La fortalecedora evolución de bacterias y virus
Por Adán Salgado Andrade
En mis juveniles
tiempos, por allá de los 1980’s, un buen amigo decía que cuando se adquiría una
enfermedad de transmisión sexual, como una sífilis o una gonorrea, bastaba con inyectarse
“un millón de unidades de penicilina” para curarse la infección.
No ahora, pues, a la
par de muchos “avances” tecnológicos y médicos que hemos tenido, las bacterias
y los virus responsables de muchas enfermedades que desde hace siglos hemos
padecido – o nuevas, como el SIDA –, han ido evolucionando y, muy pronto, ya
nada las matará, pues han creado una súper resistencia, no sólo a antibióticos,
sino a desinfectantes como el cloro.
Se trata de las
súperbacterias y los súpervirus, que también por equivocados hábitos nuestros,
han estado adaptándose y sobreviviendo ya a casi todo lo que, pensábamos, nos
haría deshacernos de ellos.
Antes de que el
científico escocés Alexander Fleming (1881-1955) descubriera la penicilina en
1928, no existían tratamientos efectivos contra enfermedades como la neumonía,
gonorrea o fiebre reumática, por ejemplo. Pero a partir de su invención, otros
científicos y compañías fueron creando nuevos antibióticos, más potentes y de
mayor espectro. En 1940, al calor de tantos avances, varios doctores se
aventuraron a decir que la humanidad estaba en posición de extinguir muchas
enfermedades milenarias. Sin embargo, a casi cien años de la gran aportación de
Fleming, no sólo no han desaparecido enfermedades como tuberculosis, sífilis,
gonorrea y otras más, sino que hasta se han fortalecido. Bacterias como la Clostridium difficile – que ocasiona
diarrea severa en gente mayor o en enfermos graves –, Enterobacteriaceae – que habita el tracto digestivo, pero puede
invadir otras partes del cuerpo, como las vías urinarias y provocar severas
infecciones – y Neisseria gonorrhoeae –
la causante de la gonorrea, de la cual, en el 2016, la Organización mundial de
la salud dice que pronto no habrá tratamiento, como veremos adelante –, ya son súperbacterias
y siguen, para nuestra desgracia, avanzando.
No sólo eso, sino que
científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington
descubrieron cepas de bacterias de la tierra que ¡se alimentan de antibióticos!
Sí, increíble (ver: https://www.zmescience.com/science/antibiotic-resistance-eating-bacteria-43242/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+zmescience+%28ZME+Science%29&utm_content=Yahoo%21+Mail).
Por desgracia, somos
los causantes, pues en la actualidad, con tanto antibiótico que se emplea,
sobre todo en la crianza industrial de animales, como pollos, vacas, marranos,
a los que se les administran antibióticos sin control alguno, se provoca
contaminación en tierras y aguas, cuando se tiran los desechos del
procesamiento de tales animales (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2010/08/fabricas-de-animales-enfermedades-en_01.html).
También, nuestra propia
ingesta por años de antibióticos, las más de las veces innecesariamente, contamina
las aguas residuales y aunque sean tratadas y purificadas, se han hallado restos
de antibióticos y otros medicamentos. Así que también, involuntariamente, los ingerimos
(ver: https://www.who.int/water_sanitation_health/publications/2011/pharmaceuticals_20110601.pdf).
Y por tantos años de
estar contaminando tierras y aguas con desechos que contienen antibióticos, las
bacterias que habitan esos polucionados sitios, se han “familiarizado” y ya se
los comen, como si nada. A esos espeluznantes niveles de evolución han llegado
esos adaptables microorganismos.
No sólo bacterias
dentro de nuestro organismo se han fortalecido – como MRSA, el estafilococo que
ya resiste casi todos los antibióticos –, sino que, incluso, una muy común que habita
la piel, el Staphylococcus epidermis,
es responsable de infecciones, muchas mortales, cuando a personas portadoras
las operan, como previenen investigadores del Milner Center for Evolution, de la Universidad de Bath, de
Inglaterra.
