miércoles, 21 de septiembre de 2022

En Turquía se emplean a niños para reciclar plásticos, lo que afecta su salud

 

En Turquía se emplean a niños para reciclar plásticos, lo que afecta su salud

Por Adán Salgado Andrade

 

Desde que se inventó el invasivo, contaminante plástico, se ha reciclado, a lo mucho, un 7%, terminando la mayoría incinerado, en basureros, rellenos “sanitarios” o en el mar (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/03/la-muy-grave-contaminacion-por-plasticos.html).

Y el que se recicla, China era la encargada, pues recibía la mayoría de la basura plástica de Estados Unidos y Europa, los que producen las mayores cantidades de plásticos per cápita del planeta. Inglaterra se jactaba de que “reciclaba” la mayoría de su plástico, pero, en realidad, sólo lo exportaba a China (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/10/fraude-en-inglaterra-con-reciclaje-de.html).

Eso pasó hasta que China ya no quiso seguir siendo el basurero de esos países. En el 2018, dejó de importar toda su basura plástica. Así que dejaron de “reciclar”. Pero ya han salido países que, indignamente, ocupan el lugar de China. Uno de ellos es Turquía, que está recibiendo las inmensas montañas de basura plástica. Y la recicla, empleando a niños, a los que expone a las emanaciones de gases muy tóxicos, que dañan su salud. El artículo de The Guardian titulado “Niños de sólo nueve años, dicen que enfermaron por reciclar plásticos en Turquía”, firmado por Karen McVeigh, expone esa triste situación. Dice que “la organización mundial de derechos humanos, HRW, señala que el no aplicar las leyes en Turquía, empeora los problemas de salud en los centros de reciclaje, mientras las exportaciones de desperdicios plásticos de Europa e Inglaterra aumentan considerablemente” (ver: https://www.theguardian.com/global-development/2022/sep/21/children-as-young-as-nine-say-they-are-ill-from-work-recycling-plastic-in-turkey).

Como siempre ha sido, los países ex colonizados, siguen siendo surtidores de materias primas baratas, mano de obra barata y, además, se han convertido en los basureros de los países neoimperialistas.

La foto que abre el artículo es de un centro de reciclaje en la ciudad de Antalya, en donde se ven a tres trabajadores, un niño uno de ellos, entre una gigantesca montaña de basura, de supuestos plásticos, pero se ven otros desperdicios, pues se los envían como salgan. Por ello fue que China prohibió su importación, pues esos países envían sus plásticos sucios, sin lavar, como quedan cuando se tiran. Y eso hace más difícil procesarlos (sólo piensen, por ejemplo, en las cubiertas que se usan para los pasteles, quedan llenas de pegajosa crema batida y otros desperdicios, muy difíciles de quitar).

Dice McVeigh que niños de apenas nueve años, “trabajan en centros de reciclado de plásticos en Turquía, lo que los pone en riesgo de contraer serios males que perdurarían por toda la vida, de acuerdo con Human Rights Watch (HRW). Trabajadores, incluyendo niños, y gente que vive en casas que están peligrosamente cerca de esos centros, les dijeron a los investigadores de HRW, que estaban sufriendo de problemas respiratorios, fuertes jaquecas y enfermedades de la piel”.

HRW acusa al gobierno de Turquía de no ejercer las leyes, las que estipulan que los centros deben de estar certificados y que se deben de hacer frecuentes inspecciones. El de la foto, se ve que es de los que no cumplen con las normas, pues los trabajadores no portan mascarillas, ni equipo de protección.

Europa es la que más exporta desperdicios plásticos a Turquía, “país que asumió esa tarea, luego de que China, en el 2018, se rehusó a seguir reciclando tantos miles de toneladas de basura. Esas exportaciones se incrementaron 1,200%, al pasar de 38,804 toneladas a 446,432 toneladas. Tan sólo en el 2021, Inglaterra exportó 122,898 toneladas de desperdicios plásticos a Turquía”.

¡Nada más vean cuánta basura producimos, tan sólo de plásticos! Se generan alrededor de 2,120 millones de toneladas anuales de basura de todo tipo, la mayoría, plásticos.

