sábado, 27 de abril de 2024

La destrucción ambiental empobrecerá todavía más a los países precarios

 

La destrucción ambiental empobrecerá todavía más a los países precarios

Por Adán Salgado Andrade

 

La emergencia climática que estamos viviendo, está caracterizada por altas temperaturas, sequías, megahuracanes, megatornados, megaincendios forestales, acelerado derretimiento de los glaciares y los polos, calentamiento de los océanos y la consecuente acidificación, pandemias (por la propagación de gérmenes, gracias a climas cálidos en ya casi todo el planeta), ciudades cada vez más calientes (por el efecto “isla de calor”)… más otros efectos aún sin determinar (por ejemplo, la Antártica se está derritiendo más rápido de lo que se pensaba, incluso alcanzando temperaturas de 38º C. ¡Inaudito, en una zona que siempre había tenido temperaturas bajo cero! Ver: https://www.theguardian.com/environment/2024/apr/06/simply-mind-boggling-world-record-temperature-jump-in-antarctic-raises-fears-of-catastrophe).

Evidentemente que la emergencia climática va a ir disminuyendo el bienestar de la población mundial, lo que afectará más a los pobres. Sólo piensen en los daños que ocasiona una inundación. Si para los estratos medios son costosos, pues sus casas se dañan parcial o totalmente, ahora imaginen cómo les va a los pobres. Los que viven en las costas, ven perder a sus, de por sí, precarias casas por la elevación del mar, como ya sucede en Timbulsloko y Mondoliko, dos poblados indonesios costeros inundados ya permanentemente (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/10/la-elevacion-del-mar-ya-inundo.html).

Las sequías, en las regiones agrícolas, impiden las siembras o la crianza de animales, pues habrá menos alimentos y menos textiles (algodón o lino, por ejemplo). Conozco de cerca el caso de una familia de campesinos que viven en Nopala, poblado perteneciente al estado de Hidalgo, de la parte seca. Sus tierras son de temporal. El 2023, fue el segundo año en que no obtuvieron cosecha del maíz que sembraron desde abril, gastando en el arado de las tierras ($1,500 pesos por hectárea y preparan dos), las semillas, los abonos… unos $8,000 pesos, pero por la sequía, las matas de esa planta, que requiere mucha agua, no se dieron y apenas crecieron unos 40 centímetros, que sólo sirvieron como zacate para alimentar a tres caballos que tienen. “Ya mejor pensamos en venderlos, porque está recaro el alimento”, me platicó don Delfino, con pesar, pues el que no se les haya dado el maíz, en efecto, los empobrece, pues deben de comprarlo, tanto para la alimentación de ellos, así como para sus gallinas y caballos (cuando logran cosecharlo, hasta venden la mitad de lo obtenido). Con trabajos se les dio el frijol, “porque usa menos agua” (por cierto que don Delfino, un hombre todavía fuerte a sus 79 años, me enteré de que hace poco sufrió una embolia, lo que agudizará las condiciones de pobreza en las que viven su esposa, su hijo y él, pues hasta que se reponga, no podrá trabajar sus parcelas o vendiendo el pulque que extrae de sus magueyes y las paletas de hielo, que le surte una paletería, las que vende frente a la escuela del lugar: Ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/01/el-duro-trabajo-en-el-campo-revisitado.html).

Pero además de las consecuencias materiales señaladas, las enfermedades que irá ocasionando un medio ambiente más contaminado y depredado, también tendrán sus costos y empobrecerán a las personas y a los países por los gastos, tanto privados (lo que la gente gaste en las curas) o los públicos (por los sistemas de salud gubernamentales, la mayoría, deficientes y que lo serán aún más por el agravamiento de la contaminación ambiental). Por ejemplo, un estudio señala que en Estados Unidos, uno de cada tres ciudadanos vive en zonas muy contaminadas, con mala calidad del aire, porque hay industrias cercanas, avenidas de mucho tránsito vehicular, megaincendios forestales… que producen partículas suspendidas, gases, ozono y otros contaminantes. Se han incrementado enfermedades pulmonares como el asma, cardiacas, digestivas y crónico-degenerativas (ver: https://www.wired.com/story/one-in-three-americans-live-in-areas-with-dangerous-air-pollution/).

