martes, 18 de junio de 2024

Catástrofe ambiental

Catástrofe ambiental

Por Adán Salgado Andrade

 

Huautla, Hidalgo, por allí de agosto de 1972. Estamos de vacaciones de la secundaria y, como cada año, vamos a Huautla, la tierra natal de mi madre, la maestra Maria Andrade Barragán (años después, se convertiría en Macuilxochitl, por su canto en náhuatl).

Paseo obligado es ir al río (que hoy sé que se llama Calabozo), en la camioneta pickup Datsun, de mi tío Dimas, hermano de mi mama, del mismo año.

El camino de Huautla al río es de terracería y a ambos lados está lleno de mariposas y libélulas… ¡pero lleno, de verdad! Magnífico espectáculo…

Como todo eso es Huasteca, la Hidalguense, también abundan árboles exuberantes y muy altos a ambos lados del camino, como robles, pinos, encinos, copales, suchiates, zapotillos y otros, que rodean helechos y plantas trepadoras como la zarzaparrilla y hierbas como la orquídea. Se dan platanares, naranjos, limoneros, papayos y más, por la tierra rojiza, muy buena. Hay una parte llamada “Piedra Cueteada”, que pasa por la falda del cerro, el que se tuvo que recortar, lamentablemente, para hacer esa parte del camino (las consecuencias del progreso, dirán muchos, pero tiene sus peligros, pues como está casi vertical, se desprenden muchas piedras, constantemente). Pasa por una parte muy alta, desde donde puede verse la semiselvática vegetación, todavía muy densa (por aquellos años). Maravilloso espectáculo, quizá no tan apreciado, pues se acostumbra uno a él, y se piensa que siempre estará allí, así como las mariposas, las libélulas, las lluvias constantes, que muchas veces hacen un lodazal de la terracería, así que hay que esperar a que descampe. Ese día, el sol mañanero, ya la secó algo, así que fuera de algunos baches y unos tramos de resbaloso barro, podemos pasar en la Datsun. Como vamos varios en la caja de la pickup, eso permite que las llantas traseras, en donde tiene la tracción, tengan más agarre y pase mejor, a que si fuera vacía.

Tardamos alrededor de una hora en llegar al río, que no está muy crecido, así que podremos nadar en los sitios que ya se conocen para hacerlo, más seguros, muy cerca de donde varias mujeres lavan su ropa.

Llegamos al lugar indicado. Nos quitamos la ropa y nos dejamos los shorts que traemos abajo. El agua es muy limpia y la corriente, suave.

Hay una rama de un árbol que da a una poza (un sitio más hondo que el resto del fondo), desde la cual, los amigos que nadan mejor, se avientan clavados.

Los demás, preferimos nadar en los sitios más bajos, de no más de un metro y medio de altura, en esa parte. Tan limpia es el agua, que hasta se antoja beberla, con el calor que hace, pero que aquélla, muy fresca, ayuda a mitigar. Y tan transparente, que se pueden ver pececillos que “mordisquean” suavemente los pies, las piernas y las partes del cuerpo que están sumergidas…

Nos la pasamos muy bien todas las horas que estamos allí, desde las once de la mañana, más o menos, hasta las cuatro, cinco, que nos regresamos, luego de habernos secado, vestido y comido las viandas con las que salimos desde la casa de mi tía y tío, los hermanos de mi mamá…

Y otra vez el camino llenísimo de mariposas, libélulas, pájaros… y altos, frondosos árboles, nos recibe, en el recorrido de regreso…

 

Huautla, Hidalgo, junio del 2024. Las mariposas y las libélulas ya no se ven, se extinguen…

Ya hay muchas zonas muy deforestadas…

El calor es excesivo, bochornoso, no como el de antes, que era soportable (un lugar cercano, Huejutla, tiene temperaturas de 40º C)

¿Y el río Calabozo?

Prácticamente ha desaparecido. El puente que lo cruza sólo servirá para librar el lecho vacío, en donde, actualmente, apenas se ven algunos charcos regados por aquí y por allá, sobresaliendo las clásicas piedras de río, llamados cantos (son calizas, redondeadas), de distintos tamaños. De las pequeñas, se tenía uno que cuidar cuando se caminaba por la orilla, porque lastimaban las plantas de los pies, a los no acostumbrados, para ir entrando a la ya inexistente corriente. Las orillas estaban repletas de árboles. Ahora, lo que más abunda son las hierbas y arbustos…

¡Da lástima ver tanta degradación, siendo el río casi seco, la peor!

Y recuerda uno los chapuzones que se daban allí, los pececillos “mordisqueando” el cuerpo sumergido, a las mujeres lavando su ropa…

Y es obra, nada menos, que del sistema capitalista salvaje, que todo lo destruye y lo depreda, con su imposición de la sobreproducción y el consumo compulsivo, que todo lo degradan y lo convierten en basura, en tiraderos. No hay en el mundo, selva virgen o río caudaloso o bosque saludable o laguna paradisiaca, que no esté en proceso de desaparecer o que ya lo haya hecho.

