lunes, 30 de noviembre de 2020

Guerra en Etiopía, por conflicto entre mafias en el poder

 

Guerra en Etiopía, por conflicto entre mafias en el poder

Por Adán Salgado Andrade

 

Las guerras son promovidas por intereses económicos, disfrazados de todo tipo de “excusas”, como soberanía territorial, superioridad racial, enemistades, feudos de poder… y toda clase de situaciones. Muchas de ellas, absurdas. Y quien paga al final esas guerras, hasta con sus vidas, involuntariamente, es la población civil. Ahora, en las guerras, el 90 por ciento de víctimas, son indefensos habitantes, en tanto que 10 por ciento, son militares (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2007/11/video-de-adn-salgado-en-tv-de-mente-con.html).

Y a esos muertos, les llaman “daños colaterales”, pues son, desafortunadamente, inevitables.

Por ejemplo, Yemen, es un país árabe, asediado desde hace años por un movimiento separatista, liderado por el movimiento Houthi. La guerra civil, se da entre las tropas del “gobierno legítimo”, reconocido internacionalmente y los rebeldes Houthis (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Houthi_movement).

Pues bien, Estado Unidos, intervencionista, como siempre, ha atacado con drones a supuestos “grupos rebeldes” de Houthis, que han matado, no a separatistas, sino a civiles inocentes (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/05/estados-unidos-asesina-civiles.html).

Y así sucede con las guerras actuales, las que se hacen a “control remoto”, con drones, que son aviones robots, no tripulados, equipados con ametralladoras y misiles. Las batallas, por tanto, se dan con mínima o ninguna intervención, cuerpo a cuerpo, de soldados.

Claro que, además, son las guerras un excelente negocio para los fabricantes de la muerte, o sea, los armeros, que hacen todo tipo de armas, desde rifles, pistolas, pasando por aviones, tanques y, el extremo, los que hacen bombas termonucleares. Esas aberraciones tecnológicas, pueden borrar del planeta toda forma de vida y su hábitats. Basta apretar botones y se activarían cientos de ojivas, las cuales, en segundos, cumplirían con su mortífera acción (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/10/el-sovietico-que-salvo-al-mundo-de-uno.html).

Cada año, se hacen ferias de armas, en donde se ofrece lo “último en tecnología” bélica, para que los países interesados, se armen hasta los dientes y puedan “derrotar” a otros, cuando se enfrasquen en un nuevo conflicto militar, por cualquier pretexto, pero, como señalé arriba, subyacerá lo económico (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2011/12/ferias-de-armas-exhibicion-de-fuerza-de.html).

Y todo el tiempo hay conflictos. Por ejemplo, recientemente, se produjo una guerra entre Armenia y Azerbaiyán, por el territorio de Nagorno-Karabakh, que está dentro de Azerbaiyán, pero que, desde hace años, ha tratado de “independizarse”, apoyado por Armenia. Son frecuentes las reactivaciones de ese viejo conflicto. Los civiles, como siempre, fueron los más afectados, pues, sin importar la presente pandemia, sus mafiosos “gobernantes” se entrecruzaron en otro aventurerismo militar contra Azerbaiyán. Y la pobre gente, buscó refugio en donde pudo, sin importar que se pudieran contagiar, debido a que se hacinaron en apretujados sótanos y otras improvisadas instalaciones. Por un “acuerdo” entre Armenia y Rusia, recientemente se puso fin al conflicto (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/10/guerra-y-pandemia.html).

Pero ya surgió otra guerra. Esta vez, en Etiopía, populoso país africano, cuyo principal producto de exportación es el café, pues es mayoritariamente agrícola, en un 80%. Y, por años, las distintas mafias en el poder que han ejercido el control, se han enfrentado entre sí. Y también, ha tenido enfrentamientos territoriales con Eritrea (ver: https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/et.html).

En abril del 2018, Abiy Ahmed Ali, ascendió al cargo de primer ministro de Etiopía. Por haber terminado con el largo conflicto territorial histórico con Eritrea, le concedieron el Premio Nobel de la Paz en el año 2019. Pero debieron de haberse arrepentido los que se lo dieron, pues, actualmente, en otro conflicto étnico, de los tantos que ha enfrentado Ahmed Ali, se está confrontando con el TPLF (Tigray People Liberation Front), el frente muy armado, que domina al estado de Tigray, al norte de Etiopía.

Tanto Ahmed Ali, así como los desafiantes líderes del TPLF, alegan ser los “verdaderos” gobernantes de Etiopía y, desde el 4 de noviembre, cuando, supuestamente, el TPLF atacó una base militar oficial, se declararon la guerra.

Y, desde ese día, el conflicto ha incidido en la población civil, la que ha debido de huir, pues Ahmed Ali ha puesto un ultimátum para que el TPLF se rinda o “el ataque será con todo”.

El drama humano, lo muestran dos artículos de la agencia Associated Press. El primero, titulado “ ’Sólo corrimos’: etíopes que huyen de la guerra, encuentran poco alivio”, firmado por Fay Abuelgasim y Nariman El-Mofty, el que comienza con dramáticas fotos de los pobladores de Tigray, que han huido, debido a la guerra (ver: https://apnews.com/article/international-news-ap-top-news-sudan-middle-east-coronavirus-pandemic-f1859f205c12a4bbd9ca63ffcca24269).

