domingo, 23 de septiembre de 2018

Riqueza y pobreza en Inglaterra


Riqueza y pobreza en Inglaterra
Por Adán Salgado Andrade

El capitalismo salvaje ha creado un abismal contraste social, caracterizado por la creciente abundancia de miles de millones de personas en todo el planeta, contra un más incipiente número de ricos, el llamado 1% de la población mundial, el cual, en muchos países, es incluso menor a ese porcentaje.
Y en todos los países abundan ejemplos de esos contrastes, sean “desarrollados” o “atrasados” – esta clasificación, la doy sólo en el sentido tecnológico y económico, pues en otras áreas, un país como México, puede ser superior a Francia o a Estados Unidos (EU), por ejemplo –, que nos asombrarían, pues no podrían creerse las comparaciones, como veremos.
Recientemente, el prestigiado diario inglés The Guardian, en su edición digital, ha estado publicando una serie de artículos referentes a la pobreza y a la riqueza que impera en Inglaterra, país también dominado por el así llamado neoliberalismo, el que lo ha llevado a una extrema polarización poblacional, de la que sólo los ricos salen ganando, por mucho.
Pera comenzar, un reciente estudio indica que existen más de 14 millones de personas, incluyendo 4.5 millones solamente de niños, viviendo en la pobreza. Para un país de 66.57 millones de personas, de acuerdo con el censo más reciente, eso significa que un 21.03% padecen carencias económicas de algún tipo, o sea, más de una quinta parte de la población. De esos pobres, más de la mitad han sido pobres por años, sin posibilidades de remontar tal condición. El estudio halló que la pobreza es prevalente principalmente en familias con al menos una persona discapacitada, familias de sólo padre o madre y de hogares en donde nadie trabaja – viven de pírricos subsidios –, o que dependen de trabajos irregulares o informales (ver: https://www.theguardian.com/society/2018/sep/16/new-study-finds-45-million-uk-children-living-in-poverty).
El estudio fue realizado por la Comisión de índices Sociales (SMC), un cuerpo independiente de expertos, con toda la intención de que su estudio sea considerado por el “gobierno” para que aplique medidas correctivas que ayuden a disminuir tal lastre. Obviamente que, de seguir aplicando medidas neoliberales, como la disminución del gasto social y otros subsidios, como desde hace muchos años ha hecho Inglaterra, desde la administración de la tecnócrata Margaret Thatcher, y ahora, con la de Teresa May,  es que los niveles económicos han ido disminuyendo. Es una constante que se ha ido esparciendo por todo el mundo, quitar las conquistas sociales o subsidios a la población mundial, con tal de que el capitalismo salvaje continúe sobreviviendo, cueste lo que cueste y se sacrifique lo que tenga que sacrificarse (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2008/11/el-convenenciero-capitalismo-salvaje.html).
El estudio concluye que al menos 12 por ciento de la población padece pobreza extrema, pues sus ingresos no les alcanzan ni siquiera para comer normalmente (below the breadline). De esos pobres, el 11 por ciento son personas mayores a 65 años, lo que muestra, igualmente, como mucha gente de la tercera edad en todo el mundo, sufre carencias, como el que ni siquiera tengan qué comer o que tampoco tengan una pensión (por eso es que aquí instituyó Andrés Manuel López Obrador, cuando fue jefe de gobierno, la pensión para adultos mayores, pues muchos de ellos, nunca habían tenido una pensión, hasta que se les dio).
Y lo anterior se contrasta con el crecimiento de la riqueza que está produciendo la especulación del suelo. Se estima que el valor de Inglaterra ha crecido entre el 2016 y el 2017 £492000 millones de libras esterlinas ($646540 millones de dólares), con lo que dicho valor, como país, creció a £10.2 billones de libras esterlinas ($13.4 billones de dólares=$13,400,000,000,000 dólares). Y de esos £492000 millones de libras esterlinas de incremento, £450000 se han debido al aumento del suelo. Es decir, 91.46% de ese “crecimiento” es mera especulación inmobiliaria. Esas cifras han producido un espejismo de “bienestar”, dando a cada inglés un producto per cápita anual de £155,000 libras esterlinas. Pero, como dije, es sólo un espejismo, porque el incremento en el valor-país no se da por mayor producción, por ejemplo, sino por la manipulación en los precios de los terrenos. Y eso ha ocasionado que el 51% del valor-país de Inglaterra se base en la especulación del suelo (ver: https://www.theguardian.com/business/2018/aug/29/uks-wealth-rises-as-land-values-soar-by-450bn-in-a-year?utm_source=esp&utm_medium=Email&utm_campaign=Guardian+Today+-+Collection&utm_term=284468&subid=21873428&CMP=GT_collection).
En contraste, Francia, que tiene el doble de área inmobiliaria, el valor-país basado en ésta es de 41%, en tanto que para Alemania, es de sólo 28%. Esta cifra indicaría que Alemania vale por su industrialización, no por su especulación inmobiliaria. Y el que Inglaterra mida su riqueza por el valor de la tierra, significa que está en un claro descenso industrial, lo que explicaría por qué varias fábricas y zonas fabriles han cerrado o están en ese proceso. Le sucede igual que a Estados Unidos, que se está desindustrializando  y prefiere comprar casi todo lo que necesita, como electrodomésticos o celulares, a China (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/05/decadencia-y-desindustrializacion-de.html).
