domingo, 22 de junio de 2014

La neoconquista española



La neoconquista española
Por Adán Salgado Andrade

El 13 de agosto del año 1521 es la fecha que la historia oficial generalmente cita durante la cual los mercenarios españoles, al mando de Hernán Cortés, gracias a su superioridad armamentista (arcabuces y cañones vs. flechas y lanzas), derrotaron sanguinariamente a los mexicas, tomando el control total de la Gran Tenochtitlan, ordenada ciudad, de sorprendente arquitectura ortogonal (avenidas de trazo perpendicular perfecto), que ni las urbes más avanzadas de Europa poseían.
A partir de ese hecho funesto, dio inicio uno de los más vergonzosos sucesos históricos, cuando tales mercenarios españoles, combinando fuerza bruta con atroces acciones, impusieron sus mezquinos intereses colonialistas y nos legaron algo que yo denomino la herencia colonial maldita.
Ese ha sido uno de los mayores holocaustos de la pasada historia, que, por desgracia, ha sido poco documentado, debido a la falta de fuentes fidedignas que pudieran dar fe de todo el horror y crueldad desplegados por esos mercenarios, la mayoría ex convictos, con tal de hacerse de las riquezas del así llamado “nuevo mundo”, comenzando por México, mediante simple latrocinio y absoluta dominación, la cual habría de durar tres siglos (una obra que da alguna idea de las atrocidades cometidas por los españoles durante la colonia es el libro “Los señores de la Nueva España”, escrito por el oidor don Alonso de Zorita en 1553, del que recomiendo su lectura).
Ese saqueo perduró hasta que se logró, al menos, la, digamos, “independencia política” de España, a partir de las primeras décadas del siglo 19, aunque la pérdida del control español, fue llenada de inmediato por otras potencias imperialistas, como Estados Unidos, por ejemplo, quien inició su expansionismo territorial justo anexándose por la fuerza más de la mitad del territorio de lo que fuera México en aquel entonces.
Por esas razones, durante los siglos que siguieron, aunque en apariencia la dominación española casi desapareció, ahora, en pleno siglo 21, el control de España en varios países de Latinoamérica es más que evidente y tan extendido, que presenciamos lo que bien se podría llamar una neoconquista española, sobre todo en nuestro país, como veremos.
En México, durante los 1940’s, cuando por cuestiones del asilo político que se concedió a muchos españoles que huyeron de la dictadura franquista, al ser derrotado el movimiento republicano, era común que varias panaderías pertenecieran a españoles, así como algunos otros negocios, como tiendas abarroteras. Esa presencia era, incluso, saludable, pues esos panaderos españoles, por ejemplo, habían obtenido la ciudadanía, así que su actividad contribuía a la economía del país, pues aquí se quedaban las ganancias que ellos generaban de aquélla, además de que legaron toda una tradición panadera que aun persiste.
Ahora, por desgracia, somos testigos de un férreo control en sectores vitales de la economía por empresas españolas que distan de comportarse como lo hacían aquellos panaderos o comerciantes españoles, pues sus lucradoras actividades sólo buscan hacerse del control del sector específico que operen, procurando amortizar la inversión hecha, lo antes posible y, enseguida, ganar lo que más puedan, llevándose, claro, tales ganancias a su país. Justo esto, la inversión extranjera, es la más perjudicial forma de “desarrollar” la economía de un país, pues la inversión hecha se recupera con creces, porque no sólo se va el capital invertido, sino las ganancias subsecuentes, lo que sangra la economía de tal país. Es por ello que cuantas más inversiones extrajeras se hagan, mayor será la deuda de la nación en donde operan.
Lo que perdió el capitalismo salvaje español durante casi dos siglos en Latinoamérica, ahora lo está recuperando abundantemente. De hecho, es el segundo mayor inversionista después de Estados Unidos. Y alrededor de un 95% de las inversiones fueron hechas tan sólo por seis empresas: Telefónica, Repsol, Santander, BBVA, Endesa e Iberdrola. Estas empresas se especializan en bancos, energía y comunicaciones, que son sectores estratégicos en cualquier país y que, por lo mismo, debieran de continuar siendo nacionales, en lugar de concesionarlos a empresas extranjeras, pues eso redundará en mayor vulnerabilidad económica y energética (eso es lo que no entiende la mafia priista, que tan fácilmente privatizó lo que nos queda de petróleo. Ver mi artículo: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2013/09/decadencia-neoliberal-automatas.html).
