viernes, 18 de diciembre de 2020

En el 2020, los eventos climáticos extremos, superaron los de años anteriores

 

En el 2020, los eventos climáticos extremos, superaron los de años anteriores

por Adán Salgado Andrade

 

El 2020, ha sido un año, no sólo de una pandemia – ocasionada por un evolucionado coronavirus, que ha ocasionado estragos en la salud y la economía planetaria –, sino de eventos climáticos extremos, provocados por el calentamiento global, producto de tanta contaminación y depredación ambiental, que han superado los récords (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/01/depredacion-ambiental-planetaria-accion.html).

Es lo que comenta el artículo de la agencia Associated Press, titulado “El tormentoso, fiero año, cuando los desastres climáticos no pararían”, firmado por Seth Borenstein (ver: https://apnews.com/article/pandemics-wildfires-climate-change-floods-arctic-18b9a80f52d81adf64e36b55d73ab728).

El artículo, abre con una serie de fotos, que muestran incendios forestales, inundaciones, sus efectos, como casas totalmente destruidas, carros cubiertos casi completamente de agua, sequías, desiertos que experimentaron temperaturas de casi 55º centígrados (como en el Valle de la Muerte, en California), tormentas eléctricas, que ocasionaron incendios, una imagen mostrando los 30 huracanes que se generaron en el océano Atlántico, para los que no alcanzaron las letras del abecedario para nombrarlos – y tuvieron que recurrir los meteorólogos al abecedario griego para hacerlo –, pues se agregaron las tormentas tropicales, presas desbordadas – en México, tres hidroeléctricas del sureste, se desbordaron y causaron fuertes inundaciones en Tabasco, Chiapas y Veracruz – y más calles inundadas, en China, con rescatistas viajando en botes inflables, para rescatar a sobrevivientes o a cuerpos.

Sí, pareciera que el planeta, cansado de tanta inconsciencia depredadora y contaminadora, nos quiso dar una lección, no sólo con la pandemia, de que respetemos los pocos hábitats naturales que quedan, sino con sequías, inundaciones, potentes huracanes e intensos fuegos forestales, lo que ya se está convirtiendo, también, en una “nueva normalidad climática”. Por ejemplo, los incendios forestales, hasta están siendo clasificados, debido a que cada uno forma su propio, digamos, “ecosistema” incendiario, como los de Australia, del año 2019 o los del 2020, de Estados Unidos, en California (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/09/la-era-de-los-mega-incendios-forestales.html).

“Con la mayoría de nombres de tormentas del Atlántico, la mayor área de incendios forestales que se haya dado en California, mortales inundaciones en Asia y África y un Ártico caliente y que se derrite, el 2020, fue más que un año desastroso por la pandemia. Fue un año de desastres – y de cambio climático debido a la quema de petróleo, carbón y gas natural, factores señalados por los científicos que contribuyen a eso”, dice Borenstein.

Estados Unidos, superó los daños ocasionados por tormentas tropicales y huracanes, estimándose en al menos $20,000 millones de dólares. Sólo tres estados, Alaska, Dakota del norte y Hawái, se salvaron de algún tipo de daño, ocasionado por uno de tales extremos climáticos. Pero aun así, el nefasto, saliente Donald Trump, fue negacionista del cambio climático y durante su nefasta, mafiosa administración, hizo cosas que han contribuido a incrementar la contaminación y destrucción ambientales debidas a Estados Unidos.

Como señalé antes, tanto superaron las letras del abecedario las tormentas y huracanes, que “los meteorólogos, están reconsiderando una nueva forma de nombrarlos”. “Diez de tales tormentas, rápidamente se intensificaron, haciéndolos más peligrosos. Una docena, tocaron tierra en Estados Unidos, fácilmente rompiendo el récord anterior de nueve. Y Luisiana, fue golpeada por cinco distintos. En cierto momento, la Cruz Roja Estadounidense, tuvo 60 hoteles en Nueva Orleans, totalmente llenos con refugiados”.

Sí, a Luisiana, le sucedió como a Tabasco, que fue atacado por varios huracanes y sufrió consecutivas, destructivas inundaciones.

En el caso del megaincendio en California, una megasequía de 20 años, provocó vastos incendios, los cuales quemaron 16,907 kilómetros cuadrados de bosques, “doblando el área quemada en el 2019”. “Cinco de los seis mayores incendios en la historia de California, se han dado en el 2020. Oregón y Colorado, también tuvieron fuertes incendios forestales, en los cuales, más de diez mil construcciones fueron destruidas o dañadas severamente y al menos 41 personas murieron. Entre incendios y huracanes, la Cruz Roja estadounidense, proveyó un récord de 1.3 millones de noches de alojamiento para estadounidenses damnificados, cuatro veces más el promedio anual de la década previa. Desde abril, sucedió un desastre mayor en el país, cada cinco días ”.

