sábado, 2 de octubre de 2021

La depredadora, destructiva minería marina, matará a especies que pueden curar varios males

 

La depredadora, destructiva minería marina, matará a especies que pueden curar varios males

Por Adán Salgado Andrade

 

El destructor, contaminador capitalismo salvaje, no tiene límites en sus afanes de seguir dañando al pobre planeta. Tan insensata destrucción, ya lo ha calentado irreversiblemente, y los trastornos climáticos, como largas sequías, torrenciales lluvias, altísimas temperaturas, intensos tornados, poderosos huracanes, megaincendios forestales y derretimiento de polos y glaciares, ya serán normales y aumentarán su frecuencia de ocurrencia y su potencia cada año (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/08/la-crisis-climatica-es-irreversible-y.html).

Los océanos, absorben el 90% del calor encerrado en el planeta, además de que en ellos se arrojan aguas negras, basura de todo tipo, sufren derrames petroleros, químicos, radioactivos, naufragan barcos, que llenan sus fondos de desperdicios, son dragados, se sobrepescan y otras infamias (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/12/naufragios-de-barcos-cargueros-mas.html).

Y, por si no bastara eso, se amenaza ya con legalizar la así llamada “minería marina”, un destructivo, depredador proceso, mediante el cual, gigantescas máquinas, serán echadas a los océanos, para que alcancen el fondo marino y, mediante poderosas cuchillas, destrocen las zonas en donde hay fumarolas de agua hirviendo, por el potencial de que contienen varios tipos de minerales y metales, sobre todo, oro, plata y otros. Ya está el proyecto desde hace años, pero todavía no se ha “legalizado”, por los daños que ocasionará esa deleznable, muy destructiva práctica. Entre otras cosas, se crearía un smog marino, por todas las piedras molidas, el que tardaría mucho tiempo en asentarse. Pero antes, iría a parar a los intestinos y branquias de peces y otras especies marinas, que morirían irremediablemente, al obstruirse sus sistemas respiratorios y digestivos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2010/05/mineria-marina-el-nuevo-desastre.html).

Y entre tales especies, hay varias que podrían ser potencial fuente de medicinas, como potentes antibióticos, que pudieran combatir a las bacterias que cada vez son más resistentes a los actuales. Es lo que expone el artículo de The Guardian titulado “Pruebas para detectar Covid y súperbacterias: porqué el mar profundo es clave para combatir pandemias”, firmado por Helen Scales, quien agrega que “Mientras los científicos exploran cómo la vida en el abismo podría generar nuevas medicinas, la minería marina amenaza con desaparecerla” (ver: https://www.theguardian.com/environment/2021/sep/29/covid-tests-and-superbugs-how-the-deep-sea-could-help-us-fight-pandemics).

Y comienza señalando que hace 30 años, se creó la última clase de antibiótico, “de la cual, sólo se han hecho algunas variantes, unas, que queman las paredes de las células de las bacterias y otras, que bloquean la replicación del ADN. Pero las bacterias están evolucionando rápidamente y sobreviven esos ataques químicos y al sobrevivir, se vuelven más virulentas súperbacterias. Sin nuevos antibióticos, para el 2050, la tasa de mortalidad debida a infecciones resistentes a antibióticos, se estima que ascenderá a unos diez millones de personas por año, haciendo que la pandemia del coronavirus sea nada”.

En efecto, bacterias y virus – como el del Covid –, evolucionan muy rápidamente y pronto, no habrá sustancias con qué combatirlos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/12/la-fortalecedora-evolucion-de-bacterias.html).

Por ello, hay varios científicos que investigan los fríos, obscuros abismos del Atlántico norte, en donde “han hallado esponjas que contienen poderosas moléculas, capaces de matar a esas súperbacterias”.

“Kerry Howell, profesor de ecología marina de mar profundo y sus colegas, han estado cuidadosamente recolectando especímenes de estos animales, que parecen plantas, llevándolos al laboratorio y probando sus extractos pulverizados contra bacterias muy taimadas, provocadoras de males. Entre las moléculas que habitan el profundo mar, esos científicos están hallando prometedoras novedades bactericidas”.

Están seguros de que son nuevos compuestos, “pero todavía debemos de hacer varias pruebas para comprobarlo”. Ya se han hallado algunos, que están siendo usados ampliamente, “pero muchas otras sustancias, todavía faltan de ser probadas. Y están contenidas en decenas de especies marinas, que están en riesgo de desaparecer, si se autoriza la minería marina”.

A pesar de que las fumarolas marinas llevan unos 40 años investigándose, señala Howell, falta mucho por descubrir.

Justamente, el abismo que queda en el Atlántico norte, es el más prometedor en proporcionar especies que contengan sustancias medicinales, pero es la parte a la que las depredadoras empresas mineras le están echando el ojo para explotar.

Howell y sus colegas, planean viajar a esa zona, viaje que se ha detenido, primero, por la pandemia y, luego, por la falta de fondos.

Claro que se preferirá el beneficio económico de minar el mar, a los reducidos beneficios que podría proporcionar a la salud humana. Sería una total pérdida, pues ”estudios han hallado que más de tres cuartos de las esponjas que viven en las profundidades marinas, contienen compuestos útiles. Sus defensas, son defensas químicas producidas por los microbios que viven en su interior. Una investigadora, Rosemary Dorrington, profesora de microbiología de la Universidad de Grahamstown, de Sudáfrica, citada por Scales, afirma que “hay arriba de 1,000 diferentes especies de bacterias en una esponja. son como el microbioma que los humanos tienen en sus organismos”.

Emplean los científicos, para hacer la introspección, robots autómatas, “que no ocasionan serios daños, pues únicamente recogen las muestras necesarias. En contraste, los destructivos robots para minar el fondo marino, son verdaderas máquinas de destrucción”.

Una foto del artículo, muestra a un caracol marino, que tiene escamas para protegerse, descubierto recientemente, en el 2001, “y ya está en peligro de extinción”.

“La minería marina, podría contaminar frágiles comunidades de especies, incluyendo microbios a los que ha llevado millones de años evolucionar”.

El daño será total y en días.

Esto demuestra, una vez más, que primero son los negocios, antes que los ecosistemas planetarios y la salud humana.

Pero quizá esos mineros marinos, un día contraigan una súper infección, ocasionada por una súperbacteria, que pudo hacer sido combatida, mediante un antibiótico, que se hubiera obtenido de una esponja, destruida por su depredadora actividad.  

 

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