La pérdida de biodiversidad: la pérdida de
nuestro futuro
por Adán Salgado Andrade
por Adán Salgado Andrade
La depredación
ambiental planetaria que el capitalismo salvaje está ocasionando y agravando
año con año, se manifiesta en graves problemas, como el calentamiento global,
que ya es irreversible y tiene como consecuencias que el hielo de casquetes y
polos se derrita más pronto de lo pensado, elevando el nivel del mar y
calentándolo también (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/10/el-irreversible-y-catastrofico.html).
También el
calentamiento global está ocasionando muy largas sequías en varios países, como
en Australia (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/01/la-muy-larga-y-severa-sequia-australiana.html).
Y eventos como
huracanes o tornados cada vez más intensos y destructivos y tantos fenómenos
“atípicos”, climáticamente hablando, son debidos al aumento de temperatura en
todo el planeta, debido al efecto invernadero que ocasionan tantos gases
tóxicos, producidos por industrias, agricultura, vehículos de combustión,
actividades urbanas, domésticas… y, en general, toda actividad humana que
ocasione desperdicios o requiera consumo energético. Pero con el capitalismo
salvaje, todas esas actividades, especialmente las industriales, debidas a la
tendencia a sobreproducir – o sea, fabricar más de lo que la sociedad realmente
requiere –, se han multiplicado insensatamente, llevándonos a la catástrofe
ambiental que ya estamos padeciendo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/01/depredacion-ambiental-planetaria-accion.html).
No contentos con
depredar, estamos llenando de basura también al planeta y a sus hábitats. Los
desperdicios ocasionados por plástico, están llenando tierras y océanos. Se
estima que de seguir la producción de plásticos de todo tipo, en el 2050, habrá
más plástico, en peso, en los océanos, que las especies vivas que aun
sobrevivan a la hecatombe actual (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/03/la-muy-grave-contaminacion-por-plasticos.html).
Por la tendencia al
desperdicio inherente al capitalismo salvaje, se producen alrededor de
5,808,219 toneladas ¡diarias! de basura. Eso son aproximadamente ¡2120 millones
de toneladas al año! Literalmente, nos estamos ahogando con tantos desechos (ver: http://www.theworldcounts.com/counters/shocking_environmental_facts_and_statistics/world_waste_facts).
Tan sólo la industria
textil produce un camión de basura cada segundo (ver: https://www.ozy.com/fast-forward/landfill-to-luxury-will-fashion-cash-in-on-160-billion-yearly-upcycle/92450).
Todos esos graves
problemas, evidentemente, no sólo afectan el clima, sino que también están dañando
la biodiversidad planetaria. Las especies, tanto de plantas, como animales,
están resintiendo todos los brutales cambios que el antropoceno, es decir, la acción directa del hombre, está
ocasionando.
Recientemente, la ONU advirtió
que si no se toman medidas drásticas en contra del calentamiento global, la
desaparición de especies que ya estamos experimentando se incrementará y
“podríamos ser la primera especie que documente nuestra propia extinción. Se
necesitan medidas para proteger insectos, pájaros, plantas y mamíferos que son
vitales para la producción mundial de alimentos, agua limpia y captura de
carbón”, señaló Cristiana Pașca Palmer, secretaria ejecutiva de la
organización. Y agrega que el escenario es muy preocupante. “Los de por sí ya
altos niveles de pérdida de biodiversidad por destrucción de hábitats, polución
química e invasión de especies se acelerarán en los siguientes 30 años por el
cambio climático y la creciente población humana. Para el 2050, África perderá
50% de sus pájaros y animales y las pescaderías asiáticas se colapsarán
totalmente. La pérdida de plantas y vida marina reducirá la habilidad del
planeta para absorber carbón, lo que creará un círculo vicioso” (ver: https://www.theguardian.com/environment/2018/nov/03/stop-biodiversity-loss-or-we-could-face-our-own-extinction-warns-un).
Los insectos, parte de
esa biodiversidad, están desapareciendo del orden del 2.5% anual, lo que
significa que se perderá la polinización de las plantas, pues las abejas, las
que están muriéndose más rápido por el empleo de pesticidas e insecticidas, son
las principales polinizadoras y sin ellas, desaparecerían todas las plantas,
sobre todo las que empleamos como alimentos.
