La acondicionante y muy
lucrativa industria del ocio
por Adán Salgado Andrade
El decadente sistema capitalista salvaje tiende a mercantilizar
absolutamente todo aquello que pueda ser vendible y le genere una ganancia, que
entre más sustanciosa sea, mejor. Así, las guerras incentivan la venta de
armas, lo cual permite que la industria de la muerte, la que asciende a un
billón de dólares anuales, se mantenga activa y en constante expansión (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2011/12/ferias-de-armas-exhibicion-de-fuerza-de.html).
Los desastres y las enfermedades también dejan muy buenas ganancias, ya
que, por ejemplo, luego de un terremoto, se debe de reconstruir una ciudad, lo
que implica un obligado estímulo a industrias como la de la construcción,
maquinaria pesada, infraestructura, entre otras. Lo mismo sucede con las
enfermedades, que se investiga y avanza en aquéllas que sean destinadas a
sectores de altos ingresos, tales como la diabetes, la influenza o el cáncer
(ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2011/07/oportunista-capitalismo-salvaje-o-de.html).
La industria farmacéutica es un negocio mundial que asciende actualmente a
300 mil millones de dólares (mdd) al año y se espera que crezca a 400 mil mdd para
el 2018. La mayoría de las empresas más fuertes son estadounidenses o europeas
y los medicamentos más vendidos son aquéllos dirigidos a los grupos de mayores
ingresos (ver: http://www.who.int/trade/glossary/story073/en/).
También los alimentos dejan muchas ganancias, alrededor de un billón, 375
mil mdd anuales (ver: http://www.plunkettresearch.com/statistics/food-beverage-grocery-market-research/).
Y, claro, dicha industria ha
impuesto dietas engordantes, debidas a la comida procesada rápida y los llamados alimentos chatarra tan característicos de los
occidentalizadores hábitos alimenticios (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2010/08/la-muy-lucrativa-adictiva-engordante-y_01.html).
Tanto se ha obligado a consumir carne, como si eso fuera parte de una
“saludable dieta”, que la crianza y producción de animales ha adoptado, de plano, métodos industriales, en donde
vacas, borregos, gallinas, marranos… son tratados cual inertes mercancías,
sacrificados cruelmente y procesados (o sea, despojados de pieles y destazados)
tan rápidamente, que son frecuentes los accidentes entre los explotados trabajadores
que laboran en los rastros y otras “fábricas carnícolas”. Claro que eso tiene
su precio, pues al acelerar la engorda de los animales con hormonas, éstas se
ingieren por la gente que se alimenta de dicha carne y se generan enfermedades
o cambios metabólicos por tal ingesta. También, para “prevenir” enfermedades
por el masivo manejo de esos miles de animales, se les suministran
antibióticos, lo cual va creando resistencia a ellos, tanto en tales animales,
así como en los humanos.
De todos modos, el procesamiento de los animales muchas veces no es hecho
higiénicamente, y ni los antibióticos ayudan, lo que ocasiona muy graves
enfermedades parasitarias (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2010/08/fabricas-de-animales-enfermedades-en_01.html.
Un ilustrativo documental
sobre los problemas que ocasiona la industrialización de los animales, es “Food
Inc.”, que recomiendo bastante revisar: https://www.youtube.com/watch?v=EKqdL7A_aUI. Se muestra cómo han sido afectadas
personas por parásitos, y hasta han muerto, como el E coli debido a la insalubridad existente en los rastros).
No sólo lo mencionado arriba es muy lucrativo para el capitalismo salvaje,
sino que, incluso, en la actual fase de profundización de la crisis, se vuelven
a reprivatizar, es decir, a ser operados por empresas particulares, servicios
que desde hace años se habían convertido en públicos, debido a que se
consideraron más del interés social, no mercantilizables, los cuales el llamado
Estado debía de proporcionar y
administrar. Fueron las razones, en su momento, que dieron lugar a la
municipalización de servicios como el transporte, la energía eléctrica, la
distribución de agua potable o, incluso, hasta los energéticos, como el
petróleo (fue una de las razones que Lázaro Cárdenas empleó aquí, en su
momento, para expropiar y nacionalizar al petróleo, lo que ya es historia,
gracias a que la reciclada mafia priísta ya privatizó lo que nos queda de
petróleo).
