China mina oro en zona natural protegida y explota litio con niños
Por Adán Salgado Andrade
China, país que ha abrazado totalmente al capitalismo salvaje, a pesar de considerarse “socialista”, y que mantiene “estabilidad social” mediante una férrea dictadura, ha destruido y contaminado bastante a su territorio. Piensa que puede realizar un crecimiento económico rápido y sin límites, algo imposible en un planeta con recursos limitados (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/05/no-es-posible-el-crecimiento-economico.html).
Ha apostado por un crecimiento anárquico, pensando que no habrá consecuencias para su medio ambiente y para su población. Sus ríos y sus ciudades están entre los más contaminados del planeta (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/06/la-creciente-y-letal-contaminacion-china.html).
Por lo mismo, ya su población padece de muchas enfermedades crónicas, como obesidad, hipertensión, diabetes o cánceres (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/09/por-su-anarquico-crecimiento-china.html).
No conforme China con eso, está extendiendo su destructivo crecimiento a otras naciones, en las que está perjudicando tanto a su población, así como a sus recursos naturales.
En Myanmar, apoya al régimen represivo de golpistas que derrocaron a San Suu Kyi en el 2021, los que expulsan y hasta asesinan a gente que no quiere dejar sus tierras, en medio de la selva, con tal de minar los metales de tierras raras, necesarios para la elaboración de las baterías de los autos eléctricos, un obscuro hecho detrás de esos vehículos que se están mostrando como la panacea ambiental, pero que están muy lejos de serlo (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/los-golpistas-de-myanmar-matan-gente-y.html).
Claro, no para allí esa destrucción fuera de las fronteras chinas.
Otra, es lo que está sucediendo en un parque nacional protegido por la ONU ubicado en la República Democrática del Congo, RDC. La Reserva Natural de Okapi, en la provincia de Ituri, desde hace ocho años, está siendo severamente afectada, pues una minera china, la Kimia Mining, extrae oro, indiscriminadamente, habiendo talado miles de árboles, y usando químicos tan contaminantes y destructivos, como mercurio, letal para tierras, plantas, animales y humanos.
Es lo que expone el artículo de la agencia Associated Press, titulado “Una minera china de oro amenaza un sitio protegido por la ONU en el Congo”, firmado por la periodista Sam Mednick (ver: https://apnews.com/article/congo-world-heritage-site-gold-mining-china-5e9499fd939c3c2d798a6165f3fc487b).
Un video explicativo abre el artículo. Aparece inicialmente un okapi, jirafa de bosque, un animal parecido a una cebra, con cabeza más chica, como la de un venado. A él, debe su nombre la reserva. Un campesino, Muvunga Kakule, de unos 45 años, platica que ha vivido en Badengaido, un poblado cercano, desde niño y que todavía hace 14 años, “vivíamos bien, mezclando el trabajo en el campo con la extracción artesanal, poco dañina, de oro. Pero nuestra vida ha cambiado desde que los chinos llegaron y nos echaron del bosque. No podemos más trabajar o enviar a nuestros niños a la escuela. Si los chinos lo encuentran a uno en el bosque, lo golpean. Así de difícil se ha convertido aquí la vida en Badengaido”. Las escenas muestran a niños con bidones para acarrear agua, caminando por la calle principal del poblado, que cruza entre endebles casas fabricadas con madera, con techos a dos aguas y paredes hechas de ramas. Un río, el Ituri, corre por la zona, y sus aguas se ven obscuras, de tanta contaminación.
Aime Vusike Kiruzi, director general de la Radio Epulu, dice que “ya no se ven especies que antes estaban muy protegidas, tales como okapis, elefantes, antílopes. Incluso veíamos changos, pero ya no se ven, no es fácil hallarlos”. Una escena final muestra la devastación ocasionada por la minera china, con grandes áreas cubiertas ya de pura tierra café u otras, con apenas algunas manchas verdosas, en donde antes debieron de existir densas zonas selváticas. Como señalé, las contaminadas aguas del río, las bordean.
