La creciente y letal contaminación china
Por Adán Salgado Andrade
En
China, a pesar del represivo autoritarismo, surgen notables y audaces críticos
trabajos que dan cuenta de algunos de los problemas que ese país, dominado por
una autocracia que desde hace décadas controla el poder, padece, sin que sus
reprimidos, sumisos habitantes, puedan protestar o hacer algo para remediarlos.
Uno
de tales esfuerzos por denunciar, en este caso, la cada vez peor contaminación
del aire y del agua, es el documental independiente Under the Dome (Bajo la cúpula), de la prestigiada periodista Chai
Jing, quien, de acuerdo con una publicación de la BBC, empleó su propio dinero
para filmar y producir tal documental, el cual tuvo un costo aproximado de 159
mil dólares, más de un millón de renminbis (ver: http://www.bbc.com/news/blogs-china-blog-31689232).
Chai concibió la idea de hacer el documental,
a partir de que su recién nacida hija tuvo un tumor benigno en su útero. La niña
fue sometida a una delicada operación, siendo advertida Chai de que tenía pocas
esperanzas de sobrevivir. Por fortuna, la niña sobrevivió y Chai se dio a la
tarea de investigar las causas que llevaron a la pequeña a nacer con ese
problema, las que ella atribuyó de inmediato a la contaminación. Y desde
entonces, Chai decidió convertirse en ambientalista.
Esa fue la premisa para la realización de Under the Dome, un trabajo que ella
realizó sin fines de lucro, simplemente, para denunciar la realidad de la
contaminación que azota a China (ver:
https://www.youtube.com/watch?v=T6X2uwlQGQM&feature=youtu.be).
Continúa
con referencias sobre la gravedad de la contaminación de los ríos en la
provincia china de Shanxi, en donde ella nació, los cuales, 88.4% están
contaminados y 62% no sirven ya para nada.
Para
mostrar que los contaminantes en el aire de Beijing, ciudad en donde
actualmente vive, existen, pero son invisibles al ojo humano, empleó un filtro
especial que llevó cargando con ella todo un día. Luego, lo envió a un
laboratorio de una universidad y el resultado es pasmoso. Hallaron partículas
suspendidas, y resultaron ser de 351 por m³ de “aire”, muy superiores
los estándares de otros países. En la ciudad de México, por ejemplo,
cuando hay un índice de ozono de 115, distinto a las partículas suspendidas, se
declara precontingencia y “normalmente”, tales partículas suspendidas oscilan
entre 80 y 90 partes por millón y aun así, se considera mala calidad (ver: http://www.aire.df.gob.mx/default.php?opc=%27YqBknmQ=%27).
Al
analizar qué sustancias formaban tales partículas, todas eran alrededor de 15 compuestos
químicos muy cancerígenos, incluyendo benzoapireno, 176 partículas, uno de
los cancerígenos más potentes, y que está 14 veces más alto que el límite
“normal”, benzoalatraceno, 191 partículas, naftaleno, 4 partículas, acenafteno,
275 partículas y así (esto se puede ver en el minuto 7:36 del documental).
Fue
a la universidad de Pekín para ofrecerse como voluntaria en una cámara de gases
que concentrara todos los contaminantes, y los científicos no quisieron
arriesgarla, diciéndole que hay consideraciones y límites para esos
experimentos. De eso, dice Chai, que en China, es como si todos fueran sujetos
de experimentación en una cámara de experimentación científica.
Por
lo que el experimento de la universidad de Pekín fue de otro modo, empleando a
Chai como sujeto de observación. Los científicos hallaron que ella es parte de
la población sensible y padece inflamación respiratoria crónica. Las partículas
suspendidas finas impactan al sistema respiratorio e incrementan la inflamación
del conducto de respiración. Además, afectan todo el sistema cardiovascular y aumentan
la correlación de ataques cardiacos, debido a que reducen el flujo de sangre al
corazón.
Mediante
una excelente animación, muestra cómo los macrófagos tratan de combatir a las
partículas finas engulléndolas, luego de que éstas logran evadir los pelos de
la nariz, de la tráquea, llegan a los bronquios y, de allí, a los alveolos. Como
las partículas finas no son orgánicas, los macrófagos se mueren y por eso es
que la contaminación destruye al sistema inmune. Además, hay partículas menores
a los 5 micrones, que pueden atravesar los alveolos e irse al torrente
sanguíneo, lo que ocasiona presión arterial alta y trombosis. Incluso, esas
partículas pueden entrar al sistema circulatorio pulmonar y atacar el corazón,
provocando isquemia miocardial así como pulsación irregular, lo que también
ocasiona ataques cardiacos.