Esa alza en la tierra se ha debido a los voraces desarrollos inmobiliarios que se aprovechan de que la población en Inglaterra ha ido creciendo mucho y eso presiona a la mafia inglesa en el poder a apoyar proyectos constructivos, muchos de ellos de gran lujo. Incluso, varias tierras agrícolas se están urbanizando, ya que la tierra aumenta 100 veces su valor si se construyen casas allí (sucede como en México, que varias constructoras, con una voracidad urbanística imparable, han ido convirtiendo tierras de siembra en fraccionamientos mal planeados y hechos, en los que hacen decenas o hasta cientos de casas, las que son vendidas, principalmente a personas con créditos del FOVISSSTE o INFONAVIT, obteniendo jugosas ganancias, de las que participan las mafias en el poder estatales, pues una tierra agrícola convertida en fraccionamiento es un excelente negocio para cobrar impuestos como el predial. Por eso es que, gracias a la corrupción existente, muchas tierras agrícolas se han convertido en fraccionamientos en muchos estados. Ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2016/03/corrupcion-inmobiliaria-y-municipal.html).
Incluso, las áreas de las ciudades que estaban en desuso o deshabitadas, están siendo reacondicionadas con lujosas construcciones o rehabilitando las ya existentes (aquí, en la ciudad de México, lo vemos, por ejemplo, con el Centro Histórico, que muchos edificios, incluso antiguos, son ahora restaurantes o bares, lo cual ha subido mucho el valor del terreno allí. Como no hay un nuevo impuesto que grave tantas ganancias, los desarrolladores se están aprovechando).
Al respecto, señala Mark Wadsworth, quien encabeza la campaña para aplicar un nuevo impuesto a la voracidad inmobiliaria, “Una minoría con un voraz interés en alcanzar altos valores de los terrenos, celebrará con mucho valores mucho más altos. Pero, en la realidad, el valor del suelo no es un incremento neto a la riqueza nacional, sino que sólo representa beneficios para los desarrolladores, los que ganan de las obras públicas que realizan y que son pagadas con los impuestos de la gente. El valor del suelo es simplemente una medida de la transferencia de riqueza de los contribuyentes a los desarrolladores”.
Es cierta su posición, pues cuando sectores privados realizan obras como plazas comerciales, vialidades, fraccionamientos de “interés social”, hacen que el precio del terreno suba y si son propietarios de terrenos adicionales, consuman sus voraces planes para ganar mucho más al vender varías veces más caros los metros cuadrados de lo que poseen. Por ejemplo, de haberse concretado la construcción del corrupto nuevo aeropuerto, tierras antes agrícolas habrían subido cientos de veces su precio, no sólo por dicho aeropuerto, sino porque los voraces intereses de corruptos negociantes y mafiosos “políticos” tenían planeado construir varios proyectos inmobiliarios, como plazas comerciales, hoteles de lujo, condominios… y otras cosas que habrían hecho de ese lugar, un súper desarrollo de lujo, muy costoso. Por eso es que los mezquinos intereses del “sector privado” buscaban terminarlo a como fuera, sin importar que estuvieran asentados en un lugar acuoso, en donde había lagos (ver: https://www.jornada.com.mx/2018/09/23/economia/022n1eco).
Y es que, como señalé antes, los ricos están transformando muchos barrios, antes populares o clasemedieros, con carísimas, ostentosamente dispendiosas construcciones, como en Londres, en donde se están rediseñando casas con sótanos, que son ampliadas hacia abajo, haciendo dos o más niveles subterráneos, en los que son dispuestos toda clase de lujos, como albercas, salas de cine, saunas, salones de baile, salas cinematográficas. En esos costosos, sorprendentemente lujosos diseños, el límite es el dinero que se invierta. Una de ellas, por ejemplo, es la casa del millonario griego Costas Diamantopoulos, que tiene un área de 800 m2, la que tiene un valor de £25 millones de libras esterlinas ($32.68 millones de dólares. Con este dinero, cualquiera podría vivir toda la vida y sobraría). Esta exageración en concentrado lujo, está hecha hacia abajo, agregando dos niveles subterráneos. Tiene una escalera de piedra central (flotante), adornos de vidrio soplado, baños de mármol. En el primer nivel subterráneo, tiene una cochera, que sube y baja sus autos mediante plataformas robóticas. En el siguiente nivel, ¡tiene una alberca de 21 metros de largo, la que está dotada de cascadas sobre paneles espejeados, con una pantalla de cine a su derecha! Paneles de mármol color mango cubren la pared derecha, y hay un baño turco, un sauna, regadera y un gimnasio en el otro lado. En el extremo está una escultura de pasta de treinta mil libras esterlinas de cuatro figuras que bailan, la que está basada en una pintura de Nicolás Poussin (pintor francés del barroco, quien vivió de 1594 a 1665). Esta pieza no está de más, pues da pie a que, al toque de un botón, el piso de la alberca se eleva mediante bases hidráulicas, con lo que, “de tener una alberca, en cuatro minutos, usted puede tener un amplio salón de baile”, dice muy orgullosamente Diamantopoulos. Vaya detalle “tan especial”.
Y ese tipo de ostentosas construcciones se han generalizado tanto que, de acuerdo con un reciente reporte, hecho por la Universidad de Newcastle, titulado “Mapeando el Londres subterráneo: la escondida geografía de los desarrollos residenciales subterráneos”, halló que, al menos, a 4650 sótanos de Londres, se les ha permitido ser modificados en áreas tales como Chelsea, Westminster, Hammersmith y Fulham, Haringey, Camden, Islington y Wandsworth entre el 2008 y el 2017. De acuerdo con las modificaciones hechas, esas construcciones subterráneas presumen al menos 376 albercas, 456 salas de cine, 996 gimnasios, 381 tiendas de vinos y bodegas de vinos, 340 cuartos de juegos y entretenimiento, 241 saunas o vapores, 115 instalaciones para el personal, que incluyen recámaras para niñeras y empleadas domésticas, 65 cocheras, 40 bibliotecas, dos tiendas de armas, un museo de autos, un salón para banquetes y una ¡playa artificial! Vaya con los caprichos de los ricos.
