martes, 31 de diciembre de 2019

El desarrollo de la humanidad, a través de sus capacidades físicas


El desarrollo de la humanidad, a través de sus capacidades físicas
por Adán Salgado Andrade

Hendrik Willem van Loon (1882-1944), inmigrante danés, naturalizado estadounidense, fue un historiador, periodista y autor de libros para niños, que ganó premios con éstos.
Por lo mismo, tenía una forma muy clara de explicar cosas, incluso complicadas, justo como en el libro The story of invention. Man the miracle maker (La historia de las invenciones. El hombre, el hacedor de milagros), cuya copia que leí, en inglés, fue publicada en 1928, por la editorial Garden City Publishing Co., en el que hace un intento, en no muchas páginas (252), por explicar la evolución humana, clasificada a partir de cinco capacidades naturales físicas de la raza humana.
Así, el aumento de las potencialidades de  la mano, el pie, la nariz, la boca y los ojos, son los que, dice van Loon, impulsaron la evolución del hombre que actualmente hemos logrado.
Antes, comienza diciendo que la mayor parte de las cosas que hoy nos son tan útiles, como el lenguaje, por ejemplo, han sido producto de la necesidad, y que se han dado a través de miles de años de evolución. Por lo mismo, es imposible decir cuándo se crearon y, menos aún, a quién se deben. Muchos, señala, se han dado por meros accidentes, “una buena parte de lo que hoy es tan útil, ha sido accidental”, así que el azar ha jugado una parte muy trascendental en la evolución humana. “Tendríamos que hacer un monumento al Inventor Desconocido”, declara, señalando que se trataba de mujeres y hombres no interesados en la fama, sino en crear cosas que facilitaran la vida de todo el género humano.
Su análisis parte de que la primera gran necesidad del hombre, fue la cuestión de protegerse de la intemperie, pues en su evolución, cuando fue perdiendo pelo, quedó a merced de los elementos. Las cuevas o guarecerse debajo de árboles, fueron las primeras soluciones que buscó un ser humano muy vulnerable, no sólo al frío, lluvia, nieve… sino a bestias que se refugiaban también en esas cuevas, peligrosas y mortales muchas de ellas, como osos o tigres dientes de sable.
Con el paso del tiempo, la inteligencia de mujeres y hombre primitivas y primitivos, los hizo buscar formas para protegerse y no depender de cuevas. Por ejemplo, para cubrirse su cuerpo de las inclemencias, en cierto momento, señala van Loon, “se cubrieron con las burdas pieles de los animales que cazaban, aunque dichas pieles olieran a putrefacción, pues, así, sin curtir, ni nada, debieron oler terrible, por el músculo en descomposición adherido a ellas, pero no estaban los humanos de esos lejanos tiempos para sutilezas y así las usaron, hasta que supo cómo tratarlas y curtirlas”.
Ese proceso, también, de alguna forma, fue creado por los egipcios, quienes conservaban a sus muertos embalsamándolos, es decir, los curtían, por así decirlo. Entonces, por extrapolación, se aplicó al tratamiento de las pieles, con lo que ya mejoró mucho la situación. Luego, se comenzaron a hacer primitivas prendas con plantas fibrosas, como el algodón o lino, y ya fueron más ligeras. Pero, apunta otra vez van Loon, fueron procesos que llevaron cientos de años.
De allí, la humanidad buscó la forma de no depender más de cuevas, como refugios y, también la necesidad, la llevó a inventar y construir rústicas casas, hechas de ramas y barro. Eso lo hizo sedentarizarse. Al hacerlo, tuvo que hallar la forma de no buscar más sus alimentos en los bosques o selvas, a no estar más a merced de la Naturaleza, y tal requisito, lo llevó a descubrir la agricultura, con tal de proveerse todo el tiempo de sus alimentos.
Como bien anota, y en una línea lógica de ideas, van Loon va mostrando por qué el hombre fue evolucionando, pues una cosa, llevaba a otra. Pero, advierte que de esas cosas, como la agricultura, no puede precisarse ni su fecha de creación, ni su creador. “Probablemente un hombre o una mujer, se dieron cuenta de que luego que comían algún fruto y tiraban las semillas, éstas crecían. Y eso se iba quedando en sus recuerdos, en su subconsciente y, en alguna ocasión, lo ponían en acción y resultaba”, explica.
Si pensamos en ello, es algo lógico, pues la observación repetida de esas cosas, durante muchos cientos de años, se transformaba en actividades que hoy damos por hecho, pero que tuvieron muchos siglos de evolución.
