lunes, 31 de julio de 2023

En plena emergencia climática, se cortan árboles en Ixtapaluca porque “estorban”

 

En plena emergencia climática, se cortan árboles en Ixtapaluca porque “estorban”

Por Adán Salgado Andrade

 

La emergencia climática que estamos viviendo, ya la estamos sintiendo todos los habitantes de este depredado, contaminado planeta. Y la expresión más grave la constituyen las altas temperaturas que estamos padeciendo en todas partes. El pasado mes de julio del 2023, ha sido el mas más caluroso desde que registren registros históricos de temperaturas (ver: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/2023/07/27/64c24ee321efa03b708b45c8.html).

Eso se debe a tantos gases efecto invernadero, como el CO2, del que lanzamos a la tropósfera alrededor de 45 mil millones de toneladas cada año. Sólo imaginen qué volumen debe de ocupar un gas para que pese una tonelada. Ahora, trasladen eso a 45 mil millones de toneladas anuales y comprenderán porqué han cubierto al planeta con un espeso manto que retiene la radiación solar, incrementando así la temperatura.

Algo esencial para absorber una porción de ese CO2 – que no es el único gas que está calentando al planeta –, es la conservación de áreas verdes, en las que hay plantas y árboles. Un árbol adulto absorbe alrededor de 21 kilogramos de CO2 anualmente, además de que produce oxígeno. Y si dura unos cien años, absorberá poco más de una tonelada. Por eso no se deben de cortar o “podar” como hacen en muchos lados (ver: https://www.viessmann.co.uk/en/heating-advice/boilers/how-much-co2-does-tree-absorb.html).

Así que se deben de defender los árboles, sobre todo, los adultos, pues de nada vale cortarlos y sembrar nuevos, pues cuando apenas están creciendo es mínima o nula la absorción de CO2.

El domingo 30 de julio del 2023, tuve una breve intervención en una consulta pública de MORENA, hecha para recabar las opiniones de la gente que apoya a tal denominación política. Estuvo precedida por la licenciada Liliana Sánchez Ríos, quien, en todo momento, mostró amplia disposición para escuchar todos los comentarios y propuestas vertidos, ante la inminente toma de la gubernatura por parte de la maestra Delfina Gómez.

Justamente en tal intervención, que era en cuanto a la mesa de Bienestar Social, me referí a que en un fraccionamiento de Ixtapaluca, concretamente el de Palmas I, ya tienen como nefasta costumbre cortar árboles saludables, adultos, a los que les ha llevado más de dos décadas desarrollarse, por cualquier pretexto.

Y ese “pretexto” casi siempre es de que son “peligrosos” porque “levantan” las banquetas o “afectan” las bardas. Por tal absurda razón, los condenan a muerte y ya son decenas que han cortado en esta demarcación. Por si no bastara con tal afrenta, dejan los muñones de esos pobres árboles y, lo peor, el pretexto por el que fueron cortados, o sea, las banquetas levantadas o las bardas movidas, siguen allí, sin arreglarse. Pareciera que el negocio sólo es de cortarlos, sin importar los arreglos que sigan.

Y eso fue lo que expuse, que si se trata de tener Bienestar Social, algo esencial es cuidar el medio ambiente. Y proteger árboles, adultos, como los cinco que pretenden cortar, marcados con una “P”, de “peligrosos” (cuyas fotos adjunto con el presente artículo-queja), es vital, pues no es justo que por mezquinos intereses de unos cuantos, se maten esos magníficos árboles, como podrán apreciar en las fotos, altos, gruesos, saludables, que, como señalé, absorben cada uno hasta una tonelada de CO2 durante su vida, además de emitir el vital oxígeno, del que dependemos para vivir dignamente. 








Fue el reclamo que hizo la señora Elena Jiménez, gran luchadora y activista social, al administrador del fraccionamiento, que los peligrosos, somos los humanos, porque no respetamos la vida de esos saludables, útiles árboles.

