domingo, 16 de enero de 2022

La minería “ilegal” de oro en la selva brasileña del Amazonas

 

La minería “ilegal” de oro en la selva brasileña del Amazonas

Por Adán Salgado Andrade

 

La selva amazónica de Brasil, proporciona el 20% del oxígeno que todos los habitantes de este depredado planeta, requerimos. Es un muy importante pulmón, pero el actual mafioso en el poder, Jair Bolsonaro, fascista nefasto, ha señalado que puede hacer con esa selva lo que quiera, pues es sólo de Brasil. Y desde que asumió el mando, ha permitido infamias, como los incendios provocados que desde el año 2019, han ocasionado los ganaderos, para que se “limpie” de muy importantes árboles y todo tipo de vegetación a esa selva y sólo queden grandes áreas, en donde crezcan únicamente pastos, para alimentar a sus miles de vacas y toros (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/los-criminales-provocados-incendios-de.html).

En una nueva muestra de su menosprecio por la selva, Bolsonaro, quien insiste en que es recurso exclusivo de Brasil, está permitiendo ahora o “tolerando” minería “ilegal” en la reserva Yanomami, como expone el artículo de Associated Press, titulado “Oro opacado: aviones y combustible, tienen que ver con la minería ilegal del Amazonas”, firmado por Sam Cowie y David Biller, en el que dan cuenta de esta nueva infamia, ocasionada por el inusual encarecimiento del oro, que ronda los $1,825.21 dólares por onza (37,569 pesos), que ha llevado a una nueva “fiebre” en esa región selvática, por minar oro (ver: https://apnews.com/article/coronavirus-pandemic-business-health-environment-and-nature-environment-e263b862d495d7ea285a53a98995f82a).

El oro se encarece, no solamente por los variados usos que tiene, desde la electrónica, la joyería, aplicaciones médicas… sino que se especula guardándolo, para que suba de precio. Son los llamados ETF’s, exchange traded funds, que son instrumentos “financieros” basados en la posesión de ese metal, que una firma especuladora tenga en ciento momento. Una mezquina acción que sube artificialmente su precio y que da lugar a las destructivas, contaminantes, depredadoras prácticas mineras, las que arrasan cualquier tipo de ecosistema que lo contenga, sin importar los permanentes daños que se ocasionen. Las megamineras son altamente contaminantes y depredadoras, destruyendo bosques y selvas, haciendo gigantescos agujeros, de los cuales, se extrae material rocoso, que si es de “buena ley”, rinde solamente ¡una onza del metal, apenas 31 gramos, por tonelada de roca! Un proceso sumamente desperdiciador (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2013/05/los-destructivos-irreversibles-efectos.html).

Un video proporcionado por la agencia noticiosa, muestra la devastación que se está ocasionando a esa reserva natural. Se ven los efectos: zonas sin árboles, por las que corren canales de lodosa, contaminada agua, necesaria para el proceso de separación del oro de la roca, para lo que se requiere mercurio, un metal sumamente contaminante, el que, además, ocasiona enfermedades cardiovasculares, afecta al sistema inmune, reproductivo y problemas mentales. Aparte del irreversible daño que ocasiona a la flora y fauna de los sitios en donde se emplea (ver: https://www.env-health.org/IMG/pdf/mercury_chapter1.pdf).

Toda esa actividad minera es, supuestamente, “ilegal”. Pero, gracias a la mencionada retórica de Bolsonaro que, como señalé, prefiere el “progreso” a la salud ambiental, en pasados discursos, anunció la posibilidad de que se permitiera la minería en esa reserva – y en otros sitios –, pero “reguladamente”. La pregunta es qué es “reguladamente” para ese ecocida.

Otras fotos muestran tanto avionetas, como helicópteros, que han sido confiscados por el ejército, en un intento por acabar con la tolerada actividad. En el video, también se muestra que no sólo se confiscan avionetas, helicópteros, vehículos o maquinaria, sino que hasta los soldados, les prenden juego, para destruirlos. “Pero eso ha dado lugar al juego del gato y el ratón, pues hay gente que les avisa a los mineros ilegales de que el ejército se acerca a donde se encuentran y eso les da tiempo para esconder el equipo o dejar sólo el que ya no sirva”, señalan los reporteros.

Y siguen esas infames actividades, a pesar de las frecuentes protestas y manifestaciones que hacen los nativos del lugar, exigiendo de parte de las “autoridades” que cese de inmediato la depredación de sus muy preciados hábitats, en donde no sólo viven ellos, sino todo tipo de animales y flora, que crean la necesaria y vital biodiversidad, imprescindible para el equilibrio planetario (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/03/la-perdida-de-biodiversidad-la-perdida.html).

Todo eso sucede en el estado de Roraima, en donde “operan unos veinte mil mineros ilegales”, según grupos conservacionistas nativos. Sin embargo, los mafiosos en el poder desdeñan la cifra y dicen que no llegan ni a 3,500.

