miércoles, 9 de marzo de 2022

Porqué un Uber autónomo atropelló a una ciclista

 

Porqué un Uber autónomo atropelló a una ciclista

Por Adán Salgado Andrade

 

Desde hace algunos años, se ha tratado de lograr que los autos se conduzcan autónomamente. Empresas como Uber, planeaban sustituir totalmente a sus conductores, con autos robots, con tal de no depender del factor humano, algo absurdo, en un mundo en el que cada vez crece más y más el desempleo, pues, justamente, máquinas y robots han ido desplazando al ser humano. Y es una contradicción, pues si crecen las personas desempleadas, no hay consumo, la base de sustentación de este irracional sistema (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/01/al-capitalismo-salvaje-no-le-perturba.html).

Pero todo indica que los sueños de que, en poco tiempo, circularan puros autos robots, fue muy anticipado, pues siguen existiendo problemas técnicos, que no se han podido superar. Sobre todo, que cambios imprevistos en las condiciones de manejo, no son convenientemente detectados o para nada, por esos vehículos.

Precisamente, algo muy sonado, fue un accidente fatal en el que intervino justamente un auto robot de Uber. Filmado por la cámara del vehículo, muestra, la cámara exterior, el momento en que una persona, jalando una bicicleta, está atravesando una avenida, justo cuando el vehículo la atropella. La cámara interior, exhibe a una despreocupada mujer, quien, muy confiada por el auto robot, tiene la vista hacia abajo, revisando, se cree, su celular. Mira al frente una primera vez, y vuelve a bajar la vista por algunos segundos. Cuando levanta sus ojos de nuevo, advierte, tardíamente, que el auto golpeó a toda velocidad al transeúnte, una mujer, con todo y su bicicleta. Esa mujer, murió instantáneamente. Es decir, el auto, no respondió al inminente accidente, pues ni siquiera disminuyó su velocidad. La escena, sucede en la noche. Quizá es uno de los escenarios no contemplados por el software de esos autos robots. (ver: https://www.youtube.com/watch?v=RASBcc4yOOo).

No sólo se ha dado ese incidente, sino que doce autos de Tesla, “empleando sistemas avanzados de asistencia de manejo, se vieron envueltos en accidentes, incluso, con vehículos de emergencia. Esos eventos han dejado 17 heridos y un fallecimiento” (ver: https://www.reuters.com/business/autos-transportation/us-identifies-12th-tesla-assisted-systems-car-crash-involving-emergency-vehicle-2021-09-01/).

Se culpa a esa empresa, fabricante de autos eléctricos, cuya engañosa publicidad, ha hecho creer que los conductores, hasta pueden despegar las manos del volante y ponerse a revisar sus celulares. A uno de los que chocaron, se le encontró que estaba jugando un videojuego en su celular. Pero se defiende aquélla, diciendo que esas características “no hacen a sus vehículos autónomos”.

Del mismo modo, en el caso del mencionado fatal accidente de Uber, una investigación que se sigue llevando desde que ocurrió, en marzo del 2018, ha buscado más culpar a la conductora, que a Uber, insistiendo en que ella “se distrajo y eso ocasionó el accidente”.

Sobre esta situación, Lauren Smiley, escribió un artículo, para el portal Wired, titulado “ ‘Soy la operadora’: lo que siguió luego de una tragedia de conducción autónoma”, en la que Smiley, platicó con Rafaela Vasquez, quien iba al volante del Volvo que Uber trató de hacer autónomo, como dije, con tal de prescindir de mujeres u hombres, para conducir los taxis de su aplicación (ver: https://www.wired.com/story/uber-self-driving-car-fatal-crash/).