Los investigadores
recomendaron que antes de que una operación, por ejemplo de cadera, de rodilla
o fractura, se realice, se debe de analizar el tipo de bacteria de la piel que
tenga el paciente, pues si es de la variante mencionada, la infección provocada
puede ser fatal, si no se tiene la adecuada higiene. Señalan que tan sólo en
Inglaterra, un tercio de los pacientes operados por cualquier situación
fallecen justo por incontrolables infecciones. Hay 61 genes, indican, de esas
bacterias que permiten que aquéllas invadan el torrente sanguíneo, evadan la
respuesta inmune del huésped y hagan la superficie de la célula invadida
pegajosa, de tal manera que forman biofilmes
que las hacen resistentes a cualquier antibiótico. Otro muy terrible dato (ver:
https://www.zmescience.com/science/staph-epidermis-resistance-2653612434/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+zmescience+%28ZME+Science%29&utm_content=Yahoo%21+Mail).
Me referí antes, que
también las centenarias enfermedades de transmisión sexual, que ya se creían
casi extintas o que se controlaban “fácilmente” con una dosis de penicilina,
también han evolucionado, como sucede ya en Estados Unidos (EU). Y no me
refiero al SIDA – incontrolable aún –, sino a la gonorrea, la sífilis y la
clamidia. Recientemente, el Centro Para la Prevención y Control de Enfermedades
(CDC) declaró que tales males han crecido a sus niveles más altos en sólo una
década, sobre todo la gonorrea, que ya es resistente a todas las generaciones
de antibióticos que solían controlarla.
Por eso la noticia de
que una empresa biotecnológica, llamada Entasis, estaba en la fase dos de
prueba del medicamento zoliflodacina,
el cual “curará”, asegura dicha empresa, la gonorrea en una sola toma, resultó,
lo menos, esperanzador. La droga todavía tiene que pasar por la fase tres,
antes de que sea aprobada por la FDA, el organismo estadounidense que da el
visto bueno a nuevos alimentos y medicinas, además de probarse en humanos. Pero
si no resulta efectiva, muchos se preguntan qué
podrá hacerse para controlar el desmedido crecimiento de la gonorrea. Y si
resulta efectiva, habrá el problema adicional de que costará muchísimo más que
los viejos, “baratos”, ya inútiles tratamientos,
indican los expertos.
Particularmente en EU,
el problema se debe a que desde hace años se bajó el presupuesto dedicado a las
clínicas que tratan específicamente tales enfermedades, pues se pensaba que los
medicamentos baratos servirían para toda la vida, pero no ha sido así. En el
caso de la gonorrea, hace diez años, se comprobó, comenzó a ser resistente a
los antibióticos. Todavía la pudieron combatir un tiempo empleando pastillas o
inyecciones de cefalosporina, reforzadas días más tarde con un antibiótico
oral, la azitromicina. Sin embargo, ese doble tratamiento afectó la antigua práctica,
que cuando se detectaba la enfermedad en una persona, se podía combatir con un
solo medicamento. Ésta, le llevaba a su pareja sexual el antibiótico, que era
en pastillas, y con eso se aseguraba que tal pareja también se curara. Pero
cuando un solo medicamento no fue suficiente y se empleó el doble mencionado, inyección
más pastillas, ya no se pudo administrar a la pareja de la persona enferma,
porque en EU un civil no puede inyectar, sólo personal médico (eso, sí, que es
muy atrasado).
Esa situación dejó a
muchos sin tratamientos y si tenían la gonorrea, ésta se fue haciendo más
fuerte. No sólo eso, sino que por la reducción en presupuestos, tampoco se
hacían las pruebas que detectaran qué tipo de gonorrea era la que se estaba
atacando. Así, si era del tipo resistente, con la administración de esos
antibióticos, que ni cosquillas le hacían, se reforzó mucho más.
Pero ya ni esa terapia
funciona. En Inglaterra, se están dando casos así y en EU, se espera un
inesperado, aun mayor, crecimiento de la súper gonorrea.
La sífilis y la
clamidia, como menciono arriba, también están creciendo demasiado y
desarrollando resistencia precoz a los antibióticos. Esto se ve porque los
niños que nacen con intratable sífilis, han alcanzado una cifra sin precedente
desde 1997, así como las personas afectadas, en estados como Texas, California
y Georgia (ver: https://www.wired.com/story/gonorrhea-syphilis-easy-std-treatment-is-over/?CNDID=32248190&CNDID=32248190&bxid=MjM5NjgxMDQ2MjQ0S0&hasha=710e2640ceccb95884594f5b77687780&hashb=652a426c407c58c9511f22771978171dce1aef11&mbid=nl_112818_daily_list1_p3&utm_brand=wired&utm_mailing=WIRED%20NL%20112818%20(1)&utm_medium=email&utm_source=nl).