Repito, la protección ambiental es vital para la sociedad. Un gobierno que no promueva esa necesaria acción humana, no puede decirse ni democrático, ni progresista, pues ya no se puede sólo promover un cuestionable “crecimiento económico”, si no protegemos el medio ambiente. Hemos dañado al pobre planeta a tal nivel, que las condiciones ambientales que nos permiten seguir existiendo, se están terminando, lo estamos convirtiendo en un indigente que ya no nos podrá dar nada. Nos moriremos y el planeta seguirá sin nosotros (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/02/al-acabar-con-sus-recursos-estamos.html).

No es posible seguir con tal destructiva indolencia. La gente protesta porque alguien mató a un gato, pero no lo hace cuando cortan un árbol, que porque le “estorbaba” para su negocio, le estaba “levantando” la banqueta o la barda.

Eso es lo que debemos de retomar y defender, el amor por la Naturaleza, pues, repito, es amarnos a nosotros mismos, pues de ella dependemos, somos parte de su reino.

Es un valor del ser humano que debe de retomarse y perdurar, así como el amor, la compasión, la sensibilidad, la consciencia social, la tolerancia, la humildad y el sentido común, entre otros.

Así que si levantan los árboles las banquetas, que se hagan obras para rodearlos y pasar a un lado o, como sugiere la señora Elena Jiménez, que se adopten, que sean parte de una casa y que se amplíen las bardas, para protegerlos y preservarlos.

No actuemos como personas insensibles, como los que asesinan, que no se tientan el corazón para hacerlo. Los árboles ¡también son seres vivos, muy valiosos, al igual que animales y humanos!

Como señalé en mi breve intervención, una banqueta y una barda, pueden reconstruirse en una semana.

A un árbol, le tomará veinte años para crecer.

No nos convirtamos en ecocidas.

 

Contacto: studillac@hotmail.com

 

 

sábado, 29 de julio de 2023

En Surcorea quiere obligar el gobierno a los jóvenes a trabajar 69 horas a la semana

 

En Surcorea quiere obligar el gobierno a los jóvenes a trabajar 69 horas a la semana

Por Adán Salgado Andrade

 

La youtuber surcoreana Chingu amiga, de bastante influencia, quien actualmente vive en México, publicó en el 2021 un video explicando porqué ya no desea regresar a Surcorea. En él expone que la sobrecarga de trabajo que sufren los adolescentes, desde la escuela, secundaria y preparatoria, es muy desgastante. “Me decían que no podía tener amigos, ni tener un día dulce, pues debía de estar estudiando todo el tiempo. Estaba desayunando y leía. Mi mamá me peinaba y leía. No descansaba ni sábados, ni domingos, no sabía que se podía descansar. A veces, ni comía, por tantas presiones, pero así era mi vida de exigente”. Luego, cuando hizo su examen para la universidad, tuvo que estudiar demasiado, para acceder, pues sólo se hace una vez al año y hay un número limitado de veces que puede realizarse. Un día, comenzó a sentirse mal, pero no le dio importancia. “Así me la pasé unos días, hasta que una mañana, no pude levantarme, había sufrido un burnout, mi cerebro y mi cuerpo, no podían más, estaba agotada, colapsada. Y me la pasé un año en cama. Fue bueno y malo, porque no podía retomar mis responsabilidades, pero fue bueno porque salí con mis amigos, pude hacer cosas que nunca antes pude hacer y muchas más. Me di cuenta que la vida no era sólo trabajar y trabajar. Fui a Canadá, en donde conocí muchos latinoamericanos, que me ayudaron mucho. Luego, regresé a Surcorea, pero ya no me hallaba, hasta que mi papá, me compró el pasaje de avión para México y aquí estoy, muy feliz. No quiero regresar a Corea, porque ya no podría con el ritmo. Aquí estoy muy feliz, gracias a todos ustedes”. Varias veces durante el video, rompe a llorar, quizá por los recuerdos tan duros que le trajo el platicarlos, pues hasta consideró suicidarse, y comenta que hay una alta tasa de suicidios entre los jóvenes surcoreanos. Pero aquí sí se halló, digamos, es muy exitosa, con millones de suscriptores y hasta una tienda en línea de productos surcoreanos. Ella es un ejemplo de que, muchas veces, ciudadanos de países “adelantados”, se adaptan mejor a la vida más tranquila y menos exigente de lugares como México (ver: https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=re9c54xbQCU).