El día del accidente, domingo por la noche, Vasquez recorría la ruta que se le había asignado, sobre una autopista, cerca de Scottsdale, Arizona. Iba a bordo de un Volvo SUV autónomo, equipado con todo tipo de sensores y cámaras. Eran las 9:58 y el auto se había estado conduciendo solo hasta ese instante, “cuando registró un vehículo que estaba a 5.6 segundos adelante, pero no dio ninguna alerta a Vasquez. Entonces, la computadora, cambió su observación inicial: no sabía qué era el objeto. De nuevo, aseguró que se trataba de un vehículo, pero otra vez titubeó, entre que si se trataba de un vehículo u ‘otro’. A los 2.6 segundos de distancia del objeto, el sistema lo identificó como una ‘bicicleta’. A los 1.5 segundos, de nuevo, lo consideró como ‘otro’. Y, luego, otra vez como ‘bicicleta’. El sistema, generó un plan para virar y esquivar a lo que fuera que tenía enfrente, pero decidió que no podía ya. Entonces, a 0.2 segundos del impacto, el carro alertó con un sonido a Vasquez, de que el vehículo iba a desacelerar. A dos centésimas de segundo, antes del impacto, viajando a 39 millas por hora (62.75 km/h), Vasquez tomó el volante, acción que terminaba con la autonomía. Pero era demasiado tarde. La aplastada bicicleta, había dejado una marca de 25 pies (7.5 metros) en el pavimento. Y una persona, yacía atropellada y muerta en el camino”, señala Smiley.

Luego de eso, Vasquez siguió el protocolo establecido por Uber, en caso de emergencias. Se orilló y llamó al 911. “Golpeé a un ciclista, está en el camino, herido, necesita paramédicos”.

No sabía la conductora que se trataba de una mujer, Elaine Herzbereg, de 49 años, quien se cruzó en un lugar en donde no debía de hacerlo, pues varios letreros, advertían de ello. Era una zona de alta velocidad y el cruce seguro, estaba más adelante, a unos 114 metros del sitio del accidente. También, la autopsia determinó que había estado bajo el influjo de metanfetaminas. Muy probablemente, fue lo que la llevó a cruzar tan descuidadamente con su bicicleta, se ha especulado durante las investigaciones que desde entonces, han tenido lugar, entre las autoridades de tránsito, la policía y Uber, “empresa que se ha mostrado, en todo momento, muy cooperativa”.

El médico que examinó a esa mujer, dictaminó que su muerte se había debido a múltiples heridas por el fuerte golpe. “Se convirtió, en esa noche, en la primera mujer matada por un auto autónomo”.

Y es lo que ha generado una polémica, ¿a quién culpar, a Vasquez, que se ve en la cámara, que no llevaba los ojos puestos en el camino o a Uber y su sistema autónomo, el que mostró su deficiencia para haber identificado, a una buena distancia, a la transeúnte que cruzaba con su bicicleta?

Como dije, han pasado ya cuatro años y la investigación sigue pendiente.

En un principio, se le dio todo el apoyo a Vasquez, incluyendo a las autoridades y a Uber, pero, luego, se ha impuesto la insistencia de la empresa, de que en la mujer, debe de recaer toda la culpa.

Smiley expone cómo funcionó el programa para probar los sistemas autónomos. Al principio, iban dos operadores, precisamente para que cuando uno tuviera que hacer anotaciones de los problemas que detectara, el que iba al frente del volante, nunca quitara la vista del camino. “Pero, luego, debido a los costos, Uber decidió que bastaba con uno”.

Ya, cuando sólo estaba un conductor, se comenzaron a reportar faltas cometidas por ellos, como tomar fotografías con sus celulares, tomarse selfies, enviar mensajes y otras fallas, por las que varios de dichos conductores, fueron despedidos. Se dio en ellos lo que se denomina la complacencia autónoma, una situación por la cual, como veían que los autos, aparentemente, se manejaban solos, sin problemas, descuidaban estar al pendiente. Precisamente, fue lo que le sucedió a Vasquez, que se “confió”, digamos.

Pero, por otro lado, en su favor, se alega que fue absurdo que el programa del Volvo autónomo, no advirtiera del peligro que se acercaba. “Es una falla imperdonable, pues es de lo que se trata, de que un auto autónomo, tenga mejores reflejos que un conductor”, ha sido uno de los argumentos.

Volvo, la automotriz que fabrica esos autos, ha dicho que si Uber no hubiera modificado su sistema de frenado automático, que se activa ante cualquier emergencia,  “se habría evitado el accidente o al disminuir la velocidad, la víctima habría sobrevivido”.

Por otro lado, que Uber alegue en su defensa que Vasquez se “distrajo”, también es lo que discute, pues “lo hizo, convencida de que el sistema era seguro, por lo de la complacencia autónoma”.