Se refiere al fuego, también, como lo que el hombre usó para quitarse el frío o cocinar sus alimentos. “Alguien vio un árbol, incendiado por un rayo, recogía una rama quemándose, y la llevaba consigo a la cueva, para alumbrarse o calentarse o cocinar. Y, luego, alguien, por casualidad, vio que al golpear dos piedras o tallar una rama contra otra, se producían chispas que originaban fuego. Fueron cosas que se iban acumulando en su saber”.
Pero todo eso, no hay forma de comprobarlo. Como dice van Loon, sólo puede conjeturarse.
Luego, el hombre formó sociedades, las que se fueron volviendo más complejas. Muchos hombres o mujeres, de repente, quisieron sobresalir de los demás (esnobismo, lo llama van Loon), y buscaron cosas que los diferenciaran, como prendas más confeccionadas, de mejor calidad, mejores casas. Ese deseo de sobresalir, también llevó a la evolución, incluso más rápidamente, pues sólo se trataba de refinar cosas que ya se conocían.
Así, esa complejidad social, llevó a que ciertos grupos, una minoría, comenzaran a dominar al resto, con tal de que sus particulares, individualistas intereses, fueran satisfechos.
Y eso llevó a los grupos que comenzaron a crear mejores objetos, a especializarse y a dedicarse ya a tareas específicas, como tejedores, curtidores, constructores y así por el estilo.
También, sociedades más complejas, llevaron a la creación de asentamientos humanos, en donde todos interactuaban para el bienestar común. Surgieron aldeas, pueblos, ciudades… hasta lo que hoy hemos creado, brutales concentraciones en donde vivimos hacinados, que son sostenidas artificialmente, pues si a una gran ciudad, como la de México, le quitamos luz, agua, transporte y drenaje, en una semana tendríamos cientos de muertos. Vivimos artificialmente. No lo menciona así van Loon, pero sí dice que esa evolución humana, en muchos casos, ha complicado más las cosas. Si en un principio eran una ayuda para el ser humano, ahora lo han esclavizado.
Y para continuar con su explicación, se refiere a las mencionadas capacidades físicas, comenzando  con la mano. En este caso, ha sido la necesidad del hombre de cargar cosas, hacerlas, acarrearlas, quitarlas a otros… hasta matar, lo que llevó a multiplicar la potencialidad de la mano.
La necesidad de hacer cosas como escarbar la tierra para sembrar, llevó a la creación de herramientas, un palo, primero, luego un azadón de madera y, cuando se descubrieron los metales y sus usos, ya se hizo de metal. “Es muy probable que el azadón para sembrar haya sido descubierto por una mujer, pues era la que debía de sembrar, mientras el hombre salía a cazar. Un día debió de cansarse de rascar con sus uñas y vio que usando una rama, podía hacerlo más fácil. Lo hizo y, cuando los materiales fueron evolucionando, los aplicó para tener mejores herramientas para trabajar la tierra”, narra van Loon.
También por la mano, para acarrear objetos, se crearon cuestiones como las canastas, para llevar frutas, las ollas de barro cocido, de vidrio y otras, para llevar líquidos. Dice que también la casualidad debe de haber llevado a inventar el barro cocido, pues seguramente “alguien, un día, dejó alguna olla de barro cerca de una fogata y, al día siguiente, se dio cuenta de que ese barro se había cocido y era mucho más resistente y duradero”. Así, se evitó que las ollas hechas de puro lodo seco, se deshicieran a cada rato.
Sobre el vidrio, dice que también se debió a la casualidad. Un comerciante fenicio, una vez, hizo una fogata, sobre arena. A la mañana siguiente, vio bolitas blancas que brillaban. Así, nació el vidrio, que fue muy codiciado. Se comenzó usando como ornato; luego, para hacer recipientes y, más tarde, en edificaciones, para ponerles vidrios, en lugar de ventanas de madera y, alrededor del siglo 12, en cristales de lentes de aumento y telescopios.
En esta sección coloca, por ejemplo, la necesidad de acarrear agua para una población, lo que lleva a la creación del acueducto. El acueducto ya existía desde la época de los romanos, pero, como ya señalé, fueron ideas que se perdieron durante el obscurantismo medieval, hasta que la razón, que contempló su gran utilidad, lo rescató.
También, se vio que ciertas sustancias podían usarse para hacer fuego o, cuando se descubrió la máquina de vapor, para calentar el agua que se requería para que funcionara.
