No es posible el crecimiento económico rápido y
sin límites, pues se colapsará el planeta
Por Adán Salgado Andrade
Los recursos
planetarios son limitados. Eso significa que no podemos seguir con el
híperconsumo que el capitalismo salvaje nos ha impuesto desde siempre, que cada
vez depreda y contamina más y más a la Tierra. Consumimos en ocho meses, lo que
le lleva al planeta doce en generar.
Hace poco se reconoció
al consumismo, o sea, híperconsumo, como
la principal causa de tanta destrucción y depredación. En la reciente COP 27, una de tantas reuniones
anuales que se hacen para ver “cómo disminuir emisiones contaminantes”, por
fin, un grupo de expertos señalaron que el híperconsumo es un importante factor
que contribuye a que las emisiones contaminantes crezcan cada año (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/11/por-fin-se-reconoce-que-el-hiper.html ).
Claro que ese
híperconsumo se da en grupos de ingresos medios a altos, pues un pobre de
Somalia, por ejemplo, ni agua limpia tiene para beber. Éste, tendrá una huella
de carbón (el CO2 que emite) mínima. Y es lo que pasa con los países
pobres, como los de África, que son los que menos contaminan, pero que están
siendo muy afectados por el calentamiento global, sean sequías o severas
inundaciones (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/11/por-fin-se-reconoce-que-el-hiper.html ).
El capitalismo salvaje
también ha impuesto que es el rápido crecimiento económico el que “acabará con
la pobreza” , pero por alcanzarlo, el planeta se está depredando y contaminando
más y más. Y, al contario, muchos países se están empobreciendo más, pues ese
irracional desarrollismo, está acabando con sus recursos y contaminando su
ambiente aceleradamente. Los países ricos, que no cuentan con suficiente
biocapacidad (sus recursos naturales), los sustraen, casi roban, de aquéllos, y
por eso los están empobreciendo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/la-huella-de-carbono.html).
Porque ya se está
reconociendo que los recursos naturales son
vitales para la subsistencia, no sólo de un país, sino planetaria. No es
porque tengan fábricas, grandes ciudades, autopistas o carreteras que hará
ricos a países, sino que posean, por ejemplo, suficientes bosques, selvas,
ríos, lagos, lagunas, litorales… ¡y que todos estén en buen estado!
No es, como señalo
arriba, el ilimitado crecimiento depredador el que “acabará con la pobreza”. De
qué servirá convertir al mundo en una gran masa de concreto, por ejemplo (que
ya supera, por cierto, el volumen de concreto a toda la masa vegetal del
planeta), si ya no existieran tierras, bosques, ríos, océanos saludables…
¡absolutamente de nada!
Es como si alguien
viviera en una mansión muy lujosa, con muebles finos, cristalería, mármol en
pisos y paredes… pero sin nada de comer, moriría
irremediablemente.
Así estamos haciendo al
sobrexplotar al planeta, al estarlo convirtiendo, por la acción del antropoceno
(la capacidad humana de alterar el clima global), en una enorme roca, sin vida,
con océanos muertos, bosques y selvas arrasados por tala criminal y megaincendios
forestales (como en la selva brasileña, que el nefasto Bolsonaro permitió que
los ganaderos quemaran cientos de miles de hectáreas, para que se convirtieran
en pastos para sus vacas y aumentar la contaminante producción de carne roja),
ríos contaminados, tierras agrícolas quemadas, millones de especies terrestres
y marinas extintas… y otras infamias. Estamos convirtiendo al planeta en un
indigente espacial, sin recursos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/02/al-acabar-con-sus-recursos-estamos.html).
China es un país que ha
apostado a ese acelerado crecimiento económico, pero, para hacerlo, está
acabando aceleradamente con sus recursos naturales. Sus ríos, ciudades y
suelos, están entre los más contaminados del planeta (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/06/la-creciente-y-letal-contaminacion-china.html).
Por lo mismo, ya sus
ciudadanos están sufriendo de enfermedades que van en aumento, justamente por
todos los problemas que ese anárquico, acelerado crecimiento económico, está
provocando, tales como incremento de cánceres, diabetes, enfermedades
cardiovasculares, pulmonares crónicas y otras (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/09/por-su-anarquico-crecimiento-china.html).