Si ese tipo de estudios se hicieran en México, en las ciudades, como la de México, seguramente mostrarían la precaria salud de las personas que vivimos a un lado de transitadas y congestionadas avenidas, como la Ignacio Zaragoza, por tantos escapes de autos y súper contaminantes camiones de carga de todo tipo.

El artículo de The Guardian, titulado “Crisis climática: el ingreso promedio mundial disminuirá una quinta parte para el año 2050”, firmado por Jonathan Watts, expone esa situación, agregando como subtítulo que “el costo del daño ambiental será seis veces mayor que lo que costaría limitar el calentamiento global a 2º C, de acuerdo con un estudio” (ver: https://www.theguardian.com/environment/2024/apr/17/climate-crisis-average-world-incomes-to-drop-by-nearly-a-fifth-by-2050).

Abre el artículo una foto de lo que fuera un pequeño lago, con tan sólo un pequeño charco de agua verdosa, seguramente ocasionado por escasas lluvias, en medio de seca, agrietada tierra, por años de no llover. Un hombre que camina por el sitio, se cubre la cabeza del intenso sol con una cubeta plástica blanca. Ha de ir por agua. El lugar está en Vietnam. Fue captada la imagen en marzo del 2024, que se considera ya como el mes más caliente que el planeta ha tenido en años (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/04/marzo-del-2024-el-mas-caliente-de-todos.html).

Watts señala que el estudio indica que en los próximos “26 años, el ingreso global promedio, disminuirá un quinto, de no hacerse nada por evitar un calentamiento mayor a 2º C. Crecientes temperaturas, más lluvia y más eventos climáticos extremos, ocasionarán $38 billones (38,000,000,000,000) de dólares en destrucción cada año para el 2050, de acuerdo con la investigación, de las más completas realizadas hasta el momento”

En efecto, nada más consideren todos los daños que dejó el huracán Otis, de categoría cinco, en Acapulco, que dañó al 80 por ciento de sus hoteles, al 95 por ciento de sus negocios, dejó 100 fallecidos, 26 desaparecidos y 250,000 damnificados, cortó la luz, el agua, el drenaje… y todavía no se repone del todo (ver: https://apnews.com/article/hurricane-otis-devastation-acapulco-tourism-03fd6290516f239a4825e257dad3091a).

Se calculan en unos $15,000 millones de dólares los daños totales ocasionados por ese monstruo, que un océano Pacífico cada vez más caliente formó y alimento (ver: https://www.theguardian.com/world/2023/oct/30/acapulco-mexico-hurricane-otis-death-toll-damage).

De hecho, como cada vez son más intensos los huracanes, científicos sugieren que ya hay que agregar la categoría seis de intensidad (ver: https://www.theguardian.com/world/2024/feb/05/hurricanes-becoming-so-strong-that-new-category-needed-study-says).

Y sirva el caso de Acapulco, también, para ilustrar que eso, sumirá más en la pobreza a las personas que vivían en condiciones precarias que, con esfuerzos de años, pudieron construir sus viviendas y que, repentinamente, fueron total o parcialmente destruidas. Si sus ingresos antes del huracán apenas les alcanzaban para vivir, ahora, tendrán que usar una parte para reconstruir lo que quedó. Es decir, se empobrecerán más, bajará el, digamos, “bienestar” que tenían antes de Otis y, en la mayoría de los casos, estarán peor que antes en adelante. Los hoteleros afectados, finalmente, tienen ingresos o seguros o hasta ayuda gubernamental (pues representan a la industria turística, vital para esa ciudad) y se irán recuperando. Pero al igual que los ciudadanos, muchos quizá no lleguen a los niveles de bienestar de antes de Otis. No se empobrecerán, claro, pero es como si les bajaran el sueldo (los ricos del mundo, experimentan fluctuaciones en sus fortunas: a veces suben, pero muchas más, bajan, estrepitosamente).

Y el deterioro ambiental sigue siendo por las excesivas emisiones de CO2, metano, monóxido de carbono, y otros contaminantes que el indiscriminado empleo de combustibles fósiles ha dejado.

No será el mismo impacto, pues los países ricos, serán los menos afectados. “En Estados Unidos y Europa, la disminución del ingreso será de 11 por ciento, en promedio, en tanto que en África y Asia, será del 22 por ciento”.

Como señalé, los países pobres (y los pobres viviendo allí), serán los más afectados. Y eso que son los que menos contaminan. África, en conjunto, apenas lo hace con el 4 por ciento de las emisiones globales, pero es el continente más afectado por el calentamiento global (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/03/africa-la-que-mas-sufre-los-embates-del.html).