El carbón mineral se obtenía de minas. “Y en las minas, cuando se extraía ese mineral, el agua lo inundaba todo, y surgía la necesidad de desaguarlas, lo que llevó a la invención de las bombas. Las originales, eran grandes, estorbosas creaciones que funcionaban con vapor, no muy ideales, pero que cumplían con su objetivo”, anota.
Y refiere también algo que ha sido una constante en el ser humano, la oposición al progreso. Muchas cosas se sabían desde los tiempos romanos o griegos, como dije, pero se habían dejado atrás por el obscurantismo religioso. La edad media, la época del obscurantismo, dice van Loon, significó un fuerte retroceso, y cosas como las bombas de agua, los puentes, los vehículos autónomos (los de vapor, por ejemplo), eran vistos como algo impío, herético, “pues no se concebía que el hombre tuviera capacidades que Dios no le había dado naturalmente”. O sea, luego de que muchas cosas fueron descubiertas y aceptadas para satisfacer una gran necesidad treinta siglos antes del nacimiento de Cristo, se llegó a un momento de obscurantismo, de mediocridad, que se fue oponiendo al progreso, en “nombre de Dios”.
En efecto, la Edad Media fue un lastre para la humanidad, y muchos avances que se dieron con los griegos, los romanos o los fenicios, se perdieron… y se rescataron años más tarde, pues las necesidades rebasaron a los prejuicios.
Por la mano, se crearon herramientas de todo tipo, así como la incorporación de distintos materiales, desde la piedra, la madera, hasta los metales. Ahora, con la incorporación del plástico, a mediados del siglo XX, estamos creando un problema de basura de proporciones muy graves, que ya invadió todo el planeta. Como dice van Loon, nos ha esclavizado el plástico  (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/03/la-muy-grave-contaminacion-por-plasticos.html).
No deja de mencionar que, por la mano, se crearon objetos para matar, como un arpón, para atrapar un pez, un arco y flecha, para matar un animal, pero cuando el hombre se enfrentó a sí mismo, se fueron creando objetos para matarlo, cada vez más mortíferos. “Es algo de lo que no me siento, para nada, orgulloso”, dice. “Catapultas, arcabuces, temibles cañones y toda la actual maquinaria para la guerra, han tomado su lugar, con tal de que, quienes los crean, superen en fuerza física a sus enemigos”, se lamenta.
Es cierto, pues actualmente, el 80% de los “avances científicos” tiene su primera aplicación en el desarrollo y construcción de armas. Es terrible que nuestra más avanzada muestra de “civilización”, sea una mortífera arma nuclear, capaz de matar a millones en segundos y destruir ciudades enteras.
Así, para qué se quiere civilización, como objeta van Loon. Aunque eso él ya no lo vivió, el despliegue de la energía nuclear como arma de destrucción masiva (murió en 1944, antes de los bombardeos nucleares en Japón), sí lo afectó que la Gran Guerra, como se referían a la primera guerra mundial, se haya debido al deseo del ser humano de expandir sus dominios. “La mano potenciada del hombre, alcanzó niveles terribles de destrucción y muerte”, dice.
De la mano, su análisis sigue con el pie, por el cual, avances como los transportes, se dieron, desde la adopción del caballo y otras bestias, hasta la máquina de vapor, seguida de la de combustión interna.
Por la necesidad de trasladarse, mujeres y hombres, se inventaron vehículos terrestres, como los autos; marinos, como los barcos; y aéreos, como los aviones. Su libro está acompañado de ilustraciones que él mismo dibujaba, en donde muestra otros ingenios, que no menciona en el texto. Por ejemplo, está el dibujo de un submarino, invención creada específicamente para la guerra, por Alemania.
Vuelvo a repetir, es infame que se haya avanzado más en la guerra que en otras cosas, como el no erradicar enfermedades milenarias, entre ellas, la tuberculosis o el cólera. Claro, como son enfermedades de los pobres, que no podrían pagarlas, no importan a las empresas farmacéuticas, más interesadas en palear, no curar, enfermedades de ricos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/04/medicinas-caras-y-medicinas-falsas.html).
Menciona cómo la invención del ferrocarril, debida al ingeniero inglés George Stephenson, se demoró varios años, hasta que el Parlamento inglés vio que era realmente de interés público que la gente se trasladara más rápido, así como sus mercancías. Dejaron de ver a la invención como algo que “desafiaba a Dios”.
Aunque, ahora, no es Dios, quien detiene invenciones útiles, sino los intereses de las grandes empresas globales que quieren dominar totalmente la técnica, con tal de convertirlas en mercancías exclusivas. Por ejemplo, el auto eléctrico se pudo haber desarrollado desde los 1890’s, pero ya los intereses petroleros eran más fuertes y prevaleció el motor de gasolina, uno de los causantes de los graves problemas ambientales que actualmente padecemos.
