sábado, 31 de julio de 2021

Los memes, otra supuesta forma de arte

 

Los memes, otra supuesta forma de arte

Por Adán Salgado Andrade

 

En este sistema capitalista salvaje, absolutamente todo se mercantiliza. Ahora, ya hasta los así llamados “memes”, están siendo tratados como forma de “arte” comercializable, llegando varios de ellos a cotizarse en cientos de miles de dólares.

Absurdo, no sólo porque se vendan, sino que se consideren una forma de “arte”. No puede ser arte algo que no emana de la sensibilidad humana, producto de una labor creadora, pero hasta esos extremos se está ampliando la definición de arte. Hay verdaderos absurdos en ese sentido. Recuerdo que hace tiempo, al visitar una exposición de obras de arte, una pieza era una simple caja de zapatos blanca, vacía, una total y aberrante “propuesta artística”.

Y no hace mucho, un supuesto escultor italiano, Salvatore Garau, presentó una “escultura invisible, que es un trabajo que le pide a usted activar el poder de su imaginación”. Lo más surrealista es que esa tomadura de pelo, fue subastada en $18,300 dólares (ver: https://news.artnet.com/art-world/italian-artist-auctioned-off-invisible-sculpture-18300-literally-made-nothing-1976181).

Ya imagino al comprador, llegando a su casa con esa “escultura invisible”, presumiéndola a todo mundo. Ese comprador, realmente, requiere de un buen tratamiento psicológico.

Bueno, no llegan a ese extremo las ventas “artísticas” de memes, pero sí rayan en lo absurdo. La palabra meme es definida como una “unidad de información, que se comparte por la imitación. El término meme (del griego, mimema, que significa ‘imitado’), fue introducido en 1976, por el biólogo inglés evolucionista Richard Dawkins (1941, Kenia) en su trabajo The selfish gene” (ver: https://www.britannica.com/topic/meme).

Era un concepto que Dawkins empleó, al referirse a cómo los genes se reproducían, justamente como copias idénticas de sí mismos. Ahora, ese inicial concepto se ha aplicado a otros rubros, sobre todo, a cuestiones como fotografías, las que se presentan en su forma original o se van alterando. Y con el Internet, se vuelven virales, o sea, se comparten entre muchas personas, a veces, millones. El trabajo original, muchas veces, ni siquiera tiene crédito, pues es algo que gustó a alguien, quien, de inmediato, comenzó a compartirlo y, si sigue gustando, se “reproduce”, digamos, como los genes, llegando a millones de copias por todas partes y por varios años.

Pero, ahora, ha surgido la cuestión de los “derechos de autor”, con lo cual, no habría mucho problema, pues, en efecto, si una foto fue captada por alguien y se viralizó, sin, al menos darle su crédito, no es justo. Pero que ahora ese tipo de trabajos sean considerados “arte”, es otra situación.

De eso habla, justamente el artículo de The Guardian, titulado “NFT’s y yo: conozca a la gente que trata de vender sus memes por millones”, firmado por Sirin Kale, quien agrega que “Alguna vez, la gente que era la autora de fotos virales, obtenía muy poco dinero por ellas. Pero, ahora, el ‘original’, puede venderse potencialmente por una enorme suma. ¿Pero son esos compradores inversionistas inteligentes o tontos involuntarios?” (ver: https://www.theguardian.com/technology/2021/jun/23/nfts-and-me-meet-the-people-trying-to-sell-their-memes-for-millions).

NFT son las iniciales de las palabras inglesas Non-fungible tokens (tokens únicos) refiriéndose a los memes que, se supone, deben de ser únicos, y que ya han tomado un valor.

Menciona Kale a Jeff McCurry, con su famosa fotografía de los momentos finales de un gorila de un zoológico, Harambe, que, según él, la tomó porque “era mi amigo y quise tener un recuerdo”. Muy buen pretexto, pero, en realidad, se trató de una foto sensacionalista, que, para que ya nadie más la use sin permiso, fue subastada y alcanzó un valor de £57,000 libras ($1,575,793 pesos).

Quien compró la original, la aseguró con un NFT. Los NFT’s son “valores digitales únicos, que se almacenan en una blockchain, que es una cadena descentralizada de transacciones, que usa la misma tecnología para comprar y vender criptomonedas”. De esa forma, ya es un bien, digamos, “único” y nadie puede disponer de él, sin premiso del propietario, o sea, deberá de pagar por su uso comercial.

