sábado, 24 de septiembre de 2022

Los alevosos asesinatos existen desde la antigüedad

Los alevosos asesinatos existen desde la antigüedad

Por Adán Salgado Andrade

 

El ser humano es violento por naturaleza, a pesar de que es “racional”. Más bien, tal racionalidad le ha ayudado a matarse masivamente, como cuando se usaron dos bombas nucleares en 1945, para aniquilar dos ciudades japonesas y concluir la segunda guerra mundial. Ya, Japón, estaba derrotado, pero había que ver si esas aberraciones – resultado de una “profunda” experimentación “científica”, que costó dos mil millones de dólares de los de 1943 –, eran tan efectivas, como los “científicos” que las desarrollaron, entre ellos, Robert Oppenheimer (1904-1967), pensaban y esperaban que lo serían (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/12/dia-de-la-trinidad-el-nacimiento-de-la.html).

Claro que no es nuevo lo de la violencia histórica. Se han hallado evidencias arqueológicas de que el ser humano es alevosamente asesino por naturaleza. Por ejemplo, en el sitio Potočani, en lo que hoy es Croacia, gente fue asesinada indiscriminadamente hace 6,200 años. Fue un entierro masivo de 41 personas, de ambos sexos (21, masculinos y 20, femeninos) y eran de distintas edades. Menos de la mitad, eran adultos y once, eran niños, de menos de diez años. Todo indica que fue un caso de una masiva, indiscriminada matanza. Y no se sabe porqué se hizo, quizá por los escasos recursos o por el ganado, que probablemente ya había ladrones, o incluso por estúpidas cuestiones rituales (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/03/el-sadismo-es-natural-en-el-ser-humano.html).

Un nuevo hallazgo arqueológico, prueba que el ser humano, desde siempre, ha asesinado alevosa y ensañadamente, como expone el artículo del portal ArsTechnica, titulado “El caso de las momias asesinadas: una ‘autopsia virtual’, revela juego sucio”, firmado por Jennifer Ouellette, quien, de entrada, anota que “una fue golpeada en la cabeza y acuchillada; la otra, tenía un masivo trauma cervical” (ver: https://arstechnica.com/science/2022/09/the-case-of-the-murdered-mummies-virtual-autopsy-reveals-fatal-injuries/).

Abre el artículo la inquietante foto de una de las momias, analizadas por un equipo de expertos. Tiene la nariz destrozada, así como el lóbulo del ojo derecho, ocupando un hueco esta parte, y fracturas en la frente, lo que la hace verse más terrible. Dice el pie de la foto “cara y cuerpo superior de una de las dos momias sudamericanas, que seguramente fueron asesinadas, como concluyó una reciente ‘autopsia virtual’”.

Dice Ouellette que “un equipo internacional de científicos, usaron escaneo CT (computer tomography scan, escaneo tomográfico computarizado), para efectuar ‘autopsias virtuales’ de tres momias sudamericanas, y hallaron evidencia de traumatismo fatal en dos de ellas, de acuerdo con un reciente reporte publicado en el periódico Fronteras en Medicina. Una de las momias, fue claramente golpeada en la cara y acuchillada por la espalda, posiblemente por dos agresores, en tanto que la otra, mostraba signos de traumatismo cervical masivo. La tercera momia, de una mujer, también mostró signos de traumatismo, pero el daño fue infligido ya que estaba muerta. El estudio es parte de un proyecto que estudia qué tan frecuente era la violencia en sociedades prehistóricas”.

Como ya he comentado, no es el primer caso de hallazgo arqueológico de violencia en la antigüedad. Y parece que era más frecuente de lo que se estima.

No cabe duda, el humano es un ser atroz y despiadado, hasta consigo mismo.

Ya los autores del estudio han hallado violencia en las momias egipcias, pero no se había revisado qué tan frecuente era en Sudamérica. “Pero algunas momias precolombinas, evidencian que ya existía alevosía, como la que muestra un cráneo de la región de Nazca, que exhibe traumatismo severo en la columna, además de una profunda herida en la nuca. En otro espécimen, de una mujer momificada, casi perfecto, se pueden ver fracturas de la cara, hechas por un pesado instrumento, lo que también muestra el cráneo de un menor de edad”.

Así que si hubiera existido el amarillista periódico “La Prensa” en esos tiempos, habría sacado un sendo encabezado, anunciando “¡MADRE E HIJO FUERON BRUTALMENTE ASESINADOS A PEDRADAS!”, publicando, además, las sanguinolentas fotos de las desafortunadas víctimas, como hace en la actualidad.

En el presente estudio, se usaron las técnicas más modernas para el análisis. Dice Andreas Nerlich que “se emplearon escaneos en 3D, que no dañan a las momias, como hacían los antiguos o los rayos X, además de que nos permitieron definir exactamente el daño ocasionado por los traumatismos”.

