El oportunista capitalismo salvaje exige
rescate público por pandemia
Por Adán Salgado Andrade
La pandemia del
Covid-19, no sólo está dejando millones ya de contagiados en el planeta, sino
casi 125 mil muertes (al momento de escribir estas líneas, abril 14. Ver: https://ourworldindata.org/coronavirus).
Pero, además, está
provocando cuantiosos daños en la economía mundial, que nunca antes, en tan
poco tiempo, había sido tan impactada a la baja. Según el Fondo Monetario
Internacional (FMI), desde la crisis de 1929, no se tenía registro de una
crisis económica como la actual. Dice Kristalina Georgieva, directora gerente
de ese organismo, que "está claro que el crecimiento global será muy
negativo en 2020 y aún no hay certeza de qué tan agudo será el deterioro. Insisto,
existe una gran incertidumbre en torno a las perspectivas: podrían empeorar
dependiendo de muchos factores variables, entre ellos la duración de la
pandemia". Todos los países que pertenecen al organismo estarían usando
medidas fiscales para alentar la economía, tras el fin de la pandemia por, al
menos, ocho millones de millones de dólares, que “representan casi ocho veces
el producto interno bruto (PIB) mexicano” (ver: https://www.jornada.com.mx/2020/04/10/economia/024n1eco).
Por ejemplo, a fines
del año pasado, en México, ya se tenía pensado que las medidas de reactivación
instauradas por Andrés Manuel López Obrador impulsarían, en el 2020, la
economía, al menos un 2% el PIB. Sin embargo, con los estragos que está dejando
la pandemia a nivel global, el Banco Mundial – dependiente del FMI – vaticina
que decrecerá hasta un 6% (ver: https://www.jornada.com.mx/2020/04/13/economia/023n3eco).
Como el primer país en
ser golpeado fue China, que es la maquiladora mundial, muchos de los insumos
que requiere normalmente, como petróleo, dejaron de adquirirse, así como otras
materias primas, lo que, a su vez, ocasionó un efecto multiplicador negativo y
tanto materias primas, así como los países que las producen, sufrieron fuertes
colapsos de demanda, así como de ingresos monetarios. Es el caso del petróleo
mexicano, que se había cotizado, a principio del año, en más de cincuenta
dólares por barril; ahora, ha llegado a bajar hasta a 14.54 dólares, casi el
valor que cuesta extraer cada barril. A ese precio, es incosteable seguir
exportándolo (ver: https://www.jornada.com.mx/2020/03/20/economia/019n1eco).
Todos los países
petroleros se han visto afectados muy seriamente y han buscado mecanismos para
que suban los precios, como una reciente reunión, en donde se acordó reducir
10% la producción mundial de crudo, con tal de que incrementen las cotizaciones
de ese golpeado recurso (ver: https://www.jornada.com.mx/2020/04/10/economia/025n1eco).
No sólo el que China
haya cerrado sus actividades por un par de meses, redujo la venta de
energéticos como el petróleo, sino que, todo lo demás, se paraliza, pues al
haber cerrado empresas de todo tipo, se despidieron a millones de personas, y eso
redujo brutalmente el consumo de todo, a falta de ingresos. Como no quedó en
China, sino que la pandemia se globalizó (una ironía, en una época en que todo
se pretende globalizar), el inicial efecto económico que ocasionó dicho país,
se está multiplicando con creces negativamente en todos los países.
La compra de objetos no
básicos, como autos, se ha casi colapsado. Es el caso de Estados Unidos,
baluarte de la industria automotriz, por su alto consumo de unidades nuevas
cada año. Recientes reportes señalan en hasta un 95% el colapso de las ventas
(ver: https://www.wired.com/story/covid-19-bad-for-auto-industry-worse-for-evs/).
Eso, por los millones
de despidos que el cierre de empresas o de parte de sus operaciones ha dejado,
así como de cientos de miles de pequeños y medianos negocios que en Estados
Unidos han quebrado. En tan sólo dos semanas de marzo (2020), 10 millones de
personas perdieron sus empleos (ver: https://www.jornada.com.mx/2020/04/03/politica/002n2pol).