Todas
las medidas fueron proporcionadas por la academia china de ciencias y
demuestran que entre más aumenten las partículas suspendidas, más aumentarán
las muertes. La contaminación provoca medio millón de muertes prematuras cada
año.
Chai
muestra las fotos de bebés de dos meses, que aunque nunca han salido, padecen
neumonía, o sea, que ya nacen con ese mal. Exhibe la opinión de un experto de
los Ángeles, quien dice que no se debe de tratar de “acostumbrar” a los bebés a
la mala calidad del aire, pues eso sólo inhibe su crecimiento normal. O sea,
que ya desde el nacimiento están condenados.
Se
ve una foto de niños de escuela jugando, a pesar de que la mala calidad del aire
era de 500 en el índice de “calidad del aire” de ese día. En México, como
señalé, cuando tenemos más de 100 del índice de contaminación por ozono, hasta
se impone el hoy no circula para todos los autos, sean nuevos o viejos (como se
hizo en el 2016). No quiero decir que no tengamos severos problemas de
contaminación en la ciudad de México – y en el país –, pero no hemos llegado aún
a los que padece China.
Advierte
Chai que cuando se hace ejercicio, se respira cinco veces más de lo normal, así
que al ejercitarse la gente, los problemas a la salud son más graves. Un adulto
respira alrededor de 25 mil veces, por lo que Chai se pregunta, ¿qué nos hacen
los contaminantes en los pulmones?
Pudo
filmar una operación de una mujer en sus 50’s, que padece cáncer avanzado de
pulmón, por tanta acumulación de contaminantes, pero que nunca había fumado. Lo
curioso es que al decir de qué ciudad es, por la malísima calidad dela aire, se
censura esa parte, lo que indicaría que la mafia china sigue queriendo ocultar
los graves problemas que tanta industrialización ha provocado en ese agobiado
país. ¡A la mujer, le extrajeron un linfoma que está todo negro, por la
acumulación de partículas de carbón! Una imagen terriblemente descriptiva de
los problemas de polución.
Alarmada,
Chai preguntó por qué sólo le había llevado dos años a la mujer desarrollar
cáncer, si se supone que transcurren 10 años para que eso suceda. Concluyó que
fue porque la mafia china en el poder oculta la calidad del aire, así que pidió
a la NASA si le podían proporcionar fotos satelitales de China durante los
pasados diez años. En efecto, la autocracia china, ocultaba ya, desde el 2004,
la contaminación, haciéndola pasar como niebla. Nótese el control sobre los
chinos, quienes creyeron ese cuento por años.
Chai
exclama que cómo pudo estar ciega ante la evidencia, pero también se preguntó
cómo eso no pasaba cuando eran chicos y tenían estufas de keroseno, hasta que
encontró al profesor He Xingzhou, que ha investigado la polución durante 30
años. El profesor le dio un libro titulado “Investigación sobre la relación
entre la contaminación aérea y la causa de muerte para 26 ciudades chinas entre
1976 y 1981”. Explica en el texto que a causa del “progreso”, se comenzó a
contaminar demasiado, sin control, hasta que la mafia china de entonces, puso
regulaciones, pero a pesar de eso, aumentaron las fábricas y la polución
producida por carbón quemado, como el bióxido de azufre, aumentó y con ello la
falta de visibilidad y las partículas menores a 2.5 micrones, lo que ha
incrementado 465% el índice de muerte por cáncer pulmonar. Sólo fue a partir del
2012, que comenzó el monitoreo de partículas de 2.5 micrones. Pero antes de que
comenzarán a generalizarse los problemas de salud, todo eso se ocultó.
Como
ahora Chai tiene que usar tapabocas a donde sea que vaya y también lo hace con
su hija (recuérdese que la operaron de un tumor benigno), además de revisar
todos los días la calidad del aire en su celular, se dio a la tarea de
investigar de dónde viene la contaminación.
Halló
que se debe a varias sustancias y que provienen de la quema de carbón, de
combustible, de la industria de materiales orgánicos, agricultura,
fertilizantes químicos, y de la emisión de polvo. Así, 60% de la polución es
por quemar carbón y petróleo. Le ha sucedido a China, lo que ya he comentado en
otro artículo, que por “progresar”, no le ha importado tanto anárquico crecimiento
industrial y la consecuente contaminación (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2013/09/china-autoritarismo-capitalismo-salvaje.html
).
Señala
Chai que quema China de 3 a 4 veces más petróleo que Europa, y también supera a
los países que se están desarrollando, como India, Pakistán o Irán. Menciona las
declaraciones de los expertos Wang Yuesi, Du Jiming y Tang Xiaoyan, quienes
presentan su testimonio, diciendo que aún no remedia China la contaminación por
carbón y ahora hay que agregar la contaminación de autos.
