domingo, 28 de noviembre de 2021

Las infecciones con hongos, se intensificarán por el calentamiento global

 

Las infecciones con hongos, se intensificarán por el calentamiento global

por Adán salgado Andrade

 

El calentamiento global, está generando eventos climáticos cada vez más impredecibles e intensos, como largas sequías, poderosos huracanes y tornados, lluvias torrenciales, altísimas temperaturas, megaincendios forestales, derretimiento de polos y glaciares, además de profundizar la pobreza, pues esos eventos son muy destructivos, acabando con recursos naturales y dañando infraestructura urbana y rural de todo tipo, lo que pauperiza a las víctimas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/09/los-impredecibles-y-cada-vez-mas.html).

Por supuesto que tantos cambios, inciden también en la propagación de especies y la evolución de algunas, como las bacterias, virus y hongos. Ya, muchas bacterias, es prácticamente imposible combatirlas con los antibióticos de los que disponemos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/12/la-fortalecedora-evolucion-de-bacterias.html).

Y lo vemos con las múltiples variantes que el covid ha tenido, desde que surgió. Ahora, ya están con la Omicrón que, dicen, puede ser más contagiosa o más letal (ver: https://www.who.int/news/item/26-11-2021-classification-of-omicron-(b.1.1.529)-sars-cov-2-variant-of-concern).

Pero los hongos microscópicos que ocasionan varias enfermedades, se estima que evolucionarán y se adaptarán más rápido, dentro del calentamiento global, como expone el artículo del portal Wired, titulado “Es tiempo de que le temamos a los hongos”, firmado por Rose Eveleth, quien agrega que “los humanos, están protegidos desde hace tiempo contra las infecciones micóticas, gracias a nuestra buena sangre caliente. Pero el cambio climático, podría arruinar eso” (ver: https://www.wired.com/story/fungi-climate-change-medicine-health/).

Inicia Eveleth diciendo que hay muchas cosas que podríamos temer en nuestra vida diaria, como sufrir una enfermedad o una infección, por mala comida, “pero a lo que menos tememos es a los hongos. Y eso, desafortunadamente, está cambiando”.

Luego, refiere que en el 2009, “un paciente en Japón, desarrolló una nueva infección por hongos en sus oídos. Era una cepa muy transmisible de Candida auris, hongo que era desconocido previamente para la ciencia (y resistente a las drogas disponibles para combatirlo), pero, en pocos años, comenzó a surgir en Venezuela, Rusia, Irán y Sudáfrica”.

Lo peor fue que, se pensó, serían casos relacionados, “pero cuando secuenciaron los casos, se sorprendieron los investigadores de ver que estas nuevas cepas, no se relacionaban entre sí. En vez de ello, vieron múltiples infecciones independientes, ocasionadas por un hongo desconocido, que estaba surgiendo en todo el mundo al mismo tiempo. Alrededor de un tercio de las personas que se contagian con el Candida auris, mueren por la infección dentro de los 30 siguientes días y ha habido miles de nuevos casos en 47 países. Algunos científicos, piensan que esto es sólo el adelanto de lo que vendrá”.

Señala Eveleth que nuestra fisonomía ha evitado que nos peguen fuerte las infecciones por hongos. Entrevistó al doctor Arturo Casadevall, quien le dice que si fuéramos árboles, serpientes, anfibios, corales o insectos “las infecciones micóticas, estarían en el primer sitio de nuestras preocupaciones”. Como son de sangre fría esas especies, son más fácilmente atacadas. Cita el ejemplo de que en años recientes, una infección Batrachochytrium dendrobatidis, o chytrid, ha diezmado a los anfibios del planeta. Algunos científicos estiman que ese mal “ha declinado la población de unas 500 especies de anfibios, es decir, que correspondería a uno de cada 16 especies conocidas”.

Eso explicaría porqué, por ejemplo, cada vez hay menos ranas, sapos o ajolotes. Y esa sería otra infamia que estamos haciendo con el cambio climático, pues, como ya señalé, el calentamiento global, ha llevado a que parásitos de todo tipo, se dispersen más fácilmente.

Independientemente del cambio climático, el hecho es de que los hongos andan en todas partes. De acuerdo con Andrej Spec, experto médico en hongos, de la Washington University School of Medicine, cada que se aspira, “se inhalan entre 100 y 700,000 esporas de hongos. Llegaron a la Estación Espacial Internacional. Están en todos lados”.

