miércoles, 7 de diciembre de 2022

Muchas ciudades están recuperando áreas naturales para que habite fauna nativa

 

Muchas ciudades están recuperando áreas naturales para que habite fauna nativa

Por Adán Salgado Andrade

 

El desmedido crecimiento poblacional, ha incrementado la invasión de hábitats que eran de áreas verdes, como bosques o selvas, lo que ha llevado, incluso, a que plantas y animales nativos de esos sitios, hayan sido desplazados y hasta estén en peligro de extinción.

Obviamente, eso tiene sus consecuencias. Por ejemplo, debido a las largas sequías y la resequedad de la vegetación, ocasionadas por tanta contaminación y depredación ambiental alentadas por el capitalismo salvaje, la gente que vive en bosques, ya no goza de la paradisiaca vida que esperaban tener, pues los megaincendios forestales, que duran meses en controlarse, son la norma en muchos lugares. Arriesgan sus propiedades y hasta sus vidas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/09/la-era-de-los-mega-incendios-forestales.html).

También se quejan de que “animales salvajes”, como osos o coyotes, atacan sus propiedades, pero tales personas son las culpables por invadir sus hábitats o las empresas que hacen desarrollos “habitacionales”, en tierras que hacía poco fueron bosques o tierras agrícolas. Los que los habitan, se quejan de encuentros con “alimañas” como arañas o algunos reptiles, como lagartijas, y mamíferos, como hurones o tlacuaches (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2009/02/creditos-gubernamentales-para-vivienda.html).

Esas invasiones de hábitats, como señalé, están extinguiendo a especies, al desplazarlas de sitios en los que antes deambulaban a sus anchas. Por ello es que se están haciendo esfuerzos por restituir zonas de ciudades en sitios naturales (rewilding) para que regresen tales especies o vuelva a crecer vegetación nativa que antes existía allí. Es lo que expone el artículo de Associated Press, titulado “Las extinciones y un hábitat que se encoge, llevan a naturalizar de nuevo a algunas ciudades”, firmado por John Flesher (ver: https://apnews.com/article/science-detroit-animals-wildlife-coyotes-963ec92dd29e74f1fad6c439e6ac348f).

El artículo abre con fotos de dos estudiantes de doctorado de la Universidad de Yale, Siria Gamez y Aishwarya Bhandari (nótese la diversidad de nacionalidades), que sujetan una cámara a un árbol de un parque, de la muy desocupada ciudad de Detroit – centro estadounidense de la industria automotriz de los años 1920’s hasta los 1980’s –, que automáticamente retrata especies de animales que salen a deambular por las noches, gracias a que varias zonas están desocupadas de humanos. En otra foto, se ve a la bióloga Nyeema Harris, que usa equipo para rastrear el movimiento de animales en el parque O’Hair, también en Detroit. Otra imagen muestra a una garceta, un ave parecida a una garza, que camina sobre un río bajo, existente dentro del refugio de Vida Silvestre del río Detroit, en Michigan, “consistente en 30 parcelas que totalizan 2,509 hectáreas (25 km2), que incluyen islas, pantanos y antiguos sitios industriales. Es un ejemplo de renaturalizar, que significa revivir sitios naturales en lugares degradados”.

Eso fue lo que pasó, de manera abrupta, cuando se tuvo que desalojar una gran área de Ucrania, en donde se localizaba la planta nuclear de Chernóbil, cuando estalló. Es la llamada zona de exclusión, lugar en el cual, a pesar de los altos niveles de radiación, han regresado animales, como aves, lobos, castores, venados y águilas, gracias a la ausencia de humanos. La Naturaleza, se abre paso, si se le deja en paz (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Red_Forest#Wildlife_refuge).

Harris tiene el cometido, junto con sus colegas, de documentar el tipo de fauna que está regresando a los 23 parques de Detroit, “pues estamos teniendo más vida silvestre de regreso, de la que ni siquiera imaginábamos que había. Eso es bueno, porque por tanto crecimiento urbano, limitamos su hábitat”.

Justo por esa anárquica expansión, miles de especies están muriendo aceleradamente, “hasta un millón están amenazadas con la extinción”, señala Flesher. Por eso la ONU está clamando que áreas urbanas se renaturalicen con tal de que miles de animales que antes las habitaban, puedan tener sitios en donde vivir y desarrollarse, sin estar amenazados.

“Renaturalizar, generalmente implica revivir sistemas naturales en lugares degradados, mediante acciones que ayuden a restablecerlos. Por ejemplo, se remueven represas (para que los ríos circulen libremente de nuevo), haciendo túneles para reconectar trayectorias migratorias, cortadas por caminos (ahora, en la construcción de nuevas carreteras, se establece como norma, que se realicen obras subterráneas para el paso de fauna nativa) o reintroduciendo depredadores naturales, como lobos, para ayudar a que los sistemas se balanceen. Pero luego de esa inicial ayuda, no debe de haber mayor involucramiento humano”.

Es claro lo anterior, cuando, por ejemplo, en terrenos baldíos, aun en plena ciudad, pueden regresar especies desaparecidas por la urbanización. O en el bosque de Chapultepec, que permite que especies como patos o peces, en su lago, o pájaros, ardillas y otros mamíferos, vuelvan a habitar ese perdido sitio.