Así que podemos
imaginarnos por qué hasta los autos han dejado de comprarse tanto en ese país,
tan dado a la masiva adquisición de vehículos en tiempos normales.
Todo lo señalado, ha
restringido la movilidad de personas, tanto dentro de un país, como hacia
afuera. Por consiguiente, industrias que viven del tiempo libre que le queda a
la gente fuera del trabajo, como el turismo, también se vieron afectadas
severamente. Alrededor del 95 por ciento de los vuelos de las aerolíneas han
quedado suspendidos durante la presente pandemia y alrededor de 5000 por ciento
han subido las cancelaciones en algunas regiones (ver: https://www.cntraveler.com/story/coronavirus-air-travel-these-numbers-show-the-massive-impact-of-the-pandemic).
En el Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México, normalmente sobresaturado, las
operaciones se redujeron en un 72% (ver: https://www.jornada.com.mx/2020/04/06/politica/019n1pol).
Es imposible que muchas
aerolíneas sigan operando así, y varias se han declarado ya en quiebra, como como
la inglesa Flybe. La consultora de aviación CAPA, predice que, de seguir los
negativos efectos de la emergencia de salud, muchas aerolíneas podrían quebrar
para finales de mayo de 2020 (ver: https://www.businessinsider.com/coronavirus-airlines-that-failed-bankrupt-covid19-pandemic-2020-3?r=MX&IR=T).
Y es en tiempos de
emergencia económica como estos – o sea, profundas, inesperadas crisis
económicas –, que el oportunista capitalismo salvaje exige a las entidades
gubernamentales su “rescate”. Siempre ha actuado así. Ah, pero cuando los
negocios marchan muy bien, les exige
a tales entidades que se hagan a un lado, que no hagan economía, que privaticen
a las empresas públicas y que sólo se encarguen de vigilar la “paz y el orden
social” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2008/11/el-convenenciero-capitalismo-salvaje.html).
Recientemente, hasta la
publicación inglesa procapitalista salvaje Financial
Times, en un notable giro a sus puntos de vista neoliberales, exigió que los gobiernos “deben aceptar
un rol más activo en la economía (…) así como buscar que los mercados de
trabajo sean menos inseguros. La redistribución estará de nuevo en la agenda,
los privilegios de los patrones y ricos, en cuestionamiento” (ver: https://www.jornada.com.mx/2020/04/06/economia/026n2eco).
Sí, realmente duras estas declaraciones de ese diario,
normalmente tan en contra de las inversiones públicas y las economías mixtas,
sobre todo porque se atreve a cuestionar los privilegios de ricos y patrones. Muy seguramente avizora lo que se viene, una andanada de quiebras
y reducciones de empresas de todo tipo y bancos, que sólo podrán ser “rescatados”
por los fondos públicos de cada país – los que lo puedan hacer –, que se forman
con los impuestos de todos los contribuyentes.
En México, por ejemplo,
las Afores, o sea, los supuestos “fondos para las pensiones”, en la práctica,
más que posibilitar una pensión decente para los trabajadores, han servido para
el “rescate” bancario, el de varias empresas, y para que pasadas, mafiosas
administraciones, se sirvan de tales ahorros para pagar tantas deudas que han
dejado sus sucias corruptelas (ver: http://www.frecuencialaboral.com/multimedia/QUETRANSACONLASAFORESlibro.pdf).
Por eso, Donald Trump,
en Estados Unidos, ha lanzado un “ambicioso” plan de rescate económico, más
dirigido a las empresas que a los ciudadanos, por dos millones de millones de
dólares (billones castellanos, trillones ingleses), que muchos analistas, insisten,
ni eso salvará a la economía (ver: https://edition.cnn.com/2020/03/26/politics/stimulus-coronavirus-jobs-economy-trump-congress/index.html).
Y muchos otros países
están pensando en sus respectivos “planes de rescate”, pero, repito, sobre todo
de las empresas.
Sin embargo, hay casos
excepcionales, que ocasionan hasta protestas entre las mismas entidades
públicas, pues rayan en el cinismo.
