miércoles, 25 de diciembre de 2024

Por las caras rentas, cada vez son más los españoles que viven en casas rodantes

 

Por las caras rentas, cada vez son más los españoles que viven en casas rodantes

Por Adán Salgado Andrade

 

Tener una casa es un derecho humano, así como comer, beber, vestir, la salud o hasta el transporte público.

Sin embargo, para el capitalismo salvaje, no es así y los mencionados, serán derechos humanos siempre y cuando puedan adquirirse.

Y tener dónde vivir, es un derecho que cada vez se aleja más y más de la clase trabajadora de todos los niveles, excepto los más altos.

Es un problema que está sucediendo en todo el mundo. Por ejemplo, en Inglaterra, cada vez son más los jóvenes que siguen viviendo con sus padres o han regresado con ellos, por tres razones: rentas cada vez más caras, desempleo y, si están empleados, salarios tan bajos que no les permiten ya rentar por su propia cuenta. Lo mismo sucede en Estados Unidos y en otros países, en donde por las mencionadas razones, los jóvenes están regresando a vivir con sus padres o con sus abuelos, pues los padres viven con éstos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/09/los-milenials-ingleses-estan-regresando.html).

En México eso, que los hijos vivan toda o casi toda su vida en el hogar de los padres, ha sido una constante, como la es en muchos países latinoamericanos. Simplemente, no es alcanzable, o muy difícil, adquirir una casa, ni siquiera una de interés social.

Como señalé, una de las causas es el creciente desempleo. Ya ni siquiera tener una carrera universitaria, garantiza que se pueda conseguir trabajo. Pero cuando por fin se encuentra, los salarios son tan bajos que no es posible ni pagar una renta (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/10/egresados-de-universidades-inglesas-no.html).

Y ni en un país que presume de un gran crecimiento, como es China, existe pleno empleo. Al contrario, la tasa de desempleo ronda el 20 por ciento para los jóvenes, sobre todo, que tampoco ni con una carrera universitaria pueden conseguir trabajo (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/en-china-como-en-el-resto-del-mundo-hay.html).

Además, ya hasta ese país, que tanto presumía de tener un crecimiento sostenido, sin crisis económicas, ahora se está dando el neijuan, que es un concepto chino que significa que todo está estancado, como la economía de ese país, que se está alentando, junto con el crecimiento poblacional, que también se alenta, mala seguridad social y aislamiento del resto del mundo, por apoyar a Rusia. Los milenials y los Gen Z, ya no tienen las mismas oportunidades. El desempleo entre los jóvenes está en casi 22%. China no ha comprendido que el crecimiento sostenido, sin interrupciones, no es posible en el capitalismo salvaje, en donde sobreproducción y falta de consumo son los factores que llevan a la crisis permanente, además de los otros problemas que está ocasionando la desmedida depredación y contaminación. El crecimiento sostenido es imposible y lo único que está haciendo ese país es destruir sus recursos y los de los países a los que está también explotando, acabando con su biomasa (ver: https://www.theguardian.com/world/2024/dec/24/what-is-neijuan-china-viral-buzzword-laptop-bicycle).

Esa situación, que no pueda rentarse y, mucho menos, adquirir una casa, está llevando a mucha gente a vivir en la calle, como es el caso de cientos que viven en tiendas de campaña o en drenajes, como en Estados Unidos, en donde, además, los extremos entre los súper ricos y los más pobres, son abismales. Según han investigado los economistas Emmanuel Saez y Grabriel Zucman, el 0.1 por ciento de las familias más ricas de EU, son poseedoras del 20 por ciento de la riqueza total de todos los estadounidenses, que correspondería al mismo porcentaje de riqueza que se encuentra en manos del 90 por ciento de las familias más pobres (ver: http://www.jornada.unam.mx/2015/10/19/opinion/031o1mun).

Y en Inglaterra sucede lo mismo, pues mientras hay súper ricos que viven en carísimas residencias que se extienden cuatro pisos subterráneamente, hay pobres que deben de vivir en caras pocilgas o dormir ya en la calle (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/09/riqueza-y-pobreza-en-inglaterra.html).