En una imagen satelital, se muestra cómo ha sido la destrucción de la selva, desde el 2016, año en que llegó la minera. En el área mostrada, más del 70 por ciento de la selva ya no existe, talada e invadida por instalaciones de la minera, la que, cínicamente, afirma que “no contaminamos y respetamos todas las normas ambientales”.
Evidentemente es falso. Además, muy seguramente se trate de una acción impuesta, mostrada como un “proyecto de desarrollo”, como ha sido la tendencia de China, de financiar ese tipo de obras, como megaminas, pero con una doble ventaja, pues prestan el capital, pero, además, imponen que lo realice una de sus propias empresas. Los países quedan con enormes deudas que difícilmente pueden pagar, además de con la destrucción y contaminación que dejan muchas de esas obras, que sólo son para beneficio de China, no de aquellos países (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/05/la-empobrecedora-deuda-externa.html).
(Aquí, en México, muy seguramente la carísima y corrupta “remodelación” de la Línea 1 del Metro, hecha durante el mandato de la actual presidenta, Claudia Sheinbaum, se realizó mediante ese esquema, de financiación china, pues los trenes y equipo empleado fueron todos chinos. Deben de haber sugerido empresas chinas esa “remodelación”, con la condición de que se adquirieran todos esos equipos de China. Ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/05/errores-de-diseno-y-tragedias-en-la-muy.html).
Señala Mednick que la minera está creciendo en un área en que “muchos dicen, no debería de operar allí, pues es una zona natural protegida por la ONU. Hace tres décadas el gobierno estableció los límites originales del sitio, pero con los años y bajo circunstancias muy opacas, se han ido encogiendo, lo que ha permitido a la minera laborar en medio de la densa selva”.
Y claro, las “circunstancias muy opacas” son la corrupción y el neocolonialismo (el Congo fue colonia de Bélgica, durante el brutal control de Leopoldo II, quien amputaba brazos y pies de los niños y sus familias, que no cumplieran con las cuotas exigidas de caucho), del que son víctimas la mayoría de los países pobres, sobre todo, la gran parte de los africanos, muchos de los cuales que rebosan de recursos naturales, pero que al ser éstos explotados por empresas extranjeras, les dejan migajas de “beneficios”.
Y las mafias en el poder que controlan a tales países, ceden muy fácilmente a la tentación de corrupto dinero, con tal de que sus miembros se enriquezcan, aunque sus controladas poblaciones vivan muchas en la más profunda miseria, como es el caso del Congo, de entre los países más pobres del mundo.
El Congo es un país que hasta apenas en 1960, logró su independencia de Bélgica y, desde entonces, ha sido víctima de diversos conflictos, como guerras civiles, golpes de Estado, y con la mayoría de su población sumida en la pobreza, a pesar de ser rico en recursos (cobalto, cobre, niobio, tántalo, petróleo, diamantes, oro, plata, zinc, manganeso, latón, uranio, carbón, hidropoder, madera), además del coltan, usado como aislante térmico en la industria electrónica, que se extrae rudimentariamente y también en una reserva natural, dedicada a gorilas, los que están siendo cazados, los pocos que quedan, para que sirvan de alimento a los explotados, pobres mineros que lo extraen (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2009/09/el-coltan-otro-recurso-natural-mas-para.html).
El ingreso per cápita (que ya he explicado en otra parte que no representa el ingreso real de los pobladores, sino que es un simple medidor econométrico), es de apenas $1,500 dólares anuales, unos $30,301 pesos, por habitante, $2,525 pesos mensuales (como comparación, el mexicano, es de $13,926 dólares, unos $278,520 pesos al cambio actual, 5.5 veces el del Congo, que tampoco es realista del ivel de vida mexicano).