Y
cuando hay menos movimiento del aire, esas partículas reaccionan entre sí, o
sea, forman nuevos compuestos contaminantes, como una especie de virus de
polución que ocasionan más daño. China quemó tan sólo en el 2013, 3600 millones
de toneladas de carbón, superior a todo el carbón quemado por Europa en el
mismo año. Y pone de ejemplo, lo que pasó en Inglaterra cuando en los 1800’s,
sufrió problemas graves por la contaminación (en esos años, una eterna niebla
de smog, ocasionada por la quema del carbón, se cernía todo el tiempo en
Londres). Aun así, Inglaterra siguió empleando carbón. En los años 1930’s, las
chimeneas de los hogares, quemaban el doble que las fábricas. Pero nada
hicieron las “autoridades” hasta que el
día 5 de diciembre de 1952, se produjo un desastre ambiental nunca antes visto.
¡Fue cuando un frente frío cubrió el Támesis y a Londres por varios días y tan
grave fue la contaminación, que la gente ni los pies podía verse! Se cubrió
toda la ciudad de hollín y, al igual que en China, se debían de usar
mascarillas, para perros, para besarse, para todo. Doce mil personas murieron por
el evento. Las autopsias revelaron que la gente murió por altas concentraciones
de hollín en sus pulmones, así como por metales pesados. Se calcula que esa
contaminación superó por mucho la actual contaminación china. El bióxido de
azufre, superó 190 veces la permitida por la OMS, y mientras muchos países
redujeron su empleo de carbón, China inició su revolución económica y se lanzó
al brutal uso de aquél mineral fósil. Lo mismo está sucediendo en la India, que
en el cercano futuro, será el segundo país que más emplee carbón.
Chai
analiza cómo se quema el carbón en China: para el 2013, 380 millones de toneladas
(mdt) fueron en Beijín, Tianjin y Hebei. De eso, tan sólo en Hebei, se quemaron
300 mdt. Visitó una fábrica de acero en Tangshan, que es el tercer centro
industrial en producción acero, y luego ¡está Estados Unidos! O sea, ¡China
ocupa el primer lugar en fundición de acero, pero resulta que, por sí solas,
Hebei y Tangshan son el 2º y 3º lugar.
Acudió
a esa fundidora con el MEP, el organismo chino encargado de supervisar que las
fábricas “cumplan” con las medidas antipolución, pero resultó que no se veía
nada, y aunque los hornos tenían filtros, seguían despidiendo humos. Incluso,
por la falta de visibilidad al interior de la fundidora, hasta el inspector del
MEP se cayó en un agujero que no se veía. Chai dijo que era el trabajo más
peligroso que había presenciado en toda su vida.
Así laboran
los obreros en esos lugares. Ni con un dron que sobrevoló la fundidora,
pudieron inspeccionar todo el humo, de bióxido de azufre, expelido por la
chimenea. A pesar de toda la evidencia de que la empresa contamina, no se le
penalizó. Le preguntó a Dawei, el inspector que se cayó en el agujero por qué,
y él le dijo que le preguntara a su jefe, Xiong Yuehui, del Departamento de
ciencia, tecnología y estándares del MEP. Chai acudió a verlo y Yuehui le dijo
que 60% de firmas no cumplen con los protocolos. Le pregunta Chai que por qué
no se les clausura y el hombre le dice que si está bromeando, que vea cuántos empleos crea el producir 10 mdt al
año de acero en Hebei. ¡Cien mil empleos!, exclama. Y toda la contaminación se
va a Shanxi, donde Chai vivía.
Luego,
Chai va a Jiangsu, ciudad en la que hay ¡una planta de electricidad cada 30 km²! Y todas emiten contaminantes, más
allá de los límites permisibles. Claro, tanta planta eléctrica se necesita para
alimentar a tantas empresas que siguen contribuyendo a la anárquica
industrialización de China.
Shanghái
es la que más carbón quema por metro cuadrado de todas las ciudades chinas, 10
kg.
Analiza
Chai los tipos de carbón que existen y comprueba que el mejor es el lignito, de
color café. Los otros tipos de carbón son más sucios y, como explica más
adelante, deberían de lavarse para que no fueran tan contaminantes, pero
tampoco ese elemental tratamiento se hace.
Otras
tomas las hizo en Harbin, en donde en un día se excedió el índice de calidad
del aire 1000 veces. Y fue porque se quemaron más de 20 mdt de lignito, a
pesar, como dije antes, de ser más limpio.
