sábado, 3 de octubre de 2020

La industria cinematográfica, también contamina

La industria cinematográfica, también contamina

Por Adán Salgado Andrade

 

No hay actividad humana, que no contamine. Podemos considerar la que sea, y hasta la menos pensada, contamina.

Tomemos, por ejemplo, a la industria editorial, la que, para imprimir libros, necesita, primero, de papel, obtenido de celulosa de madera, lo que implica tirar árboles. Y si se usa reciclado, pues es el desperdicio que más se recicla, de todos modos, hasta en el proceso de reciclaje, hay contaminación (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/01/el-papel-mas-ecologico-y-reciclable-que.html).

Además, requiere químicos, tintas, contaminantes plásticos, produce desechos y otras cosas. O sea, contamina.

La industria del ocio, es otra gran contaminante, pues los parques de “diversiones”, emplean mucha electricidad, la que genera contaminación, bajo cualquier forma que sea producida (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2015/04/la-acondicionante-y-muy-lucrativa.html).

Generan basura, desechos sanitarios, contaminantes concentraciones humanas… y más.

O los cruceros de “lujo” – que fueron los lugares en donde más se contagió la gente por Covid-19 –, cuyas emanaciones, de cada uno de esos enormes barcos, equivalen a un millón de autos por año ((ver: https://www.transportenvironment.org/press/luxury-cruise-giant-emits-10-times-more-air-pollution-sox-all-europe%E2%80%99s-cars-%E2%80%93-study).

Y también generan desechos sanitarios, desperdicios, contaminación térmica (por el funcionamiento de sus motores)… y otras cosas.

Sin embargo, las actividades más contaminantes, son la industrias, las de transformación, que producen todo tipo de cosas, incluida la alimentaria. Por la necesaria combustión que se requiere para procesar, se generan gases de todo tipo, como CO2 o CO, o bióxido de azufre, partículas suspendidas… y muchos otros, incluyendo metales pesados, como el mercurio. Sus emisiones, equivalen al 25% del total mundial (ver: https://www.epa.gov/ghgemissions/global-greenhouse-gas-emissions-data).

También, la agricultura, está entre las más contaminantes actividades, pues por el empleo de fertilizantes, pesticidas, insecticidas, agua y otros contaminantes insumos, sus emisiones equivalen al 24% del total, casi a la par con las de la industria.

Y no se diga la producción cárnica, que requiere, para comenzar, que al año se sacrifiquen y procesen más de ¡57,000 millones de animales de todo tipo!, casi a 8 por ser humano. La pura producción de carne roja, contamina más, que la totalidad de los transportes aéreos, marinos y terrestres del planeta (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/01/la-eliminacion-de-la-produccion-de.html).

En cuanto al trasporte, todos los vehículos terrestres de combustión interna del mundo, que equivalen a unos 1,200 millones actualmente, contribuyen con un 14% de la contaminación planetaria. Los autos eléctricos, con que se pretende construirlos, son una falsa alternativa a los de combustión, pues, aunque no generarán gases, producirán baterías que no se reciclan y que contaminarán mucho los sitios en donde sean desechadas. Son sólo una forma de impulsar de nuevo el consumismo, con un producto “novedoso” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/09/los-autos-electricos-no-son-la-panacea.html).

Nosotros mismos contaminamos, cada que defecamos u orinamos, pero son actividades necesarias, inevitables.

Así que todas las actividades humanas, colectivas o individuales, son contaminantes.

Y no podía faltar, en esta lista, la industria cinematográfica, como comenta el artículo de The Guardian “El Instituto Inglés de Cinematografía, BFI, llama a la industria del filme a que urgentemente reduzca emisiones”, firmado por Phil Hoad, quien con el subtítulo “Grandes producciones emiten 2,840 toneladas de CO2, pero su impacto ambiental es frecuentemente pasado por alto, revela estudio”, muestra que también Hollywood y la industria fílmica internacional, contaminan y bastante (ver: https://www.theguardian.com/film/2020/sep/02/bfi-study-calls-on-film-industry-to-urgently-reduce-emissions).

El estudio de la BFI dice que “Es claro que el consumo de recursos y las emisiones de carbón asociadas, no se reportan en su justa dimensión y, en algunos casos, no se reportan del todo. La industria necesita tomar importantes pasos para cambiar esto”.

Hoad indica que “las súper producciones, de más de $70 millones de dólares (mdd), generan un promedio de 2,840 toneladas de CO2 por filme, revela el estudio, una cifra equivalente de ese gas, que absorberían unos 3,770 acres (14.97 km2) de bosque en un año”. Miren nada más, quién diría que tras tanto efecto especial, de uno de esos hollywoodescos hits (de los de Marvel, por ejemplo), habría tanta contaminación.

Sí, pues, piensen, toda la electricidad que se requiere para producirlos, durante la filmación, la posproducción, con los efectos especiales, computadora, servidores, cámaras, los escenarios que deben de hacerse y destruirse, terminada la filmación, los trajes especiales, las escenas de acción en donde hay choques de autos, incendios de escenarios, la transportación del personal y actores a las locaciones, la publicidad, que requiere, igualmente, electricidad, la exhibición… en fin, como señalé antes, toda actividad humana, contamina, unas más, otras, menos.

Devni Acharya, que es una consultora de Arup, la compañía que hizo el estudio, dice que no existe aún un estándar para medir la huella de carbón que deja una producción, “así que, primero, se debe consensuar cómo reportar las emisiones y, enseguida, hacerlo obligatorio”.

