lunes, 1 de marzo de 2021

Las mezquinas farmacéuticas no quieren compartir la forma de hacer sus vacunas

Las mezquinas farmacéuticas no quieren compartir la forma de hacer sus vacunas

Por Adán Salgado Andrade

 

Durante la pandemia, no todo ha sido un mal negocio. Al contrario, para unas cuantas empresas, les ha caído “de perlas”, como se dice, para incrementar astronómicamente sus ganancias.

Es el caso, por ejemplo, de Amazon, Facebook, Netflix, Apple y Google, empresas tecnológicas que, sea por ventas de productos o servicios en línea – como las clases virtuales de Google –, han resultado insanamente beneficiadas, como Amazon, que está ganando once mil dólares por segundo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/08/el-mezquino-capitalismo-salvaje.html).

Y en esta muy oportuna situación, están las farmacéuticas, las que han desarrollado, en tiempo récord, vacunas para, supuestamente, detener la pandemia.

AstraZeneca, Pfizer y Moderna, principalmente, están teniendo muy buenas ganancias, gracias a la venta de sus vacunas, las que, por fuerza, se están demandando, incluso, mucho más rápido que la capacidad que tienen tales empresas para hacerlas.

Por ejemplo, el CEO de Pfizer, Albert Bourla, vendió en noviembre del año pasado, casi 5.6 millones de dólares de acciones de la empresa, pues subió mucho su valor, gracias a las muy buenas ventas que ese ejecutivo logró de vacunas. Y está feliz (ver: https://www.cnbc.com/2020/11/11/coronavirus-vaccine-pfizer-ceo-sold-5point6-million-of-stock-as-company-announced-positive-data.html).

Las ganancias de tales empresas, son elevadísimas. No por nada, se niegan a compartir las patentes de sus medicamentos o tratan de retrasar que se vuelvan propiedad común.

Tan sólo AstraZeneca, reportó ventas en el 2020, por $25,800 millones de dólares, más o menos lo que nos llegó de divisas de nuestros paisanos que se soban el espinazo en Estados Unidos en ese año (ver: https://www.cnbc.com/2021/02/11/astrazeneca-sales-rise-10percent-in-a-year-dominated-by-the-coronavirus.html).

Muchas, han desarrollado medicamentos para raras enfermedades, como la empresa Vertex, que desarrolla el medicamento Orkambi, el que combate de raíz la enfermedad pulmonar llamada fibrosis cística, un mal crónico degenerativo que va inhabilitando a los pulmones. No tenía cura hasta que Vertex lo sacó al mercado, al prohibitivo precio, para casi todos los enfermos, de £105 mil libras esterlinas anuales, casi $137 mil dólares ($2,510,000 pesos). ¡Absurdo! Sólo los ricos enfermos de eso, la adquirirán (ver: https://www.theguardian.com/society/2019/feb/10/vertex-revenue-hike-orkambi-drug-nhs).

Por ello, en el año del 2019, fueron llamadas varias de las farmacéuticas estadounidenses, ante el Congreso, para que explicaran porqué daban tan caras sus medicinas si, incluso, muchas son subvencionadas con dinero de los impuestos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/04/medicinas-caras-y-medicinas-falsas.html).

Otras, son tan mezquinas, que sólo buscan sus ganancias, a cualquier costo, incluso, aunque vuelvan adictos a los enfermos a una droga que no los cura, pero que los engancha. Eso, lo hizo la desaparecida empresa Insys, que hacía una droga, OxyContin, con opiáceos, para “aliviar” dolores intensos, como los que ocasiona el cáncer. Las dosis, se iban subiendo, hasta que, en varios casos, resultaron mortales, pues equivalieron a sobredosis. Pero la empresa siguió, hasta que las autoridades sanitarias, se dieron cuenta de la inmoralidad del esquema y su dueño, el hindú-estadounidense John Kapoor, fue finalmente encarcelado (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/07/insys-y-su-produccion-legal-de-drogas.html).

Esa mezquindad, se está dando actualmente con las vacunas contra el Covid-19, a las que los países más pobres, no tienen acceso, por sus costos y la falta de recursos para adquirirlas.

Están exigiendo esos países y hasta la misma ONU, que compartan sus fórmulas, para elaborarlas, pero aquéllas se niegan, diciendo que “eso, afectaría mucho nuestra propiedad intelectual y nuestras ganancias”.

Esa batalla ética, es la que expone el artículo de la agencia Associated Press, titulado “Países urgen a las farmacéuticas a compartir el cómo elaborar las vacunas”, firmado por Maria Cheng y Lori Hinnant (ver: https://apnews.com/article/drug-companies-called-share-vaccine-info-22d92afbc3ea9ed519be007f8887bcf6).