El uso de sótanos, como una forma de ampliación de las casas, comenzó hace unos años, pues los sectores medios de la población que poseían una, con sótano, dadas las restricciones y reglamentaciones legales para ampliarse hacia arriba, lo hicieron hacia abajo. Y hacían algunas recámaras, un estudio o el cuarto de servicio, pero no llegaban a los mencionados excesos.
Roger Burrows, profesor de la materia de Ciudades, en la Universidad de Newcastle, y uno de los autores del citado estudio, señala que los resultados de dicho estudio ilustran el impacto de los súper ricos del planeta en el mercado inmobiliario inglés. Esos súper ricos que se han establecido o viven a veces en Inglaterra – considerados como aquéllos que tienen al menos £21 millones de libras esterlinas ($27.45 millones de dólares) –, se han incrementado en 28% durante la pasada década, de acuerdo con el corredor de bienes raíces Knight Frank. Y la mayoría están asentados en Londres, unos 4900. De hecho, fue después de la quiebra financiera detonada por el estallido de la burbuja inmobiliaria en EU, que fueron muy atractivos los terrenos en Inglaterra, porque bajaron sustancialmente sus precios. Así, los buitres inmobiliarios comenzaron a comprar propiedades baratas, a demolerlas y a hacer lujosas torres de condominios y oficinas a lo largo del Támesis, por ejemplo. Y, con esa brutal transformación, muchas zonas que antes eran populares o clasemedieras, subieron su cotización y obligaron a sus antiguos habitantes a desplazarse a zonas más baratas, que no abundan, lo que ha llevado a una crisis de casas o departamentos para, por ejemplo, profesionistas o clases trabajadoras. Y las viviendas que se ofrecen, además de que no son tan asequibles, son más pequeñas, con, por ejemplo, recámaras un tercio más reducidas que las que se hacían en los 1970’s. En ese entonces, esas recámaras tenían unos 24 m2 de área, contrastando con los 16.56 que tienen en promedio desde el 2010, en las que apenas si cabe la cama y un reducido closet. Claro, a los asalariados hay que darles lo que se pueda, las migajas que les concedan los ricos.
Dice Burrows que, en su investigación hallaron que lujosos desarrollos tienen una alberca, un gimnasio y una sala de cine que, combinados, son mayores que los palomares hechos para los trabajadores. Y, claro, esas lujosas, digamos, mansiones subterráneas causan molestias a los modestos vecinos que aún no se han mudado a sitios más baratos. Incluso, desde la construcción, pues se emplea maquinaria pesada, así como grúas que introducen el material constructivo y sacan los desperdicios, lo cual provoca vibraciones, ruidos y otras molestias. Pero eso tiene sin cuidado a los súper ricos, quienes continuarán haciendo sus lujosas mansiones subterráneas, con albercas, salas de cine, campos de golf “virtuales” y otros excesos, cueste lo que cueste (ver: https://www.theguardian.com/money/2018/may/07/pool-basement-wealth-super-rich-digging-down-london?utm_source=esp&utm_medium=Email&utm_campaign=Business+Today&utm_term=274080&subid=21873428&CMP=business_today).
Y hay paralelismos, entre lo que sucede en Londres y lo que sucede en la ciudad de México. Quizá no a ese extremo, pero sí muy contrastante, como, por ejemplo, la megaobra que se construye, desde hace años, en Coyoacán, cerca del antiguo barrio de Xoco, una mole que tiene varios edificios hacia abajo y hacia arriba, la que está ocasionando muchos problemas a los nativos pobladores cercanos a la obra, como falta de agua, fallas eléctricas, aglomeración y la brutal transformación del espacio urbano. Pero la galopante corrupción, así como los millones de pesos con los que vienen armadas las voraces inmobiliarias, hacen posible tales infamias, justo como sucede en Inglaterra.
Pero los contrastes son extremos. En otro artículo, al respecto, de The Guardian, se expone el problema de las personas que ni siquiera tienen para pagar un departamento, digamos, de ingresos medios, de un profesionista, por ejemplo. Son los trabajadores que ni siquiera tienen para completar sus quincenas y a quienes no les queda otra alternativa que rentar verdaderas pocilgas que, incluso, son dañinas para su salud (ver: https://www.theguardian.com/society/2018/jan/28/hundreds-of-thousands-living-in-squalid-rented-homes-in-england?utm_source=esp&utm_medium=Email&utm_campaign=GU+Today+main+NEW+H+categories&utm_term=262096&subid=21873428&CMP=EMCNEWEML6619I2).
Cientos de adultos jóvenes habitan lugares infestados de ratas, paredes mohosas, instalación eléctrica descubierta que puede ocasionar descargas, techos con goteras y cerraduras descompuestas (con lo que esas “casas” pueden ser fácilmente robadas), son parte de los problemas que padecen alrededor de 338,000 viviendas rentadas por personas de menos de 35 años. Son jóvenes o parejas que comienzan sus vidas independientes y que, por los bajos salarios, sólo para eso les alcanza, pues las rentas de lugares decentes son inalcanzables, mucho menos el comprar una casa. Censos indican que hay alrededor de un millón de personas en esas condiciones. Aún así, esos lugares tan peligrosos y precarios han ido subiendo sus rentas un 15%.
Reporteros de The Guardian que visitaron lugares de casatenientes que rentan por arriba de £1100 libras esterlinas al mes ($1438 dólares, $27076 pesos, que aquí, pagarían un lujoso departamento. Nótese la brutal diferencia del poder adquisitivo, que para allá es “baja” esa renta), constataron que tienen agujeros en los muros externos, camas infestadas de insectos, como chinches, agua filtrándose por los techos y cocinas cubiertas de moho. Vaya, pareciera que hubieran visitado vecindades o viejos edificios de la ciudad de México que padecen, justo, ese tipo de problemas.