Henry Ford, padeció, en su momento, los obstáculos para desarrollar su más exitoso diseño de auto, el Ford Modelo T, justo por los obstáculos que la supuesta propiedad de la patente de un auto todavía no construido para esa fecha, debida a George Selden, le imponían. Al final, en un juicio, demostró que no era así, que su auto variaba en muchos detalles, y pudo continuar con su obra (para mal, en cierto modo, pues dio lugar a la producción masiva del capitalismo salvaje, causante de la depredación y contaminación mundial que ahora padecemos. Ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/11/henry-ford-impulsor-de-la.html).
Como aclara van Loon, probablemente se habría avanzado más hace siglos, si no hubieran intervenido los prejuicios religiosos o de las envidias y la mediocridad de líderes que veían en tal o cual avance su caída, como los Papas, que veían en personas como Galileo Galilei o la sabia Hipatia de Alejandría, genios de su tiempo, a herejes, blasfemos que merecían morir (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/10/hipatia-o-del-asesino-obscurantismo.html).
La boca es el siguiente tópico, que refiere van Loon, por la necesidad del ser humano de comunicarse. A ella, se deben altavoces, sistemas de comunicación, como las señales de humo, los sonidos de tambores o  las torres de signos, con las que se podían difundir a varios kilómetros de distancia las intenciones del enemigo.
También, la comunicación impresa, la telegráfica, la telefónica, son debidas a la necesidad de expresarse y difundir ideas. Incluso, como forma de comunicación, coloca allí la fotografía, pues una imagen hace la función de descripción, que sería muy difícil hacer si se tratara de explicar sólo con palabras. “Explicar el intestino en una clase de anatomía o los detalles de una pintura renacentista, sería muy difícil si no se hace con una foto”, comenta.
La fotografía tuvo como antecedente, el daguerrotipo, también descubierto accidentalmente, cuando “Louis Daguerre dejó accidentalmente, una noche, unas de sus placas metálicas, expuestas a imágenes en el día, en un recipiente que contenía mercurio. A la mañana siguiente, quedó maravillado al contemplar que las imágenes se habían formado permanentemente sobre dichas placas”. Otras vez, la casualidad jugó su importante papel. 
La imprenta, debida a Gutenberg, pudo usarse para hacer muchas copias de información pública que pudiera repartirse en miles y hasta millones de personas, dice van Loon. “No era nada nuevo, pues ya, antes, artistas que pintaban santos, con tal de hacer muchas copias, labraban un molde de la figura en madera, lo impregnaban de pintura y lo asentaban en papel. El papel, ya los chinos, muchos siglos atrás, lo habían inventado. Así que Gutenberg sólo supo aprovechar un momento preciso para refinar esa invención y adjudicársela”, aclara van Loon.
Igualmente, el telégrafo, surgió por la necesidad de comunicarse a distancia, así como el teléfono.
Qué diría van Loon si ahora viera el Internet, que, si al principio fue un instrumento libertario para la sociedad, ahora se ha convertido en una más de las impuestas herramientas de control de los poderes mediáticos que nos dominan.
Sigue con la nariz, de la que no abunda mucho. Habla de las esencias, pero que era un campo que no llevó mucho a un desarrollo como tal. De hecho, es uno de los sentidos en el que, en efecto, no se ha avanzado mucho. Todavía no existen máquinas que sean capaces de oler todo tipo de aromas. Por ser un sentido de los más primitivos (muchos animales no tienen vista, pero poseen un olfato muy desarrollado), es complicado diseñar, por ejemplo, olfatos artificiales, plenamente funcionales. Los que existen, requieren disponer de una muestra de olores, para identificarlos. Por eso, se siguen usando perros, para olfatear drogas, pues son más eficaces.
Y termina con la vista, a la que se deben objetos como los anteojos, desarrollados por Roger Bacon (1214-1292), filósofo y científico inglés, quien también propuso los principios del telescopio, retomado más tarde por los holandeses, quienes lo exportaron al mundo. El ya señalado Galileo Galilei usó uno de esos rudimentarios telescopios, menciona van Loon, para hacer algunas de sus acertadas conjeturas astronómicas, sólo para ser censurado y castigado por la curia católica-apostólica-romana. Así sucedió con muchos otros inventores.
