lunes, 28 de marzo de 2022

Cómo un intenso huracán, influyó para que se formara Bangladesh

 

Cómo un intenso huracán, influyó para que se formara Bangladesh

Por Adán Salgado Andrade

 

Bangladesh es un país asiático muy pobre, con un área de 148,460 km2 y una población de poco más de 168 millones de habitantes, la mayoría, musulmanes. Un 44% de su población, tiene hasta 24 años, o sea, es un país joven.

Su tasa de desempleo es de casi 13% y mucha gente padece hambre. Y el ingreso per cápita es de $4,400 dólares por persona, unos $92,400 pesos (ver: https://www.cia.gov/the-world-factbook/countries/bangladesh/).

Evidentemente, el ingreso per cápita, da una falsa idea del bienestar de los habitantes de ese país, pues millones están debajo de la línea de pobreza extrema, los que perciben un dólar o menos por día. Así que, en esos casos, su ingreso promedio sería de menos de 400 dólares anuales. Para que vean como muchos índices dan una idea equivocada de cómo marcha un país en cuanto a su desempeño de su economía.

En fin, leí hace poco un ensayo sobre cómo un fuerte ciclón, que tuvo lugar el 12 de noviembre de 1970, fue un factor clave para que Bangladesh se formara  (ver: https://www.wired.com/story/cyclone-pakistan-bangladesh/).

Hasta ese entonces, ese país era parte de Pakistán, la parte llamada Pakistán Oriental. Era absurdo, pues a ambas partes de Pakistán, las dividía India, como pueden ver en un mapa (ver: https://www.google.com/maps/@23.496582,76.0401655,4z).

Así que las dos partes, estaban destinadas, con el tiempo a ser dos países. La razón de tal separación era porque como India era un país budista mayoritariamente, las dos partes que conformaban Pakistán, eran musulmanas. De hecho, esas aberraciones geográficas, fueron cortesía del colonialismo inglés que sometió a distintos pueblos y religiones en una sola controlada colonia. Por eso, cuando finalmente se dio la “independencia” de lo que era India, los distintos grupos étnicos y religiosos se fueron disgregando y conformando en determinados países. De hecho, la “independencia” de India en 1947, dio lugar a su partición, en India y Pakistán, para que, algunos años más tarde, se dividiera Pakistán, en Pakistán y Bangladesh, como veremos.

En el mencionado ensayo, firmado por Scott Carney y Jason Miklian, se comienza narrando la fatídica noche del 12 de noviembre, de 1970, cuando un huracán nivel 4, o sea, muy poderoso, azotó la zona costera de Pakistán Oriental, la llamada Bahía Bengalí.

Se centra el relato en Mohammad Abdul Hai, un chico de 18 años en ese tiempo. Todos los habitantes de la isla de Manpura, en la que vivía Hai, escucharon que se aproximaba una fuerte tormenta, “pero de grado cuatro. Como ellos, estaban acostumbrados a la escala de diez, consideraron que cuatro, no era demasiado, así que no tomaron precauciones mayores”.

Pero cuando vieron que el agua del mar, luego de haberse retirado de la playa, se convirtió en una fuerte ola que, muy rápidamente, comenzó a inundarlo todo, entonces, trataron de salvarse. “Hai, pudo sujetarse a una fuerte palma, que había resistido muchas tormentas, pero vio morir a toda su familia, arrastrada por la fuerte corriente”.

Fotos muestran que muchas áreas de la isla y de la costa, desaparecieron bajo las aguas, dejando miles de personas y animales muertos.

Todo se atribuyó a que el sistema de alerta había fallado, como pudo certificar Neil Frank, un técnico del Centro Nacional de Huracanas de Estados Unidos, en la oficina ubicada en Miami. Precisamente porque eran tan frecuentes los huracanes en Pakistán oriental, su jefe, tres años atrás, había viajado allí para “crear un sistema de alertas de punta, con la ayuda de un satélite, lo que se llamó ITOS (tecnología satelital mejorada para la detección de huracanes, por sus siglas en inglés)”. Frank creyó que la foto que le habían dejado en su escritorio era de ese sistema, pero no, era un recorte de periódico, que informaba que tres cuartas partes de residentes de esa área costera habían muerto ahogados.

Así que aunque ITOS había tomado una foto del huracán, con buen tiempo, nadie había puesto a la población en alerta.

Como el Banco Mundial estaba invirtiendo mucho dinero para desarrollar Pakistán, sus directivos también se preguntaban porqué no se había advertido a la gente de ese destructivo huracán.