Leonie Wenz, científico del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, de Alemania, citado por Watts, coautor del estudio, dice sentirse “devastado, no pensé que los impactos serían tan severos. Y si no hacemos nada, para la segunda mitad del presente siglo, será peor, disminuyendo hasta en un 60 por ciento el ingreso mundial promedio”.

Pero insiste Wenz que si no pasamos de los 2º C de calentamiento, la disminución del ingreso, podría estabilizarse en 20 por ciento.

Pero como señalé, los países ricos, como Estados Unidos, EU, de los que más ha contaminado por décadas, sufrirán menos, señala el estudio: Alemania, -11 por ciento, Francia, -13 por ciento, EU, -11 por ciento, Inglaterra, -7 por ciento. “Los más afectados serán países que ya sufren muy altas temperaturas, como Botsuana, -25 por ciento, Mali, -25 por ciento, Irak, -30 por ciento, Qatar, -31 por ciento, Pakistán, -26 por ciento y Brasil, -21 por ciento”.

Se entiende que Qatar o Irak, regiones desérticas, bajen más sus ingresos, pero que Brasil, un país que posee una gran selva, la del Amazonas (que a pesar de tanta deforestación, incendios forestales provocados, sequías, sigue siendo un importante productor de oxígeno y absorbente de CO2), y tantos otros recursos naturales (lo que se denomina biocapacidad) baje a -21 por ciento sus ingresos, da idea de la devastación que se está dando de dichos recursos.

Maximilian Kotz, otro autor del estudio dice que esa reducción de ingresos se debe a rendimientos agrícolas, productividad laboral e infraestructura, “pues un clima más caliente afectará todo eso”.

Ya lo señalé, con el ejemplo de don Delfino, que por la sequía, se están haciendo más pobres su familia y él. Y en efecto, bajará la productividad pues obreros que trabajen en fábricas muy calientes, disminuirán su rendimiento. Y la infraestructura se dañará con más frecuencia por sequías, tornados, huracanes o inundaciones extremas.

“Pero a pesar de los resultados tan preocupantes del estudio, los autores reconocen que son conservadores, pues no tomaron en cuenta otros factores, como olas de calor, elevación del nivel del mar, ciclones, extremos climáticos y daños a ecosistemas o a la salud humana. Todo esto se agregará en futuros modelos”.

Lo señalo antes, que la afectación a la salud implicará severos gastos. O lo que sucedió en Acapulco y en otros sitios del mundo afectados severamente por huracanes, seguramente disminuirán aún más el ingreso promedio global.

Y eso también incidirá en un incremento de la delincuencia mundial, que no señala el estudio, pues a mayor pobreza, mayor violencia, porque los pobres verán cómo sobrevivir en un mundo más caótico y más caliente.

Porque no parece que se hagan verdaderos esfuerzos por disminuir la contaminación y que el calentamiento no supere los 2º C. A pesar de que China acordó disminuir su uso del contaminante carbón, ha abierto más carboeléctricas (ver: https://www.theguardian.com/environment/2024/apr/11/worlds-coal-power-capacity-rises-despite-climate-warnings).

Sesenta mezquinas corporaciones, Coca-Cola ente ellas, son responsables de la mitad de la polución mundial de contaminantes plásticos, y no hacen nada por disminuirla (ver: https://www.theguardian.com/environment/2024/apr/24/survey-finds-that-60-firms-are-responsible-for-half-of-worlds-plastic-pollution).

Los plásticos y microplásticos ya están en todos lados, hasta en sitios prístinos, como las nieves del Everest (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/06/los-contaminantes-microplasticos-ya.html).

De seguir produciendo plástico, como lo estamos haciendo, la contaminación provocada por fabricar tanto, se triplicaría y equivaldría a un quinto de las emisiones totales de CO2 para el 2050 (ver: https://www.theguardian.com/us-news/2024/apr/18/plastic-production-emission-climate-crisis).

Y, como buena parte llega al mar, unos 80 millones de toneladas cada año, también para el 2050, habrá más plásticos en los océanos que vida marina. Los pescadores empobrecerán totalmente, pues ya no habrá peces (ver: https://www.theguardian.com/business/2016/jan/19/more-plastic-than-fish-in-the-sea-by-2050-warns-ellen-macarthur).