Los mencionados
insecticidas y pesticidas son los grandes causantes de la desaparición de los
insectos, los que, aun con tan fuerte disminución, nos superan en 17 veces en
peso a todos los 7500 millones de seres humanos que no sabemos convivir con
ellos y sus útiles labores. Muchos son alimento para varios animales, como
mamíferos y reptiles, los que también se verán afectados y se extinguirán junto
con ellos. Señala el profesor Dave Goulson, de la Universidad de Sussex, en
Inglaterra, que “debería de concernirnos fuertemente a todos (la desaparición
de insectos), pues ellos son parte de cualquier cadena alimenticia, polinizan a
la gran mayoría de especies vegetales, mantienen el suelo saludable, reciclan
nutrientes, controlan pestes y mucho más. Los amemos o los odiemos, los humanos
no podemos sobrevivir sin los insectos”. Muy fuerte su advertencia y muy clara
(ver: https://www.theguardian.com/environment/2019/feb/10/plummeting-insect-numbers-threaten-collapse-of-nature).
Las cifras que se dan
sobre la declinación de insectos, 41% del total, son alarmantes. Por ejemplo,
las frigáneas han desaparecido en 68%. Las mariposas, 53%. Los escarabajos,
49%. Las abejas, 46%. Las cachipollas, 37%. Las libélulas, 37%. Las moscas de
piedra, 35% y las moscas, 25%. En tanto que los vertebrados, quizá más
resistentes que los insectos, han declinado 22% en total. Por grupos, los
pájaros han disminuido 22%, los anfibios, 23%, los mamíferos terrestres, 15.4%
y los reptiles, 19%. Por ello es que se habla ya de una sexta masiva extinción,
por la rapidez de la desaparición de especies, debido al calentamiento global,
contaminación, basura e invasión de hábitats, en la que muchas han perdido más
del 80% de su población mundial. Y eso, obviamente, nos perjudicará muchísimo,
aunado a los problemas ya citados (ver: https://www.theguardian.com/environment/2017/jul/10/earths-sixth-mass-extinction-event-already-underway-scientists-warn).
Y es cierto el que cada
vez hay menos insectos y animales en muchas áreas del mundo. La próxima vez que
salgan a algún bosque, vean cuántos animales o insectos pueden hallar, no muchos.
Otra actividad humana
que está acabando con la biodiversidad es la agricultura de monocultivos, que
se está extendiendo por todo el mundo, convirtiendo tierras, antes naturales,
en sembradíos. Cuatro cultivos son los que dominan a nivel mundial: soya, arroz,
trigo y maíz, ocupan poco menos del 50% de todas las tierras cultivadas del
planeta. Eso es una limitante en cuanto a la variedad de alimentos que pueden
consumirse. Y como son muy uniformes, pueden ser atacados por plagas muy
fácilmente. Por ejemplo, los plátanos que comemos, son todos clones de una sola
especie, genéticamente idénticos, y ahora están siendo arrasados por el mal de
Panamá, ocasionado por un hongo resistente a los fungicidas, como señala el
investigador Adam Martin, del departamento de física y ciencias ambientales de
la Universidad de Toronto (ver: https://www.zmescience.com/science/global-farming-four-crops-1235252/)
Peor aún sucede con los
transgénicos, como el maíz producido por Monsanto, que se jactaba de que
resistía todo tipo de plagas. Ahora, ya se acostumbraron también las plagas que
lo atacan a su efecto pesticida y se lo comen, muy contentas, como si nada (ver:
http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/04/monsanto-arremete-de-nuevo-con-caras.html).
De por sí, las plagas
destruyen todo tipo de cultivos, lo que disminuye sustancialmente la
disponibilidad alimentaria. Y esas plagas han aumentado porque, por la citada
disminución de insectos y animales, muchos que eran sus depredadores naturales,
han desaparecido o declinado bastante, y por eso la acción destructiva de las
plagas se incrementa. Se estima que cada año son destruidas una cuarta parte de
las cosechas mundiales. Y al tratarse de monocultivos, son más voraces. Eso
puede comprobarse con las cifras que se dan de los cultivos más dañados: 21.5%
del trigo producido mundialmente es destruido por plagas; 30%, de arroz; 22.5%,
de maíz; 17.2% de jitomate y 21.4%, de soya. Lo peor es que las grandes
pérdidas se dan en zonas poblacionalmente muy hacinadas, lo que acentúa el
hambre de por sí ya existente (ver: https://www.zmescience.com/science/agriculture-science/pests-agriculture-04022019/).
