miércoles, 31 de agosto de 2022

La huella de carbono

 

La huella de carbono

Por Adán Salgado Andrade

 

Los más de 45,000 millones de toneladas de CO2, el llamado carbono, lanzadas a la atmósfera cada año, han provocado el calentamiento global, que ya está ocasionando eventos climáticos extremos.

Al momento de escribir estas líneas, países desde Europa, hasta China, están sufriendo una severa sequía. En el caso de China, varios ríos se han secado completamente (ver: https://apnews.com/article/china-asia-droughts-agriculture-67a4e9642c2770e45e8a324721a7b518).

En otros casos, torrenciales lluvias, como las monzónicas, han incrementado su intensidad, lo que está ocasionando destructivas inundaciones, como en Pakistán, que han sumergido bajo las aguas a pueblos enteros y siembras, además de haber causado más de mil muertos (ver: https://apnews.com/article/floods-pakistan-weather-monsoons-sherry-rehman-d1f691eb89f8fe3f5d31c7d406d71b76).

A la cantidad de CO2 que se emite, que puede ser un país, un animal, una persona, se le llama huella de carbono. Así, un habitante de un país “desarrollado”, al tener una vida más “cómoda”, dejará más huella de carbono que una persona pobre, pues tendrá auto, un caro departamento, vestirá ropa de moda, comerá alimentos ricos, a su vez, en huella de carbono – carne, leche, huevos, pescado –, tendrá más aparatos electrónicos… todo ello, producto de una fabricación y combustión que produce igualmente una huella de carbono. No sucede eso con la gente pobre, la que apenas si sobrevive y, muchas veces, ni siquiera come.

Lo mismo sucede con los países. Unos, los “ricos”, dejarán más huella de carbono que otros, los pobres. Por ello, unos contaminan más que otros.

Revisando la información que proporciona el Global Footprint Network, nos da una idea de las inequidades existentes, de qué países contaminan más y los que superan o están por debajo de sus recursos naturales.

Define esa organización lo que es la huella de carbono ecológica, medida empleada para “determinar el impacto que los humanos están teniendo en el medio ambiente en un lugar determinado o país. La huella de carbono ecológica, mide los recursos naturales que los humanos están consumiendo del medio ambiente, tales como  arboricultura, agricultura, pesca, minería y manufactura. La comparación se hace paralelamente con medidas tales como la biocapacidad, con lo cual, los individuos pueden entender el impacto que sus actividades están ocasionando al planeta, guiar a los países a que mejoren sus sustentabilidad y bienestar y que sus líderes destinen fondos para proyectos públicos” (ver: https://worldpopulationreview.com/country-rankings/ecological-footprint-by-country ).

La biocapacidad se refiere a la cantidad de recursos naturales que posee un país, para sustentar sus actividades. Puede tener suficiente o insuficiente biocapacidad. Si usamos una analogía, es como si fueran los ingresos de una familia. Si les alcanzan y hasta sobran para costear todo lo necesario, tendrían un buen salario, biocapacidad suficiente y en exceso. Pero si no pueden adquirir todo lo requerido, vivirán mal, precariamente. Tendrían una biocapacidad insuficiente.

Así que se compara biocapacidad, con huella de carbono ecológica, lo que mostraría qué tanto un país está explotando sus recursos, quizá en exceso – la mayoría, como muestran sus cifras – o en menor medida. Esa comparación, se hace en hectáreas globales (gha, por sus siglas en inglés), con lo que podemos ver, en equivalencia a la tierra, el nivel de sobrexplotación (muy conveniente medida, pues, como veremos, se comprende fácilmente cuándo se sobrexplotan los recursos).

Una de las tablas que presenta es de las diez naciones, cuya huella de carbono ecológica – o sea, los recursos empleados –, es de las más altas del planeta. En primer lugar, Qatar, con 14.72 gha per cápita, Luxemburgo, con 12.79 gha per cápita, los Emiratos árabes unidos, con 8.95, Bahréin, con 8.66, Trinidad y Tobago, con 8.23, Canadá, con 8.08, Mongolia, con 8.05, Estados Unidos (no es sorpresa), con 8.04, Kuwait, con 8.03 y Omán, con 7.29.