Esto significa que ya no será libre el empleo de ciertos memes, sobre todo, de los más “famosos”.

Otro meme mencionado por Kale es de “La Chica del Desastre”, Zoë Roth. “En el 2007, el padre de Roth, le tomó una fotografía, cuando ella tenía cuatro años, sonriendo levemente, frente a un edificio en llamas (el fuego era controlado, con los bomberos permitiendo a los niños del vecindario que tomaran turnos para apagarlo con las mangueras). Roth se convirtió en La Chica del Desastre, uno de los primeros memes del Internet. Le sobreponían letreros que decían ‘El viejo McDonald tenía una granja…TENÍA’ y ‘Había una araña que ya se fue’. Roth, que ahora tiene 21 años y vive en Carolina del Norte, explica lo que sintió al hacerse viral cuando era niña. ‘Es como que allí está este meme, esta foto tuya que siempre estará viviendo en el Internet. En cualquier momento que alguien busque tu nombre, eso será lo que aparecerá. Así que siento que estoy reducida a algo. Es frustrante, porque soy una persona muy dinámica, que tiene muchas cosas en mente. Una foto, nunca puede definirte por toda la vida”.

Sí, será “frustrante”, pero Roth recibió £350,000 libras ($9,675,924 pesos) en abril del 2021, por un comprador que ya le puso su respectivo NFT y ahora, todo el que quiera emplear comercialmente ese meme, tendrá que pagar los “derechos”, no de autor, sino de posesión. Dice Roth que con eso se costeará sus estudios universitarios.

Otros memes por los que se ha pagado mucho dinero es el de “La novia muy encimosa” (Overly Attached Girlfriend), el cual es un video de una chica, Laina Morris, que respondió a un concurso convocado por Justin Bieber, en el cual se tenía que partir de la letra de una de sus canciones, para acompañar el lanzamiento de una de las fragancias creadas por Bieber. La cara que puso Morris, acompañada de la letra que compuso de que “nunca te dejaría si fuera tu novia y siempre te estaría preguntando en dónde estás”, fue lo que hizo viral a ese video (ver: https://www.youtube.com/watch?v=Elhoa_MIyhw).

Por ese meme, uno de esos negociantes de NFT’s, pagó £289,000 libras ($7,989,549 pesos).

Y de los que más han recaudado dinero en las subastas es el del perro Doge, que muestra a un perro de raza Shiba Inu, una raza japonesa para cacería, que está con las patas delanteras cruzadas y le han agregado letreros de todos tipos. Surgió en el 2010, pero se popularizó en el 2013. Incluso, se creó una criptomoneda, basada en tal meme, sólo para que vean a cuánta banalidad se ha llegado (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Doge_(meme)).

Por esa simple fotografía, se pagaron £2.8 millones de libras ($77,407,397 pesos).

Aberrante y absurdo, que algo tan banal, llegue a mercantilizarse con un valor tan alto.

Pero hay personas que están invirtiendo en esos memes, convirtiéndolos en NFT’s, que, esperan, les rindan mucho dinero, como Harry Jones, “quien estima que ha invertido alrededor de £70,000 libras ($1,935,184 pesos) en NFT’s de memes, y está seguro que su colección se apreciará mucho en valor, pues serán ‘cosas que nuestra cultura valora en el futuro’”.

Así que allí está, otro nuevo negocio, la mercantilización de los memes.

Por eso, seguramente, hay tantas personas tomándose selfies, muchas de ellas, hasta peligrosas, que les han costado la vida, con tal de hacerlas virales y volverse muy famosas y que hasta se las compren. Por ejemplo, “en enero del 2016, el Washington Post reportó que cerca de la mitad de las, al menos, 27 muertes relacionadas por captar una selfie, se dieron en la India” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_selfie-related_injuries_and_deaths).

No se habrán hecho famosos por la selfie, pero, sí, porque murieron en el intento.

