleras, los muertos habrían ascendido a decenas de cientos.
Muchos otros me dieron iguales testimonios sobre sus centros de trabajo, que sólo optaron por sostenerse de algo, a pesar de estar en altas construcciones, pues no les habría dado tiempo de desalojarlas, aún si la alerta hubiera sonado “a tiempo”.
No es, por tanto, la muy cuestionable alerta sísmica la solución a la sismicidad de la ciudad de México.
La solución es frenar los voraces intereses de las mafias políticas y empresariales que nos dominan. No permitir que impulsen una “planeación” solamente al servicio de sus mezquinos intereses, que están haciendo de esta ciudad un lugar cada vez más inhumano, lleno de peligrosas obras de todo tipo que en nada nos benefician. Esta ciudad está hecha para autos y megaconstrucciones.
Eso significa que debemos unirnos en todo momento, no sólo durante la adversidad.
Ni tampoco esperar a vernos afectados para reaccionar. En el temblor del pasado 7 de septiembre, como no hubo aquí daños de gravedad, mucha gente veía muy lejanas las tragedias que sí ocurrieron, y siguen, en Oaxaca y Chiapas. Ahora que experimentamos la destrucción cercanamente, es cuando reaccionamos. Dejemos de ser inmediatistas y desarrollemos una conciencia permanente y a largo plazo.
Sólo así será posible oponerse al capitalismo salvaje que todo lo vuelve una mercancía, hasta estas desafortunadas tragedias.
Por lo pronto, es de esperarse que este pasado sismo frene, por fin, cuestionables obras y desarrollos inmobiliarios los cuales, durante los terremotos por venir, se conviertan en peligrosos, masivos féretros.




miércoles, 13 de septiembre de 2017

Los corruptos finales de los mafiosos en el poder



Los corruptos finales de los mafiosos en el poder
por Adán Salgado Andrade

En este país, como en el resto del mundo, dominan poderes fácticos que se comportan de manera similar a las organizaciones criminales y delictivas, muy al estilo de la Coalición Nacional del Crimen (National Crime Syndicate), encabezada por el gánster Lucky Luciano (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2014/08/la-estructura-mafiosa-de-los-poderes.html).
Destellando impunidad y corrupción, tales poderes fácticos presentan dos fases muy importantes para los capos que los ejercen.
Ésas son, primero, el principio de una “administración” (la llamaré así, por no referirme al nombre correcto, que sería la “inicial detentación mafiosa del poder adjudicado”) y, segundo, sobre todo, el final, gracias al así llamado “Año de Hidalgo”, la costumbre de los mafiosos en el poder de hacerse con lo que más se pueda de los dineros públicos, como sucede justo ahora, que tanto la represiva, corrupta administración de Miguel Ángel Mancera, así como las de varios “delegados” de las demarcaciones de la ciudad de México, llegan a su fin.
En efecto, al inicio de cada gestión, los privilegiados que se prenden al poder, no pueden estar más que emocionados, pues el gran negocio da inicio. Prebendas, altísimos salarios, impunidad, prepotencia, represión… todo da comienzo, prometiendo que cuatro o seis años, serán de puro enriquecimiento y gansteril, represiva actuación.
Los ciudadanos comunes, comenzamos, también, a estar en manos de los mezquinos, enriquecedores intereses de los hampones “políticos”, quienes en contubernio con las mafias empresariales, imponen proyectos, obras y leyes que, en ningún momento, buscan nuestro beneficio, sino solamente el de aquéllos amafiados grupos de poder.
Ejemplos de tal actuación, sobran, y las consecuencias sociales, también. Por ejemplo, considérese la imposición constructiva del “Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México”, que se está realizando en una zona no apta para su construcción. A pesar de que dictámenes de investigadores, técnicos y expertos han demostrado su inviabilidad, ya se está edificando. No importa que los suelos no sean adecuados, que se está haciendo en una zona de recuperación ecológica, que se afecten tierras agrícolas y demás problemas, la prepotencia de los poderes políticos y empresariales convocados queda por encima de cualquier interés social. Por si fuera poco, también se denuncia que su construcción está provocando problemas ecológicos en la zona, pues lodos tóxicos se están desechando en una barranca, con los consecuencias que eso pueda ocasionar, pues las barrancas son zonas naturales de desfogue de aguas durante periodos climáticos hidrológicos extremos, como lluvias torrenciales, huracanes o tormentas, como los recientemente enfrentados (ver: http://www.jornada.unam.mx/2017/09/13/estados/032n1est).
