domingo, 7 de junio de 2020

Destructivo derrame de diésel en Siberia

Destructivo derrame de diésel en Siberia

por Adán Salgado Andrade

 

La emergencia sanitaria que vivimos, suponía algunas ventajas, como reducción de los gases efecto invernadero, producidos por autos, agricultura e industrias. Gracias a eso, se redujeron bastante los índices de contaminación (ver: https://www.insider.com/before-after-photos-show-less-air-pollution-during-pandemic-lockdown).

Sin embargo, los efectos son mínimos, como si a un cuerpo gangrenado, le quitáramos pequeños pedazos, con tal de que la gangrena no se extendiera más. Al final, ese cuerpo, morirá.

Eso ha sucedido, pues el planeta está irreversiblemente dañado. Por ejemplo, el calentamiento global ya es irreversible (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/10/el-toxico-y-mortal-calentamiento-global.html).

Sus efectos, como lluvias torrenciales, huracanes y tormentas tropicales más potentes e inviernos más cortos, se van agravando rápidamente (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/07/las-graves-y-duraderas-inundaciones-de.html).

Las largas sequías, de años algunas, serán lo “normal”, como sucede en Australia o en California (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/01/la-muy-larga-y-severa-sequia-australiana.html).

Los polos, se derriten al doble que el resto del planeta, lo que llevará a incrementar el calentamiento, pues ya no podrán cumplir con su labor reguladora de la temperatura y, al contrario, contribuirán a elevarla más (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/03/el-acelerado-derretimiento-del-artico-y.html).

Ya se han dado temperaturas de 26º centígrados o más en el Ártico, o sea, se puede andar con playera. En Siberia, siempre fría en los viejos tiempos, se han alcanzado temperaturas de 30º centígrados. Y en Suecia, país también tradicionalmente frío, ya se han registrado temperaturas de 35º centígrados. Es decir, ya estaremos viviendo el infierno en el planeta, no necesitaremos portarnos mal y morirnos para irnos allí (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/05/el-artico-ya-presenta-temperaturas-de.html).

Los incendios forestales se incrementan, así como su agresividad, pues son incontrolables, como sucedió en el 2019 en Australia y en el 2018, en California, en donde el condado de Paradise fue casi consumido por las llamas (ver: https://earther.gizmodo.com/what-happens-after-an-entire-town-burns-to-the-ground-1830441990).

Así que, como dije, los efectos benignos que haya dejado el confinamiento por la pandemia, pronto se disolverán. De hecho, China, que experimentó, incluso, cielos azules durante el encierro, ahora, ya que echó, de nuevo, a andar sus contaminantes industrias, en abril pasado, contaminó mucho más que en abril del 2019 (ver: https://earther.gizmodo.com/chinas-air-pollution-is-already-worse-than-pre-coronavi-1843520326).

Y como han incrementado los productos desechables, entre ellos, los tapabocas y máscaras, además de los desechos hospitalarios, la comida rápida, las bolsas desechables y demás plásticos que se usan una sola vez, la basura conformada por los, ya de por sí, contaminantes plásticos, creció muchísimo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/04/la-pandemia-incrementara-el-grave.html).

Pero no termina allí la letanía de desgracias, sino que los “accidentes” químicos, de irreversibles daños, continúan.

Las megaminas y el fracking – extracción del contaminante gas de esquisto –, actividades que, además demandan demasiada agua y que contaminan irreversiblemente, son responsable de derrames de cientos de miles de toneladas por año, de desechos químicos muy tóxicos, que destruyen todo el hábitat que sepultan, cuando las mal hechas presas de jales, que los contienen, se colapsan (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2013/05/los-destructivos-irreversibles-efectos.html).

El más reciente, fue el sucedido en Siberia, ocasionado por una planta que produce paladio y níquel, en la ciudad rusa de Norilsk, como informa el artículo “Catastrófico derrame de diésel en Siberia lleva a estado de emergencia”, firmado por George Dvorsky (ver: https://earther.gizmodo.com/catastrophic-diesel-fuel-spill-in-siberia-prompts-state-1843903994).

Allí, la empresa Norilsk Nickel, poseía enormes depósitos de diésel, cimentados, nada menos que en capas de sedimentos y permahielo, el que, debido al mencionado, acelerado calentamiento global, ha estado derritiéndose. Eso, debilita la sustentación, como ya sucede en sitios como Alaska o en fiordos noruegos, lo que ha provocado espectaculares deslizamientos de tierras (ver: https://gizmodo.com/surreal-landslide-sweeps-several-homes-into-norwegian-f-1843924270).

Uno de tales depósitos, conteniendo más de veinte mil toneladas de contaminante diésel, falló, por los hundimientos diferenciales de su estructura, y toda esa grasosa masa se derramó y fue a dar al río Ambarnaya, el que alimenta al lago Pyasino, un importante cuerpo de agua que surte (o surtía) a sitios cercanos. “El derrame, ahora abarca un área de 350 kilómetros cuadrados y se ha alejado 12 kilómetros de la planta”. O sea, una verdadera catástrofe.

Y es irreversible, aunque digan las autoridades rusas que están “limpiando” toda la zona impactada.