Dice Mednick que si de por sí la reserva estaba en peligro, con la llegada de la mina china “se están contaminando ríos, suelos, diezmando árboles, incrementándose la cacería ilegal y está aumentando, sin muchos problemas, la población en el sitio”.
“Abarcando más de 13,000 kilómetros cuadrados, la reserva se convirtió en un lugar protegido en 1996, debido a su única biodiversidad, con un gran número de especies amenazadas, incluyendo okapis, de los que todavía tiene un 15 por ciento de los 30,000 que quedan en el mundo. Es parte de la selva de la cuenca del Congo, la segunda en extensión de todo el mundo (tiene 300 millones de hectáreas, siguiendo a la del Amazonas, la que tienen 800 millones de hectáreas), y es un importante pulmón y succionador de carbono, lo que ayuda a mitigar el cambio climático. Pero también tiene mucha riqueza mineral, tal como oro y diamantes”.
¡Claro, y por esa riqueza, la están depredando, hasta que la destruyan! Como señalé antes, la mafia en el poder prefiere hacerse rica a costa de depredar sus valiosos recursos y empobrecer más a su población.
Pero Issa Aboubagar, un representante de la mina, dice que “opera legalmente y que tiene permiso para operar allí hasta el 2048”. Si en ocho años que lleva depredando y contaminando el sitio, ya ha destruido una vasta área, sólo imaginen lo que dejará en 24 años más. El Congo quedará más pobre y degradado y esa empresa se irá muy contenta de haberse enriquecido tanto.
En efecto, un mapa muestra los límites de la reserva que originalmente se establecieron en 1996 y cómo fueron reducidos, nada menos que por el Ministerio de Minería del Congo, para permitir, muy oportunamente, la operación de la mina “Muchacha”, como se le llama. De alentar que se explote toda el área que ya sale de los nuevos límites, se afectaría un 20 por ciento de lo que antes era también selva protegida.
Sin embargo, el ICCN (Instituto Congolés para la Conservación de la Naturaleza), dice que los límites originales deben de respetarse y que la mina Muchacha no debería de operar allí. “No sólo esa mina, sino otras que se han establecido allí con el tiempo, deben de ser retiradas”.
Supuestamente, por los problemas de guerras civiles e inestabilidad política que ha sufrido el Congo, “los permisos se dieron con datos equivocados sobre los límites originales. Y ahora, ambientalistas exigen que se clausuren esas operaciones mineras, tanto las de gran escala, así como las que desarrollan furtivamente cientos de habitantes pobres que minando oro muy rudimentariamente, consiguen un salario”.
Por lo que averiguó Mednick, fue ilegal el cambio de los límites originales. El Ministerio de Minas afirma que el ICCN “estivo de acuerdo, pero este sostiene que nunca se le consultó. Y, además, el área de una zona protegida mundialmente, no puede cambiarse por el país o países en donde se encuentre, sin un estudio previo y es raro que se autorice”.
Como dije, seguro un “cañonazo” (bastante dinero de coerción a corruptas “autoridades”), entregado por los chinos (que recurren frecuentemente a esa práctica), al Ministerio de Minas, les permitió cambiar la frontera original y comenzar con la destrucción. Se ve que esos chinos y los congoleses responsables del ecocidio, no tienen escrúpulos para destruir selvas vírgenes, con tal de saciar su mezquindad por enriquecerse. ¡Malditos sean!
Y esas minas, afirman activistas, están protegidas por militares y muchos de los encargados de administrarlas, están protegidos por poderosos negocios e intereses políticos. Los soldados “niegan el paso de funcionarios locales para que puedan revisar esos sitios”.
Los habitantes locales que antes minaban en pequeña escala e ilegalmente el sitio, están molestos por la doble moral, “pues luego de que llegaron los chinos, les han impedido las autoridades realizar esa labor. Sin embargo, la minera china les permite minar los sitios que ya ha abandonado, a cambio de una cuota, que muchos no pueden pagar”.