Para empeorar más las
cosas, ya hay plagas de animales portadores de súper bacterias. Es el caso de
ratones de edificios de Nueva York, que fueron atrapados y estudiados y que, al
decir de los investigadores, portan enfermedades incluso peores que las que
acarrean ratas.
Los investigadores
analizaron las heces de 400 ratones y se halló que portaban peligrosas
bacterias, que pueden poner en peligro la vida, tales como Shigella, Salmonella, Clostridium difficile y E. coli. Lo peor es
que varias cepas de esas bacterias ¡ya son resistentes a los antibióticos! Y
como los ratones son más comunes y escurridizos que las ratas, andan en todos
lados, en casas, penthouses, bodegas, tiendas departamentales, estudios… y ni
siquiera los gatos que se sueltan para que los controlen, sirven, pues se ha
comprobado que muchos felinos, ni siquiera se preocupan en perseguirlos
(¿sabrán que portan súper bacterias?).
Justamente las heces de
los ratones contaminan muchos de los alimentos que se ingieren en EU – aparte de
los que, de por sí, están contaminados de origen, como la carne de pollo, por
la insalubridad con que se maneja en la granjas productoras –, en donde, tan
solo enfermos con infecciones de salmonella, se dan 1.4 millones al año, de los
que 15,000, ameritan hospitalización y 400 de los hospitalizados mueren.
No sólo eso, que es ya,
de por sí, terrible, sino que el citado estudio halló 36 distintos tipos de
virus, ¡seis de los cuales son totalmente nuevos para la ciencia. Por fortuna,
aseguran los investigadores, ninguno de los virus identificados infectan a los
humanos – hasta ahora. Pero identificaron secuencias genéticas de virus que
infectan a perros, pollos y marranos. Es decir, que son virus que han mutado y
han podido invadir distintas especies. Es cuestión de tiempo que una de esas
mutaciones pueda invadir a los humanos y ¡a saber qué enfermedades puedan
transmitir! Así que se deben atacar los ratones, no sólo porque puedan comerse
los alimentos que ingerimos, sino porque pueden ser fuente de enfermedades
contagiosas ya incurables (ver: https://www.zmescience.com/medicine/mice-antibiotic-resistant-bacteria-043242/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+zmescience+%28ZME+Science%29&utm_content=Yahoo%21+Mail).
Hay que tomar también
en cuenta, que el cambio climático, debido a la depredación humana que está
destruyendo al planeta, contribuye también a esparcir enfermedades contagiosas
como las mencionadas. Contaminación ambiental, combinada con ondas de calor o
de frío incrementan los efectos de enfermedades respiratorias como la influenza
o la gripe. Actualmente, cuando enfermamos de la mencionada gripe, que hace
años era de fácil cura, con tés o simplemente guardando reposo, ahora dura
mucho tiempo y es más difícil de curar, llevando incluso a complicaciones en
pacientes, como niños o de la tercera edad, a los que les ocasiona neumonías o
bronquitis agudas, que pueden ser mortales.
Van en aumento los
millones de personas afectadas por males respiratorios agudos en todo el mundo.
Nada menos que en Inglaterra han incrementado las enfermedades pulmonares, pero
no hay suficientes doctores, ni hospitales para atender a tanta gente. Tan solo
el año pasado se dieron 913,646 casos, y se gastaron 11000 millones de libras
en atenderlos (ver: https://www.theguardian.com/society/2018/dec/09/steep-rise-lung-related-illness-hospitals-nhs?utm_term=RWRpdG9yaWFsX0d1YXJkaWFuVG9kYXlVS19XZWVrZW5kLTE4MTIwOQ%3D%3D&utm_source=esp&utm_medium=Email&utm_campaign=GuardianTodayUK&CMP=GTUK_email).
Y ni se diga de las
enfermedades que atacan principalmente y en demasía a la población de países pobres,
sobre todo, africanos. Males virales como el ébola, el zika, chikungunya,
transmitidos por mosquitos, provocan cada vez más frecuentemente epidemias y
pandemias, las cuales lleva más tiempo controlar cada que se manifiestan.