La necesidad de iluminación, también tiene que ver con la vista, pues hombres y mujeres no querían estar determinados sólo por la luz solar. Surge la antorcha, la vela, la lámpara de gas y la lámpara incandescente. “Entonces, con la luz artificial, ya se podían seguir realizando las actividades normales durante la noche. Eso, por desgracia, llevó a que los ojos se gastaran más y se debieran de usar las mencionadas gafas”, dice, irónico.
Es cierto, pues muchos de los males que padecemos se deben al alargamiento anormal de la jornada, incluso, por no dormir en toda la noche, y no precisamente por trabajar o estudiar, sino, simplemente, por divertirse en una fiesta, hasta que amanezca.
Y así termina van Loon, expresando que, a pesar de los errores de la “civilización”, tiene confianza en que se superarán y el hombre “no ha sacado todo el provecho de sus potencialidades”.
Por desgracia, se equivocó, pues, a pesar de que el hombre ha seguido avanzando, o sea, ha, en efecto, multiplicado su potencial, el estado de depredación y contaminación ambiental provocado por ese “potencial”, demuestra que vamos hacia nuestro propio fin.




        
   
       

   

domingo, 29 de diciembre de 2019

El robo de computadoras para minar al depredador bitcoin


El robo de computadoras para minar al depredador bitcoin
por Adán Salgado Andrade

Para los llamados libertarios, el bitcoin y otras criptomonedas, representan – o representaban – una forma de evadir al sistema financiero, crear un medio de pago, que no dependiera de ningún país, que no requiriera un apoyo bancario o público y, mucho menos, pagara impuestos.
Sin embargo, el bitcoin, creado supuestamente por un programador japonés, ha sido, desde el principio, muy polémico.
Por principio de cuentas, no es todo lo segura que se presumía, pues ya ha habido varios hackeos y robos de bitcoins, como en el caso de Joby Weeks, un corredor financiero, convertido en anarquista, quien actualmente vive en Acapulco. Hace unos cuatro años, llegó a acumular el equivalente, en bitcoins, de 80 millones de dólares. Pudo comprarse, incluso, una mansión de trece recámaras. Fue cuando se los hackearon, es decir, robaron. Y jamás los pudo recuperar. Como él, hay miles de casos similares.
Como dije, el bitcoin es la creación, supuestamente, de un programador japonés, Satoshi Nakamoto, pero muchos investigadores y expertos afirman que ni siquiera existe esa persona y lo han adjudicado a otros, como Paul LeRoux, criminal traficante de drogas a nivel mundial, quien pudo haber diseñado al bitcoin para facilitar sus negocios ilícitos y que no se detectaran (ver: https://www.wired.com/story/was-bitcoin-created-by-this-international-drug-dealer-maybe/).
Por tanto, una creación que ni siquiera se ha establecido bien quién fue su creador, siempre ofrecerá problemas.
Y aunque no está claro si Nakamoto fue el creador, de todos modos, Japón fue el primer país en reconocer al bitcoin como medio de pago legal. Su origen tiene que ver con lo que se conoce como blockchain, que es la forma en que se encripta cada transacción de todo tipo que se efectúe a través del Internet. Imaginemos que una cadena representara transacciones monetarias. Cada eslabón de dicha cadena, sería un nuevo block, el cual se debe de encriptar mediante complicados y laboriosos métodos matemáticos, los cuales implican muchas horas de procesos computacionales, llamados minado de bitcoins (o de la criptomoneda de que se trate). Por tal complejidad, se creó el bitcoin, para ser una especie de pago (o premio, si ponemos como ejemplo los tokens que se obtienen cuando se está videojugando). Al principio, se daban 50 bitcoins, cada que un minero lograba encriptar exitosamente una transacción. Y se ha ido bajando la “recompensa”, pues luego fueron 25 bitcoins y, enseguida, 12.5. Para el 2020, será de 6.25 bitcoins, o sea, seguirá bajando el pago (“recompensa”), en tanto que cada vez será más y más difícil el minado de esa criptomoneda.
El límite de bitcoins que se pueden hacer es de 21 millones, de los que se han hecho 18, así que quedan 3 millones más por minar, de aquí al 2140, año en que, dicen sus “creadores” será minado el último bitcoin. Bueno, y está por verse si llegamos a ese año, con tantos problemas ambientales, sociales, contaminación, calentamiento global, depredación de recursos naturales, sobrepoblación, guerras…
Y, en caso de llegar a esa lejana fecha, los mineros que sigan haciendo su trabajo, como ya no habrá bitcoins de “recompensa”, se supone que vivirán de los pequeños pagos que los usuarios de sus servicios de encriptación, les proporcionen (ver: https://www.investopedia.com/tech/what-happens-bitcoin-after-21-million-mined/  
Por ello, se han desarrollado otras criptomonedas. Ya, hasta Mark Zuckerberg, dueño de Facebook, quiere desarrollar la suya, la Libra (ver: https://www.independent.co.uk/life-style/gadgets-and-tech/news/facebook-cryptocurrency-globalcoin-when-release-date-bitcoin-zuckerberg-a8928151.html).     
