martes, 6 de diciembre de 2011

Ferias de armas, exhibición de fuerza de la muy lucrativa industria armamentista mundial

Ferias de armas, exhibición de fuerza de la muy

lucrativa industria armamentista mundial

por Adán Salgado Andrade

Un muy útil recurso para incentivar el consumismo, sea lo que sea que se venda, son las ferias comerciales, que últimamente no sorprende que haya de todo tipo, desde las de libros, autos, yates, ropa, artesanías, joyería, electrodomésticos, aviones, empresas constructoras, material de construcción, sexo (ver en este mismo blog mi artículo: “La feria del sexo o… ‘aquí le quitamos su pena, su impotencia y su frigidez’ ”), educación, agropecuarias… y, claro, no podían faltar las ferias de armas, un muy lucrativo negocio que a nivel mundial supera el billón de dólares cada año ($1,000,000,000,000, cantidad que es aproximadamente la onceava parte del PIB estadounidense), con tal de sostener a los industriales de la muerte, quienes, muy orgullosos de sus mortíferos productos, asisten a ese tipo de eventos para mostrar lo más novedoso y avanzado de su catálogo bélico.

Hay una en especial que es un muy obligado evento, sobre todo si tales armeros pretenden una verdadera proyección a nivel mundial y todo lo que ello conlleva, especialmente que muy lucrativos contratos de venta sean firmados. Este evento es la IDEX, Internacional Defense Exhibition and Conference (Exhibición y Conferencia Internacional para la Defensa), que se lleva a cabo en los Emiratos Árabes Unidos, EAU, en su capital, Abu Dhabi, pues justamente las naciones árabes, como ésta, son excelentes clientes de los armeros, gracias a los enormes ingresos que les dejan sus ventas de petróleo por miles de millones de dólares anualmente. Pero, en general, es una constante que los países “en vías de desarrollo” gasten una buena parte de su presupuesto anual en la compra de armamento, aunque ello signifique que tengan a una buena porción de su población sumida en la pobreza extrema y muriéndose de hambre (consideren el caso de Pakistán, subdesarrollado, dependiente país, que tiene millones de pobres, que pasan hambre o no tienen acceso a la salud, pero en cambio posee, para orgullo de sus autocráticas autoridades, varias bombas nucleares).

Una parte de las armas compradas serán empleadas, en consecuencia, para sofocar cualquier intento de rebelión de dicha población. El resto, será usada para alardear de su fuerza bélica, en caso de alguna posibilidad de enfrentamiento con otra nación. Así, el mostrar que se cuenta con un mortífero arsenal, a veces basta para disuadir al enemigo de entrar en un conflicto que pudiera no siempre ganarse. Son, por tanto, disuasorias una gran parte de las armas que se adquieren.

Los EAU tienen, como ya dije, el músculo económico para adquirir toda esa parafernalia militar, ya que sus vastas reservas de petróleo, se encuentran entre las sextas más grandes del mundo. Exporta diariamente alrededor de 2,813,000 barriles, lo que deja una derrama (estimando un precio por barril de unos 70 dólares) de más o menos $72,000 millones de dólares (mdd) anuales. Con una población de alrededor de 8.3 millones de habitantes, un ingreso per capita de casi $50,000 dólares, los príncipes de los EAU pueden pretender que su país está en el primer mundo, lo que, en efecto, resulta aparente, pues Abu Dhabi, la capital, con apenas 90,000 habitantes, está considerada como una de “las ciudades más caras del mundo”. Y entre los alardes de los EAU, están, por ejemplo, el poseer el edificio más alto del planeta, el aeropuerto más caro de todos los aeropuertos, las tres islas artificiales más grandes de entre las existentes… en fin, esto es como aquel nuevo rico que presume de tenerlo todo, mostrando que posee el mejor auto de lujo, que se ha comprado la mejor residencia con alberca… y así.

Obviamente que tanta aparente riqueza (muy aparente, pues buena parte de la infraestructura de dicho país se ha hecho con crédito, de tal forma que la deuda actual es de casi $150,000 mdd, que constituyen una muy fuerte presión, siendo casi la tercera parte de su PIB anual, lo que se ha agravado debido a la actual hecatombe económica, que tiende a profundizarse), además de garantizar un nivel de vida poblacional que evita en gran medida las presiones sociales (como las que se dieron en Egipto, por ejemplo, motivadas en gran parte por la fuerte desigualdad económica imperante, la que tiene sumida en la pobreza a más del 70% de la población. Últimamente, se han reactivado las protestas), permite que el gobierno de los EAU se dé ciertos lujos, como el hecho de realizar la feria armamentista a la que me refiero arriba.

En el sitio http://www.youtube.com/watch?v=FUfpwtkZU7o puede verse un video que muestra la ceremonia inicial de la IDEX, con los príncipes en primer término, quienes sentados en el pabellón central, contemplan, muy gustosos, el espectáculo de fuerza y belicismo que dicho evento representa. Empresas armamentistas de países como EU (primer productor mundial de tecnologías de la muerte), Alemania, Rusia, Francia, Inglaterra, Turquía, Checoslovaquia, Ucrania… incluso China, pagan fuertes sumas para contar con espacio suficiente en los stands de la feria, de acuerdo a lo que se vaya a exhibir, que pueden ser desde simples rifles, pasando por tanques, misiles “inteligentes”, helicópteros de asalto, aviones, camiones de transporte, vehículos blindados… y así, la lista de sofisticados equipos y armas muy o medianamente letales es interminable, con costos que llegan a varios millones de dólares (tanques de 45 mdd, por ejemplo). Con eso se alardea de que el hombre se ha preocupado más por aniquilarse masivamente, que por combatir hambrunas y milenarias enfermedades.

Alrededor de 50,000 personas, entre militares, funcionarios gubernamentales y comerciantes de armas, de más de 100 países, asistieron a la IDEX del pasado febrero, aún siendo enemigos muchos de ellos, pues allí se rompen las reticencias, total, el campo de batalla será al regresar, entre sus ejércitos. Allí, todo es camaradería, compañerismo, opiniones sobre tal o cual arma, a ver si es realmente tan efectiva como se anuncia… a lo mejor ya alguien la conoce y la ha usado antes y comprobado que sí es muy mortífera, que puede aniquilar a decenas o quizá a cientos de personas rápidamente.

Como ya señalé antes, es muy buen negocio no sólo fabricar armas, sino traficar con ellas. Existen célebres historias de personas que han hecho sus fortunas vendiendo todo tipo de armas. Incluso hasta inexperimentados chamacos le entran el negocio. Un muy sonado caso fue el de los jóvenes estadounidenses David Packouz y Efraim Diveroli, quienes andando en sus veintes, amasaron más de ochenta millones de dólares en poco tiempo vendiendo armas usadas. Justamente, solían asistir a cuanta feria de armas se hiciera en el mundo (Ver en este mismo blog mi artículo: “Capitalismo salvaje o de cómo enriquecerse con guerras, desastres y enfermedades”, en donde refiero la historia de ese par de “traviesos”, pero muy ambiciosos, “triunfadores” chamacos).

Como se muestra en el mencionado video, los príncipes, militares y funcionarios gubernamentales, pueden presenciar, desde la comodidad de palcos, esas muy llamativas y novedosas tecnologías para aniquilar. Confortablemente sentados, contemplan ejercicios militares en donde tales armas se ponen a prueba: su resistencia, su capacidad de desplazamiento, su rudeza… y para que no se diga que todo es aburrida y fría exhibición de tanques, aviones, helicópteros, simuladas batallas para probar rifles de asalto… vienen, muy a tono con el tema bélico, exhibiciones de acrobacias, como motociclistas realizando peligrosas piruetas que desafían la gravedad (saltos y vueltas aéreas, por ejemplo), teatrales representaciones de batallas cuerpo a cuerpo, bandas de guerra de los países a los cuales pertenecen las corporaciones armamentistas, destacando entre sus miembros a atractivas, jóvenes mujeres… y así, todo muy divertido, una especie de parque temático de la guerra.

Sin embargo, las figuras gubernamentales que sobresalen en el palco principal son las de los príncipes de los EAU, uno de ellos, el soberano Mohamed bin Zayed Al Nahyan, vestido muy a la usanza árabe, luciendo blanca túnica, así como el distintivo velo empleado en esos países. Se le ve muy contento, disfrutando del bélico espectáculo, seguramente asumiendo que varios de esos “juguetes” serán comprados para incorporarse a su arsenal, que al fin, debe pensar, dinero es lo que “le sobra”.

En otro video, http://www.youtube.com/watch?v=fsQMn8oilNk&feature=endscreen&NR=1, que aunque está en árabe, se muestra a Al Nahyan paseándose con su comitiva y su cuerpo de seguridad por entre los pabellones de la IDEX, en donde, como si fueran electrodomésticos, se exhiben los ingenios bélicos, que vendedores y edecanes, muy solícitos, le explican al soberano todas las capacidades para matar que poseen sus versátiles productos. Muy curioso este video, no necesitan entender árabe para comprender su contenido.

Revisando otros videos que se relacionan con el mencionado arriba, nos podemos dar una idea de las armas que se promocionan y qué compañías son las que las fabrican.

Por ejemplo, está el pabellón perteneciente a la empresa francesa Nexter, en donde se muestran modernos tanques, los cuales incorporan tecnologías de punta. Sus ventas en el 2010 sumaron casi 1475 mdd. En la página digital de dicha empresa se afirma que “Como uno de los mayores participantes en la industria de defensa terrestre, el grupo Nexter ha incrementado su división internacional de negocios sustancial y consistentemente en años recientes, aumentando sus exportaciones en un 40%. El grupo es ahora el principal aliado del ejército francés y sus equipos se emplean en más de cien países. Considerando las constantes, cambiantes amenazas que hoy día aquejan al mundo, los 2700 empleados de la empresa ponen especial atención a las necesidades individuales de cada cliente, con tal de que la solución propuesta sea la mejor”. Bueno, pues con ese servicio personalizado, pienso, podemos estar seguros de que la forma de aniquilación propuesta por Nexter será la más efectiva, ¿no?