Por estos días hemos visto el colmo de la mezquina rapacidad de la mafia
que domina al país, asociada con las mafias empresariales, al tratar de lanzar
una “Ley General de Aguas” que lo único que busca es privatizar el vital y
escaso líquido, todo con tal de que el capitalismo salvaje siga ganando, a
pesar de sufrir un crónico estado de decadencia, a costa de exprimirnos más y más
(ver: http://www.jornada.unam.mx/2015/03/09/opinion/028o1eco).
Lo dicho arriba sirve muy bien para abordar el tema de la, también muy
lucrativa, globalizadora y acondicionante industria del ocio, la que igualmente es mercantilizable,
pues cualquier actividad que permita obtener una ganancia será abordada por el
capitalismo salvaje, especialmente en los críticos tiempos en que estamos
viviendo, con recurrentes crisis y recesiones mundiales, como la actual. Así,
la industria del ocio ha
mercantilizado el empleo del “tiempo libre”, aquél del que la gente dispone
cuando no está cumpliendo con ninguna labor, tal como el trabajo o el estudio.
Tal industria abarca distintos sectores, entre los que mencionaremos a la
industria cinematográfica, los parques temáticos, los dispositivos electrónicos,
el Internet, los videojuegos, las “redes sociales”, la televisión pagada, los
juegos de azar (casinos y centros de “entretenimiento), los cruceros (industria
turística) o el Gotcha,
principalmente.
Genera tantas ganancias la industria del ocio, que tan sólo la industria
cinematográfica mundial, dominada principalmente por cintas hollywoodenses,
ascendió a 38 mil mdd en el 2014 y se espera que llegue a casi 46 mil mdd en el
2018 (ver: http://www.statista.com/statistics/259987/global-box-office-revenue/).
Pero la industria del ocio, no sólo genera cientos de miles de millones de
dólares anuales de ganancias, sino que sirve también para inducir una forma de
generalizado comportamiento social que contribuye, entre otras cosas, a
mantener la estabilidad y permanencia del sistema, así como la “paz social”,
como veremos.
Tomemos el caso de la industria cinematográfica, dominada aun en casi un
70% por Hollywood, a pesar de algunos altibajos. Esa industria es indispensable
para, digamos, por un lado, occidentalizar
al auditorio y, por otro, porque sirve muy bien para los fines de, por ejemplo,
demostración de fuerza de Estados Unidos (EU). La mayor parte de las cintas
proyectadas, sean comedias, de súper héroes o de aventuras, propiamente el cine
comercial (no el independiente, por supuesto, el que, generalmente, sí se
atreve a criticar al sistema), tocan temas superficiales, en donde, de ninguna
forma se cuestiona el status quo, no hay
críticas al sistema, no, cuando mucho, el tema central es la chica sin amor o
el chico sin amigos. Tomemos, por caso, comedias románticas (del tipo de
“Legalmente rubia” o “La novia de mi mejor amigo”), en donde, como señalé, lo más duro para el personaje principal son
sus penalidades por conseguir pareja. Allí, no hay problemas, no hay pobreza,
se resalta el American Way of Life,
no hay ningún cuestionamiento sobre la condición de vida del personaje, no. Y
sus sufrimientos acaban con el obligado final feliz (éste, no sólo para
comedias románticas, sino para todos los estilos), justo cuando los
desafortunados románticos encuentran al “amor de su vida”. Esta fórmula, por
desgracia, incluso encuentra mucho eco en otras cinematografías, justo como la
mexicana, en donde gran parte de las recientes producciones se esmeran por
ofrecer comedias “ligeras”, sin cuestionamiento alguno del entorno social (las
pocas cintas que no siguen tal fórmula, salen muy pronto de cartelera). El
mensaje para el receptor es evidente, que nada importa más que hallar al amor
de la vida, amarlo o amarla para siempre y que el mundo (normal) siga su curso.
Incluso, cuando se trata de trabajos algo más elaborados, por ejemplo, cintas
que combinan el romanticismo con mitos legendarios, al final, el mensaje es el
mismo. Películas como las de la muy lucrativa serie de “Crepúsculo”, en donde
juveniles vampiros, buenos, se enfrentan contra lobos, no tan buenos, o contra
milenarios chupasangres, los malos, el final es, justo, feliz y de película, pues la humana, convertida
en vampira, finalmente se enlaza eternamente con su galán vampiro.