Abren el artículo, varias fotos, en donde se muestra un muy moderno laboratorio, ubicado en Dhaka, Bangladesh, perfectamente equipado para hacer todo tipo de vacunas. Pero el dueño, lamenta que las mezquinas aludidas farmacéuticas, no deseen compartir sus fórmulas. “Aquí, podríamos hacer esas vacunas, mucho más baratas, tan necesarias para nuestro país, que es muy pobre y no puede adquirirlas fácilmente”. Todo ese equipo fue importado de Alemania y es carísimo, agrega el citado dueño. Con él, ya hacen vacunas contra la hepatitis, influenza, meningitis, rabia, tétanos y sarampión.

Y es allí, cuando se ve la fuerte dependencia del los países pobres y subdesarrollados – incluido México, que no pudo elaborar tampoco un vacuna, por la falta de avances científicos y tecnológicos –, cuyas economías y “desarrollo”, están regulados por los países dominantes, quienes usan su tecnología de punta como una forma, también, de dominación.

Se está viendo en la forma tan dispareja en que se están vendiendo y distribuyendo las vacunas disponibles – ya varias, pues por los adelantos médicos, ya es más ágil la investigación para hacerlas –, que las están acaparando, justamente, los países a los que pertenecen tales empresas.

Y en cuanto a que compartieran sus “secretos”, al respecto, el citado Alberto Bourla, CEO de Pfizer, dijo que era “absurdo y hasta peligroso”.

Le preguntaría a ese mezquino CEO, ¿por qué absurdo y hasta peligroso? ¿Sería peligroso salvar muchos más millones de vidas compartiendo sus fórmulas?

Y en el mismos sentido, se han pronunciado las otras farmacéuticas, que no soltarán, por nada, sus secretos. “Quizá hasta que esto amaine”, dijo Moderna. O sea, hasta que pase la pandemia, ya cuando hayan ganado cientos de miles de millones de dólares o euros o la divisa que sea

Sus críticos dicen que, incluso, emplearon dinero público, de los impuestos, para desarrollar la investigación y fabricar esas vacunas. Así que es un deber moral, ético, que compartan sus “secretos”, pues no son tiempos normales. Su mezquindad, tendría que hacerse a un lado, pues, como mencioné, nunca han sido reguladas.

Abdul Muktadir, dueño del mencionado laboratorio en Bangladesh, dice que si se compartiera la forma de hacerlas, “hasta se elaborarían más rápidamente, evitaríamos millones de muertes innecesarias”.

Pero no lo harán. Quieren todo el negocio enteramente para ellas. Y si una sola fuera la que hubiera creado una vacuna, ni así compartiría su fórmula.

Vean, pues, que para el capitalismo oportunista salvaje, no es primordial satisfacer una necesidad humana. Sólo lo hará, si eso es un negocio.

Si sólo hubieran enfermado unos cientos de personas por la pandemia, estén seguros que no se habrían desarrollado vacunas, pues no sería “costeable”.

Hay males, como la enfermedad del sueño, ocasionada por el piquete de la mosca tse-tsé, que es muy frecuente en países africanos, de entre los más pobres del planeta. Para esa enfermedad, no hay medicamentos, pues, como es de los pobres, las farmacéuticas, no están interesadas, pues no tendrían demanda. Los doctores de esos países, como en la República Democrática del Congo, tuvieron que usar una medicina descontinuada, el netopremazol, la que, por fortuna, pudo combatir la enfermedad. Tuvieron que encargarla a laboratorios locales, que retomaron la fórmula, de dominio público ya, para elaborarla. Y sólo así, pudieron curar a los enfermos del sueño.

Repito, como la pandemia ha enfermado a decenas de millones, además de que se requiere inocular, prácticamente, a los 7,600 de millones de humanos, vislumbraron las farmacéuticas el gran negocio que tenían entre las manos.

Han de lamentar que su respectiva vacuna, no es la única, pues, de lo contrario, sus ganancias serían más inmoralmente altas.

Y han de desear que el virus no mute tan rápido, para que sigan siendo “efectivas” sus vacunas. Con eso de que virus y bacterias cambian rápidamente, nos han ganado la carrera en muchas enfermedades (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/12/la-fortalecedora-evolucion-de-bacterias.html).

Así que, adelante, que la pandemia dure lo que tenga que durar.

Y que se convenza a todo el mundo, de que si no se vacunan, podrían morir.

Como ven, es una excelente, oportuna forma de control social y de obtener millonarias ganancias.

 

Contacto: studillac@hotmail.com