Es el caso de la aerolínea
inglesa Virgin Atlantic, propiedad del millonario Richard Branson, quien pide
seriamente a las entidades públicas de Inglaterra que “rescaten” a dicha
empresa, siendo que Branson posee una fortuna personal de casi cuatro veces lo
que se requiere para evitar la quiebra de Virgin, como resume un artículo del
prestigiado The Guardian, firmado por
Rupert Neate (ver: https://www.theguardian.com/business/2020/apr/12/richard-branson-facing-backlash-over-plea-for-uk-bailout-of-virgin).
Branson tiene tanto
dinero, que hasta su isla privada en el caribe posee. Con una fortuna personal
estimada en $5200 millones de dólares (mdd), está pidiendo que la entidad
gubernamental inglesa inyecte £500 millones de libras ($630 mdd) para que saque
a flote a Virgin “muy golpeada por la caída económica provocada por el encierro
mundial”.
Apoyan su petición
Airbus, quien le hace los aviones, así como Rolls-Royce, que fabrica las
máquinas de aquéllos. Claro, todo muy interconectado y, por ello, oportuna y
convenientemente, piden el “rescate”.
Incluso, Branson
también desea que Australia le ayude con otros $883 mdd, con tal de que Virgin
no quiebre.
El jefe de los
aeropuertos de Manchester, Charlie Cornish, también agregó su nombre, diciendo
que Virgin era imprescindible para la economía de Manchester, a la que “ayuda
mucho y a los alrededores”.
Sin embargo, varios
congresistas ingleses critican el cinismo de Branson.
Dice Neate que
“Branson, quien fundó Virgin Atlantic en 1984 y retiene 51% de las acciones,
teniendo la aerolínea estadounidense Delta el otro 49%, pide el apoyo del
gobierno de Inglaterra. Y tiene el apoyo de la Industria”. Como señalé arriba,
no lo pide un hombre quebrado. Los $1513 mdd que solicita equivaldrían al 29%
de su fortuna, así que, muy bien, podría rescatarla, como exigen varios
políticos. Además, se le critica haberse movido a las Islas Vírgenes Británicas
hace 14 años, con tal de no pagar impuestos a Inglaterra, pues esa zona no los
cobra.
El ex subcanciller John
McDonnell le dijo a Neate que “es inaceptable que ricos billonarios ordeñen al
sistema en tiempos de crisis nacional”. Es cierto, pues no es sólo su aerolínea
la que está en vías de quebrar como apunto arriba. Seguramente la entidad
gubernamental inglesa rescatará a empresas que considere verdaderamente
esenciales, no a una aerolínea que podría quebrar y no ocasionar grandes
problemas, excepto, claro, para sus empleados.
La diputada laborista
Angela Rayner, twitteó “Richard, vende tu isla privada y págales a tus empleados,
estamos aquí en tiempos sin precedente. Ahora es tiempo en que debes de apoyar
mucho a tus empleados, luego de que te han dado montones de dinero para tu
compañía”.
Richard Fuller, del
Partido Conservador, también lo criticó diciéndole “págales a tus empleados tú
mismo los días que han dejado de laborar”.
Muy enfáticas las
críticas, lo que muestra que está dándose un cambio hacia el 1% que domina al
planeta, incluso de los políticos que, por lo general, están muy asociados con
ellos, tanto para enriquecerse a sí mismos, como para compartir y ejercer el
poder de un país.
Branson también quiere
que se le inyecten $250 mdd a su otra empresa, Virgin Group, la que abarca
desde trenes, aviones, clubes de salud y naves espaciales. “La petición de los
$250 mdd, de los cuales $100 mdd serían para la aerolínea, representa el 5% de
su fortuna”, señala Neate. De verdad, muy mezquina la actitud de Branson.
La crisis de Virgin
Atlantic no la está padeciendo Branson, quien, como dice Neate, desde la
comodidad de su isla privada Necker, tiene como única preocupación, hallar algo
en qué matar su tiempo. Los afectados son sus ocho mil empleados, muchos de los
cuales están dejando de laborar, sin paga, claro, o están renunciando
voluntariamente.