Como
ya señalé antes, Chai afirma que el carbón se puede lavar para disminuir la
contaminación, como hacen en Inglaterra y Alemania, pero no en China, en donde
sólo menos de la mitad se lava. Los hogares queman lignito que no se lava y sólo
queman el 20% del total, pero las emisiones de los hogares en cuanto a bióxido
de azufre, equivalen a las emisiones de todas las plantas generadoras de
electricidad juntas. Y en invierno, las partículas de 2.5 son más dañinas
porque el carbón es de lo peor. En Xuanwei (Yunnan), hay un pueblo llamado
Hutou. Como se quema carbón malo el índice de incidencia de cáncer pulmonar es
de los más altos del planeta. Muestra la foto de un hombre con cáncer pulmonar
terminal, tan débil, que pidió que le pusieran papel atrapamoscas, pues ni
espantarlas podía. Hay un hombre que posa con fotos de todos sus familiares que
han muerto por cáncer pulmonar en todos los años y son varios (esto se puede
ver en el minuto 37:08).
Chai
vuelva a enfatizar que toda esa permisibilidad en la contaminación es porque,
como dicen que China está desarrollándose,
no se puede “dar el lujo” de proteger su ambiente, lo que siempre se ha pretextado.
Hay un pueblo, por ejemplo, en donde se produce grafito, que se emplea para la
fabricación de baterías de litio. Los habitantes del lugar sufren las
consecuencias ambientales, pues todo se ennegrece, casi al instante, y en su
salud por la molienda de grafito, pero, igualmente, se pretexta que son más
importantes los empleos (ver: https://www.washingtonpost.com/graphics/business/batteries/graphite-mining-pollution-in-china/?tid=batteriesseriesnav).
En
todo esto, los más pobres son los paganos, afirma Chai, pues al aumentar el
empleo de carbón, se usa más, pero se adquiere el más barato y más
contaminante. Un experto señala que hay que bajar el consumo de carbón a menos
de 2000 mdt para bajar las partículas de 2.5 micrones. Dice que también se
puede centralizar la quema de carbón malo o lavarlo, pero eso requeriría agua. Sin
embargo, el agua ya también es un recurso que está escaseando en China, así que
no sería quizá tan acertada tal solución, considero.
De
todos modos, Chai insiste que en que si se lavara el carbón, se reduciría a la
mitad la contaminación. Y refiere una ley que estipula que se debe de lavar, es
obligatorio, pero no se hace. También es obligatorio que no se use carbón
corriente. Otro experto que da sus testimonio, señala que si tan sólo se
aplicaran las leyes, se podrían reducir 60% las partículas 2.5 y 35% el óxido
nítrico.
En
la siguiente parte del documental, Chai analiza la contaminación por petróleo,
la cual es producida, sobre todo, por los 100 millones de autos que circulan en
China. Cita que en Beijín se incrementaron 800 mil en tan sólo un año. Es el
problema de la “occidentalización” china, que se generalizan tendencias
impuestas por el capitalismo salvaje, como el indiscriminado empleo del
automóvil (o como la generalización de las engordantes franquicias
estadounidenses de fast food, que están
acabando con la dieta tradicional china).
Dice
que Hangzhou es en donde más autos hay y es la ciudad que más autos por
habitante tiene, uno por cada dos personas. En Beijín, 40% de la polución allí
es por autos. Señala que en el tráfico, los autos contaminan dos veces más. Es
lo que en la ciudad de México se ha objetado mucho, que el límite tan bajo que
se impuso, por el nuevo reglamento, como supuesta medida para “prevenir”
accidentes, como choques o atropellamientos, está aumentando la contaminación,
pues por la velocidad límite de 50 km/h, los autos no desarrollan su potencial
y contaminan más. Por eso, no parece casual que hayan aumentado tanto las
contingencias, desde que esa absurda medida se implementó. Además, prohibir las
vueltas a la derecha, también la incrementa, pues un auto esperando, contamina
mucho más que si estuviera en movimiento (ver: http://www.jornada.unam.mx/2016/01/08/sociedad/034n1soc).
Chai
hace la comparación con Tokio, que aunque también allí hay muchos autos, señala
que en esa ciudad conmutan las personas por trenes y sólo 6%, manejan. En
cambio, en Beijín, 35% manejan. Y analiza qué tanto usa la gente el auto. Así,
7% lo usa ¡tan solo para un kilómetro!, 12%, para 2 km. Y 44%, para 5 km. O sea
que los chinos, como ya señalé, se están volviendo, como los estadounidenses,
muy dependientes de los autos.