Reconocido, como dije, el bitcoin por Japón, comenzó a tener curso legal.
Pero ha sido tal la especulación realizada con esa criptomoneda, que ha llegado hasta a ser sobrevaluada. Por ejemplo, la cotización a pesos en este momento es de $137,962.81, unos $6,900 dólares. Es absurdo que se cotice tanto, pues no se trata de un valor apoyado en algo tangible, que fuera, por ejemplo, una joya de oro, un diamante o alimentos. Es, simplemente, el producto de un sofisticado programa de encriptación de transacciones monetarias por Internet, para que, según, sean muy seguras. Además, tómese en cuenta que esa criptomoneda sólo existe en la red, así que un apagón global de energía (que puede darse, pues nuestras glotonas, desperdiciadoras necesidades energéticas van en pasmoso aumento), sería su fin.
Y no es tan segura, como ya mencioné, pues los hackers cada vez son más audaces en su forma de penetrar a empresas, bancos o personas, siendo capaces, incluso, de burlar la doble autenticación (2FA), como recientemente han hecho cibercriminales chinos, apoyados por su corrupto “gobierno”. En países como México, Portugal, España, Brasil, la misma China, Francia, Alemania, Italia, Inglaterra y Estados Unidos, esos hackeos se dan y son indetectables (ver: https://gizmodo.com/chinese-hackers-bypass-2fa-in-attacks-spanning-10-count-1840613473).
Por ello, ha habido muchos fraudes con la especulación del bitcoin, que mucha gente cayó (y algunos siguen cayendo), en pensar que era un medio muy seguro para invertir y, cuando lo hicieron, algunos por cientos de miles de dólares, su cotización bajó y salieron perdiendo. O los ya mencionados hackeos, que despojan a los tenedores de inversiones en bitcoins de todas ellas.
Por lo mismo, algunos que comercian con bitcoins sólo les conceden utilidad como medio de pago indetectable, pues no pueden descubrirse buena parte de esas transacciones por las entidades públicas, ya que todo es por línea, por lo que no pagan impuestos muchas de ellas. Pero ya no se recomienda que se invierta en la compra de bitcoins, así, como si se estuviera comprando oro, como antes se quiso comparar.
En mi opinión, se ha sobrevalorado mucho al bitcoin y a las otras criptomonedas, las que sólo han servido, hasta ahora, para asegurar las transacciones monetarias por línea.
De todos modos, como su fama continúa y es todavía muy retroalimentada con falsas historias de grandes y rápidas ganancias, se sigue especulando o, robando descaradamente, apelando al bitcoin.
Por ejemplo, recientemente, se descubrió un fraude internacional, cercano a los 722 millones de dólares, en el que se invitaba a inversionistas (ingenuos, claro), a meter su dinero en infraestructura para minar bitcoins. Una empresa fantasma llamada BitClub Network,  operando desde el 2014, ofrecía que los inversionistas obtendrían ganancias con las máquinas que serían compradas con su dinero. Incluso, los cinco responsables del lucrativo fraude, les pedían que invitaran a otras personas, para que se compraran más máquinas y la “ganancia aumentara”. Fue una especie de pirámide, en la que los últimos eran los que nada ganaban, hasta que invitaran a otros. Pero a nadie se le dio dinero. Muy bien planeada para estafar, al menos, a los deseosos, con dinero, de ganancias fáciles (ver: https://www.wired.com/story/alleged-bitcoin-scam-like-pyramid-scheme/).
Y muchos, más ambiciosos, buscan que el minado de bitcoins, sea lo más barato posible, buscando regiones en donde el costo de la electricidad empleada sea bajo, pues es el insumo más costoso.
Es el segundo gran problema, generado por el minado del bitcoin, pues es un proceso que requiere una exagerada cantidad de electricidad, ya que se trata de encriptar transacciones, mediante complejos algoritmos, que requieren miles de computadoras, las que usan miles de megawatts de electricidad. Por eso, como dije, se buscan países o regiones en donde sea más barata. Es tanta la electricidad usada, que equivale a la de un país como Lituania, Eslovenia o Etiopía, pues sus emisiones de CO2 anuales son del orden de 17.29 millones de toneladas, por la cantidad de combustibles fósiles, como petróleo o carbón, requeridos para producir la enorme cantidad de electricidad que requiere tanto trabajo computacional (ver: https://www.zmescience.com/science/emissions-bitcoin-country-17112019/).