El pabellón 10-E25 pertenece a la empresa china China National Aero-Tecnology Import & Export Corporation (Corporación Nacional China de importaciones y exportaciones de tecnología aérea). Allí se exhiben, cual si fueran electrodomésticos, sofisticados misiles aire-aire, así como bombas guiadas por calor, las que, aseguran sus orgullosos constructores, no fallan (¿¡pero cuántas veces hemos escuchado que bombas inteligentes destruyeron por error un mercado!?). Sin embargo, siendo chinos esos misiles, es muy visitado dicho pabellón, dado que esas armas salen más baratas que otras similares, fabricadas por otros países (¿¡pero con la dudosa calidad de muchas baratijas chinas, que fallan demasiado pronto, quizá podría esperarse que fallaran y no explotaran o no dieran en el blanco, no creen!?)

Otro muy visitado pabellón es el 09-C13, perteneciente a Rusia, en el cual se encuentra una de sus empresas militares, la KPB Instrument Design Bureau (Oficina de diseño de instrumentos KPB), en donde ya no se exhibe el muy famoso y ampliamente usado mundialmente rifle de asalto AK-47 (el que aquí se conoce como cuerno de chivo, debido a su singular forma), sino todo un arsenal de nuevas y novedosas armas largas, que harían la envidia de alguna cinta hollywoodense en donde el villano principal fuera un peligroso terrorista o… un traficante de armas (muy seguramente también asisten a esas ferias narcotraficantes mexicanos, con tal de contar con lo último de esas armas de asalto, para así ponerse al tú por tú contra las mal armadas policías locales o el tampoco muy bien armado ejército mexicano).

Se exhiben, colgados de la pared, como si fueran bonitos pantalones, rifles de asalto, rifles para francotiradores, del largo alcance, metralletas… algo que particularmente enorgullece a esa empresa es el lanzador de granadas GM-94, el cual es capaz de disparar municiones termobáricas, las que incendian el aire circundante, luego de lo cual ocasionan enormes e infernales nubes de fuego, acompañadas de ondas de empuje. De acuerdo con las especificaciones del fabricante, esta arma de 43 milímetros está optimizada para “la aniquilación de personas en áreas urbanas”. También KBP se jacta de sus armas antitanque, como el sistema Hermes-A, el cual tiene un rango de 20000 metros, puede instalarse en un helicóptero o “puede dispararse desde la inmovilidad, gracias a su largo alcance, detecta automáticamente el objetivo, librando de esa tarea al piloto, para éste que pueda maniobrar fácilmente, además de que es muy efectivo para destruir tanques y helicópteros enemigos”. En su página digital (http://kbptula.ru/eng/atgw/atgw.htm), la empresa es aún más enfática sobre sus armas antitanque, al decir que “Las grandes capacidades de los sistemas que ofrecemos, nos permiten asegurar que no son sólo armas especializadas antitanques, sino que es un arma para defensa y asalto de alta precisión, muy versátil, que puede derrotar una gran variedad de objetivos en cualquier posición táctica que el enemigo asuma”. Pues vaya con esas sofisticaciones que se presumen sobre el poder de exterminio que tienen esas nobles invenciones, ¿no creen?

En el pabellón 09-A10, se hallan las empresas alemanas. Una de ellas es Mercedes-Benz, famosa compañía fabricante de autos de lujo, pero aquí también le entra, ya que la división militar de empresas como ésa (y muchísimas otras, que ven en la venta de armas, incluso su salvación), también le deja buenos dividendos. Aquí, exhibe vehículos de combate. A un lado, está la empresa Rheinmetall Defense, ésta, sí, totalmente militar, la que este año fue la ganadora del premio al Mejor Pabellón en Exhibición, gracias a su innovador Vehículo de Combate Cercano, IFV. Esta “joyita”, cuenta con un cañón de 30 milímetros, una ametralladora, así como sistema de visión térmica (este sistema permite “ver”, incluso en la total oscuridad, a cualquier objeto vivo o inerme que produzca calor). El interior del vehículo cuenta con cómodos asientos para 20 soldados, así como con aire acondicionado, con tal de que la noble labor de matar al enemigo, sea lo más confortable posible. Rheinmetall logró varios pedidos de su IFV. Así, ese dinero puede ser empleado por la empresa alemana para mejorar las capacidades bélicas de los vehículos empleados por su país los cuales, claro, son mejores y mucho más avanzados que los ofrecidos a la venta para los países bananeros.

En el pabellón perteneciente a Inglaterra, empresas como BAE Systems, no sólo muestran sus mortíferos artilugios, sino que cuentan con computadoras en donde se muestran sus “excelentes finanzas”, alardeando que sus ventas en el año 2009 fueron de casi ¡$35,465 millones de dólares! En su sitio de Internet, en la sección de ”Land & Armaments”, puede leerse: “Tierra y Armamentos diseña, desarrolla, produce, apoya y actualiza vehículos blindados de combate, vehículos tácticos, cañones navales, lanzamisiles, sistemas de artillería, municiones y productos para la aplicación de la ley”, luego de lo cual se enlistan sus divisiones: Sistemas de combate global, Sistemas tácticos globales, Seguridad y Sobrevivencia, Sistemas de Combate de EU y el Grupo de Productos. Luego, viene su división “Programmes & Support”, la que se dedica a las actividades que la compañía desarrolla específicamente para la marina inglesa (claro, las empresas militares dejan lo mejor, digamos, los secretos militares más sofisticados, para los ejércitos de los países a los que pertenecen), así como en las actividades de seguridad. Y también se enlistan sus divisiones: Soluciones militares aéreas, Barcos de Superficie de BAE Systems, Soluciones Submarinas, Detica y Tecnologías de sistemas integrados. Agradezcamos, pues, las nobles contribuciones que este tipo de empresas hacen para el muy sofisticado arte de aniquilar masivamente.

Y no podían faltar las compañías estadounidenses, que, como señalo arriba, hacen de EU el principal país exportador del mundo de esas letales tecnologías. Están, por ejemplo, Lockheed Martin, Northrop Grumman, Raytheom, General Dynamics, General Electric (otra compañía “civil”, que tiene su división militar, la que fabrica los motores de los aviones militares F-22)… y así, las que, en conjunto, absorben los $600,000 millones de dólares que sólo EU dedica cada año para sostener a tan noble industria.

Por ejemplo, la página eléctrónica de Northrop Grumman (http://www.northropgrumman.com se las doy, por si desean adquirir algún misil, algún avión de combate), recibe al visitante con el lema The value of Performance (El valor del buen funcionamiento) y luego describe lo que hace la compañía: “Northrop Grumman es una empresa global líder en seguridad que provee sistemas innovadores, productos y soluciones para el sector aeroespacial, electrónico, de sistemas de información y servicios técnicos, tanto para el gobierno, así como para clientes privados en todo el mundo”. Sus ventas anuales en el 2010 fueron de módicos $34757 mdd, nada más (le fue mejor que en el 2009, cuando sólo vendió $33755 mdd, mil millones menos).

Uno de sus productos “estrella” es el bombardero B-2 Spirit, cuyo costo es nada menos que 2200 mdd (más o menos la décima parte de lo que ingresó al país el año pasado por concepto de las remesas que nos mandan nuestros paisanos que trabajan en EU). Se presume de ese avión con forma de ala que “sus capacidades únicas, incluyendo su desplazamiento supersónico, le permiten penetrar las más sofisticadas defensas y mantener constantemente amenazados muy valiosos objetivos enemigos, por muy fuertemente defendidos que estén”. Por si esto no bastara, se agrega que “el B-2 ha demostrado sus capacidades en varias batallas y guerras, muy recientemente en la exitosa Operación Libertad para Irak”. Así que si esa es su “tarjeta de presentación”, habría que dudar algo de su potencial exterminador, ¿no?, con eso de que nunca realmente se ganó esa infame invasión, tan costosa, que ya por eso EU piensa retirar casi completamente a sus mariners y toda su parafernalia militar.

En su sección dedicada a la noble tarea de fabricar misiles, la compañía, presume, muy orgullosa, de que es la encargada de vigilar que los misiles nucleares intercontinentales (ICBM) estadounidenses, los bautizados como Minuteman III, en cuya fabricación participa, “funcionen a la perfección”, así como los Kinetic Energy Interceptor, misiles que forman parte del absurdo plan de defensa antinuclear, (concebido desde la era Reagan bautizado como Star Wars), que pretende derribar misiles nucleares en pleno vuelo, antes de que “den en el blanco”, con tal de “ganar” un mortífero conflicto nuclear. ¡Huelga decir que en una guerra de ese tipo, no habría ganadores!

Pero también tiene misiles sencillos, digamos, convencionales, que la empresa llama targets. Uno de ellos, el BQM-74E, se presume que es un “proyectil muy versátil de excepcionales capacidades, que además de explosivos, puede transportar sistemas de radares, detección infrarroja, simuladores de búsqueda, identificación enemiga, además de que cuenta con alas y alerones en la cola para desplazarse mejor”. Vean, pues, qué interesantes avances tecnológicos para la tecnología de la muerte ofrece esta versátil empresa.

Raytheon también tiene su pabellón. Sus ventas en 2010 fueron de 25200 mdd. En su página digital (http://www.raytheon.com/ourcompany/), puede leerse uno de sus nobles y entregados objetivos: “Las mejores mentes que tenemos están trabajando para apoyar lo mejor de nuestra nación todos los días del año. Ya sea que se trate de nuestra seguridad interna o apoyando nuestras misiones militares externas, Raytheon está en la constante búsqueda de nuevos e innovadores medios de proteger nuestras libertades y nuestra forma de vida”. Muy patrióticos sus objetivos, ¿no creen?

General Dynamics es otro monstruo estadounidense de la producción militar. Sus ventas en el 2010 fueron de 32466 mdd (más o menos nuestras exportaciones anuales de petróleo, para que se den una idea de cuán lucrativo es vender armas). Ocupa a 90000 empleados en EU.

En su página digital (http://www.generaldynamics.com/about/), puede leerse: “General Dynamics es líder en el mercado del sector de la aviación, de vehículos y sistemas de combate de tierra y expedicionarios, de armamentos, municiones, construcción de barcos y sistemas marinos, así como de tecnología y sistemas de información crítica”. Y por si no bastara, agrega que “brinda productos y servicios capaces, relevantes y accesibles, a través de una cultura enfocada en la calidad, innovación, mejora continua, integridad, así como comportamiento ético”. Pues si es ética la fabricación de armas, qué tipo de “valores” son los que gobiernan este materialista, muy bien armado mundo, puede pensarse ante semejantes disparates.