A diferencia de lo que Miguel Ángel Mancera pregona, de que su administración se ha preocupado por “dialogar” con los ciudadanos, los hechos demuestran una constante de represión e imposición de intereses que nada tienen que ver con una “participación ciudadana”.
Ha impuesto, en contra de la voluntad popular, obras que nada tienen siquiera que ver con los intereses de los vecinos que habitan alrededor de dichas obras. Ha construido líneas del ineficiente Metrobús en zonas en donde no se requería tal transporte, como quiere hacer ahora en Reforma, lo que requerirá la tala de cientos de árboles, además de alterar el valor histórico de tal avenida (ver: http://www.elfinanciero.com.mx/nacional/a-pesar-de-oposicion-linea-del-metrobus-no-modificara-ruta-sobse.html).
Y Mancera no ha dudado en aplicar “mano dura” contra los grupos que insistan en participr en protestas.
 Justo en el 2016, participé en un movimiento vecinal para defender un área verde de la imposición de una costosa planta de bombeo. Ese proyecto nunca fue consultado a nosotros, los vecinos, y pretendió hacerse en un camellón de área verde, en donde se talarían decenas de árboles, como se ha caracterizado a la “administración” mancerista (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2016/11/activismo-movilizacion-social-y.html).
La construcción de tal cuestionable obra, fue impuesta mediante mera represión, en la que cientos de granaderos, golpeando y acosando a vecinos, aplicaron fuerza bruta y no razón, algo de lo que carecen los mafiosos en el poder.
La planta de bombeo, además de impuesta por la fuerza, fue también muy onerosa, pues según la información pública disponible, su costó ascendió a 250 millones de pesos.
El igualmente corrupto Sistema de Aguas de la Ciudad de México, SACMEX, justificó que evitaría inundaciones en la zona. Los recientes anegamientos en las zonas cercanas, como en el metro Oceanía y alrededores, demostraron la ineficacia de tal costosa obra (ver: http://www.excelsior.com.mx/comunidad/2017/08/31/1185233).
Otro lamentable ejemplo es el Paso Exprés, obra corrupta y mal hecha, que apenas Peña Nieto inauguró en abril del presente año (2017), y muy pronto presentó sus defectos constructivos, los que alevosamente, se ocultaron, hasta que un socavón costó la vida a dos usuarios de la mortal vialidad. No sólo estuvo mal hecha, sino que ya se demostraron una serie de corruptas irregularidades que inflaron su costo al doble del originalmente presupuestado. Pero ni constructoras, ni “funcionarios” aceptan responsabilidad alguna. Al final, se culpan mutuamente. Es algo que hemos escuchado antes y que, por desgracia, tomamos tan “normal” (ver: http://www.jornada.unam.mx/2017/09/13/politica/004n1pol).
Tanto corrupto dispendio, por desgracia, se agudiza al final de las “administraciones”, pues es cuando la última posibilidad de enriquecerse se da. Justo eso es lo que, en mi caso concreto, el de mi familia y nuestro patrimonio, vivimos en este momento. Estoy seguro que es una problemática que mucha gente debería de compartir, pero que la pasividad con que se desempeñan la mayoría de los indolentes mexicanos, no permite una coordinada protesta y acción social (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2013/09/decadencia-neoliberal-automatas.html).
Como la corrupta administración de Israel Moreno está llegando a su fin, hay que gastar y justificar el presupuesto como se pueda, aunque sea haciendo improvisadas banquetas que no se necesitan. Así, el día 13 de septiembre del año en curso (2017), trabajadores de una supuesta empresa “constructora” al servicio de la delegación Venustiano Carranza, cuyo cargo es detentado por el mencionado Moreno Rivera, llegaron a destruir la banqueta que por tantos años había estado al frente de mi casa, infame acción que se llevó a cabo sin ninguna consulta previa hacia nosotros, los directamente afectados, además de que de ningún modo se justificaba tal destrucción, pues la banqueta en cuestión se hallaba en una condición aceptable.
Repito que tal obra fue sin nuestro consentimiento y la forma en que respondieron tanto las “autoridades”, así como los trabajadores y el “ingeniero” encargado, fue de total y abierta prepotencia. Esa banqueta la defendimos por años, pero, ahora, por fin, se salieron con la suya todos los amafiados que participan en tales lesivas, inútiles obras.