Chai
afirma que en su familia sólo usan el auto para emergencias y para llevar a su
hija a la escuela. Su esposo usa la bicicleta, pero muestra fotos de cómo el
carril “exclusivo” para bicicletas, siempre está ocupado por autos, pues sólo
hay espacio de estacionamiento en Bejín para la mitad de aquéllos, así que
invaden banquetas y carriles exclusivos. No es de sorprender, pues muchos
automovilistas son prepotentes y se estacionan en donde se les antoja, como
sucede en la ciudad de México.
Chai
hace comparaciones con otras urbes, como Londres y muestra que, debido a
severas restricciones y a encarecer los parquímetros, se vacían las calles. Eso
contrasta con los autos en una ciudad china, la que quiso imponer parquímetros,
y los automovilistas terminaron estacionándose a un lado de las calles, fuera
de la influencia de dichos parquímetros.
Otra
causa de la grave contaminación automotriz es que también hay corrupción (no sólo
allí, sino que cada vez más, las empresas automotrices falsean sus datos, como
hizo VW hace dos años, por ejemplo, que manipulo las emisiones diésel de
algunos de sus vehículos para que aparecieran más bajas). La calidad de los
motores en China se mide por estándares, siendo el 5, el más alto, o sea, son los
vehículos que contaminan menos. Pero los fabricantes, mienten, ya que los autos
que muestran un estándar 5, en realidad, son tres. O uno que es supuestamente
tres, es uno. Los dueños, andan muy confiados en sus vehículos chinos “nuevos”,
creyendo que cumplen con la norma, pero cuando son detenidos, se descubre el
engaño. Vaya niveles también que hay de corrupción. Sin embargo, los vehículos
que transporten perecederos, no son multados.
Tampoco
se instala el 90 % del equipo obligatorio en los vehículos nuevos. Eso
significa que si 30 mil vehículos sin esos dispositivos entran a la ciudad,
equivaldría a miles de vehículos que cumplen, que circularan por la noche, y
por eso son tan altos los niveles antes del amanecer, por la alta contaminación
producida durante el día.
Un
vehículo que no cumple con las normas, contamina 500 veces más que uno de
estándar 4. Los vehículos a diésel, muy malos también, sólo son 17%, pero
contaminan 70% del total y de las partículas primarias, ocasionan el 99%.
Explica
Chai que el diésel es más contaminante, como quedó demostrado en Inglaterra, en
donde otra vez hay altos índices de contaminación porque todos los autos, por
ley, son de diésel, pues, supuestamente, contaminan menos, pero no es así, pues
los fabricantes no se han preocupado por, realmente, fabricar motores menos
contaminantes. Es tan evidente que, mientras un camión de transporte emite por
litro de combustible 210 microgramos de óxido nítrico, un auto, 500 microgramos.
Absurdo, pues los motores de los vehículos pesados son más largos y potentes. Y
eso provoca niveles de óxido nítrico por arriba de la norma mundial, que es de
40 microgramos por metro cúbico de aire, lo que está provocando serios
problemas de salud en niños cuyas escuelas están cerca de autopistas o rutas de
autos. Eso, como dije, sucede nada menos que en Inglaterra (ver: https://www.theguardian.com/environment/2017/apr/04/thousands-of-british-children-exposed-to-illegal-levels-of-air-pollution?utm_source=esp&utm_medium=Email&utm_campaign=GU+Today+main+NEW+H+categories&utm_term=220419&subid=21873428&CMP=EMCNEWEML6619I2).
Y es
que tanto vehículo de marcas chinas emite PAH, que son contaminantes mucho más
carcinógenos que otras sustancias. En México, sucede lo mismo, pues las peores
especificaciones son para los autos que se venden aquí, no para los que se
exportan.
Tampoco,
señala Chai, los fabricantes chinos se preocupan de si un vehículo sea muy
contaminante, a menos, claro, que se les sujete a pruebas de emisiones y resulte
que sus vehículos contaminen por arriba de la norma.
Pero
qué se puede esperar de los fabricantes chinos de autos, sino, no sólo VW, sino
Renault, GM, Citroën, entre otras marcas, han falseado los datos de emisiones
de sus vehículos a diésel, lo que muestra la total falta de ética de las
automotrices de todos los países.
Como
dice el escritor Yu Hua, en su libro “China en diez palabras”, en ese país, es
una especie de competencia social el embaucarse entre sí (y ya también lo hacen
los chinos a nivel mundial, vendiendo artículos piratas). Por eso, no tienen
empacho los fabricantes en vender autos con falsos estándares. Incluso,
cínicamente, dicen que no hay necesidad de llamados masivos a revisión porque
no hay quien muera por altas emisiones, y sólo lo harían si fuera una falla que
hiciera peligrar la seguridad.