Y es otro punto que emplea bastante Hollywood, los efectos especiales, que
hacen de una historia simple y hasta absurda, una súper producción, dependiendo del presupuesto empleado. El
efectismo cinematográfico en Hollywood es ya la norma y las compañías que se
dedican a lo que yo llamo el “efectismo cinematográfico” crecen día a día y los
créditos finales dedican buen espacio a mencionarlas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2010/05/el-efectismo-cinematografico-la-manera.html).
Cintas de ciencia ficción de invasiones extraterrestres (“Battle Ship” o “Independence day”, por ejemplo) o de súper héroes (“The Avengers” o “Transformers”), hacen alarde del efectismo, llegando a increíbles
niveles visuales. Pero, fuera de eso, las historias son las mismas de siempre,
encumbrando a estadounidenses héroes como los salvadores del planeta.
Una ganancia colateral a tales íconos son los videojuegos que suelen surgir
como consecuencia de la cinta o del súper héroe en cuestión, como más adelante
analizo. Ya comenté que tales cintas imponen también la idea de los héroes salvadores, quienes luchan contra
amenazas externas, generalmente, ninguna de la Tierra, manteniendo la estabilidad planetaria, o sea, todo está bien, los alienígenas son los malos,
en tanto que la humanidad, con sus sistemas políticos, sus empresas, incluso sus defectos, están muy bien. Pero, además,
también tales cintas son muy ad hoc para
que EU exhiba su infraestructura militar, su mortífera maquinaria bélica (La zaga Transformers, dirigidas por Michael Bay, es un buen ejemplo de tal
prepotencia visual bélica, pues como Bay es muy buen amigo de los altos mandos
militares, consigue que el Pentágono le proporcione casi gratis el equipo
militar tan suculentamente exhibido).
Parecieran inocentes escenas, pero tienen un muy velado mensaje, que quede
claro que EU posee una poderosa infraestructura bélica que puede enfrentar
cualquier amenaza, más ahora, con la, así llamada, “amenaza terrorista”, la que
se emplea, muy convenientemente, para invadir países y apoderarse de sus
recursos, además de que también es muy lucrativa, pues representa un muy buen
negocio para las empresas que se dedican a vender equipos de seguridad, los
que, de entrada, deben de cumplir con las estrictas medidas “antiterroristas”
impuestas por EU (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2007/11/la-amenaza-terrorista-el-nuevo-gran.html.
Ahora, el llamado Estado Islámico, patrocinado por la CIA, es la “nueva amenaza
terrorista”, desplazando a Al Qaeda).
En general, los premios Oscar, conceden la estatuilla a aquellas cintas que
cumplen, digamos, con las normas anteriores, o sea, que sean acríticas,
defensoras del status quo y, sobre
todo, que ofrezcan el clásico final feliz.
Un ejemplo es que en la reciente entrega de tales “premios”, la cinta “Selma”,
que cubre un vergonzoso hecho histórico – la represión de hace cincuenta años a
una manifestación de afroestadounidenses, alentada por Martin Luther King,
exigiendo su derecho al voto en el racista estado de Alabama –, tan solo ganó
un Oscar por mejor tema musical (ver: http://www.al.com/entertainment/index.ssf/2015/02/oscars_2015_glory_best_origina.html). En cambio, la muy sobrevalorada
cinta “Birdman” (a pesar de ser de un “mexicano”, la cual, en nada, es una
cinta crítica que, en todo caso, lo que “critica” es la tendencia actoral a casarse con un personaje), fue
multipremiada.
Así ha sido con cintas similares,
como “Pandillas de Nueva York”, de Martin Scorsese, que critica los obscuros,
lumpenescos orígenes de EU o “La noche más obscura” de Katryn Bigelow, que
muestra las torturas a las que se sometieron los prisioneros de Guantánamo, las
que fueron muy criticadas, justo por su muy claro “antiamericanismo”, y que son
castigadas al no ser “premiadas” en los Oscar o recibir una que otra
estatuilla, pero por cuestiones secundarias a la historia (generalmente, tales
cintas son multipremiadas en otros eventos, como Sundance, por ejemplo, o en el
extranjero, como la Berlinale).
Tampoco ayuda que la gente no acostumbra ver cintas para pensar, además de que en EU se boicotean los filmes críticos.
En cuanto a los videojuegos (agrupados en ESA, Electronic Software Association), se trata de una industria
íntimamente ligada a la cinematográfica, con ventas mundiales de casi 25 mil
mdd anuales y siguen creciendo (http://www.theesa.com/wp-content/uploads/2014/10/ESA_EF_2014.pdf).
