jueves, 8 de diciembre de 2022

Con tratos autoritarios e inhumanos, buscan “autoridades” de secundarias corregir a alumnos

 

Con tratos autoritarios e inhumanos, buscan “autoridades” de secundarias corregir a alumnos

Por Adán Salgado Andrade

 

El modelo educativo mundial, con algunas excepciones, es copiado del sistema post-industrial de producción, en donde a los alumnos, se les concentra en un salón, como se hace con los obreros, y se les impone un “instructor” para que les “enseñe”, justo como el capataz, que obliga a los obreros a realizar una acción dentro de la fábrica.

Es un modelo educativo que dista mucho de las escuelas libres mexicas – el calmecac – o la escuela de la sabia Hipatia de Alejandría (350 o 370- 415 DC), en donde sus estudiantes se reunían en un jardín, en la casa de ella, rodeando a Hipatia para escuchar sus grandes enseñanzas.

No, la escuela actual sigue, como dije, el modelo post-industrial, de las imposiciones. Ha dicho el presidente Andrés Manuel López Obrador que la educación debe de ser más libre, más comunitaria, menos impositiva y es lo que está en la base de la actual reforma educativa. Pero para los cerrados criterios de las mafias que controlan direcciones, subdirecciones (inútiles, éstas) o inspecciones, la interpretación es a su conveniencia. No les importa guiar, reconstruir el tejido social en los estudiantes, sino, simplemente, mandar, no importando si vulneran los derechos de las y los adolescentes a los que atienden, así como los de los mentores.

Además, ni siquiera toman en consideración que en la adolescencia, se forman muchos de los patrones de comportamiento social del ser humano. Si el trato no es cordial, sensible, pedagógico, las y los estudiantes, crecerán con rencores, complejos y deseos de desquitarse en su vida futura. Serán seres sin capacidad de decisión, sometidos, no las personas cultas, con iniciativa, que el futuro planetario requiere, si queremos que no empeoren los graves problemas ambientales, económicos, depredadores y otros que padecemos.

Nada de eso se contempla y en la mayoría de los casos, como señalé, el autoritarismo puro, sin consideraciones humanitarias de ninguna especie, se aplica.

Justo es lo que platico con Ricardo Salgado, mi hermano, sobre los problemas que ha tenido en su centro de trabajo, una secundaria pública, en donde las autoridades tratan de “corregir” cualquier mínima falta con abuso de autoridad, no sólo autoritarismo. “No entienden que a los niños, no los puedes tratar como presos en una cárcel. Son seres humanos muy sensibles y sólo te hace falta guiarlos un poco para que despeguen”, me dice.

Enseña la materia de Música y lo hace con todo el talento y recursos de los que puede disponer, a pesar de su raquítico salario ($7,700 pesos mensuales por doce horas). “La forma en que les enseño sería comparable a la de una escuela particular. Mira, he invertido unos ochenta mil pesos, comprando instrumentos, bocinas, sintetizadores… para que las chicas y los chicos aprendan lo mejor posible. Y están muy contentos, porque sí aprenden. De verdad que son muy sensibles, muy inteligentes, tienen un talento natural para aprender a tocar la guitarra o la batería o el piano. ¡Y hay uno que hace sus partituras de composiciones propias, como si fuera un músico profesional!”, exclama, muy orgulloso.

Pero a pesar de sus esfuerzos, la cerrada, autoritaria burocracia que está al autoritario mando de la escuela, siempre le antepone algún pretexto, por muy tonto que sea, con tal de recriminarle. Por ejemplo, le piden la “planeación” anticipada de sus actividades. “Es puro papeleo, de verdad. Ni siquiera la revisan, es nada más porque se los exigen de las oficinas centrales y, a su vez, te lo exigen a ti, se desquitan de lo que les hacen desde arriba”.

En efecto, eso denota una absurda cadena de mandos, que no tienen idea o no les interesa, lo que está pasando en las escuelas, desde la actual titular de la Secretaria de Educación, Leticia Ramírez Amaya, pasando por jefaturas, jefes de zona, inspecciones, direcciones, subdirecciones y hasta prefectos “que se creen más que los maestros”, dice, irritado.

No han comprendido que es necesario un humanismo educativo, no sólo el eficientismo, que es la única variable “pedagógica” para medir la calidad de la enseñanza (y eso es aplicable en todos los niveles educativos. En la UNAM, por ejemplo, siempre se ha aplicado la “evaluación” de los estudiantes hacia los profesores, instrumento que es subjetivo, en mi opinión).

El caso más reciente de “corrección” de uno de sus estudiantes es el de un chico al que llamaré Esteban, “que hace unas excelentes partituras y hasta escribe sus propias composiciones”, señala Ricardo.

Accidentalmente – es un poco inquieto –, hace poco se le zafó un ligazo que rozó el ojo de una maestra.