Lo
peor, señala Chai, es que muchos se jactan de que si algunos vehículos no
corresponden en emisiones con el estándar que se exige en China, es porque “quizá
sean los que se exportan a África”, háganme favor. Han de decir que, al fin y
al cabo, son negros, para qué preocuparse por enviarles buenas cosas. Vaya
estupidez. Y hay una ley, desde el 2002, que dice que si una empresa falsea sus
productos, éstos se pueden destruir, pero nunca se ha aplicado.
Pero
también la calidad de los combustibles es mayoritariamente mala. Chai envió
para análisis un diésel de Beijín, que se supone debe de ser el mejor, y
resultó ser 25 veces más contaminante que el de Europa y Japón. Igualmente, la
gasolina es mala y sólo 3% es muy buena. Y es el problema de ciudades como
Hangzhou. que aunque podría comprar buena gasolina, no lo hace.
Otro
problema que expone el documental es el de la evaporación de combustible, que
se señala que es de 1.5 gramos por cada litro y lo mismo sucede en los autos.
Es tan grave ese problema, que en Bejín la contaminación de hidrocarburos es
más por aquélla, que por emisiones.
Sinopec
es la compañía gasolinera estatal de China y no alza los estándares, con tal de
seguir ganando buen dinero. No quiere sacrificar nada de sus ganancias, a pesar
de que en el 2014 tuvo ingresos por 319 000 millones de dólares. Sinopec está,
pues, infectada de la mezquindad del capitalismo salvaje, como casi todas las
empresas, sean del giro que sean, que no les importa sacrificar medio ambiente
y salud humana, con tal de seguir ganando mucho (hay algunas excepciones, como,
por ejemplo, la compañía Lego, que recién anunció que ya toda su energía la
obtiene de un parque eólico, el que financió completamente. Ver: http://www.zmescience.com/science/news-science/lego-environmental-renewable-energy-21052017/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+zmescience+%28ZME+Science%29).
También
analizó Chai la contaminación que dejan los barcos. Un barco de carga emite
contaminantes equivalentes a 500 mil camiones en los puertos, y se encuentra a
400 metros de tierra firme. Siete de los más grandes puertos están en China. En
Shenzhen, por ejemplo, 60% del bióxido de azufre es generado por barcos. No es
para enorgullecerse que se posean los puertos mayores del mundo, como indica
Chai.
Igualmente,
las 200 mil barcazas que navegan por los ríos son muy contaminantes, y producen
bastante bióxido de carbono, sobre todo las más viejas.
Los
aviones son otro problema. Queman una tonelada de keroseno cuando despegan y
otra, al aterrizar. En el aeropuerto de Biyun, los aviones producen la
contaminación diaria equivalente a 600 mil taxis.
Pero
además de todos los graves problemas expuestos, también lo que vio Chai es enraizados burocratismo y corrupción, pues nadie
asume ni culpas, ni obligaciones, incluso, entre la misma gente, que se niega a
cumplir con legislaciones, como el gasolinero que no aceptó una revisión del
departamento de protección ambiental, pues dijo que “era su función emitir
reglas, más no, vigilar que se cumplieran”, frase que dejó a Chai boquiabierta.
En otro caso, un hombre que fabrica medicamentos, y cuya empresa produce muchos
olores químicos desagradables, ante la insistencia de Chai de que si no percibía
dichos olores, aquél, cínico, declaró tajante, que nada olía. O sea, que la
misma gente, con sus inconscientes actitudes, producto del individualismo y egoísmo
atroces, contribuye a agravar el problema.
Vuelvo
a citar al escritor Yu Hua, quien afirma que “en nombre de la revolución”, se cometen
todo tipo de arbitrariedades en China.
Y
Chai lo constató, pues en el 2014, fue a visitar el patio de una siderúrgica y
resultó que el acero está oxidándose, sin compradores. Es lo que está pasando,
que no hay quien compre en la crisis. Le dijo el dueño que hay tantas empresas,
que todas compiten, tan sólo por cantidad y precio, haciendo lo mismo, y eso
genera una inútil sobreproducción. Además, todo eso son materias primas desperdiciadas,
pues una tonelada de acero, requiere 600 kg de carbón, 3 a 6 toneladas de agua,
y se emiten 1.5 kg de bióxido de azufre y un kg de humo y hollín, entre otros
contaminantes. Sin embargo, la ganancia obtenida es ridícula, pues en el 2014, una
tonelada de acero dejaba solamente 30 centavos de dólar de “utilidad”, ni para
comprar un huevo, dice irónica Chai. “Al quemar una tonelada de carbón, no se
gana ni para un refresco”, señala, entre burlona, pero también, invitando a la
reflexión del auditorio, sobre de qué sirve tanta producción y la consecuente
contaminación, para una pírrica “ganancia”.