Estamos convirtiendo al mundo en un basurero. Y la mayoría de esa basura es cortesía de las naciones “desarrolladas”, cuyo “cómodo nivel de vida” es sinónimo de un alto desperdicio (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/05/una-curiosa-historia-sobre-la-basura.html).

Krista Shennum, investigadora de HRW, señala que la laxitud del gobierno de Turquía, está generando esos graves problemas de salud. “Los países más ricos de Europa, envían su basura a Turquía, condenando a las comunidades turcas más vulnerables a sufrir serios problemas de salud, que incluyen a niños, refugiados y migrantes”, dice.

Pide que esos países reciclen en su propio territorio tanta basura, que no busquen hacer basureros a otras naciones, las pobres, sobre todo.

Se supone que en Turquía es ilegal para alguien menor de 18 años, trabajar en instalaciones de reciclaje, pues dañan a la salud. “La exposición a esos desperdicios, provoca enfermedades hasta graves”.

HRW entrevistó a 64 personas para su investigación, en las ciudades turcas de Adana y Estambul. “Varios de los entrevistados son niños y los que no lo son, afirman que entraron a trabajar allí siendo niños”.

Ahmet, de 20 años, fue uno de los entrevistados y contó que trabajó durante cinco años en un centro de reciclado, recogiendo desperdicios plásticos. “Una vez, respiré gases muy tóxicos que salen de una gran caldera. Sentí como si me oprimieran los pulmones, no podía respirar, casi muero. Dejé de trabajar hace dos meses, pero todavía no puedo respirar bien”, declara.

Y, claro, refugiados y migrantes ilegales, son los preferidos para ser contratados, ya que no tienen garantías de ningún tipo, son mal pagados y si se enferman, tampoco tienen acceso a hospitales, por su condición ilegal.

Además, como comento arriba, las casas, escuelas u hospitales cercanos a tales instalaciones, también sufren por las constantes emanaciones, teniendo que cerrar ventanas y puertas, con tal de evitar algo esos tóxicos gases.

El plástico, para ser reciclado, se tritura y se derrite a altas temperaturas, “un proceso que emite contaminadores del aire y toxinas. Sin una protección adecuada, esas toxinas, pueden provocar asma, dificultad para respirar e irritación de los ojos. Los científicos también han ligado a esas toxinas, a un mayor riesgo de contraer cáncer, problemas neuronales y daño al sistema reproductivo. Y tantos gases, contribuyen, además, a seguir calentando al planeta”.

Por supuesto que el Ministerio Turco del Trabajo dice que “sí se hacen inspecciones y hasta se cierran instalaciones, pero es raro que lo haga”.

Ante los problemas que la basura de la Unión Europea está ocasionando a Turquía, varios funcionarios europeos, hipócritamente, dicen que “nuestros desperdicios son nuestro problema y debemos de reciclarlos nosotros”.

¡Sí, eso deberían de hacer, pero esas declaraciones son falsas y seguirán enviando su basura de todo tipo, no sólo a Turquía, sino a donde se pueda (México, es un buen ejemplo, pues Estados Unidos nos envía basura de todo tipo, desde pacas de ropa usada, llantas de “medio uso”, autos viejos… incluso, hace algunos años, lavaban sus pañales desechables y nos los vendían de “ofertón”, muy baratos).

Pero, como siempre sucede, las “autoridades” turcas afirman que no es cierto lo que dice HRW y que siempre andan “vigilando” a los centros de reciclado y que si no cumplen con las normas, “a los responsables, los encierran dos años en la cárcel”.

Sí, claro, ¡puras mentiras!

El negocio del reciclado de plásticos en Turquía seguirá, pues para los dueños, debe de dejar muy buen dinero (es más barato reciclar plástico y venderlo como “nuevo” que hacerlo nuevo. De todos modos, sea reciclado o nuevo, estamos inundando al planeta con los contaminantes plásticos).

Y no importa cuánta gente muera por trabajar en esa contaminante, tóxica labor.

Los negocios, son primero.

 

Contacto: studillac@hotmail.com