En Inglaterra han
incrementado los robos a tiendas de conveniencia, muchos, por necesidad
Por Adán Salgado
Andrade
La carestía, los bajos salarios o el desempleo, han incrementado los
índices de pobreza en todo el mundo. Actualmente, 44 por ciento de la población
mundial, unos 3,500 millones de personas, son pobres. Pero un 8.5 por ciento,
lo son extremadamente, con ingresos de menos de $2.15 dólares (42 pesos) por
día (ver: https://www.worldbank.org/en/publication/poverty-prosperity-and-planet).
Por ello es que han surgido formas de sobrevivencia, digamos, peculiares. Una de ellas es el llamado
“robo por hambre”, por el cual, personas entran a supermercados a robar comida,
su primera y gran necesidad, con tal de comer el día que lo hacen. A pesar de
ello, son castigadas con rigor, con penas de 2 a 6 años, según sean las
condiciones por las que se dio (el llamado robo “famélico” puede llegar a
“perdonarse” con una multa o sin cargos, siempre y cuando se demuestre que fue
la primera vez que se hizo, que no hubo engaño y que los objetos robados realmente
sirvan para aliviar el hambre. Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Hurto_fam%C3%A9lico#:~:text=El%20hurto%20fam%C3%A9lico%20es%20la%20sustracci%C3%B3n%20de,esta%20figura%20como%20un%20estado%20de%20necesidad).
Pero otros robos son los llamados robos “hormiga”, realizados por los
“farderos”, quienes entran a los mencionados supermercados o tiendas de
conveniencia (OXXO’s por ejemplo) a robar, no alimentos, pero sí objetos. Tuve
una amiga hace muchísimos años que robaba perfumes para vender. Lo hacía en
tiendas departamentales, pidiendo que se los mostraran, varios, y aprovechaba
para robar alguno. Nunca me explicó muy bien cómo lo hacía (no creo que tomara
alguno de los que le ponían en el mostrador), pero vaya si era audaz y
temeraria. Y nunca la sorprendieron (dejó de hacerlo justamente porque ya no
quiso arriesgarse, como me lo confesó).
Y a pesar de todas las medidas de seguridad de las tiendas, la gente se aventura
a seguir robando, los más, por necesidad, pero algunos porque les gustan los
retos y porque es una forma de hacerse de cosas caras, como botellas de vino o
cigarros.
Esa tendencia también se está dando en Inglaterra, en donde la creciente
pobreza está llevando a muchas personas a robar en tiendas. El artículo de The Guardian, titulado “’Son muy descarados’:
trabajadores de tiendas enfrentando a farderos, los que rompen récords de
estadísticas de robos en Inglaterra”, firmado por Jem Bartholomew, relata el
problema, agregando que “trabajadores de tiendas dicen que los robos les
cuestan miles, en tanto que los farderos dicen que por culpa del encarecimiento
de la vida, se han visto forzados a delinquir” (ver: https://www.theguardian.com/business/2025/mar/04/retail-workers-shoplifters-uk-record-theft-crime).
Inicia Bartholomew con el testimonio de Katherine (no es su nombre real),
empleada de un Tesco Express, quien narra con qué descaro mucha gente entra a
robar. “Sí, recientemente un hombre entró a la tienda y rompió unas barreras de
plástico para robar detergente y suavizante, que metió a una mochila y salió
como si nada. Y eso es de todos los días. Y no queremos arriesgarnos a decirles
algo, pues vayan a agredirnos, a golpes o con arma blanca. Preferimos dejar que
se marchen”.
Bueno, eso, en México, no podría ser tan sencillo, supongo, a menos que el
ladrón entrara con pistola y robara cuanto quisiera. Pero que en Inglaterra se
les deje ir, así, sin más, indicaría que hay generalizado temor ante la
violencia que se incrementa. Los crímenes con cuchillos en Inglaterra son algo
común y tienden a incrementarse (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/03/el-alarmante-incremento-de-crimenes-con.html).
Aunque los criminales que entran armados a tiendas y supermercados también
se han incrementado en ese país (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/10/los-robos-super-mercados-y-tiendas-en.html).
Además, la actuación policial, por la reducción de presupuesto, es
deficiente, por no decir que pésima. Por tal razón, se han organizado vecinos
para crear grupos de vigilancia, a través de redes sociales como WhatsApp, con
tal de actuar más rápida y eficazmente (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/09/en-poblado-de-inglaterra-decidieron.html).
Indica la Asociación Inglesa de Tiendas, AIT, que esos robos de farderos se
han incrementado un 25 por ciento entre el 2023 y 2024, con más de 20 millones
de incidentes, “el más alto número, desde que comenzaron a medirse en el 2023. Además
del costo, cerca de £2,200 millones de libras ($56,937 millones de pesos), la
AIT reportó violencia y abuso contra los trabajadores, con incidentes que
sumaron más de 2,000 diarios”.
“Ladrones robando objetos caros de mostradores, farderos insultando a
trabajadores, padres escondiendo artículos en carriolas, adolescentes despreocupados
tomando dulces, gente robando vinos en bolsas, son sólo algunos ejemplos de
historias que docenas de personas respondieron a una encuesta de The Guardian acerca de sus experiencias
con los farderos”.
Lo peor, dice Katherine, de 26 años, es que los dueños de la empresa nada
hacen realmente por incrementar la vigilancia y la seguridad de sus
trabajadores. “Los funcionarios de la empresa protestan cuando se pierde
mercancía, pero no invierten en capacitar a empleados o en colocar
seguridad enfrente de las tiendas. Es muy
frustrante”.