Y, como es de esperarse, en IDEX hay “grandes ofertas”, sobre todo de aquellas empresas deseosas de deshacerse de sus armas en vía de obsolescencia, así que les hacen un “descuentito”, y listo, se venderán como pan caliente, ¡al primer postor que esté muy listo para cuando los “remates de armas” comiencen! (quizá a la media noche, como suelen hacer las tiendas departamentales durante el llamado viernes negro, premiando a los desvelados que hayan atendido la convocatoria, ¿no creen?).

En fin, que gracias a estas didácticas, constructivas, amenas ferias de armas, la industria de la muerte puede confiar en seguir teniendo un brillante, futuro, que ni las crisis económicas más severas, ni los tratados de paz, ni la barbarie provocada por las “modernas” guerras, podrán afectar.

Contacto: studillac@hotmail.com

lunes, 31 de octubre de 2011

La obsolescencia programada, el deliberado acto de diseñar productos defectuosos, de desperdiciar más y de destruir el medio ambiente

La obsolescencia programada, el deliberado acto de diseñar productos defectuosos, de desperdiciar más y de destruir el medio ambiente

por Adán Salgado Andrade

Hace poco, presencié un estupendo documental español llamado “Comprar, tirar, comprar”, producido en el 2010. Comienza el documento fílmico con un hombre que llega a su casa, prende su computadora, y se dispone a imprimir su trabajo, pero a la tercera copia, aparece en la pantalla un mensaje avisando que la impresora presenta un problema en sus partes internas, no puede seguir funcionando, y se debe de recurrir al servicio técnico para su reparación. Eso es algo con que muchos de nosotros nos enfrentamos frecuentemente. En el documental, el hombre acude a varios centros de ventas y servicio y en todos le sugieren que le sale más barato comprar una nueva impresora, a que reparar la vieja.

Y eso es por lo que también se opta aquí, en México, a pesar de contar con un menor ingreso por habitante que en España o en cualquier otro país de los llamados “ricos” (que ahora, con la brutal hecatombe económica que enfrentamos, esa acepción queda muy en duda, con países, como los mismos EU, de plano quebrados). Esto responde simplemente a la actual tendencia que en todo el mundo ha impuesto el capitalismo salvaje de emplear técnicas que nos lleven a consumir, si no compulsivamente, sí a hacerlo porque se deba de reponer un producto que inesperadamente falla, como es el caso de la impresora.

Y partiendo de la historia del hombre al que le falló su impresora y la alternativa que él prefiere, en lugar de cambiarla (que es finalmente buscar en la red un programa que la desbloquee), es que el documental refiere un infame recurso tecnológico, ya hace años implementado por el capitalismo, que es el de la llamada obsolescencia programada.

Sí, la obsolescencia programada es sencillamente el empleo de la tecnología para deliberadamente diseñar tanto los materiales de los que están hechos los productos que se fabrican, así como a éstos mismos, para que en un tiempo breve (a veces incluso semanas), fallen y dependiendo del precio que hayamos pagado por ellos, que se deban reparar, cambiando algunas piezas o, lo más extremo (muchas veces la única solución), reemplazarlos completamente por otro nuevo.

Esa situación, diseñar los productos para que a propósito fallen, se dio como “solución”, en vista de que durante los albores del siglo veinte, muchas cosas se fabricaban para que duraran digamos que para siempre. En el documental, por ejemplo, se muestra un foco que está en una estación de bomberos en EU y que lleva más de cien años prendido y aún no tiene para cuándo se funda. Esa situación fue la causante, según las corporaciones de la época, de la igualmente brutal crisis de 1929, que sencillamente fue una de tantas crisis que la absurda sobreproducción capitalista constantemente crea. Esta tendencia, la de producir más de lo que la sociedad en conjunto puede consumir, si no va acompañada de mecanismos que realmente logren que dicha sociedad se vuelque al consumo, es, en efecto, la base de las constantes crisis económicas, como precisamente imaginaron los industriales de la época.

Por tanto, crear una estrategia que aliente el consumo frecuente que, digamos, equilibre de alguna manera a la anárquica sobreproducción, es siempre bienvenida.

Justamente hacia 1932, cuando aún no se recuperaba la economía mundial del crack bursátil de 1929, Bernard London, un mercenario del capitalismo, escribió un trabajo titulado “Terminar con la depresión mediante la obsolescencia programada”, una especie de libelo en el cual argüía que mientras la economía estaba quebrada, los almacenes y fábricas estaban llenos de mercancías, y que sólo se requería de la “voluntad” del gobierno para que comenzaran a venderse y a usarse y que así se reactivaría la economía y se “terminaría” con la crisis. Planteaba London que cuando en los viejos tiempos, principios del siglo veinte, los estadounidenses no esperaban a que las cosas dejaran de funcionar para deshacerse de ellas, durante la depresión las usaban hasta que realmente dejaran de funcionar, por lo que proponía, muy dictatorialmente que el “gobierno habría de asignar un periodo de tiempo a zapatos, máquinas y casas, a todos los productos manufacturados, mineros y agrícolas, desde la primera vez que se hicieran, y se venderían y usarían sólo dentro de dicho plazo de existencia, que el consumidor conocería de antemano. Después de que el periodo de vida expirara, todas esas cosas estarían legalmente muertas y serían recolectadas forzosamente por la estricta agencia que el gobierno hubiera asignado para tal tarea y destruidas si existiera desempleo generalizado. Nuevos productos estarían saliendo masivamente de las fábricas hacia los mercados para llenar el espacio de los obsoletos y los motores de la industria seguirían funcionando, el empleo regularizado y asegurado para todas las masas trabajadoras”. Como se ve, esta draconiana especie de “mundo feliz” para el capitalismo era, sin duda, una irresponsable declaración, pero a pesar de ello, la industria, es decir, las corporaciones, se la tomaron tan en serio, que a partir de entonces, con mucho más ahínco, se dedicaron los departamentos de diseño de las distintas empresas y firmas manufactureras a implementar una forma de que, en efecto, la ley London se aplicara en la práctica, desde luego que quitando el enfoque dictatorial y apelando, simplemente, al desgaste inducido de los materiales empleados y las piezas de las que constaban los distintos productos vendidos.

Sin embargo, eso se ha logrado desde entonces de distintas maneras, no sólo haciendo que a propósito fallen las cosas, sino induciendo otro tipo de factores, como los psicológicos, muy efectivos, por cierto, pues mediante estrategias mercadotécnicas, que involucran el estatus, así como la categoría y, sobre todo, “estar a la moda”, a la gente se le induce que debe de cambiar constantemente sus cosas, como autos, aparatos electrónicos (celulares, computadoras, dvd’s, etc.), ropa… lo que sea, pues el no hacerlo, implica el riesgo de quedar como una especie de inadaptado social, de renegado del consumo, con lo que la sociedad estigmatizará a ese sujeto, dándole la penosa categoría de paria, de perdedor, incapaz de cumplir con los estándares impuestos.

Puede resultar absurdo, pero ha resultado el factor psicológico tan efectivo para cumplir con la ley de la obsolescencia programada, que la gente olvida o pasa por alto la función primaria que tiene un producto al ser adquirido. Por ejemplo, uno de los directores de la empresa automotriz General Motors, Alfred P. Sloan, declaró ya en 1941, acerca de los autos que la empresa fabricaba que “Hoy en día, la apariencia de un automóvil es uno de los aspectos más importantes al ser vendidos, quizá el más importante, pues todo mundo da por sentado que ese auto funcionará”. Y, en efecto, basta ver que desde entonces, los autos se venden por su apariencia, por su diseño, que guste, resulte atractivo, agresivo, deportivo, rudo, femenino… según sea el gusto del consumidor. Por esa razón, las firmas automotrices cuentan con varios modelos, los cuales apelan al gusto de los compradores para ser ofrecidos, y lo de menos son sus especificaciones técnicas, que digamos que sí importan, pero una vez que logran “enamorar” al potencial comprador. Entonces, ya luego se le informa, como algo adicional al diseño, por ejemplo, el “potente motor con que cuenta, sus seguros frenos, su equipo deportivo, su economía en el combustible…”, lo que sea, que ya se presenta, como dije, adicional al enamorador diseño.

Eso sucede también, por ejemplo, con otros productos, tales como los teléfonos celulares, los que, es lo de menos, se da por sentado, sirven para hablar, eso ya no es lo importante entre los consumidores, sino que estén equipados con cámara, juegos, Internet o modem para conectarse al facebook… se usan muchos ya incluso como pequeñas computadoras más que, propiamente, como teléfonos para llamar.

Y así, se podrían citar tantos ejemplos en donde, gracias a la manipulación psicológica mencionada antes, se logra que los productos no sólo pasen de moda, sino que vayan evolucionando sus características.

Y no deja de acompañarse, por supuesto, lo psicológico, con la limitada durabilidad de los productos, que muchos de plano llegan al nivel de ser simples baratijas que, cínicamente, se reconoce que se descompondrán muy pronto debido a eso, que son productos sumamente baratos que servirán para un muy limitado empleo (por ejemplo, los productos chinos, la mayoría son emblemáticos de dicha característica, tanto por los materiales empleados, así como por las partes que los forman. ¡Quien no ha experimentado enojo al usar un desarmador que se despunta al tratar de girar un tornillo medianamente apretado o una llave española que se rompe al primer intento de aflojar una tuerca! Hace poco adquirí una motobicicleta, ensamblada con un motor chino que, en menos de un año de uso esporádico, ¡ya comenzó a fallar!).

Varios supuestos “defectos de fabricación”, que han implicado graves peligros en autos, por ejemplo, se deben a que en el deliberado acto de hacerlos fallar en determinado tiempo, a los fabricantes se les ha, digamos, “pasado la mano”. Hace poco ciertos vehículos de Toyota tuvieron que ser llamados masivamente debido a que tenían un grave defecto en los sistemas de frenado, que ya había provocado incluso varios accidentes. En un foro sobre los famosos autos Jeep, un quejoso escribió: “Tengo un Jeep Wrangler Sahara 2008 y es un auto que me ha decepcionado bastante, pues con sólo tres años de uso, tiene un grave problema de $500 dólares, pues el módulo de control integral falló, el auto simplemente se rehusó a arrancar. Ha estado en la agencia durante una semana. Aparentemente esa pieza fue pobremente diseñada y necesita cambiarse toda la caja de fusibles por una nueva, con diferente y mejor diseño. He hablado con personal de Chrysler, el fabricante del auto, señalándoles que deben de hacer un llamado urgente a todos los propietarios del modelo, pero me han respondido que no hay demasiados dueños que se quejen de dicho problema, como para que se deba de hacer un llamado de emergencia. Sin embargo, mi parte para cambiar está en lista de espera y mi orden es ¡la número 220! Y para empeorar las cosas, me han dicho que ¡puede ser que pasen semanas o meses antes de que la pieza llegue! ¡Así que convoco a todos los propietarios de esos malos vehículos a que si tienen problemas similares, que se comuniquen con Chrysler e insistan en que se debe de hacer un llamado urgente a todos los dueños de ese modelo pero ya!”.