Abunda
sobre el grave problema de la sobreproducción, diciendo que de las 36
industrias pesadas chinas, 22 sobreproducen. Además, son subsidiadas
fuertemente por el gobierno, con tal de conservar los empleos. Son llamadas por
Liu Shiyu, del Banco Central, empresas zombis, pues consumen muchos recursos,
pero no sirven para nada y se siguen expandiendo. También, un profesor
universitario le dijo que la sobre-construcción es peor que la sobreproducción
industrial.
Muestra
Chai los brutales cambios que la urbanización ha realizado en 30 años, como pueblos,
que ya son ciudades grandísimas, con infinidad de problemas y demasiados
departamentos, que nadie comprará. Dice que en Shanxi la hospedaron en un hotel
5 estrellas en la suite presidencial que sólo costaba 32 dólares. Y no había
luces, porque nadie ha usado ese hotel desde su inauguración. Y en esa ciudad
sólo de 20 a 30% de los departamentos se han vendido. Son ciudades fantasmas.
De regreso a Beijín, lo comentó con el profesor Jiang. Y justo fue lo que le
dijo, que es un microcosmos Shanxi, en donde a diario se pierden 80 hectáreas
por la voracidad inmobiliaria, precisamente como dice Yu Hua, que también es “revolucionario”
sacar a campesinos de sus tierras, incluso por la fuerza, cuando no ceden y
edificar grandes edificios de departamentos, aunque nadie o muy pocos los
habiten después.
Por lo
mismo, ya en cientos de poblados, se están organizando ciudadanos, mediante manifestaciones
y elecciones de cargos populares, para oponerse al dictatorial y arbitrario
despojo de tierras (ver: https://www.youtube.com/watch?v=mglQckQGwbg&feature=youtu.be).
Y es
que hay planes para que 184 municipalidades se conviertan en “metrópolis
internacionales”. Ironiza Chai indicando que sus planes de expansión
implicarían que China tendría que poseer 3400 millones de habitantes, no los
1300 que hay en la actualidad. Pero es la forma en que la autocracia china pretende
“combatir” la pobreza en el campo, como si ésta se acabara con departamentos
que sólo duran 30 años, además de destruir el medio ambiente y aumentar la
contaminación, con tantas construcciones.
Con tanta
anárquica contaminación, en 15 años, se pronostica que se consumirán 6000
millones de toneladas al año de carbón y habrá 400 millones de autos. Eso
significa que antes de que se queden sin recursos, los chinos rebasarán la
capacidad de su medio ambiente, o sea, ya no será posible que absorban tanta
contaminación. Eso, en el 2040.
En
una parte del documental, dan testimonios las personas maduras de cuando eran
jóvenes, que Beijín tenía cielo azul y claro y los ríos eran tan puros, que se
veía el fondo.
Un
experto señala que para que el cielo fuera azul de nuevo, tendrían que cortar
bióxido de azufre, 47%, óxido nítrico, 52% y partículas 2.5, 44%, o sea, casi
la mitad, para volver al a aquél.
Pero
muchos burócratas que entrevistó, le Insistieron en que la contaminación es el
precio que China debe de pagar para desarrollarse y crear empleos. Sin embargo,
ya hay algunas empresas que usan recursos renovables (limpios), así como las
que protegen el ambiente y emplean 39 millones de personas y sus ingresos son
de 590 mil mdd anuales (esto puede verse en el tiempo del documental 1:16:41). Es
decir, las industrias no contaminantes también crean trabajo, pero las cerradas
mentes de la mayoría de los mafiosos en el poder no lo conciben… o permiten.
Para
efectos de referencia, Chai hace la comparación con respecto a Los Ángeles, que
aunque ha triplicado sus autos, ha bajado mucho la contaminación y es por los
estrictos estándares que, según, se tienen allí. Por ejemplo, los inspectores
revisan que los tracto camiones tengan filtros que detienen las partículas de
diésel, que las reducen hasta en un 99%. Aquí, por ejemplo, también por la
corrupción y los apoyos incondicionales de la mafia en el poder a las empresas
transportistas, no se ha hecho obligatorio el empleo de tales filtros, por ser “caros”,
lo que indica que, más que importarles a esos mafiosos coludidos la salud de la
población y del medio ambiente, les importan las finanzas de las empresas,
justamente como sucede en China.