Aun así, a pesar de que nos ahoga tanto plástico, en la reciente reunión que se llevó a cabo en Ottawa, Canadá, para regular la producción de plásticos, fueron más los cabilderos, que representaban a industrias, a favor de que la producción de plásticos siga casi intacta, que científicos, buscando que se le limite drásticamente. O sea, pesan más los intereses corporativos que la salud planetaria y social.

“La gente va a tener que adaptarse rápidamente, sobre todo, los pobres, para lo que se viene en el 2050”, señala Wenz. Claro, se dice fácil para la gente como él, con todo respeto, que viven en países ricos que, en todo caso, incrementarán el empleo de aire acondicionado, si hace mucho calor (aunque el aire acondicionado produce más calor, agravando el calentamiento global. Ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/el-fresco-aire-acondicionado-agrava-el.html).

Pero, en efecto, en países como Burkina Faso, el Arquitecto burkinés Diébédo Francis Kéré (1965), ha logrado, con materiales locales y sus diseños vanguardistas, construir escuelas e internados que se mantienen frescos, aun con temperaturas de 40º C, sin necesidad de aire acondicionado (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/03/en-burkina-faso-mantienen-frescas.html).

Fuera de esas adaptaciones, ¿qué otras podrían darse entre los pobres?, ¿que dejen de comer?

Seguramente.

 

Contacto: studillac@hotmail.com

viernes, 19 de abril de 2024

La Diabetes tipo 2, puede ser reversible con dietas bajas en carbohidratos

 

La Diabetes tipo 2, puede ser reversible con dietas bajas en carbohidratos

Por Adán Salgado Andrade

 

Las dietas engordantes, nada saludables, ocasionan obesidad y enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes, que va en aumento en el mundo. Se calcula que hay 537 millones de personas de distintas edades viviendo con esa enfermedad en el mundo, una de cada diez, de las que tres de cada cuatro, viven en países de ingresos medios o bajos. Mueren cada año 6.7 millones de personas, una cada cinco segundos globalmente. Y los gastos que genera para tratarla, son muy altos. Tan sólo en Estados Unidos se han gastado $966,000 millones de dólares, mdd, en los últimos quince años (ver: https://diabetesatlas.org/).

Hay dos clases, la Diabetes tipo 1, la más grave (“juvenil”, le llaman), en donde el organismo no genera nada de insulina, la sustancia que permite procesar los azúcares. Y la otra, la Diabetes tipo 2, que generalmente va dando con la edad, a personas que tienen esa genética, por herencia. En ésta, se genera insulina, pero el organismo no le permite procesar la glucosa, se hace resistente a aquélla.

Y es un gran negocio la medicación que se emplea para tratarla. Solamente en Estados Unidos, las farmacéuticas que elaboran medicamentos como metformina o insulina, tienen ingresos anuales de $58,000 mdd (ver: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8051261/).

Sin embargo, la Diabetes tipo 2, han demostrado estudios, puede revertirse, tan sólo con una dieta baja en calorías. Es lo que expone el artículo de The Guardian titulado “Las dietas bajas en carbohidratos funcionan. ¿Por qué, entonces, la Asociación Americana de la Diabetes sigue impulsando la insulina?”, firmado por el periodista estadounidense Neil Barsky, quien declara que él mismo pudo revertir esa enfermedad tan sólo con dieta. “Como escribí previamente, hace tres años padecí esa enfermedad, pero tan sólo con dieta estricta de bajos carbohidratos, prescindí de los medicamentos y la revertí” (ver: https://www.theguardian.com/commentisfree/2024/apr/17/ada-american-diabetes-association-big-pharma).  

Dice que la Asociación Americana de la Diabetes, AAD, es la que menos impulsa que la Diabetes tipo 2, sea tratada sólo con dieta, pues como recibe “donativos” de las grandes farmacéuticas, prefiere seguir recomendando medicamentos que bajen la glucosa, como la metformina o la insulina, que sólo empeoran a la enfermedad, pues la gente se vuelve dependiente de ellos, sin regular sus dietas. “Esas drogas cuestan $400,000 mdd al año. Todo indica que estamos perdiendo la batalla contra la diabetes”.

Pero Barsky enfatiza que “a diferencia de enfermedades como cáncer, Alzheimer, daño renal o Crohn, la diabetes tipo 2 es reversible”.