No voy a polemizar aquí si es por eso, por una menor exigencia social, digamos, que México, por ejemplo, sigue en el atraso tecnológico y económico. Y de ser así es, por desgracia, uno de los legados de la herencia colonial maldita, como la llamo, la que nos impuso como características de nuestra idiosincrasia la de ser indolentes, racistas, inconscientes, subdesarrollados y hasta flojos (a los antiguos mexicanos los castigaban por todo, si hacían las cosas, malo, si no las hacían, también, lo que se fue convirtiendo en norma de conducta).

Sin embargo, hasta en Surcorea, a pesar del comportamiento social tan rígido que se impone, como del que platica Chingu amiga, hay protestas, sobre todo, cuando quieren someter a la gente a mayores jornadas laborales, en beneficio, claro, de empresas y mafia en el poder que controla al país.

Justo es lo que expone el artículo de The Guardian, titulado “Muerte por sobrecarga de trabajo: jóvenes coreanos se rebelan contra una cultura de largas horas laborando”, firmado por Raphael Rashid. “Trabajar duro está enraizado en la sociedad surcoreana, pero cuando el Estado propuso una semana de 69 horas, fue forzado a recular debido a las protestas de milenials y la generación Z, que se oponen a seguir con las prácticas laborales tradicionales”, inicia su trabajo Rashid (ver: https://www.theguardian.com/global-development/2023/jun/18/death-from-overwork-young-koreans-rebel-against-culture-of-long-hours).

El artículo describe el intento de la mafia en el poder de imponer una semana laboral de 69 horas. Distribuidas en cinco días, eso implicaría que tendrían que trabajar los jóvenes casi 14 horas diarias, digamos, de 7 de la mañana a 9 de la noche. ¡Nada más imaginen un día laboral así de largo! La gente sólo se levantaría, digamos a las seis, entraría a trabajar a las siete, comería en media hora a las tres, digamos, a las tres y media de nuevo a trabajar, saldría a las nueve, llegaría a sus casas a las diez y dormiría a las once… y otra vez la misma pesada rutina al siguiente día. No tendrían vida social, ni familiar, excepto los fines de semana. De hecho, Chingu amiga comenta que sus maestros les decían a los estudiantes que tenían que estar activos de 6 de la mañana hasta las dos de la mañana y sólo dormir cuatro horas, pues hasta con tres, era suficiente. ¡Total absurdo, pues era, precisamente lo que imponían a los esclavos negros, los que trabajaban hasta las dos de la mañana y debían levantarse a las seis, para cumplir con jornadas de veinte horas diarias!

Además, tienen la cultura de entrar a una empresa, desde que salen de la escuela (al igual que en Japón), y serle fiel hasta que se jubilen.

No, imposible sería sostener un ritmo así, de las mencionadas 69 horas semanales. Pero Yoon Suk Yeol  (Surcorea, 1960), el actual conservador presidente, antes de serlo, hasta sugirió que la gente tendría que trabajar “120 horas a la semana, si fuera necesario”. ¡Vaya loco eficientista. Eso significaría que la gente tendría que trabajar todo el día!

Pero, como señalé, a pesar de la cultura de obediencia total, ya los milenials y los “gen-zers”, como se les llama a los nacidos en los 2000’s, no están dispuestos. Además, si hacen tiempo extra, muchas veces, ni se les paga, como parte de ese “altruismo social” al que invocan las empresas y la mafia en el poder.

Se emplearon muchos pretextos para tratar de imponer las 69 horas, como que las mujeres se beneficiarían al tener tiempo extra, “pues podrían usarlo para cuando se embarazaran o para cuidados maternos”, algo absurdo, pues se ha reducido mucho la tasa de natalidad y muchas chicas surcoreanas ya no ven como una “opción de vida”, el ser madres. Eso mismo sucede en China, en donde, a pesar del autoritarismo del dictador de Xi Jinping, muchos jóvenes ya no están dispuestos a tener hijos. Además, muchas chinas y chinos, están prefiriendo salir del país, pues la competencia laboral en China, es tanta, que ya no garantiza que tengan ni siquiera empleo, a pesar de que cuenten con una profesión. Muchos han emigrado a otros países, como Tailandia (ver: https://apnews.com/article/china-youth-lifestyle-nomad-thailand-086c064470a11365acfafbd4457ba166).