El estudio reunió información de 19 súper producciones de Estados Unidos e Inglaterra, relacionadas con dos compañías, además de entrevistar a 50 personas. Pero los datos obtenidos, fueron en forma anónima, “lo que demuestra la constante renuencia de la industria, a mostrar el lado ecológico. Por eso, se le acusa de que todo lo que dice, sobre prácticas sustentables, es impreciso”, dice Hoad.

En cuanto a los conceptos que emiten contaminación, “alrededor de 51%, se relacionaron con el transporte, halló el reporte, con 30% de esa cantidad, por el transporte aéreo y, 70%, del terrestre. El resto se debió al consumo de energía, con 34% del CO2, emanado por una súper producción, por concepto de electricidad y gas, en tanto que 15%, por consumo de los generadores de diésel”.  O sea, una buena parte se va en transportación. Imaginen esas súper producciones de acción, en donde héroes y villanos se trasladan a muchos países, a cometer fechorías, que son castigadas por los defensores de la humanidad.

Pero el reporte, sólo tomó en cuenta la producción del filme “y no considera etapas posteriores en el ciclo de una cinta, tales como la distribución. Y con la presente, exponencial demanda de exhibición por streaming – responsable de producir 300 millones de toneladas de CO2 en el 2018,, aproximadamente las emisiones de un país como España –, existe una creciente preocupación acerca de su costo ecológico”.

Ya ven que con eso de la pandemia, empresas como Amazon, Netflix, Disney+ y otras, se han beneficiado exponencialmente de que ahora, a falta de cines, todo deba de verse por internet. Pero ahí están los costos ecológicos.

Acharya dice que el estudio, se enfocó sólo en la producción, para crear conciencia y que se busque la manera efectiva de reducir emisiones. “Naciones e industrias específicas, están hablando de una recuperación verde, y tenemos una verdadera única oportunidad de cambiar la industria fílmica, a partir de aquí. Espero que este reporte, proporcione una guía para lograrlo”, dice la experta.

Ya, varios de los consejos, como usar más los efectos digitales, se están aplicando a muchas producciones, incluso, por la pandemia, que hizo imposible, por algunos meses, que se filmara presencialmente. Una cinta, como la inglesa de horror Host (Huésped), se filmó empleando métodos remotos y está teniendo gran éxito (ver tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=SNlKbqHqGcY).

Se dan recomendaciones, también, para ahorrar en los materiales requeridos, como energía, agua, la construcción de un estudio y las locaciones. “Esta guía, ha sido diseñada para permitir, a los cinematógrafos, que tengan mejor idea del impacto ecológico que dejan”.

Y aunque varias producciones fílmicas, contratan eco-consultores, para asegurarse que están dentro de límites ecológicos aceptables, muchas veces, esos expertos, carecen de autoridad para hacer que sus consejos se incluyan, pues son vistos por los productores como “imposiciones”. Sí, me imagino que si les dicen que un set debe de ser de madera reciclada, aunque sea más cara, se rehusarán, pues eso subiría los costos. Como esas personas, lo que quieren, es rapidez y estar dentro del presupuesto, es difícil que hagan su tarea ecológicamente.

Dice Acharya que “Una forma de empoderar a los eco-consultores es que se envuelvan en las fases preparativas, donde decisiones importantes, se hacen: los sets que se construirán, cómo se surtirán los insumos, dónde se ubicarán las locaciones. Que se involucren desde el principio, cuando ellos pueden cambiar esas decisiones, sería lo ideal”.

Y debe de hacerse, pues, aunque no hay buenas medidas actuales sobre las emisiones globales, producidas por la cinematografía, un estudio del 2006, de la Universidad de California, estimó que tan sólo Hollywood, emitía 15 millones de toneladas de CO2 anualmente. Pero, desde entonces, ha crecido mucho la producción de cintas, sobre todo sus blockbusters, las muy taquilleras, como de súper héroes, súper agentes, animadas…

Tan sólo en el 2019, entre Estados Unidos y Canadá, cuyas industrias fílmicas están muy relacionadas, produjeron 786 cintas (ver: https://www.statista.com/statistics/187122/movie-releases-in-north-america-since-2001/).

Tomemos, como base para el cálculo, el dato, arriba citado, de que cada una produce 2,840 toneladas de CO2. Entonces, tendríamos un total de ¡220,080 toneladas de CO2 emitidas en ese año, para hacer tanta película! Como también señalé antes, eso equivale a lo que pueden absorber 220,080/14.97 km2 de bosques, o sea, 14,701 km2, que equivaldrían a un área cuadrada de 121.25 km por lado, más o menos, la distancia entre la ciudad de México y la ciudad de Puebla.

Pero, como se están acabando los bosques y selvas por el calentamiento global, mega incendios, muerte de árboles y sequías, tal contaminación, irá a parar a la atmósfera, la mayor parte, y a nuestros, de por sí, contaminados pulmones.

Quizá hayan visto que algunas cintas, al final de los créditos, muestran que se filmaron con criterios sustentables. Pero, como señala el reporte del BFI, algunas, sólo simulan hacerlo. Y la realidad es que usan recursos, sin discreción.

Varios expertos han dicho que hay una disminución de contaminantes, ahora que la mayoría de los cines están cerrado en varios países. Pero, como vimos, el streaming, es también muy contaminante. En ambos casos, streaming o cines, de todos modos, hay polución, pues, como señalé, es otra de las gustadas, contaminantes actividades humanas, impuestas por el destructivo y depredador capitalismo salvaje.

Así que cuando, estemos viendo una súper producción Hollywood, saboreando nuestras engordantes palomitas y dulcísimo refresco de cola familiar, disfrutémosla, pero, también, pensemos en tantas toneladas de CO2, que dejó, el filmarla.

 

Contacto: studillac@hotmail.com