Una mujer de 30 años, que vive cerca de Bristol dijo que su casa es tan húmeda, que la cobija de su hijo se pudrió. Otra mujer de 34 años, que vive en Luton, les dijo que vive sin calefacción y está infestada de ratas y cucarachas su vivienda, en tanto que una madre de 24 años, de Kent, dijo que vivió en un “departamento” húmedo, sin calefacción, cableado peligroso durante un año, antes de que fuera, de plano, declarado no apto para ser habitado.
De todos modos, como señalé, no son baratas las rentas ni para esas infectas pocilgas. Por ello, personas como Dan Wilson, del grupo Generación de la Renta, dice que lo menos que puede esperarse es una vivienda decente. Y eso, señala, es porque el “gobierno” no ha hecho una reglamentación adecuada para que los inquilinos puedan ejercer sus derechos contra abusivos casatenientes. Incluso, ni siquiera viviendo en las casas hechas por el sector público, la gente recibe atención adecuada cuando se quejan de los problemas que tienen. Un 48% de las quejas son ignoradas o se les negó la ayuda. Grave que eso exista en ese “desarrollado” país.
Y justo por esas causas, por ignorar las quejas de los inquilinos que rentan, sea en propiedades privadas fue que se dio el terrible incendio de la torre Grenfell, de 24 pisos, en junio del 2017, en el que murieron al menos 17 personas. Los inquilinos habían estado avisando de peligros de incendio, debido a malas instalaciones  de gas, eléctricas y materiales combustibles en paneles de los techos, pero no les hicieron caso (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2017/jun/14/fire-24-storey-grenfell-tower-block-white-city-latimer-road-london).
Muchas veces, tienen que suceder cosas como ésas para que se tomen medidas correctivas, como han comenzado a hacer las “autoridades” inglesas encargadas de la vivienda, pero, aún así, muchos casatenientes, señala el artículo, siguen haciendo de las suyas, rentando viviendas insalubres y peligrosas, muchas que, de plano, ni deberían llamarse “viviendas”.
Y son 2.4 millones de personas que viven en casas rentadas, tanto privadas, como del sector público (son casas hechas por el “gobierno”, que se rentan), que tienen alguna deficiencia. Esas deficiencias incluyen cables pelones, enchufes sobrecargados, goteras, hongos, plagas y escaleras dañadas. Dice Karen Buck, una diputada del partido laborista, que “Un millón de casas en este país son no aptas para ser habitadas y ponen tanto la salud, así como la seguridad de los inquilinos, en grave riesgo”. La municipalidad de Newham estima que en su jurisdicción hay unas diez mil casas rentadas no aptas para vivir. Sus inspectores han hallado y fotografiado ratas en alacenas, baños y camas en cocinas, recámaras en closets y “casas” con plásticos en lugar de techos. O sea, los casatenientes improvisan espacios, con tal de apiñar a más y más inquilinos. Y, hasta ahora, pocas leyes a su favor tienen esos inquilinos. Dice John Healey, secretario de estado para la vivienda que “la gente tiene más derechos de reclamación al comprar un congelador que al rentar una casa. Demasiada gente es obligada a vivir en una vivienda peligrosa”.
Pues para Ripley estos datos, no cabe duda. Con esto, podemos deshacernos de las falsas apariencias de que en esos países “desarrollados” todo es bienestar y comodidad. Claro, para los ricos que viven en sus departamentos o casas subterráneas, de lujo, sí lo es.
En otro reportaje de The Guardian, se muestra que es la mafia en el poder inglesa la que ha contribuido al crecimiento de la pobreza, al recortar subsidios para las clases más desprotegidas (ver: https://www.theguardian.com/society/2017/may/22/record-britons-in-work-poverty-families-study-private-rented-housing?utm_source=esp&utm_medium=Email&utm_campaign=GU+Today+main+NEW+H+categories&utm_term=227245&subid=21873428&CMP=EMCNEWEML6619I2).  
Por ejemplo, cada vez hay menos lugares en donde las familias puedan dejar a sus hijos para irse a trabajar, tanto la madre, así como el padre. Por lo que la madre o el padre se ven obligados a dejar de laborar. Y un reciente estudio, hecho por investigadores de la Universidad de Cardiff, muestra que entre familias trabajadoras en donde hay un solo salario, se ha incrementado la pobreza. Eso contradice mucho una tesis que indica que para salir de la pobreza se debe de trabajar, lo cual no es verdad (en México, de nada vale que se hayan creado tantos trabajos, como ha alardeado la mafia priista, si lo que se paga es un salario mínimo o dos, cuando mucho, y eso no alcanza ni para comer. Justo lo que sucede en Inglaterra).
El estudio también indica que se deben de recortar o anular impuestos, sobre todo a lo que se adquiere con crédito, pues si contrabajos se tiene para pagar un mueble, por ejemplo, pagando además impuestos extras, lo hace más oneroso (véanlo aquí, pagando a crédito, hay que agregar onerosos intereses bancarios).
Y otro punto que el estudio indica como parte que agrava el problema, es el incremento, a su antojo, de las rentas que cobran los casatenientes por, muchas veces, caras pocilgas, como las que he narrado antes, que les cobran 1100 libras esterlinas al mes y son insalubres e inseguras. Eso se lleva un buen tajo del salario (aquí también, padecemos ese grave problema, que la gente sin casa debe de pagar carísimas rentas y eso les desangra el poco ingreso que tengan).