 

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martes, 27 de julio de 2021

Guardias de prisiones y otras agencias de EEUU son extremistas del Ku Klux Klan

 

Guardias de prisiones y otras agencias de EEUU son extremistas del Ku Klux Klan

Por Adán Salgado Andrade

 

La escritora estadounidense supremacista Margaret Mitchell (1900-1949), en su novela racista Gone with the Wind (Lo que el viento se llevó), presenta a los extremistas racistas del Ku Klux Klan, KKK,   que asesinaban a ex esclavos negros como “héroes”. En un pasaje del libro, Rhett Butler, el enamorado de Scarlett O’Hara, la “heroína” casi es atrapado por la policía, luego de que había ido a buscar y asesinar a un “negro insurrecto”. Lo presenta Mitchell como modelo a seguir para otros de los personajes (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/07/lo-que-el-viento-se-llevo-o-los.html).

Esa obscura organización de supremacistas extremos, por desgracia, sigue vigente. Y varios de sus miembros, han adoptado tácticas para seguir operando y, sobre todo, asesinando a afroestadounidenses que, según su criterio, lo “merezcan”.

Un articulo de la agencia Associated Press se refiere a ello. Titulado “Dentro de un complot para asesinar del KKK: Atrápenlo y llévenlo al río ”, firmado por Jason Dearek, da cuenta de ello (ver: https://apnews.com/article/government-and-politics-race-and-ethnicity-racial-injustice-only-on-ap-1ccd048d18f05f2e91cbdc3971aac381).

Los sucesos narrados ocurrieron en Florida, en Palatka, una población mitad blanca y mitad afroestadounidense. Implicaron a Warren Williams, un afroestadounidense interno del penal rural en Florida del Norte, el Reception and Medical Center. Allí, trabajaba de custodio Thomas Driver, un miembro del KKK, de los muchos que se infiltran en prisiones, agencias policiacas y otras áreas gubernamentales, “para contrarrestar los golpes que el FBI les dé”, dice Dearek.

El problema lo ocasionó el propio Driver, quien estaba castigando a Williams por haber perdido su gafete de identificación, que es una “falta” para esa prisión. Eso fue en agosto del 2013.

Williams estaba sirviendo una sentencia de un año, por haber agredido a un policía, pero se la habían reducido, a cambio de buen comportamiento y de que tomara terapias psicológicas, pues padece ansiedad y otros trastornos mentales. Driver, como para provocarlo, estaba fumando y le echaba el humo de su cigarro en la cara, a pesar de que Williams le pidió no hacerlo varias veces. Eso bastó para que éste enfureciera y se lanzara contra Driver, a quien mordió en un brazo. A Williams, le dieron una paliza entre Driver y otros custodios.

Tuvieron que examinar a Driver para confirmar que no tenía hepatitis C o SIDA, como precaución.

No la tuvo, pero fue suficiente para que Driver contactara a sus amigos del KKK, entre ellos, Sarge Moran, quien también trabajaba en el departamento de prisiones de Florida. Eso fue en el 2014, en una “secreta reunión” con otros miembros del KKK, dispuestos a ayudar a Driver a tomar venganza contra Williams, quien ya había salido de prisión y regresado a vivir a su casa, con su madre y hermanas menores.

Parecen anacrónicas las reuniones del KKK en Florida, uno de los estados sureños que más se opusieron a la liberación de los esclavos, pues eran su imprescindible mano de obra para sus plantaciones cañeras, pero siguen vigentes, siguiendo una añeja tradición, pues todavía en los 1920’s, se linchaban a afroestadounidenses. Y lo hacían hasta sheriffs, “como R. J. Hancock, quien ayudó a establecer un reinado del terror, en donde las turbas linchadoras, dominaban la vida civil. Para detenerlos, el gobernador de Florida de entonces, amenazó con imponer ley marcial en 1926”, dice Dearek.

El FBI, por lo mismo, también infiltra a agentes, para seguir los pasos y los complots del KKK “moderno”. Uno de ellos era Joseph Moore, a quien se presentó a esos enajenados como “veterano condecorado del ejército y quien tenía muchas muertes en su haber, pero todo era mentira, sólo para impresionar”. Fue de entre los que estuvieron en la secreta reunión para “vengar al hermano Thomas”.

El otro racista, era Charles Newcomb, quien fue el que planeó “minuciosamente el plot”.

El plan era que irían a sacar de su casa a Williams, lo llevarían al río cercano y le inyectarían dos dosis de insulina, para que muriera al bajarle el azúcar aceleradamente. “La insulina inyectada a gente sin diabetes, la mata rápidamente y no se detecta al hacer la autopsia, pues los niveles de la glucosa bajan en los fallecidos rápidamente, sean o no diabéticos. Y como las agujas son muy delgadas, es difícil detectarlas”, explica Dearek.

