sábado, 31 de julio de 2021

Los memes, otra supuesta forma de arte

 

Los memes, otra supuesta forma de arte

Por Adán Salgado Andrade

 

En este sistema capitalista salvaje, absolutamente todo se mercantiliza. Ahora, ya hasta los así llamados “memes”, están siendo tratados como forma de “arte” comercializable, llegando varios de ellos a cotizarse en cientos de miles de dólares.

Absurdo, no sólo porque se vendan, sino que se consideren una forma de “arte”. No puede ser arte algo que no emana de la sensibilidad humana, producto de una labor creadora, pero hasta esos extremos se está ampliando la definición de arte. Hay verdaderos absurdos en ese sentido. Recuerdo que hace tiempo, al visitar una exposición de obras de arte, una pieza era una simple caja de zapatos blanca, vacía, una total y aberrante “propuesta artística”.

Y no hace mucho, un supuesto escultor italiano, Salvatore Garau, presentó una “escultura invisible, que es un trabajo que le pide a usted activar el poder de su imaginación”. Lo más surrealista es que esa tomadura de pelo, fue subastada en $18,300 dólares (ver: https://news.artnet.com/art-world/italian-artist-auctioned-off-invisible-sculpture-18300-literally-made-nothing-1976181).

Ya imagino al comprador, llegando a su casa con esa “escultura invisible”, presumiéndola a todo mundo. Ese comprador, realmente, requiere de un buen tratamiento psicológico.

Bueno, no llegan a ese extremo las ventas “artísticas” de memes, pero sí rayan en lo absurdo. La palabra meme es definida como una “unidad de información, que se comparte por la imitación. El término meme (del griego, mimema, que significa ‘imitado’), fue introducido en 1976, por el biólogo inglés evolucionista Richard Dawkins (1941, Kenia) en su trabajo The selfish gene” (ver: https://www.britannica.com/topic/meme).

Era un concepto que Dawkins empleó, al referirse a cómo los genes se reproducían, justamente como copias idénticas de sí mismos. Ahora, ese inicial concepto se ha aplicado a otros rubros, sobre todo, a cuestiones como fotografías, las que se presentan en su forma original o se van alterando. Y con el Internet, se vuelven virales, o sea, se comparten entre muchas personas, a veces, millones. El trabajo original, muchas veces, ni siquiera tiene crédito, pues es algo que gustó a alguien, quien, de inmediato, comenzó a compartirlo y, si sigue gustando, se “reproduce”, digamos, como los genes, llegando a millones de copias por todas partes y por varios años.

Pero, ahora, ha surgido la cuestión de los “derechos de autor”, con lo cual, no habría mucho problema, pues, en efecto, si una foto fue captada por alguien y se viralizó, sin, al menos darle su crédito, no es justo. Pero que ahora ese tipo de trabajos sean considerados “arte”, es otra situación.

De eso habla, justamente el artículo de The Guardian, titulado “NFT’s y yo: conozca a la gente que trata de vender sus memes por millones”, firmado por Sirin Kale, quien agrega que “Alguna vez, la gente que era la autora de fotos virales, obtenía muy poco dinero por ellas. Pero, ahora, el ‘original’, puede venderse potencialmente por una enorme suma. ¿Pero son esos compradores inversionistas inteligentes o tontos involuntarios?” (ver: https://www.theguardian.com/technology/2021/jun/23/nfts-and-me-meet-the-people-trying-to-sell-their-memes-for-millions).

NFT son las iniciales de las palabras inglesas Non-fungible tokens (tokens únicos) refiriéndose a los memes que, se supone, deben de ser únicos, y que ya han tomado un valor.

Menciona Kale a Jeff McCurry, con su famosa fotografía de los momentos finales de un gorila de un zoológico, Harambe, que, según él, la tomó porque “era mi amigo y quise tener un recuerdo”. Muy buen pretexto, pero, en realidad, se trató de una foto sensacionalista, que, para que ya nadie más la use sin permiso, fue subastada y alcanzó un valor de £57,000 libras ($1,575,793 pesos).