¡Vaya cifra tan sobrecogedora! Y seguramente, cuando pasamos por zonas infectas, como cerca de basureros, zonas polvosas, atestadas avenidas llenas de excrementos de perros… debe de ser mayor el número de esporas que se van a nuestros pulmones!

He sabido de personas que contrajeron una infección fungal permanente, por haber incursionado en cavernas, en las que abundaba el guano, el excremento de los murciélagos, que tiende a almacenar varios hongos y bacterias (debería de irse a esos sitios con protección adecuada, como buenos cubrebocas).

Pero lo que nos salva, como señala Eveleth, es que tenemos la temperatura de la sangre elevada, de 37º C, “aunque ya nos hemos ido enfriado, pues ahora está entre 36.4 y 36.6. De todos modos, es un ambiente caliente, que no soportan la mayoría de los hongos. Casadevall estima que 95% de esos microorganismos, no aguantan, por fortuna, esa temperatura”.

Vaya, pues agradezcamos esa característica.

Y es lo que afecta, por ejemplo, a los animales que hibernan, “pues deben de reducir sus temperaturas corporales. Es lo que ha sucedido con los murciélagos, que recientemente han sufrido fuertes declinaciones en sus números, debido al llamado síndrome de la nariz blanca, que los infecta cuando hibernan, pues están más fríos que de costumbre”.

Dice Eveleth que es una teoría que sostiene Casadevall, “quien argumenta que quizá nuestra naturaleza de ser de sangre caliente, se haya dado, justamente, pare prevenir la clase de infecciones fungales que borran a las poblaciones de sangre fría”.

Pero también señala Eveleth que “ser de sangre caliente, tiene su gran costo. Y ese es el de que debemos de estar comiendo constantemente. Animales de sangre caliente, comen más alimentos en un solo día, que el que ingeriría un reptil de sangre fría en un mes”. Eso explicaría porqué los reptiles, como las serpientes, pueden pasarse semanas sin comer. Pero, como vimos, tiene su costo ser de sangre fría, pues son más atacadas por esas persistentes infecciones fungales.

Es una de las razones, le señaló Casadevall a Eveleth, por la cual, los dinosaurios, a pesar de haber permanecido millones de años en el planeta, antes de ser extinguidos por el meteorito, hace 66 millones de años, no pudieron resurgir, “pues por su sangre fría, no resistieron las infecciones de hongos, que ya, desde ese entonces, se daban”. Aunque es una teoría difícil de probar, dice Spec, pues “no hay fósiles con los que pueda comprobarse, pero pudo hacer sido así”.

Hasta ahora, nos hemos, digamos, salvado de que más hongos nos ataquen, pero eso va ir cambiando “gracias” al calentamiento global. Entre más se caliente el ambiente, los hongos se irán adaptando. “Por ejemplo, en África, que tiene más sitios calientes, los índices de infecciones ocasionadas por un hongo llamado cryptococcosis “que pueden ser mortales para gente con SIDA, han crecido 30 por ciento, comparadas con los incrementos en lugares más templados, que han sido entre 5 y 10 por ciento. Pero cuando más lugares del planeta, por efecto del calentamiento, eleven sus temperaturas a la equivalente que tiene el cuerpo humano, los hongos, se irán adaptando y será cosa de poco tiempo en que seamos más propensos a que nos ataquen”.

Y eso lo que piensa Casadevall, que debe de estar sucediendo, al irse incrementando las infecciones fungales, por esa alza de la temperatura. “Estima que por cada grado que se incremente la temperatura mundial, la barrera termal que nos separa de infecciones fungales, irá decreciendo 5 por ciento”.

¡Pues sí que estaremos mal, pues se estima que, de no hacerse nada – como no se está haciendo –, la temperatura global se incrementará 4 grados en pocas décadas! (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/08/la-crisis-climatica-es-irreversible-y.html).

Así que seremos pasto de oportunistas hongos, que verán en nuestros cuerpos el hábitat ideal.

Lo peor es que se tienen pocos medicamentos para combatir infecciones fungales. Sí, existen para el pie de atleta u otros hongos que salen en los pies, por humedad, pero no hay muchos – incluso, infecciones que les dan a los nadadores, que adquieren en albercas, muchas veces, son difíciles de combatir.