Claro, es lo que menos les importa a las empresas, la seguridad de los
empleados. Su mayor interés es que sus ganancias se maximicen.
Dice Katherine que en seis meses, se “pierden” unas $3,000 libras ($77,640
pesos) en mercancía robada. “Y muchas veces, nos descuentan esas pérdidas de
nuestros sueldos”.
Una injusticia, pues si de por sí perciben salarios reducidos (alrededor de
£1,462 libras mensuales, $37,853 pesos), tomando en cuenta que una renta anda
en promedio en £1,000 libras, que todavía les descuenten por hurtos ajenos
totalmente a su voluntad, es realmente mezquino de las empresas.
Paul, jefe de una tienda de abarrotes, de Perthshire, dice que unas tres
veces a la semana se dan robos de botellas de licor. “Recientemente, vimos a
una mujer robarse varias botellas, guardarlas en un portafolio y salir de la
tienda. Seguramente, las venderá en el mercado negro”.
Como señalé, la mayoría de esos robos son cometidos por necesidad. Es el
caso de George (tampoco es su verdadero nombre), citado por Bartholomew. “George
tiene 45 años, era electricista y desde hace siete años, dejó de trabajar por
problemas mentales. Tiene una pensión de apoyo por discapacidad de £783.78
libras (es el llamado crédito universal, dado a la gente con discapacidades,
pero que ya se quiere disminuir, como veremos adelante). De allí, paga una
renta de £475 libras, £170 libras por electricidad (es muy cara la electricidad
en Inglaterra) y £20 libras de impuestos locales, así que sólo se queda con
menos de £120 libras para alimentos. Dice que acudía a un banco de alimentos,
pero sólo podía hacerlo una vez cada cuatro semanas, así que era insuficiente
porque, además, comparte el cuidado de una hija de diez años con la madre de
ésta”.
“La verdad, robo por necesidad, pues mi pensión es muy baja. Sólo comida y
ahora robo más que antes, pues con todo tan caro, menos me alcanza con lo que
gano. Nada más lo hago cuando se termina mi pensión. Odio hacerlo, de verdad,
me aterra que me sorprendan, pero el hambre es hambre. Contra ella, no puedes”,
dice el hombre, algo apenado.
Va a un supermercado, paga por una canasta de cosas, pero se esconde
algunas en su gabardina. “Sí, tengo una gabardina con grandes bolsillos. No me
avorazo, sólo un paquete de salchichones o un paquete de queso, cosas así. Sí, antes,
me sentía mal. Pero ahora, es algo que debo de hacer. Todo es más caro como el
chocolate, que una barra para mi niña, ya me cuesta el doble. No, así, no se
puede vivir”.
Antes señalé que el actual gobierno laborista, encabezado por Keir Starmer
(1962) quiere reducir los apoyos por discapacidad. Ah, pero, muy oportunamente,
está señalando que Inglaterra debe de incrementar su gasto en defensa, ahora
que Estados Unidos, con Donald Trump (1946) a la cabeza, ha decidido disminuir
su ayuda militar, a Ucrania, sobre todo. Es decir, pone Starmer por encima de
la seguridad social el abultado gasto en armas, pretextando que “invertir más
en defensa, incrementará los empleos y la economía” (ver: https://www.theguardian.com/society/2025/mar/10/starmer-decries-worst-of-all-worlds-benefits-systems-ahead-of-deep-cuts).
Puras argucias sin sentido que sólo incrementarán la pobreza y, en
consecuencia, los robos a tiendas y a otros sitios (por ejemplo, los robos de
bicicleta son comunes y se han incrementado. Ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2023/sep/21/bike-theft-britain-i-showed-the-thief-the-photo-and-said-this-is-my-bike).
Otra mujer a la que entrevistó Bartholomew es Jacqueline (tampoco es su
nombre verdadero), una administradora de 57 años, de Surrey (como ven, no hay
edad para eso y ni tampoco es un impedimento moral) . Ella, comenzó a robar por
puras circunstancias. “Una vez, la caja automática no me cobró un artículo,
pues no me lo escaneó bien. Me di cuenta de que era más fácil salirme con él,
que llamar a un empleado para que corrigiera el problema. La verdad, me percaté
de lo fácil que es robar. “Me robo algún queso, una ensalada, y los pongo en mi
bolso. Y no me siento mal, pues todo está muy caro. Nos dan todo al doble y
nada más nos dan la mitad del servicio”.
Para otras personas, como Tommy Cooper, un corredor de bolsa pensionado, citado
por Bartholomew, es triste ver “cómo se ha transformado la sociedad. La otra
vez, observé a un joven que se robó una pizza y un paquete de cervezas de la
tienda cooperativa local. Y se salió sin pagar. Le dije a la cajera, pero me
contestó que no creía que la policía se interesara. Sin embargo, fue la manera
tan relajada en que el hombre lo hizo, lo que me dejó perplejo. Parecía más
como un acto de anarquía, como si estuviera viendo a la sociedad revelarse”.
Puede ser, pues, finalmente, cuando uno entra a un supermercado, el tener
al alcance tantas cosas, para el que no tiene dinero, casi es una invitación a
robarlas.
Y si sale invicto, quien las roba, además de tener algo qué comer para su
familia y él ese día, si fue un robo por hambre, será también una forma de
desafío a la tienda en cuestión.
En palabras de Carlos Marx (1818-1883), será una victoria del explotado
proletariado sobre la explotadora burguesía.
Contacto: studillac@hotmail.com