martes, 20 de diciembre de 2022

Una abogada de Guayana lucha contra Exxon

 

Una abogada de Guayana lucha contra Exxon

Por Adán Salgado Andrade

 

A pesar de todas las evidencias de que la industria petrolera es la principal culpable de las emisiones contaminantes que están calentando al planeta, las petroleras, como Exxon-Mobil, siguen cumpliendo sus planes de expansión, haciendo nuevas exploraciones, en busca de más yacimientos petroleros. Es lo que se llama bombas de carbón, debido a que sueltan millones de toneladas de CO2. Para que no se incrementara la temperatura global más de 2º C, se tendrían que dejar el 60 por ciento de las reservas actuales de petróleo y el 90 por ciento de las de carbón, sin explotar, algo que las mencionadas petroleras no están dispuestas a hacer. Para ellas, su trabajo, concluirá cuando ya no haya petróleo qué explotar, a pesar de tantos daños que su contaminante actividad ha ocasionado (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/05/las-petroleras-siguen-con-sus-planes-de.html).

Un ejemplo de que no paran sus actividades, es lo que está haciendo Exxon en la Guayana. Este es un país de población mayoritariamente pobre, de Sudamérica, con un área de 214,969 km2 y 789,683 habitantes, aproximadamente, lo que implica una baja densidad de población, de menos de 4 habitantes por km2. Tiene un ingreso per cápita de 18,700 dólares, más alto que el de México, que vendría siendo de casi la mitad (ver: https://www.cia.gov/the-world-factbook/countries/guyana/).

Hasta no hace muchos años, era un país que se sostenía de la agricultura (arroz, caña de azúcar, cocos, calabazas, leche, chiles, aves) y de algunas industrias primarias (extracción de bauxita y oro), pero en el 2015, justamente, Exxon descubrió un gran yacimiento petrolero de unos 11,000 millones de barriles de crudo, que explotado a un millón de barriles diarios, estaría activo unos 30 años. Sin embargo, es de las mencionadas bombas de carbón, pues emanaría unos mil millones de toneladas de CO2. El articulo del portal Wired titulado “La lucha por acabar con la bomba de carbón en Guayana”, firmado por Antonia Juhasz, menciona los esfuerzos de una abogada, que incluso trabajó en otra petrolera, la British Petroleum, BP, para que Exxon deje de extraer petróleo, tomando como punto de defensa, el evitar que el planeta se siga calentando, pues los problemas que ocasiona, ya están afectando severamente a Guyana, sobre todo, fuertes inundaciones y largas sequías, además de un clima cada vez más impredecible (ver: https://www.wired.com/story/the-quest-to-defuse-carbon-bomb-guyana/).

El petróleo lo está extrayendo de un pozo en aguas profundas a unos 5,400 metros de profundidad, desde la superficie marina. Este tipo de pozos, son muy problemáticos y contaminantes y ya han sucedido varios incidentes que han ocasionado severas catástrofes ambientales. El más reciente, tuvo lugar en la plataforma Deepwater Horizon, de BP. Tuvo lugar el 20 de abril del 2010, cuando estalló, y por varios meses, fue incontrolable el derrame petrolero que ocasionó, dañando severamente ecosistemas marinos en cientos de kilómetros a la redonda (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Deepwater_Horizon_explosion).

Eso mismo podría suceder en Guyana. Pero cuando la mafia actual en el poder, explica Juhasz, accedió a conceder los derechos de perforación y explotación a Exxon, ninguna consideración, ni del potencial peligro de las plataformas petroleras marinas, ni del creciente calentamiento global, entraron en consideración. Sólo se justificó el proyecto con que “era para el desarrollo económico del país”.

Fue cuando la abogada Melinda Janki, nacida en Georgetown – la capital del país –, entró a la acción. Es famosa porque en 1995, cuando el recientemente elegido gobierno de entonces, buscó hacer leyes constitucionales para la protección ambiental, bajo la influencia de la abogada, se logró imponer que los “contaminadores pagaran y que se protegiera a la naturaleza humana, certificando el daño ambiental que cualquier obra del tipo que fuera, pudiera ocasionar. Algo muy visionario de su parte, fue la inclusión del capital natural, por el cual, la EPA – la agencia que cuida el medio ambiente de Guyana –, tiene que dar cuenta de los recursos naturales que posee el país, y su estado, desde vida animal a plantas, ya que es una región muy rica en recursos naturales y la acción depredadora de las empresas, la ha ido afectando”.

“La verdad, yo entré en eso porque me di cuenta de que el confort es una forma de suicidio”, dice Janki, quien por muchos años trabajó en un cómodo despacho de abogados de Londres.