En la primera imagen, refugiados etíopes, están haciendo una larga fila para conseguir una insuficiente ración de arroz, repartida por voluntarios de Sudán, país al que huyeron, sólo con la ropa que tenían puesta. En la segunda, se ve a Lemlem Haylo, chica de 25 años, quien carga a su hijo de sólo un mes de nacido. Se ven las “viviendas” en donde habitan, improvisadas mantas, atadas a montones de carrizos secos, sin agua, sin luz, sin drenaje. La siguiente foto, ofrece una panorámica de en dónde se encuentra ese campo de refugiados, en una zona rural, árida, con improvisadas carpas levantadas en donde se hacinan los refugiados. La cuarta, muestra a Terhas Tsfa, también de 25 años, quien dio a luz en una calle, mientras huía de la guerra en Tigray. Sostiene a su recién nacido, quien tendrá un aún más incierto futuro. Su primer baño lo tuvo en un charco de agua. En la quinta foto, Blaines Alfao, refugiada amhara, con ocho meses de embarazo, muestra su rostro sin esperanza, quizá pensando en qué será de su hijo cuando nazca.

Y así ha pasado con mucha gente, más de 40,000 hasta el momento, quienes, con tal de salvar sus vidas, se salieron sin nada de Tigray. Y estarán como refugiados hasta que los conflictos amainen. Quizá, cuando regresen, sus casas estén saqueadas, destruidas.

Pero, como señalé, son los inevitables “daños colaterales”, tan frecuentes en conflictos de ese tipo.

“Tuvimos que caminar por el desierto, dormir allí, nadie nos ayudó. Yo, dormí sobre mi rebozo y me despertaba, y me volvía a dormir sobre él”, dice Blaines Alfao, la chica embarazada. No saben nada de sus familias, de sus esposos, todo es un total caos.

“Los civiles en Tigray, están atrapados en medio de lo que unos expertos describen como un conflicto bélico interestatal, las dos partes, muy bien armadas”, dicen los reporteros.

“Mucha gente, apenas si sabe porqué tuvieron que huir. Ahora, gente de todas clases, desde banqueros a campesinos, estuvieron hasta dos semanas en los llamados centros de tránsito, esperando en improvisados alojamientos, en lugares sin árboles, áridos, colocados en la frontera con Sudán. Antes, no estaban más de dos o tres días. Algunos refugiados, tienen poco con qué protegerse del sol y se cubren con objetos tan simples, como sombrillas. Los hombres han comenzado a hacer viviendas de pasto tejido. El Covid-19, pudiera estarse contagiando entre la gente, pero nadie parece darle atención. Muchos, lucen más cruces alrededor de sus cuellos, que tapabocas sobre su rostro”, señala el artículo.

Sí, pues, como en el caso de la citada guerra entre Armenia y Azerbaiyán, la gente busca refugio de las bombas, con tal de evitar que un obús o disparo, las mate. Así sucede con los refugiados de Tigray.

Los campos de refugiados en la frontera, son los más improvisados. Los mejores, están a varias horas, pero hay que caminar mucho. Y para gran cantidad de los debilitados y famélicos etíopes, es imposible.

Las localidades sudanesas aledañas, “hacen lo posible por ayudarlos y alimentarlos, pero son tan pobres, que muy poco pueden ofrecer”.

En pisos de edificios cercanos, los voluntarios han establecido improvisados “hospitales” para atender a los refugiados heridos, sobre todo, aquéllos que, desde siempre, han sido víctimas de los enfrentamientos étnicos. Las autoridades sudanesas han separado a los refugiados que son de la etnia tigrayan, de los de la etnia amhara, con tal de que, adicionalmente, no se peleen entre ellos. Esos enfrentamientos étnicos, son consecuencia directa del colonialismo. Esto, cuando Italia, invadió a Somalia, Eritrea y Etiopía, en 1936, obligando, con ello, a distintas etnias, a “convivir”, lo que nunca se logró, provocando conflictos cuando las diferencias entre tales etnias, se manifestaban y se siguen manifestando.

Esos refugiados, además de perderlo todo, están pasando hambre, algo que ha distinguido a Etiopía en el pasado, que por hambrunas, han muerto millones de personas. “Ya estábamos bien. Y, ahora, Abiy Ahmed nos está atacando. Y huimos, sólo con la ropa que traemos cargando”, dice Menas Hgoos, refugiada que huyó a Sudán por segunda vez.

Pero ellos tuvieron surte, “pues hay muchos que no pudieron escapar y eso es muy triste”, señala Haftoum Berba, otro refugiado, pensando en tantos seres queridos, que están atrapados en Tigray.

El segundo artículo, se titula “El primer ministro etíope, rechaza platicar con Tigray, en una reunión de la Unión Africana”, firmado por Cara Anna, en el que expone cómo la cerrazón de Ahmad Ali, puede desencadenar el conflicto en una larga, destructiva guerra (ver: https://apnews.com/article/coronavirus-pandemic-abiy-ahmed-ethiopia-united-nations-kenya-f497300cca1a6560c5e8ae48fde442b5).