Varios estudios, señala, han demostrado que con una estricta dieta baja en carbohidratos, esa enfermedad puede revertirse, “pero aunque la AAD lo reconoce, de todos modos sigue insistiendo en terapias de medicamentos para tratarla”.

Dice Barsky que la que era presidenta de la AAD, en el 2020, “puso en shock al mundo de la diabetes, cuando reveló que ella misma tenía la enfermedad, pero que había dejado la insulina y otros medicamentos, en favor de una dieta baja en carbohidratos”.

Que la que fuera la presidenta de esa asociación, le hubiera dado la espalda y haber favorecido dietas bajas en carbohidratos, fue toda una sorpresa, pues iba en contra de los lineamientos de la AAD, la que, como dije, recibe “donativos” de farmacéuticas, con tal de recomendar indiscriminadamente sus medicamentos.

En una conferencia de prensa, Brown señaló que de lo que se trataba era de que “la gente fuera consciente de todos los carbohidratos que están en su organismo. Una dieta baja en ellos, es vital para atacar a esa enfermedad”. Fue una reveladora noticia, que Brown, en adelante, sólo se controlaría con una dieta baja en carbohidratos. Además, renunció a la AAD y “fue a trabajar a la cadena de farmacias Walgreens”.

Se consideran dietas bajas en carbohidratos las que están entre los 20 y 50 gramos de ellos. Como comparación, una rebanada de pan de 32 gramos, contiene alrededor de 15 gramos de carbohidratos, en tanto que una taza de arroz cocinado, que equivale a 186 gramos, contiene 53 gramos de carbohidratos (ver: https://www.healthline.com/nutrition/what-is-ketosis#symptoms).

En general, se consideran bajas cuando no pasan del 26 por ciento de las calorías que personas normales ingieran a diario, que están entre 2,000 y 2,200. Es decir, no deben de sobrepasar las 572. En carbohidratos, 2,200 calorías equivalen a 275 gramos, así que estaríamos hablando de unos 72 gramos de aquéllos. “Si tan sólo se redujera la ingesta de carbohidratos a unos 150 gramos por día, eso daría como resultado niveles de azúcar significativamente más bajos luego de ingerir alimentos” (ver: https://www.healthline.com/nutrition/diabetes-carbs-per-day#finding-your-optimal-carb-intake).

Dice Barsky que ya desde los años 1700’s se trataba la diabetes “una rara condición en ese entonces”, con dietas. Y fue hasta el 2019, que la AAD reconoció que una dieta baja en carbohidratos reduce los niveles de glucosa en la sangre. Pero en lo que sigue insistiendo es en que la Diabetes tipo 2 va empeorando con el tiempo y que llega el momento en que sólo puede tratarse con insulina, de la que los doctores dicen que es más dañina que benéfica a largo plazo”.

La endocrinóloga Mariela Glandt, citada por Barsky, quien también trata a sus pacientes con dietas bajas en carbohidratos, dice que “dar insulina a un diabético, es como dar más alcohol a un alcohólico que se está sacudiendo, pues en la Diabetes tipo 2, el organismo secreta insulina, pero él mismo, la rechaza. Pueden aliviarse los niveles de glucosa por un tiempo, pero a la larga, ya no funciona”.

En efecto, la gente cree que con sólo tomar los antiglucogénicos basta y pueden seguir comiendo normalmente, como si nada. Pero no es así, deben, forzosamente de seguir una dieta, que no los va a matar de hambre, pues siendo adecuada, no necesariamente quedan insatisfechos (pueden comer mucho pescado asado, ensaladas, nopales, soya, nueces, almendras… más proteínas y fibras).

Refiere Barsky sobre su propia experiencia, “pues estaba atónito de porqué eran muy pocos los doctores que recomendaban dietas bajas en carbohidratos y la mayoría optaban por medicamentos que bajaban los niveles de glucosa”.

“No es cualquier cosa, pues si a la gente que padece diabetes, le dijeran que sometiéndose a una dieta baja en carbohidratos se las revertiría, se salvarían miles de vidas y se ahorrarían billones de dólares en ‘tratamientos’ que empeoran la condición”.

Sami Inkinen, fundador de Virta Health, una naciente empresa que trata a personas con diabetes, citado por Barsky, dice que “la gente con diabetes debe de olvidarse de que lo que diga la AAD. No ha hecho nada bueno, sólo es un mero observador luego de 80 años de existir y miles de millones de dólares gastados en ‘investigación’ inútil”.