A pesar de sus cualidades educativas, Esteban ha sido acusado casi de peligroso criminal. “Mandaron llamar a su mamá, y le expusieron que ya había hecho muchas cosas malas. Lo aislaron en la biblioteca, hazme favor, que ahora se le relaciona con el cuarto de castigo, en lugar del centro del saber. Y le hicieron un juicio sumario y que debe de ir la señora a vigilarlo o lo expulsan”.

Por si fuera poco, quieren que la mujer firme una carta en donde se culpa de agresión a Esteban hacia la maestra.

Escuché algunos de los audios que el chico grabó, con conocimiento de la directora del plantel, en donde, en efecto, se nota la forma tan autoritaria, prepotente, insensible con que la mujer lo trata, gritándole, como si fuera una celadora regañando a un interno de una cárcel, no como a un chico que, entre sollozos, trata de defenderse inteligentemente, con argumentos válidos, que contradicen las injustas acusaciones (la mujer alega que no puede tomar clases, que debe de permanecer en la dirección y que sólo puede salir a comer durante el recreo, sin derecho a convivir con sus amigos, inhumanas imposiciones a las que Esteban se opone). ¡Una mezquina, confrontacionista actitud, no conciliatoria, de parte de la “autoridad”!

Se ve una falta total del manejo de la situación, pues si se trató de un accidente – independientemente de que Esteban estuviera jugando, que es normal a su edad ser tan inquietos –, lo que se debe de hacer es acercar a la maestra, a Esteban y a la madre de éste, para platicar con franqueza, lo que pudo haber sucedido si el objeto lanzado le hubiera pegado en el ojo a la mentora.

Pero no, de inmediato, se recurrió a la artillería pesada y a juzgar a Esteban como a un criminal, sin derecho a libertad.

Sólo imaginemos la experiencia de vida que dejará este hecho al chico, quien quedará “marcado” de por vida, por un incidente menor, que no tendría por qué magnificarse.

Se ve, pues, la falta del necesario humanismo, de los principios comunitarios pregonados por López Obrador, se aplica un retrógrada autoritarismo que lo único que provocará, será un fuerte trauma en Esteban, catalogado, desde ya, como un criminal.

De nada valen sus buenas notas, ni su aprovechamiento musical para atenuar su terrible falta.

Por otro lado, también debe de tomarse en cuenta que su comportamiento “inquieto”, se debe a factores que influyen en la conducta de las y los adolescentes, como la crisis económica por la que pasamos, la grave descomposición social que afecta el país – asesinatos, secuestros, robos –, los desórdenes familiares y muchos otros factores que influyen para que la educación, diste muchísimo del comunitarismo y calidad que se le pretenden infundir (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/11/inseguridad-violencia-urbana-y-familiar.html).

Esteban tiene  un hermano con capacidad mental distinta, y su madre es separada, lo que influye algo en esa inquietud. Pero si no se platica con él, para conocer esos problemas, no se comprenderá por lo que está pasando.

Ricardo ha hecho todo de su parte para que Esteban vea que sí hay sensibilidad en algunos maestros, como aquél, interesados en su caso. De hecho, como la educación artística, la música que imparte Ricardo, es vital para alimentar al espíritu, base de la reconstrucción del tejido social, la enseña, como dije, de la mejor manera, invirtiendo “hasta lo que no tengo”, con tal de que sus estudiantes, no sólo aprendan música, sino que incrementen su sensibilidad – “que la tienen muy alta” dice – y sean seres pensantes, no simples autómatas consumidores, como autoridades y sistema desean crear.

“La verdad, ya me cansé de ver siempre lo mismo, que mis esfuerzos por enseñar bien la música, no se tomen en cuenta y por cualquier motivo me quieran levantar un acta de extrañamiento (un burocrático instrumento punitivo para “llamar la atención” a los mentores”), sólo porque les doy un trato humano a los niños. Y que tampoco les tomen en cuenta sus logros en mi materia y en otras y que, también, por cualquier motivo, los castiguen como si fueran reos”.

Hay varios videos de los estudiantes de Ricardo, de distintos cursos, en donde se les ve tocando perfectamente, muy contentos, en festivales. “Y no sabes cuánto trabajo me ha costado que me los autorice la directora del plantel. Y sin pedirle ayuda alguna, porque ni para eso te auxilian”.

Es válida su protesta, pues si no se incorpora, como parte de la “enseñanza”, un verdadero humanismo sensibilizador, con “autoridades” más, valga la redundancia, humanamente sensibles, no habrá reforma educativa que forme a verdaderos seres pensantes – que son sensibles, cultos, compasivos, colectivos, inteligentes, entre otras cualidades – que son lo que necesita urgentemente este devastado, contaminado planeta.

Lo que se formarán, serán resentidos, mediocres autómatas-consumidores, listos para desquitarse, contaminando, depredando, matando, secuestrando, asaltando o peleando con un desconocido por el más mínimo motivo.

 

Contacto: studillac@hotmail.com