Y si no se cambia de
estrategia, la de favorecer los recursos naturales, darle su espacio a la
Naturaleza, llegaremos a más puntos de no retorno de los que ya sufrimos, como
el colapso de la capa de hielo de Groenlandia, el colapso de una importante
corriente del Atlántico norte, lo que ocasiona que no llueva en zonas que
dependen de lluvias para sus cosechas, y un abrupto derretimiento del
permahielo, que está soltando todo el carbono que tenía atrapado durante
millones de años en el Ártico, lo que acelerará el calentamiento global (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/09/el-calentamiento-global-esta-llevando.html).
Todo esto ya se sabía
desde los 1970’s, que si seguíamos con este destructivo, anárquico “crecimiento
económico”, llegaríamos al colapso, como lo que está ocasionando el
calentamiento global, producido pro tantos gases efecto invernadero, que hemos
estado soltando a la atmósfera durante varias décadas. Las depredadoras
petroleras lo sabían, pero no hicieron nada por evitarlo. Prefirieron seguir
teniendo exageradas ganancias, contaminando de muchas formas (plásticos,
combustibles, petroquímicos, telas sintéticas, gas natural…), con el petróleo
extraído (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/las-mafiosas-empresas-petroleras.html).
Ya desde esos años, era
tan graves depredación y contaminación, que se reunió un grupo de expertos,
auspiciados por el Club de Roma, para realizar un estudio, que se convirtió en
libro, Los límites del crecimiento,
publicado en 1972.
El Club de Roma, “es
una organización informal sin fines de lucro, de intelectuales, y líderes de
negocios, cuya finalidad es la discusión de los problemas más alarmantes del
planeta” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Club_of_Rome).
El citado libro,
“discutió sobre la posibilidad de un crecimiento económico y poblacional
exponenciales, con recursos limitados, estudiados por simulación de
computadora. El estudio usó el modelo World3 para simular la consecuencia de
las interacciones entre la Tierra y los sistemas humanos”.
El reporte concluyó que
sin cambios sustanciales en el consumo de recursos naturales, “el más probable
resultado será una súbita e incontrolable declinación, tanto en la población,
así como en la capacidad industrial” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/The_Limits_to_Growth).
En efecto, es como el
ejemplo de los autos eléctricos, que se quiere hacer que se crea que son la
“solución” a los problemas de contaminación. Pero no es así, sólo se trata de
un nuevo impulso consumista que estresará todavía más los limitados recursos planetarios, pues el aumento del extractivismo, por
las minas requeridas para explotar los materiales requeridos para fabricar las
baterías, como litio, grafito, cobalto y los de tierras raras, contribuirá más
al colapso que ya estamos enfrentando (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/09/los-autos-electricos-no-son-la-panacea.html).
Y han tratado pseudocientíficos
de “desafiar” los resultados del libro Los límites del crecimiento, pero no han
podido. Al contrario, cada vez es más válido que sobrexplotar al planeta, nos
está empobreciendo, nosotros mismos estamos acabando con los recursos y el medio
ambiente que por miles de años, nos han permitido vivir aquí. La errada visión
de muchos ecologistas e investigadores es la de “¡Salvemos al planeta!”, pero
no es así. Se trata, como dije, de salvar
las condiciones que nos permitan seguir viviendo en él.
El planeta seguirá.
Incluso, si se diera un holocausto nuclear (cada vez más factible), allí
quedaría, quizá como una roca yerma, sin vida. Pero quizá miles de años
después, nuevas formas, lo habitarían, no humanas, claro.
Hay varias
actualizaciones que validan a Los límites del crecimiento, como la que realizó
la econometrista Gaya Herrington (Holanda, 1981), quien recientemente revisó
los resultados, aplicando rigurosos métodos computacionales y matemáticos. Y
llegó a la conclusión de que estamos en un punto de “o hacemos algo o nos
atenemos a las terribles consecuencias” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Gaya_Herrington).
La periodista Bianca
Nogrady, del portal Wired, la entrevistó y Herrington le comentó algunos puntos
interesantes de lo que deberíamos de hacer y no hacer si queremos seguir como
especie en el planeta (ver: https://www.wired.com/story/gaya-herrington-avoiding-global-collapse/).