Así, tales inversiones ascendieron a 170,000 millones de dólares (mdd) hasta el 2008. Y la ganancia obtenida en dicho año fue de 28900 mdd, o sea 17% en promedio. Dependiendo el sector, las utilidades varían, pero el financiero es el más lucrativo (de hecho es, justo el capital parásito, el sector que más ganancias deja, sobre todo durante la presente, profunda crisis). Para el banco BBVA, la empresa que le ha sido más rentable a España aquí, de sus ganancias totales, 51% se generan en Latinoamérica. Y eso es un punto negativo, pues siendo un banco, sólo vive del parasitismo capitalista, ya que los bancos nada producen y sólo ganan de hacer préstamos, principalmente, cobrando muy caros intereses a cambio.
Santander es otro ejemplo, pues de sus ganancias totales, el 43% son de sus operaciones latinoamericanas. Para Telefónica, 35%. Para Repsol, problemática empresa petrolera, de sus ganancias totales, nada menos que 46% las generan sus operaciones en Latinoamérica. Endesa, empresa generadora de electricidad, obtiene el 23%, en tanto que Iberdrola, especializada en energía eólica, obtiene 16% de sus utilidades de Latinoamérica. Así que, como se ve, España está reconquistando Latinoamérica con sus empresas. Y son tan lucrativas sus operaciones en el subcontinente, que muchas de tales empresas han sorteado la presente, profunda crisis española gracias a tales negocios.   
En México es aún mayor el control que las empresas españolas ejercen, pues ahora dominan sectores tan vitales como bancos, producción y distribución energética, construcción y operación de carreteras de peaje (cada vez más caras), constructoras... y hasta casinos, por si faltara más.
De acuerdo con el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX), en su más reciente “Directorio de Empresas Españolas establecidas en México”, señala que operan en el país más de 300 empresas de España (ver: http://www.trabajarporelmundo.org/directorio-de-empresas-espanolas-establecidas-en-mexico/).
Esas empresas abarcan sectores tan distintos, que van desde industriales, constructivos, servicios, confección, comunicaciones, hospitales, medicamentos, biotecnología, turismo, consultorías, producción de electricidad (Iberdrola, la principal empresa), producción y distribución de petróleo y gas natural (Repsol y Gas Natural Fenosa, ésta, subsidiaria de Repsol), bancos (los negocios más rentables), muebles, transportes, trenes, aeronaves, combustibles, lubricantes, alimentos, tratamiento de aguas negras, materiales constructivos, material didáctico, publicidad, encuestadoras, juegos de azar, editoriales, aseguradoras (Mapfre), hotelería… y así. Como se ve, varios de tales sectores son estratégicos y deberían de administrarse por empresas mexicanas o el sector público casi en su totalidad.
Comenzaremos con los bancos. Cuando en 1982, López Portillo nacionalizó la banca, por algunos años, ésta funcionó aceptablemente, pero lo más importante fue que era nacional, digamos. Luego, durante el nefasto salinato, se reprivatiza esa banca mexicana, en 1991. Ya, con Ernesto Zedillo, se da el muy famoso “error de diciembre”. La banca reprivatizada debió de ser “rescatada” por el Fondo de Protección al Ahorro Bancario (el Fobaproa, que nos ha costado cientos de miles de millones de pesos en impuestos a los mexicanos), lo que no se hizo con millones de deudores, quienes perdieron posesiones como casas o autos, incapaces de pagar, tanto los altísimos intereses que comenzaron a cobrarse (en UDI’s) y/o porque perdieron sus empleos.
Ya “recuperados” esos ineficientes bancos reprivatizados, adicionalmente se crean las llamadas “afores”, que empleando el engaño de que constituían un “fondo de retiro” para los trabajadores (es una miseria lo que reciben al retirarse la mayoría), significó, en realidad, una recapitalización para tales bancos que, cuando se reprivatizaron funcionaron tan mal, que estaban casi quebrados (no sucedió eso cuando estaban nacionalizados).