Enfatizo lo de industria ligada a la cinematográfica porque se crean muy exitosas
franquicias de videojuegos basados en filmes (videojuegos de Harry Potter, por
ejemplo, o James Bond. Podemos ver la influencia que tiene este
personaje en todo el mundo, ya que aquí, en su filmación más reciente, la de
“Spectre”, se cerró el Centro Histórico para usarlo como set por varios días.
Ver http://www.jornada.unam.mx/2015/03/19/espectaculos/a08n1esp). Son comunes los basados en súper héroes
o, también, aunque menos frecuente, un videojuego da lugar a una muy lucrativa
cinta (Mortal Combat o
Assassins Creed), lo que logra que
el entusiasmo por tal videojuego o cinta continúe y, así, se mantenga la
demanda aunque, por ejemplo, ya se haya terminado la zaga cinematográfica o que
tal cinta sobre un videojuego, mantenga el interés en éste y en sus upgrades (sus versiones mejoradas). Ello
crea tan fuertes adicciones, que en países como China, hasta hay “granjas” para
“curar” la videoadicción (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2010/03/las-temibles-granjas-chinas-para-curar.html).
Incluso, aunque no está relacionado con los videojuegos, aumenta la venta
de libros de determinada zaga, pues a fin de cuentas todo va muy ligado. Últimamente
abundan las cintas, y los correspondientes videojuegos, basadas en “exitosas
novelas”, muy similares en argumento, del tipo de “Los juegos del hambre”, en
donde, durante tres o cuatro entregas, se propone un futuro distópico y unos
“héroes” que luchan contra malvados y diabólicos controladores del planeta
(Divergente, Insurgente, The Maze Runner,
entre otras). Así, esas cintas exhibidas por episodios, son muy lucrativas,
pues se mantiene la atención del público por la siguiente de la serie.
Y por supuesto que tampoco los videojuegos, la mayoría, cuestionan al
sistema, sino que los enemigos a
vencer son maléficos villanos o malvados alienígenas que ponen en riesgo a todo
el planeta. Cuando son vencidos los enemigos, todo sigue su “curso normal”, y
hay que comprar el siguiente videojuego, para seguir combatiendo virtuales amenazas.
Aquí también entran en acción las llamadas redes sociales, las que, más que ser eso, lugares de real
socialización de los millones de personas que las emplean, la mayoría se han
convertido en meros promotores de manipuladores “valores” que han llevado a
nefastos niveles de estandarización social, tanto que actualmente hasta se puede
estudiar, muy bien a una sociedad, tan solo con revisar una “muestra” de tal o
cual red.
Pero además las redes promueven todo tipo de productos y eventos. Estrenos
de videojuegos o de películas se valen de sitios como Youtube, Facebook o
Twitter para insertar, muy
subliminalmente, publicidad referente a tal evento. La empresa Google es vital para las operaciones que
tales redes desarrollan, estableciéndose una muy íntima relación entre ésta y
aquellas. Es el buscador más empleado, además de los otros servicios que ofrece
(traductor, mapas, libros electrónicos, imágenes, promotor de anuncios pagados,
entre otros). Y también ha resultado ser muy lucrativa empresa, pues durante el
primer cuarto del 2014, sus ventas ascendieron a $16639 mdd, siendo su valor
total para dicha fecha de $410,000 mdd (ver: https://investor.google.com/earnings/2014/Q1_google_earnings.htmlI).
Facebook ha llegado también a impresionantes niveles de empleo, ya que más
de 1350 millones de personas, casi la quinta parte de la población mundial, usan
cotidianamente tal red (ver: http://www.statista.com/statistics/264810/number-of-monthly-active-facebook-users-worldwide/).
Sus ingresos en el 2014 fueron de 12470 mdd, y su ganancia neta fue de
$2930 mdd, o sea, 23.5%, sin fabricar nada, sólo
lucrando con las supuestas “relaciones sociales” (ver: http://www.marketwatch.com/investing/stock/fb/financials).
Por cierto, es una observación que el profesor Vaclav Smil hace, en su
ensayo “The rise and Retreat of American Manufacturing” (El ascenso y caída
de la manufactura estadounidense, MIT Press, 2013), que no es posible que una
empresa improductiva como Facebook obtiene más ganancias y vende más
que, por ejemplo, la empresa aeronáutica Boeing
(ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2014/05/decadencia-y-desindustrializacion-de.html).