Herrington puntualiza
que el énfasis de que la “tecnología lo arreglará todo” es totalmente
equivocado. “Por ejemplo, supongamos que se extinguieran todas las abejas y las
sustituyéramos por abejas robotizadas, como muchos sugieren. Ni sabemos si
funcionaría y, además, no sabemos lo que la pérdida de las abejas reales
provocaría”.
Es cierto, la tecnología
no lo resolverá todo, como lo del
llamado “carbón neutro”, un absurdo “tecnológico” que pretende absorber todo el
CO2 que se produzca, capturarlo.
Es una falacia que sólo se está usando para seguir contaminando a sus anchas
muchas empresas, como las petroleras. Ya, varios científicos, están mostrando
que es un argumento sin reales sustentos científicos. Yo empleo la analogía de
que es como si quisiéramos vaciar una alberca, que se estuviera llenando todo
el tiempo, con un gotero. Así es la proporción de la “captura de carbón”, pues
se producen miles de millones de toneladas de CO2 anualmente (45 mil
millones de toneladas) y se pretenden extraer sólo unos cientos de toneladas
(ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/la-falacia-de-la-captura-de-carbon.html).
También se refiere
Herrington a la cuestión del crecimiento económico acelerado (como el adoptado
por la mencionada China), “que no es la solución. Varios estudios indican que
podrían satisfacerse las necesidades de toda la gente del planeta sin ese
crecimiento”.
Como señalé, antes está
comer, tomar agua limpia, vestirse, tener un hogar. Y eso podría tenerse si no
privara este sistema capitalista salvaje que sólo satisface tales necesidades,
si se tiene dinero para comprarlas. De lo contrario, la gente se muere de
hambre, aunque se desperdicien unas 1,300 millones de toneladas de alimentos
cada año. O viven a la intemperie, siendo que hay cientos de miles de casas
abandonadas, pues nadie pudo comprarlas. Hasta ahora, todavía hay recursos
suficientes (si se usan racionalmente, claro), pero sólo los que pueden
comprarlos los adquieren.
Dice que debería de
repartirse la riqueza, que hoy, la mayoría, la detenta el uno por ciento o
menos de la población mundial. Ya lo he dicho, que la híperconcentración de la
riqueza es hasta la causante de las crisis económicas, pues esos ricos
generarán un limitado consumo. Vamos a suponer que cada uno compre veinte
pantalones al año. Si sólo hablamos de unos doscientos mil súper ricos, solamente
comprarán 4 millones de pantalones. Si su riqueza se repartiera entre,
supongamos, 4 mil millones de personas, y cada una de ellas adquiriera dos
pantalones al año, serían 8 mil millones de pantalones. Obviamente en este
ejemplo (consumista), el consumo superaría en 2,000 por ciento al de los ricos.
Con eso, sólo quiero
ilustrar el efecto multiplicador que tendría una repartición justa y equitativa
de la riqueza social. Pero, repito, no es sólo dinero lo que da la riqueza,
sino los recursos con que se cuenten, la
salud del entorno natural de todo el planeta.
También dice que debe
de haber límites al crecimiento, “que debe de ir acorde con el equilibrio
ambiental. No podemos seguir creciendo si arriesgamos al planeta”.
En efecto, si queremos
seguir en este planeta, tendremos que hacer sólo lo realmente necesario, lo que sirva para tener una existencia digna y
normal. No vamos a seguir fabricando baratijas (como las chinas, totalmente
inútiles, tales como “adornitos”, ropa muy fea y desechable, o los de catálogos
que contienen cosas tan innecesarias como la cucharita de Mickey Mouse, para el
bebé, o la “tacita” para el perro y tantos tan inútiles, que sólo gastan
recursos y energía humana para su innecesaria fabricación) o armas o lujosos
autos o yates o mansiones que sólo sirven para unos cuantos.
Otro importante punto
que comenta Herrington es que la actual crisis no es sólo medioambiental y de
malas tecnologías, “sino social y espiritual. Debemos de mejorar como
personas”.