Gracias a esa recapitalización, fue que resultaron atractivos, sobre todo los más grandes, y de inmediato fueron adquiridos por bancos extranjeros. El llamado “Bital”, fue adquirido por HSBC, banco inglés de muy dudosa reputación (lava dinero del narcotráfico). Banamex fue adquirido por Citicorp, banco estadounidense, al que también se asocia con lavado de dinero. En tanto que Bancomer fue adquirido por el banco español BBVA (Banco Bilbao Vizcaya Argentaria) y Banca Serfín fue comprada por Santander. Esas ventas fueron irresponsables totalmente, pues al ser dichos bancos los que más acaparaban la actividad financiera del país (casi 90% en su momento), hoy estamos en una situación muy vulnerable ante las repentinas acciones que tales bancos pudieran ejercer con tal de defender sus intereses, como, por ejemplo, en una situación extrema, cerrar sus oficinas aquí y sacar sus capitales, si así les conviniera. Eso nos dejaría en mayor ruina de la que ya estamos. 
Mientras eso llegara a suceder, los ex bancos “mexicanos” han sido excelentes negocios para sus dueños extranjeros, todos dando muy buenas ganancias.
Es el caso de Bancomer, la filial de BBVA en México, quien es el responsable de la tercera parte de las ganancias totales de BBVA. Véase la incongruencia, que de este país, un país mayoritariamente de pobres, dicho banco español obtenga un tercio de sus ganancias. Por ejemplo, en el primer trimestre del 2013, Bancomer le generó $15,300 millones de pesos, que representaron poco más de la mitad de las ganancias obtenidas por las 43 instituciones bancarias que operan u operaban en ese entonces. Por eso los dueños de BBVA han estado siempre “muy contentos” de haber adquirido Bancomer, claro, pues mientras ellos se enriquecen con su parasitaria labor, los mexicanos, la mayoría, empobrecemos (ver: http://www.proceso.com.mx/?p=343370).
También esos bancos incrementan sus ganancias incurriendo en una serie de irregularidades, a tal grado que son frecuentes las quejas en su contra, pero pareciera que son intocables, pues siguen cometiéndolas. Justo los tres principales, comenzando por Bancomer, son los que presentan mayores reclamaciones. Tan sólo en el 2013, Bancomer, casi un millón, 300 mil, seguido por Banamex, con un millón 115 mil y en el tercer sitio nada menos que Santander, con casi 800 mil reclamaciones. Es absurdo que, además de tanto dinero que ganan por sus parasitarias labores, encima cobren a sus endeudados usuarios por cargos no hechos  (ver: http://www.jornada.unam.mx/2014/05/26/opinion/024o1eco).
No sólo han sido muy lucrativos los bancos “mexicanos” adquiridos por empresas españolas, sino que han brindado una enorme ayuda durante la profunda crisis actual que padece dicho país, pues los negocios que no han podido hacer allí, los hacen aquí en México. Esa profunda crisis, una más del capitalismo salvaje, afecta a todo el mundo y en España ha dejado sin empleo a más de seis millones de personas (más de 25% es la tasa actual de desempleo) y llevado a la mayoría de la población a una precarización y empobrecimiento sin precedentes (ver mi artículo: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2012/06/asi-esta-golpeando-la-crisis-en-una_16.html).
Gracias a las ganancias de sus oficinas en México, BBVA y Santander han sorteado dicha crisis sin problemas y, como señalo arriba, tales ganancias se van intactas a su país. Y de hecho varios analistas han advertido que la crisis en España, por ejemplo, se refleja en México vía sus empresas, pues al haber malos negocios allá, aquí es donde se compensan los números rojos de aquel país, de forma muy agresiva (son incontables, como dije, los abusos de Bancomer o de otras empresas), pero ello no se refleja en el desarrollo de la economía mexicana pues, repito, las ganancias salen del país, como ha sido siempre la “lógica” del capitalismo salvaje.