Por si fuera poco el
cinismo de Branson, también el promotor de salud, doctor John Lister, lo acusa
de mantener “un papel de parasitismo en el Servicio Nacional de Salud (NHS) de
Inglaterra, fragmentando servicios, sacando ventaja de trabajadores entrenados
por el NHS y saboteando otras instancias del NHS”. Eso, porque a la filial de
Virgin que tiene que ver con la salud, se le otorgó un contrato de £2000
millones de libras para poner al día algunas de las funciones del NHS y como
“operó con pérdidas”, según Branson, ni siquiera pagó impuestos. Vaya
justificación, porque, de todos modos, recibió todo ese dinero.
Por cierto, se critica
mucho al NHS de no tener fondos públicos suficientes por la “austeridad
gubernamental”. Parte de no darle suficientes fondos, se está materializando en
estos momentos de emergencia de salud, al no contar el sistema hospitalario
público inglés con suficiente dinero para combatir la pandemia provocada por el
Covid-19 (ver: https://www.theguardian.com/society/2019/may/31/nhs-underfunding-is-deliberate-strategy).
Branson trata de
justificar que movió la administración de su compañía a la isla Necker, no
porque quisiera evadir impuestos “sino para sacar ventaja del clima. No dejé
Bretaña por razones de impuestos, sino por el amor a las bellas Islas Vírgenes
Británicas y en particular, por la Isla Necker. Soy muy afortunado de acumular
tanta riqueza en mi carrera, más de la que necesitaré en lo que me reste de
vida y no voy a vivir en donde no quiero, sólo por pagar impuestos”. Señala
Neate que esas palabras las dijo en una nota que publicó en un blog, que ya
hasta la borró. Seguramente reconoció su imbecilidad, pues sí tiene a sus empresas en Inglaterra, pero no quiere pagar
impuestos, práctica muy común entre los mezquinos empresarios, de todo el mundo, buscando pagar lo menos posible de
aranceles o ¡nada!
Y no es, en absoluto,
tonto en cuanto a sacar sus fondos de inversión cuando percibe que habrá una
baja accionaria, como hizo en Estados Unidos, que antes de que el Dow Jones
cayera estrepitosamente, el 16 de marzo de este año, se llevó $1,100 mdd a su
Isla Privada, para que no fuera afectada su fortuna. Muy ventajoso Branson,
como, igualmente, acostumbran todos los millonarios capitalistas, quienes,
antes que nada, protegen sus intereses. Y si la economía de un país está en
picada, como ratas que abandonan un barco hundiéndose, se irán a mejores
lugares.
Eso hizo también Jeff
Bezos, el mezquino dueño de Amazon, quien vendió 3400 mdd de acciones de la
empresa, en febrero, antes del colapso de la Bolsa de Valores estadounidense
por la pandemia, para evitar pérdidas (ver: https://www.theguardian.com/business/2020/mar/27/jeff-bezos-sold-34bn-of-amazon-stock-just-before-covid-19-collapse).
Por cierto que Amazon, igualmente
oportunista, pero en otro sentido, está aprovechando la pandemia para multiplicar
sus negocios, ya que como se está casi obligando al encierro social en muchos
países, la gente compra por línea, siendo Amazon la empresa que más vende así. Sus
ingresos, en estos momentos de gran demanda, por todo lo que vende, hasta
comida, ascienden a ¡$11,000 dólares por segundo! (unos $262 mil pesos). Sus acciones
se venden en $2,295 dólares cada una, luego de que hace un mes valían $1,689,
un incremento en su valor de casi 36%. Así que ha resultado excelentemente providencial
la pandemia para esa empresa (ver: https://www.theguardian.com/technology/2020/apr/15/amazon-lockdown-bonanza-jeff-bezos-fortune-109bn-coronavirus).
Por lo mismo, Amazon
está contratando a mucha más gente en estos días, que en tiempos normales. Necesita
otros 75 mil empleados, para darse abasto con tantas ventas. Sin embargo, no se
ha preocupado por brindar medidas de sanidad realmente eficientes, para evitar que
su millón de trabajadores que tiene en el mundo, se contagien del Covid-19, a
pesar de que ya se han dado varios casos de infectados en sus bodegas e
instalaciones de distribución (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/04/negligencia-de-amazon-con-sus.html).