Lo peor es que, señala el estudio, el 60% de los pobres se concentra en hogares en que, al menos, una persona trabaja. Eso significa, finalmente, insuficientes salarios. Como allá, al igual que en muchos países, se rigen por un salario mínimo, este es insuficiente. Claro, el salario mínimo se fija de acuerdo con los intereses de las empresas, que paguen menos, para que aumenten sus ganancias, no de acuerdo a las necesidades de los trabajadores, que tengan un salario decente para vivir decorosamente (en la constitución mexicana, el artículo sobre el salario mínimo señala que éste, debe de ser suficiente para satisfacer las necesidades normales del trabajador. O sea, tendría que ser de unos quince mil pesos, por lo menos, en la actualidad).
Otro estudio, hecho por la organización caritativa para personas en situación de calle Shelter, señala que es tan grave el problema de pagar una renta para miles de familias que, de seguir la problemática de altas rentas que, además, se incrementan entre 4 y 6% cada año, bajos salarios y corte de beneficios sociales, alrededor de un millón de personas serán echadas de donde vivan para el año 2020 (ver: https://www.theguardian.com/society/2017/jun/24/social-housing-poverty-homeless-shelter-rent?utm_source=esp&utm_medium=Email&utm_campaign=GU+Today+main+NEW+H+categories&utm_term=232173&subid=21873428&CMP=EMCNEWEML6619I2).
Dicho estudio señala, además, que las familias de bajos ingresos, no sólo son incapaces de comprar su propia casa, sino que se las ven negras para, al menos, pagar las rentas más bajas (en pocilgas) que les ofrecen casatenientes, por lo que están en peligro de ser echadas, sin consideración alguna. Y la mafia en el poder de la conservadora Teresa May, ni de broma se inmuta, prefiriendo hacerse de la vista gorda y poner más interés en temas como el llamado Brexit (la salida de Inglaterra de la eurozona, lo que muchos expertos señalan que encarecerá aún más el nivel de vida de los ingleses, más, el de los pobres).
Como no se han construido casas de interés social, o muy pocas, la gente tiene que buscar a los casatenientes para rentas, pero, como vuelvo a señalar, muchos de los lugares ofrecidos son verdaderas pocilgas y, encima, caras. Y de los miles de inquilinos que rentan, indica Shelter, un 83% no puede pagar la renta a tiempo, a pesar de que algunos tengan subsidio para aquélla (muy bajo). Esa será una tendencia y por eso, señala el estudio, estallará la crisis de lanzados en el 2020.
Y se trata de familias, como menciono antes,  en las que, aunque por lo menos una persona trabaja, ni pueden comprar una casa y ni pueden pagar las caras rentas, por los bajos salarios. En esa situación hay al menos 375,000 casos. Y en las familias que vivan de los pocos subsidios públicos que tengan, donde nadie trabaja, unas 211,000, serán echadas de sus casas sin consideraciones, si nada hace la mafia en el poder por rescatarlas.
Todo eso ha aumentado el número de personas sin hogar, señala el estudio. Entre octubre y diciembre del 2016, las estadísticas oficiales señalaron que unas 14420 familias están en situación de calle, esto es, más de la mitad desde el 2009, con el mayor incremento, 78%, desde el 2011, debido a personas que fueron lanzadas de viviendas privadas. Y aunque las “autoridades” locales, indica Shelter, tienen la obligación de proporcionar acomodo provisional, al menos para dormir y desayunar, no lo hacen. Como muchas familias fallan al pagar mensualmente o se retrasan, muchos casatenientes, para agravar más las cosas, les piden un fiador, muy difícil de conseguir en estos tiempos (véanlo aquí, ya no cualquiera da una firma de fiador, dada, también, la crónica falla de pagar que miles tienen, por las mismas causas que en Inglaterra. Como se darán cuenta, el capitalismo salvaje ha también globalizado esos problemas de la pobreza).
Lo peor es que, pocilgas que antes rentaban las familias pobres y que, muchas, ahora ni eso pueden rentar, son alquiladas por jóvenes profesionistas que viven solos allí, a los que sólo para eso les alcanza, también por sus bajos salarios.
En diciembre del 2016, 76,000 familias vivían en alojamientos provisionales, en los que sólo pueden dormir y desayunar, de las cuales, unas 60,000, son familias con hijos o madres embarazadas. Ese número es 10% mayor al 2015 y ¡58% más que desde el 2010!, es decir, tan sólo en cinco años los pobres sin casa subieron casi 60%, otro caso más que ilustra el empobrecimiento que ha significado el recrudecimiento de la influencia de las medidas de austeridad impuestas por el capitalismo salvaje en todo el planeta (eufemísticamente llamadas neoliberalismo), forma de obligar a asentar la crisis en la sociedad, con tal de que corporaciones y súper ricos sigan amasando ganancias y sus crecientes fortunas.
En otro artículo de The Guardian, relacionado con la temática de la falta de casas, se refiere a las personas que ya viven y duermen en la calle permanentemente y que su número va creciendo (ver: https://www.theguardian.com/society/2018/feb/15/man-found-dead-london-tube-station-former-model-homeless-charity?utm_source=esp&utm_medium=Email&utm_campaign=GU+Today+main+NEW+H+categories&utm_term=264253&subid=21873428&CMP=EMCNEWEML6619I2).
El reportaje comienza citando la lamentable muerte de un inmigrante portugués, quien fue hallado muerto a la entrada de una estación del metro en Londres. El hombre fue echado de un albergue, en el que sólo pueden estar atendiendo a los solicitantes durante 28 días. El portugués ya llevaba dos meses, inaceptable, por lo que tuvo que buscar otro sitio. Fue en ese lapso que los trabajadores del mencionado albergue (The Connection), lo hallaron muerto. Seguramente se deprimió, pues dicen quienes lo conocían que tenía muchos planes y ya estaba por conseguir un trabajo como conserje de un edificio, pero le retiraron el apoyo. Así, quién no, se deprime y hasta se muere.
