jueves, 26 de noviembre de 2020

Calentamiento global, aumenta riesgo de colapso de glaciar en Alaska

 

Calentamiento global, aumenta riesgo de colapso de glaciar en Alaska

Por Adán Salgado Andrade

 

Los efectos del calentamiento global, son ya irreversibles, por más que muchos digan que, si los países que más contaminan, redujeran sus emisiones, podríamos estar a tiempo de no empeorar las cosas.

En todo caso, el calentamiento global, constituye un muy lucrativo negocio para muchas empresas, que obtienen muy buenas ganancias, de los graves problemas que está generando el calentamiento, como subida del nivel del mar, altísimas temperaturas, escases de lluvias y agua potable… y muchos más (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/03/el-muy-lucrativo-calentamiento-global.html).

Pero muchos de esos problemas, no tienen solución, pues no existen tecnologías para contenerlos, como sucede en Alaska, en donde montañas cubiertas con un glaciar, en la zona conocida como Barry Arm, desechan cada vez más y más hielo derretido, a causa del calentamiento global. Esa situación, la expone el artículo “El cambio climático, está intensificando la amenaza de tsunami en Alaska”, firmado por Victoria Petersen (ver: https://www.wired.com/story/climate-change-is-intensifying-the-tsunami-threat-in-alaska/).

Agrega, como subtítulo, que “Mientras los glaciares se contraen, deslizamientos masivos de tierra amenazan a comunidades costeras. Y esos deslizamientos, podrían detonar olas marinas gigantes”.

Abre el artículo, una foto del mencionado lugar Barry Arm, que es una especie de cañón montañoso, que, en los viejos tiempos, sus muy inclinadas laderas pétreas, debieron de haber estado cubiertas totalmente de nieve. En la actualidad, el hielo, apenas si se ve en algunas zonas de las paredes montañosas, a ambos lados, que forman al cañón. Todo el hielo que antes las cubría, se ha estado derritiendo y resbalando por las laderas, lo que ha formado una especie de muy largo y ancho río semiacuoso, de hielo muy derretido, mezclado con tierra y rocas. Toda esa enorme masa, de cientos de kilómetros de longitud, tiene su salida directamente en el mar, y apenas si está contenida por peso propio y otro glaciar, el Barry Glacier, que ya casi no existe. Pero, en cualquier momento, “ los científicos afirman que puede fallar, quizá dentro de los próximos veinte años o en este mismo año”, dice Petersen.

Muy cerca de ese potencial peligro, se encuentra el pueblo costero de Whittier, “en donde más del 80 por ciento de sus habitantes, viven en barracas de la era de la Guerra Fría, en este ex secreto puerto militar, cuyo muelle, durante el verano, está ocupado por herrumbrosos botes de pesca, barcos turísticos, barcos de vela y monstruosos cruceros, pero este verano, las restricciones por el coronavirus, pusieron un freno a este muelle, usualmente muy ocupado, además de que hubo advertencias de un potencial tsunami”.

Se refiere Petersen al terremoto que sacudió a Alaska recientemente, el 20 de octubre, de magnitud 7.5,que puso en alerta de Tsunami a ese estado (ver: https://www.cbsnews.com/news/alaska-earthquake-7-5-magnitude-tsunami-warning/).

Eso, porque la mencionada masa de hielo semilíquido, podría deslizarse y levantar una gigantesca ola, que hundiría a parte de Whittier.

Claro que eso ha sucedido antes en ese pueblo, aclara Petersen, como cuando en 1964, un viernes santo, un terremoto provocó una ola de 25 metros, que aplastó infraestructura portuaria, levantando y torciendo vías del tren y arrastrándolas hacia el mar. Ese evento, que dejó 13 muertos y daños materiales por diez millones de dólares, aún está en la memoria de los habitantes del lugar.

Hay varios glaciares que, al derretirse, irán al mar y ocasionarán algunos tsunamis, sin embargo, “la muy inestable ladera Barry Arm, un fiordo estrecho, de paredes muy empinadas, en Prince William Sound, es mucho más peligroso. La energía potencial aquí es, aproximadamente, diez veces mayor a eventos previos, dijeron los diez más prestigiados geólogos en una conferencia de prensa en mayo pasado”

Brentwood Higman, geólogo y director ejecutivo de Ground Truth Alaska, dice que esos glaciares, de por sí, son motivo de preocupación, “pero, ahora, con el cambio climático, con más razón, pues tienden a derretirse muy rápidamente”.

No había problema cuando el hielo sólido de los glaciares se mantenía en las laderas de las montañas, pero ahora que se están debilitando por el calentamiento, se licúan y actuarán como fuertes corrientes de agua, que se deslizarán desde las montañas. Por la fuerza dinámica que llevan al caer en el mar, generan enormes olas, como las que ya se han dado en el pasado.

El problema es que Alaska, está en el llamado cinturón de Fuego del océano pacífico, que es muy activo sísmicamente. Eso, contribuye a la inestabilidad de los glaciares, por los frecuentes temblores, mucho más, ahora, que se están derritiendo.

Por otro lado, al haber más agua en la atmósfera, por el calentamiento global (por la mayor evaporación oceánica), al combinarse con los sismos, “hará que los deslizamientos de inestables tierras, sean más frecuentes”, afirma Higman.

Gabriel Wolken, el encargado de las investigaciones geológicas y geofísicas de Alaska, ha estado revisando, desde un helicóptero, la situación de Barry Arm y dice que “todos los días hay movimientos y caídas, incluso, de rocas. El lugar, está deshaciéndose”.

Los habitantes de Whittier, aunque están conscientes del peligro, ya están “curtidos”, pues entre temblores, tsunamis, volcanes, incendios forestales, cualquier cosa, puede suceder. Pero de todos modos, la gente que vive del turismo, por ejemplo, de alquilar canoas o botes turísticos, evitan rondar Barry Arm, “por si las dudas”, como dice Peter Denmark, quien alquila kayaks.

Y cuando hay una alarma de tsunami, la gente desaloja de inmediato sus casas u oficinas y corre hacia las partes altas. Por recomendación de las autoridades locales, siempre tienen una bolsa preparada con documentos, dinero y cosas esenciales.

“Yo les he dicho que para qué nos esperamos”, dice Denmark, “mejor deberíamos volar esa cosa y escondernos”.

Es su “solución”.

Dice que nadie le hace caso, pero quizá sería lo mejor, siendo cínicos, pues eso acabaría con uno de tantos peligros existentes en Alaska.

Ojalá que con una propuesta tan radical, pudiéramos arreglar tantos graves problemas que padece el planeta, por nuestra culpa, pues nunca hemos entendido que no es nuestro, que debemos de respetarlo, porque nos ha brindado todo lo que necesitamos para vivir y mucho, mucho más.

Por eso, tantos problemas que estamos sufriendo, son la advertencia de que la Tierra ya se cansó de nosotros.

Somos una muy perjudicial especie y, como ha sucedido con muchas otras especies dañinas, nuestra desaparición, no está lejana.

 

Contacto: studillac@hotmail.com