En cuanto a YouTube, la red de videos propiedad de Google, tiene más de mil
millones de usuarios y tuvo un ingreso de 4000 mdd en el 2014. Además, se
estima que el sitio tiene 4000 millones de vistas por día y que se suben cada
minuto, el equivalente a 300 horas de videos de distintos países y temáticas.
Por desgracia los que más se ven son los más frívolos e intrascendentes.
Por otro lado, esta red social también está siendo cada vez más usada para
transmitir contenido realizado por personas que aspiran a convertirse en
“éxitos mundiales”, tratando de que sus trabajos (basura, la mayoría), se hagan
virales y sean vistos por millones diariamente, lo que, combinado con el
programa de anuncios de YouTube, les proporciona a los que lo logran, un sueldo
mensual más que decente. Pero ante la saturación de tales esquemas, cada vez es
más difícil realizarse como estrella
viral de YouTube.
Mencionaré también, aunque es tema de otro trabajo, que las “redes sociales”
han sido empleadas por EU, concretamente por la NSA (National Security Agency), con la total complacencia de aquéllas,
para espiar desde el ciudadano común, hasta importantes personalidades, como ha
revelado, valientemente, el ex analista Edward Snowden, refugiado actualmente
en Rusia, y a quien ya hasta un busto clandestino se erigió en su honor, por su
gran labor de denuncia (ver: http://www.theguardian.com/us-news/edward-snowden).
Mencioné también que la TV por pago es parte de la industria del ocio.
Empresas como Dish Network, a pesar
de que han estado bajando sus ingresos desde el 2011, cuando ascendieron a casi
1516 mdd, en el 2014 fueron de casi 945 mdd, nada despreciables. Y, de nueva
cuenta, es evidente la muy cercana relación que tiene con Hollywood, pues tanto
series, así como taquilleras cintas, son transmitidas por tales medios. Las TV
pagadas locales, generalmente, lo único que hacen es franquiciar a los grupos
dominantes, a quienes pagan un derecho por retransmisión de su vacío y
manipulante contenido. A pesar de que sitios como el mencionado YouTube han
restado atención a la TV pagada, de todos modos ésta sigue siendo muy
influyente. Y en cuanto a su programación, del mismo modo, es vacía y
tendenciosa, con series, shows o cintas que refuerzan el status quo existente. No son, de ninguna manera, subversivas.
Una especie de hibridación entre TV pagada y un canal cinematográfico, lo
constituyen sitios como Netflix, el que se ha valido, justo, del Internet para
operar. Netflix ha ido aumentando tanto en ingresos, como en usuarios. Sus ventas
en el 2014 fueron de 5500 mdd, con un número de usuarios cercano a los 33.3
millones en todo el mundo. Por lo mismo, ya hay otras empresas que tratan de
seguir sus pasos.
Aquí hay que decir que el Internet, por sí mismo, es base fundamental de
las redes mencionadas, ya que sin tal servicio comunicacional, no sería posible
su existencia. Tan sólo en EU, los ingresos de las empresas proveedoras, tales
como Verizon, AT&T o Comcast, ascendió a $55000 mdd en el 2014, y siguen
haciendo inversiones para agrandar el buen negocio, deseando que cada uno de
los 7500 millones de humanos nos “modernicemos” teniendo acceso a la red, como parte
de la lucrativa industria del ocio (ver: http://www.statista.com/statistics/293614/revenue-of-internet-service-providers-in-the-us/).
En cuanto a los parques temáticos, son igualmente muy lucrativos y también
es palpable la influencia cinematográfica, comenzando con Disneylandia (el solo
nombre remite a toda la parafernalia de las cintas de Walt Disney), cuyos
parques de diversiones refuerzan a los personajes que han sido conocidos
mediante las muy exitosas cintas
producidas por los estudios Disney. Las ventas anuales de esta compañía,
incluyendo todas sus operaciones, ascendieron a $48813 mdd en el 2014
(ver: http://thewaltdisneycompany.com/sites/default/files/reports/10k-wrap-2014_1.pdf).
Pero hay otras compañías que operan parques de diversiones, como Six Flags, por ejemplo. Estas empresas,
además de reforzar a la industria cinematográfica (las Magic Mountains hechas ex profesamente para recordar a algún famoso
héroe, como la de Batman, por ejemplo), se han encargado, muy eficientemente,
de cambiar el concepto de “diversión” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2009/01/la-muy-lucrativa-y-globalizadora.html).