O se van a hacer negocios a otros países, como en México, en donde rentan bodegas, en el centro de la capital, para vender baratijas y acabar con el comercio local. Y lo hacen en muchos otros sitios. Son como una plaga (ver: https://www.jornada.com.mx/2023/07/24/capital/030n1cap).

Por ello es que milenials surcoreanos están optando por poner sus propios negocios. Es el caso de Lee Sang-hyuk, de 35 años, citado por Rashid, quien cansado de trabajar hasta en vacaciones y no tener vida social, pues hasta con sus amigos sólo pensaba en el trabajo pendiente, renunció a la empresa farmacéutica para la que trabajaba y puso una farmacia. “Al principio, mis padres me dijeron que debía de aguantar, seguir adelante, pero cuando les expliqué que esa no era vida, me apoyaron en todo lo que pudieron”, dice, ya más relajado Sang-hyuk en su farmacia.

Lo mismo sucedió con Lee Myung-ha, una chica de 36 años, también citada por Rashid, que antes trabajaba en una oficina gubernamental. “A veces, me tenía que quedar hasta las cuatro de la mañana y siempre me presionaba para demostrarles que estaba dando lo mejor de mí”, dice. Y nunca le pagaban las labores extras, como organizar las fiestas de cumpleaños para sus jefes. “No, era muy desgastante, no era mi vida”, declara. Ella fue víctima de lo que les pasa a muchos, de que no les pagan las horas extras, como menciono arriba.

Actualmente, Myung-ha trabaja 30 horas a la semana como gerente en un bar. “Ahora, ya convivo con mis amigos, puedo negociar mejor mis vacaciones y otras cosas. Claro que lo puedo hacer sólo porque como vivo con mis padres, puedo ahorrar, pero ya soy más feliz”, afirma. Y como muchos otros, tampoco contempla tener hijos. “No está en mis planes”, declara.

Y tampoco los jóvenes están dispuestos a hacer carrera en una empresa. “La generación MZ – como se les llama a los milenials y a los de la generación Z –, en una reciente encuesta, reveló que el 55 por ciento, no tiene intención de hacer carrera en una sola empresa y el 47 por ciento, se estaban preparando para colocarse en otra compañía”. Malo para las empresas, que prefieren tener empleados “fieles” y muy preparados y no tener que entrenar a nuevos elementos.

Y es una tendencia que se está dando en otros países. En Inglaterra, por ejemplo, las chicas quieren trabajos fáciles, aunque no paguen mucho, que les sea suficiente para tener alguna vida social con amigos (ver: https://www.theguardian.com/commentisfree/2023/jul/09/gen-z-lazy-girl-jobs-tiktok-work).

Además, todos dicen que una semana de 42 horas es lo máximo que deben de trabajar.

Las jornadas excesivas, matan a alrededor de 500 personas anualmente en Surcorea, “y la cifra puede ser mayor”, señala Rashid.

Sang-hyuk dice que se necesita cambiar la forma de trabajo, ser más eficiente, pero en el sentido humano. “El primer paso es limitar las horas laborales, asegurarse que los empleados descansen lo suficiente. Para que se tenga una vida feliz, uno necesita controlar su vida”.

Tiene mucha razón Sang-hyuk.

De hecho, muchos conductores de aplicaciones como Didi, es lo que me han dicho, que ellos mismos son sus “jefes” y trabajan a su ritmo.

Es algo que tiene que cambiar, que no sólo trabajemos desde oficinas cerradas, edificios o fábricas, sino que lo hagamos individualmente.

Aunque no le convenga al capitalismo salvaje.

 

Contacto: studillac@hotmail.com