Y va subiendo el número de personas a quienes ya sólo les queda vivir y dormir en la calle. Actualmente, alrededor de 4751 ingleses duermen en la calle, y también mueren allí. El año pasado, en Londres, 141 personas fallecieron en la intemperie y son a las que una iglesia local les hace una misa (vaya consuelo para los fallecidos, en lugar de que los hubieran ayudado a tiempo).
Señala un indigente de 50 años, que vive en la calle con su perro y que vio morir al portugués, que “de repente, la gente se interesa por el muerto, pero sólo son sus cinco minutos de compasión y, luego, se les olvida”. Así es, no se trata de compasión de cinco minutos, sino de medidas efectivas que combatan y terminen con esos problemas, que comienzan, ya lo he mencionado, con bajos salarios, brutal explotación del capitalismo salvaje y que, también, se agravan porque la sociedad se ha vuelto más materialista, individualista, deshumanizada y que puede ver a una persona, un indigente, por ejemplo, igual que como si fuera un perro en la calle. Somos egoístas por naturaleza, por desgracia (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/10/la-materialista-individualista-mezquina.html).
El mencionado indigente platica su historia un poco y dice que desde hace tres años, cuando se separó de su esposa, comenzaron sus problemas. Se quedó sin trabajo y la vida, es entendible, de repente, perdió importancia, no tenía caso seguir conservando una posición social estando solo. Estuvo viviendo en un departamento por diez meses, pero como no estaba pagando y no había hecho los trámites para obtener crédito público, lo amenazaron con lanzarlo. “Mejor me salí. Como no sé de computadoras, no pude hacer los trámites para ese crédito. Y como yo fui el que me salí, ahora me dicen que me salí a vivir a la calle intencionalmente”, dice, irónico.
Sí, por desgracia, también los trámites son tan burocráticos y tardados que la gente que no sabe hacerlos, por su baja educación, la mayoría, no accede a esos pírricos “beneficios”. Hace años, un amigo estadounidense, me dijo, sin ambages, que él, a pesar de ser de la clase media, con suficientes recursos, tenía seguro de desempleo porque “yo sí sé qué escribir, amigo, y cómo inventar, creíblemente, que requiero de ese pago, por mi cultura y educación. Pero la gente pobre, no sabe cómo, y son los que menos tienen ese seguro. Te puedo decir, sin temor a equivocarme, que los que menos lo necesitamos, son los que más lo tenemos”, me dijo con un aire de verdadera satisfacción. Vaya, quizá en Inglaterra así suceda.
Y de que, sólo cuando nos vemos en problemas, sea que recapacitemos, lo da el testimonio de una mujer de 33 años, Ammy, quien contó a la reportera que su esposo perdió su trabajo y como no pudieron pagar los pagos de la hipoteca de la casa que habían adquirido, tuvieron que abandonarla y desde abril de este año, están en la calle. Sus cinco hijos (vaya si son fértiles las familias trabajadoras) viven con la madre de ella, la que habita un departamento de dos recámaras. Y ellos, sus hijos, creen que Ammy vive con un amigo, pero no es así. Y agrega “No creo que la gente esté consciente de cuántos de nosotros habemos en la calle. Y cuando la gente se porta horrible (cuando pides ayuda), yo les digo ‘sabes qué, yo alguna vez fui como tú’ . De verdad que nunca pensé llegar a esta situación a vivir en la calle, ¡nunca!”.
Resulta conmovedor y triste escuchar testimonios así. Por desgracia, es la historia de miles, no sólo en Inglaterra, sino en el mundo entero.
Y la austeridad, bajos salarios, rentas caras y todo lo mencionado incluso han afectado el consumo de los ingleses que aún pueden consumir, la llamada “clase media”, sobre todo. En otro articulo de The Guardian, se indica que “ingleses están recortando el gasto en ropa nueva, carros y vacaciones al extranjero, de acuerdo con nuevas cifras que subrayan el efecto en la confianza del consumidor por el alza en el costo de la vida y el impacto negativo que tendrá la salida de Inglaterra de la eurozona, que encarecerá las importaciones y aplicará impuestos a las exportaciones, lo que encarecerá aún más los precios de todo” (ver: https://www.theguardian.com/business/2017/aug/07/uk-consumers-cut-spending-on-clothes-cars-and-foreign-travel?utm_source=esp&utm_medium=Email&utm_campaign=GU+Today+main+NEW+H+categories&utm_term=238272&subid=21873428&CMP=EMCNEWEML6619I).
La compra de ropa nueva ha bajado 5.2% en lo que va del año y de las cosas para el hogar, 4%. Además, se ha dejado de viajar al extranjero, pues han bajado 6.1% los gastos en transportes de todo tipo y en comunicaciones. Gigantes de venta de ropa como Next, indican que sus ventas han bajado 7.4% (preocupante, pues muchos negocios tienen un margen de ganancia de sólo 10%, por lo que ésta, disminuye dramáticamente). Incluso, las tiendas de lujo han bajado sus ventas un 3.5%, es decir, que también los sectores más “acomodados” han dejado de comprarse el pantalón o el vestido de moda y, mejor, a usar más lo que se tenga.
El más dramático bajón ha sido en la venta de autos, la que ha presentado una caída de 9.3% en julio, a tan sólo 161997 unidades. Justo cuando el mercado de autos y de casas falla, como sucede en Estados Unidos, es muestra de que las cosas no van bien. De hecho, Inglaterra, como muchos países “desarrollados”,  está o se acerca ya a una recesión económica, pues ha tenido un muy pobre crecimiento, de tan sólo 0.1% en primer trimestre del año. Y cuando salga de la eurozona (Brexit), le irá peor y entrará en recesión (ver: https://www.businessinsider.com/britain-brexit-recession-2018-4).