Fotos muestran al río Ambarnaya colorado de rojo en largas franjas de su recorrido y también al mencionado lago. Todas las especies acuáticas, sin excepción, que vivían allí, hasta antes del mortal derrame, ya pasaron a la historia, incluyendo especies ribereñas, aves que pescaban allí, árboles, plantas y más. En cuestión de minutos, lo que al medio ambiente le llevó miles de años en procrear, a la depredadora, destructiva humanidad, le llevó horas, destruir. Dice Dvorsky que “el derrame es, muy posiblemente, el peor que haya sucedido en la región del Ártico ruso y pudiera ser una calamidad que la frágil región resienta durante varios años por venir. La BBC reporta que Oleg Mitvol, ex jefe de Rosprirodnadzor, una organización de protección ambiental, estima que costará alrededor de $1,500 millones de dólares limpiar el desastre, lo que podría llevar de cinco a diez años”. ¿Pero “limpiar” el desastre?, ¿van a cambiar el río, el lago, los bosque ribereños, los árboles?

No, esos derrames, dejan daños permanentes, como el que provocó, en Alaska, el buque tanque Exxon Valdez, propiedad de la contaminante petrolera Exxon-Mobil, ocurrido el 24 de marzo de 1989, cuando al fracturarse su casco, derramó 35,000 toneladas de crudo. Sus efectos ambientales aún son sentidos allí. O el más reciente, el de la plataforma petrolera Deep Horizon, propiedad de British Petroleum, en donde, una rotura de una válvula, provocó que durante meses se estuviera derramando crudo desde el fondo oceánico. Ese crudo, se estuvo esparciendo y llegó a engrasar todas las playas que circundan el golfo de México. También, los daños ambientales y oceánicos, no han podido determinarse todavía (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Exxon_Valdez_oil_spill).

De hecho, cuando Vladimir Putin, el sempiterno presidente ruso, dio la mala noticia del derrame de diésel, su rostro reflejaba profunda consternación. En parte, provocada porque la negligente empresa Norilsk Nickel, no avisó a tiempo del derrame, que trató de controlar, inútilmente, por sus propios medios y los dos días que dejó pasar, antes de avisar sobre aquél, fueron vitales. Habría habido esparcimiento del contaminante diésel, pero habría sido menor.

Y su otra consternación, supongo, debe de haber sido por el impacto que el derrame tendrá sobre el medio ambiente, así como, en su momento, lo ocasionó el estallido del reactor nuclear de Chernóbil, cuyos mortales efectos radioactivos, serán de miles de años.

Ya mencioné que la estructura del depósito falló por hundimientos diferenciales, ocasionados por la gradual descongelación del permahielo. Y eso indica una total falta de previsión, ante los problemas que está ocasionando dicha descongelación, pues ya debe de tomarse en cuenta en conceptos ingenieriles, no construyendo grandes obras en áreas que se distribuyen sobre lo que queda de permahielo y, menos aún, depósitos para contener sustancias químicas peligrosas o combustibles, como en ese caso. Debieron tomarse medidas de prevención.

Si Norilsk Nickel hubiera contado con personal debidamente capacitado, desde hace años, habría previsto los daños estructurales que el reblandecimiento de los cimientos de tan enormes depósitos, provocaría. Claro, esos son gastos extras, tener empleados bien capacitados, realizar pruebas de suelo, de resistencia, reforzar estructuras, construir obras de remediación. No, impensable, lo único que les interesa a las empresas es maximizar las ganancias, sacrificando gastos, muchos, extremadamente necesarios, como haber revisado los depósitos de diésel.

Ya varios expertos y analistas, concuerdan en que si no se toman medidas de adecuación, mucha de la infraestructura mundial, como presas de agua, diques, puertos, muelles, carreteras, vías férreas… fallarán. Por ejemplo, una presa de Estados Unidos, se colapsó recientemente pues su vieja estructura, de 1924, no fue reforzada para resistir las intensas lluvias que el calentamiento global está provocando (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/05/la-desregulacion-en-estados-unidos.html).

Y el derrame de diésel, ha sido uno de miles, ya sean residuos químicos tóxicos, crudo o combustibles, no sólo ocurridos en Rusia, sino en varios países. Esa misma empresa, Norilsk Nickel, que, mencioné, produce paladio y níquel, en el 2016, reportó un derrame de químicos, que tiñó de rojo un río. Ese problema fue ocasionado por una presa sobrellenada y una tubería rota.

O sea, no entienden. Si ya habían tenido un incidente – de los reportados, pues seguramente habrá más sin notificar –, tendrían que haber tomado precauciones, revisado en su totalidad las instalaciones de la empresa y haber arreglado o reforzado las problemáticas. Sergei Dyachenko, ejecutivo de Norilsk, dijo en una entrevista que, seguramente por el descongelamiento del permahielo, los pilotes de los tanques de almacenamiento deben de haberse deslizado, al perderse la compactación.  

Como ya señalé, es una combinación de negligencia, con mezquindad.

Y el problema será no sólo para Rusia, sino global. Luego de algunos meses, partículas de ese diésel derramado abarcarán a todo el mar.

Y sus efectos, agravarán lo que ya ocasiona tanta basura que hay en los océanos, desde plásticos, basura radioactiva, crudo, ácidos, aguas negras…

No entendemos, pues.

Por eso, sinceramente, creo que necesitamos más pandemias, pero que sean mortales en una proporción de 99%.

De otra forma, acabaremos con el planeta.

Y, para nosotros, será una muerte lenta y muy dolorosa.

 

Contacto: studillac@hotmail.com