El elegido para efectuar tan “brillante plan” fue Moore, “a quien el FBI había provisto de sistemas de grabación en vivo en su camioneta, para grabar lo que los conspiradores para asesinar a Williams planearan”.

Moore “se arriesgaba a que lo asesinaran, si se descubría que era un infiltrado del FBI, pero, por fortuna, eso no sucedió”.

La noche en que lo tenían todo planeado, gracias a la transmisión en vivo desde la camioneta de Moore, la policía se enteró de los planes para asesinar a Williams y rodeó su casa con patrullas.

Newcomb se “encabronó”, por lo que tuvieron que regresar a su casa. En ésta, un letrero colocado en la entrada, mostraba un rifle y una frase que decía “No hay nada aquí, como para que te arriesgues a morir, así que largo”. Vaya intimidatoria forma de asustar a forasteros. Me recuerda a las mantas que en la ciudad de México, se han puesto en algunas calles, advirtiendo que se linchará al ratero que sea atrapado in fraganti.

Moore, días más tarde, tuvo que ponerse de acuerdo con la policía y con el propio Williams, para simular su muerte. Lo preparó, mojándolo y rompiéndole la camisa y pidiéndole que se acostara boca abajo en el piso. Le tomó una foto y se la mostró a Newcomb, Moran y a Driver, quienes quedaron muy complacidos de que ese “maldito negro, hubiera ya mordido el polvo”.

Todo eso también lo grabó Moore y fue lo que se presentó como evidencia cuando, días más tarde, al apresar a esos tres, fueron juzgados por intento de asesinato, condenados a doce años de cárcel cada uno, sobre todo, porque se trataba de empleados de prisiones, que se estaban adjudicando tareas de un grupo violento y racista.

Moore fue “convenientemente ocultado y ya no se sabe de él, con tal de que no vayan a tomar venganza airados miembros del KKK, amigos de los traicionados”.

Pero Williams teme por su vida, pues Driver, por “buena conducta” saldrá en un año.

La madre de Williams, Latonya Crowley, es diabética y sospecha que Newcomb robó las dosis de insulina de la casa de ellos, cuando no había nadie. También teme por la vida de su hijo. “Yo no veo mejoría en su salud mental. Cada vez está peor”, dice ella.

En efecto, parecería el plot de una cinta de horror, que cuando el potencial asesino salga, pueda, finalmente, concretar su criminal acción contra Williams.

Nadie mejoraría de su sanidad mental bajo esa amenaza.

Así que sigue el KKK actuando, una anacrónica, racista agrupación de enajenados, idiotizados por el argumento de que “la raza blanca es la mejor”. Muy estúpida presunción.

 

Contacto: studillac@hotmail.com  

 

 

 

domingo, 25 de julio de 2021

Los elitistas, contaminantes viajes turísticos de los millonarios

 

Los elitistas, contaminantes viajes turísticos de los millonarios

por Adán Salgado Andrade

 

Los hombres más ricos del mundo, son objeto de una publicación especial en Forbes, la revista que se complace en mostrarlos cada año y hacerles una lista, para ver quién subió, quién bajó y así (ver: https://www.forbes.com/billionaires/).

Jeff Bezos (Estados Unidos, 1964), está en el primer sitio de los poco más de 2,755 que este año sacó a relucir tal publicación, con una fortuna estimada en 209,200 millones de dólares, vasta riqueza conseguida gracias a la expansión que ha tenido su explotadora, nefasta empresa Amazon, durante la pandemia, por la cual, se incrementó la compra de cosas por línea. Claro que no sólo es eso, sino que tal empresa sobrexplota y mantiene en condiciones hacinadas a sus trabajadores, muchos de los cuales, se contagiaron y murieron por el covid-19 (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/04/negligencia-de-amazon-con-sus.html).

Richard Branson (Inglaterra, 1950), no es tan rico, sólo posee 4,700 millones de dólares. Aun así, tuvo el cinismo de pedir “rescate” público a la administración inglesa en el 2020, pues sus negocios “no marchaban bien”, aunque, con tanto dinero, pudo haberse rescatado a sí mismo sin problemas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/04/el-oportunista-capitalismo-salvaje.html).