Así es. Si sigue
habiendo guerras es porque el ser humano es egoísta, arrogante y cree que todo
lo puede “resolver” por medio de la fuerza bruta, las armas. Allí está la
actual invasión de Rusia a Ucrania, por mezquinos intereses territoriales, y
que sigue porque es un buen negocio que ha permitido, y lo sigue haciendo,
vender muchas armas a países como Estados Unidos, además de su contaminante gas
natural obtenido del depredador fracking (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/03/la-muy-lucrativa-y-oportuna-invasion.html).
El ser humano es
mezquino y egoísta por naturaleza. Y son cuestiones que agravan los problemas
que estamos sufriendo. No hay compasión, no hay sensibilidad, no hay
solidaridad… cuestiones que nos hacen seres pensantes, conscientes. Sin eso,
estamos también perdidos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/10/la-materialista-individualista-mezquina.html).
Señala algunos
esfuerzos que se están haciendo para ese necesario cambio, como el de la
economista inglesa Katherine Trebeck, quien habla de la “economía del
bienestar”, que es aquélla “diseñada para servir al planeta, no al contrario. En
lugar de verse como una finalidad y perseguirla a cualquier costo, la economía
del bienestar (Wellbeing Economy), pone a las necesidades del planeta y de la
sociedad al centro de sus actividades, asegurándose que estas necesidades
logren igualdad” (ver: https://weall.org/what-is-wellbeing-economy).
De alguna manera, es
una visión neomarxista lo que proponen Herrington o Trebeck, aunque no se percaten
de ello. En mi caso personal, que me considero marxista, siempre he sostenido
que deben de estar primero el planeta y la sociedad, antes que los mezquinos,
depredadores y contaminantes intereses del capitalismo salvaje. Lo dicen de
otra forma, hasta tímida, pero es lo mismo que expresaba Carlos Marx
(1818-1883), sobre su crítica al irracional funcionamiento del capitalismo
salvaje y sobre la explotación obrera en que siempre ha incurrido, gracias a la
cual, es posible la híperacumulación de la riqueza.
Ya mucha gente está
usando, inconscientemente, esos análisis marxistas para dar cuenta de todo el
daño que ha ocasionado – y sigue ocasionando – este sistema de sobreproducción.
La periodista estadounidense Kandist Mallet, por ejemplo, señala en un artículo
que el cambio climático ya nos está destruyendo. “Luego de varias décadas de
políticas que han sobrevalorado el crecimiento económico, por encima de la
sustentabilidad ecológica, Estados Unidos es ahora un país en decadencia,
literalmente”. Si hasta en el centro del capitalismo mundial están dándose
desigualdades, destrucción ambiental y urbana, es la muestra de que ese sistema
no perdona a nadie ni a nada (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/03/el-capitalismo-salvaje-choca-con-la.html).
Es un sistema que nos
ha impuesto el híperconsumismo compulsivo, para satisfacer sus mezquinas necesidades
de ganancia. Nos ha convertido, a la mayoría, en pasivos autómatas-consumidores,
apolíticos, acríticos, que sólo deben de trabajar (en lo que sea), obedecer
(leyes, reglamentos…), consumir (todo lo que nos impone este sistema) y pagar
(impuestos, multas, créditos…). Es un interminable, absorbente círculo
Enfatiza, como ya
señalé, el respeto a la Naturaleza, a la biodiversidad. Gracias a esa
biodiversidad, existimos. Por ejemplo, las abejas y otros insectos polinizan.
Sin su labor, no tendríamos alimentos. A pesar de tantos cuestionables
“avances” tecnológicos, seguimos dependiendo de la Naturaleza, somos parte de
la biodiversidad que está allí (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/03/la-perdida-de-biodiversidad-la-perdida.html).
Y en ese sentido, se
refiere Herrington a la llamada agricultura
regenerativa, que es la que contribuye a mantener y hasta mejorar a las
tierras agrícolas y los sitos en donde se practica (ver: https://www.wired.co.uk/article/food-chain-regenerative-farming-environment).
Eso no es posible, por
ejemplo, con los monocultivos, que consumen recursos al por mayor (agua,
semillas “mejoradas”, fertilizantes, pesticidas) y van dejando inservibles las
tierras en los que se siembran. Y de todos modos son tan frágiles, que se están
afectando también por el calentamiento global (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/04/los-monocultivos-estan-siendo-muy.html).