Pero el problema adicional, dice Eveleth, es que se ha dado poca importancia a las investigaciones de infecciones fungales. En África, el mencionado cryptococcosis, mata a más africanos que la misma tuberculosis “y sólo se le dedica un uno por ciento del dinero que se dedica a investigar medicamentos contra la tuberculosis”. Por otro lado, dice, son infecciones difíciles de identificar por los doctores y, cuando lo logran, es demasiado tarde. De todos modos, como dije, no hay muchos medicamentos para combatirlas.

Y ya son un problema mundial las infecciones por hongos, “pues globalmente, más de 300 millones de personas, contraen una grave infección por hongos y de ellos, 1.5 millones, fallecen”.

Es algo en lo que se ha insistido, pues, justamente, por el calentamiento global, las frecuentes inundaciones dejan húmedas a las viviendas que afectan, lo que permite que se reproduzcan hongos. Cuando los habitantes regresan para habitar de nuevo sus casas, enfrentarán a esos hongos, que se han estado reproduciendo muy bien en las zonas húmedas, como paredes o pisos. Dependiendo de qué tan sensibles sean esas personas, pueden desarrollar infecciones respiratorias, de leves a graves (ver: https://www.wired.com/story/floods-have-swamped-the-us-the-next-health-problem-mold/).

Spec dice que con esas infecciones, “muchas veces, no puede hacerse nada. Se dan en músculos, en huesos, pues los pacientes sufrieron heridas. Así que sólo recomiendo cuidado en sus casas, pues terminarán muriendo, de todos modos”.

Casadevall enfatiza que la única alternativa es que se invierta más en investigación. Pero en este sistema capitalista salvaje, si una inversión no da resultados en poco tiempo, sobre todo, para obtener fuertes ganancias, no interesa.

Dice Eveleth que “si algo nos ha enseñado la presente pandemia, es lo poco preparados que estamos para esos males masivos. Sí, ya sabemos más del coronavirus, pero poco de los hongos. Van a ir creciendo las cosas que nos puedan matar”.

Seguramente cuando, en pocas décadas, surja un súper virus que nos aniquile rápidamente, entonces, dirán los poderes fácticos que nos dominan que “¡Ay, no hubiéramos dejado que se calentara tanto el planeta!”.

Pero, como sabemos bien, el hubiera no existe.

 

Contacto: studillac@hotmail.com

 

 

  

sábado, 27 de noviembre de 2021

Los ricos, con sus envidias y problemas mentales

 

Los ricos, con sus envidias y problemas mentales

por Adán Salgado Andrade

 

En la serie de televisión Succesion (Sucesión), producida y transmitida por la cadena HBO, se presentan las tribulaciones de un magnate de la comunicación, Logan Roy (personificado por Brian Cox), dueño de Waystar RoyCo, quien al cumplir sus 80 años, comienza a buscar entre sus cuatro hijos, una mujer y tres varones, quién sería el más idóneo para dirigir su conglomerado.

Sufre un derrame cerebral y, de inmediato, uno de tales hijos, Kendall, de su segundo matrimonio, se anota para la sucesión. Para su desgracia, Logan se repone y de allí, siguen una serie de eventos en donde se ve la falta de escrúpulos de todo mundo, tanto de Logan, así como de sus hijos, otros familiares, “amigos”… por establecer relaciones, traiciones, mentiras, complots, conspiraciones… y otras mezquindades, con tal de tener el poder de Waystar RoyCo. (ver: https://en.m.wikipedia.org/wiki/Succession_(TV_series)).

El creador de la serie, el autor, guionista y productor inglés, Jesse Armstrong, se basó en gerontócratas millonarios tales como el australiano Rupert Murdoch, dueño de News Corp (que posee 21st Century Fox, Fox News y Fox Corporation), el estadounidense Summer Redstone (1923-2020), quien fuera dueño de ViacomCBS o Arthur Ochs Sulzberg (1926-2012), también estadounidense, que fue dueño de The New York Times Company.

Esas personas, entre más edad han tenido, más se aferran al poder y al dinero, como Murdoch, quien a sus 90 años, inclusive, sigue manipulando tendenciosamente la información que difunden sus medios.