Como este testimonio hay miles, no sólo de autos, sino de productos tales como laptops. Existe varios foros en donde los dueños de laptops fabricadas por Apple que han resultado defectuosas, suben sus quejas acerca de las constantes fallas que esas computadoras tienen, desde calentarse demasiado y dejar de funcionar súbitamente, hasta pantallas que se apagan, circuitos que se funden, discos duros que fallan. En efecto, las prácticas de esa empresa, de fabricar casi la totalidad de sus productos fuera de EU, sobre todo en China, además de usar componentes mal diseñados o de material muy pobre, son parte de los problemas (sólo hay que ver por dentro una laptop o computadora de dicha marca, como he hecho algunas veces, y se ven partes, como cables, pegadas con simple tela adhesiva). Pero aquí también la empresa del ya fallecido Steve Jobs, es un buen ejemplo de cómo sus artículos son dignos representantes de la obsolescencia programada, ya que combinan, como dije, cuestionables diseños y pobres materiales con el manejo mercadotécnico, pues cada dos años, digamos, se lanza un upgrade, una versión “mejorada” del iPod, del iPhone, del iPad… y así, con tal de que los fans de dicha marca desechen la vieja versión, acudan en tropel a las tiendas y compren el artículo mejorado con tal de no quedarse atrás y estar up to date, es decir, a la vanguardia tecnológica (sin embargo, no siempre ha sucedido, pues hace unos días que fue presentado el nuevo iPhone, el iPhone 4, no resultó tan innovador entre los fans, pues además de costoso, tiene problemas técnicos, como la baja vida de la batería, no sirve para captar señales wifi, caros accesorios… incluso que el modelo anterior era mucho mejor en muchos aspectos. Algunos usuarios que han probado el nuevo celular, de plano declararon “no pierdan su tiempo y ni malgasten su dinero en adquirirlo”. También, es muy conocida la práctica de Apple de cerrar sus productos a adelantos tecnológicos y de software, con tal de evitar que sus gadgets digamos que se democraticen y hasta puedan abaratarse, como, por ejemplo, usar software libre, accesorios genéricos y así. Incluso, alguna vez la empresa pensó en no ofrecer baterías de reemplazo, con tal de que los consumidores de sus productos tuvieran que comprar uno nuevo forzosamente).

Una consecuencia de la obsolescencia programada, quizá la peor, es que tanto consumo compulsivo genera brutales cantidades de desechos cada año, sobre todo de productos electrónicos, lo que se ha dado en llamar “basura electrónica” (e-waste). Los países ricos, son los que más contribuyen a las montañas de cuanto producto obsoleto se va desechando. En enormes pilas se acumulan, muchos de ellos aún funcionando, y son irresponsablemente exportados a países pobres, de África o de Asia, por ejemplo, que son más vistos como tiraderos que, irónicamente, compran toda esa peligrosa basura (aunque algunos países suelen hacer donaciones, con tal de que se vea qué tan filantrópicos son, pero en realidad se deshacen de su chatarra electrónica). El argumento de los países exportadores es que son productos que pueden reciclarse, pero sólo una fracción de todos esos desechos, realmente funcionan, un 30%, cuando mucho. En el documental que comento antes, hay escenas de barcos con muchísimos contenedores que cargan exclusivamente tales desechos, y a la hora de descargarlos, se forman cerros y cerros de computadoras, laptops, celulares, impresoras, monitores…

Las empresas exportadoras, muy mañosamente, ponen los productos que aún funcionan al principio de los cargamentos, para que las compañías que los importan vean que todavía pueden usarse, pero luego ya viene realmente la chatarra. Así, los compradores adquieren todo por bulto, digamos, a precio de ganga, seleccionan lo mejor, que a su vez lo revenden, y que es de donde sacan su inversión y su ganancia, y ya lo peor lo venden más barato y así, eso va pasando de comprador a comprador, hasta que ya lo que realmente no puede repararse o que es inútil, la mayor parte, se tira.

En el sitio de la organización pbs.org/frontlineworld, se exhibe el video:

http://www.pbs.org/frontlineworld/stories/ghana804/video/video_index.html

que muestra las infames, brutales consecuencias que el desecho de la basura tecnológica está provocando en países muy pobres, como en este caso, Ghana, nación africana a donde llegan cada año miles de toneladas de tales desperdicios (de por sí que África, un pobre continente con vastos recursos, siempre se ha usado como el basurero mundial, a donde llegan todo tipo de desechos, de cosas que ya no sirven o ya no son permitidas en sus países de origen, como maquinaria, vehículos, ropa, medicina y alimentos caducos… y más desechos). Lo que ya no puede “reciclarse” se tira en lugares baldíos en donde niños y adolescentes acuden para recoger, apilar y quemar esa chatarra, cuyo contenido plástico genera densas y negras columnas de negro, venenosísimo humo, que van a dar a la ya muy contaminada atmósfera y, claro, a los pulmones de esos jovencitos, quienes ya apagadas las peligrosas fogatas, recogen los restos de alambres y de metales con magnetos, que van acumulando en cubetas, para luego venderlos y ganarse un miserable ingreso. Un chico que se acomide a acompañar a los reporteros, les enfatiza a que sientan cómo ya todo el tiradero huele permanentemente a plástico quemado y a otros incinerados desperdicios, siendo difícil respirar (lo peor es que ese tóxico humo y otros peligrosos desperdicios generados por la combustión, no se quedan sólo en Ghana, sería ingenuo pensar eso, sino que se esparcen por todo el planeta, siendo su efecto persistente y bioacumulativo en el ecosistema mundial, o sea, no se degradan y terminan integrándose a la cadena alimenticia).

Un reportero local, Mike Anane, ha estado haciendo reportajes sobre el problema que eso ha generado, pues con tristeza señala que esos tiraderos, cercanos a la laguna Korle – uno de los cuerpos de agua más contaminados del planeta –­, eran antes sitios prístinos, con tierras fértiles y ríos limpios, en los que él, de niño, solía jugar pelota con sus amigos. Pero ahora se han transformado en infectos basureros, corrientes de aguas negras, contaminada atmósfera… los locales le llaman al sitio Sodoma y Gomorra, en clara alusión al apocalíptico fin del mundo.

“Es triste e irresponsable lo que países como EU, Inglaterra o Alemania, están haciendo aquí”, comenta, mientras muestra que uno de los monitores desechados pertenecía a una escuela elemental de Filadelfia. Ha estado tratando de reunir cuanta evidencia pueda, para tratar de demostrar el grave problema causado tanto a la salud de la población, así como al medio ambiente de su país – y de otros –, con tal de que se tomen medidas verdaderamente enérgicas para detener dicha situación.

China, muestra también ese excelente testimonio fílmico, es otro muy demandado sitio para exportar basura electrónica. Al puerto de Hong Kong, llegan a diario decenas de barcos con cientos de toneladas de esa basura, “importados legalmente”. Cerca de allí está la ciudad sureña de Guiyu, en donde al recorrerla, durante kilómetros y kilómetros, lo único que se ve es basura y más basura electrónica. El activista Jim Puckett es a quien se le acredita haber descubierto esta ruta del e-waste, que sigue floreciendo, debido a que es un excelente negocio, sobre todo porque pueden obtenerse materias primas para la industria electrónica china de forma mucho más barata. Claro, barata porque se gasta menos dinero, pero muy cara porque se daña irreversiblemente al medio ambiente y a la salud de los pobres chinos que se dedican a “reciclar” tan contaminantes, venenosos residuos. Declara Puckett en una parte del documental que “la primera vez que vine aquí, en 2001, esto estaba mal. ¡Ha ido de peor a verdaderamente horrible! Realmente lo que está sucediendo aquí es más bien apocalíptico”.

Claro, si por apocalíptico, Puckett se refiere a que, en efecto, estamos preparando nuestro pronto exterminio, así es. Si ven el documental, se darán cuenta cómo las calles de Guiyu, las banquetas, las casas… todo está lleno de esa basura, y gente que está desarmando las viejas computadoras, las consolas de videojuegos, quebrando los monitores… para sacar los componentes electrónicos, como las tarjetas madres, los procesadores, los circuitos. Y luego, en una muestra del poco respeto que tienen los dueños de los locales en donde eso se recicla a la salud de sus necesitados trabajadores, se ve a pobres jóvenes mujeres “cocinando” todos esos componentes para que se funda todo el metal – oro y cobre, principalmente –, que contienen, teniendo que respirar el nocivo humo blanco que despide la fundición. Lo peor es que se hace en sitios cerrados, empeorando el daño a la salud de por sí provocado.

Un peligro adicional, se señala en el documental, que más tiene que ver con problemas de seguridad, que ambientales y de salud, es que mucha de la basura electrónica contiene discos duros, la mayoría de los cuales se desechan así, sin haberse borrado su información, y para los llamados cybercriminales eso es oro molido, ya que pueden enterarse de jugosos secretos de la gente o incluso de compañías, de sus estados financieros, de los códigos de sus tarjetas de crédito o débito, de su intimidad. De hecho, Ghana está clasificado como uno de los países en donde más ha florecido el cybercrimen. Pues cómo no, se puede concluir, con tantos millones de computadoras desechadas, sin el menor cuidado, cómo no habría de darse ese digamos “daño colateral”. Hay una escena en que se muestran archivos muy delicados de millonarias compras de armamento del gobierno a la empresa armamentista Northrop Grumman, que podrían haber provocado “serios problemas” al caer en “malas manos”. En ese mismo disco duro, había secretos de la NASA e incluso del Departamento de Seguridad Doméstica. Pues vaya que si son descuidados los estadounidenses, pero, dirán, pues algo hay que sacrificar, con tal de deshacernos de tanta chatarra que generamos, ¿no?