Y también el cambio
climático, ha permitido que muchas plagas se vayan adaptando a otros sitios que
antes, por fríos, por ejemplo, no podían invadir, pero que ahora ya se adaptan
muy fácilmente (los moscos, por ejemplo, que transmiten enfermedades como el
zika o el paludismo, ya habitan lugares antes fríos).
Aúnese a lo anterior,
el hecho de que las tierras cada vez producen menos, por distintos factores,
como al agotamiento del suelo, el mencionado cambio climático, la señalada
pérdida de biodiversidad, los indicados monocultivos, entre otros, y las
hambrunas en años próximos serán inevitables. Se enfatiza lo de los
monocultivos, pues dos tercios de las cosechas son de tan sólo nueve productos,
que son caña de azúcar, maíz, arroz, trigo, papas, soya, fruta de palma,
remolacha de azúcar y yuca. Ya señalé que tan sólo el trigo, maíz, soya y arroz
ocupan el 50%, así que no hay mucha variedad. Muchas de las 6000 especies
vegetales cultivadas restantes, están en decadencia y fuentes vírgenes de
comida cada vez son más difíciles de hallar. Se está acabando con la
biodiversidad, a un nivel nunca antes visto (ver: https://www.theguardian.com/global-development/2019/feb/21/worlds-food-supply-under-severe-threat-from-loss-of-biodiversity).
Añadamos que el
calentamiento global también está afectando a los océanos vertiginosamente, y
estamos, literalmente “fritos” por tanto calor. Científicos, en un reciente
estudio, han revelado que el número de olas de calor que afectan a los océanos
del planeta se han incrementado muchísimo, matando grandes cantidades de vida
marina, “así como los incendios forestales que destruyen grandes áreas de
bosques”, señala un estudio. “El daño ocasionado en estos sitios tan calientes
es también dañino para la humanidad, la que depende de los océanos para
oxígeno, comida, protección contra tormentas, y la remoción del bióxido de
carbono, causante del calentamiento global”, agregan.
Los días en que tienen
lugar esas anormales altas temperaturas, se han triplicado en los pasados dos
años en que se ha llevado a cabo el estudio. “En el largo plazo, el número de
días con olas de calor ha brincado más de 50% en los treinta años transcurridos
al 2016, comparados con el periodo de 1925 a 1954”. Y eso afecta a algas, pasto
marino y arrecifes de coral, y los está matando rápidamente. Esos ecosistemas
sirven de alimento o refugio a otras especies, así que si se extinguen, se
extinguen en cadena cientos de ellas (ver: https://www.wired.com/story/oceans-are-spiking-a-fever-with-record-heat-waves/).
Se les conoce, en
español, a esos eventos, como canículas, y año con año empeorarán, dejando
destrucción marina que, desde la comunidad de nuestras casas o ciudades no
percibimos, pero que, como señalo antes, nos afectarán gravemente (ver: https://www.jornada.com.mx/2019/03/05/sociedad/034n1soc).
Pero la humanidad sigue
sin entender, invadiendo hábitats naturales, que obliga a adaptarlos a sus
necesidades. Y eso acelerará la extinción de muchas especies, como también ya
señalé antes. Para el 2070, precisa un estudio, 1700 especies, de las que aun
queden, quizá desaparezcan por la imparable, depredadora, expansión humana (ver:
https://www.jornada.com.mx/2019/03/05/sociedad/033n2soc#).
Por ello no es de
sorprender que algunos animales ataquen a humanos o se acerquen a sus casas
para buscar algo de comida, como recientemente sucedió con un grupo de
hambrientos osos blancos, tratando de hallar algo que comer entre la basura de
un pueblo ruso, que se estableció en su hábitat hace años (ver: https://www.livescience.com/64741-polar-bears-are-taking-back-russia.html).
Así pues, estamos
destruyendo día a día a plantas, insectos, animales, bosques, selvas, océanos,
ríos, lagos… para tener “diversidad en consumo”, sí, llenarnos de cosas
inútiles, en demasía, cuya fabricación es la causante de la depredación y
contaminación ambientales.
Pero todo sea en nombre
del capitalismo salvaje y su aferrada idea de que es mejor tener una gran
fábrica de lo que sea, que envenene el aire, el agua y la tierra a un bosque
sano, lleno de plantas, animales e insectos.
Como afirma Cristiana
Pașca Palmer, seremos testigos de nuestro propio aniquilamiento.
Contacto: studillac@hotmail.com