lunes, 14 de marzo de 2022

Los tramposos bancos de ADN

 

Los tramposos bancos de ADN

Por Adán Salgado Andrade

 

Las técnicas policiacas para resolver crímenes, han ido incorporando, cada vez más y más elementos, para “resolver” crímenes. Pero luego, tales técnicas, por muy avanzadas que sean, llevan a prisión o a la pena capital a personas inocentes.

Eso sucedió, por ejemplo, con el afroestadounidense Lukis Anderson, quien fue culpado por un crimen que tuvo lugar el 29 de noviembre del 2012, al ser hallado su ADN en la víctima, cuando tres tipos asaltaron la casa de un empresario, al que asesinaron por asfixia, pues la mordaza que le colocaron en la boca, le impidió respirar. Los paramédicos que asistieron al empresario, le colocaron un aparato en uno de sus dedos, para medir sus signos vitales. Con ese mismo aparato, horas antes, habían determinado la condición de Anderson, a quien habían asistido debido a un coma diabético, sufrido por una borrachera. Ese aparato, quedó “contaminado” por la fuerte huella genética de Anderson, la que contaminó al asesinado empresario y sólo por eso, a Anderson, lo habrían enviado a prisión o hasta a la pena capital, por lo alevoso del crimen. Pero se comprobó que a la hora del asalto, Anderson estaba en coma, siendo atendido por los paramédicos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/07/la-no-muy-segura-prueba-criminalistica.html).

Así que, aunque aparentemente detectar un delito por la huella de ADN es un “gran adelanto”, por casos como el de Anderson, es que no resulta tan fiable. Pero, además, si alguien dona a algún banco de ADN su genoma, puede arriesgarse a que lo inculpen arbitrariamente de un crimen no cometido, pues investigadores policiacos, pueden tener acceso ilimitado a esos datos genéticos.

Es lo que sucedió con una chica en Estados Unidos (EU), de la que se desconoce su nombre, quien, en el 2016, fue violada. Eso tuvo lugar en California. La mujer, proporcionó su ADN, para que, de esa forma, se buscara a su agresor, mediante la coincidencia de su ADN, con el del semen que quedó en la chica.

Para desgracia de ella, y de una forma muy traicionera, la policía de San Francisco, no sólo no halló al agresor, sino que la encontraron a ella “culpable” en un caso de robo, que ella no cometió.

Lo que le sucedió, podría desalentar a víctimas de delitos, de proporcionar sus genomas, pues está visto que a pocas, les hacen justicia y, más bien, hasta las pueden relacionar con crímenes no cometidos por ellas.

Como señala Emily Mullin en su artículo “Una sobreviviente de violación dio a la policía su ADN. Y la relacionaron con otro crimen”, en el que expone la arbitrariedad que se cometió con la mujer, que pasó de ser víctima a culpable (ver: https://www.wired.com/story/a-rape-survivor-gave-police-her-dna-they-linked-her-to-another-crime/).

Menciona que tan sólo en el 2020 fueron violadas 300,000 personas en EU, “pero menos del 23 por ciento de tales asaltos fueron reportados a la policía. Muchas sobrevivientes, se rehúsan a realizarse un examen forénsico, conocido como ‘kit de violación’, por temor o por pena. Durante ese examen, una enfermera reúne evidencia biológica que puede contener ADN del perpetrador, tal como saliva, sangre, cabello y células epiteliales. A las sobrevivientes, también se les pide que den una muestra de su propio ADN, como una referencia, para determinar si material hallado en la escena del crimen, pertenece a ellas o a alguna otra persona”.

Se entiende que es para no inculparlas, pero, mañosamente, los investigadores usan, de forma arbitraria, todas las muestras de ADN a su alcance, tanto de víctimas o hasta los públicos, para “investigar” un crimen.

Las chicas, confían en que su ADN, se usará para que cuando hallen al culpable, les avisen, “pero no es así. Cualquier otro uso, es totalmente inapropiado y falto de ética”, dice Camille Cooper, vicepresidenta de la organización RAINN, (Rape, Abuse & Incest National Network, es decir, Red nacional para la atención de las violaciones, hostigamiento e incesto).

Dice Mullin que existe el CODIS (Combined DNA Index System), que es un banco de ADN que la policía tiene, en donde junta los genomas de criminales, ex convictos o gente sospechosa, “pero sólo de ese tipo de personas”.

Sin embargo, el problema es que en muchos estados “no se establecen protocolos y abarcan todos los bancos de ADN existentes, incluidos los de víctimas, así que nadie regula esos bancos de datos”, señala Andrea Roth, profesora de leyes, de la Universidad de California. Además, abusan de la recolección de ADN, como en el caso de la policía de Nueva York, que fue muy criticada porque tenía más de 82,000 perfiles de ADN “de gente que no sólo estaba acusada de crímenes, sino que simplemente, habían sido arrestadas o cuestionadas, incluyendo, menores de edad. Lo mismo que hacen las policías de Connecticut, California, Florida y Maryland, con bancos de datos que se han dado en llamar opacos”.

Y recolectan ADN hasta de la basura, “si sospechan de alguien”. O sea, que andan juntando ADN arbitrariamente. Y puede ser de personas, como el mencionado Anderson, que sólo porque tienen una huella muy fuerte de ADN, que contaminó alguna escena del crimen accidentalmente, ya son culpables o sospechosos.

Incluso, pueden implicar a una persona sólo porque alguien de su familia, en efecto, cometió un crimen, “pero como coincide su ADN con el de un familiar, hasta a éste, incriminan”, señala Roth.

Ya se han tomado algunas medidas, como la tomada por William Scott, el jefe de la policía de San Francisco, quien dice que “se opone a que se emplee el ADN de víctimas de violación, para investigaciones de otro tipo”. Justamente porque a la citada mujer, víctima de violación, fue en esa ciudad, en donde se usó arbitrariamente su ADN.

También, se busca que los bancos de datos que contienen el ADN de la genealogía familiar, tampoco sean usados, pues mucha gente ha sido culpada, sólo porque su ADN, como señalé, coincidió con el de algún delincuente.

Por lo pronto, ante tanta arbitrariedad, la mujer inculpada, ya está considerando demandar a San Francisco. Su abogado, Adante Pointer, dice que “ella, se sintió traicionada por la policía, pues rompió su confianza y violó sus derechos humanos”. Pointer también halló que otras 11 mujeres, “fueron relacionadas con crímenes, que tampoco cometieron, usando el ADN que dejaron al ser víctimas de violación, lo que es una grave falta de parte de la policía” (ver: https://apnews.com/article/science-technology-health-sexual-assault-san-francisco-161af8660d515c1ca2248dee3dcba833).

Así que, con tales arbitrariedades, sólo se desalienta a una víctima a proporcionar su ADN, si luego la van a acusar de un asalto o de ser “terrorista”.

Como se ve, entre más “avanzan” las técnicas policiacas de investigación, más culpables habrán, aunque se trate de personas que sólo dejaron por allí, algunas células epiteliales, que fueron a dar, accidentalmente, a la “escena de algún crimen”.

 

Contacto: studillac@hotmail.com