miércoles, 1 de marzo de 2023

En EEUU, estudiantes universitarios venden su sangre para costear sus gastos

 

En EEUU, estudiantes universitarios venden su sangre para costear sus gastos

Por Adán Salgado Andrade

 

Desde hace décadas, en Estados Unidos (EU), los estudiantes universitarios, claman que se les reduzcan o condonen las deudas que contraen al cursar una carrera universitaria, que en universidades “públicas” puede llegar a costar hasta $50,000 dólares anuales, impagables para la mayoría, porque, al terminar, muchos, ni siquiera hallan trabajo. Fueron los motivos de que en el 2011, durante la presidencia de Barack Obama, hubo una protesta masiva de estudiantes, llamada Occupy Wall Street, que demandaban la condonación de sus onerosas deudas, pues sin trabajo, no podían pagarlas. Y, aunque tuvieran un empleo, los intereses se los “comían” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/las-impagables-deudas-de-estudiantes.html).

Por eso, Joe Biden está tratando de que apruebe la, actualmente, muy conservadora Suprema Corte de Justicia, una condonación de la deuda estudiantil, muy exigida desde hace años. Pero precisamente porque tal corte está dominada por conservadores, éstos, afirman que para nada aceptarán condonar la deuda, pues “es como si un estudiante pidiera un crédito para comprar equipo para podar pastos y no lo pagara”, pretendió justificar uno de tales nefastos jueces, John Roberts (ver: https://apnews.com/article/student-loan-forgiveness-supreme-court-hearing-2128da75fc27ff3bcc0c3804ebd98aa7).  

Como es difícil trabajar y estudiar, muchos tienen que recurrir a “soluciones” extremas, como el vender su sangre o, a veces, hasta algún órgano, con tal de costear sus estudios.

Sobre esa situación, la autora Kathleen McLaughlin, escribió un libro titulado Blood Money, en el que analiza ese problema, que tiende a crecer, entre más crece la pobreza en EU. Para muchos universitarios estudiando, vender sangre “es la única forma de costear la escuela”, pues tienen que pagar unos $35,000 dólares, tan sólo de colegiaturas, más otros $20,000, al menos, de los gastos extras, como libros, pago de renta, de gas, de electricidad y otros.

McLaughlin ofrece un extracto de su libro en el portal digital teenVOGUE, bajo el título de “Las ventas de plasma humano por estudiantes universitarios, se usan para cubrir los costos educativos” (ver: https://www.teenvogue.com/story/blood-plasma-sales-college-students).

La autora refiere que, desde hace años, emplea un medicamento hecho a base de plasma humano y que tenía la inquietud de saber cómo se obtenía. Indagando, halló que la mayoría se procesa de la sangre que venden estudiantes universitarios. “Fui a entrevistar a estudiantes de una popular universidad de Montana, para entender mejor su gran necesidad de vender su sangre”.

Dice McLaughlin que el tiempo promedio para que un estudiante pague sus adeudos es de unos veinte años. “Con lo que pagan de intereses y préstamos, su padres o abuelos, podrían haber comprado una confortable casa o un buen auto”.

Claro, por eso los conservadores jueces se oponen a la condonación, pues los mezquinos bancos que hacen los préstamos, perderían ese buen negocio que es el cobro de intereses.

Dice que no es nuevo vender sangre u otras cosas. “Cuando estaba en la universidad, en los 1990’s, recuerdo que había compañeros que vendían sangre, esperma o se ofrecían de voluntarios para algún experimento médico, con lo que obtenían unos 40 o 50 dólares cada que acudían”.

También estuvo investigando que muchas universitarias, venden sus óvulos. “Es un proceso invasivo, que requiere de terapias hormonales intensas, que pueden, incluso, ocasionar problemas permanentes de salud. Y EU, según investigué, es el único país en donde mujeres en sus veintes, por necesidad, se ven obligadas a vender sus óvulos, a pesar de que les puede ocasionar los mencionados daños permanentes a la salud”.

Dice que los hijos de los políticos ricos, “no enfrentan esos problemas, nunca sabrán lo que es vender sangre o sus óvulos, pues sus padres, les proporcionan todo lo que necesitan, en demasía”.

Fue a la BYU, una universidad ubicada en Rexburg, Idaho, “que es de las más baratas del país, cobrando una colegiatura de menos de $5,000 dólares anuales”.

Aun así, se encontró con muchos estudiantes que venden plasma para costear los gastos asociados a estudiar. “Me dijeron que lo usan para pagar renta, comprar gas o despensa. En ese lugar, el promedio salarial anual es de $31,000 dólares, comparados con los $67,000 para el resto del país. Por tal disparidad salarial, es que los centros que compran plasma, han prosperado, por la necesidad de estudiantes humildes, sobre todo, de contar con algo de dinero extra que alivie sus penurias económicas”.

Uno de tales centros es Grifols Biomat, cerca de la mencionada universidad. Revisé su página (https://www.grifolsplasma.com/en/home) y es un centro que se muestra como de donaciones. Pero quizá como no hay tanta gente que sea tan altruista para regalar su sangre, en Rexburg, como dice McLaughlin, se compra.

En el local, dice McLaughlin, hay letreros mostrando cuánto se paga por cada toma, que va subiendo tal pago, de acuerdo con las veces que se acuda. Van desde $25 dólares por la primera donación, hasta $100, por la novena. “Pero deben de ser constantes, semanas continuas y dos veces por cada una. Al hacer 10 donaciones, pueden ganar hasta $655 dólares mensuales, con lo que podrían obtener más de $7,000 dólares anuales, un ingreso adecuado para estudiantes universitarios que viven en un pueblo con alto índice de pobreza”.

Cuando les preguntó a algunos de los estudiantes si no se apenaban por vender sangre, “uno de ellos, hasta me vio raro y me dijo que no, que era normal que la gente vendiera su sangre en Rexburg”.

Las empresas que compran sangre, que es muy demandada en EU por tanto medicamento que se hace con ella, “no lo toman como si les pagaran la sangre a los donadores, sino el tiempo y las molestias que se toman para hacerlo”.

“EU es el único país en donde no se regula la venta de sangre y una persona, puede hacerlo cuantas veces lo desee. Supuestamente, no hay daños a la salud, pero algunos donadores pueden sentir mareos, cansancio y somnolencia”.

Al final, dice McLaughlin, “regresé a casa, luego de haber conversado con estudiantes que quieren obtener una licenciatura, graduarse y conseguir empleos de clase media. Pero para llegar allí, antes, deben de vender piezas de sus cuerpos”.

Y seguramente se llevarán una gran decepción cuando, ya graduados, muchos, ni siquiera consigan trabajo, como sucede en tantos países, México o China, entre ellos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/en-china-como-en-el-resto-del-mundo-hay.html).

Así que, como ven, en este mezquino sistema capitalista salvaje, todo se vende.

Y si esos estudiantes, no consiguen trabajo de lo que estudiaron, probablemente opten por seguir vendiendo su sangre.

Quizá hasta ganen más, pueden considerar.

 

Contacto: studillac@hotmail.com