El ébola, por ejemplo,
ahorita está creando una incontrolable epidemia en la República Democrática del
Congo. Además, las precarias o nulas medidas sanitarias, contribuyen a ampliar
los contagios. Y a pesar de que se están empleando varios medicamentos, con tal
de combatir a la enfermedad y que no se siga expandiendo, no se han tenido los
esperados resultados. La farmacéutica Merck creó una vacuna, que, aún sin gran
experimentación en humanos, dada la gravedad de la situación, ya se está
empleando. Y aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha vacunado a
50,000 congoleses con aquélla, no se obtuvieron las expectativas originales de
que esa acción habría detenido la expansión de la epidemia, pues nuevos casos
surgen en otras poblaciones (ver: https://www.wired.com/story/the-drc-ebola-outbreak-is-an-end-of-year-nightmare/?CNDID=32248190&CNDID=32248190&bxid=MjM5NjgxMDQ2MjQ0S0&hasha=710e2640ceccb95884594f5b77687780&hashb=652a426c407c58c9511f22771978171dce1aef11&mbid=nl_122118_daily_list1_p2&utm_brand=wired&utm_mailing=WIRED%20NL%20122118%20(1)&utm_medium=email&utm_source=nl).
Además, por el
calentamiento global, tales enfermedades se están extendiendo a países que,
antes, ni siquiera se habría pensado que podrían afectarse.
Y por si no fuera
suficientemente aterrador lo mencionado, están surgiendo más enfermedades
“nuevas”, como la mielitis flácida aguda (AFM, acute flaccid myelitis), que la OMS ha bautizado como la
“Enfermedad X”. Se trata de un mal parecido a la poliomielitis, que tan sólo en
EU ha afectado a casi 500 personas, desde que en el 2014 se detectó y llegó a
su cúspide. Las víctimas son principalmente niños, los que siguen una forma
similar de enfermarse. Primero, adquieren un mal ligero, que pareciera una
gripa. Luego, se recuperan, pero, en seguida, desarrollan debilidad paralizante
en uno de sus miembros, sean brazos o piernas. No sólo eso, también desarrollan
parálisis en la columna, la que corresponde con el área en donde uno de los
miembros se paralizó. La garganta también es afectada y presentan problemas de
deglución. Y es un mal que perdura, casi incurable. Al menos, uno de los niños
que se enfermó de eso, desde el 2014, no ha recuperado la movilidad de sus
miembros.
Por otro lado, se
pensaba que sería provocado por un virus en particular. En los primeros casos,
se identificó al responsable como el EV-D68, pero en el 2018, muchos casos se
atribuyeron al EV-D71, en tanto que muchos de los enfermos ni siquiera tienen
virus. Los mencionados virus se relacionan muy distantemente con la polio, pero
en ningún paciente se ha hallado el virus de la polio. O sea, es una enfermedad
que ni siquiera se sabe qué la provoca. Quizá sea debida por tanta depredación
y contaminación que hemos ocasionado. Probablemente el virus sea el VDC, virus de la depredación y contaminación
(ver: https://www.wired.com/story/new-disease-next-global-epidemic/?CNDID=32248190&CNDID=32248190&bxid=MjM5NjgxMDQ2MjQ0S0&hasha=710e2640ceccb95884594f5b77687780&hashb=652a426c407c58c9511f22771978171dce1aef11&mbid=nl_121818_daily_list1_p4&utm_brand=wired&utm_mailing=WIRED%20NL%20121818%20(1)&utm_medium=email&utm_source=nl).
La novela “La guerra de
dos mundos” (1897), del escritor inglés Herbert George Wells (1866-1846),
plantea el enfrentamiento entre humanos e inteligentísimos alienígenas, a los
que ni las armas nucleares (ya, Wells, visionariamente, mencionaba artefactos
nucleares) pudieron destruir. Pero cuando comenzaron a aterrizar en el planeta,
tan pronto salían de sus naves, en pocos segundos, los extraterrestres caían
muertos. Posteriores autopsias determinaron que esos alienígenas no pudieron
soportar el ataque de los microorganismos terrícolas, fueran bacterias o virus.
También Wells pudo
haber previsto y escrito una novela en donde la guerra fuera entre humanos
enfrentados a súper virus y súper bacterias.
Y el apocalíptico
final, todos los humanos exterminados por tales microscópicos seres.
Contacto: studillac@hotmail.com