Pero esos problemas no afectan para nada a los barones del dinero, no sólo de Inglaterra, sino de todo el mundo, los que pueden construirse sótanos de lujo, con albercas y yacusi, residencias en donde quieran, hasta en los desiertos, los que tienen yates de lujo (como el de Bailleres, que cuesta 200 millones de dólares, en el que, por cierto, una de sus trabajadoras, la modelo Sinead McNamara fue hallada muerta).
Los barones del dinero seguirán explotándonos, hambreándonos y viviendo como mega reyes, ¡nada más importa!
¿Y los pobres? ¡Que se jodan!, que vivan como puedan, aunque tengan que pagar altas rentas en pocilgas infestadas de cucarachas y ratas
Que habiten un planeta que, por los mezquinos intereses de los súper ricos, se sigue depredando y contaminando, y que se está convirtiendo aceleradamente en una pocilga mundial.







Conversando con una septuagenaria trabajadora doméstica


Conversando con una septuagenaria trabajadora doméstica
por Adán Salgado Andrade

Doña Inocencia tiene 77 años. Es baja de estatura, pero seguramente los años la han empequeñecido más, sobre todo porque camina inclinada y eso le ha deformado la espalda, como a toda la gente que acostumbra andar así. El encuentro con ella es en una fiesta familiar. La hija de la señora con quien ella trabaja, festeja su cumpleaños.
Platicamos un rato y me dice que ella empezó como trabajadora doméstica a los cinco años. “Sí, es que, mire, antes, los papás de uno, tenían muchos hijos, y mis papás tuvieron catorce hijos, pero, así, como las gallinas, nada más los dejaban ir, porque no tenían para mantenernos. Entonces, pues yo me vine con una hermana más grande, que ya trabajaba aquí, en la colonia del Valle. Sí, tenía cinco años y a’i andaba, lavando trastes subida en una silla, porque no alcanzaba el fregadero, pero así los lavaba”, dice doña Inocencia, entre risillas.
Su historia me recuerda muchas otras, de personas de provincia que se venían “pa’ la capital”, mujeres, sobre todo, a colonias clasemedieras, como la Roma, la del Valle o la Condesa, a trabajar de trabajadoras domésticas – por fortuna, ya está muy erradicada la muy despectiva palabra sirvienta, que denotaba hasta una condición de esclavitud, que, por desgracia, en muchas ocasiones, sí lo era –, pues era la única manera de seguir adelante, no sólo para ellas, sino hasta para su familia.
Le pregunto que de dónde es. “Mire, yo soy de Toluca, de más allá, de un pueblo que se llama San Felipe del Progreso… bueno, soy de San Juan Jalpa, pero pertenece al municipio de San Felipe. En ese entonces, no había luz, ni agua, ni nada. Para bañarnos, era cada ocho días, sí, íbamos caminando como media hora hasta unos manantiales… el agua era cristalina, muy limpia, y allí nos estábamos bañando… y ya nos regresábamos, todas limpias, pero nos empolvábamos por el regreso”, dice, también entre risillas. “Sólo así se podía uno bañar, porque, como le digo, no había agua, ni luz… de noche todo se ponía bien obscuro, sí, no se podía ni caminar, de tan obscuro que estaba”, agrega. Hago un cálculo mental, y eso que me cuenta debe de haber sido por allí de los 1940’s, cuando gran parte del país se componía de zonas rurales que carecían de todos esos servicios, en donde la gente, a duras penas sobrevivía. Y por eso tenían que emigrar al Distrito Federal o a los Estados Unidos.
Dice que en esos tiempos, ni carretera había. “Para venir, caminábamos hasta la estación del tren, más de dos horas, y ya lo tomábamos. Dicen que venía de Pátzcuaro y nos subíamos y era bien bonito viajar en tren, pero era rete tardado, sí, ya le digo, y llegábamos a Buena Vista. Ya, después, cuando hubo autobús, llegábamos a Canal del Norte, y de allí, nos íbamos a donde estuviéramos trabajando”. Sí, en esos tiempos aún no se habían agrupado las centrales camioneras, porque no era necesario, pues la ciudad era más vivible, razono.
Así que, desde los cinco años, doña Inocencia se la ha pasado trabajando, limpiando casas, cocinando, zurciendo ropa (dice que llevó un curso de corte y confección), haciendo compañía a sus moradores, viendo como esta ciudad ha crecido y crecido.
Le pregunto cuál es el recuerdo más feliz que tiene de todo lo que ha vivido. Se toma un momento para pensarlo y me dice “Pues… yo creo que es que en todos lados en donde he estado, me han ayudado mucho, sí, siempre me trataron muy bien y, gracias a toda esa ayuda, fue que mis hijos y yo salimos adelante. Yo le he pedido mucho a Dios, siempre, que me ayude y fíjese que sí. Es como con la señora Marina, con la que trabajo ahorita, gracias a ella fue que mi hija estudió para enfermería y es enfermera, trabaja en el Hospital Infantil. Mi hijo, no estudió, nunca fue bueno para el estudio, pero él trabaja con un arquitecto y no le va mal”, responde, con una expresión de serenidad en su apacible rostro.
Le pregunto sobre su esposo y me dice que él falleció hace 18 años. “Se llamaba Lucio, él trabajaba para Teléfonos de México, metiendo los cables para las líneas. Nos conocimos cuando yo tenía 32 años. Me llevaba 14 años y luego me decía que cuando me veía pasar, decía ‘Esta chaparrita, no se me escapa’, y yo le decía ‘Ay, con este señor tan feo, ni a la esquina’, pero, pues allí estuvo, terco. Yo trabajaba con un matrimonio y luego, como tenían una casa en el Popo, me iba con ellos. ¡Y hasta allá me seguía! Y yo le decía que iba a entrar a misa, ¡pues entraba a misa conmigo! Entonces, le dije ‘¿Usted me va llevar al altar?’, y que me dice que sí, que se casaría conmigo… y pues nos casamos. Que vienen mis papás y de él, nada más su mamá vivía, y nos casamos”, dice doña Inocencia, su rostro iluminado, quizá por los revividos recuerdos.