Eso lo han logrado con los juegos
mecánicos, de fabricación estadounidense la mayoría, dado que justo es en
Estados Unidos en donde se da la imposición de una supuesta “recreación” basada
en el empleo de máquinas que someten al usuario a giros bruscos, deslizamientos
de más de 100
kilómetros por hora, sacudidas, rotaciones,
traslaciones… de tal manera que, incluso, se debe de contar con una adecuada
salud y ciertas condiciones para emplear tales instalaciones, lo que claramente
se advierte en los letreros colocados a la entrada de cada uno de esos
“divertidos” juegos (por ejemplo, se indica que no deben de padecerse males
cardiacos, ni estar recién operados o bajo efecto de drogas o alcohol). Compañías
como Arrow Dynamics (EU), Bolliger & Mabillard (EU-Suiza), Bradley and Kaye
(EU), Chance Rides (EU), A+Playgrounds (EU), Atomic Themeworks Mfng. Inc. (Canadá), Koala Playgroup (EU),
Phunzone (EU), West Coast Netting (EU), Worlds of Wow! (EU), entre otras, fabrican el tipo de
juegos mecánicos que pueden hallarse en los parques temáticos de todo el mundo,
justo como Six Flags, de la cadena estadounidense con sede en Texas, lugar en
donde, en 1961, se creó el primero de sus parques, como competencia a la ya
mencionada “Disneylandia” que, por aquel entonces, era pionera en ese
“revolucionario” concepto de diversión, mezcla de juegos mecánicos y
ambientaciones de lugares fantásticos o legendarios.
En México, la sucursal de Six Flags, ocupa el espacio que antes era
llamado “Reino Aventura”, el cual tuvo una muy marcada influencia, justo de
parques como Disneylandia.
Esos parques, como señalé, se han
encargado de cambiar el concepto de recreación. En lugar de leer o ir de día de
campo, jugar, reunirse con familiares o amigos, se impone, por cuestiones de
globalización, manipulación y estandarización social, comprar diversión, si es que verdaderamente se quiere ser “cool”,
estar “in” y no “out”.
Claro que para divertirse muy cool en esos parques, hay que ir muy
bien armado de dinero. Una familia de cinco miembros, digamos, los padres y
tres hijos adolescentes, que acuda un sábado o domingo, que adquiera boletos “VIP”,
para no tener que hacer fila, comprando las atracciones adicionales, las
temerarias fotos, golosinas y comiendo allí, haciéndose de suvenires, pagando por los juegos extras (de hecho hay juegos que
requieren un pago adicional), adquiriendo el estacionamiento preferencial… en
fin, “gozando de la diversión sin límites que sólo Six Flags puede ofrecer”, podrían fácilmente erogar
entre $2000 y $3000 pesos, o sea, de 28 a 41 días del salario mínimo actual
(aproximadamente 70 devaluados pesos diarios).
Evidentemente, es velada la
condición de que para acceder a tal “diversión” se necesita tener una buena
posición, es decir, ser parte integral del sistema, con un nivel de “éxito
adecuado”. No será para un desempleado o un pobre que viva en una barranca, en
una casa de cartón. Es, pues, un escondido mensaje, subliminal, que conduce a
la aceptación e integración plena al sistema.
Y, claro, una consecuencia extra
será la de que mucha gente querrá visitar los parques estadounidenses, los que
se promocionan como mucho mejores que
los nacionales. Será obligado ir a lugares como Orlando, o visitar parques de
estudios cinematográficos, como los de Universal,
entre otros. O sea, que el proceso de lucradora occidentalización ¡nunca acaba!
Un sucedáneo de los parques
temáticos es el llamado Gotcha (Paintball), en el que la guerra se vuelve una bonita diversión (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2008/06/gotcha-o-de-cmo-se-convirti-la.html).
Fue desarrollado en EU en los
1980’s, precisamente como un divertido
juego bélico, que emulaba batallas reales, pero sin los muertos. También
había que comercializar a la guerra
(ver: http://www.encyclopedia.com/topic/Paintball.aspx).