Quien compró la original, la aseguró con un NFT. Los NFT’s son “valores digitales únicos, que se almacenan en una blockchain, que es una cadena descentralizada de transacciones, que usa la misma tecnología para comprar y vender criptomonedas”. De esa forma, ya es un bien, digamos, “único” y nadie puede disponer de él, sin premiso del propietario, o sea, deberá de pagar por su uso comercial.

Esto significa que ya no será libre el empleo de ciertos memes, sobre todo, de los más “famosos”.

Otro meme mencionado por Kale es de “La Chica del Desastre”, Zoë Roth. “En el 2007, el padre de Roth, le tomó una fotografía, cuando ella tenía cuatro años, sonriendo levemente, frente a un edificio en llamas (el fuego era controlado, con los bomberos permitiendo a los niños del vecindario que tomaran turnos para apagarlo con las mangueras). Roth se convirtió en La Chica del Desastre, uno de los primeros memes del Internet. Le sobreponían letreros que decían ‘El viejo McDonald tenía una granja…TENÍA’ y ‘Había una araña que ya se fue’. Roth, que ahora tiene 21 años y vive en Carolina del Norte, explica lo que sintió al hacerse viral cuando era niña. ‘Es como que allí está este meme, esta foto tuya que siempre estará viviendo en el Internet. En cualquier momento que alguien busque tu nombre, eso será lo que aparecerá. Así que siento que estoy reducida a algo. Es frustrante, porque soy una persona muy dinámica, que tiene muchas cosas en mente. Una foto, nunca puede definirte por toda la vida”.

Sí, será “frustrante”, pero Roth recibió £350,000 libras ($9,675,924 pesos) en abril del 2021, por un comprador que ya le puso su respectivo NFT y ahora, todo el que quiera emplear comercialmente ese meme, tendrá que pagar los “derechos”, no de autor, sino de posesión. Dice Roth que con eso se costeará sus estudios universitarios.

Otros memes por los que se ha pagado mucho dinero es el de “La novia muy encimosa” (Overly Attached Girlfriend), el cual es un video de una chica, Laina Morris, que respondió a un concurso convocado por Justin Bieber, en el cual se tenía que partir de la letra de una de sus canciones, para acompañar el lanzamiento de una de las fragancias creadas por Bieber. La cara que puso Morris, acompañada de la letra que compuso de que “nunca te dejaría si fuera tu novia y siempre te estaría preguntando en dónde estás”, fue lo que hizo viral a ese video (ver: https://www.youtube.com/watch?v=Elhoa_MIyhw).

Por ese meme, uno de esos negociantes de NFT’s, pagó £289,000 libras ($7,989,549 pesos).

Y de los que más han recaudado dinero en las subastas es el del perro Doge, que muestra a un perro de raza Shiba Inu, una raza japonesa para cacería, que está con las patas delanteras cruzadas y le han agregado letreros de todos tipos. Surgió en el 2010, pero se popularizó en el 2013. Incluso, se creó una criptomoneda, basada en tal meme, sólo para que vean a cuánta banalidad se ha llegado (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Doge_(meme)).

Por esa simple fotografía, se pagaron £2.8 millones de libras ($77,407,397 pesos).

Aberrante y absurdo, que algo tan banal, llegue a mercantilizarse con un valor tan alto.

Pero hay personas que están invirtiendo en esos memes, convirtiéndolos en NFT’s, que, esperan, les rindan mucho dinero, como Harry Jones, “quien estima que ha invertido alrededor de £70,000 libras ($1,935,184 pesos) en NFT’s de memes, y está seguro que su colección se apreciará mucho en valor, pues serán ‘cosas que nuestra cultura valora en el futuro’”.

Así que allí está, otro nuevo negocio, la mercantilización de los memes.

Por eso, seguramente, hay tantas personas tomándose selfies, muchas de ellas, hasta peligrosas, que les han costado la vida, con tal de hacerlas virales y volverse muy famosas y que hasta se las compren. Por ejemplo, “en enero del 2016, el Washington Post reportó que cerca de la mitad de las, al menos, 27 muertes relacionadas por captar una selfie, se dieron en la India” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_selfie-related_injuries_and_deaths).

No se habrán hecho famosos por la selfie, pero, sí, porque murieron en el intento.

 

Contacto: studillac@hotmail.com