¡Miren nada más, los chinos hacen negocio doble, con tal de ganar unos dólares más!
El mencionado Muvunga Kakule solía hacer minería artesanal en la reserva y también vendía comida a otros mineros. “Pero como ahora ya no se les permite, a menos que paguen, y como los chinos no compran vegetales de aquí, he perdido 95 por ciento de mis ingresos y ya no puedo enviar a la escuela a mis hijos”.
Otros residentes dicen que minan “a escondidas, arriesgándose a que los encarcelen, si los descubren”.
Mednick no tuvo permitido acceder a la mina, ni tampoco los guardias forestales pueden entrar, “pero residentes del lugar y ex empleados de la compañía Kimia, afirman que la minera estaba diezmando los bosques, extinguiendo a los animales y contaminando el agua y las tierras. Cinco personas que habían trabajado en las minas, ninguno de los cuales quiso dar su nombre, por temor a represalias, dijeron que cuando los chinos terminaban con un área, la dejaban con aguas tóxicas expuestas. Muchas veces, la gente cae en pozos descubiertos y cuando llueve, el agua se filtra en la tierra contaminada, contaminando la tierra con la tóxica”.
¡De ninguna manera esos chinos inmorales, van a preocuparse por toda la basura química tóxica que dejen, ni de las áreas deforestadas, ni de la destrucción que ocasionen! Son gastos extras y de lo que se trata es de obtener el mayor beneficio posible. La protección ambiental, no entra en sus cuentas.
Lo peor es que emplean mercurio, para separar el oro del material pétreo. Este metal es uno de los “diez químicos que más preocupan a la ONU, pues provoca efectos tóxicos en los sistemas nervioso e inmune”.
Sí, el mercurio provoca muchos males, como falla renal, daño gastrointestinal, úlceras, ampollas, calambres musculares, debilidad, hipertensión y hasta la muerte, en dosis elevadas (ver: https://www.canada.ca/en/health-canada/services/healthy-living/your-health/environment/mercury-human-health.html).
Una mujer que solía trabajar como cocinera dice que la “mina ha dejado a la tierra infértil. Un estudio de la Universidad Belga de Antwerp, afirma que los químicos para purificar el oro, tales como mercurio o cianuro (un potente veneno), pueden penetrar los ecosistemas y contaminar el suelo. La mujer, de 27 años, dice que antes, 15 kilogramos de semillas de cacahuates sembradas, rendían 30 costales, pero ahora ‘apenas si dan tres. Cada vez me es más difícil enviar a mis hijos a la escuela o llevarlos al doctor, cuando se enferman’”.
Y es otra lamentable consecuencia de depredar y contaminar un ecosistema, que la gente que vivía de éste, se empobrece o más de lo que ya era (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/07/el-destructivo-progreso.html).
Un pescador local, dice que antes abundaba la pesca y que ahora “apenas si en cuatro días, pesco lo que antes lograba hacer en un día”.
Entre enero y mayo del 2024, la reserva perdió más de 480 hectáreas de árboles, “el tamaño de 900 campos de fútbol americano, de acuerdo con la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por sus siglas en inglés)”.
Pero por una declaración que hizo el mencionado Aboucabar, se ve lo mezquinos que son los chinos, pues declaró que “la empresa respeta los estándares ambientales, paga impuestos y que la minería da más ingresos al gobierno, que la conservación ambiental. Y damos empleos a más de 2,000 personas”.
¡Sí, es más importante y lucrativo depredar que conservar el ambiente! Pero, eso es ahorita. Sin embargo, a la larga, como señalé antes, la destrucción de la selva, incrementará la pobreza de la gente que vivía de ella y del Congo, pues al destruir sus recursos naturales, es como alguien que destruya su casa. Se quedará sin nada que vender.
La WCS, dice que es difícil proteger esa área, pues aunque es una reserva, “el gobierno ha extendido permisos legales y eso hace difícil la tarea de cuidarla”.