Hubo un indigente que hasta construyó clandestinamente un búnker, en medio de un parque público de Londres, para vivir. La pequeña habitación era suficiente para que el hombre pudiera permanecer acostado, tener sus reservas de comida, libros y hasta una lámpara con baterías. Por ese “terrible crimen” lo llevaron a prisión, pero el juez tuvo “clemencia” por su condición y sólo se le condenó a “enmendarse” (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/03/indigente-ingles-vivio-dos-anos-en.html).

Un ex indigente de ese país, ya convirtió su actual casa en un refugio para personas en condición de calle, pues conoce, personalmente, lo duro que es eso (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/06/un-ex-indigente-ingles-convirtio-su.html).

Y en España está sucediendo algo similar, debido a las carísimas rentas que representan, muchas veces, hasta la mitad o más de un ingreso mensual. La gente está adquiriendo casas rodantes, caravanas, como las llaman allá, y para muchos, serán un lugar permanente para vivir (otros más, seguramente, están viviendo en las calles, los que no tienen tampoco esa alternativa).

Es lo que muestra el video titulado “Vivo en una caravana porque NO puedo pagar un alquiler”, producido por el español Diego Revuelta, quien entrevistó a cuatro personas que viven en casas rodantes, pues no pueden pagar una renta (ver: https://www.youtube.com/watch?v=upeDu1YWapU).

Diego comienza comentando que muchos españoles han visto últimamente cómo se han encarecido las rentas y que particularmente jóvenes de entre 18 y 35 años, son los que más problemas tienen para rentar un “piso”, como le llaman allá a un departamento.

Señala que “el porcentaje de personas que viven en una caravana ha crecido 350 por ciento en una década, pasando de 940 en el 2014 a 4200 en el 2024”.

Uno de ellos es Daryl, de unos 30 años, quien explica que ya no pudo pagar 1,000 euros de renta, “pues vivía con mi madre y cuando ella se fue, sólo nos quedamos mi hermano y yo y ya no pudimos pagar esa alta renta”.

Su solución fue comprar la casa rodante en doce mil euros, que está pagando mensualmente y que a pesar de todos los otros gastos, “me sale más barato vivir aquí”. La habita con su pareja y dice que están muy cómodos, aunque el cambio “ha sido muy duro que de cuando vivíamos en una casa normal”.

Otro, es Santiago, de 28 años, quien por tener un trabajo eventual, tampoco puede pagar una renta. Va a la escuela y hace trabajos que de repente le caen. Muestra el espacio en donde vive, muy reducido, como correspondería a una casa rodante, la que, más bien, es para pasar unos cuantos días, cuando se anda paseando y acampando, no para vivir permanentemente. Pero, como le comenta Diego a él y a los otros, que eso, tiene varios peligros, como el que los puedan robar o molestar, que si no le importa. “Sí, pero no me queda de otra”, responde el joven. “¿Qué opinas de que salió una normativa de que la gente que pernocte en la calle, será multada con 1,500 euros?”, a lo que Santiago le contesta que “¡Es una putada, pues encima de que no te ayudan, te friegan!”.

Otro de los entrevistados es Javier, un jubilado, que explica que era camionero, pero que lo aquejó una enfermedad y por eso, tuvo que pensionarse. “Quedé paralizado de medio cuerpo, asi que dejé de trabajar y me pensionaron con muy poco, quinientos y pico de euros, y ya. Como pagaba mil euros de renta, ya no pude seguir en el departamento. Pedí prestado por aquí y allá, y con mis ahorros, pude comprarme esta caravana”.

Le costó algo así como ocho mil euros y es muy sencilla, con estufa, cama y una mesa que le funciona como estudio y como comedor. Dice que se baña en una alberca pública cercana, a la que accede gratuitamente, pues es jubilado. “El baño no lo uso, es un armario y mis necesidades, mejor uso el baño público, para no tener problemas con los residuos”. Y al igual que todos los otros, debe de moverla cada diez días y no abrir las ventanas o sacar sillas, para que no piensen las “autoridades” que está acampando.