Es claro, como ya he dicho, que tales obras se conceden a empresas privadas que ven una buena oportunidad de realizar obras que no requieran tanta infraestructura, ni capital, pero que, al final, tanto para aquéllas, como para los gánsteres en el poder, dejen una buena ganancia o un buen diezmo, sobre todo este último, el puntal corrupto que sostiene a este país (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2010/11/de-corrupcion-y-diezmos.html).
Por otro lado, la forma tan rudimentaria de levantar las banquetas “malas”, se realiza a puro golpe de marro, afectando, por supuesto, la estabilidad estructural de las colindancias de las casas afectadas, como le hice ver a uno de los “gestores” responsables, quien reconoció que su obligación era la de habernos avisado si deseábamos el cambio de nuestra aceptable banqueta. Tampoco se tiene el más mínimo cuidado en cuidar las afectaciones que se hacen a los árboles que son dañados en sus raíces al remover de forma tan brutal a las banquetas. Muchos de tales árboles han caído, pues sus raíces fueron debilitadas con esas obras tan mal realizadas.
Y tampoco se prevén los daños físicos que los escombros removidos, apilados sin ningún cuidado, puedan ocasionar, tanto a los peatones, como a los habitantes de las casas afectadas. En anteriores “habilitaciones de banquetas”, como eufemísticamente llaman a tal injustificada destrucción de infraestructura urbana, me consta que muchas personas caían por caminar entre peligrosos escombros.
Por otro lado, pareciera que existe la sentencia de no cuidar árboles en colonias proletarias, como la Valentín Gómez Farías, la que habito, como hacen en zonas como Coyoacán, por ejemplo, en donde es claro que se veneran y valoran los viejos árboles existentes en varias calles, a los que, incluso, se les hacen guarniciones para protegerlos adecuadamente.
Así pues, el ciudadano común, como siempre, seguirá enfrentando una cadena de infamias y humillaciones toda su vida, las que se reforzarán, hasta que no se rebele y siga permitiendo que los mafiosos poderes fácticos lo traten como basura.
Y si nunca hace nada aquél por protestar, por denunciar, por salir del aletargamiento que se nos impone, los mafiosos que nos controlan seguirán haciendo de las suyas.
Los Israel Moreno o los Miguel Ángel Macera, se seguirán enriqueciendo con total impunidad, antes nuestras pasivas personas.
Me gustaría agregar que considero infame que si ahorita mismo hay urgencias, como ayudar a los damnificados de Oaxaca, a causa del pasado terremoto del 7 de septiembre, es verdaderamente deleznable que se gasten cientos de miles de pesos en cambiar banquetas que no requerían de hacerlo.
Pero para los mafiosos en el poder, todo sea por salir lo mejor librados y con los bolsillos bien llenos, que al fin para eso sirve meterse a la corrupta “política”.
Así que ¡despertemos, ya, y no permitamos tanta diaria impunidad!
Por último, enfatizo mi enérgica protesta contra Israel Moreno Valle y lo hago directamente responsable de cualquier daño que mi domicilio o mi familia puedan sufrir a causa de su corrupta imposición.





viernes, 1 de septiembre de 2017

Los insalubres y hacinados ataúdes-dormitorio de Hong Kong



Los insalubres y hacinados ataúdes-dormitorio de Hong Kong
por Adán Salgado Andrade

Recientemente el prestigiado periódico inglés The Guardian, publicó un reportaje del periodista Benjamin Haas, sobre las pésimas condiciones que viven miles de habitantes de bajos ingresos de Hong Kong, la ex colonia británica, a falta de un hogar propio en donde habitar. Una “solución” a la carencia de vivienda suficiente han sido los ataúdes-dormitorio (coffin homes), lugares en los cuales, un departamento es dividido en decenas de cabinas en las que sólo cabe una cama y algunas repisas colocadas en las paredes que confinan dicha “cama”, en donde el “huésped” puede colocar contadas pertenencias, como su ropa, una pantalla o lo poco que posea (ver: https://www.theguardian.com/world/2017/aug/29/hong-kong-coffin-homes-horror-my-week?utm_source=esp&utm_medium=Email&utm_campaign=GU+Today+main+NEW+H+categories&utm_term=241391&subid=21873428&CMP=EMCNEWEML6619I2).  