Cuando
está mostrando el documental la forma en que revisan los inspectores angelinos
a los camiones, detienen a un chofer mexicano, que fue infraccionado, por no
contar su transporte con ese filtro, por mil dólares. “Si vuelve a incurrir en
la falta, se le detiene el camión y si lo hace una tercera vez, se le retira su
licencia, y sin ella, usted no podrá trabajar”, le dice el inspector. Chai le
pregunta al hombre que por qué no lo había colocado y éste le dice que porque
no había tenido dinero, pero que lo hará. Así debería de hacerse en México con
tanto camión que exhala tanto negro, contaminante humo.
Insiste
Chai en que se debe de considerar como alternativa, el empleo del gas natural,
que ya el 24% del planeta está empleando. De todos modos, yo agrego que, de
seguir el empleo energético creciendo año con año, como hasta ahora, ni el gas
natural, ni siquiera las energías “renovables” evitarán que el medio ambiente
se colapse (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2010/05/mas-energia-o-mas-desperdicio.html).
Chai,
ya en la última parte del ilustrativo y dramático documental, muestra que el
problema de que se siga usando carbón es porque no se han explorado a
conciencia todos los recursos energéticos más limpios o renovables que posee
China. Ese problema, le señalan expertos, es por el monopolio que ejerce la
autocracia china en muchas industrias, como la petrolera. La solución, según
varios de ellos, sería privatizar muchas de tales industrias, para que fueran más
“eficientes”.
Eso es
controversial, pues pareciera que Chai empleó el ya muy trillado esquema
capitalista de que sólo lo “privado” funciona mejor y que se ha usado como
pretexto en muchos países, México incluido, para que las depredadoras transnacionales
se apoderen de estratégicos recursos naturales. Obviamente, no es para que las
ex industrias públicas funcionen mejor, sino para que las empresas que se
apoderen de ellas aumenten sus ya declinantes ganancias (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2013/09/decadencia-neoliberal-automatas.html). Quizá
Chai lo haya sugerido de buena voluntad, pero probablemente por su formación (la
que la autocracia china sólo ha deseado imponer durante cuatro décadas, que el
capitalismo, llamado allí “socialismo”, es la panacea) no ve los peligros
intrínsecos que eso implica, más todavía, que los que ya tiene China, al haberse
convertido en la maquiladora mundial y que muchos de los problemas referidos en
su trabajo, son consecuencia de ello.
Más
bien, pienso que lo que se tendría que hacer, sería el permitir la innovación energética. De hecho,
es lo que ha estado anunciando China recientemente, que para combatir la
contaminación y el cambio climático, está desarrollando fuentes energéticas renovables,
como la solar, además de incrementar el empleo de gas natural, para ya no
depender en demasía del carbón.
Pero
de seguir permeando corrupción y lucro, eso no será posible, agrega Chai.
Dice
que, más bien, lo que urge a todos los mafiosos en el poder, es hacerse ricos,
a como se pueda (ver esto en el tiempo 1:30:13).
Eso
implica la creciente corrupción, gracias a la cual, 6000 empresas chinas clave son las
que descargan 65% de las emisiones contaminantes.
Ya para
finalizar, también Chai analizó la contaminación emitida por restaurantes, los
cuales son los responsables del 6% de la polución de partículas 2.5.
Quiso
probar Chai la efectividad de un número telefónico oficial, el 12369, al cual
se pueden reportar violaciones al
reglamento que concierne a esos establecimientos. Es obligatorio el uso de
filtros que eliminan tanto el humo, así como los olores de la combustión
culinaria. Eso se debería de aplicar en México, en donde muchos negocios de
comida, como los que hacen “pollos al carbón”, al aire libre, emiten humo y el
olor de la carne quemada, sin ningún tipo alguno de restricción.
En efecto,
Chai comprobó la eficacia de haber llamado a ese número – pienso que quizá haya
funcionado porque se trataba de ella y porque estaba en Beijín –, al haber llegado
los inspectores y haber exigido al restaurante que colocara los obligados
filtros. “Antes, pensaba que estar todo el tiempo aguantando el humo y los
olores de ese restaurante, era normal”, dice Chai, divertida.
Incluso,
también, reportando a ese mismo número, logró que el residente de una
construcción cercana cubriera con una capa plástica los desperdicios
constructivos, de los que se levantaba mucho polvo.
Eso,
quizá, sea el corolario del documental Under
the dome, que sólo la conciencia social, su resistencia, su organización y
el análisis inteligente de la problemática ambiental y de todo tipo, puede llevar
no sólo a la solución de tantos conflictos, sino también a una posibilidad de
un cambio económico y político, tan urgente, no sólo en China, sino en todo el
planeta.
Contacto: studillac@hotmail.com