martes, 27 de septiembre de 2022

La somnolencia de estudiantes se debe a horarios inadecuados de escuelas

 

La somnolencia de estudiantes se debe a horarios inadecuados de escuelas

Por Adán Salgado Andrade

 

Siempre he considerado que los horarios matutinos, como entrar a clases a las siete de la mañana, no son tan adecuados, en relación con el reloj biológico de los estudiantes, sobre todo los de secundaria y preparatoria, incluidos muchos del nivel licenciatura.

El problema es que los horarios escolares están hechos por cuestiones de eficientismo, sin tomar en cuenta que, el hecho de que los chicos se estén durmiendo en las primeras clases, se debe al ritmo corporal, sobre todo, en relación con las hormonas, como expone el artículo del portal ArsTechnica, titulado “¿Fueron sus años de adolescente exhaustivos? Los horarios escolares pueden ser la explicación”, firmado por Alka Tripathy-Lang, quien analiza un libro “que rastrea cómo accidentes históricos han confrontando la educación contra la biología” (ver: https://arstechnica.com/science/2022/09/were-your-teen-years-exhausting-school-schedules-may-be-why/).

Dice Lang que “al recordar las clases matutinas, estudiando Shakespeare a las ocho de la mañana o una serie matemática, probablemente lo llevaba a usted al colapso. El problema de todo eso es que los tempraneros horarios matutinos de las escuelas secundarias y preparatorias (high schools), se hicieron con base en cuestionables fundamentos científicos, de acuerdo con lo que la periodista y madre Lisa Lewis expone en su nuevo libro ‘Los adolescentes privados del sueño’ (The Sleep-Deprived Teen). En el libro, detalla porqué las escuelas medias (high schools) en Estados Unidos tienden a comenzar tan temprano, porqué eso es malo para los chicos y cómo entrar más tarde a las escuelas, puede beneficiar no sólo a los adolescentes, sino a todos. Lo más importante es que Lewis sienta las bases para que esos cambios de horario se puedan realizar en las comunidades”.

Aunque el estudio está hecho para Estados Unidos (EU), bien puede entenderse porqué se comenzaron a aplicar en todas partes los tempraneros horarios de la entrada a las escuelas (EU ha impuesto siempre muchas de sus costumbres, sobre todo en su subalterno México) . Dice Lewis que en la primera mitad del siglo veinte, las escuelas eran pequeñas y locales (como las rurales de México) y que muchos estudiantes podían caminar para llegar a ellas. “En 1950, todavía había 60,000 escuelas de un solo salón en EU, pero para 1960, sólo quedaban unas 20,000. Esa tendencia se aceleró cuando las autoridades educativas estadounidenses temían que el nivel estuviera por detrás de su archienemigo, la Unión Soviética, sobre todo en ciencias y matemáticas. Un reporte de 1959, escrito por James Bryant Conant 1893-1978), un químico y presidente retirado de Harvard, recomendaba que las high schools (secundaria con preparatoria) tuvieran por lo menos cien alumnos que se graduaran en cada generación, algo que las escuelas pequeñas no podían lograr. La consolidación escolar, que ya había comenzado, se endureció. Las escuelas de los barrios continuaron cerrando. Y el autobús escolar amarillo, fue convirtiéndose en lo que hoy conocemos”.

Claro, el temor era que la URSS tuviera más graduados que pudieran hacer más ciencia. Así que no fue tanto por mejorar la educación, de acuerdo a lo que señala Lewis, sino por la competencia, sobre todo, militar, contra la URSS. Véase nada más cómo todos o casi todos los “avances” educativos y científicos han girado en torno a la superioridad militar.

Continúa Lang analizando la obra de Lewis, diciendo que “para minimizar costos asociados con la transportación, Lewis describe cuántos distritos organizaron los horarios escolares, para que los autobuses pudieran transportar a los estudiantes de todos los niveles al mismo tiempo. Además, en ese entonces, había un consenso de que los adolescentes necesitaban dormir menos que los jóvenes, así que las high schools se colocaron en los horarios más tempraneros”.

Dice Lewis que todavía en los 1950’s y 1960’s, los científicos investigaban sobre las horas de sueño de los adolescentes. “Pero en 1970, Mary Carskadon, estudiante de doctorado en ese entonces, y hoy profesora de psiquiatría y comportamiento humano en la Universidad de Brown, hizo experimentos en el Stanford Summer Sleep Camp (Campo de verano de Stanford sobre el sueño), en el cual, los científicos estudiaron los hábitos del sueño y otros parámetros, desde el monitoreo de las ondas cerebrales, hasta pruebas cognitivas en los mismos niños que examinaron desde 1976 a 1985. Los resultados fueron sorprendentes, pues se halló que los adolescentes necesitaban dormir igual o más que los niños. Y estos niños, dormían 9.25 horas por noche, en promedio, sin importar su edad. Estudios subsecuentes, han hallado que el tiempo ideal para los adolescentes de horas de dormir, es de entre 8 y 10 horas por noche. Pero Lewis reporta estudios que indican que en el 2019, sólo 22 por ciento de estudiantes de high schools, indicaban que dormían al menos ocho horas, de acuerdo con los CDC (Centros de control de las enfermedades)”.

También el experimento en el Stanford Summer Sleep Camp, mostró que los chicos mayores tenían más energía al avanzar el día. “Estudios posteriores, mostraron que cuando los niños llegan a la pubertad, sus cerebros demoran la segregación de melatonina – la hormona que nos pone somnolientos. Para los adolescentes, la melatonina se incrementa en la noche y cae en la mañana, lo que cambia sus ciclos circadianos. La propensión de los estudiantes de high school (secundaria y preparatoria aquí) de acostarse muy tarde y levantarse también muy tarde, no es precisamente por desafío o flojera, es biológica”.