Inger Andersen, director del programa para el Medio Ambiente de la ONU, dice que “la Naturaleza, nos está enviando un mensaje. A donde sea que usted vaya, cualquier continente, vemos a la Naturaleza golpeándonos. El más caliente de tres años seguidos. Las altas temperaturas del Ártico, los fuegos, etc. etc.”

Dice Borenstein que “en todo el planeta, más de 220 desastres climáticos, dañaron a más de 70 millones de personas y ocasionaron más de 69,000 millones de dólares en daños. Más de 7,500 personas murieron, de acuerdo con cifras preliminares contabilizadas por el centro para la investigación de desastres de la Universidad Católica de Louvain, de Bélgica. De esos desastres, del 85% al 90%, se deben al cambio climático”.

La mayor parte de tales desastres, se han debido a las fuertes inundaciones, las cuales han sido una constante en casi todos aquéllos.

En India, “las inundaciones, mataron a 1,900 personas y afectaron a 17 millones, en junio. En Nepal, Pakistán y Afganistán y, de nuevo, en India, inundaciones y deslizamientos de tierras, mataron a, por lo menos, 1,250 personas. En África, las inundaciones mataron a 600 habitantes. Y el desbordamiento del río Yangtze y de la presa Tres Gargantas, en China, dejaron 279 muertos y daños por 15,000 millones de dólares”. De hecho, existe gran preocupación por esa enorme presa, la cual se construyó, como todo lo que hace China, más por consideraciones de monumentalismo, que de ecología. Los crecientes caudales del río Yangtze y sus desbordamientos, están provocando movimientos diferenciales en la cortina de esa gigantesca presa, que la llevan más y más a un, no muy lejano, colapso, lo que sería fatal para cientos de miles de personas, ciudades y tierras de cultivo, que quedarían sepultadas bajo cientos de millones de metros cúbicos de agua (ver: https://www.heritage.org/asia/commentary/what-the-potential-crisis-the-yangtze-means-china-and-the-world).

Vietnam fue afectado por 261 centímetros de lluvia en octubre. Y también se registraron temperaturas extremas en Siberia, con ¡38º centígrados!, que hasta ocasionaron incendios forestales intensos en una región que, en mejores pasadas épocas, era muy fría y cubierta de nieve ¡todo el año! (ver: https://earther.gizmodo.com/we-should-probably-talk-about-the-huge-wildfires-in-sib-1843205527).

En el Ártico, se han registrado ya temperaturas de ¡26º centígrados! Es decir, hasta con camiseta ligera podría estarse allí (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/05/el-artico-ya-presenta-temperaturas-de.html).

El mar ártico, se redujo a su segundo más bajo nivel del que se tenga recuento y se descongeló en poco tiempo.

“El ritmo de desastres es notorio que se incrementa. La citada Universidad Católica de Louvain, calculó que de 1980 a 1999, el mundo tuvo 4,212 desastres climáticos, los que afectaron a 3,250 millones de personas y costaron $1.63 billones de dólares ($1.63 millones de millones de dólares), ajustados a la inflación. Pero del 2000 al 2019, esas cifras saltaron a 7,348 desastres, 4,030 millones de personas afectadas y $2.97 billones de dólares en daños”. Es decir, que en la década del 2000-2019, los desastres se incrementaron casi en 75%, afectaron a una cuarta parte más de personas y los daños monetarios, crecieron en un 82%. Es evidente que se manifiesta cada vez más, tanta depredación y contaminación, en el incremento de eventos extremos, cada vez más frecuentes e intensos. Si eso sucede ahora, ni imaginar qué pasará entre el 2020 y 2050.

De hecho, expertos han señalado que en Estados Unidos, los desastres climáticos “ya son una condición crónica. Y los incendios, por ejemplo, han empeorado, justo por las sequías y el calor”.

Y yo diría que todo el planeta sufre una crónica condición por desastres climáticos. A pesar de ello, realmente nada se está haciendo, en firme, para disminuir la depredación y contaminación que los ocasionan.

Ningún experto climático, habría esperado 30 huracanes en un año, señala Borenstein.

Y quizá, ni siquiera, puedan pronosticar todos los desconocidos, aún, devastadores efectos que están por venir, que se agregarán a los ya existentes.

Seguirá la venganza planetaria.

 

Contacto: studillac@hotmail.com