En ciudades aledañas, como en Ixtapaluca, la existencia de grandes terrenos baldíos, que antes eran sembradíos, permite que arbustos nativos, aves y animales, como tuzas, vuelvan a habitarlos. Incluso, existe en ese sitio, un refugio para aves, El Nido, consagrado para la protección de aves en peligro de extinción, como quetzales o algunas águilas, que ha dado muy buenos resultados para su rescate (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/07/visitando-el-santuario-aviar-el-nido-en.html).

Es necesario hacer esas renaturalizaciones, pues “el servicio forestal de Estados Unidos, estima que 2,428 hectáreas de espacios abiertos son ocupados diariamente, al expandirse ciudades y suburbios. Más de dos tercios de la humanidad, vivirán en áreas urbanas para el 2050, de acuerdo con la ONU”.

Nathalie Pettorelli, científica de la Sociedad Zoológica de Londres, citada por Flesher, dice que “ante la crisis climática y la pérdida de la biodiversidad, qué mejor que las ciudades, para que la gente se pueda involucrar en su cuidado”.

Se está haciendo en ciudades como en Singapur, en donde un tramo del río Kallang, que era un canal frío de concreto, ahora “es un cuerpo de agua con ondulaciones que recorre 2.7 kilómetros, flanqueado por vegetación, rocas y otros materiales naturales, todo rodeado por un parque”.

Los ríos deben dejar de tratarse como drenajes, afirma el reporte de la ONU, y volverse a considerar como ríos, lo que incrementaría el paso de peces y permitiría que las tierras adyacentes absorbieran agua, lo que contrarrestaría el clima extremo.

En Alemania se está haciendo eso en ciudades como Hannover, Frankfurt y Dessau-Rosslau.

Lo  mismo sucede en Inglaterra, en donde se soltaron dos castores en el poblado de Enfield, en un río, con la esperanza de que sus represas (las que, muy ingeniosamente, hacen esos mamíferos), previnieran inundaciones. “Pero uno murió, aunque ya se busca reponerlo”.

Lo  mismo está haciendo el acuario Shedd, de Chicago, estableciendo “pantanos flotantes” sobre el río Chicago, para que los peces puedan reproducirse, pájaros, vivir sobre ellos, además de insectos polinizadores y sistemas de raíces que limpien el agua contaminada.

Marie Law Adams, profesora de la Northeastern University, comentó a Flesher que “no se trata de volver esas tierras a como estaban antes de la urbanización, sino de alentar procesos naturales que sirvan a gente y vida silvestre, incrementando los árboles, para disminuir el calor, para que absorban carbono y alojen a más animales. O instalando canales superficiales, para que filtren agua de lluvia que caiga sobre estacionamientos, en lugar de que contamine riachuelos cercanos”.

Eso es lo que siempre he dicho, que se debería de hacer un drenaje pluvial, que recogiera tantos cientos de miles de metros cúbicos de lluvia que caen en la ciudad de México durante la temporada de lluvias, y que se canalizaran a llenar represas especiales para tal finalidad. Se resolverían muchos de los crónicos problemas de agua potable que padecemos.

Adams, abunda, “necesitamos aprender de los errores del siglo XX,  de que todo se pavimentaba, sobre todo, haciendo obras grises, como presas o tuberías.

Y el ejemplo de que sí se puede logar, es Detroit, cuya población se redujo en un 60 por ciento. “Cientos de casas fueron abandonadas y demolidas. Y actualmente, ONG’s, han sembrado árboles, jardines comunitarios y arbustos polinizadores”

Se han reintroducido aves como el águila pescadora, el halcón y el águila calva, también gracias “a que nacionalmente se prohibió ya el uso del DDT y otros tóxicos pesticidas”.

Harris dice que el proceso ha sido natural, debido a las zonas que se han ido desocupando en Detroit y que los animales han ido regresando. “Mucha gente está contenta. Otra, teme por las enfermedades que les puedan ocasionar a ellos o a sus mascotas. Pero es un proceso de educación, de que la gente conviva con la Naturaleza”.

Yo diría que es el caso del área natural que rodea a la Ciudad Universitaria en México, que permite la existencia de especies endémicas, como algunas víboras y reptiles, lamentablemente amenazados por los gatos, considerados una verdadera peste que ocasiona la rápida extinción de aves y mamíferos (ver: https://gizmodo.com/8-species-driven-toward-extinction-by-cats-1848059691).

Claro que para la gente que prefiere “céspedes inmaculados, a que se tengan áreas verdes llenas de arbustos sin cortar, renaturalizar está fuera de la cuestión. Preferirían que esas áreas vacías se ocuparan para hacer casas”, señala Flesher.

Esa cerrada, absurda forma de pensar, es la que lleva a que, en efecto, áreas verdes alrededor de las ciudades, en lugar de que se reforesten, sean “desyerbadas”, cubiertas de asfalto y se hagan apiñadas unidades “habitacionales” sobre ellas, con los graves problemas que la expansión de la mancha urbana genera (más efecto isla de calor, más tráfico, más gente, malos servicios públicos, entre otros. Es lo que se hace, por desgracia, en el mencionado municipio de Ixtapaluca).

Pettorelli dice que “no queda de otra, a la gente se le tendrá que reeducar, si queremos sobrevivir”.

Sí, sobre todo que recuerden que antes que enormes, hacinadas, enfermas ciudades, hubo saludables bosques y selvas, arrasados para que aquéllas, fueran construidas.

 

Contacto: studillac@hotmail.com