Además, como las salas de computadoras requieren enfriarse, es otro gasto extra, pues el costo de la electricidad para enfriamiento es adicional y también genera altos contaminantes.
Debido al minado del bitcoin, es innegable el impacto en la aceleración del calentamiento global y en los daños a la salud que éste produce. Un estudio reciente, realizado por la Universidad de Nuevo México, estima que en Estados Unidos, en el 2018, por cada dólar de valor en bitcoin, se ocasionaron 49 centavos en daños a la salud y ambientales. Incluso, en cierto momento, los recursos monetarios para crear un bitcoin, igualan a los de la destrucción ambiental provocada y los daños a la salud. Un caro precio, por algo que sólo “beneficiará” a unos cuantos.
De todos modos, no se piensa en ninguna de esas afectaciones, cuando el minado, por sus altos costos, es desarrollado, casi exclusivamente, por empresas, las cuales han tomado al minado de bitcoins (y de otras criptomonedas, como Ethereum), como una lucrativa actividad, siempre y cuando tengan gastos energéticos de medios a bajos.
Islandia es un país que, como tiene temperaturas templadas a frías todo el año, no tiene que estar gastando en los sistemas de enfriamiento, además de que, como la electricidad es producida mediante energía geotermal (géiseres que, irónicamente, abundan en ese país, aún frío), es relativamente barata. Por ello, es el país preferido de las empresas minadoras, produciendo el 4% de las criptomonedas que se obtienen a nivel global.
Y hay tantas empresas, que, recientemente, hubo un fallido intento para robar el equipo de una de ellas y ponerlo a trabajar. La publicación en línea Vanity Fair publicó un reciente artículo, firmado por Mark Seal, en el que se expone cómo ese intento de robar máquinas minadoras fue un fracaso total (ver: https://www.vanityfair.com/news/2019/11/the-big-bitcoin-heist).
El robo fue hecho en cinco minadoras, una de ellas, la empresa Advania, la que gana cientos de millones de dólares al año por minar bitcoins. Está localizada en una antigua base militar estadounidense, cercana a Reikiavik. Los ladrones, la noche del robo, aprovecharon que sólo había un guardia cuidando las instalaciones, quien se retiró alrededor de las 22 horas, pues enfermó de diarrea. Como es tan baja la criminalidad en Islandia, a la empresa le bastaba con ese hombre, para cuidar sus instalaciones.
Esa noche, los ladrones robaron 550 computadoras, tarjetas madre, tarjetas de gráficos y accesorios de poder. Ese equipo costaba unos $500 mil dólares. Fue el quinto centro productor de criptomonedas en ser saqueado, en dos meses. El monto total de los robos ascendía a dos millones de dólares.
Pero ese valor era lo de menos. Lo mejor del asunto para los ladrones era que, si sabían cómo operar las máquinas, podrían obtener millones de dólares en criptomonedas que nadie podría rastrear, era dinero fácil, digamos.
Pero los ladrones no estuvieron a la altura de lo que robaron, pues cometieron varios errores, como no tener el más mínimo cuidado con las cámaras de vigilancia, con las cuales, pudieron identificarlos muy rápido.
El señor Sindri Thor Stefansson, quien platicó con Seal, se jacta de ser la mente maestra detrás de lo que se conoció como “El gran robo de bitcoins”.
Está condenando a cuatro años y medio de prisión, pero es un proceso que está tomando tiempo y está en libertad condicional.
Por supuesto que, a sus 36 años, no fue el primer robo que cometió, pues ya, desde joven, robaba televisiones y estéreos de casas, traficaba cocaína, mariguana, éxtasis, LSD y otras drogas. Incluso, robaba dinero de máquinas tragamonedas.
Es del club de los pocos delincuentes que hay en Islandia, los que ascienden a no más de 180 en la cárcel del país.
Pero siempre hay la “oveja negra”. Aunque es un tipo inteligente, con una licenciatura en ciencias de la computación en la Universidad de Islandia, se enredó en varios, inciertos negocios que lo dejaron muy endeudado, incapaz de proveer a su familia de esposa y tres hijos, así que le echó el ojo a la empresa minadora de bitcoins ya mencionada.
