domingo, 25 de julio de 2021

Los elitistas, contaminantes viajes turísticos de los millonarios

 

Los elitistas, contaminantes viajes turísticos de los millonarios

por Adán Salgado Andrade

 

Los hombres más ricos del mundo, son objeto de una publicación especial en Forbes, la revista que se complace en mostrarlos cada año y hacerles una lista, para ver quién subió, quién bajó y así (ver: https://www.forbes.com/billionaires/).

Jeff Bezos (Estados Unidos, 1964), está en el primer sitio de los poco más de 2,755 que este año sacó a relucir tal publicación, con una fortuna estimada en 209,200 millones de dólares, vasta riqueza conseguida gracias a la expansión que ha tenido su explotadora, nefasta empresa Amazon, durante la pandemia, por la cual, se incrementó la compra de cosas por línea. Claro que no sólo es eso, sino que tal empresa sobrexplota y mantiene en condiciones hacinadas a sus trabajadores, muchos de los cuales, se contagiaron y murieron por el covid-19 (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/04/negligencia-de-amazon-con-sus.html).

Richard Branson (Inglaterra, 1950), no es tan rico, sólo posee 4,700 millones de dólares. Aun así, tuvo el cinismo de pedir “rescate” público a la administración inglesa en el 2020, pues sus negocios “no marchaban bien”, aunque, con tanto dinero, pudo haberse rescatado a sí mismo sin problemas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/04/el-oportunista-capitalismo-salvaje.html).

Seguramente, aburridos de tenerlo todo – Bezos es propietario de varias residencias y yates. Branson, posee una isla privada en donde, dice, “se la pasa de maravilla” –, de repente, han buscado qué hacer con tanto dinero y tiempo libre. Y la gran idea que tuvieron, que hasta estuvieron compitiendo para ver quién era el primero en lograrla, fueron los “vuelos espaciales turísticos”, una más de las muestras de elitismo a la que pueden llegar los ricos, así, como poseer el yate más lujoso, el auto de lujo más caro, la residencia más costosa y así por el estilo, siempre buscando ser los primeros.

Por cierto, que ya se está buscando que se legisle contra las residencias muy lujosas, pues se les considera depredadoras del ambiente, dado que deben de cortarse muchos árboles para construirlas, además de que su edificación, conlleva una gran huella de carbón, por todo lo que requieren para hacerlas, además de que son sumamente ineficientes, pues muchas veces, simplemente, están deshabitadas, encima de que todo el mantenimiento que requieren es sumamente contaminante (ver: https://gizmodo.com/ban-mansions-1847057992).

Pues bien, los mencionados millonarios competían en llegar al espacio. Branson ganó, y lo logró el 11 de julio, del presente año, volando alrededor de una hora a una altura de casi 81 kilómetros. Muestra un videoclip lo “emocionado” que está flotando dentro de su nave, el VSS Unity, construida por su empresa Virgin Galactic (ver: https://gizmodo.com/richard-branson-finally-gets-his-trip-to-space-after-su-1847269716).

Por su parte, Bezos, no le pudo ganar, pero también logró su “sueño” de volar. Lo hizo hasta el martes 20 de julio, a bordo de su nave, el New Shepard, construido por su empresa Blue Origin. No fue tan largo su viaje, sólo 10 minutos. Por supuesto que ya llevaba el negocio en su mente, pues un millonario que no pudo viajar, por “problemas de horario”, pagó 28 millones de dólares por el viajecito. En su lugar fue un joven estudiante holandés de 18 años, Oliver Daemen, quien sorprendió, además, al egocentrista Bezos, al decirle que él nunca había comprado algo por Amazon. “¡Wow!, hacía mucho que alguien no me decía eso”, respondió Bezos, quizá herido en su orgullo al enterarse de eso (ver: https://www.livemint.com/news/world/dutch-teen-onboard-amazon-space-flight-surprised-jeff-bezos-here-s-what-he-said-11627209633267.html).

Bueno, y fuera de que Branson derrotó a Bezos, en lo que ambos sí fueron triunfadores, fue en mostrar los elitistas alcances que alguien con fortuna puede lograr, de los cuales, sólo se benefician ellos, además de que, no lo hicieron sólo por satisfacción personal, sino como futuras fuentes de ingresos. Branson, cobrará alrededor de $250,000 dólares (más de cinco millones de pesos, para quien quiera reservar) y ya varias personas le han comprado, a pesar de que el costo inicial sería de $200,000 (ver: https://www.nytimes.com/2021/07/11/science/cost-to-fly-virgin-galactic-space.html).

Bezos, cobrará $100,000 dólares ( dos y medio millones de pesos), de entrada, buscando que la gente prefiera su “ofertón” al de Branson. La NASA, para no quedar atrás, ya ha adelantado que un “viaje espacial, con todo y visita a la Estación Espacial Internacional, costará unos módicos $55 millones de dólares (casi 1,104 millones de pesos) (ver: https://www.forbes.com/sites/jamiecartereurope/2021/07/19/how-much-is-a-ticket-to-space-100000-if-you-can-wait-a-decade-but-heres-how-to-pay-nothing/?sh=5a13e9c4734a).