Seguramente, aburridos de tenerlo todo – Bezos es propietario de varias residencias y yates. Branson, posee una isla privada en donde, dice, “se la pasa de maravilla” –, de repente, han buscado qué hacer con tanto dinero y tiempo libre. Y la gran idea que tuvieron, que hasta estuvieron compitiendo para ver quién era el primero en lograrla, fueron los “vuelos espaciales turísticos”, una más de las muestras de elitismo a la que pueden llegar los ricos, así, como poseer el yate más lujoso, el auto de lujo más caro, la residencia más costosa y así por el estilo, siempre buscando ser los primeros.

Por cierto, que ya se está buscando que se legisle contra las residencias muy lujosas, pues se les considera depredadoras del ambiente, dado que deben de cortarse muchos árboles para construirlas, además de que su edificación, conlleva una gran huella de carbón, por todo lo que requieren para hacerlas, además de que son sumamente ineficientes, pues muchas veces, simplemente, están deshabitadas, encima de que todo el mantenimiento que requieren es sumamente contaminante (ver: https://gizmodo.com/ban-mansions-1847057992).

Pues bien, los mencionados millonarios competían en llegar al espacio. Branson ganó, y lo logró el 11 de julio, del presente año, volando alrededor de una hora a una altura de casi 81 kilómetros. Muestra un videoclip lo “emocionado” que está flotando dentro de su nave, el VSS Unity, construida por su empresa Virgin Galactic (ver: https://gizmodo.com/richard-branson-finally-gets-his-trip-to-space-after-su-1847269716).

Por su parte, Bezos, no le pudo ganar, pero también logró su “sueño” de volar. Lo hizo hasta el martes 20 de julio, a bordo de su nave, el New Shepard, construido por su empresa Blue Origin. No fue tan largo su viaje, sólo 10 minutos. Por supuesto que ya llevaba el negocio en su mente, pues un millonario que no pudo viajar, por “problemas de horario”, pagó 28 millones de dólares por el viajecito. En su lugar fue un joven estudiante holandés de 18 años, Oliver Daemen, quien sorprendió, además, al egocentrista Bezos, al decirle que él nunca había comprado algo por Amazon. “¡Wow!, hacía mucho que alguien no me decía eso”, respondió Bezos, quizá herido en su orgullo al enterarse de eso (ver: https://www.livemint.com/news/world/dutch-teen-onboard-amazon-space-flight-surprised-jeff-bezos-here-s-what-he-said-11627209633267.html).

Bueno, y fuera de que Branson derrotó a Bezos, en lo que ambos sí fueron triunfadores, fue en mostrar los elitistas alcances que alguien con fortuna puede lograr, de los cuales, sólo se benefician ellos, además de que, no lo hicieron sólo por satisfacción personal, sino como futuras fuentes de ingresos. Branson, cobrará alrededor de $250,000 dólares (más de cinco millones de pesos, para quien quiera reservar) y ya varias personas le han comprado, a pesar de que el costo inicial sería de $200,000 (ver: https://www.nytimes.com/2021/07/11/science/cost-to-fly-virgin-galactic-space.html).

Bezos, cobrará $100,000 dólares ( dos y medio millones de pesos), de entrada, buscando que la gente prefiera su “ofertón” al de Branson. La NASA, para no quedar atrás, ya ha adelantado que un “viaje espacial, con todo y visita a la Estación Espacial Internacional, costará unos módicos $55 millones de dólares (casi 1,104 millones de pesos) (ver: https://www.forbes.com/sites/jamiecartereurope/2021/07/19/how-much-is-a-ticket-to-space-100000-if-you-can-wait-a-decade-but-heres-how-to-pay-nothing/?sh=5a13e9c4734a).

Así que esos viajes turísticos espaciales son, para comenzar, meros futuros negocios para que ambos millonarios puedan incrementar más su fortuna, a los que sólo los millonarios como ellos, tendrán acceso. Ya Branson recibió 80 millones de dólares en depósitos de boletos vendidos por adelantado, para disfrutar de esa “grandiosa aventura”.

Por supuesto que debe de ser algo extraordinario viajar en una nave así por el espacio. No sólo eso, sino que pudiera viajarse a la Luna o a otras partes del sistema solar, que estuvieran a escalas temporales razonables, de no mucho tiempo. Pero, simplemente, es algo reservado para ricos. Son cuestiones que, por desgracia, abren aún más la brecha entre riqueza y pobreza y van agudizando los resentimientos de los que nada o muy poco tienen, contra los que lo tienen todo y mucho más. Eso, por desgracia, está en gran medida, en el fondo de la violencia social, que ya el mismo Karl Marx (1818-1883), el gran filósofo y economista alemán, apuntara en sus escritos políticos.