Para realmente experimentar cómo es la vida en esos sitios, Haas decidió él mismo vivir por una semana en uno llamado Lucky House, que, afirma, nada tiene de afortunada. Las cabinas están divididas con triplay, son calurosas, sin ventilación, y pueden escucharse todos los ruidos de las contiguas, así como respirar el humo del cigarro de los fumadores y otras inconveniencias.
Probablemente la situación de la escases de vivienda popular en Hong Kong sea su estatus actual, pues aunque ha dejado de ser una colonia inglesa y ya es, de nueva cuenta, territorio chino, conserva rasgos de su pasado capitalista inglés, digamos, pues China es todo, menos “socialista”, como pretende mostrarse. Ese país se ha abierto tanto al capitalismo salvaje que, incluso, está sufriendo ya los estragos de haberse convertido en la maquiladora más grande del mundo. Sus niveles de contaminación, de desigualdad, de desempleo, de anárquica industrialización, de inútiles megaproyectos (son famosas las ciudades fantasmas, llamadas así porque son pocos los habitantes que viven allí, dados los altos costos de los departamentos. Ver: http://www.dw.com/en/what-has-become-of-chinas-ghost-cities/a-36525007), entre muchos otros problemas, típicos de los países capitalistas con desigual desarrollo, muestran que China se dirige inexorablemente a un pronto colapso, como en el resto del planeta sucederá, sobre todo ecológico (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2013/09/china-autoritarismo-capitalismo-salvaje.html).
Así que la situación en Hong Kong se complica más por esa hibridación entre su pasado capitalista inglés, con su presente “socialismo-capitalismo” chino.
Y uno de los problemas de tal hibridación es la falta de vivienda popular, que, señala Haas, además de sumamente costosa, es muy burocrático obtenerla. Dice Haas: “Hong Kong es uno de los lugares en donde la vivienda es la más cara del mundo. La persona promedio necesitaría ahorrar más de 18 años de su salario, sin quitar impuestos, sin gastar en nada, con tal de hacerse de una casa. Casi uno de cada siete hongkoneses, actualmente vive en la pobreza, de acuerdo con el reporte más reciente, el más alto índice en seis años”.
Aunque, claro, el problema de la vivienda es mundial, sobre todo para las personas de  condiciones económicas más precarias. Y es irónico, pues siendo la vivienda una fundamental necesidad, cada vez es más difícil para un mayor número de personas, hacerse de un lugar decente para habitar. Aquí en México es también un grave problema. Si lo contemplamos tomando como base el salario mínimo vigente (una grosería, por supuesto), que es de miserables ochenta pesos diarios, considerando una vivienda que costara unos $250,000 pesos, a un obrero, que no gastara en otra cosa, le llevaría ocho años y casi siete meses adquirirla. Y aunque aquí existen dos organismos públicos para dar créditos destinados a vivienda, el FOVISSSTE y el INFONAVIT, aquéllos son muy onerosos y apenas cubren el costo de viviendas en retiradas zonas, a la periferia de las ciudades en donde se construyen, además de que muchas de esas unidades habitacionales, por ser producto de corrupción entre las mafias de poder local y las constructoras, no cuentan con los servicios públicos necesarios, además de que se trata de obras mal hechas, las que pronto comienzan a presentar problemas constructivos que las vuelven inhabitables e, incluso, riesgosas (ver: http://www.jornada.unam.mx/2007/11/05/index.php?section=capital&article=046n1cap).
Y la falta de vivienda para los niveles sociales más bajos en México, lleva también a problemas de hacinamiento y sobrecupo en los sitios para vivir de los que disponen, pero no llegando al nivel que se presenta en Hong Kong.
Haas acompaña el artículo con dramáticas fotografías, un video e imágenes en 360º que dan cuenta de lo que es vivir en esas ratoneras humanas.
Comenta que los ataúdes-dormitorio surgieron en los 1950’s, para acomodar a tanto trabajador chino que llegaba a la, en ese entonces, colonia inglesa, con tal de conseguir trabajo y mejorar sus condiciones de vida tan precaria que llevaban en sus lugares de origen.
Sin embargo, con lo que se hallaban, muchas veces resultaba más indigno de lo que iban huyendo, pues se trataba de “camas” colocadas sobre bases metálicas, y que estaban rodeadas de alambre para que sintieran cierta “individualidad”. Eran una especie de “gallineros” humanos, en donde lo que menos había era higiene y, mucho menos, una vida digna.