En Francia, las autoridades,
advirtiendo la negligencia de Amazon, ordenaron estrictas medidas para que
remedie el problema, por lo que la empresa optó por cerrar sus seis
instalaciones en ese país como “protesta” por las “presiones legales”. O sea,
se encaprichó y cesó operaciones, en lugar de actuar adecuadamente ante los
mandatos legales (ver: https://www.theguardian.com/technology/2020/apr/15/amazon-to-close-french-warehouses-over-coronavirus-concerns).
En fin, regresando a Branson,
un vocero de la empresa asegura que “Virgin paga impuestos”, a pesar de que,
desde hace tiempo, pierde dinero, según el millonario. Pero hace poco tuvo
beneficios por $384 mdd de Virgin Trains, antes de que le quitaran la
concesión, seguramente por sus fraudulentas prácticas de evadir impuestos.
Otros millonarios,
señala Neate, también están, casi exigiendo, que los “rescaten”, en medio de la
turbulencia económica. Es el caso de Philip Green, dueño de Arcadia, “el
imperio de la moda, que incluye Topshop”.
Otro millonario, Joe
Lewis, asentado en las Bahamas – también se fue allí, con tal de no pagar
impuestos –, dueño del club de futbol Tottenham Hotspur, ha enviado a sus
empleados no jugadores a descansar, por supuesto, sin salario. Igualmente, Mike
Ashley, dueño del club de futbol Newcastle, ha cesado a empleados “no
prioritarios” y está pidiendo “apoyo” gubernamental.
Luke Hildyard, que
promueve campañas en contra de los excesos de los ricos en el High Pay Centre, dice que no es posible
que en tiempos en que el país está teniendo problemas para dar fondos
suficientes para el NHS, así como para apoyar a personas de escasos y medianos
recursos, golpeadas por el encierro, se rescatara a Branson y a la
multibillonaria aerolínea estadounidense Delta.
Cita Neate a Hildyard,
quien dice “si Branson y Delta no pueden conseguir el dinero para dar fondos a
Virgin Atlantic, durante este periodo, deberían de aceptar una pérdida y
renunciar a sus acciones, en tanto que la compañía podría ser adquirida
parcialmente con fondos públicos. La crisis del 2008-09, debería de habernos enseñado
que desperdiciar dinero público en grandes negocios, muchos de ellos con
cuestionables antecedentes sociales y medioambientales, sin condición alguna,
sería un gran error”.
Eso, lo ha de decir
Hildyard por los miles de millones de dólares que se usan para rescatar a
empresas contaminantes y que no tienen, en realidad, una preocupación social,
como se ha hecho con las depredadoras petroleras estadounidenses, a las que se
subsidia o hasta se les condonan impuestos, con tal de que continúen sus
contaminantes operaciones.
Por cierto, las
depredadoras petroleras sabían desde inicios de los 1970’s, que el incentivar
el creciente empleo de combustibles fósiles indiscriminadamente, provocaría la
actual hecatombe ambiental, que cada año empeora. Pero prefirieron seguir
incrementando sus ganancias, aun a costa de contaminar irreversiblemente al
planeta y dañar la salud de toda la humanidad (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/las-mafiosas-empresas-petroleras.html).
Branson, muy
seguramente, decidirá cerrar Virgin si el gobierno no quiere rescatarla. Tanto
dinero tiene, como él mismo dice, que no se lo acabará en toda su vida, como
sucede con muchos millonarios.
Seguirá administrando
su fortuna desde su paradisiaca isla Necker (un video, de un día de Branson en
esa isla, se anexa en el artículo), preocupado por conseguir su mejor
bronceado, mientras sus ex empleados, sin trabajo, se las están viendo muy
duras.
Así son, pues, todos
esos oportunistas capitalistas salvajes. Su interés, se antepone a todo.
Contacto: studillac@hotmail.com