Se “juega” con protecciones y
“armas” que arrojan bolas de pintura que se deshacen en el contrincante. Las
ventas de tal equipo, así como la renta de parques ascienden a casi 950 mdd
anuales en todo el mundo y siguen creciendo (ver: http://www.paint-ball.org/paintball/statistics.htm).
Otra industria del ocio, que
igualmente deja muchas ganancias, son los muy
distintivos viajes en cruceros de lujo, los que subliminalmente, a través
de su publicidad, enfatizan que son dirigidos sólo para gente con recursos. Globalmente tal industria tiene
ventas por 37000 mdd y se espera que siga creciendo (ver: http://www.statista.com/topics/1004/cruise-industry/).
Quien pueda pagar un crucero, será
objeto de inconmensurables lujos, tales como salones de juego, albercas,
canchas… dignas de esos “palacios flotantes”.
Ello, a pesar de que, durante una
fuerte tormenta en el mar, es infernal estar en uno de esos cruceros, cuando
pasajeros sufren mortales impactos contra el mobiliario y paredes, debidos a
los fuertes oleajes (ver: https://www.youtube.com/watch?v=hK17cIdcuyA).
Tocante a los llamados gadgets, dispositivos electrónicos, como
los celulares o las tablets,
combinados con el internet, también contribuyen a cambiar los hábitos realizados
durante el tiempo libre. Especialmente los celulares se han masificado tanto
que tan sólo en el 2013, casi 1200 millones de unidades fueron vendidas. Las
ventas en el 2014 ascendieron a casi 400 mdd. Pero, no sólo eso, sino que los
celulares ya superan, en número, a otros dispositivos, tales como computadoras,
laptops, tablets, pantallas
digitales, etc. A finales del año 2012, existían ya 6700 millones de esos
aparatos. Para el 2013, se estima que rebasaron a la población mundial, que es
de 7500 millones de personas (ver: http://communities-dominate.blogs.com/brands/2013/03/the-annual-mobile-industry-numbers-and-stats-blog-yep-this-year-we-will-hit-the-mobile-moment.html).
Eso, como puede apreciarse,
significa que se está estandarizando una forma de comportamiento social y de
actividad en torno al celular, y todo lo que ello implica. Pero pensemos,
además, en el derroche de recursos naturales que se requieren para fabricar
tantos millones de aparatos. Y, no conformes con eso, las empresas tienden a
hacer que duren poco, para que se cambien o, aunque sigan funcionando, que
“pasen de moda”. Es lo que se conoce como la obsolescencia programada, lo que, además de consumir una creciente
cantidad de recursos naturales, como ya señalé, tiende a contaminar el planeta
con tanta basura electrónica (e-trash)
(ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2011/10/la-obsolescencia-programada-el.html).
El ya mencionado Internet, obvio,
se suma a esa ecuación, pues los celulares tienen un sinnúmero de aplicaciones
que unifican, tejen, una especie de gran red social.
Se pueden consultar el Facebook,
videos de YouTube, Twitter, What’s app… y así. Se ha vuelto tan estandarizado el planeta, que ya casi lo
único que tiende a diferenciarnos una nacionalidad de otra es el idioma, porque
nos estamos volviendo muy similares. Así, una población mundial estandarizada, será más fácil de dominar y
determinar. Sí, justo como lo que proponía Aldous Huxley en su “Mundo Feliz”.
Me refiero, por último, a la
industria de los juegos de azar, apuestas y máquinas tragamonedas, que también deja
muchas ganancias. Igualmente esta industria del ocio implica, de entrada, el
contar con una posición social que permita apostar, para perder (las más de las
veces) o ganar dinero (lo menos probable). En EU, esa industria de las apuestas
dejó ventas en el 2012 cercanas a los $38000 mdd. Globalmente, la cifra
proyectada para el 2015 es de casi $183000 mdd, un 12% del PIB mexicano (ver: http://www.statista.com/statistics/271577/global-casino-gaming-market-revenue/).
Así que seguirla implementado,
como se ha hecho ya aquí, e impulsar los subliminales valores que implica
practicarla, es también muy lucrativo y conveniente, no importando si eso crea
ludópatas que se gasten sus quincenas en apuestas y máquinas tragamonedas, sin
preocuparse si sus familias comen o no.
Como hemos revisado, la industria
del ocio, además de producir muy buenas ganancias, garantiza la permanencia del
sistema y una aparente paz social, si no total, sí, la suficiente, como para
que los poderes fácticos globales sigan idiotizándonos y controlándonos
tranquilamente.