También abren el artículo, dramáticas fotos, de refugiados etíopes, haciendo fila para recibir una magra ración de sopa o arroz, construyendo refugios con petates, sentados bajo “viviendas”, que no son otra cosa, que mantas, amarradas a postes que, cuando mucho, los protegen del inclemente sol. En otra imagen, se ven etíopes arribando en autobuses al campo fronterizo Umm Rakouka, el cual está llegando a su máxima capacidad rápidamente. En otra de las fotos, una vista aérea, se muestra en dónde está localizado dicho campo, en medio de una árida región, sin árboles, sin agua. Pero es que, frente a una absurda guerra, la gente decide desafiar todo, hasta pésimas condiciones de vida, con tal de conservar su existencia.

Y es un drama que caracteriza a varios de esos países, en donde las mafias en el poder, pelean entre sí, en donde grupos “guerrilleros”, han sembrado, desde siempre, el terror. Por ejemplo, en Nigeria, el grupo terrorista, que se dice guerrillero, Boko Haram, frecuentemente realiza secuestros masivos, sobre todo de mujeres adolescentes, para esclavizarlas; de niños, para obligarlos a convertirse en soldados. Perpetra matanzas, como la del sábado 28 de noviembre, del presente año, en donde, a machetazos, asesinó con demencial saña a más de cien campesinos, entre hombres y mujeres, quienes cosechaban arroz. Son matanzas irracionales, “venganzas”, que lleva a cabo contra las autoridades nigerianas, a las que, de esa forma reta, para demostrar su “poderío”. Una verdadera lacra ese grupo criminal (ver: https://www.jornada.com.mx/2020/11/30/mundo/034n1mun).

Anna señala que Ahmed Ali se niega a conversar con los separatistas de Tigray, alegando que, al hacerlo, pondría en peligro la unidad de Etiopía. Quizá tema lo mismo que Rusia, la que ha impedido, a toda costa que la república de Chechenia, se independice, pues eso implicaría una gradual desintegración del territorio ruso.

A pesar de que una delegación de África Unida, AU, representada por los expresidentes de Liberia, Mozambique y Sudáfrica, los señores Ellen Johnson Sirleaf, Joaquim Chissano y Kgalema Motlanthe, le pidió dialogar, Ahmed Ali dice que “se los agradezco, pero no estoy interesado, hasta que los rebeldes, depongan las armas”.

Mientras tanto, que los refugiados sigan sufriendo o que los enfrentamientos entre las etnias principales de Tigray, los tigrayan y los amhara, se reinicien, y se maten a machetazos, como siempre han hecho.

O que cañonazos de tanques o balas de ametralladoras, maten a cientos de etíopes.

No importa, ahorita es el enfrentamiento de machos con poder, los peores, de distintos bandos. Y eso que, como señalé a Ahmed Ali, le dieron el Premio Nobel de la Paz en el 2019. Así hicieron con Barack Obama, cuando diez años antes, en el 2009, le dieron el mismo premio, igualmente inmerecido, pues Obama, en su momento, promovió más tropas a Afganistán, a Irak, apoyó el golpe de estado a Honduras, contra Manuel Zelaya y dio más presupuesto a la industria militar estadounidense, para que Estados Unidos “estuviera más protegido” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2009/11/premio-nobel-al-armamentista-de-barack.html).

Los enfrentamientos entre el ejercito de Ahmed Ali, el “bueno” y los rebeldes del TPLF, “han sido librados a las afueras de Mekele, densamente poblada ciudad de medio millón de habitantes, quienes han sido advertidos por el gobierno etíope, que no habrá ‘misericordia’, si no se distancian de los rebeldes”, dice Anna.

Por otro lado, ese conflicto, ha desatado otros problemas, puesto que Ahmad Ali ordenó un bloqueo de la región. Eso, va a generar una hambruna en la población de Tigray, además, de entre los 96,000 refugiados de Eritrea, país que también ha estado sufriendo de represión militar (es obligatorio el reclutamiento), crisis económicas y hambrunas. Dice la ONU que “los refugiados eritreos, van a sufrir hambre en pocos días, pues no hemos podido acceder a dejarles alimentos, debido a la guerra”.

Morirán de hambre, de sed, por bombas, balas, miles de personas, como aseguran varios testigos, que está ocurriendo en Tigray.

“Ni modo, daños colaterales”, ha de decir el Premio Nobel de la Paz 2019, Abiy Ahmed Ali. Y eso mismo han de pensar los otros machos armados del TLPF, que retaron su poder.

Y en tanto resuelven a balazos sus “diferencias” – si es que las resuelven –, muchas y muchos, ancianas, ancianos, mujeres, hombres, niñas, niños… dejarán de existir.

Quizá sea mejor, después de todo, para todas ellas y ellos. Ya no sufrirán más humillaciones, maltratos, hambrunas, vejaciones, guerras… en esta, cada vez, más violenta y beligerante sociedad capitalista salvaje.

 

Contacto: studillac@hotmail.com