Y como es un gran negocio, le entran hasta “respetuosos negocios”, como los que rentan aviones o maquinaria pesada o los que les venden combustible a los mineros, para que puedan operarlos.

Todo porque, como señalo antes, el fascista Bolsonaro ha abierto la posibilidad de “minar legalmente a todas esas reservas selváticas”, menospreciando totalmente los daños ambientales que esas acciones conlleven.

Por desgracia, los  mismos mineros, gente que trabaja allí por necesidad, exigen que “el gobierno deje de interferir con su trabajo, pues así como se han llevado indígenas a la ONU, que lleven a mineros, para que vean nuestra necesidad”, dice uno de ellos. Sí, se entiende su necesidad de trabajar para vivir, pero qué triste es que no entiendan que al dañar la selva, acortan el futuro, no sólo de ellos, sino de sus familias y de todo el planeta, junto con sus habitantes, plantas y animales. De qué servirá el oro minado, si se está destruyendo al planeta, lo que también afecta totalmente a la economía global. Pero, por desgracia, es algo que no pueden vislumbrar por su limitada visión ecoambiental y social.

Todos corren los “riesgos”, como los pilotos de los aviones, los que se requieren para que lleven provisiones a los mineros. “Muchos, se han estrellado, pero son sustituidos por otros, pues saben que ganan buen dinero haciendo eso”, declara un funcionario policial. “El precio por llevar un avión a la reserva Yanomami es de diez gramos de oro, unos 500 dólares en el mercado negro”, agrega el funcionario, quien habló con los reporteros anónimamente, con tal de evitar represalias. Seguramente, no sólo de sus superiores, sino de los mismos mineros, los que deben de caer, incluso, en gansteriles prácticas, de hasta asesinar a sus oponentes, con tal de seguir con su “ilegal”, depredadora labor.

El problema adicional es que empresas que rentan los aviones, como Icaraí Turismo Táxi Aéreo, ganó contratos gubernamentales para “transportar a nativos y equipo  médico. Las autoridades están investigando si también esa empresa está usando sus aviones para llevar provisiones y recursos a los mineros ilegales”.

Es más que evidente la complicidad entre las mafias en el poder locales y federales y todas las empresas involucradas en el lucrativo negocio.

Incluso, a pesar de que se han congelado depósitos bancarios a varias empresas que se sospecha que participan en la ilegal actividad, “de todos modos, otras, siguen operando”.

Y, claro, la corrupción está también presente. Por ejemplo, un sospechoso de comerciar combustible para los equipos mineros, “había rentado tierra que estaba en la frontera de un área protegida e instaló un tanque para almacenar combustible para aviones. Obtuvo un permiso de la agencia ambiental estatal, a pesar de ser eso ilegal, de acuerdo con la policía federal. Las investigaciones indicaron que el hombre usó su empresa aeronáutica con tal de suplir ilegalmente a los mineros. La policía dice que están involucrados sus dos hijos, otras tres personas y un prestanombres”.

Así que todos deciden correr “riesgos”, como el hecho de pagar fuertes cohechos a las “autoridades” de lo lucrativo que está siendo esa minería “ilegal”.

Las pistas de aterrizaje, una 40 en la reserva, son la mayoría ilegales, pero hasta les legales, las que son usadas por autoridades para llevar medicinas a los nativos, las usan los mafiosos mineros. “Ni nuestras pistas respetan”, dice un miembro de una comunidad, a los que amenazan y hasta asesinan si tratan de intervenir.

También señalan los reporteros que cuentan con caro equipo pesado, de marcas como Hyundai o Caterpillar, el que fácilmente arrasa con la vegetación del sitio en donde se vaya a extraer el codiciado oro. Si esas empresas fueran éticas, no venderían equipo destinado a una actividad ilegal que además está destruyendo vastas áreas selváticas.

Por último, enfatizan que aunque se ha investigado a muchos involucrados, “no ha habido arrestos. Cuando mucho, se han confiscado algunos bienes bancarios”.

Y hasta los esfuerzos por los soldados de destruir el equipo, se están obstruyendo, pues el mismo mafioso Bolsonaro, declaró estar en contra de la práctica.

Lo más probable es que, pronto, la actividad se “regule y legalice”, lo que acelerará la destrucción y degradación de ese imprescindible pulmón del planeta.

Todo por el maldito oro.

Dice Maria Leusa Munduruku, presidenta de la Asociación de Mujeres de Munduruku – cuya casa fue quemada por mineros, airados de que su asociación se oponga a su destructiva actividad –, que “la gente que está enferma de codicia, quiere llevarse el oro. Nosotros, no podemos comer oro. El oro no es valioso para nosotros. Para nosotros, lo valioso es el agua, el río y la selva”.

Tiene razón Maria.

No creo que una onza de oro nos vaya a calmar el hambre, cuando ya no tengamos nada qué comer.

 

Contacto: studillac@hotmail.com