Sus negocios malos, fueron comparables a los de los tres grandes bancos del país, que invirtieron aquí y allá y en el 2008, no resistieron el estallido de la burbuja inmobiliaria estadounidense, que afectó a todo el mundo. Islandia debía 85 mil millones de dólares (mdd). El FMI tuvo que prestarle dos mil mdd, para evitar que el quebrado país, incluso, desapareciera como tal.
Y ha sido la actividad minadora de criptomonedas la que ha dado parte del respiro a la economía de ese Islandia, que no es muy diversificada (antes, sólo se dedicaba a la pesca, a la extracción de aluminio y al turismo, principalmente). Tómese en cuenta que es un país muy pequeño, con apenas 344 mil habitantes. Por eso, el minado de criptomonedas que, como dije, representa 4% del mundial, es muy importante para Islandia. Las empresas minadoras consumen más energía que todas las casas de Islandia, lo que revela su importancia.
Por eso, Stefansson vio en esa actividad su salvación. Asegura que pensó en los robos porque un día alguien le dijo, un tal “Señor X”, que por qué querría iniciar su propio negocio para minar bitcoins, si podía obtenerlo robando computadoras de la competencia. Le ofreció darle el 15% de todas las computadoras que pudiera robar. Con eso, ganarían 1.2 mdd cada año, “para siempre”, pues con las computadoras robadas, el Señor X y él, establecerían su propia minadora.
Así, armaron una banda de primerizos que, era de esperarse, haría todo mal.
Los robos que hicieron antes del de Advania, los dueños prefirieron no denunciarlos, por temor a que los inversionistas se fueran.
Fue luego del hurto de Advania, que el jefe policiaco de Islandia, Ólafur Helgi Kjartansson, reunió suficientes pruebas para detener a Stefansson, mediante los récords de llamadas, autos rentados y las fotos de cámaras de vigilancia.
Pero como la ley en Islandia es muy laxa, porque, además, no había pruebas contundentes, Stefansson aprovechó esos vacíos legales para escapar a Suecia, en donde no se requiere pasaporte de islandeses para entrar, así que, dando el nombre de un amigo, pudo abordar un avión, en el que, curiosamente, viajaba también Katrin Jakobsdottir, la primer ministra de Islandia. “Iba sentada unas filas adelante, pero traté de que no me viera”, dice Stefansson, cínico.
Fue cuando llegó a Suecia, que se dieron cuenta en Islandia que había escapado. Stefansson siguió huyendo. De Suecia, se fue a Dinamarca; de allí, en tren, para Alemania y, en carro, a Ámsterdam. En su huida publicó un manifiesto en Frettabladid, un periódico islandés, en el que se mostraba como la víctima y que se habían violado sus derechos humanos, al encarcelarlo injustamente en su país, sin comprobarle nada. Hasta se le tomó como héroe por muchos de sus compatriotas.
Pero fue en Ámsterdam que cometió otro error (de los tantos que realizó en su correría de robos), pues se tomó una foto con dos de sus cómplices en el robo de máquinas minadoras. Esa foto la subió uno de ellos a Instagram y así fue como lo identificó la policía islandesa, quien lo notificó a la policía holandesa, la que lo arrestó. Estuvo 19 días en una prisión danesa, esperando extradición.
Aun así, a pesar de los juicios, todos los implicados han apelado, declarándose “inocentes”, comenzando por Stefansson, quien sigue insistiendo en que el autor intelectual es el escurridizo “Señor X”. Por lo mismo, a pesar de su sentencia, está en libertad condicional, aunque no puede abandonar el país.
Pero por la forma en que platicó con Seal, es evidente que él fue el perpetrador. Pero las 550 máquinas robadas a Advania, no han sido halladas, ni el tal “Señor X”.
Seal le pregunta, al final, que si sabe dónde están las computadoras “Quizá las computadoras han estado moviéndose todo el tiempo. Quizá sepa dónde están, quizás, no”.
“Si fueras el Señor X, cómo calificarías al Gran Robo de Bitcoins”, le pregunta.
Stefansson responde, jactancioso, “Una obra maestra. Ojalá la hubiera hecho yo”.
Sin embargo, todas las evidencias indican que él lo hizo, porque, incluso, se analizó su celular, con mensajes que daban las instrucciones de los lugares y tiempos en que debían de hacerse los robos.
Pero, como dije, quizá para no desalentar las inversiones, prefieran los mineros de bitcoins, guardar las apariencias.
Total, el negocio seguirá viento en popa hasta el año 2140.
Buen tiempo para seguir con el business as usual, aunque siga contribuyendo el minado de bitcoins al acelerado calentamiento del planeta, con tal de que unos cuantos, se vuelvan millonarios. Me pregunto, para ese año, ¿podrán comprar algo?