Dice que no tiene familia y que cuando se enfermó, vio quiénes eran sus amigos. “Y te puedo decir que los jóvenes son los que menos oportunidades de tener una casa tendrán, pues vivirán con los padres o con los abuelos. Yo, ya perdí la esperanza de tener una casa, ya no, y a mis 69 años, creo que nada más puedo esperar. Y que entienda el gobierno que no somos indigentes, somos vulnerables”.

En efecto, es vulnerable, como los otros, como los pobres del mundo que, la mayoría, ni siquiera tienen para comer el día de hoy.

Muy triste que, a esa edad, en la que, como le dijo Diego, “todavía no eres una persona mayor”, ya piense Javier así, pues se da cuenta de que vivimos en un sistema que elimina a la gente, que sólo la emplea mientras es útil, para que sean buenos autómatas-consumidores, es decir, que trabajen, obedezcan, consuman y paguen impuestos. Y cuando lleguen al final de su “vida útil”, si bien les va, reciban una magra pensión (por supuesto, sólo los que tengan derecho a ella, luego de trabajar más de 30, 40, 50 años). y esa “vida útil”, cada vez se va reduciendo más y más, 40, 30, 25 o 20 años, según sea el tipo de empleo que se tenga.

A la edad de Javier, debería de tener una pensión digna, un mejor trato por parte del “Estado” (la mafia en el poder), derecho a la salud y, sobre todo, habitar una vivienda digna, no una casa rodante en la que apenas si puede vivir.

El otro entrevistado es José, también un jubilado de 68 años, que ya tiene más de cuatro viviendo en su caravana. Su historia es similar a la de Javier, pues era camionero y ya no lo dejaron seguir trabajando. Con los 600 euros que le pagan de pensión fue imposible que siguiera costeando la renta de 1,300 euros que tenía. “No me queda de otra y si me multan con 1,500 euros, no podré pagarlos, no, me tendrán que encerrar, porque es una cantidad que no tengo. El Estado debería de apoyarnos, no perjudicarnos más”, dice, respecto al comentario de Diego de que los multarán con 1,500 euros (en Estados unidos, ya se aprobó una ley que multará a la gente que duerma en la calle. Ver: https://apnews.com/article/supreme-court-homeless-camping-bans-506ac68dc069e3bf456c10fcedfa6bee).

Eso es como un castigo y una imposición, como que o se someten al sistema, de seguir pagando rentas caras, o se atienen a las consecuencias de no poder hacerlo. Y quizá hasta en esa diabólica estratagema esté la de que gente mayor, como él o Javier, mueran, pues eso serían dos problemas menos para un maldito sistema en el que todo se convierte en una mercancía, hasta las personas, cuya utilidad es lo que saben hacer y su valor de cambio es el salario que perciben.

José tiene a un perro, que es el que le advierte de algún peligro que pudiera darse.

Todos los entrevistados señalan que se llevan bien con los otros “caravanenses”, los bautizaríamos, quienes han desarrollado una especie de comunidad que se entiende entre sí, pues todos adolecen del mismo mal social, que no pueden pagar una renta, sobre todo, por insuficientes salarios.

En los comentarios que los seguidores del video hacen, hay uno, de un joven que dice tener 22 años, quien vive en el campo, en una casa rodante y que no ve perspectivas de poseer una propia, pues “es inalcanzable”.

Muchos se solidarizan con los entrevistados y otros, también viven en casas rodantes y saben los problemas que enfrentan. “¡Y caga que el gobierno aplique multas, en lugar de ayudar!”, dice otro, mostrando su molestia.

Así que esa es la amarga realidad, de que el derecho humano a una vivienda digna, se da siempre y cuando se posean varios cientos de miles de pesos, de libras, de dólares, de euros… para adquirir una.

De lo contrario, ¡bienvenidos sean a la calle!

 

Contacto: studillac@hotmail.com