Y la UNESCO ya pidió en febrero un reporte del Congo, para “ver qué se hará para resolver el problema”.
Pero para las comunidades que viven en la reserva, “es poco reconfortante, pues su forma de vida se ha perturbado. Un cazador local, dice que antes capturaba varios animales, hasta siete, y a unos los comía y a otros, los vendía, pero ahora, apenas si caza dos”.
Se llama Wendo Olengama y es jefe de una tribu de pigmeos. “Yo quisiera que los chinos nos dieran oportunidades para vivir, como criar ganado o cacería responsable, pero nada de eso han hecho”.
Su esposa, Dura Anayainde, dice que “si esto sigue así, viviremos en la miseria, no tendremos nada que comer”.
Pero eso, nada les importa a los mineros chinos. Sólo obtener más y más oro, aunque destruyan toda esa reserva.
El segundo artículo es el titulado “Lo más destacable de un reporte de AP sobre la labor de niños en minas de litio de Nigeria”, firmado por Taiwo Adebayo (ver: https://apnews.com/article/lithium-mining-energy-transition-child-labor-nigeria-africa-b6c480490c9e94272f476f8743014472).
En este trabajo se denuncia el lado muy negro de los vehículos eléctricos, los que se han tratado de mostrar como la panacea ambiental, pero que están generando otro tipo de depredación y contaminación, pues están impulsando el extractivismo de manera brutal, irresponsable y hasta ilegal (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/06/cada-vez-es-mas-evidente-que-los-autos.html).
Justamente la extracción de litio es una actividad que se ha multiplicado exponencialmente, pues es uno de los componentes vitales para las baterías de los vehículos eléctricos. Y por el minado de ese mineral y otros, se está justificando destruir selvas, asesinar a gente (lo que sucede en Myanmar, como menciono arriba) o minar el fondo marino, lo que será sumamente destructivo y provocará daños irreversibles a los océanos, además de emplear a niños pobres que no tienen alternativas para sobrevivir ellos y sus familias.
Precisamente el trabajo de Adebayo es lo que expone, la explotación de niños y niñas pobres en una región de Nigeria (que además antes era un denso bosque y ahora se ha ido convirtiendo en un desolador sitio en el que sólo impera suelo rocoso), para extraer litio.
El lugar está en Pasali, cerca de la capital Abuja, en el estado de Nasarawa. Allí, la actividad de extraer ese mineral, es ilegal, pero se tolera por la mafia en el poder nigeriana, pues de esa manera se desentiende de la pobreza de los habitantes locales e, indirectamente, obtiene ingresos extras por los sobornos que recibe de gente que opera sin permisos oficiales.
La labor, además, es peligrosa, pues los mineros trabajan en condiciones muy rudimentarias y peligrosas, ingresando a tiros ya existentes o a nuevos, que se hacen con dinamita, “que hasta los puede matar, si están cerca de un estallido, sin saberlo”.
Una foto de una niña, Juliet Samaniya, de seis años, abre el artículo. Junto con otros niños, se les ve acarreando sacos de 25 kilogramos del mineral en bruto, caminando por terrenos en donde actualmente sólo hay ramas, en los que antes había un magnífico bosque. “Los niños, usando ropa llena de polvo, calzando huaraches de plástico, reciben el litio en bruto del minero, el que lo extrae usando sólo marro y cincel. Luego, empleando piedras para golpear, separan el litio (unas piedras blancas) de la roca y lo van echando en costales, hasta llenarlos. En una jornada de doce horas, que inicia por la mañana y termina hasta muy tarde, casi en la noche, cada niño recibe 4,000 naira (la moneda nigeriana), equivalente a $2.42 dólares (unos 50 pesos)”.
Los dueños de las minas, venden ese mineral en bruto a una empresa china, la RSIN Nigeria Limited, “la que, sin cuestionar el origen del mineral en bruto, lo compra a $119 dólares ($2,420 pesos) la tonelada métrica, que contenga un 3 por ciento de litio”.