El doctor Robert A Gabbay, científico y médico de la AAD le dijo a Barsky que, supuestamente, “la organización cuenta con un conjunto de expertos que revisan cuáles son los mejores tratamientos para atender la Diabetes tipo 2 y no recibimos ningún apoyo de la industria privada”.

La AAD presume de tener un presupuesto anual de 100 mdd, 600,000 voluntarios y 20,000 miembros de la comunidad que brinda servicios de salud. Publica reportes, brinda conferencias sobre lo último en investigación, además de organizar actividades de verano para niños con diabetes.

Es decir, sus lineamientos son como la Biblia de la Diabetes tipo 2 y por eso es “muy respetada”.

Pero también, señala Barsky, otro problema es que no hay una educación entre la gente que “ligue carbohidratos con diabetes”.

En efecto, la engordante comida que se ingiere en Estados Unidos (o en México), es la causante de tantas enfermedades, como señalé al inicio. La comida rápida (hamburguesas, pollo frito, hot dogs…), más pan, pastelillos, donas… productos excesivamente azucarados, son costumbres “alimentarias” difíciles de romper (aquí, tenemos las quesadillas, los tacos, las tortas, las gorditas, el pozole, los pambazos…).

Y la gente con diabetes es difícil que se someta a esas dietas. “Por eso es más fácil recetar medicamentos”, dice Barsky que le comentan doctores.

Claro, pues le hacen creer a la gente que puede seguir comiendo normalmente, pero que se tomen sus antiglucogénicos. Y no sirve, porque empeoran esos enfermos y terminan ciegos, con neuropatías o perdiendo pies o piernas.

Pero para las farmacéuticas, es mejor, pues seguirán ganando miles de millones de dólares en todo el mundo con sus antiglucogénicos.

Describe Barsky cómo fue que se descubrió la insulina en 1921, por un conjunto de investigadores de la Universidad de Toronto, Canadá, “quienes vendieron, en 1923, la patente a Eli Lilly & Co. por un dólar, pues consideraron que debía de hacerse masivamente para que el mundo la empleara. ‘La insulina no me pertenece, le pertenece al mundo’, señaló Sir Frederick G Banting (1891-1941), coinventor de la insulina sintética”.

Actualmente el oligopolio de los medicamentos contra la diabetes, está controlado principalmente por Eli Lilly, Novo Nordisk y Novartis.

A la AAD, más de 50 farmacéuticas y fabricantes de dispositivos (glucómetros, tiras reactivas y otros), “le aportaron entre el 2017 y el 2024, más de 134 mdd. Pero no se sabe con cuánto ha contribuido la industria alimenticia, que también le da dinero”.

Claro, pues salen con sus productos “cero azúcar” (como la Coca-Cola) u otros, con tal de que se sigan consumiendo, aunque no contengan azúcar (tienen otros ingredientes que también son dañinos y agravan la enfermedad). Pero tienen “el respaldo de la AAD”.

Insiste Barsky en que si se generalizara la dieta baja en carbohidratos, “se requerirían menos medicamentos para bajar la glucosa de la sangre y disminuirían los negocios de las farmacéuticas.

La ONG “Pacientes buscando Drogas Accesibles” (PAD, por sus siglas en inglés) ha estudiado los lazos que la AAD tiene con distintas farmacéuticas, cuyos medicamentos recomienda, pero a pesar de tantos supuestos avances e investigaciones, actualmente, tan sólo en Estados Unidos, más de 100,000 estadounidenses mueren al año por diabetes, contra los 35,000 que fallecieron en 1980.

Es claro el retroceso y que sólo se han convertido en un gran negocio, tantos “avances” en medicamentos y dispositivos.

“Los perdedores son los millones de personas con diabetes que sufren amputaciones, ceguera, neuropatía, que se inyectan a diario insulina y que siguen ingiriendo comidas ricas en carbohidratos pues nadie les informa que hay opciones más saludables. No es tarde para que la AAD lo haga, para que diga la verdad. Perderá donantes, pero salvará vidas”.

Pero no lo hará, pues primero están los negocios, que la salud de la sociedad, de los bosques, de los ríos, de los mares, de las selvas, de los animales… ¡de todo el planeta!

 

Contacto: studillac@hotmail.com