Y se muestran también los intentos digamos que responsables que se hacen en países como India, que también recibe desperdicios electrónicos, y está generando los suyos propios (debido a una incipiente clase media que se ha occidentalizado y ya está siendo dada también a tirar sus chatarra, al más puro estilo estadounidense).

Hay una planta que recicla el e-waste, esa sí, de manera responsable y tecnológica, y con el oro que obtiene, por ejemplo, hace relojes y joyería, a los que se etiqueta de ecológicos por estar hechos con materiales reciclados. Pero como se señala, ese es un muy limitado intento, porque cuesta mucho y es más barato hacerlo de forma irresponsable y dañina al medio ambiente y a la salud.

En efecto, la última escena muestra a un joven hindú, de 19 años de edad, que se ve mucho mayor, y que trabaja en un lugar precariamente construido, de piso de tierra y tabiques mal pegados y sin aplanar. Se le ve echando en barriles con ácido tabletas electrónicas para que se deshaga el plástico y obtener los pocos gramos de oro o cobre que contienen. Se le pregunta si no le hace daño estar respirando tanto tóxico humo. Y responde “sí, yo sé que estoy terminando aquí con mi vida, pero no tengo otra cosa qué hacer para ganarme un salario, y no deseo que mis hijos terminen con su propia vida, y por eso estoy aquí, matándome día a día”.

Sí, matándose día a día, como el capitalismo salvaje está matando al planeta y la humanidad entera a diario.

Contacto: studillac@hotmail.com

domingo, 2 de octubre de 2011

Desempleo en EU, agudizada tendencia del capitalismo salvaje del incremento en la desocupación

Desempleo en EU, agudizada tendencia del capitalismo

salvaje del incremento en la desocupación

por Adán Salgado Andrade

Dentro de las contradicciones que enfrenta el absurdo y desequilibrante capitalismo salvaje que, por desgracia, aún sigue dominando al planeta, está la de, por un lado, producir mucho más, sobreproducir, lo que se conoce coloquialmente como el aumento de la productividad y por otro lado, a emplear a menos personas, como veremos.

Así, se sobreproduce, es decir, se fabrica mucho más de lo que realmente la sociedad puede consumir. Además, ese aumento de la producción, la sobreproducción, se pretende hacer no a la par del número de obreros empleados, sino que la tendencia es ir eliminando puestos de trabajo al ir incorporando el know how (la habilidad del obrero para fabricar una mercancía, digamos su talento creativo) en los instrumentos de trabajo (la maquinaria empleada), así como incrementar sobremanera la capacidad de fabricación de éstos, la cual, con la incorporación de procesos computarizados que la han automatizado o semiautomatizado, en efecto, ha logrado elevar considerablemente el número de productos manufacturados por hora o día laboral.

La contraparte, como señalo, es que los obreros activos han ido disminuyendo tanto en número, así como en su participación dentro de los procesos de trabajo, a grado tal que muchas veces, su función es casi de simple vigilancia, cuidando que todo el procedimiento se efectúe adecuadamente, lo cual no quiere decir que su participación no sea vital, pues siguen siendo la parte de la composición del capital (capital variable) gracias a la cual las empresas obtienen una ganancia (plusvalía, o sea, el trabajo no pagado).

Esa tendencia siempre ha sido así, no es nueva. La razón es que la tasa de ganancia tiende a disminuir inexorablemente con el tiempo, y el capitalismo trata de contrarrestar esa inercia tratando de abaratar los factores de la producción, sobre todo aquéllos en los que tiene, digamos, control. Sin embargo, dicho control no puede ejercerse en todos los factores que intervienen en el proceso de fabricación. Los instrumentos de trabajo, o sea, la maquinaria empleada (sean manuales, automatizadas o incluso los robots), son algo que tiende a encarecerse, dado que se le ha ido incorporando el know how, como menciono arriba, así que cada vez requieren de mayor sofisticación para realizar todas las tareas a las que se dedicarán. Eso implica que los costos de adquisición crecerán y como dichos costos se transfieren al costo del producto elaborado, su precio se incrementará.

En cuanto a las materias primas, tampoco hay un control, pues por la interrelación capitalista que establecen las empresas, no depende de las que requieren dichas materias primas la fijación del precio, principalmente porque se debe de tener en cuenta que no todas las materias primas en la actualidad son productos sin elaborar, o sea, que se trate de materiales naturales. En la tendencia actual, podemos decir que las materias primas, la gran mayoría, ya son semielaboradas o completamente elaboradas, y sólo requieren de su colocación en el producto fabricado. Por ejemplo, un auto requeriría de materias “primas” tales como tableros completos, llantas, refacciones, molduras… en fin, que la división capitalista del trabajo ha contribuido al, digamos, repartimiento de tareas, pues originalmente se tenía contemplado que la especialización de procedimientos aumentaría la productividad, como en efecto sucedió, pero que también lograría que bajaran los costos, lo cual, en efecto, por algún tiempo así sucedió (en su momento, por ejemplo, Henry Ford, quien fue el primero en aplicar el concepto de armado en serie en sus autos, logró bajar el precio del Ford modelo T en el año de 1913, cuando comenzó la especialización de tareas, de 950 a 290 dólares, es decir, a menos de un tercio del precio original).

Sin embargo, como ya señalé, la sofisticación tanto de la maquinaria, para incorporarle la mayoría de las tareas que antiguamente hacían los obreros, así como el incremento del valor de las materias “primas”, han encarecido los procesos de fabricación, y con ellos el costo final del producto manufacturado también se ha incrementado, especialmente en aquéllos muy elaborados, como los automóviles, por ejemplo, además de que ciertas exigencias de mayor seguridad, mayor eficiencia automotriz, computarización de sus equipos… también han contribuido a encarecerlos.

Y la “solución” aplicada ha sido, primero, buscar zonas salariales más bajas, como lo que ha sucedido con China, que actualmente es el paraíso de la fabricación, por los sueldos miserables que perciben la mayoría de sus dóciles obreros. Sin embargo, dicha tendencia está llegando a un agotamiento, dado que la participación de tales obreros es marginal, así que su contribución para contrarrestar la disminución de la ganancia está llegando a su límite. Además, por los costos de transportación, que tienden a subir con el tiempo, para muchas empresas ya no implica una ventaja la fabricación de sus productos en China, aún con los miserables salarios, pues a veces el pago del transporte es más costoso que si el producto se hubiera fabricado en EU (además de que muchas veces lotes completos salen defectuosos, ya sea porque se emplearon materiales de menor calidad o hubo mal control de calidad – nada raro en los chinos –, por lo que se deben de maquilar nuevamente, subiendo aún más los costos).

Así que una tendencia en ese país, EU, y en muchos otros, ha sido la de seguir manufacturando en el lugar, pero buscando la relación que menciono arriba: fabricar más, con menos obreros y pagándoles salarios estancados o disminuidos. Eso explica que por más “remedios” que busquen Barack Obama y sus tecnócratas para disminuir la tasa de desempleo, esto no se traduzca así en la práctica.

De acuerdo con el Departamento del Trabajo estadounidense, actualmente hay 28 millones de estadounidenses desempleados, incluyendo los que trabajan en empleos de medio tiempo, pero que quisieran uno de tiempo completo, porque no alcanzan a cubrir sus necesidades, o los 10 millones que de plano ya se cansaron de buscar trabajo. Esta situación se explica en buena medida por la tendencia que arriba menciono, como veremos (y otro factor es que de todos modos el capitalismo adolece permanentemente de desempleo crónico, ya que el contar con trabajadores desempleados, abarata los sueldos de los activos, pues aquéllos son una presión, un exceso de oferta que baja el costo de la mano de obra. Keynes sostenía que aún en los periodos de llamado pleno empleo, o sea, de prosperidad, siempre debía de haber un mínimo de 2% de desempleados, para que las empresas no se estuvieran peleando por las contrataciones. Pero para buena suerte del capitalismo salvaje, siempre han sido mayores las tasas de desempleo a ese mínimo).

En varios sectores industriales, el aumento en la productividad ha tendido a reducir bastante la creación de empleos. Además, dicha tendencia ha ido acompañada de un desigual aumento en los ingresos de los trabajadores, pues la gran mayoría de salarios percibidos no está acorde con el aumento de la producción. Eso se explica porque al aumentar la producción mediante la introducción de maquinaria más sofisticada, por un lado, los obreros empleados no necesitan estar muy preparados para manipularlas, ya que los procedimientos automatizados y computarizados pueden aprenderse en poco tiempo, así que tal aumento de la productividad no se ha dado porque los obreros sepan más, son las máquinas las que saben más, así que si un trabajador falla, es fácilmente reemplazable, pues se trata de obreros en su mayoría poco calificados o totalmente descalificados. Por lo mismo, perciben salarios bajos, no tienen necesidad las empresas de pagar sueldos elevados, excepto en lel reducido porcentaje de trabajadores altamente calificados, como los investigadores o los ingenieros que se encargan de hallar nuevos materiales, nuevos productos y nuevos procedimientos productivos, como más adelante explico.

Por otro lado, al producir más con máquinas más sofisticadas, pero con menos obreros, por el desempleo resultante, los salarios tienden a bajar, ya que habrá más solicitantes para un cada vez menor número de puestos de trabajo, así que las empresas se darán el lujo de bajar los salarios, dado que hay mucha demanda laboral para tan pocos puestos.

Claro que para todo lo que menciono, el economicismo ha planteado supuestas “salidas”. Se plantea, por ejemplo, que mientras en unos sectores se reducen los empleos por el aumento de la productividad, habrá otros de nueva creación que tenderán a absorber a los desempleados. Un interesante mapa interactivo sobre el crecimiento de las tasas de desempleo (ver: http://www.latoyaegwuekwe.com/geographyofarecession.html) muestra cómo en la mayor parte de ese país la tasa actual de desempleo, 9.1%, impera, y en muy pocos sitios existen tasas menores o mucho muy bajas. Si, como mantienen los defensores del aumento de la productividad, que ésta crea empleos indirectos, si eso fuera cierto, no estaría la alta tasa de desempleo del 9.1% presente en casi la totalidad de EU.

En efecto, han surgido nuevos sectores tecnológicos, pero desde mi punto de vista su contribución a la creación de empleos es marginal.

Analizaré algunas cifras que demuestran lo que arriba menciono.