Se ha comprobado, de acuerdo con las investigaciones, que, en efecto, Vasquez miraba un celular, pero el de la empresa, con el que todos esos conductores “de prueba autónoma” contaban, para ver si había algún mensaje. El personal de ella, estaba ubicado en el asiento del copiloto, “como puede verse en la cámara, que se inclinó para tomarlo y avisar al 911, cuando se orilló”.

Vasquez, como los otros conductores, estaba allí porque era muy buen empleo. El llamado Advanced Technologies Group, creada por Uber, que tenía sus cuarteles en Tempe, Arizona, pagaba de “20 a 24 dólares por hora, además de que ofrecía todas las prestaciones de ley, lo que ganaría alguien de clase media en esa zona”.

Smiley refiere algo de la conflictiva  historia de Vasquez. Muestra una foto de la mujer, de unos 42 años de edad, obesa, de rasgos latinos y mirar enigmático. “Nunca supe definirme”, dice, refiriéndose a que es una mujer transgénero. Su padre, siempre la quiso ver como hombre, “pero seguí siendo lo que soy”. Ya fue en los últimos años, que el hombre, se refirió a Vasquez como “mi hija”.

También, la mujer tuvo algunos problemas legales, sobre todo, cuando estuvo implicada en un robo, planeado por el novio de ella en ese entonces. Estuvo cuatro años en la cárcel.

Igualmente, le dijo a Smiley que “me violaron dos padres, un entrenador y un terapeuta. Siempre pensaba que yo era la culpable, pues cada que me movía a otro empleo, me sucedía. Nunca tuve amigos, me veía como una persona que siempre guarda un secreto y hasta me quise suicidar, cuando iba en tercer año de la escuela”.

Su gran compañía eran tres perros, que tuvo que regalar cuando, al ser despedida de Uber, su economía comenzó a caerse. Y vivió los últimos días de su padre, quien acaba de fallecer a los 87 años, cuidándolo en el hospital. “Siempre estuvo conmigo desde el inicio, apoyándome en todo”, dice, triste por su deceso, “pues era mi única compañía”.

Además de esos agravantes, ha habido varias ocasiones en que la gente la ha identificado y ha dicho “¿No es esa la mujer que atropelló a una ciclista?”. “Tengo que huir de esos sitios. Agradecí mucho que, por la pandemia, comencé a usar mascarilla, pues me oculta el rostro”, le dice a Smiley.

En cuanto a Uber, ya había sido expulsada de otros estados, que no le permitieron experimentar con una “tecnología que todavía tiene muchas fallas”. Sólo Arizona, la aceptó de muy buena gana, “por todo el dinero que esa operación le dejaría”.

De todos modos, la empresa indemnizó a la hija de la víctima, “con algunos millones de dólares, con tal de que no siguiera el juicio”.

Vasquez, contrató a unos abogados – no señala Smiley cómo los está pagando, dada su precariedad económica, pero seguro esperan una indemnización de Uber y de allí cobrarán un porcentaje –, para que sigan con el juicio. Ha sido todo tan irregular que, por ejemplo, en el 2021, se le halló “culpable” y se le había dado una sentencia de al menos seis años, pero apeló la mujer. “Me sentí desfallecer, porque no es justo, no puede recaer toda la culpa en mí”, dice, muy afligida.

También espera que cuando todo esto pase – si es que le resulta favorable –, “arregle lo que siempre he querido hacer, convertirme en hombre, y ya hasta tengo el nombre que me pondré”, le comentó a Smiley, sonriendo.

La investigación, sigue. Un empleado de Uber, le llamó anónimamente a uno de los fiscales encargados del juicio, diciéndole que “no deben de dejar sola a Vasquez. Uber no quiere asumir sus responsabilidades, de utilizar un sistema de conducción autónomo deficiente, así que no se lo permitan”.

Así que, como pueden ver, los “avances tecnológicos” crearán estos dilemas, de si se debe de encarcelar, a los que hayan diseñado el sistema autónomo de un auto que atropelle a una persona y la mate, a los ejecutivos de la empresa, por haberlo autorizado, o a quién.

Pero quizá lleguen al grado de cinismo, de que el único culpable sea el automóvil “asesino” y se le destruya, por su “grave falta”.

 

Contacto: studillac@hotmail.com