El psicoterapeuta estadounidense Clay Cockrell, comenta que todos sus pacientes son gente adinerada, que son los pocos que pueden darse el lujo de pagar sus sesiones, las que cuestan $600 dólares (más de $12,000 pesos), quien en su página digital comenta que “soy un psicoterapeuta con más de 25 años de experiencia, y cuento con todas las licencias y certificaciones requeridas” (ver: https://www.walkandtalk.com/bio/).

Recientemente, escribió un artículo para The Guardian, en el cual, afirma que las situaciones mostradas en la aludida serie “corresponden totalmente a la realidad que he visto en mis pacientes”. El artículo se titula “Soy un terapeuta de los súper ricos: realmente están tan mal como Sucesión lo muestra”. Y agrega que “muchos billonarios con los que trabajo, tienen problemas de falta de confianza, no tienen objetivos definidos y batallan con vergüenza, culpa y temor” (ver: https://www.theguardian.com/commentisfree/2021/nov/22/therapist-super-rich-succession-billionaires).

Dice que sus pacientes se refieren a los “problemas de primer mundo”. “Si me dieran un dólar por cada vez que he escuchado esa frase, ya estaría igual de millonario que como los ricos que atiendo”.

Platica que fue por accidente que comenzó a trabajar con súper millonarios. “Tuve un paciente adinerado, que les pasó mi nombre a sus amistades. Se les llama el 1%, por una razón: no hay muchos de ellos, así que el círculo es muy cerrado”.

Dice que con tantos años de atenderlos, ha desarrollado “una empatía con los que poseen mucho”. Y agrega que la mencionada Succesion “ha hecho un buen trabajo explorando la clase de tóxicos excesos con los cuales mis pacientes batallan, tanto que, cuando mi esposa la está viendo, mejor me salgo de la habitación, pues siento como si estuviera trabajando”.

En efecto, la riqueza tiene su costo. Por ejemplo, los millonarios mexicanos, invierten mucho en seguridad tal como guardias privadas o autos blindados, con la máxima protección, con tal de evitar ser asaltados o secuestrados. Deben de sufrir de un constante delirio de persecución, temiendo, en cualquier momento, ser blanco de la delincuencia. Y eso debe de suceder con los millonarios de todo el planeta.

Stephanie Land, mujer estadounidense que se dedicó a trabajar dos años como empleada doméstica de ricos, comenta que “Pasé dos años trabajando en casas. Lo que vi, me hizo nunca desear el ser rica” (ver: https://getpocket.com/explore/item/i-spent-2-years-cleaning-houses-what-i-saw-makes-me-never-want-to-be-rich?utm_source=pocket-newtab).

Agrega Land que “Comencé a mirar en las pilas de papeles, en lugar de sólo emparejarlas. Busqué secretos en los burós, para encontrar la historia más allá del Sueño Americano. Esculqué los armarios, llenos de botellas de vino vacías y anduve de mirona en los despenseros de medicinas. Checaba cuántas pastillas habían tomado en dos semanas, aprendía cuáles recetas se habían hecho recreativas. Encontré píldoras para todo: dolor, ansiedad, insomnio, depresión, impotencia, alergias, hipertensión, diabetes. Había otras medicinas también. Mi favorita: una crema a base de testosterona. Tuve que buscar para qué servía. Se supone que cura la falta de libido en las mujeres. Te la aplicas en todo tu cuerpo, excepto en los genitales”. Dice que compadecía a la rica que usaba esa crema, “pues lo hacía cuando iba a ver a su novio. Eso de tener que aplicarme una crema, cuando fuera a ver a mi novio, para tener relaciones con él, no es lo mío” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/07/por-que-una-trabajadora-de-limpieza-se.html).

Así que es claro lo que señala Cockrell, en el sentido de todos los miedos, fobias, culpas y otros problemas mentales desarrollados por los ricos. Quizá, en muchos, sea un sentimiento de culpa de ser ricos, probablemente inconsciente, y por eso acuden a sus terapias, para que aquél los tranquilice, que les diga, “¡Vamos, no te preocupes de ser rico, no tienes la culpa de serlo. No pienses en los pobres, sólo en el dinero que ganas cada segundo y sé feliz, hermano!”.

Son las cosas que Cockrell escucha, que no confían en las personas cercanas, que a las  nuevas, las ven sospechosas, “¿Qué querrán de mí? ¿Cómo me van a manipular? Seguramente quieren ser mis amigos sólo por mi dinero”.