Ciertos sectores industriales importantes de EU han ido empleando cada vez menos trabajadores, pero en cambio incrementando su productividad. Menciono a continuación algunos de ellos, para los cuales se ha tomado como referencia el año de 1980. Por otro lado, como también discuto arriba, aunque se ha tendido a incrementar los salarios también desde dicho año, sólo algunos lo han hecho digamos que proporcionalmente al aumento de la explotación a la que someten actualmente a sus empleados:

La industria química emplea actualmente 29.36% menos trabajadores que en 1980 y ha aumentado los salarios en 62.39%. Esto se explica, como ya dije, porque siendo una industria básica, muchos de sus trabajadores conservan varias habilidades que aún no han sido transferidas del todo a los instrumentos de trabajo empleados (por ejemplo, un ingeniero químico, empleado como investigador para hallar nuevos compuestos y sustancias que mejoren los procesos industriales, tendrá que estar bien pagado).

La agricultura emplea actualmente 7.69% menos empleados que en 1980. Sin embargo, los salarios apenas si han subido 1.88% desde entonces. Esto quiere decir que el aumento de la productividad se ha dado más por el uso intensivo de agromaquinaria más eficiente, que por el empleo de trabajadores. La agricultura en ese país es altamente mecanizada y por ello se emplean cada vez menos trabajadores. Tómese en cuenta, además, que buena parte de las labores son hechas por trabajadores inmigrantes, la mayoría ilegales, y se comprenderá el por qué de los raquíticos incrementos salariales.

La industria de la confección emplea actualmente 87.59% menos gente que en 1980 y ha incrementado los salarios 33.27%. Claro, esa tendencia se explica porque buena parte de los empleos en ese sector se han ido a países con bajos salarios, como China. Pero además la incorporación de máquinas automatizadas y computarizadas, ha ido reduciendo la demanda de obreros. De todos modos, el que hayan aumentado poco más del 33% los salarios, implica que muchos de esos obreros poseen aún un nivel de especialización que no se ha incorporado a la maquinaria (en muchos procesos, son aún vitales las costureras que ensamblan manualmente algunas prendas).

La industria de la fabricación de maquinaria emplea desde 1980 a 52.69% menos trabajadores, en tanto que los salarios apenas han subido 11.77%, a pesar de que en ese sector se han aplicado muchos procesos más eficientes, que han incrementado la productividad, o sea, cada trabajador produce más que desde ese año, pero no gana un salario en la misma proporción, como explico arriba. También se debe, como ya dije, a que se emplean mayoritariamente obreros poco calificados, que ganan bajos salarios.

La industria textilera también ha bajado dramáticamente el empleo de obreros, pues desde 1980 ha reducido 86.07% los obreros empleados. También aquí se emplean actualmente métodos que han incrementado por mucho la producción, sin embargo los salarios apenas si se han incrementado en 13.6%. Máquinas operadas casi por completo por computadoras, producen millones de metros de tela e hilos por año con menos personal, claro, poco calificado casi todo.

La industria mueblera también emplea actualmente 23,86% menos empleados y sólo han incrementado sus salarios los obreros en 6.54%, bastante raquítico. Otra industria que también ha incorporado maquinaria más sofisticada para la producción y obreros descalificados, pero además muchos de los diseños de los muebles modernos emplean materiales, como el plástico, que no requieren de procesos manuales y son transformados enteramente sólo por maquinaria, como los métodos de inyección que fabrican sillas de plástico de una sola pieza.

La fabricación del papel, también emplea a 43.08% menos empleados y les paga apenas 15.48% más a los que están trabajando actualmente. Es otra industria en que el empleo de máquinas computarizadas y procedimientos químicos más eficientes han logrado elevar dramáticamente la producción con obreros descalificados.

La refinación del petróleo y del carbón, industrias tan estratégicas actualmente emplean, a pesar de su importancia, 75.92% menos empleados, aunque en este caso, los activos perciben 62.83% más salario que desde 1980. Aquí también es porque los cambios tecnológicos han requerido de más investigación, así que buena parte de los trabajadores en esa industria son muy experimentados, como ingenieros químicos o petroleros u otros profesionistas que han logrado descubrir e implementar mejores tecnologías aplicadas a la obtención de tantos derivados del petróleo que actualmente se requieren. Eso ha sucedido incluso con el carbón, el cual se ha buscado que sea menos contaminante, al aplicar procedimientos químicos que han logrado licuificarlo o convertirlo en gas (aunque esto apenas si ha reducido las emisiones contaminantes que ese combustible fósil produce, como bióxido de carbono o azufre, entre otros dañinos gases y sustancias).

La fabricación de plásticos y de caucho emplea hoy 15.82% menos gente que desde 1980 y la paga apenas si se ha incrementado en 6.96%. En este caso, no se ha incrementado tanto la productividad en relación al año 1980, pues los métodos de producción de plástico o de caucho no han variado tanto y la importancia de los obreros en activo es vital aún.

Por último, la industria de los electrodomésticos también ha elevado dramáticamente su productividad, empleando hoy a 83.25% menos obreros y ha subido apenas los salarios 17.3%. También aquí son máquinas más sofisticadas las que han incrementado bastante la manufactura de productos eléctricos para el hogar, y los obreros en su mayoría sólo realizan labores repetitivas de baja habilidad, como simplemente el alimentar a una máquina del material necesario para que produzca, por ejemplo, una pieza plástica o una metálica. Pero además es una de las industrias en que millones de empleos han sido desplazados a sitios como China (blue collar jobs), como señalo arriba, con salarios de hambre y materias primas más baratas y por ello los trabajadores estadounidenses empleados son un mínimo en relación a 1980(y como también señalo antes, la exportación de empleos a China y a otras zonas maquiladoras de salarios bajos y materias primas baratas ha contribuido a la desindustrialización y pérdida de empleos que padece EU de unos años para acá).

Como discuto arriba, todo ello ha llevado a una fuerte disminución en los empleos, aunque muchos investigadores se ufanan de que se han creado nuevas industrias y labores que supuestamente tienden a sustituir a los empleos tradicionales. Sin embargo, esas nuevas labores tienen poca influencia real en el número de plazas laborales que crean, tratándose la mayoría de plantas que emplean a menos de 2000 personas, siendo la mayoría de apenas 500 empleados y eso sólo en algunas zonas de EU. Ya comenté que un plano laboral demuestra que el desempleo de 9.1% prevalece en la mayor parte de ese país y tienden a crecer sus zonas de influencia, sobre todo porque la crisis tiende a profundizarse en estos momentos.

Algunas de las llamadas “nuevas industrias” que se han establecido en ciertas regiones de EU, lo han hecho porque son lugares de marcada pobreza y marginación social, en donde es posible pagar salarios bajos (sería el equivalente a tener una China en casa). Se han establecido a lo largo del cinturón industrial marcado por la carretera interestatal 85, la cual cruza estados como Alabama, Georgia, Carolina del Sur y del Norte y Virginia que cuentan con zonas urbanas y/o rurales marcadamente pauperizadas (recomiendo que vean la cinta estadounidense “Winter bones”, de la directora Debra Granik, que es una mirada a la población pobre estadounidense que vive en las zonas rurales, como no tienen ni qué comer y deben de ligarse a las actividades de narcotraficantes que establecen laboratorios allí. Les doy la referencia: http://www.imdb.com/title/tt1399683/).

Sin embargo, dichas empresas son plantas industriales de apenas 2000 o menos personas. Las siguientes, son algunos ejemplos: Hyundai Motor of America, establecida en Montgomery, Alabama, fabricante coreano de autos, que apenas emplea 2000 personas. Firstmark Aerospace, establecida en Creedmoor, Carolina del Norte, pequeña empresa que fabrica partes y equipos para la aviación, apenas emplea 65 personas, pues usa sofisticado equipo que no requiere muchos obreros. Comatrol, establecida en Easley, Carolina del Sur, es una empresa que diseña herramientas para equipos hidráulicos, y apenas emplea 200 personas. Kemet, compañía que fabrica capacitores para equipos electrónicos, desde celulares, hasta computadoras e instrumentos de navegación, sólo da empleo a 500 obreros. Atlas Lightning Products, establecida en Carolina del Norte, fabrica equipos de iluminación más eficientes que los convencionales, pero sólo da trabajo a 100 personas. Hartness International, establecida en Greenville, Carolina del Sur, es una empresa líder en la fabricación de empaques y envases para la industria refresquera, pero apenas emplea a 500 personas. Wabted, establecida en Duncan, Carolina del Sur, es una empresa que fabrica equipos para ferrocarriles, desde los frenos, los acopladores, hasta los conectores que toman la corriente de las vías para que puedan moverse los trenes, pero apenas emplea a 325 personas (regularmente sólo emplea a 200 obreros, pero recientemente un gran pedido de piezas para el metro neoyorquino le hizo contratar a los 125 extras, como se ve, no gran cosa). Por último, un ejemplo más que demuestra que las nuevas industrias no crean demasiados empleos es el de Centurion Medical Products, que fabrica equipos médicos para cirugías y apenas si da empleo a 120 personas.

Así que, como puede verse, no es tan alentador que, según el principio que establece que mientras el aumento de la productividad destruye empleos por un lado, por otro, crea más, de nueva categoría, las nuevas empresas, en efecto, crean trabajos, pero no en el nivel requerido. Si así fuera, el desempleo actual tan elevado, habría sido mitigado desde años atrás (de hecho, la tendencia de desocupar gente al aumentar la productividad, se da en todos los países. Por ejemplo, cifras recientes para México indican que desde el año 2003, mientras que la producción industrial creció 18.7%, los trabajadores ocupados disminuyeron 2.5%, al igual que sus salarios, que ni siquiera aumentaron ligeramente, como sucede en EU, sino, al contrario, se contrajeron 3.7%. Es la contradictoria realidad del capitalismo salvaje, emplear menos gente con el tiempo, pero fabricar más, ¡lo que exige muchos más consumidores! Esto, ¡¿cómo!?, con tanto desempleo).