Pero, además, esos vuelos turísticos espaciales, serán muy contaminantes. Señala Dharna Noor, en un artículo titulado “El turismo espacial es un desperdicio”, que “sabemos que esos impactos serán fuertes, en parte, porque emiten contaminación directamente en la estratósfera. Hay estudios que muestran que esto puede deprimir la capa de ozono, la que nos protege de los dañinos rayos ultravioleta que el planeta tan difícilmente ha restaurado. Aunque Bezos dice que, de su parte, el daño será mínimo. Pero, además, las emisiones de gases invernadero que soltarán, es preocupante. El VSS Unity, la nave alada de Branson, funciona con una combinación de óxido nitroso y polibutadieno destilado con hidroxilo (HTPB). El HTPB, está hecho de butadieno, que es un producto secundario resultante del proceso de convertir petróleo o gas natural en etileno. Es un proceso muy contaminante, que emite gases que son tanto tóxicos, así como contribuyentes al calentamiento global” (ver: https://gizmodo.com/space-tourism-is-a-waste-1847285820).  

Pues allí está, que tampoco sale barato viajar al espacio, en términos de contaminación atmosférica. Y lo peor es que, en efecto, se realiza directamente en la estratósfera, sin escalas de tener que pasar todos los gases contaminantes emitidos, por los filtros previos atmosféricos.

Noor se refiere enseguida a los componentes del New Shepard, “el que funciona con una combinación de oxígeno e hidrógeno líquidos. Aunque ninguno de esos gases produce carbón cuando hacen combustión, el producir hidrógeno líquido, sí lo genera. Y comprimir y licuificar al oxígeno para el combustible, también es un proceso que requiere demasiada energía, que si no se hace empleando renovable, genera también contaminación de carbón. Refinar y quemar estos combustibles, no es el equivalente a un tanque de gasolina para su auto. Ni siquiera equivalen al combustible que emplea un jet para volar de costa a costa”.

La ineficiencia, transportando a tan pocos pasajeros, es pasmosa. Dice Noor, citando a Peter Kalmus, científico climático de la NASA, que “el vuelo del Virgin Galactic, llevó seis pasajeros y alcanzó una altura de 85.3 kilómetros y de la información proporcionada por la empresa, podemos estimar que las emisiones de CO2 por pasajero, corresponden a unas 60 de las de un vuelo de primera clase en una aeronave comercial. Y requerimos estudiar más, para medir el real impacto de esos vuelos”.

Ya, tanto Amazon, como Virgin Atlantic, la aerolínea de Branson, son de por sí, muy contaminantes. La primera, por tanta basura que produce, en tanto que la de Branson, porque los jets comerciales son muy contaminantes. Y si se agrega su caro estilo de vida, de frecuentes viajes en sus jets y yates privados, “sus vuelos espaciales agregarán una mayor huella de carbón que la que ya, de por sí, producen”, agrega Noor.

Como puede verse, hasta para obtener los combustibles para las dos naves espaciales de esos caprichosos aventureros, se requiere de intensivo uso energético. Y sólo hablamos de estos y unos cuantos hechos anteriormente, en la fase de pruebas. Ahora, imaginen qué será cuando ya se hagan diariamente varios vuelos, para que los ricos gocen de lo lindo del espacio exterior y se tomen sus selfies, para presumirlas a familiares y amigos. La escala de contaminación se multiplicará exponencialmente.

Los ricos son, finalmente, los que más contaminan. “Es responsable el 1% de la población global, de más de la mitad de las emisiones de vuelos comerciales, sin contar a los que vuelan en sus jets privados, que son todavía más ineficientes que los comerciales. Y globalmente, el 1% más rico, produce 175 veces más polución que las personas en el sector del 10% más pobre”, agrega Noor.

Estamos, pues, ante otro caro caprichito de los ricos, que contaminará más al depredado, polucionado planeta y ahondará las brechas sociales.

Y quizá ocasione un día secuestros que pidan, a cambio, como rescate, una nave para viajar al espacio, ¿no creen?

 

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