La falta de biodiversidad,
también implica que se hagan plagas, pues se han extinguido enemigos naturales
que ayudan a controlar tal o cual insecto. Eso sucede, por ejemplo, con las temibles
plagas de langostas, debidas a que se han eliminado enemigos naturales como
murciélagos o ciertos pájaros, que las combaten (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/02/las-temibles-plagas-de-langostas.html).
En cierto modo, la
agricultura tradicional, como la mexicana, sería regenerativa, pues al final de
una cosecha, por ejemplo, se barbecha, es decir, con una yunta, se remueven los
restos de la cosecha pasada, de maíz, digamos, y se mezcla con la tierra, para
que se degrade y la enriquezca. Es ya un antiguo concepto que se comienza a
aplicar en Estados Unidos (ver: https://www.ers.usda.gov/topics/natural-resources-environment/organic-agriculture.aspx).
Y también Herrington se
refiere a las áreas del planeta, como los océanos, que deben de protegerse,
dejarse sin explotar, “treinta por ciento, para el 2030, pero pienso que debe
de ser más, 40 o 50 por ciento”, señala.
Eso es muy importante,
pues vastas áreas oceánicas no tienen protección y ya depredadoras mineras
marinas les están echando el ojo. Si se permite, sería otra mezquindad, pues
además de agregar un contaminante más a los océanos (ya de por si contaminados
con derrames petroleros, aguas sanitarias, plásticos, microplásticos, aguas
radioactivas, naufragios…), mataría esa destructiva actividad a miles de
especies marinas, muchas de las cuales hasta podrían ser medicinales, como han
mostrado varios estudios (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/10/la-depredadora-destructiva-mineria.html).
Otro punto que trata es
el de la transición energética que, en ése, no se está dando, pues se sigue
dependiendo mucho de las energías fósiles. Las petroleras continúan explorando
en busca de nuevos yacimientos petroleros, a pesar de que ha dicho el IPCC (Panel
internacional del cambio climático, por sus siglas en inglés), que debe
dejarse, desde ahora, sin explotar, el 60% del petróleo que aún hay en el
planeta (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/05/las-petroleras-siguen-con-sus-planes-de.html).
Dice, finalmente, que
si queremos realmente lograr un cambio, “habrá sufrimiento innecesario, temo el
daño que ocasionará”.
Pero aquí el temor sería que toda la problemática
expuesta, la emplee oportunistamente el capitalismo salvaje, para fingir que
está “preocupado” por mejorar al planeta, pero que, al final, se trate de imponer
restricciones y nuevos impulsos consumistas, como el de los autos eléctricos,
que, al contrario, profundicen la depredación, la contaminación y las
desigualdades sociales.
Además, como bien dice
Herrington, muchos de esos necesarios cambios, también tendrían que ser acatados
voluntariamente por la gente.
En una ocasión,
hablando con mis estudiantes, sobre que la producción de carne roja es muy
contaminante y depredadora, responsable del 15 por ciento de las emisiones
globales de CO2, les pregunté que quién estaría dispuesto a dejar de
comer carne, con tal de que esa actividad fuera eliminada o disminuida al
mínimo posible. Por desgracia, de 30 estudiantes, sólo 5 dijeron estar dispuestos.
“Entonces, cuando en el 2050, muchos de ustedes tengan cuarenta y tantos o cincuenta
años, estén viviendo un infierno, no se olviden que no estuvieron dispuestos a
dejar de comer sus tacos de carnitas para evitarlo”, les comenté, irónico.
Claro, son costumbres
que nos han impuesto desde siempre, de que una dieta “balanceada” es a base de
leche, carne y huevos.
Pero es parte de la consciencia
humana, la espiritualidad a la que se
refiere Herrington, la que nos tendrá que ir liberando de prejuicios, creencias
y costumbres que sólo benefician al sistema depredador y contaminante que nos
sigue, por desgracia, dominando.
De otra forma, de no
actuar contra tales imposiciones, preparémonos para el infierno que se nos
viene.
Contacto: studillac@hotmail.com