Los millones de toneladas de CO2  lanzadas cada año, por industrias, agricultura, autos, seres humanos… han creado una densa formación de ese gas en la tropósfera, la capa atmosférica que se ubica entre 8 y 14.5 kilómetros por encima de la superficie terrestre. Es la más densa, pues contiene 80 por ciento de la masa atmosférica, pero sólo una pequeña parte de su volumen. Y por esa situación, se está calentando rápidamente el planeta. Ya vivimos una catástrofe climática que nos empobrece y nos enferma (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/06/las-capas-superiores-de-la-atmosfera-se.html).

Y eso, está generando sequías cada vez más prolongadas en muchos países, no sólo en México. Acompañado eso de una creciente deforestación, que propicia la falta de humedad, tenemos la fórmula ideal para que no llueva y ríos tan emblemáticos, como el Calabozo, se sequen.

Muchos otros, ríos y lagunas, del país se están secando o ya no existen y sus lechos, los ocupa tierra seca, agrietada. Entre ellos, la Laguna de Bustillos, en Chihuahua, la laguna de Zumpango, en el Estado de México, el lago Cuitzeo, en Michoacán, la baja del nivel de presas como El Palote, en Guanajuato, el río Pixquiac, en Veracruz, las lagunas del río Tamesí, en el sur de Tamaulipas o la falta severa de agua en zonas de Durango, en donde el ganado y la vegetación están muriendo (ver: https://www.jornada.com.mx/2024/06/14/estados/028n1est).

Las presas que abastecen al Sistema Cutzamala, por la larga sequía, están a 27.5 por ciento de su almacenamiento. “Hay 160 presas con menos de 50 por ciento de almacenamiento, 36 tienen entre 50 y 75 por ciento de llenado, 15 entre 75 y 100, y dos están a 100 por ciento. En 2023, había 126 presas con menos de 50 por ciento de llenado” (ver fuente citada antes).

Y lo mismo pasa con muchos ríos o lagunas en el mundo. Por ejemplo, el Mar Aral, que se distribuye entre Kazakstán y Uzbekistán, que abarcaba 68,000 km2 de superficie y actualmente, unos 14,280, casi cinco veces menos. O el Lago Chad, que abarcaba Camerún, Chad, Níger y Nigeria, que originalmente tenía una superficie de 22,000 km2 y ahora, dramáticamente, sólo conserva ¡300 km2!, es decir, apenas el 1.3 por ciento de la superficie que tenía en 1966 (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_drying_lakes).

Seguramente, en esos países también recordarán, como lo hice yo arriba, los maravillosos tiempos en que en ese lago se pescaba, se nadaba, se paseaba en lanchas… ¡mejores, por mucho, tiempos!

Y en varios lugares, ya se han secado totalmente, como el lago Poopó, en Bolivia, el lago Hamun, en la frontera de Irán con Afganistán, el lago Lop Nur, en China, el lago Faguibine, en Mali, el lago Amik, en Turquía, el lago Owens, en California, el lago Alan Nur, también en China, el lago Hindmarsh, en Australia o el Hula, en Israel, ese genocida enclave neocolonial (ver fuente citada arriba).

Y no sólo son ríos o lagunas secos. Son selvas enteras, como la del Amazonas, en avanzado estado de degradación o que ya no existen, son sólo yermas tierras, que, cuando mucho, tienen pastizales para que se alimente el ganado de ellos, como hacen en Brasil, que en la época del fascista Jair Bolsonaro (1955), fueron criminalmente alentados: los ganaderos quemaban secciones enteras de selva para convertirla en pastos para su ganado y que Brasil pudiera incrementar su producción de tóxica carne bovina (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/los-criminales-provocados-incendios-de.html).

Y a pesar de tantos maravillosos planes de que vamos a adoptar energías verdes (que de todos modos también contaminan, pues al hacer una celda solar, por ejemplo, hay combustión, y esa combustión, contamina o que los autos eléctricos fomentarán más el extractivismo), el planeta se sigue depredando y contaminando. El plan, que ya casi se autoriza, de minar el fondo del mar para obtener supuestamente los metales y minerales necesarios para la “revolución verde” es totalmente absurdo, pues se propiciará un nuevo tipo de contaminación y depredación de zonas marinas que por siglos se han conservado vírgenes. Hasta especies nuevas se han descubierto (ver: https://www.wired.com/story/instead-of-mining-the-deep-sea-maybe-people-should-just-fix-stuff/).

Y no se regeneraría ese fondo marino, los daños serían permanentes, quedaría degradado y las especies que allí vivían, desaparecerían, como ya han demostrado estudios de una zona en donde se minó hace 50 años, como “experimento” (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/03/la-mineria-marina-provocara-danos.html).

Así que, en nombre del “progreso”, sigamos depredando y contaminando al planeta y convirtámoslo en un basurero y tierras yermas.

Y vivamos de los maravillosos recuerdos de antes… los que tengamos edad suficiente para hacerlo.

 

Contacto: studillac@hotmail.com