 Eso quiere decir que la mayoría de los pobladores de dichos países, tienen un nivel de vida alto, cómodo, que exige mucho consumo de distintos “satisfactores”, todo ello muy superior a sus recursos naturales, o sea, a su biocapacidad, como mencioné arriba.

Y eso se compara con los “activos ecológicos”, o sea, los recursos naturales que poseen y consumen, para que absorban sus emisiones de CO2 – como bosques suficientes, por ejemplo. Eso es la mencionada biocapacidad, que es la que mide “la capacidad de un área determinada para generar recursos renovables y para asimilar cualquier desperdicio generado por tal consumo, en otras palabras, que ese país pueda soportar su población humana”.

Por lo que si un país cuenta con una alta biocapacidad, sus recursos naturales, superan su consumo de ellos. Y son pocos los países con una biocapacidad que supera su huella de carbono ecológica.

En la lista, están, en primer lugar, Surinam, que tiene una biocapacidad per cápita de 80.87 gha. Lo mismo, Guayana, con 63.98, Gabón, con 19.28, Bolivia, con 12.41, República del Congo, con 7.87, Canadá, con 6.9, Paraguay, con 6.74, Finlandia, con 6.61, República Central Africana, con 6.35 y Brasil, con 5.8.

Si analizamos la lista anterior, vemos que son países, tanto “ricos”, así como pobres. Surinam, por ejemplo, con 80.87 gha de biocapacidad, como sucede con todos los países con un pasado colonialista, es pobre, con una economía dependiente principalmente de la minería. Plagado de problemas económicos, endeudado, productor principalmente de materias primas, entra en la lista anterior porque al tener pocos habitantes, 632,683, y un área de 163,820 kilómetros cuadrados – lo que nos da una densidad de población de apenas 3.8 habitantes por km2 –, no hay tantos factores que inciten al alto consumo y desperdicio, a pesar de que este país devasta zonas boscosas para efectuar su minería y por eso tiene mucha biocapacidad (ver: https://www.cia.gov/the-world-factbook/countries/suriname/).

En cambio, Canadá, país con un territorio de 9,093,507 kilómetros cuadrados – algo más grande que el de Estados Unidos, EU – y una población de apenas 38,232,593 habitantes – lo que nos da una densidad poblacional de 4.2 habitantes por km2 –, aunque es un país “rico”, es decir, sus habitantes tienen una elevada huella de carbono ecológica – viven cómodos, consumiendo mucho –, sus vastos recursos, todavía rebasan tanto consumo e industrialización, aunque no por mucho, 6.9 gha. Si tuviera más habitantes, seguramente su huella ecológica de carbono, rebasaría a la biocapacidad, como sucede con casi todos los países, incluido México, como veremos (nótese que son pocos habitantes para tanto territorio y, aun así, su huella de carbono ecológica es muy elevada, no les queda mucha biocapacidad).

Brasil, con un área de 8,815,770 kilómetros cuadrados – algo más chica que la de EU – y una población de 217,240,060 habitantes – es decir, una densidad poblacional de 24.64 habitantes por km2 –, a pesar de la devastación que está ocasionando a la selva amazónica – alentada por el fascista Bolsonaro –, gran parte de la cual está contenida por ese país, tiene, como anoto arriba, 5.8 gha per cápita de biocapacidad. Pero en unos años, cuando se devaste más la selva y crezca el desperdicio y el consumo, seguramente tal biocapacidad, desaparecerá.