En la actualidad, esos hacinados dormitorios, describe Haas, son muy parecidos a los dormitorios que llevaban los trenes en los años 1950’s, que nada más tenían la cama para dormir y contaban con una puerta corrediza para conservar cierta “privacidad”. Miden 170 centímetros de largo, por 60 de ancho, o sea, que además de incómodos, están hechos para gente no alta. Haas tuvo problemas, pues mide 178 centímetros. Y deben de ser así, con tal de que quepan los más posibles en un departamento, como en el que estuvo Haas, pues se trata de uno de por sí chico, con tan sólo 46 metros cuadrados, en los que caben hasta 32 personas, colocadas en dos filas de 16 dormitorios cada una. Los dormitorios equivalen a un área de apenas 1.1 metros cuadrados. En la semana en la que estuvo habitando allí Haas, había 30 “huéspedes”, así que aún quedaba sitio para dos más.
Las condiciones de vida, obviamente, son terribles, pues, narra Haas, dan un sentimiento de claustrofobia, de lo encerrados que están, son calientes, sólo hay un baño común, cada quien se suple su comida, como puede, además de que las “camas”, que no son más que sucios colchones, tienen chinches, a las que, afirma el periodista, ya están acostumbrados los residentes, como algo que se tiene que soportar, el precio que se debe de pagar por estar allí. Se calcula que hay alrededor de 200 mil personas viviendo en esos sitios, y 18% de ellas son menores de 15 años, es decir, se trata incluso de familias enteras que viven en esas deleznables condiciones. Como señalé, además de caras las nuevas viviendas, es un gran problema burocrático obtenerlas. Actualmente, el tiempo promedio para hacerse de una casa proporcionada por el Estado, de interés social, es de cuatro años y ocho meses, un año más que en el 2016. Más de cien mil familias esperan con ansias hacerse de su hogar. Pero hay más personas en lista de espera, como las que viven solas, de más de 65 años, que deben de esperar ¡hasta diez años! No creo que sobrevivan tantos años para tener un hogar propio. Y no es porque la mafia en el poder local, no cuente con fondos, pues en el 2016, declaró haber alcanzado un superávit de $11,947 millones de dólares (mdd), además de que posee reservas por impuestos de $111,160 mdd, o sea, no está en bancarrota. A pesar de tanta riqueza, señala Haas que “Hong Kong se muestra como una de las ciudades más desiguales del planeta, detrás solo de Nueva York, y los más pobres ganan sólo $337 dólares mensuales, los que apenas si alcanzan para pagar un ataúd-dormitorio”. Es decir, las casas de interés social es lo que menos les importan a los corruptos mandamases de la ciudad, como al alcalde que acaba de dejar el cargo en junio, Leung Chun-ying, quien supuestamente trató de aplicar programas para bajar el costo de la vivienda pública. Pero los que no ven ningún problema son las inmobiliarias y los ricos inversionistas chinos, quienes están adquiriendo muchas viejas propiedades para hacer costosos proyectos, dirigidos a los ricos. Eso es algo que vemos en todos los países, como aquí, que lo que menos se construyen son casas o departamentos de interés social, pero abundan los dirigidos a sectores medios y altos, y que en la ciudad de México, ya hasta son un problema, de tantos que hay, pues las constructoras demuelen ilegalmente construcciones de valor histórico o desalojan violentamente a inquilinos de viejas construcciones que también son demolidas y en donde se construyen costosos departamentos, con la complicidad, obviamente, de la mafia en el poder local (ver: http://www.jornada.unam.mx/2015/12/22/capital/025n1cap).
De todos modos, y a pesar de ser tan demandados, tampoco son baratos los ataúdes-dormitorios, pues la renta mensual es de 2100 dólares hongkoneses, equivalentes a 4800 pesos, unos 160 pesos diarios, el doble del mínimo vigente, o sea, que un obrero mexicano no podría pagar ni ese feo sitio. Véase, de todos modos, la desproporción, pues aquí eso serviría para pagar una renta de un departamento o una casa en zonas populares.
Irónicamente, la Lucky House está muy cerca de los distritos financieros y comerciales de lujo de Hong Kong, además de que es considerada la “menos peor” de los ataúdes-dormitorios de la ciudad. ¡Vaya surrealismo!