Además, ese par de bancos y otros más, incluido Caixa, que también opera aquí, han cometido comprobables fraudes crediticios en España, como ha denunciado la española Asociación de usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (ADICAE). Esta asociación estima en más de 30 mil millones de euros los fraudes cometidos contra familias españolas que invirtieron en supuestos “plazos fijos”, que, en realidad, eran muy complicados esquemas para ganar más, los bancos, claro, pero que con la crisis han fallado escandalosamente
Así que si eso hacen allá esos “respetables banqueros”, podemos imaginar lo que han de hacer aquí que, como ya señalé, por ejemplo, BBVA Bancomer es el banco que se lleva el récord de reclamaciones por cobros indebidos.
Y es que, igual que en México, el nivel de corrupción en España es altísimo (esa corrupción, por desgracia, es parte de legado que dejó la herencia colonial maldita). Según una encuesta reciente, más del 50% de las empresas españolas reportan haber sido víctimas de fraudes, cometidos nada menos que por sus directivos  (ver: http://www.eldiario.es/economia/empresas-Espana-victimas-economico-ultimos_0_265273776.html).
Incluso, la “respetable” familia real, ese parasitario resabio feudal, ha resultado ser igualmente corrupta, pues, por ejemplo, Iñaki Urdangarin, yerno del ya ex rey Juan Carlos, resultó ser todo un corrupto, manejando sucios negocios, de los que tanto Juan Carlos, así como la hija de esta, la infanta Cristina, esposa de Urdangarin, estaban al tanto (ver: http://www.telesurtv.net/articulos/2013/04/02/fortuna-del-rey-de-espana-crea-nuevo-escandalo-7649.html).
El propio ex rey se vio implicado en ese y otros escándalos, como que el parásito gerontócrata se iba de cacería a África para matar elefantes, una costosa diversión, sobre todo en medio de la brutal crisis económica de España, que ha dejado más de seis millones de desempleados en España. También se reveló que tenía (o tiene) una amante alemana, una "princesa", a la que trataba con todo lujo, y tenía viviendo en una magnífica finca, para ella y su hijo, con guardias y todo, a cargo de los impuestos de la población trabajadora. Quizá por ello haya decidido Juan Carlos abdicar (ver: http://mexico.cnn.com/mundo/2014/06/17/el-senado-espanol-aprueba-la-abdicacion-del-rey-juan-carlos-i).
Por lo mismo, muchos españoles exigen que se acabe ya con esa parásita “familia real” (http://www.jornada.unam.mx/2014/06/20/mundo/022n1mun).
Igualmente, la actual mafia en el poder español, ha resultado muy deshonesta,  comenzando con el fascista Mariano Rajoy, quien ha incurrido en casos de corrupción, pues antes de ser “presidente” cobró sobresueldos ilegales (http://www.jornada.unam.mx/2013/07/10/mundo/031n1mun).
Si a esos niveles de corrupción llegan empresas y mafias en el poder allá, podemos imaginar que esa será la manera de actuar aquí de muchas de las compañías a las que me refiero en este artículo. Eso, obviamente, seguirá empobreciéndonos más, pues justo la corrupción existente en todo el mundo, es también una forma de irlo empobreciendo más, pues es otra forma a la que recurre el capitalismo salvaje para ir concentrando la riqueza en unas cuantas manos.
Y siguiendo con los grandes negocios de España en México, otro muy lucrativo es el de la producción y distribución energética. La ya mencionada Iberdrola es una empresa que se ha especializado en la construcción de parques eólicos para producir energía eléctrica.
Aquí, ya ha fabricado tres, sobre todo en Oaxaca, en la zona de la Ventosa, donde las fuertes corrientes de viento favorecen tal energía. Eso, emplear energía eólica, que pudiera pensarse como algo muy positivo, por desgracia, no lo es, ya que la razón no es, en verdad, ecológica, es decir, que signifique que antes que el negocio, está la preocupación ambiental. El concepto de desarrollo “ecoamigable”, fue una moda que se inició en EU por allá del 2007, cuando varias empresas trataron de crear tecnologías limpias, “verdes”, como Solyndra, la que quiso fabricar paneles solares de materiales más baratos que el sílice, que por entonces era caro. Sin embargo, al poco tiempo, el sílice bajo brutalmente su precio, China comenzó a fabricar paneles solares muy baratos y Solyndra se fue escandalosamente a la quiebra. Fue algo muy bochornoso para Obama, quien al visitar a la empresa meses antes de su quiebra, se jactó de que aquélla representaba el “futuro energético” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2012/05/el-gas-natural-de-esquisto-el-regreso.html).