Está Finlandia, como anoté, con 6.61 gha per cápita. Tiene un área de 338,145 kilómetros cuadrados y una población de apenas 5,601,547 habitantes – o sea, una densidad poblacional de 16.56 habitantes por km2 –, pero como tiene limitados recursos naturales y depende mucho de las importaciones para las materias primas con las que fabrica productos tecnológicos de punta, no los sobrexplota. Por ejemplo, no posee petróleo, paro tiene industrias petroquímicas, que operan con crudo importado. Por eso, como no tiene petróleo, no se devastan partes de su territorio, como sucede con los países petroleros, que sí los devastan, debido a la producción de crudo. De todos modos, no es muy alta su biocapacidad y puede ir disminuyendo con el tiempo, entre más crezca la población, el consumo y la producción de manufacturas.

Pero, como dije, son más los países que rebasan su biocapacidad, que los pocos que no – los diez mencionados. El promedio mundial de huella de carbono ecológica es de 2.77 gha per cápita y una biocapacidad de 1.60 gha per cápita. Eso significa que, en general, estamos sobrexplotando el planeta, nos acabamos en ocho meses, lo que le lleva producir en doce.

Por ello, el avance de la depredación es irreversible. Hemos destruido bosques, selvas, contaminado ríos, lagos, mares, extinguido especies, invadido hábitats y muchas otras infamias.

Y hay países que superan, por mucho, su biocapacidad. Entre ellos, China, que deja una huella ecológica de carbono de 3.71 gha per cápita, contra apenas 0.91 gha de biocapacidad per cápita. Se ha convertido en la maquiladora mundial y por eso devasta sus recursos y contamina tanto su medio ambiente.

Sin embargo, es EU, el país que más devasta mundialmente, con 8.04 gha per cápita y una biocapacidad de sólo 3.45 gha. Por eso, importa tantas materias primas, pues con las que tiene, no se daría abasto, depreda los recursos de otras naciones.

Otro de los países que rebasan a más del doble su biocapacidad es la India, con 1.19 gha per cápita de huella de carbono ecológica y sólo 0.43 gha de biocapacidad. Tiene un área de 3,287,263 kilómetros cuadrados, pero una enorme población de 1,389,637,446 habitantes – una muy alta densidad poblacional de 422 habitantes por km2, el triple de la de China –, así que no es que consuman mucho sus habitantes, la mayoría pobres, sino que posee muy pocos recursos, en relación a su enorme población.

Japón, es otro de los países que por estar tan industrializados, no alcanzarían sus recursos naturales para suplir tal industrialización. Su huella de carbono ecológica, es de 4.65 gha per cápita y su biocapacidad de tan sólo 0.59 gha, muy insuficiente. Surcorea, otro país muy industrializado, tiene una huella de carbono ecológica de 0.17, baja, pero una biocapacidad de 0.0 gha, es decir, no cuenta con recursos propios, por su pequeño territorio. La alta industrialización y el alto consumo, la hacen ser deficitaria permanentemente en biocapacidad.

El mencionado sitio, proporciona la lista completa de países, junto con su respectiva huella ecológica de carbono y su biocapacidad y, como señalé, todos son deficitarios en recursos naturales. Por ejemplo, aparece Haití, país muy pobre, con un reducido territorio de 27,750 kilómetros cuadrados y una comparativamente alta población de 11,334,637 habitantes – es decir, una densidad poblacional de 408.45 habitantes por km2, semejante a la de la India –, y por ello sus recursos están casi totalmente devastados, con muy pocos bosques, ríos contaminados, litorales igualmente contaminados. Tan alta población es producto precisamente de la pobreza, pues son países en donde, la promiscuidad es alta y eso impulsa a una alta tasa de natalidad (¿qué diversiones puede tener gente pobre, fuera de una precoz sexualidad?). Pueden ver en un mapa de Google, cómo prácticamente ya no hay áreas verdes. La mayoría son asentamientos muy hacinados, pobres en su mayoría. Por ello es que ha crecido tanto la criminalidad, pues sólo así, mucha gente puede obtener algún ingreso, aunque sea de esa manera violenta (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/09/pobreza-extrema-y-delincuencia-imperan.html).

Singapur, otro país industrializado, tiene una huella de carbono ecológica de 5.87 gha y una bajísima biocapacidad de 0.06 gha. Es una nación industrializada, pero carece, prácticamente de materias primas.