Terrible que toda su vida sean miedos, sospechas, inseguridades. Sobre todo, Cockrell comenta que pierden ambiciones, pues tienen su vida arreglada. “Dicen que para qué se levantan a trabajar, si todo está bien, si todo está arreglado para el resto de su existencia. Están aburridos con su vida, no le encuentran significado, y por eso usan muchas drogas, para encontrar un aliciente”.

O se ponen a asesinar, como expone el documental “Bajo Juárez” (México, 2008), dirigido por Alejandra Sánchez y José Antonio Cordero. En una parte, se muestra el testimonio de una abogada estadounidense, en el que propone la teoría de que las chicas que eran halladas asesinadas y enterradas en terrenos baldíos, se debía a que, como tales terrenos eran propiedad de familias opulentas de Ciudad Juárez, era una especie de “competencia entre juniors de tales familias, para ver quién acumulaba más cadáveres de mujeres en sus terrenos” (ver: https://www.jornada.com.mx/2008/09/30/index.php?section=espectaculos&article=a08n1esp).

“Prefieren platicarme de sus vidas sexuales o de sus adicciones, que de su dinero, pues, para ellos, es sucio y algo secreto. Hay la percepción de que el dinero puede inmunizarlo a uno en contra de las enfermedades mentales, cuando, en realidad, pienso que ellos y la gente cercana, son más susceptibles a sufrirlos. Lo veo con el personaje Logan Roy, de la serie, quien toda su vida se ha enfocado en los negocios y ni siquiera ha logrado criar a hijos funcionales”.

Y es que, como señalé, en efecto, los 4 hijos de Logan están más interesados en los negocios, que hasta en la salud de su mismo padre y éste, les corresponde esa falta de interés realmente humano, viéndolos como enemigos, más que como hijos.

Dice que los hijos de sus pacientes, están tan mimados y protegidos “que no desarrollan bien su personalidad, tienen falta de autoconfianza, baja estima y una carencia total de carácter, pues nunca han sufrido sacrificios, ni han trabajado duro o han enfrentado fracasos, como sus padres”.

Como los envían a escuelas para ricos, “sólo se codean con los ricos y rara vez hacen amigos entre gente que no lo sea. Se aíslan y siempre viven en una burbuja. No tienen sentimientos y les parece normal tratar mal a un mesero o a un pariente, lo ven como usual. Vivir sin reglas, no es bueno”, agrega Cockrell.

Y afirma que así como se ve en Succesion, los hijos de ricos que acuden a verlo, no se sienten preparados para suceder a sus padres en sus negocios, ni éstos, los ven como idóneos, tal como hace Logan Roy en la serie.

“Nací en un pueblito de Kentucky, en el seno de una familia de clase media. Y es difícil ver cómo esta gente tiene que lidiar con lo tóxico que pueden ser los excesos, el aislamiento y una fuerte desconfianza. La gente ve la serie como entretenimiento, pero sé que los ricos sí sufren todo lo que presenta”.

Claro que hay ricos que para “curar” sus ansiedades, se van a las extravagancias, como Jeff Bezos, Elon Musk o Richard Branson, quienes andan haciendo viajes turísticos espaciales, tanto para incrementar sus fortunas, así como para “distraerse” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/07/los-elitistas-contaminantes-viajes.html).

Por supuesto, son los súper súper ricos, o sea, el 1% del 1%, un círculo aún más cerrado que el mencionado por Cockrell.

Pero los demás, seguramente, padecen todos los males mentales referidos.

No voy a usar la trillada frase de que “el dinero, no trae la felicidad”. Más bien, diré, el dinero en exceso no trae la felicidad.

Pero el problema adicional, es que la excesiva concentración de la riqueza, es una consecuencia del irracional sistema económico que nos domina, es decir, el capitalismo salvaje, y que ello ha llevado, además de a generalizada pobreza, a depredación y contaminación planetaria sin precedentes, que ya hasta son irreversibles (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/08/la-crisis-climatica-es-irreversible-y.html).

Ojalá, también, hubiera una terapia global para curar al planeta de todo el daño que le ha ocasionado ese “traumado” y mezquino 1%.

 

Contacto: studillac@hotmail.com