Justo es lo que ha sucedido aquí al instalar parques eólicos, pues la razón no es ecológica, como señalé, sino puramente lucrativa, ya que la electricidad producida en esas instalaciones es más cara. Tan sólo el costo del mantenimiento y la operación por mantener una granja eólica es de entre 1.63 y dos dólares por kilowatt-hora (kwh) producido. Y el precio final de cada kwh, ya vendido a los consumidores está entre 5.7 y 6.53 centavos de dólar (http://www.ewea.org/fileadmin/ewea_documents/documents/publications/WETF/Facts_Volume_2.pdf).
Compárese eso con la generación hidroeléctrica, que en promedio se vende al consumidor en 0.85 de un centavo de dólar (o sea, no llega a un centavo el precio de cada kwh producido así), y la generación de energía generada eólicamente es hasta 7.7 veces más costosa
Por otro lado, la generación privada no ha servido para incrementar el flujo eléctrico, sino para sustituir forzadamente la producción de varias hidroeléctricas que operaba CFE. Mediante contratos se ha obligado a que por varios años, CFE le compre toda la energía producida a Iberdrola y a otras empresas que se denominan “productores privados”, más cara que si la produjera la propia CFE, echando a andar de nuevo instalaciones hidroeléctricas que tiene ociosas o subutilizadas. Por eso es que cada vez se encarece más la electricidad, pues ya dichos “productores privados” generan el 30% de la electricidad producida en México (ver: http://www.jornada.unam.mx/2014/06/11/politica/007n2pol).
Y vaya si deben de vender cara esa electricidad empresas como Iberdrola a CFE, pues, como señalo arriba, dicha energía es más de siete veces más costosa que la producida con hidroeléctricas.
De hecho, Iberdrola está acusada en España por subir frecuentemente demasiado y sin justificación los precios de la electricidad que produce (ver: http://www.eldiario.es/economia/CNMC-expediente-Iberdrola-manipulacion-precios_0_271923044.html).
Así que si de esa forma manipula sus precios allá, ya podemos imaginar que lo mismo debe de hacer aquí, con esos contratos leoninos impuestos a CFE, ¡de hasta 30 años!
Además, la construcción de parques eólicos, deja improductivas cientos de hectáreas de tierras de cultivo, pues cada turbina requiere de al menos media hectárea de tierra como espacio para operar. Así, una granja eólica de 1000 turbinas requeriría, por lo menos, de 500 hectáreas para operar.
La tierras necesarias, aquí, son casi arrebatadas a campesinos, a los que se les paga una miseria por “alquilárselas” o “comprárselas” y si aquéllos se oponen son encarcelados o hasta asesinados. Eso ha sucedido con la empresa Gas Natural Fenosa, filial de Repsol empeñada en instalar un parque eólico más en Oaxaca
Por otro lado, toda la supuesta “protección ambiental” que pudieran proporcionar los parques eólicos se sesga a la hora de deshacerse de las enormes turbinas, las que tienen una vida útil, pues están hechas de fibra de vidrio, material cancerígeno, y en España ya es un problema el cómo deshacerse o reciclar los miles de toneladas de turbinas desechadas, que llegan a su vida útil o se estropean por los efectos climáticos. Allí, sólo 10% se están reciclando y el resto se lleva a “cementerios”, que se convierten en peligrosos almacenajes de residuos que provocan cáncer, entre otros males crónico-degenerativos. Así que esa “energía limpia” puede convertirse en muy sucia (ver: http://www.argenpress.info/2014/04/espana-casi-20000-palas-de-molinos-de.html).