A esa empresa, como la antes mencionada, la minera Kimia Mining, no le importa que niños laboren, ni los daños a su salud que condiciones tan difíciles y precarias de trabajo les puedan ocasionar. Y tampoco le interesa, por supuesto, el daño ambiental de extraer litio.
Aliyu Ibrahim, un comerciante de litio, quien posee algunos tiros de minas, dice que entiende que los niños, no deberían de estar trabajando, pero “son tan pobres que, si vienen a pedirme trabajo, se los doy, pues con eso se ayudan ellos y sus familias. No tendrían ningún ingreso si les negara el trabajo, sólo porque son niños”.
Claro, aparentemente ese hombre actúa de “buena fe”, pero también lo debe de hacer porque le sale más barato pagarles poco más de dos dólares a cada niño, que contratar a adultos. Y a los chinos les conviene mucho más, pues compran el litio en bruto muy barato, que venderán muy caro a las fábricas chinas de baterías.
Esos niños no van a la escuela. La madre de Juliet, Abigail Samaniya, explica que “somos muy pobres y tuvimos que elegir a Juliet para que trabajara y por eso, la sacamos de la escuela. Sólo nuestro hijo de 11 años es al que podemos enviar”.
Claro, la mujer es la que vale menos en esas sociedades. Los hombres, son los que imperan.
La Organización Internacional del Trabajo, OIT, estima que más de un millón de niños trabajan en minas y bancos de materiales en el mundo, “un problema que es particularmente agudo en África, en donde la pobreza, limitado acceso a la educación y débiles regulaciones, agudizan la situación. Niños que trabajan principalmente en minas pequeñas, laboran muchas horas en sitios peligrosos, quebrando rocas o separándolas, cargando pesadas bultos de mineral en bruto y exponiéndose a tóxico polvo que puede ocasionar problemas respiratorios y asma”, apunta Adebayo.
Como señalé, el trabajo para los hombres que entran a un tiro y se ponen a golpear la piedra con cincel y marro, es muy peligroso, pues en palabras de uno, Abdullahi Sabiu, un minero de unos 35 años, “sabemos de los peligros que implica la actividad y que hay muchas desventajas, pero todas las profesiones tienen sus peligros, incluyendo ser chofer, y la muerte es impredecible. Nosotros sabemos que una vez que entramos a un tiro de una mina, hay la posibilidad de que suceda un desastre”.
Philip Jakpor, un activista nigeriano, dice que “con tal de ganar mucho dinero, se ha echado atrás la necesidad de proteger los derechos humanos. Esperemos que los que se encuentran en las esferas más altas de la cadena de suministros, adopten modelos responsables que eviten las condiciones abusivas que se dan en la extracción del mineral”.
Segun Tomori, vocero del Ministerio del Desarrollo de Minería y Minerales Sólidos, dice que están haciendo reformas para cambiar el Acta sobre Minería y Minerales, “encaminadas a minimizar el empleo de trabajo infantil, mantenerlos a los niños en la escuela, implementar programas de alimentación, además de asignar vigilantes que eviten la minería ilegal”.
Sí, suena muy bonito todo eso.
Por desgracia, mientras sigan imperando los buenos negocios, ahora disfrazados de la panacea de los vehículos eléctricos, de que son la “solución ambiental”, continuarán depredándose selvas, contaminándose ríos, mares y océanos y explotándose a niñas y a niños.
China está ejerciendo un neocolonialismo, desquitándose de lo que alguna vez le sucedió.
Se están vengando.
Pero lo está haciendo a costa de destruir y contaminar al planeta.
Sin embargo, tendrán que atenerse los chinos a las funestas consecuencias que tanto daño ocasionado provocará, no sólo para ellos, sino para todo el planeta.
De nada les valdrán tantas ganancias.
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