Y así, para el resto de los países, que exceden casi todos su biocapacidad, como puede verse en la tabla que proporciona el ya mencionado Global Footprint Network.

Por otro lado, hay países que ya están entre los más contaminantes, sobre todo, en producción de emisiones de CO2, que es el gas más abundante, aunque no el único. El siguiente, también abundante, es el metano, que tiene 80 veces la capacidad del CO2 para guardar el calor. La lista de emisiones contaminantes, por países, la proporciona el sitio worldometer  (ver: https://www.worldometers.info/co2-emissions/co2-emissions-by-country/ ).

En primer lugar, está China, el país ya más contaminante del planeta, responsable de envenenar el aire con 10,432,751,400 toneladas de CO2, equivalentes al 29.18% de todas las emisiones globales. Así, aunque su huella de carbono ecológico, como vimos, es menor a la de EU, en masa, contamina mucho más. Le sigue EU, con 5,011,686,600 toneladas de CO2, equivalentes al 14.02% de la producción global. La diferencia es que EU ha preferido tomar a China como su maquiladora, con tal de reducir sus propias emisiones.  Y China, entregada a una anárquica industrialización, está sacrificando su medio ambiente. En el tercer sitio, sorprendentemente, está India la que, como vimos, tiene una reducida huella de carbón per cápita, 1.19, pero como hay tanta gente, en masa, contamina mucho, como China. Sus emisiones de CO2, son de 2,533,638,100 toneladas anuales, que equivalen al 7.09% del total.

Sigue Rusia, con 1,661,899,300 toneladas de CO2. Japón, está en el quinto sitio, con 1,239,592,060, equivalente al 3.47%.

Cuba está muy debajo de la lista, emitiendo apenas unos 30,389,116 millones de toneladas de CO2, que equivalen al 0.08% de las emisiones globales. Es un país pobre.

México, emite unos 804 millones de toneladas de CO2, que equivalen al 1.3% de las globales, pues no estamos tan industrializados, somos un país pobre, por lo que no hay un elevado consumismo.

El país que está en el último lugar de la lista es Groenlandia, región autónoma de Holanda, con apenas 1,530 toneladas por año de CO2, siendo despreciable su porcentaje en las globales, 0.00%. Sus 57,792 habitantes, comparten un territorio de 2,166,086 kilómetros cuadrados – una densidad de población de 0.026 habitantes por km2 – que posee esa isla, la mayor del mundo, cuya superficie rebasa incluso a la de México. Sus actividades principales son la pesca y agricultura. Como, en realidad, depende mayoritariamente de un subsidio holandés, no hay gran desarrollo industrial y el consumo de sus pocos habitantes, apenas si deja una huella de carbono ecológico (ver: https://www.cia.gov/the-world-factbook/countries/greenland/).

África, todo el continente, emite un 3.8%, equivalente a unos 1,358 millones de toneladas de CO2. A pesar de eso, es uno de los continentes que más embates sufre ya por el cambio climático, como severas sequías, pérdida de su biodiversidad, inundaciones y otras cosas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/03/africa-la-que-mas-sufre-los-embates-del.html).

Todas esas emisiones contaminantes, están provocando el calentamiento global, el que está elevando el nivel del mar rápidamente. Islas, como las canadienses Magdalenas, sufren ya los embates de mares más elevados. Sus costas, se desmoronan y con ellas, toda la infraestructura que se ha construido en esos sitios (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/07/como-se-estan-erosionando-unas-islas.html).

Ya es inevitable que buena parte de la mencionada Groenlandia, cubierta en un 80% de su territorio por hielo, se derrita y eso eleve unos 27 centímetros más el ya aludido incremento del nivel marino, lo que afectará a unos 600 millones de habitantes que viven en los litorales del planeta (ver: https://www.theguardian.com/environment/2022/aug/29/major-sea-level-rise-caused-by-melting-of-greenland-ice-cap-is-now-inevitable-27cm-climate).

