domingo, 12 de enero de 2025

Un adolescente de EEUU realizó varias llamadas de falsos tiroteos en escuelas

 

Un adolescente de EEUU realizó varias llamadas de falsos tiroteos en escuelas

Por Adán Salgado Andrade

 

El anacrónico derecho constitucional a poseer armas, vigente en Estados Unidos, ha dado lugar a una anómala conducta social, en donde los crímenes cometidos con pistolas y/o rifles, ya son un problema de salud pública. Los tiroteos, especialmente en escuelas, son crónicos y los estudiantes aprenden más rápido cómo protegerse de un tirador serial, que matemáticas, historia o biología (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/05/los-tiroteos-masivos-en-estados-unidos.html).

Por lo mismo, ante cualquier mínima señal de alarma, desde sonido de fuegos pirotécnicos o parecidos a balazos, la gente se aterra y corren a esconderse o a tirarse al suelo, tan rápido como pueden, tratando de proteger sus vidas.

Y también intervienen los grupos policiales, como el llamado SWAT (Tácticas y armamento especial, por sus siglas en inglés), que es una unidad especial policiaca, entrenada para enfrentar situaciones especiales, tales como tomas de rehenes, terroristas o motines (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/SWAT).

Si una amenaza de tiroteo es reportada, generalmente es un equipo de SWAT el que acude a la emergencia.

Sin embargo, ya hay gente que desde hace años realiza falsas llamadas para que esos grupos armados irrumpan en hogares violentamente y, en algunos casos, hasta provoquen muertos. Lo hacen contra enemigos o por cobrar venganzas. No se salva nadie, y hasta funcionarios son víctimas de ataques así. Conocidos en la jerga como swatting, se define el término como “un hostigamiento criminal, realizando una llamada de emergencia falsa, a un operador encargado de enviar a un grupo policiaco al domicilio de la persona seleccionada, indicando que hay amenaza de bomba, violencia doméstica, toma de rehenes, personas armadas y así. Cada presencia de un grupo de SWAT, cuesta alrededor de $10,000 dólares (unos 210,000 pesos), por lo que es considerado un acto criminal, si la llamada es falsa, llevando al perpetrador a una multa equivalente y a encarcelamiento” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Swatting).

Ahora, con las personas que dominan algunas herramientas tecnológicas, se dan casos en que una misma, puede realizar muchas falsas llamadas por puro gusto o por desquite de frustraciones que tengan.

Es el caso de un adolescente que en el 2023, realizó varias llamadas de falsos tiroteos, antes de que el FBI diera con él.

Es lo que expone el artículo del portal Wired, titulado “Los tiroteos escolares fueron falsos. El terror fue real”, firmado por Dhruv Mehrotra y Andy Greenberg, quienes agregan como subtítulo a su trabajo que “un adolescente realizó llamadas de ‘swatting’, que llevaron a la policía armada a irrumpir en cientos de escuelas por toda la nación. Pero un detective privado, le siguió los pasos” (ver. https://www.wired.com/story/school-swatting-torswats-brad-dennis/).

Mencionan que el modo de actuar, de quien se hacía llamar Torswats, era siempre el mismo: realizaba una llamada, con siniestra voz, a la escuela en donde supuestamente se iba a efectuar un ataque, amenazando que estaba armado y que además haría estallar bombas. “Me voy a vengar de todas las que me hicieron”, era su recurrente frase. Y, según le conviniera, el ataque sería contra homofóbicos, que lo habían discriminado o contra homosexuales, que lo habían hostigado o contra todos los de la escuela porque lo habían maltratado.

Al final de su siniestra voz (que la hacía muy dramática y hasta tenebrosa, con tal de incitar el mayor miedo posible a quien le respondía), “tiraba disparos” de un supuesto fusil AK-47, que en realidad eran tomados del videojuego War of Warcraft.

No sólo eso, sino que Torswats se presentaba con otro nombre en la Deep Web, ofreciendo sus servicios de swatting a quien quisiera contratarlos. “Iban desde 100 hasta 150 dólares, dependiendo de la efectividad que deseara el potencial cliente”. En ese sitio, su alias era Nazgul.

Ya estaba ocasionando muchos sustos, aterrorizando a varias escuelas. Y no podía dar con él el FBI, a pesar de sus esfuerzos.

Sucede que, como muchos adolescentes que han crecido y se han familiarizado con la tecnología computacional, Torswats dominaba varias herramientas que lo volvían prácticamente ilocalizable. “Con distintas aplicaciones, su localización era casi imposible de rastrear”, dicen los reporteros.