Otra foto, igualmente inquietante, muestra a la momia llamada Marburg, de un hombre, la que, en principio, hace años, se confundió con la de una mujer (en efecto, parece una mujer, a primera vista). El escaneo del tórax, muestra que padecía tuberculosis, añejo mal que hasta la fecha no se ha podido eliminar – a pesar de tantos “avances” médicos. Otra foto, muestra el escaneo de la cabeza, que exhibe una fractura muy profunda de la parte izquierda de la cara, hundiendo el pómulo. En la última foto, se muestra una sección del tórax, en donde se aprecia la cuchillada que le propinaron al pobre hombre, que le llegó hasta la aorta. Fue el golpe fatal.

El hombre media 1.72 metros, tenía entre 20 y 25 años y probablemente pertenecía a un pueblo de pescadores. Fue enterrado en posición de cuclillas, con objetos para honrar su muerte, probablemente por sus familiares. Pertenecía a la cultura Arica, que se ubicaba en lo que hoy es el norte de Chile. “Sus pulmones se veían dañados, lo que indica que padecía tuberculosis y tenía dientes bien conservados pero desviados. La prueba de radiocarbono, indica que debió vivir entre el 996 y 1147, de nuestra era”.

Los análisis, de acuerdo con Nerlich, evidencian que fue atacado por dos personas, una, por atrás, que le clavó un cuchillo que alcanzó la aorta, lo que le hizo perder de inmediato la consciencia. La otra, por delante, que le propinó varios golpes con un palo o garrote en la cara. “Pudo estar de pie o arrodillado, cuando lo mataron”.

También los científicos analizaron las momias de una mujer y un hombre que se encuentran en el Museo de Arte e Historia de Delmont, en Suiza, que provienen de la región de Arequipa, en lo que hoy es el suroeste de Perú (aquí, es bueno señalar que, como ha sucedido con muchas piezas arqueológicas de culturas antiguas de Mesoamérica, las tienen museos extranjeros y nunca las han querido devolver, como debería de ser).

No están muy seguros los investigadores de su origen, pero por sus vestimentas y los objetos con los que fueron enterrados, es probable que sean de la mencionada región. “Están vestidas las momias con ropas hechas de algodón y cabello de camello”.

También se muestran las fotos de las dos momias. Verlas, produce inquietud, hasta algo de temor, pues están tan bien preservadas, que pareciera que en cualquier momento, podrían mover sus caras. He visto, por ejemplo, a las muy famosas momias de Guanajuato, y es la sensación que producen, como si la vida estuviera contenida allí, también momificada, y deseara salir cuanto antes.

La siguiente foto, muestra el cráneo del hombre, que evidencia múltiples fracturas por todos lados, una, en la sien izquierda, destrozada totalmente. Fueron golpes brutales, que debieron de producirle la muerte casi instantánea. Fragmentos de huesos mezclados con el cerebro disecado, pueden verse en la siguiente foto, de un escaneo hecho desde arriba de la cabeza. Pero no era la primera vez que habían golpeado a ese hombre, pues otra foto muestra que ya le habían dañado nariz y pómulo izquierdo, igual que a la momia del hombre de Marburg (me atrevo a pensar que algún sentido tendría que los golpearan en la parte izquierda de la cara, quizá algo ritual).

Y una última foto, muestra el escaneo de la columna, que está dislocada, debido a una ruda flexión hacia adelante, del cuerpo del hombre.

También se determinó que lo atacaron a golpes, que sufría arterioesclerosis por exceso de calcio (son viejos también esos males, y sin los actuales tratamientos, debieron de ser más dolorosos e incapacitantes) y que debió de tener entre 40 y 60 años al momento de morir. Como señalé, ya tenía una lesión vieja, también por golpes, “que sanó muy mal, deformándole la cara”. Pobre tipo, ni por eso, le perdonaron atacarlo de nuevo, fatalmente esa vez.

Los autores especulan que también la masiva dislocación de la columna, pudo haber sido parte del ataque, “pero reconocen que igualmente pudo deberse a que se le hizo cuando lo enterraron o que cuando los tejidos se encogieron al momificarse, se le produjo esa dislocación. Pero igual que con el hombre de Marburg, no se habría llegado a esas conclusiones, si sólo se hubieran hallado los restos óseos”.

De la mujer, sólo se pudo determinar que murió mucho después que el hombre que la acompaña, “entre 1224 y 1282, de nuestra era. Probablemente fue parte de otro hallazgo que se mezcló con el del hombre. Al analizarla, se hallaron múltiples fracturas, en la quijada, la clavícula derecha, el omóplato izquierdo y en varias costillas, además de que tenía dislocado el hombro derecho. Y tiene insertado un palo en la columna, posiblemente para estabilizar su cuerpo, cuando se transportó a Europa. En este caso, piensan los investigadores que las lesiones se provocaron post-mortem y no pudieron identificar las causas de su muerte”.

En fin, nunca habrían imaginado esos dos hombres y la mujer, que cientos de años más tarde, se pudo determinar que los asesinaron salvajemente – al menos a los hombres.

Pero ya son noticia, aunque, para su fortuna, no salieron en la nota roja de La Prensa.

 

Contacto: studillac@hotmail.com