También, en la producción y distribución de gas natural, una empresa española, Gas Natural Fenosa (propiedad de Repsol), prácticamente acapara la distribución de ese energético, el que también ha resultado tan caro que ha llevado a protestas ciudadanas en varios estados, debido a sus frecuentes, arbitrarios incrementos y al monopolio existente
Repsol, problemática empresa petrolera, igualmente tiene fuerte injerencia en México, produciendo y distribuyendo gas natural.
Pemex (o lo que quedará de Pemex), trató de ejercer cierto control sobre dicha empresa, así que desde 1979 adquirió acciones de la misma. Y, más recientemente, en el 2013, adquirió otro porcentaje, una compra que, más que accionaria, pareció, más bien, una forma de aliviar los problemas económicos y deudas de Repsol, surgidos de la baja de sus reservas petrolerasa o de la expropiación de sus operaciones en Argentina, entre otras causas.
Eso, la compra de acciones, porque Pemex quería ejercer cierto control sobre la forma en que el presidente Antonio Brufau estaba administrando dicha empresa. Sin embargo, la influencia de Brufau fue mayor y eso ocasionó que prácticamente se le obligara a Pemex a vender las acciones más recientes, lo que supuso pérdidas para ésta, al venderlas más baratas de lo que las había adquirido (http://www.jornada.unam.mx/2014/06/04/economia/023n1eco). 
Y también, quizá previendo que Pemex irá perdiendo importancia al irse agotando el petróleo de aguas someras, el único que aún podrá seguir explotando, no quiso Repsol que dicha declinante empresa poseyera parte de sus títulos.
Igualmente, Repsol querrá entrar al jugoso negocio de explotación del petróleo mexicano en aguas profundas del golfo o en la explotación del contaminante gas de esquisto, que gracias a la reciente privatización que impuso la mafia prianista en el poder, ahora ya pueden realizar las depredadoras petroleras extranjeras, justo como Repsol (sobre los problemas de contaminación del agua y problemas que ocasiona la explotación del gas de esquisto, ver mi artículo: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2012/05/el-gas-natural-de-esquisto-el-regreso.html).
De todos modos, Repsol opera desde hace tiempo muy buenos negocios, como el de suministrar a CFE gas natural licuado en la planta de Manzanillo para que aquélla genere electricidad en las plantas eléctricas del centro del país. El contrato tiene un valor de 15 mil millones de dólares y tiene una vigencia de 15 años. La pregunta obligada aquí es ¿si existe Pemex y el distribuir gas natural está entre sus funciones, por qué se ceden tales tareas a empresas extranjeras, en este caso, Repsol, pues siendo una actividad lucrativa, el costo es mayor, ya que se incluye la ganancia de dicha empresa? Ese gas vendrá de Perú, en donde Repsol tiene una planta exclusiva. También tiene contratos de exploración en la llamada Cuenca de Burgos y otras operaciones de suministro de gas natural a CFE (ver: http://www.jornada.unam.mx/2012/04/22/index.php?section=opinion&article=022a2pol&partner=rss).
Además, Repsol, a través de su subsidiaria Gas Natural Fenosa (empresa surgida de la fusión de Gas Natural y Unión Fenosa), distribuye gas natural a varios estados del país y al DF, como señalé antes, a precios muy elevados (de hecho es tan agresiva esa empresa en sus cobros que por un día que a un cliente se le pase el pago, aquélla corta el suministro. Y hay que pagar “reinstalación”, más el adeudo para volver a tener el caro servicio, además de esperar varios días hasta que eso ocurra).
Por otro lado, la pérdida de dinero que Pemex ha tenido con sus acciones de Repsol, no impidió que en un “generosos gesto” (candil de la calle, obscuridad en su casa), dicha empresa haya pagado nada menos que 407 mdd por dos hoteles flotantes (floteles) encargadas a dos astilleros españoles, Navantía, empresa “publica” y el privado Hijos de J. Barreras (ver: http://economia.elpais.com/economia/2014/01/29/actualidad/1390962173_355434.html).
De nueva cuenta, la obligada pregunta sería ¿por qué no se encargaron a empresas mexicanas o, si no hay esa capacidad constructiva, por qué no se sometieron a concurso tales contratos?, ¿se tratará del inconsciente, sometedor colonialismo español que aun llevamos en la sangre?