Así que esos viajes turísticos espaciales son, para comenzar, meros futuros negocios para que ambos millonarios puedan incrementar más su fortuna, a los que sólo los millonarios como ellos, tendrán acceso. Ya Branson recibió 80 millones de dólares en depósitos de boletos vendidos por adelantado, para disfrutar de esa “grandiosa aventura”.

Por supuesto que debe de ser algo extraordinario viajar en una nave así por el espacio. No sólo eso, sino que pudiera viajarse a la Luna o a otras partes del sistema solar, que estuvieran a escalas temporales razonables, de no mucho tiempo. Pero, simplemente, es algo reservado para ricos. Son cuestiones que, por desgracia, abren aún más la brecha entre riqueza y pobreza y van agudizando los resentimientos de los que nada o muy poco tienen, contra los que lo tienen todo y mucho más. Eso, por desgracia, está en gran medida, en el fondo de la violencia social, que ya el mismo Karl Marx (1818-1883), el gran filósofo y economista alemán, apuntara en sus escritos políticos.

Pero, además, esos vuelos turísticos espaciales, serán muy contaminantes. Señala Dharna Noor, en un artículo titulado “El turismo espacial es un desperdicio”, que “sabemos que esos impactos serán fuertes, en parte, porque emiten contaminación directamente en la estratósfera. Hay estudios que muestran que esto puede deprimir la capa de ozono, la que nos protege de los dañinos rayos ultravioleta que el planeta tan difícilmente ha restaurado. Aunque Bezos dice que, de su parte, el daño será mínimo. Pero, además, las emisiones de gases invernadero que soltarán, es preocupante. El VSS Unity, la nave alada de Branson, funciona con una combinación de óxido nitroso y polibutadieno destilado con hidroxilo (HTPB). El HTPB, está hecho de butadieno, que es un producto secundario resultante del proceso de convertir petróleo o gas natural en etileno. Es un proceso muy contaminante, que emite gases que son tanto tóxicos, así como contribuyentes al calentamiento global” (ver: https://gizmodo.com/space-tourism-is-a-waste-1847285820).  

Pues allí está, que tampoco sale barato viajar al espacio, en términos de contaminación atmosférica. Y lo peor es que, en efecto, se realiza directamente en la estratósfera, sin escalas de tener que pasar todos los gases contaminantes emitidos, por los filtros previos atmosféricos.

Noor se refiere enseguida a los componentes del New Shepard, “el que funciona con una combinación de oxígeno e hidrógeno líquidos. Aunque ninguno de esos gases produce carbón cuando hacen combustión, el producir hidrógeno líquido, sí lo genera. Y comprimir y licuificar al oxígeno para el combustible, también es un proceso que requiere demasiada energía, que si no se hace empleando renovable, genera también contaminación de carbón. Refinar y quemar estos combustibles, no es el equivalente a un tanque de gasolina para su auto. Ni siquiera equivalen al combustible que emplea un jet para volar de costa a costa”.

La ineficiencia, transportando a tan pocos pasajeros, es pasmosa. Dice Noor, citando a Peter Kalmus, científico climático de la NASA, que “el vuelo del Virgin Galactic, llevó seis pasajeros y alcanzó una altura de 85.3 kilómetros y de la información proporcionada por la empresa, podemos estimar que las emisiones de CO2 por pasajero, corresponden a unas 60 de las de un vuelo de primera clase en una aeronave comercial. Y requerimos estudiar más, para medir el real impacto de esos vuelos”.

Ya, tanto Amazon, como Virgin Atlantic, la aerolínea de Branson, son de por sí, muy contaminantes. La primera, por tanta basura que produce, en tanto que la de Branson, porque los jets comerciales son muy contaminantes. Y si se agrega su caro estilo de vida, de frecuentes viajes en sus jets y yates privados, “sus vuelos espaciales agregarán una mayor huella de carbón que la que ya, de por sí, producen”, agrega Noor.

Como puede verse, hasta para obtener los combustibles para las dos naves espaciales de esos caprichosos aventureros, se requiere de intensivo uso energético. Y sólo hablamos de estos y unos cuantos hechos anteriormente, en la fase de pruebas. Ahora, imaginen qué será cuando ya se hagan diariamente varios vuelos, para que los ricos gocen de lo lindo del espacio exterior y se tomen sus selfies, para presumirlas a familiares y amigos. La escala de contaminación se multiplicará exponencialmente.

Los ricos son, finalmente, los que más contaminan. “Es responsable el 1% de la población global, de más de la mitad de las emisiones de vuelos comerciales, sin contar a los que vuelan en sus jets privados, que son todavía más ineficientes que los comerciales. Y globalmente, el 1% más rico, produce 175 veces más polución que las personas en el sector del 10% más pobre”, agrega Noor.

Estamos, pues, ante otro caro caprichito de los ricos, que contaminará más al depredado, polucionado planeta y ahondará las brechas sociales.

Y quizá ocasione un día secuestros que pidan, a cambio, como rescate, una nave para viajar al espacio, ¿no creen?

 

Contacto: studillac@hotmail.com