Parar el proyecto de explotación petrolera “serían un duro golpe para Exxon. Guayana, es actualmente uno de los sitios que más le produce a Exxon. La demanda busca responsabilizar al gobierno y a Exxon por el daño futuro, no sólo el actual, y mostrar que es incompatible la explotación petrolera con la salud humana y un medio ambiente saludable. De tener éxito la demanda, podría ser buen ejemplo para los activistas climáticos de otras naciones”.

La acción y legalidad que logró Janki, ha sido adoptada en muchos países.

El país ya ha enfrentado daños ambientales, como el de 1995, en que una fuga de cianuro de una minera, llegó al río Essequibo, matando a peces y otros animales y contaminando las tierras agrícolas en las que se apoyaban los nueve grupos étnicos que han vivido milenariamente en la región.

Por eso fue tan importante para Janki que la protección ambiental y el capital natural, se volvieran constitucionales. También ha trabajado, justamente, para dar derechos legales a los amerindios, como les llaman a las poblaciones nativas, “que puedan proteger sus recursos ambientales”.

Y pensó que todo eso daría mucha fuerza para impedir la explotación petrolera de Exxon, “pero vio, por desgracia, que se equivocó”.

Gracias a ese súper yacimiento, “Guyana ha entrado al club de los países petroleros, pero a un alto precio para su medio ambiente, ya, de por sí, muy afectado”.

Por otro lado, el supuesto beneficio económico, no ha sido tal, pues “Exxon, recibe el 85.5 por ciento del valor del petróleo extraído, en tanto que el gobierno, sólo obtiene un magro 14.5 por ciento. En dinero, han sido 3,500 millones de dólares para Exxon, contra 607, para el gobierno. El Instituto para la Economía de la Energía y Análisis Financieros, estima que Guayana, tendrá que pagar unos $37,000 millones de dólares, por el desigual contrato, a Exxon y a sus asociados, en el 2027, así que la supuesta riqueza que justificó al proyecto, no llegará, sólo será para la empresa”.

Por eso es que se han unido a Janki personas como Quadad DeFreitas, un joven de 23 años, cuya familia posee un rancho, que usa paneles solares para hacerse de energía limpia y renovable. DeFreitas ha denunciado los problemas ambientales que el calentamiento global está ocasionando a sus tierras, como siembras que se pudren por exceso de agua o que se secan, por sequías. Es muy inestable ya el tiempo y con las acciones de Exxon, empeorará los efectos.

Otro unido en la misma lucha es Troy Thomas, quien fuera presidente del Instituto de Transparencia, “que ha buscado luchar contra la corrupción imperante, que es la que permite ese tipo de contaminantes proyectos”.

Pero, como les dijo un juez, seguramente corrupto, “si ustedes meten un abogado, Exxon, contratará a 300”. En efecto, la empresa ha tratado de descartar los argumentos de Janki, de Thomas y de DeFreitas, “por carecer de sustento científico y asegura que la explotación de hidrocarburos se está haciendo de manera sustentable”.

¡Vaya espuria defensa, pues no hay nada de sustentable en explotar petróleo, ni en sus contaminantes usos!

Pero mientras vivamos en una sociedad condicionada por la sobreproducción que impone el híperconsumo, las necesidades energéticas, seguirán creciendo, pues toda fabricación, requiere de combustión, lograda, justo, con los energéticos. Y entre más se sobreproduzcan cosas, más energía se requerirá. Y eso lleva al derroche, al desperdicio – todo lo que no se vende, por ejemplo. No habrá, así, energía que alcance (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2010/05/mas-energia-o-mas-desperdicio.html).

Los países ricos, sobre todo, querrán seguir sosteniendo su cómodo nivel de vida, que es el que determina su huella de carbono, es decir, la cantidad que contaminan. Y lo que se llama biocapacidad, que es la disponibilidad de recursos de los países, cada vez irá disminuyendo. Por tal razón, esos países ricos, cómodos, buscarán apoderarse de los recursos de los países pobres, así como hace Exxon, pues todo el petróleo que extraiga de Guayana, será para que los ricos sigan conservando su cómodo nivel de vida (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/la-huella-de-carbono.html).

Para los habitantes de Guayana, sobre todo, los más pobres, como los nativos, esa explotación simplemente implicará que sus recursos naturales se depreden, se disminuyan y eso los empobrecerá aún más.

Es loable la acción de Janki y de otros activistas como ella.

Pero mientras prevalezcan los mezquinos intereses de grandes ganancias del capitalismo salvaje, luchas como las de ellos, quedarán en el olvido o terminarán encarcelándolos o matándolos, como se hace con los activistas que cuidan el medio ambiente.

Imperará la fuerza, no la razón.

 

Contacto: studillac@hotmail.com