Tuvieron dos hijos, una hija, la mayor y un hijo. Y dice que, afortunadamente, los dos están bien.
Y estuvieron juntos hasta que la muerte los separó. “Mi esposo se murió por un cáncer de próstata, que ya se le había regado. Lo llevé al hospital, él tenía IMSS, pero ya, cuando lo interné, me dijeron que no había nada qué hacer. Me lo entregaron un viernes y el sábado se murió. Fíjese que cuando estaba en la cama, se quedaba viendo a la pared y me decía que allí había unas personas, y yo le decía que no había nadie, que se calmara. Y ya, que le pongo la mano en la frente y cerró los ojos y… se murió. Así fue”, dice, suspirando.
Al parecer, ella fue su única esposa, a pesar de que él ya tenía 46 años cuando se casó con ella. Raro, pues en esos tiempos, la mayoría de los hombres, a esa edad, ya habían tenido, al menos una relación anterior y, claro, hijos.
Le pregunto si tiene nietos y me dice que dos, uno de cada hijo. Le pregunto si no quisieron tener más y me dice que no pudieron. “Mi hija, es muy obesa y por eso sólo pudo tener uno. Y mi nuera, cuando la revisaron a los ocho meses, le vieron que el bebé venía con miomas de la matriz, así que tenían que sacarlo antes, porque lo estaban apretando. Pero nació bien sanito, sí, no le pasó nada. Es que, fíjese, que yo le recé mucho a la Virgen de la Encarnación y, gracias a Dios, mis dos nietos salieron bien. El de mi hija, tiene once años, y el de mi hijo, quince, pero están muy bien”, responde.
Le pregunto sobre sus hermanos y me dice que ya sólo quedan nueve de los catorce que fueron. “Mi hermana más grande, bueno, no es la mayor, es la que queda, porque, la mayor, ahorita tendría como noventa años, vive en el pueblo y tiene 83 años. Ella tuvo catorce hijos, como mi mamá, y todavía, cuando voy a verla, para dejarle unos centavos, echa tortillas en el comal, no le gustan las tortillas de tortillería, por eso lo hace y le da mucho gusto verme”. De sus otros hermanos, dice que viven en distintas partes de la ciudad. Ella vive en Coacalco, en una casa de interés social que compró su esposo. Su hija vive cerca de donde doña Inocencia tiene su casa, así que la frecuenta mucho. Y su hijo vive en Nicolás Romero, muy lejos de Coacalco. Cuando va a verlo, dice que se hace como tres horas. A pesar de su edad, doña Inocencia se traslada en Metro, peseros, camiones, además de que camina mucho. “Sí, camino mucho, pero es porque mis rodillas todavía me sirven, gracias a Dios. Es que, como mi casa está de bajada, pues se me fueron desgastando, por el esfuerzo de bajar. Y hace doce años, ya ni podía caminar, pero fui con un médico militar, que me inyectó un lubricante y, gracias a Dios, me funcionó, porque, si no, ya estuviera en silla de ruedas”, exclama. Y agrega que, de repente, va a ver al doctor, para que le inyecte ese “milagroso lubricante”. Qué bueno que no haya sido un charlatán ese médico militar, como muchos otros que sólo estafan a la gente, con tratamientos costosos, que, al final, ni sirven.
Como señalé antes, la mujer con quien doña Inocencia, digamos, “trabaja” actualmente, la señora Marina, no es precisamente un trabajo, sino hace más como de dama de compañía para que doña Marina no esté sola. “Yo llego con ella los viernes y me estoy allí hasta el domingo. Y el lunes, me voy para mi casa. Ya llevo con ella ¡cuarenta años!, sí, vi chiquitos a sus hijos. Y, también, cuando su hijo el menor, ya grande, que estaba casado con su primera esposa y se divorció, se fue a vivir con su mamá, yo le cuidé a su hijo, el  nieto de doña Marina… ¡así que yo los he visto crecer!”.
Doña Marina misma es un dechado de energía, pues a sus 85 años, la señora, que fue enfermera de profesión, sigue estando muy activa. Viaja constantemente a Estados Unidos y a España (en este país, trabajó mucho tiempo su hijo) y a muchas partes del país. Acaba de estudiar un doctorado y acude a la Universidad de la Tercera Edad a tomar varios cursos.
Quizá esa energía es la que ha contagiado a doña Inocencia, quien fue al examen profesional del Doctorado de doña Marina. “Mire, yo, aunque leo muy poco y escribo muy poco… vaya, no tengo mucha educación, me gustó como doña Marina se expresó tan bien y cuando acabó, no dejaban de aplaudirle… sí, muy bonito su examen”.
Dice que, más que trabajadora doméstica, ahora ya es más dama de compañía. “Sí, nos hacemos compañía. Le hago el quehacer cada quince días, es muy chica la casa, le dicen que parece casa de muñecas. Y nos vamos a comer a un restaurante que queda cerca o, si no, yo le hago de comer, que un caldo, que pescado, que una ensalada… cosas sanas, porque ya no podemos comer cualquier cosa a nuestra edad”, concluye.
Sí, cuando vemos a personas como doña Inocencia, que a sus 77 años todavía cruza la ciudad para seguir trabajando, es un gran ejemplo que motiva a seguir desafiando a todo lo que venga. Y a esperar que, a su edad, también estemos aún de buen ver.