Además, si así fuera, que el aumento de la productividad no desemplea, ni habría la altísima tasa de desempleo mencionada, que ha rebasado incluso las de otras recesiones y crisis económicas recientes, como la de 1990 o la del 2000, ni tampoco, en un desesperado esfuerzo, ahora por rescatar a tantos millones de desempleados, Barack Obama habría lanzado hace unas semanas su “ambicioso” plan de invertir 447,000 millones de dólares para tratar de revertir tan grave problema, que si se deja al azar, ya muchos analistas han advertido que se incrementaran las recientes protestas sociales que se han dado en los meses y semanas recientes, en poco tiempo se podrían estar iniciando profundas crisis de masificación de protestas y descontento social que culminarían con violentos estallidos sociales, comparables, quizá, a lo que ha sucedido en los países árabes, como Egipto, o en países europeos, como España (ver en este mismo blog mi artículo “De nueva cuenta la fiebre del oro o de cómo EU está quebrando”).

Al momento de escribir estas líneas, por ejemplo, hay una protesta justamente en el corazón financiero de EU, nada menos que en Wall Street, en donde cientos de jóvenes, convocados a través de las redes sociales están protestando en contra de los barones del dinero, de los que dicen, han robado su presente y están robando su futuro, empobreciendo cada vez más no sólo a los que ya son de por sí pobres, 46 millones de estadounidenses, sino a la cada vez menos abundante clase media. Dicho movimiento, bautizado con el nombre “Ocupa Wall Street”, ha recibido un gran apoyo por parte de personalidades y agrupaciones de todo el mundo. El cineasta Michael Moore y el lingüista Noam Chomsky han asistido y ofrecido su solidaridad con los jóvenes manifestantes, pues el algo que nunca antes había ocurrido.

Ante eso, de todos modos el capitalismo salvaje, en su afán de mostrar sus “bondades”, sigue manipulando las estadísticas a su favor, con la ayuda de inescrupulosos economistas y centros de pensamiento (think tanks), con tal de continuarse presentando como la “única” alternativa viable”, la que, sin embargo, desde hace mucho tiempo ha demostrado ya no serlo.

Contacto: studillac@hotmail.com

martes, 26 de julio de 2011

De nueva cuenta la fiebre del oro o de cómo EU está quebrando

De nueva cuenta la fiebre del oro o de cómo EU está quebrando

Por Adán Salgado Andrade

Desde noviembre del 2010 y hasta finales de junio el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, el señor Bern Bernanke, lanzó una iniciativa financiera llamada “quantitative easing”, (respiro cuantitativo), en su segunda fase, QE2, con la finalidad de que el gobierno comprara alrededor de $600,000 millones de dólares de los bonos del tesoro (treasury bonds) emitidos precisamente por el mismísimo gobierno, los cuales representan millones de dólares regados por todo el mundo, es decir deuda. Así, en promedio, se adquirieron $75,000 millones mensuales de dichos papeles bursátiles, todo para evitar un muy probable colapso de tales bonos, así como para evitar o aminorar otro nuevo, fuerte descalabro de la economía estadounidense, peor, incluso, del que ha estado sufriendo desde el 2008, como veremos.

El déficit fiscal federal estadounidense suma ya $1.6 billones de dólares ($1,600,000 millones de dólares, más o menos 1.6 veces el PIB que tuvo México en el 2010) y una manera de, digamos, “financiar” ese déficit (o más bien ocultarlo y tratar de prevenir el desastre que viene, como analizo más adelante), ha sido a través de la venta de tales bonos del tesoro, desde hace muchos años (algo que normalmente hacen todos los gobiernos, pero que el de EU, aprovechando su declinante dominio económico, en los años recientes, ha sobrevendido dichos bonos y ya ha sobrepasado su capacidad de pago, ya no digamos para recomprarlos, sino ni siquiera para pagar los intereses que devengan dichos bonos). Obviamente que en esos viejos tiempos, con la entonces digamos que aceptable economía estadounidense (por lo menos, no tan deficitaria y débil, al borde del colapso, como lo es en la actualidad), era muy atractivo adquirir bonos del tesoro, pues se trataba de una muy sólida manera de asegurar una futura, cómoda y aceptable inversión, sobre todo en ese país, tan dado a la “fiebre inversionista”, en donde los ávidos inversionistas están siempre a la caza de las mejores “oportunidades” de invertir su dinero y sacar rápidas y muy buenas ganancias (ver en este mismo blog mi artículo: Oportunista capitalismo salvaje o de cómo enriquecerse con guerras, desastres y enfermedades).

Sin embargo, las constantes crisis y recesiones económicas habidas desde entonces, especialmente la iniciada en el 2008 (que aún no concluye, y, al contrario, está empeorando), provocada por la burbuja inmobiliaria, han tenido el efecto de disminuir gradualmente el interés que han rendido tales bonos, que llegó a ser de un 7%, y que actualmente se ubica en un magro 3%, teniéndolos 10 años como mínimo (las tasas de interés bajan durante las crisis como una manera de alentar tanto el consumo, así como la inversión. Por ejemplo, otro país que no ha remontado la crisis económica que sufre desde mediados de los 90’s es Japón, provocada también por una burbuja inmobiliaria, el cual ahora, con el temblor, tiene muchos más graves problemas económicos. Desde hace muchos años, mantiene su tasa de interés cercana al 1%, pero ni así ha salido de la hecatombe financiera y económica).

Parecería absurdo que el propio gobierno se compre sus bonos del tesoro, pero eso es para, en primer lugar, no haber tenido que pagar los intereses prometidos, especialmente durante la “peor” fase de la crisis (como señalo antes, que, al contrario, empeorará aún más). En segundo lugar, es una manera artificial de elevar el atractivo que dichos bonos tengan entre los posibles compradores, que consideren que invertir su dinero en documentos fiscales tan aparentemente seguros, sigue siendo una “gran oportunidad”.

Sin embargo, como cada vez son menos atractivos o de plano ya no, por esa razón Bernanke se puso a comprarlos, a ver si la gente se anima. Sobre todo porque el 3% ofrecido a diez años de tenerlos, es, según los analistas, de reírse. Comparado tal rendimiento con la inflación promedio al consumidor, de 3.6%, o la de los fabricantes, de 7.2% (ésta, se pasa a los consumidores), no es negocio (además, con tantas especulativas inversiones privadas, que pueden ofrecer intereses muchas veces superiores y en menor plazo, y que a pesar de la crisis siguen existiendo, ¡pues menos!).

Pero esos bonos tan masivamente comprados, ahora, de nueva cuenta, requieren venderse, con tal de que el gobierno pueda financiar su déficit fiscal (esto, en pocas palabras, significa que el gobierno de EU está gastando más de lo que puede pagar). El problema que tiene Bernanke es que sus tradicionales compradores, que eran China y Japón, fuertes tenedores en el pasado de los bonos del tesoro, ahora ya no están dispuestos a seguir cargando con el déficit fiscal del gobierno de EU, sobre todo, en vista de que no tiene caso meter más dinero bueno al malo, como se dice, pues es claro que EU no tiene ya capacidad de pago, está quebrado (EU está actuando, permítaseme la analogía, como un banco sin fondos o una empresa en bancarrota, que pueden seguir emitiendo y vendiendo sus acciones, prometiendo altos intereses, sólo para pagar sus deudas con el dinero obtenido, pero si en determinado momento los tenedores de dichas acciones solicitan su dinero, más los intereses prometidos, entonces el engaño se cae, junto con la empresa generadora del fraude). De hecho, China se ha desecho de más del 8% de los bonos del tesoro estadounidenses que tenía, como medida de precaución por lo que pueda venir. Japón no lo ha hecho, pero ahora con sus incrementados problemas económicos, sobre todo por el terremoto (que le va a costar unos $300,000 millones de dólares en gastos de reconstrucción y unos diez años), mucho menos podrá comprar más de esos bonos (que ya casi son chatarra, según señalan algunos analistas).

Así que al prácticamente no haber compradores, el déficit de EU no podrá aliviarse y se avizora lo que se ha dado en llamar en la jerga de Wall Street un “colapso del mercado de los bonos” (bond market crash), que algunos ubican tan cercano como este próximo diciembre. Eso, señalan en Wall Street, será el comienzo de la cuenta regresiva para que los problemas económicos generados por la actual crisis empeoren aún más y generen más graves complicaciones, entre otras una inflación sin precedentes en la historia de EU (algo así como el “error de diciembre” mexicano de 1994). He platicado con algunos amigos de ese país y me confirman que, en efecto, cosas como los combustibles o los alimentos están cada vez más caros. Sobre todo, al emplear al maíz como base para hacer etanol, en lugar de que sirva para alimentarse en este cada vez más hambriento mundo, también ha contribuido mayormente a tal encarecimiento, me han señalado.

De acuerdo, por ejemplo, con el analista Porter Stansberry, director de la firma de investigación financiera Stansberry & Associates, ubicada en Baltimore, “Estados Unidos está en las primeras fases de una crisis que sacudirá sus fundamentos esenciales”. Y alude a recientes protestas sociales que han tenido lugar en estados como Wisconsin, Indiana, Ohio y Kansas. Incluso menciona todos los movimientos antigubernamentales que ha habido en países supuestamente desarrollados, como Inglaterra, Francia, España, Italia, Alemania, Grecia (que este país, también, está totalmente quebrado y es una causa adicional que recrudecerá la actual crisis). Según Stansberry, el colapso económico estadounidense comenzó a generarse desde el 2008, cuando el gobierno decidió “resolver” la crisis de enorme deuda y déficit fiscal, simplemente imprimiendo billones de dólares, sin un apoyo económico real. Para que se comprenda mejor esta parte, supongamos que lo que un gobierno vale, sus activos, digamos, son cien millones de dólares. En teoría, sólo puede haber circulante, o sea, papel moneda, en un monto similar, es decir, esos cien millones de dólares, con tal de que exista un equilibrio financiero. Esto es lo mismo a que si se tratase de un trabajador que sólo gastara lo que realmente tuviera de dinero. Pero si en cierto momento, ese gobierno gasta cada vez más y más, su momentánea ventaja es que puede imprimir dinero, a diferencia del trabajador, que no puede hacerlo. Y si el gobierno cada vez aumenta la impresión de dinero, llegará el momento en que éste sea tanto, que el valor nominal de cada billete no corresponda con su valor real. Siguiendo con el ejemplo dado, si el gobierno imprime 200 millones de dólares, cada billete de a cien dólares, en realidad valdrá cincuenta. Si el gobierno imprime 400 millones, cada billete de a cien, valdrá ahora 25… y así por el estilo. Como cada vez el dinero valdrá menos, todo lo que se deba de comprar costará más caro (la gente seguirá ganando lo mismo) y eso comenzará a incrementar los índices inflacionarios más y más… hasta llegar a procesos de incrementos de precios tan fuertes, como los que caracterizaron a muchas economías latinoamericanas en los 80’s, incluida la mexicana, en que se daban índices inflacionarios de hasta 2000, 3000% (o sea, un producto que valía 100 unidades monetarias al principio del año, terminaba costando 2000 o 3000 unidades monetarias hacia el final).