Éste es, por tanto, el estado de las emisiones y de la huella de carbono ecológica. Se sabe exactamente cuánto produce cada país y cada ser humano en promedio. Y planes van y planes vienen sobre la necesidad de reducirlas, pero siguen creciendo, no disminuyen. Se inventan paliativos, como el de la captura de carbono, una mentira que pretende mostrar que es posible igualar las emisiones con su captura para lograr la “neutralidad” en las emisiones contaminantes. No es posible ni tecnológica, ni económicamente hacerlo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/la-falacia-de-la-captura-de-carbon.html).

Por si no bastara lo anterior, es que no se ataca el problema de fondo, que este depredador y contaminante sistema capitalista salvaje, está detrás de todo el daño provocado al planeta. La sobreproducción, es decir, producir más de lo que se consume, está acabando con los recursos naturales, la mencionada biocapacidad, aceleradamente (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/01/depredacion-ambiental-planetaria-accion.html).

Y se agregan factores tales como la presente guerra entre Rusia y Ucrania, que está contaminando con todos los explosivos empleados y la gran destrucción urbana y ambiental que están ocasionando. Pero para la oportunista industria armamentista, también muy contaminante, es un excelente negocio, por tantas armas de todo tipo que se están vendiendo. Entre más dure ese conflicto, mejor (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/03/la-muy-lucrativa-y-oportuna-invasion.html).

El mal tendría que atacarse de raíz. Por ejemplo, que sólo se fabrique lo estrictamente necesario, nada de sobreproducción que ni se vende toda. Los alimentos industrializados hasta se caducan, de que nadie los compra, pues vivimos en un sistema en donde aunque haya una necesidad, como saciar el hambre, si no se tiene dinero, la gente se morirá de inanición.

No tendrían que seguirse haciendo armas, pues la industria militar es sumamente contaminante. El Pentágono, es el complejo militar que más polución ocasiona (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/11/el-muy-contaminante-complejo-militar.html).

Se siguen haciendo bombas nucleares o “modernizando” las existentes, con la necedad de la “superioridad nuclear”, siendo que un conflicto termonuclear, nadie lo ganaría (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/10/el-sovietico-que-salvo-al-mundo-de-uno.html).

Y que no se impongan panaceas, como la de que los autos eléctricos “terminarán con la contaminación ambiental”. No tendrán escapes que emitan gases, pero su huella de carbono estará en toda la devastación que indirectamente se ocasiona, para la explotación de todos los elementos necesarios, litio, entre ellos, para que funcionen (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/los-golpistas-de-myanmar-matan-gente-y.html).

Tendrían que dejarse de usar el 60% de las reservas petroleras y el 90% de las de carbón que todavía hay para que no pasara de 1.5º C el calentamiento global (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/05/las-petroleras-siguen-con-sus-planes-de.html).

Pero petroleras, como las estadounidenses, siguen con sus planes de expansión, a pesar de que EU se ha comprometido a disminuir sus emisiones en un 50% de aquí al año 2030. Será imposible (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/en-texas-las-gaseras-dejan-escapar.html).

Y la Unión Europea, como por las “sanciones” aplicadas a Rusia por haber invadido a Ucrania, no le está comprando gas, está buscando obtener por otros medios ese energético, instalando plantas flotantes para recibir gas natural licuado (LNG, por sus siglas en inglés), de EU, lo que, en lugar de ir disminuyendo su dependencia de ese energético fósil, que incrementa el calentamiento global, la aumentará (ver: https://apnews.com/article/russia-ukraine-science-climate-and-environment-1051e3540b14349dd0c37e5ea3025022).

Todas las propuestas, por supuesto, son utópicas, no porque no se pudieran aplicar, sino porque se dañarían intereses económicos, más importantes que la salud ambiental de la Tierra y el bienestar de sus habitantes.

Así que, como vamos, las emisiones contaminantes, no sólo seguirán incrementando la temperatura, con los extremos climáticos que eso conlleva, sino terminarán asfixiándonos.

Vamos hacia un suicidio masivo.

 

Contacto: studillac@hotmail.com