Es obvio, como señalo arriba, que con la privatización de lo que nos queda de energéticos, la carrera de las empresas españolas, como Repsol y otras, por ejemplo, será por ganar los mejores contratos, sometiéndonos aún más al control energético, que ya no será rectoría del llamado “Estado” (léase la mafia en el poder), dejando también otro muy importante factor de seguridad nacional a merced de extranjeros.
En cuanto a la operación y construcción de autopistas, OHL es la empresa española especializada en ello. Circuitos, como el llamado “mexiquense”, son operados por aquélla. Así, el peaje, o sea, el cobro en las casetas, está sujeto a las necesidades de ganancia de tal empresa, no a las de la economía de los usuarios y del país. Las cuotas casi se han duplicado desde que comenzó a operar y dos o más incrementos anuales son la norma. OHL también opera el Viaducto Bicentenario, la Autopista Urbana Norte, la Supervía Poetas, el Libramiento Norte de Puebla y la Autopista Puebla-Perote. Todas son o serán de peaje y sometidas al libre albedrío de OHL y sus necesidades de recuperar inversiones y ganar lo más que se pueda.
También fue española, Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles, la compañía que construyó los trenes de la problemática línea doce del metro, la mal llamada “Línea Dorada”, la que estuvo plagada de corrupción y supuestos “errores de diseño” desde el principio, lo que motivó la suspensión del servicio, debido a que se corría el peligro de que los trenes se descarrilaran. Eso ha ocasionado molestias a los usuarios que ya se habían acostumbrado a emplearla y, lo peor, un daño al erario público, pues aunados a los miles de millones de dólares gastados en construir tal línea, ahora se deberán de erogar más para “repararla”, con cargo a nuestros impuestos (a la fecha, todas las empresas participantes, se siguen echando la culpa).
También otra empresa española, Prointec Ipimsa, es la encargada de construir y operar el tren de alta velocidad entre el Distrito Federal y Querétaro, la que, por cierto, amenaza a habitantes de las casas por las que pasará dicho tren, las que está marcando con “rayitas”, de que acepten las “indemnizaciones” que les pagarán por sus casas o que se atengan a las consecuencias de la “barredora”. La forma en que está actuando es, por demás, autoritaria, y con apoyo de las mafias en el poder locales
Por si fuera poco todo lo anterior, o sea, las enormes ganancias que tantos dudosos negocios “legales” dejan a las empresas españolas, también las hay dedicadas a operar casinos, como la empresa Codere (propiedad de la familia Martínez Sampedro). En ese ilegal negocio de los casinos, dicha empresa tiene “permisos” para operar 65 centros de apuestas “remotas”, como Sports Books y Yak, Jakpot y Royal Yak. Además dicha empresa presume de poseer 94 salas de “entretenimiento” que en conjunto “representan 19751 terminales de juego” (http://www.eluniversal.com.mx/nacion/205370.html).
Eso, a pesar de que los casinos son “negocios” que no están autorizados legalmente, sólo cuentan con permisos, los que están emitidos a discreción de la mafia en el poder vigente (antes panistas, hoy, priístas) y de los problemas sociales que ocasiona la ludopatía inducida por tales prácticas.
Pero mientras a los casinos españoles se les ha permitido seguir operando como si nada, sí se han clausurado varios de los, digamos, mexicanos, que operaba Jorge Rojas Cardona, por no estar “regularizados” (en conversación que tuve con un empleado de uno de los cerrados casinos, me comentó que la razón fue que tal empresario “no le quiso entrar con la cuota exigida por los priístas” y por eso le clausuraron sus 26 casas de apuestas).
El anterior es, a grandes rasgos, el actuar de las empresas españolas en México, las que operan a su libre albedrío y en función de sus necesidades de ganancias, como lo hace el capitalismo salvaje mundial.
Sin embargo, la mafia en el poder en México, las ha dejado operar a como han querido, justo como los mercenarios de antes actuaron, gracias a la dominación que hicieron de la llamada “indiada”.
Sí, España debe de estar feliz, pues la neoconquista de Latinoamércia, particularmente de México, se está consumando.