Eso, además de los agravantes económicos, declara Stansberry, generará muy fuertes tensiones a lo largo y ancho de EU, tal y como si se tratara de un país latinoamericano, por ejemplo, Argentina o Chile de los setentas.

Véase cómo el capitalismo salvaje en que vivimos es tan destructivo que hasta a sus propias cunas y santuarios, como hasta hoy lo ha sido EU, su defensor acérrimo, al final está sufriendo los mismos males que ya antes el resto del mundo, sobre todo los países atrasados, hemos experimentado.

Otro analista, el señor Martin Weiss, fundador y presidente de la firma Weiss Research, declara que “¡Un Apocalipsis estadounidense se aproxima. Desmedido gasto gubernamental, deudas enormes, descontrolada impresión de dinero, inimaginable cobardía política, están por perpetrar un enorme impacto en los ciudadanos estadounidenses. Ahora que esas enormes deudas están comenzando a implosionarse, y que el dólar está devaluándose en todo el mundo, el estilo de vida estadounidense cambiará radicalmente. Millones de estadounidenses están por perder su ingreso, sus ahorros, su poder adquisitivo y sus casas” (ya de por sí muchos perdieron sus casas con el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, el origen de la actual crisis o hasta sus fondos de pensiones, por los desfalcos financieros).

Y en efecto, muchos ciudadanos de ese país comienzan ya a sentir los efectos devastadores que la crisis provocó, agravados por la manera tan elitista en que Obama trató de “resolverla”, rescatando sólo a los bancos: han perdido cientos de miles sus trabajos, sus casas, sus fondos de pensión, sus ahorros… el tan presumido “american way of life” es cosa del pasado, algo que en la actualidad no es ni remotamente vigente para las grandes mayorías.

Y hay que recalcar que los analistas que mencioné arriba no son sociólogos marxistas, ni mucho menos, son analistas financieros y expertos en inversiones, que se han atrevido a hacer declaraciones tan aparentemente “radicales”, dada la gravedad del problema que se viene.

Aun así, hasta de crisis como la actual, hay pequeños grupos que le sacan jugo a todo y sólo ven la oportunidad de hacer más dinero y enriquecerse.

Como es un hecho que el dólar como divisa de pago y de ahorro está dejando de serlo, esos especuladores, sectores pertenecientes a las elites de Wall Street, ahora aplican sus esperanzas de enriquecimiento en los metales preciosos, en particular el oro. Y ha habido en los meses recientes intentos artificiales de subir el precio de ese metal, que de todos modos, por la fiebre especulativa a la que me refiero, subirá estratosféricamente su cotización, que actualmente ronda los $1600 dólares por onza, aunque esto también se debe a que la extracción del oro tiende a disminuir, las minas se están agotando. El señor William Patalon explica cómo los especuladores más poderosos, apoyados por Wall Street, logran incrementar el precio o cotización de lo que sea, creando demandas artificiales, y llegado el momento, cuando el precio es muy alto, venden las acciones masivamente, lo que provoca una baja, en la que los únicos perdedores son los pequeños inversionistas, los secundarios, que pierden mucho dinero en esas manipuladas y fallidas operaciones.

Y esta fiebre por proteger las fortunas comprando oro, en todas sus formas, es algo que nos está llevando a los tiempos antiguos, cuando el atesoramiento se hacía almacenando oro o plata. Además, en estos momentos de hecatombe económica, es algo que se está haciendo a nivel mundial, tanto para atesorar, así como para aliviar deudas. Por ejemplo, se pronostica que la Reserva Federal tendrá eventualmente que vender algo de las enormes reservas de oro que tiene, como ya han hecho varios países, incluyendo Rusia o Suecia.

El problema, como dije antes, es que la presente crisis no se está resolviendo, sino, al contrario, tiende a profundizarse, con eventos como el enorme déficit y endeudamiento fiscal estadounidense. Hablando de su deuda, tanto pública, como privada, asciende a $14,850,000 millones de dólares, o sea, casi el 95% de su PIB, lo que muestra que EU está endeudado hasta los dientes, como se dice, y eso lo ha logrado, hasta ahora, por el reconocimiento de divisa fuerte que tenía el dólar. De eso se ha valido el gobierno de aquel país para seguir imprimiendo dólares sin un verdadero respaldo, apoyando sobre los hombros del resto del mundo su colapso financiero y económico, vendiendo, además, los mencionados bonos del tesoro, que también han contribuido a solventar su parasitismo. Otro factor en contra de EU es que se ha ido desindustrializando. Por ejemplo, en 1953, poco más del 28% de las actividades se concentraban en el sector manufacturero, y actualmente sólo un 11.7% tienen que ver con dicho sector. Las corporaciones han preferido irse a lugares con materias primas y mano de obra más barata, como China. Por tanto al vender mucho menos de lo que exporta, no existe, en realidad, una base sólida para dicho intercambio comercial.

Pero es en medio de la crisis que se está viendo la debilidad estructural de la antes “sólida economía estadounidense”, y en todo el mundo o se están deshaciendo de sus bonos del tesoro basura o ya no se está aceptando al dólar como medio de pago.

Y eso está en el centro de un recrudecimiento de la crisis, que será mucho peor que lo sucedido en 2008, que aún tenía EU margen de maniobra, antes de que se descubrieran sus debilidades estructurales, que finalmente son las del capitalismo salvaje, sistema que se autodestruye y carcome las bases económicas de un país y de toda la sociedad, sin importar que, como EU, sean sus defensores acérrimos.

Consideremos lo que sucede en estos momentos en la así llamada comunidad económica europea, afectada también severamente por la crisis, como es el caso de Grecia, país igualmente quebrado, con una enorme deuda encima de $350,000 millones de euros, que representa 120% de su PIB, y que con las pocas actividades económicas que dicho país desarrolla, no se ve ni para cuando pueda liquidar tan enorme endeudamiento. Incluso, se dice que ya está por “contagiar” a países como España y Portugal, que también tienen baja productividad industrial, en relación con países como Italia, Alemania o Francia. Por eso la necesidad de parte de la eurozona de “rescatarla”, pero no por el bien de sus ciudadanos, no, sino porque ese “rescate” sólo servirá para pagar su deuda (de pasada comento que una baja producción industrial ha sido la causante de que países como Grecia estén quebrados, pues al haber realizado la unificación europea, se abrieron tanto las fronteras entre los ciudadanos de los países miembros, así como las de las exportaciones e importaciones. En dicho esquema, evidentemente que a los países mejor desarrollados industrialmente, como Alemania, les fue mejor con esa política de “fronteras abiertas” al comercio, ya que han logrado exportar mucho más, que cuando existían restricciones. Pero los países menos industrializados, justo como Grecia, pues todo compran y poco producen para vender, y de ahí el enorme endeudamiento. Es como si a un empleado se le hubiera estado pagando su salario por muchos años sin que trabajara, y de repente se le exigiera que repusiera todo lo que no trabajó durante tanto tiempo, ya sin salario, pues todo se le adelantó. Así de engañosos son esos tratados de “libre comercio”, que sólo benefician a los países más fuertes industrialmente hablando, como el que a nuestro país le ha estado afectando el tratado sostenido con EU, TLC, que éste país es el que realmente ha salido ganando y nosotros nos hemos ido desindustrializando y empobreciendo).

Y la única “esperanza” que EU tiene en estos momentos de evitar la brutal recaída está en el famoso debate sobre su “techo de endeudamiento”, es decir, que se le permita endeudarse al gobierno de Obama con dos billones de dólares más ($2,000,000,000,000) para que se tenga un presupuesto para el año entrante “adecuado”. Ese dinero representa casi 14% de su deuda actual, que, como ya dije, es de casi $14.9 billones de dólares, 95% del PIB del presente año. Así, de darse ese endeudamiento extra, EU estaría entrando al reino en donde las deuda de un país, supera su capacidad económica de un año, como en el caso de Grecia.

Y si se le concede ese “techo de endeudamiento”, eso no quiere decir que los problemas económicos de EU ­– o del mundo entero – ya estén resueltos, no, sino que ese dinero sólo servirá para solventar deudas, no para impulsar un crecimiento económico real. Esto equivale a que un trabajador sumamente endeudado pidiera prestado no para seguir viviendo y haciendo mejoras para su familia o su hogar, sino simplemente para pagar sus deudas. Y si no se le concede el endeudamiento, según los analistas, lo peor del recrudecimiento de la crisis estallaría inmediatamente. Es decir, si los ambiciosos y voraces barones del dinero le conceden más créditos a EU, la recaída de la crisis se retardará por unos meses más, pero de todos modos aquélla no podrá evitarse, la que, como he venido señalando, será mucho peor de lo que se ha vivido en los pasados tres años. Y la quiebra de EU y su fin como factor mundial de estabilidad económica, habrá llegado a su trágico fin. (y el reino del capitalismo salvaje, en su fase de enfermedad crónica terminal, también se estará acercando, si no a su fin, sí a que se le vaya haciendo de lado y pronto se encuentre una nueva vía económica, más justa y más equitativa).

De paso, a México, pues ya saben cómo le afectan las caídas y recaídas de EU: ¡de forma inmediata y varias veces multiplicada! (a pesar de lo que Ernesto Cordero, nuestro igualmente inepto, actual secretario de hacienda, diga, que nuestra economía es “muy sólida”. Y tan no lo es, que de nuevo está aumentando la tasa de desempleo, así como el cierre de industrias y comercios, por la desaceleración económica que EU está otra vez mostrando).

Mientras tanto, a pesar de esos inicios de la nueva recaída de la hecatombe económica en que aún nos hallamos, una suerte de modernos gambusinos continúan haciendo buenos negocios, con todo lo que se pueda, y ahora es comprando mucho oro, con tal de seguirse manteniendo como los superricos del mundo, a pesar de que sigan destruyendo con sus infames, voraces acciones, las bases económicas de todos los países y sus respectivos sectores sociales y de que el 70% de la humanidad no tenga asegurado ni siquiera su alimento de este día.

Contacto: studillac@hotmail.com