Eso sucedió, por ejemplo, con tres adolescentes que lograron hackear y tirar redes enteras, tales como Netflix, Twitter, PayPal, Spotify o Slack, gracias a que eran excepcionalmente hábiles e inteligentes en el dominio de herramientas maliciosas dedicadas a esos fines. Cobraban recompensas para permitir que las empresas atacadas volvieran a operar. Pero fue sólo hasta que uno de ellos decidió que ya no era correcto lo que estaba haciendo y podría pasar muchos años en la cárcel, que decidió cooperar con las autoridades para invalidar a sus compañeros y a las herramientas que habían empleado para realizar los frecuentes ataques cibernéticos (ver: https://www.wired.com/story/mirai-untold-story-three-young-hackers-web-killing-monster/).

Por lo que sólo otra persona que fuera experta en esas artes, podría localizarlo.

Y eso se debió a un investigador privado, Brad Dennis, de 36 años, quien desde niño había dominado las computadoras, los programas y el Internet. Se había relacionado, incluso, con cibercriminales que obtenían buenos ingresos de realizar ataques a empresas y personas, invalidándoles todas sus computadoras y sistemas operativos o realizando también swattings. Dennis mismo fue víctima de un ataque de esos por un supuesto “amigo”, a quien él había denunciado. “No creo que haya sabido que lo denuncié y que por ello me hubiera atacado. Simplemente fue por poder”, declaró Dennis a los reporteros.

Justamente porque conocía cómo actuaban esos hackers, le fue siguiendo la pista a Torswats, quien, como señalé, primero se hacía pasar por Nazgul, un personaje de la obra “El señor de los anillos”, escrita por J. R Tolkien (1892-1973).

Dennis, era amante de las ardillas (había entrenado a cuatro, que hasta tenían sus nombres, para que acudieran a diario a su ventana y que recibieran cacahuates de su mano), y vivía sólo, en un departamento pequeño, en donde el mayor mobiliario era su equipo de cómputo conectado a una buena red de Internet. No le costó mucho trabajo dar con el delincuente, de quien se había hecho la idea de que sería un tipo obscuro, el clásico cibercriminal demente que actuaba por mera diversión.

Mediante un truco, de que era un divorciado que quería vengarse de su ex esposa y que quería , Dennis lo hizo caer, sobre todo, porque le llegó a ofrecer $1,000 dólares. Eso le sirvió para darse cuenta de que Nazgul era Torswats.

Toda esa valiosa información la proporcionó a dos agentes del FBI.

Sin embargo, para su frustración, las investigaciones de ese departamento iban despacio y los ataques seguían.

“Eso, incrementaba la ansiedad de Dennis, que trataba de disipar mediante largas caminatas nocturnas o saliendo en su auto, un Honda Civic, manejando a gran velocidad”.

Se entrevistó en dos ocasiones con los agentes del FBI y nada, seguía Torswats movilizando a equipos de SWAT en distintos puntos del país, “burlándose de todos y jactándose de que ‘soy invencible’”.

Es algo que, a la fecha, desconoce Dennis, la tardanza en actuar del FBI. “Quizá ya sabían que se trataba de un adolescente y debían de actuar con cautela”, piensa aquél.

Tampoco el FBI ha aclarado porqué tardó tanto en arrestar a Torswats.

Pero, finalmente, lo hizo. Y uno de los agentes involucrados (no se dan sus nombres, para evitar ataques contra los mismos, aclaran los reporteros), le llamó a Dennis, para notificarle del arresto y agradecerle que mediante sus esfuerzos, el cibercriminal había sido descubierto.

Y el cibercriminal, contrario a lo que Dennis habría imaginado, era un adolescente, Alan Filion, de 17 años en aquel entonces. De pelo largo, cara redonda y hasta bonachona, con sobrepeso, expresó que era muy atacado por su aspecto físico y que vivía una solitaria existencia, profundizada durante la pandemia. “Una persona lo describe como callado y ‘fácilmente olvidable’, con pocos amigos”.

Uno de sus “amigos” dice que “Filion era parte de un grupo neonazi que incitaba odio racial y él mismo buscaba reunir suficiente dinero para comprar armas y realizar un tiroteo masivo”.

Por lo visto, es el sueño de inadaptados sociales muy perturbados, como Filion, hacer tiroteos masivos cada vez más violentos, con muchas armas y con el mayor número de muertos posible. (se consideraba la masacre cometida en una High School de Columbine, el 20 de abril de 1999, como la más letal, habiendo dejado 12 estudiantes y un maestro asesinados, pero ya ha sido superada ampliamente por otras, como la sucedida en Sandy Hook, el 14 de diciembre del 2012, que dejó a veinte estudiantes y a seis empleados asesinados).

Por fortuna, en el caso de Filion, no pasó de las amenazas, pero como dicen algunas de las empleadas que recibieron sus amenazas, “nunca olvidaré esa voz tan terriblemente violenta”.

Dennis, por su parte, está satisfecho de que hayan atrapado al perpetrador, “pero habrá que ver cuántos más surgirán”, dice, consternado.

Sí, seguramente surgirán otros y querrán superar la nefasta “hazaña” de Filion.

 

Contacto: studillac@hotmail.com