Pero esas pocilgas son sólo para los que puedan pagar esas rentas, pues muchos, ni eso pueden. Haas desayunó en un McDonald’s. Pidió una malteada y cuando se fue a la zona adjunta de mesas para consumirla, resultó que todas estaban ocupadas por indigentes que las ocupan como dormitorios todos los días.
Algunos de los huéspedes pagan con su pensión, que cuando es así, no les alcanza para mucho más, así que deben de hallar formas de ganarse la vida para costear las otras necesidades vitales, como la comida, medicamentos o… sus vicios, ya que, como comprobó Haas, muchos inhalan ácidos, toman, y así. La mayoría son hombres maduros o de la tercera edad, que apenas si pueden pagar esas pocilgas, ya sea que tengan un subsidio público o que posean algo de ahorros. Por ejemplo, cita el caso de un hombre de 67 años, que es carpintero, quien no tiene trabajo, pues ya no lo contratan a su edad. Le platica a Haas que vivía en la calle, pero que hacía poco le habían robado todas sus cosas, por eso decidió con los pocos ahorros que tiene, suficientes para una renta, irse a vivir allí. “No sé a dónde me iré a vivir cuando finalice mi mes, no he encontrado trabajo, pues nadie contrata a un hombre viejo”, le cuenta en perfecto inglés. Haas aclara que las personas arriba de cincuenta años son las que vivieron durante la dominación inglesa, así que hablan muy buen inglés, mejor aún que los estudiantes que actualmente lo estudian. El hombre lo invita a su dormitorio en donde el reportero se da cuenta de cómo “alivia” su desgracia, fumando ácido en una pipa de cristal. Como en todos lados, las drogas, de momento, sirven como un distractor que hace que se olviden por instantes las desgracias.
Platica Haas que son muy amistosos todos los inquilinos. Uno de ellos, el Peleador, lo invitó a comer y le platicó que era miembro de una antigua triada, las organizaciones chinas mafiosas, que contrabandean drogas y gente. Vive allí porque se separó de su mujer, con la que tiene una hija de ocho años. El Pelador tiene 37 años y es el único “gordo”, dice Haas, de los inquilinos, flacos la mayoría por las frugales y escasas comidas que ingieren. Aquél gusta de andar descubierto del torso, luciendo su protuberante abdomen.
Y, sorprendentemente, el sitio emplea a un portero, quien se encarga de hacer algo de limpieza y ayuda a quemar el incienso de los huéspedes, destinado a pedir  a la Diosa de la Tierra, que los ayude a tener fortuna y riqueza, pero, al parecer, señala Haas, hasta ese momento no les ha concedido el milagro. El portero afirma que toda su vida ha vivido en ese sitio, no recuerda haber estado en otro, y le dice que tiene más de 60 años, pues ni su edad exacta recuerda. Sufre de muchas enfermedades y cojea, pues tuvo un accidente, por lo que emplea un bastón. “Aquí estaré, pues ya en ningún sitio puedo encontrar trabajo”, dice, resignado.
Pero a pesar de las insalubres condiciones que se viven en esas pocilgas, todavía hay negocios que emplean ese modelo oportunistamente, para crear “singulares centros turísticos para vivir la vida tradicional de los ataúdes-dormitorios en Hong Kong, dirigidos a turistas”. Uno de ellos, el WM Hostel, se anuncia en su sitio de Internet, como “auténticamente HK”, o sea, que el turista que se hospede allí, experimentará lo que es vivir en un sito “tradicional” de Hong Kong. Pero, véase nada más, esos lugares existen por una gran necesidad de contar con una vivienda, no porque se trate de una “folclórica tradición”. Es como si en el Distrito Federal se ofreciera vivir en la calle, porque fuera “tradicional”, siendo que es una característica de las personas en condición de calle.
De todos modos, el WV Hostel, no es tan apegado a la “tradición”, pues sus dormitorios son limpios, no enclaustrados con triplay, sino rodeados de rejas metálicas, además de que cuentan con baños bien aseados, buena luz y todo. De hecho, en los comentarios ofrecidos por huéspedes que han estado allí, lo califican como una “muy grata experiencia, muy recomendable”. En pesos mexicanos, el sitio señala que el costo mensual es de $15137, equivalente a una renta de un departamento de medio lujo en la ciudad de México. Nada barato, como se aprecia.
Y tampoco es una experiencia “auténticamente Hong Kong”, como la que vivió Haas en la Lucky House, la que, por desgracia, es la única alternativa de vida para miles de necesitados hongkoneses.