Así que Frank se le encomendó averiguar lo que había sucedido. Fue a Dacca, la capital de Pakistán, para analizar cuál había sido el problema. Allí, se puso en contacto con el encargado de la oficina meteorológica de Pakistán oriental, quien “le aseguró que había hecho todo lo que había estado de su parte, para avisar a la gente, pero que Pakistán Occidental, no había enviado la alerta a tiempo. Frank, trató de consolarlo, diciéndole que luego así sucedía y que él mismo había testimoniado que en Estados Unidos, muchas veces había pasado así, muertes excesivas, debido a que no se les había alertado a tiempo”.

Se entrevistó, luego, con un general, quien le dijo que si hubieran tenido un avión de reconocimiento, “habríamos advertido a la gente”. Pero Frank le reviró que un satélite era más fiable que un avión. Sin embargo, también el general le dijo algo que lo dejó frío, “Usted ve, Neil, este ciclón, nos resolvió más o menos medio millón de nuestros problemas”.

Ya, luego, comprendió Frank a qué se refería ese general y que, probablemente, la demora en avisar a la gente, hasta habría sido intencional

En pocas semanas, habría elecciones. El corrupto, totalitario presidente de Pakistán de entonces, Yahya Khan (1917-1980), ya tenía asegurado a su sucesor, Zulfikar Ali Bhutto (1928-1979), para que siguiera con su régimen totalitario. Sólo que ya figuraba muy fuerte en las preferencias de los bengalís de Pakistán oriental Sheikh Mujibur Rahman (1920-1975). Además, éste, tuvo más fuerza al ayudar a los damnificados, como al mencionado Hai, quien, cuando lo vio que llegaba a la zona de desastre y les ofreció ayudarlos, cuanto fuera posible, “de inmediato, optó por votar por el como presidente”.

Precisamente, la ayuda que prestó Rahman a sus conciudadanos, fue decisiva para que su partido, la Liga Awami, ganara varios escaños en la elección que siguió, lo que le garantizaría varias diputaciones. En Dacca, había ganado su liga 56 de 58 distritos, en tanto que en Pakistán Oriental, 151 de 153.

Era demasiado para Khan, quien desconociendo los resultados, mandó a sus soldados a “controlar” a Pakistán Oriental, así como a Rahman – conocido afectuosamente como Mujib –  y su Liga Awami.

Lo que sucedió de esa irrupción militar fue que Pakistán Oriental, apoyado por India, buscó de inmediato independizarse, lo que ocurrió en 1971.

Casi derivó en un conflicto internacional, pues a Pakistán, lo apoyaba Estados Unidos y  a India, la URSS. Por ello fue que, apoyadas por esas potencias nucleares, India y Pakistán, muy pronto, tuvieron sus propios programas para desarrollar mortíferas armas nucleares, de las cuales, tienen algunas docenas cada uno.

Y esperan usarlas si alguna vez se da una confrontación de ese tipo. Absurdo, pues una guerra nuclear, nadie la gana (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/10/el-sovietico-que-salvo-al-mundo-de-uno.html).

En fin, allí está un claro ejemplo de cómo los eventos climáticos extremos, pueden influir en los movimientos políticos, sociales y económicos.

Con el calentamiento global, se agudizarán los graves problemas que ya, de por sí, padecemos.

Y en lo que más pegan es en el empobrecimiento de la gente. Sequías, lluvias torrenciales, incendios forestales, ya están creando cientos de miles de desplazados cada año, los ecorefugiados, imposibilitados de seguir viviendo en sus lugares de origen. Al perder sus casas y su patrimonio, se empobrecen o más de lo que ya eran  (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/01/los-refugiados-climaticos.html).

Países precarios, como Afganistán o el revisado Bangladesh, ya padecen en todo su territorio, sequías, inundaciones, megaincendios forestales… agudizados por el calentamiento global, que dejan destrucción y muertos cada año.

Por si fuera poco, Bangladesh, alberga a uno de los mayores campos de refugiados, entre sirios, libaneses, etíopes, de Myanmar… en donde viven hacinadísimos, casi un millón de ellos, en condiciones deplorables (ver: https://www.jornada.com.mx/2022/03/27/mundo/019n1mun).

Así que el futuro de países, ya muy golpeados por los eventos climáticos extremos, es incierto.

Y, claro, el de la humanidad entera, pues por cada árbol, animal, planta o río que desaparezca, por las ascendentes temperaturas, efecto de depredación y contaminación ambientales, nos vamos empobreciendo.

¿Nos independizaremos, alguna vez, de las garras del capitalismo salvaje, el causante de tantos problemas?

Sería lo mejor.  

 

Contacto: studillac@hotmail.com