En efecto, creo que todos conocemos esos hábitos, de los adolescentes o jóvenes, de estar despiertos hasta muy tarde y dormirse y levantarse hasta las doce o más del día. Pero ahí está la explicación, pues se da un reacomodo de hormonas (por eso es que los pubertos y los adolescentes, en general, son tan temperamentales).

A pesar de esos estudios, dice Lang, “aquí seguimos, décadas más tarde, con los horarios promedio, comenzando a las ocho de la mañana y con 40 por ciento de las escuelas comenzando incluso antes. Y es un dramático cambio de lo que era hace un siglo, cuando las escuelas en la parte oriental de EU comenzaban a las nueve, como señala Lewis”.

Aquí, como señalé, estamos peor, entrando en las preparatorias y universidades a las siete de la mañana.

Pero algunas escuelas, mencionadas por Lewis, ya han hecho el cambio “y han obtenido beneficios, a pesar de los celulares y las redes”.

Por ejemplo, “un estudio publicado en el 2018, mostró los beneficios que obtuvo un distrito escolar de Seattle, cuando los estudiantes pudieron dormir 35 minutos más, al cambiarse la entrada a las 8:45 am. Puede no parecer mucho, pero la mayoría de estudiantes y familias, informaron que estaban mejor y hasta los profesores, unos de los cuales, describió que las mañanas estaban muy ‘energetizadas’”.

A partir de eso, Lewis insiste en que los adolescentes podrían dormir más y mejor, con horarios de entrada más tardíos, pues enfatiza que levantarlos muy temprano, interrumpe el sueño REM (Rapid Eye Movement), “que es cuando más se descansa y es crítico para la creatividad, para asimilar nueva información y para regular las emociones”.

Tiene razón, pues esa parte del sueño, que se da – sobre todo en los que padecen insomnio – en las horas entradas en la madrugada – a partir, más o menos, de las cuatro de la mañana –, es cuando permite más descanso, es el llamado sueño profundo, como ustedes habrán podido comprobar a lo largo de su vida.

Y enumera todos los beneficios que los adolescentes bien dormidos tienen, “aprenden mejor, no faltan tanto, se gradúan en mayor número y también, como salen más tarde, son menos los que manejan por las tardes, ocasionando menos accidentes. También, se disminuye el crimen, pues están menos presionados y no presentan un comportamiento problemático. Incluso, los que tienen problemas de que se sienten superiores y quieren imponer su voluntad a los demás (unstructured socializing), es menos frecuente, pues eso ocurre entre 3 y 4 de la tarde. Igualmente, hay menos tendencias a que se suiciden”.

En efecto, la falta de sueño puede conducir a psicopatías y si eso se combina con drogas, por eso hay tantos jóvenes que cometen brutales tiroteos masivos en EU, buscando desquitar su coraje acumulado (“¡me siento incomprendido!” deben de justificar a su favor), matando a decenas de inocentes, sólo porque estuvieron en su camino (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/05/los-tiroteos-masivos-en-estados-unidos.html).

“Pero a pesar de todos esos estudios, persiste la terquedad a no cambiar los horarios escolares, dice Lewis”.

Obviamente, señala Lewis, los horarios escolares, no son los únicos factores que podrían mejorar el tiempo de dormir. Hay muchos otros, incluidos el género, el sexo, la raza y los socioeconómicos, que determinan quién duerme bien y quién duerme mal, “pero es esencial que se comience con atrasar la entrada a las escuelas. California ya aprobó una ley que hace obligatorio que las escuelas medias entren al menos a las 8:30 y las elementales, no menos de las 8 de la mañana”.

Si a eso le agregamos la infamia del cambio de horario, todavía es más dañino.

Por eso, por los daños que ocasiona esa brutalidad, es que en EU ya se acordó que no se cambiará el horario, se quedarán con el de verano (ver: https://www.theguardian.com/us-news/2022/mar/16/no-more-switching-clocks-senate-passes-act-daylight-saving-time-permanent).

Aquí, por fortuna, también ya el presidente López Obrador, sensiblemente, recogiendo el sentir de la mayoría de la población, decidió que no se cambiará más el horario, que sólo daña la salud, ocasiona problemas cardiovasculares y digestivos y casi no ahorra energía. Era un verdadero atentado contra el ciclo circadiano que regula nuestro reloj corporal (ver: https://www.xataka.com.mx/energia/horario-verano-quedara-eliminado-oficialmente-1-noviembre-iniciativa-presidente-lopez-obrador).

En fin, sería bueno que las autoridades educativas del país consideraran la opción de que la entrada a las escuelas fuera más tarde (de todos modos, todo copian de EU). Aquí, hay que considerar, además, las largas distancias que deben de recorrer los estudiantes para llegar a sus planteles. Tengo algunos que hacen dos horas y media de camino y como deben de entrar a las siete, ni siquiera levantándose muy temprano, logran llegar, pues tampoco hay transporte. Allí es donde debería de haber más sensiblidad de parte de las citadas autoridades.

Por lo pronto, de no hacerse modificaciones a la tempranera entrada a las escuelas, seguiremos teniendo, los profesores, estudiantes que se duermen en las clases.

Y, como les bromeo, lo bueno es que no roncan.

 

Contacto: studillac@hotmail.com